EL CASO SEMMELWEIS
Como simple
ilustración de algunos aspectos importantes de la investigación
científica, parémonos a considerar los trabajos de Semmelweis en
relación con la fiebre puerperal. Ignaz Semmelweis, un médico de origen
húngaro, realizó esos trabajos entre 1844 y 1849 en el Hospital
General de Viena.
Al poco tiempo de empezar a trabajar en la Maternidad de Viena, Semmelweis
comienza a observar con preocupación la alta
tasa de mortalidad entre las parturientas, entre fuertes dolores, fiebre alta y
una intensa fetidez. En este hospicio se
disponía de dos salas de partos: una dirigida por el doctor Klein y otra
por el doctor Bartch. En la primera, la mortalidad medida en 1842 había
registrado una cifra del 30%, pero en los primeros meses de 1846, el año
en que el joven médico húngaro entra a formar parte de la
plantilla, la cifra ronda el 96%, como miembro del equipo médico de la
Primera División de Maternidad del hospital, Semmelweis se sentía
angustiado al ver que una gran proporción de las mujeres que
habían dado a luz en esa división contraía una seria y con
frecuencia fatal enfermedad conocida como fiebre puerperal o fiebre de
postparto. En 1844, hasta 260, de un total de 3.157 madres de la
División Primera -un 8,2 %- murieron de esa enfermedad; en 1845, el
índice de muertes era del 6,8 %, y en 1846, del 11,4.
Estas cifras eran sumamentealarmantes, porque en la adyacente Segunda
División de Maternidad del mismo hospital, en la que se hallaban
instaladas casi tantas mujeres como en la Primera, el porcentaje de muertes por
fiebre puerperal era mucho mas bajo: 2,3%, 2, % y 2,7% en los mismos años.
En un libro que escribió mas tarde sobre
las causas y la prevención de la fiebre puerperal, Semmelweis relata sus
esfuerzos por resolver este terrible rompecabezas. Semmelweis empezó por
examinar varias explicaciones del
fenómeno corrientes
en la época; rechazó algunas que se mostraban incompatibles con
hechos bien establecidos; a otras las sometió a contrastación.
Una opinión ampliamente aceptada atribuía las olas
de fiebre puerperal a «influencias epidémicas que se
describían vagamente como
«cambios atmosférico-cósmico -telúricos», que
se extendían por distritos-enteros y producían la fiebre
puerperal en mujeres que se hallaban de postparto.
¿Pero, cómo -argüía Sernmelweis- podían esas
influencias haber infestado durante años la
División Primera y haber respetado la Segunda? Y ¿cómo
podía hacerse compatible esta concepción con el hecho de que
mientras la fiebre asolaba el hospital, apenas se producía caso alguno
en la ciudad de Viena o sus alrededores?
Una epidemia de verdad, como el cólera, no
sería tan selectiva.
Finalmente, Semmelweis señala que algunas de las mujeres internadas en
la División Primera que vivían lejos del hospital se
habían vistosorprendidas por los dolores de parto cuando iban de camino,
y habían dado a luz en la calle; sin embargo, a pesar de estas
condiciones adversas, el porcentaje de muertes por fiebre puerperal entre estos
casos de «parto callejero» era mas bajo que el de la
División Primera.
Según otra opinión, una causa de mortandad en la División
Primera era el hacinamiento, Pero Semmelweis señala que de hecho el
hacinamiento era mayor en la División Segunda, en parte como
consecuencia de los esfuerzos desesperados de las pacientes para evitar que las
ingresaran en la tristemente célebre División Primera.
Semmelweis descartó asimismo dos conjeturas similares
haciendo notar que no había diferencias entre las dos divisiones en lo
que se refería a la dieta y al cuidado general de las pacientes. En 1846, una comisión designada para investigar el asunto
atribuyó la frecuencia de la enfermedad en la División Primera a
las lesiones producidas por los reconocimientos poco cuidadosos a que
sometían a las pacientes los estudiantes de medicina, todos los cuales
realizaban sus practicas de obstetricia en esta División.
