Introducción: el impacto de un futuro
distópico en el cine actual
La película El precio del mañana (Niccol, 2011) se estrenó
en los EEUU el 28 de octubre de 2011, y en la Argentina el 1º de diciembre
del mismo año. A comienzos de 2012 llevaba ya
recadudados 170 millones de dólares [1]. Si
bien otras películas tienen, en los últimos tiempos,
recaudaciones mayores, la cifra no deja de ser importante. Sobre todo en
los EEUU, teniendo en cuenta que la posición de la obra es sumamente
crítica del
capitalismo. Según refirió el director en una entrevista [2], los
empresarios de Hollywood
no leyeron, 'afortunadamente', el guión: El propio Niccol
afirma que fue por ello que la XXth Century Fox aceptó financiar el
proyecto.
La construcción narrativa del mundo en el cual transitan los personajes
muestra un futuro distópico, a través de una mirada que parece
exacerbar las consecuencias de una experiencia política,
económica y social, muy presentes en las críticas fundadas contra
el capitalismo y el neoliberalismo.
Recordemos que Chartier (1992) apunta que, mas alla del
posicionamiento ideológico del enunciador del relato, el
analisis, de las representaciones sociales que circulan en un argumento
aproximan al investigador a las matrices de practicas que son parte del
mundo social en sí. Dicho de otro modo, el conocimiento social del mundo no esta
apartado de estas ideologías, que no son simples colecciones arbitrarias
de creencias sociales, sino esquemas organizadosen torno a categorías
que figuran la identidad, la estructura social y la posición de una
sociedad (Van Dijk ).
El siglo XXI, parece reflexionar sobre las consecuencias de
su herencia histórica. En efecto, a fines del siglo pasado la historia parece haber
desembocado en un mundo cautivo, desarraigado y transformado por los colosales
procesos socioeconómicos y tecnocientíficos del capitalismo, que ha dominado los dos o
tres siglos precedentes. (Hobsbawm ). La
humanidad podría estarse enfrentando, mas que nunca, a lo que
Marx caracterizara como
una cosificación de los intercambios sociales. Todo parece indicar que,
tal como ya señaló Habermas, la dinamica de
adoctrinamiento económico conecta cada vez mas estrechamente a
las fuerzas productivas –a través del complejo
tecnocientífico- con la formación de una autocomprensión
cientificista que asume un papel ideológico (Habermas,1999:468). En
efecto, el siglo XX ha demostrado que la naturaleza humana ha sido modificada y
manipulada con el aumento del
poder para modificar la naturaleza que brindan la tecnología (Hottois ).
La referencia central a la tecnociencia conlleva un interés
analítico particular con respecto al cine que aborda el género
conocido como ciencia-ficción, dado que en el mismo las figuraciones de
las experiencias tecnocientíficas vividas por la sociedad se precipitan
a la mostración argumental que despierta el extrañamiento en un
relato, en el que a través de la proyección de unparadigma
ficcional, el hilo narrativo y las relaciones intersubjetivas se alían
en la construcción de un universo que exacerba los alcances de estos
cambios en la naturaleza humana, insinuados por Habermas y explicitados por
Hottois [3]. De este modo, las películas de
ciencia-ficción permiten analizar registros y transformaciones que se
presentan en nuestra cultura frente a los nuevos escenarios. Se
trata de sistemas de signos que aluden a la reorganización de las
configuraciones sociales, y que son pasibles de estudio desde la la
teoría de las representaciones sociales. En
particular, desde sus dos mecanismos basicos de objetivización y
anclaje. En tal sentido, la formación de núcleos
figurativos –por objetivización- remite a lo ya conocido por
experiencia histórica, y la incorporación de la novedad del mundo
que propone el fim, como intento de dominar (ficcionalmente) ese mundo
–por anclaje- se articula con posiciones específicas sobre el
sujeto frente a la tecnologización extrema, con el adoctrinamiento (en
este caso, biotecnológico) y la aceptación de un orden social
desigual. En el límite de la narración fílmica, “El
precio del
mañana” evoca revidindicaciones donde el deseo, el malestar
cultural y lo siniestro se cristalizan, se hacen cuerpo dentro de la narrativa,
espejo de una realidad, mostración e identidad de un
mundo que se evalúa a sí mismo.