Semmelweis señala, para refutar esta opinión, que
(a) las lesiones producidas naturalmente en el proceso del parto son mucho
mayores que las que pudiera producir un examen poco cuidadoso;
(b) las comadronas que recibían enseñanzas en la División
Segunda reconocían a sus pacientes de modo muy analogo, sin por
ello producir los mismosefectos;
(c) cuando, respondiendo al informe de la comisión, se redujo a la mitad
el número de estudiantes y se restringió al mínimo el
reconocimiento de las mujeres por parte de ellos, la mortalidad, después
de un breve descenso, alcanzó sus cotas mas altas.
Se acudió a varias explicaciones psicológicas.
Una de ellas hacía notar que la División Primera estaba
organizada de tal modo que un sacerdote que portaba los últimos auxilios
a una moribunda tenía que pasar por cinco salas antes de llegar a la
enfermería: se sostenía que la aparición del sacerdote,
precedido por un acólito que hacía sonar una campanilla,
producía un efecto terrorífico y debilitante en las pacientes de
las salas y las hacía así mas propicias a contraer la
fiebre puerperal.
En la División Segunda no se daba este factor
adverso, porque el sacerdote tenía acceso directo a la
enfermería. Semmelweis decidió someter a prueba
esta suposición. Convenció al sacerdote de que
debía dar un rodeo y suprimir el toque de
campanilla para conseguir que llegara a la habitación de la enferma en
silencio y sin ser observado. Pero la mortalidad no
decreció en la División Primera.
A Semmelweis se le ocurrió una nueva idea: las mujeres, en la
División Primera, yacían de espaldas; en la Segunda, de lado.
Aunque esta circunstancia le parecía irrelevante, decidió,
aferrandose a un clavo ardiendo, probar a ver
si la diferencia de posición resultaba significativa. Hizo,pues, que las mujeres internadas en la División Primera
se acostaran de lado, pero, una vez mas, la mortalidad continuó.
Finalmente, en 1847, la casualidad dio a Semmelweis la clave para la
solución del
problema. Un colega suyo, Kolletschka, recibió
una herida penetrante en un dedo, producida por el escalpelo de un estudiante
con el que estaba realizando una autopsia, y murió después de una
agonía durante la cual mostró los mismos síntomas que
Semmelweis había observado en las víctimas de la fiebre puerperal.
“Este acontecimiento me sensibilizó extraordinariamente y, cuando
conocí todos los detalles de la enfermedad que le había matado,
la noción de identidad de este mal con la infección puerperal de
la que morían las parturientas se impuso tan bruscamente en mi espíritu,
con una claridad tan deslumbradora, que desde entonces dejé de buscar
por otros sitios.'
Aunque por esa época no se había descubierto todavía el
papel de los microorganismos en ese tipo de infecciones, Semmelweis
comprendió que la «materia cadavérica» que el
escalpelo del estudiante había introducido en la corriente
sanguínea de Kolletschka había sido la causa de la fatal
enfermedad de su colega, y las semejanzas entre el curso de la dolencia de
Kolletschka y el de las mujeres de su clínica llevó a Seinmelweis
a la conclusión de que sus pacientes habían muerto por un
envenenamiento de la sangre del mismo tipo: él, sus colegas y los
estudiantes demedicina habían sido los portadores de la materia
infecciosa, porque él y su equipo solían llegar a las salas inmediatamente
después de realizar disecciones en la sala de autopsias, y
reconocían a las parturientas después de haberse lavado las manos
sólo de un modo superficial, de modo que éstas conservaban a
menudo un característico olor a suciedad. Una vez
mas, Semmelweis puso a prueba esta posibilidad. Argumentaba él que si la suposición fuera correcta,
entonces se podría prevenir la fiebre puerperal destruyendo
químicamente el material infeccioso adherido a las manos.
Dictó, por tanto, una orden por la que se
exigía a todos los estudiantes de medicina que se lavaran las manos con
una solución de cal clorurada antes de reconocer a ninguna enferma.
La mortalidad puerperal comenzó a decrecer y en el año 1848
descendió hasta el 1,27 % en la División Primera, frente al 1,33
de la Segunda.
En apoyo de su idea, o, como también diremos, de su
hipótesis, Seminelweis hace notar ademas que con ella se explica
el hecho de que la mortalidad en la División Segunda fuera mucho
mas baja: en ésta las pacientes estaban atendidas por comadronas,
en cuya preparación no estaban incluidas las practicas de
anatomía mediante la disección de cadaveres.
La hipótesis explicaba también el hecho de que la mortalidad
fuera menor entre los casos de «parto callejero»: a las mujeres que
llegaban con el niño en brazos casi nunca se
las sometía areconocimiento después de su ingreso, y de este modo
tenían mayores posibilidades de escapar a la infección.
Asimismo, la hipótesis daba cuenta del hecho de que todos los
recién nacidos que habían contraído la fiebre puerperal
fueran hijos, de madres que habían contraído la enfermedad
durante el parto; porque en ese caso la infección se le podía
transmitir al niño antes de su nacimiento, a través de la
corriente sanguínea común de madre e hijo, lo cual, en cambio,
resultaba imposible cuando la madre estaba sana.
Posteriores experiencias clínicas llevaron pronto a Semmelweis a ampliar su hipótesis. En una ocasión, por
ejemplo, él y sus colaboradores, después de haberse desinfectado
cuidadosamente las manos, examinaron primero a una parturienta aquejada de
cancer cervical ulcerado; procedieron luego a examinar a otras doce
mujeres de la misma sala, después de un lavado rutinario, sin
desinfectarse de nuevo. Once de las doce pacientes murieron
de fiebre puerperal. Semmelweis llegó a la
conclusión de que la fiebre puerperal podía ser producida no
sólo por materia cadavérica, sino también por
«materia pútrida procedente de organismos vivos.
Todos le debemos mucho a la testarudez de Semmelweis, que tal
pagó con su vida para que entendieran la importancia de lo que
proclamaba
¿Quién era este tipo?
Semmelweiss Ignac Fülöp (18 de julio
de 1818- 13 de agosto de 1865) fue un médico húngaro que
consiguió disminuirdrasticamente la tasa de mortalidad por sepsis
puerperal (o fiebre puerperal) entre las mujeres que daban a luz en su hospital
mediante la recomendación a los obstetras de que se lavaran las manos
antes de atender los partos.
La comunidad científica de su época lo denostó y
acabó falleciendo a los 47 años en un asilo, a causa de la
infección que el mismo se provocó cortandose con un
escalpelo contaminado, para demostrar su teoría.
Algunos años después Luis Pasteur
publicaría la hipótesis microbiana y Joseph Lister
extendería la practica quirúrgica higiénica al
resto de especialidades médicas. Actualmente es
considerado una de las figuras médicas pioneras en antisepsia y
prevención de la infección nosocomial. ¿Qué
hizo? Eso mismo: que se lavaran bien las manos antes de atender a cada
paciente, o sea que prestaran especial atención a la asepsia.
Semmelweis, hijo de un tendero de comestibles de
origen germano, nace en Buda, en la orilla derecha del Danubio, en un barrio
comercial de la capital húngara de población mayoritariamente
alemana. Cursa estudios elementales en el 'Gimnasio Católico de
Buda', y desde 1835 a 1837 se forma en la Universidad de Pest, al otro
lado del
río.
En noviembre de 1837 viaja a Viena por deseo de su padre para licenciarse en
Derecho austríaco, pero su participación en una autopsia le hace
abandonar el derecho y comienza a cursar estudios en el Allgemeines
KrankenHaus, Hospital General de Viena, dondese convertira en alumno de
Joseph Skoda (profesor de clínica médica), Carl von Rokitansky
(profesor de anatomía patológica) y Ferdinand von Hebra (profesor
de dermatología), tres insignes médicos austríacos. En
1839 se inaugura la Escuela de Medicina de Budapest y regresa a su ciudad natal
para continuar allí su formación, pero en 1841 vuelve a Viena,
descontento con la enseñanza recibida en Pest.