La trampa de la biotecnología: juventud eterna a cambio de trabajo
infinito
El precio de mañana trascurreen el año 2161. El protagonista
principal, Will Salas, relata en off, al comienzo, el mundo ficcional en el que
se desarrollara la narración fílmica: “La
ingeniería genética detiene el envejecimiento a los 25
años, el problema es que solo vivimos un año mas, a no ser
que consigamos mas tiempo. Ahora el tiempo se ha
convertido en divisa, ganamos tiempo y lo gastamos, los ricos pueden vivir para
siempre, ¿y el resto de nosotros? Solo quisiera
despertar con mas tiempo en mi mano que horas en el día”.
Se observa que la propuesta argumental de la película, en la
interrupción del deterioro biológico a partir de un momento
arbitrario de la juventud (los 25 años), se conecta con la
circulación de un discurso científico, en el interior de una
formación social que interpela al sujeto. Es la representación de
un discurso socialmente determinado sobre la relación del sujeto con su
edad, cuyo efecto de sentido, desde el punto de vista ideológico,
establece la anulación de toda posibilidad de desdoblamiento: “el
discurso aparece como teniendo una relación directa simple y lineal, con
lo real, aparece como siendo el único discurso posible sobre su objeto,
como si fuera absoluto” (Veron ). Salazar (2005) sostiene que, mediante el proceso de anclaje, la
representación social entra en el dominio de lo familiar, mediado por la
posición social que ocupan los individuos. En la película
se apela fuertemente a el hecho de mantenerse joven como haz de
tematicas vinculados a larepresentación social.
Por supuesto, el ideal de juventud permanente es antiguo.
Existió en tiempos de los griegos, y se conecta con la cultura de la
modernidad, cada vez mas fuertemente, conforme avanza el siglo XX. Si
bien las dictaduras totalitarias (fascismo, nazismo, estalinismo) establecieron
un culto de la juventud, es durante la década
de 1960, en plena “edad de oro” del capitalismo, cuando la juventud parece
adquirir un valor en sí mismo. Las transformaciones sociales,
económicas, culturales y políticas de ese período,
sitúan a la juventud como principal núcleo de consumo y,
consecuentemente, como usuarios claves del sistema, lo que promueve que
“la juventud deje de ser una fase preparatoria para la vida adulta,
convirtiéndose en la fase culminante del pleno desarrollo humano, a
partir de los treinta años, la vida va claramente cuesta abajo”
(Hobsbawm ) [4].
Esta valoración extrema de la juventud se asocia, en la
argumentación del film, con el anhelado
sueño de juventud eterna. En 2161, el objetivo se ha
logrado por manipulación genética, y se ha generalizado para toda
la especie humana. Pero el milagro biotecnológico depara una trampa
social, también inducida biotecnológicamente: las condiciones
para mantenerse vivo estan vinculadas a la capacidad del sujeto para
obtener “tiempo” en un cronómetro biológico que le ha
sido implantado al nacer. Si el reloj cae “a
cero”, el sujeto muere. Pero, como dice Will
Salas, el tiempo es la nueva forma decirculación monetaria. Así,
para los trabajadores, el salario, que ha sido en la modernidad “la renta
afectada a cierto capital, un capital que va a calificarse de capital humano en
cuanto, justamente, la idoneidad-maquina de la que constituye una renta
no puede disociarse del
individuo humano que es su portador” (Foulcault ),
se transforma en tiempo de vida. El dilema es que
también el consumo se mide en tiempo de vida. Sin
consumo, hay muerte. Sin salario-tiempo para el
consumo, también hay muerte.
La idoneidad-maquina es, entonces, en este
caso, una asociación entre el sujeto y su tiempo vital, desde donde se
promueve la construcción de un orden social. A partir de la
activación del
reloj incorporado al cuerpo, todo se reduce a un solo objetivo: conseguir
mas dígitos, para no morir. Como
el sujeto-trabajador debe trabajar para obtener mas “tiempo de
vida”, se construye un mecanismo por el cual el
sistema de producción adquiere un valor mas alla de lo
producido, y la vida logra mercantilizarse sin escape posible (pues no hay
opción de no consumir tiempo).