En 1844 se licencia en Medicina y pasa los dos años siguientes
trabajando con Rokitansky y dedicado al estudio de la infección en el
campo de la cirugía. Durante este tiempo nacen,
a la vez, su recurrente inquietud y su permanente insatisfacción:
'Todo lo que aquí se hace me parece muy inútil; los
fallecimientos se suceden de la forma mas simple. Se continúa
operando, sin embargo, sin tratar de saber verdaderamente por qué tal enfermo sucumbe antes que otros en casos
idénticos'.
En 1846, con 28 años, obtiene el doctorado en obstetricia y es nombrado
asistente del
profesor Klein, en una de las Maternidades del Hospicio General de Viena. Es el comienzo de una obsesión.
Contexto médico: Los últimos años del siglo XIX son
de gran trascendencia para el desarrollo de la medicina contemporanea. Ademas de Skoda, Rockitansky y Hebra, despunta la figura de
Rudolf Virchow, quién comienza a desarrollar las disciplinas de higiene
y medicina social, en los orígenes de la medicina preventiva actual.
Es el mismo Virchow el que postula lateoría de 'Omnia cellula a cellula'
(toda célula proviene de otra célula) y explica a los organismos
vivos como
estructuras formadas por células. EN 1848 Claude
Bernard descubre la primera enzima (lipasa pancreatica). En ese año comienza a emplearse el éter para
sedar a los pacientes antes de la cirugía y a finales de este siglo Luis
Pasteur, Robert Koch y Joseph Lister demostraran inequívocamente
la naturaleza etiológica de los procesos infecciosos.
Fiebre puerperal
El primer tratado de ginecología fue escrito por Joannes Petrus Lotichius,
profesor de la Universidad de Rinteln (Alemania) en 1630. Este estudio sobre la naturaleza de la mujer se tituló
originalmente 'Gynaicologia', apareciendo el cambio de nomenclatura a
la actual en 1730.
A finales del siglo XVIII comienza a extenderse la hipótesis de las
'miasmas' como causa de las infecciones, incluida la sepsis
puerperal, pero hasta 1795 no se comienzan a publicar estudios recomendando
medidas higiénicas como el lavado de manos tras asistir a enfermas
afectadas de este proceso infeccioso (y antes de atender nuevos partos) o la
utilización de ciertos antisépticos antes de reutilizar el
instrumental.
La evidencia es abrumadora y L. J. Boër, en los comienzos del siglo XIX, comienza
a aplicar normas similares en la Maternidad de Viena consiguiendo reducir la
mortalidad materna hasta el 0 %.
Su sucesor, el doctor Klein, dejara de aplicarlas, por lo que
lamortalidad ascendera hasta el 29 % (casi una
de cada tres mujeres atendidas durante el parto en esa maternidad morían
tras el alumbramiento).
Oliver Wendell Holmes publica en 1843 'On the Contagiousness of Puerperal
Fever', donde recomienda expresamente que 'un
médico dedicado a atender partos debe abstenerse de participar en
necropsias de mujeres fallecidas por fiebre puerperal, y si lo hiciera
debera lavarse cuidadosamente, cambiar toda su ropa, y esperar al menos
24 horas antes de atender un parto'.
El estamento médico oficial, sin embargo, sigue remiso a aceptar estas
conclusiones, y los dos obstetras norteamericanos mas importantes de la
época (H. L. Hodge y C. D. Meigs) menosprecian y rechazan
públicamente las propuestas de Holmes.
En este contexto académico, pero a través de su propia
línea de investigación, desarrollara Semmelweis su trabajo
apenas cuatro años después, en la misma Maternidad de Viena que
aún dirigía el Doctor Klein.
Índices de mortalidad por fiebre puerperal a fines del s. XIX
Viena (Clínica del Dr. Klein)---------- --> 40%
Berlín (Clínica del Dr. Schuld) --------- --> 26%
Edimburgo (Clínica del Dr. Simpson) --> 22%
París (Clínica del Dr. Dubois) ---------- --> 18%
Utilizando un rudimentario método epidemiológico comienza a
estudiar las diferencias en ambos pabellones: El de Klein es mas
frecuentado por los estudiantes de medicina, quienes atendían a las
parturientas después de sussesiones de medicina forense en el
pabellón de anatomía.
En cambio la sala de partos de Bartch es mas utilizada
por las matronas, pero cuando los estudiantes visitan su sala la mortalidad
también aumenta en esta. Esto le lleva a formular la ingeniosa (y
correcta) teoría de que los estudiantes transportan algún tipo de
'materia putrefacta' desde los cadaveres hasta las mujeres,
siendo ese el origen de la fiebre puerperal.
'Una vez que se identificó la causa de la mayor mortalidad de la
primera clínica como las partículas de cadaveres adheridas
a las manos de los examinadores, fue facil explicar el motivo por el
cual las mujeres que dieron a la luz en la calle tenían una tasa
notablemente mas baja de mortalidad que las que dieron a luz en la
clínica'
El doctor Klein no esta de acuerdo con las conclusiones de Semmelweis:
sus propias teorías acerca del problema van desde la
brusquedad de los estudiantes a la hora de realizar los examenes
vaginales hasta el hecho de que la mayor parte de ellos sean extranjeros
(procedentes de Hungría, sobre todo).
De hecho Klein llega a expulsar a 22 de sus estudiantes, quedandose tan
sólo con 20, pero esto no mejora la situación entre las mujeres
que acuden a la clínica para dar a luz. Se conservan algunas cartas de
esta época de Semmelweis a su amigo Markusovsky: 'No puedo dormir
ya. El desesperante sonido de la campanilla que precede al sacerdote portador del viatico, hapenetrado
para siempre en la paz de mi alma. Todos los horrores,
de los que diariamente soy impotente testigo, me hacen la vida imposible.
No puedo permanecer en la situación actual, donde todo
es oscuro, donde lo único categórico es el número de
muertos'.
En octubre de 1846 decide instalar un lavabo a la
entrada de la sala de partos y obliga a los estudiantes a lavarse las manos
antes de examinar a las embarazadas.
El doctor Klein se niega a aceptar esta medida y el día 20 de ese mes despide intempestivamente a su ayudante. A la espera
de que Skoda le consiga una plaza en su Hospital emprende un
viaje de dos meses por Europa con su amigo Markusovsky.
Por influencia de Skoda es admitido como
ayudante en la sala del
doctor Bratch. Aún no se conoce la existencia de los microorganismos
causantes de las infecciones y sólo puede intuirse la existencia de los
mismos a través de sus efectos y del olor que despiden:
'Desodorar las manos, todo el problema radica en eso'.
A petición suya los estudiantes de la sala del profesor Klein pasan a la sala del profesor Bartch: es mayo de 1847, y ese mes la mortalidad
en esta sala sube del
9 al 27%.
Inmediatamente decide preparar una solución de cloruro calcico y
obliga a todos los estudiantes que hayan estado trabajando en el
pabellón de disecciones ese día o el
anterior a lavarse antes de examinar a las embarazadas, con lo que la
mortalidad desciende al 12%. Durante esteperíodo realiza un minucioso
trabajo descriptivo acerca de los fallecimientos y las circunstancias en que se
suceden, consulta los archivos y registros de la Maternidad de Viena desde su
apertura en 1784 hasta 1848 y elabora tablas cruzando los datos de partos,
defunciones y tasas de mortalidad para esos años.
En junio de ese año diagnostica de
cancer de útero a una mujer que se creía embarazada. Tras
examinarla explora a cinco mujeres durante el parto;
las cinco moriran por fiebre puerperal, lo que le permite generalizar
sus conclusiones: la manos pueden ser vectores de transmisión de
sustancias infectantes.