Se constituye un escenario en donde se lleva al
paroxismo el disciplinamiento del
trabajador a través de lo económico. El sujeto
queda atrapado en una sintaxis social donde la subsistencia es su único
interés. La observación que en la década de 1970
realiza Foucault es, pues, anticipatoria: “Aquí estamos, por
consiguiente, en el corazón de esa problematica de la mano
invisible que es, si se quiere,el correlato del homo
economicus, o mejor, esa suerte de extravagante mecanica que lo hace
funcionar como sujeto de interés individual dentro de una totalidad que
se le escapa y que, sin embargo, funda la racionalidad de sus decisiones egoístas”
(Foucault,2008:320).
La biotecnología lleva, así –en el universo de la
película- al supuesto cumplimiento del ideal (en tanto
representación social) de juventud permanente. Pero la asociación
del cronómetro (que crecre con el salario y decrece, mas
rapidamente, con el consumo) con la posición del
sujeto-trabajador que no tiene otra opción que ser “parte de la
maquina” –tanto social como individual, por cuanto su propio
cronómetro lo maquiniza- transforma este ideal en una pesadilla. Al menos, para el sujeto carente de recursos económicos.
La vida eterna para el vencedor de la batalla neoliberal
En el mundo planteado en “El precio del mañana” existen,
visiblemente, dos clases sociales. Los trabajadores, que, como Will Salas,
viven en el Ghetto. Los ricos, que, separados por una gran
distancia, residen en New Greenwich. Los ricos son, se presume, financistas. Sus empleados (del sector de
servicios y de seguridad) viven mejor que los trabajadores del Ghetto, pero
tampoco les sobra tiempo en el cronómetro. La estratificación se
representa, físicamente, en “zonas horarias”, que vedan el
acceso de trabajadores a New Greenwich: para cruzar la autopista que une a esas
“zonas horarias” extremas (nada se nos dice sobre lasotras) se
abona con peajes que salen del cronómetro de cada
cuerpo. Un trabajador nunca podría pagar esos
peajes.
Desde el punto de vista de los ricos, la batalla se percibe como justa. Es una
recreación de la (pretendida) libertad de adquirir bienes, sobre la base
de una lógica liberal. De tal forma, el malogro
no tarda en representarse. La ciencia queda asociada al imperativo del
poder económico y político, al determinar la sentencia de un
organismo dentro de un sistema que atraviesa los mismos dilemas de la sociedad
actual y potencia los efectos negativos de sus practicas. Esto produce
significación en el espectador, en tanto la cognición social
deviene de una recolección de los datos que obtiene de un mundo socialmente construido, expresandose en una
confirmación dada desde los alcances de la experiencia y obedecen a las
preocupaciones actuales de la colectividad. (Moscovici ).
En ese mundo que exacerba el laissez faire, sin un
Estado de presencia visible (excepto por un cuerpo de “policías del tiempo”, que
trabaja en función de los ricos), no hay rescate para el sujeto
trabajador. No hay garantías. Sólo el recurso de apelar al
egoísmo y luchar por evitar el acecho de la muerte: “Solo quisiera
despertar con mas tiempo en mi mano que horas en el día”,
dice Will Salas. La realidad lo desborda, y solo puede expresar, la instancia
de un deseo que no es mas que la enunciación de un círculo
de obediencia que lo mantiene próximo a su interés de evitar
lapena, convirtiéndose en un sujeto de interés acorde a su
pulsión de vida, donde, siguiendo a Foulcault, “el caracter
penoso o no penoso de la cosa constituye en sí mismo una razón de
la elección mas alla de la cual no se puede ir. La
elección entre lo penoso y lo no penoso constituye un elemento
irreductible que no remite a ningún juicio, a ningún razonamiento
o calculo” (Foucault ).