Decide extender la practica del
lavado con cloruro calcico a cualquiera que vaya a examinar a las
embarazadas, y la mortalidad cae al 0 %. Y sin embargo, por vanidad o por envidia, los principales cirujanos
y obstetras europeos ignoran o rechazan su descubrimiento.
Llegan a afirmar que no es posible reproducir los
resultados de su experimento, y que ha falseado las estadísticas
obtenidas. Solo cinco profesores le mostraran apoyo público:
Skoda, Rokitansky, Hébra, Heller y Helm.
Sin embargo en la corte prevalece la opinión del doctor Klein y el 20 de
marzo de 1849 Semmelweis es nuevamente expulsado de la Maternidad.
En palabras del
profesor Hebra: 'Cuando se haga la Historia de los errores humanos se
encontraran difícilmente ejemplos de esta clase y
provocara asombro que hombres tan competentes, tanespecializados,
pudiesen, en su propia ciencia, ser tan ciegos, tan estúpidos'.
Se traslada de nuevo a su ciudad natal, en plena revolución
húngara, y su amigo Markusovsky lo encuentra meses después
viviendo en la miseria, con un brazo y una pierna
fracturados, y hambriento. Gracias a él es
aceptado en la Maternidad de San Roque de Budapest,
y pasara los próximos años escribiendo en secreto su
principal obra: De la etiología, el concepto y la profilaxis de la
fiebre puerperal.
Últimos años
En 1854, tras la muerte de profesor Birly, es nombrado profesor de la
Maternidad del clínico de la Universidad de Pest, y a partir de ese
momento practicamente desaparece la mortalidad por sepsis puerperal.
El ambiente hostil le empuja a escribir una carta a todos los profesores de
obstetricia
CARTA ABIERTA A TODOS LOS PROFESORES DE OBSTETRICIA
'Me habría gustado mucho que mi descubrimiento fuese de orden
físico, porque se explique la luz como
se explique no por eso deja de alumbrar, en nada depende de los físicos.
Mi descubrimiento, ¡ay depende de los
tocólogos. Y con esto ya esta todo dicho ¡Asesinos!
Llamo yo a todos los que se oponen a las normas que he
prescrito para evitar la fiebre puerperal. Contra ellos, me levanto como resuelto adversario, tal como debe uno alzarse
contra los partidarios de un crimen! Para mí, no hay otra forma de
tratarles que como
asesinos. ¡Y todos los que tengan el corazón en su sitio
pensarancomo yo! No es necesario cerrar las salas de maternidad para que
cesen los desastres que deploramos, sino que conviene echar a los tocólogos,
ya que son ellos los que se comportan como auténticas
epidemias'
Este gesto empeora su situación pública y comienza un período de declive intelectual, en el que llega a
pegar pasquines por las paredes de su ciudad en los que advierte a los padres de
las mujeres embarazadas del
riesgo que corren si acuden a los médicos.
Sufre alucinaciones, busca tesoros escondidos en las paredes de su casa y
finalmente es internado en un asilo. Algunos autores han sugerido la posibilidad de que Semmelweis hubiera padecido
durante estos años algún tipo de demencia precoz, o Alzheimer.
En abril de 1865, tras presentar síntomas de mejoría, es dado de alta. Aprovecha su libertad para entrar en el
pabellón de anatomía donde, delante de los alumnos, abre un cadaver y utiliza después el mismo
bisturí para provocarse una herida. Skoda acude a Budapest, pero tras
tres semanas de fiebre y los mismos síntomas que los de las mujeres que
tantas veces vio morir, él mismo fallece a los 47 años en brazos
de su profesor.
El Hospicio General de Viena es actualmente un
edificio rosa con verja negra; en su interior
puede verse la estatua de un hombre sobre un pedestal que representa al
profesor Semmelweis. Bajo la efigie se ha colocado una placa con la
inscripción:
'El salvador
de las madres'.