En este punto la película evoca temas vinculados con representacines
sociales de la negatividad de la practica liberal, llevando al paroxismo
sus consecuencias. Bajo la creencia de la existencia de una libertad individual
se entrelazan las redes de la interdicción total de la vida, quedando el
sujeto sometido a la aceleración de los tiempos del consumo. De
hecho, en el Ghetto se observa cómo, cada día, los precios suben
y los salarios bajan: mantener “tiempo de vida” en el
cronómetro se vuelve cada vez menos viable.
En términos de la historia reciente, el neoliberalismo muestra su rostro
de confirmación y unicidad, como
un sintagma que ha adquirido solidez desde 1979-80, y se ha consolidado tras la
caída de la URSS (Hobsbawm ). Las estructuras de legitimación de su propio
desenvolvimiento se hallan objetivadas en la conciencia de los sujetos.
Las personas quedan sometidas al paradigma que atraviesa una
contradicción entre la entropía de un
mundo en crisis, y el efecto de sentido que el discurso hegemónico
intenta propugnar. Un discurso según el cual nada puede hacersedistinto,
pues si las cosas no fuesen como
son sería todo peor, lo que implica la conveniencia de no alterar el
actual estado de cosas, bien porque éste es el mejor mundo de los
posibles, o bien porque es el único (Ghiso ).
Ese mismo discurso –bien que mediado por la
tecnología- se encuentra en los argumentos esgrimidos por los ricos en
la película: no hay mejor orden que el existente, pues si todos
poseyeran tiempo ilimitado en el cronómetro, el mundo se
superpoblaría, los recursos se agotarían, y la vida en sí
misma dejaría de existir.
Así, las personas de New Greenwich podrían vivir cientos o miles
de años, siempre y cuando las del Ghetto tengan
una vida limitada. La biotecnología, que permitió detener el
envejecimiento, pero ató los cuerpos a un
cronómetro, se combina con un sistema económico-social donde el
cronómetro mismo se encuentra atado al poder adquisitivo. La
invención tecnocientífica generó un
nuevo tipo de poder. Y una constante vuelve a tener vigencia: “En todo
lugar donde hay poder, el poder se ejerce” (Foucault ).
En este caso, bajo la falacia liberal de un sistema
que remite, principalmente, al modelo neoliberal.
Pero surge la primera fisura. Por un aumento en el
precio del
transporte, la madre de Will Salas no llega a tiempo de encontrarse con
él. Con el cronómetro decreciendo, llegando casi a cero, corre
hacia su encuentro. Y cuando Will logra tenerla en sus brazos,
el cronómetro ya llegó a cero. Con la muerte de su madre,Will no tendra, a esa altura, otro interés
que la venganza contra quienes hayan sido sus responsables, incluso cuando
aún no los conozca. Es el primer paso de la tragedia.
El tiempo de Hamilton en el brazo de Will: un punto de colisión entre todo-limitado y notodo
Will Salas, se enfrenta a una situación que cambiara su vida al conocer
a Henry Hamilton en un bar del
gueto. Hamilton, es un
sujeto rico, que va a los suburbios como
un acto suicida. Tiene la oportunidad de vivir un
siglo mas. Pero ha elegido morir, suceso que nadie ha de arrebatarle,
“ni siquiera un sistema de coacciones y de vigilancias, que parten de una
corriente que ha alzado la sociedad de masa contra la muerte. Mas
exactamente, la ha llevado a tener vergüenza de la muerte, mas
vergüenza que horror, a hacer como
si la muerte no existiera” (Ariés ).
En el Ghetto hay delincuentes capaces de matar a otro
por unos pocos minutos del
cronómetro. Hamilton
sabe que el siglo que posee en su reloj le costara la vida (y es, de
hecho, lo que desea). Un grupo de ladrones se entera
de la llegada de Hamilton, y acude para robarle su tiempo. Will Salas evita el
asesinato y oculta a Hamilton
en un edificio abandonado. Allí, Hamilton le revelara la excusa esgrimida por los
ricos: “Para que unos pocos sean inmortales, muchos tienen que morir”. Esto
produce en Will el encuentro con una verdad inherente a la sociedad que habita.
La experiencia suicida de Hamilton
le ofrece una mirada que, en su exiguavida, nunca podría deducir.
En la frase de Hamilton (“Para que unos pocos sean inmortales, muchos
tienen que morir”), se visualiza la falla, condición de la
existencia de un orden, del surgir social, que sólo puede sostenerse a
través del goce: “¿puede alcanzarse algo que nos diga
cómo lo que hasta ahora no es mas que falla, hiancia en el goce,
puede llegar a realizarse? (Lacan,2011b:16). La
eternidad, marca el terreno de lo inalcanzable. Por lo tanto, el gozar- ser se
implica en la territorialidad de lo finito: “el límite es lo que
se define como
algo mas grande que un punto, mas pequeño que otro, pero
en ningún caso igual ni al punto de partida ni al punto de
llegada” (Lacan,2001b:17). Entonces, en el
derecho a la vida, eso que es arrebatado a muchos, y que unos pocos acumulan,
esta la integración de un sistema que adoctrina, que abre el
espacio de lo imposible, la existencia de una relación entre
amo-capitalista y esclavo-trabajador. La eternidad es un
punto de llegada que tiende al infinito, la plusvalía del mientras tanto. Es el punto a punto de
la existencia, de la razón del
gozar-ser, “y esto es lo extraño, lo fascinante, cabe decirlo:
esta exigencia de lo Uno, como
ya podía hacérnoslo prever extrañamente el Parmenindes,
sale del Otro. Allí donde esta el ser, es exigencia de
infinitud” (Lacan:2001b:18).
El anhelo de la eternidad, es eso que empuja a lo social desde el entendimiento
“liberal” del
“dejar-ser” (Heidegger ), del egoísmo económico de eselaissez faire, como condición de posibilidad para el poder del amo. La exigencia de
seguir viviendo del
esclavo (así sea un día mas, como
dice Will Salas), puede entenderse también, recursivamente, como una exigencia de
infinitud. “Un día mas”, todos los
días, tiende al infinito. Pero el infinito es, nuevamente, una
aspiración de límite: un límite
inalcanzable, que, sin embargo, permite al amo detentar el poder sobre el
esclavo. Así, entre el “dejar-ser” sostenido por el amo y el
“dejar-de-ser” que pende sobre el esclavo, se abre la
dialéctica de la dominación. El problema es que Hamilton
–representante del amo- no puede, subjetivamente,
sostener esa lógica. Tras vivir mas de cien años,
desea morir. Ya no tiene mas interés en el mundo, ni en el lugar de donde viene, ni en nada que puedan
ofrecerle. Su decadencia no es física, sino subjetiva.
Y tal vez no es decadencia, sino sabiduría: “En la edad de su
decadencia, la experiencia que el individuo tiene de sí mismo y de lo
que le acontece contribuye a su vez a un conocimiento que él simplemente
encubría durante el tiempo en que, como
categoría dominante, se afirmaba sin fisuras” (Adorno ).
En un sentido amplio, podría decirse que la
“clase del
amo” constituye un todo-limitado. Y la del esclavo, un
notodo. El amo vive en New Greenwich. El esclavo
esta en todas partes: en el Ghetto, pero también en New
Greenwich. Inevitablemente, se producira el punto de
colisión entre todo-limitado y notodo (aunque mas no seapor
proximidad topológica, en una misma banda horaria) [5]. Es en este particular aspecto en el que deberíamos
concebir, en Hamilton,
al punto de colisión entre todo-limitado y notodo: confrontado con el
“dejar-de-ser”, no puede aceptar el “dejar-ser”. Por eso viaja al Ghetto, y se evidencia allí su
caracter de punto de colisión. Por eso,
aún cuando Will Salas le salve la vida, en la mañana siguiente Hamilton se
suicidara, dejando en el cronómetro de Will los cien años
de vida que llevaba. Transfirió el “dejar-ser” del
que su cuerpo –biotecnológicamente modificado- era portador a un
esclavo, con el único objetivo de “dejar-de-ser”. Esto, por sí solo, desata el segundo paso de la tragedia.
Como no puede ser de otro modo.
En el campo de todo-limitado: Will Salas frente al amo
Con tiempo de sobra en su cronómetro, Will Salas viaja a New Greenwich.
Allí conoce a Weiss, un magnate de las
finanzas, con mas de un millón de años en su
cronómetro. Y a su hija Sylvia, que, como Hamilton
–pero sin el impulso suicida- es, en germen, un punto de colisión.
Se establece a partir de aquí una dialéctica (en los mismos términos
de lucha por la supervivencia establecidos por el sistema), en la que Will, va a arriesgar la vida, al enfrentarse a Weiss en una
partida de póker. Will no tiene nada que perder; por eso, tal vez, gana. Pero el sistema del laissez faire muestra su propia y atroz
cara de exclusión: la “policía del
tiempo” persigue a Will como
asesino de Hamilton. En lalógica del
amo, que Hamilton
le haya regalado un siglo a Will es inadmisible, pues la aceptación de
este hecho no haría mas que desnudar el punto de colisión
que el amo tratara siempre de ocultar.
Gradualmente, Sylvia se acerca a Will, y ambos regresan al
Ghetto. El anhelo de venganza se ha transformado ahora en un difuso objetivo de justicia. Para Will,
robarle a Weiss todo el tiempo almacenado en las sucursales de sus bancos.
Para Sylvia, desafiar el sistema del cual su padre es, acaso, el
maximo exponente. Sin duda Sylvia no busca (al menos conscientemente) la
muerte de su padre. Pero para Will, el enfrentamiento puede llegar hasta ese extremo. Como en otros
casos, en la lucha de Will contra Weiss, “cada uno de los dos individuos
humanos debe tener por fin la muerte del
otro Pues la entidad-otro no vale mas para él que él
mismo” (Kojeve ). Antes de viajar a New
Greenwich y conocer el funcionamiento del esquema económico, Will no
tiene idea de por qué las cosas son como son: “la
explotación capitalista le frustra su saber, volviendolo inútil,
por el que se le da a cambio en una especie de subversión, es otra cosa,
un saber de amo.” (Lacan,2011a). Aclarado el
saber del lugar que ocupa (él y todos los habitantes del Ghetto), la
sociedad de Will y Sylvia tiene implícito un objetivo imposible, que de
todos modos se lleva a cabo en la película, al estilo osado del
heroísmo hollywoodense y plantea la representación de una
sospecha, en tanto: “El desenlacesiempre esta trazado de antemano
por la gran política, y la propia libertad aparece con un tinte
ideológico, como discurso sobre la libertad con sus declamaciones estereotipadas
y no a través de acciones humanamente conmensurables”
(Adorno,2001:145).
Por supuesto, ese heroísmo de lo imposible es lo que la masa espectadora
necesita para identificarse con los protagonistas, una vez que, desde sus
propias representaciones sociales pudo poner en correlación lo que ya
conoce –el sistema económico-social del siglo XXI- con el mundo
distópico de la película, el paso siguiente es poner en
correlación el núcleo figurativo de esas representaciones de
injusticia social con las imagenes de quienes (en forma real o mítica)
intentaron oponerse a la injusticia.
Control social, darwinismo económico y razón biopolítica
En su planteo inicial del poder biopolítico, de
1976, Foucault recuerda que se trata de un conjunto de tecnologías para
“controlar, y modificar las probabilidades y de compensar sus efectos.
Por medio del equilibrio global, esa
tecnología apunta a algo así como
una homeostasis, la seguridad del
conjunto en relación con sus peligros internos” (Foucault ). El poder soberano se ejerció,
históricamente, del lado de hacer morir o dejar
vivir. El poder biopolítico funcionara bajo premisas diferentes:
“Mas aca de ese gran poder absoluto, dramatico,
hosco, que era el poder de la soberanía, y que consistía en poder
hacer morir, he aquí que aparece, con latecnología del biopoder,
un poder continuo, científico: el de hacer vivir. La soberanía
hacía morir o dejaba vivir. Ahora en cambio aparece un poder de
regulación, consistente en hacer vivir y dejar morir” (Foucault ).
Por supuesto, el propio Foucault advierte que ambas formas de
poder (soberano/biopolítico) no se anulan, sino que se superponen y se
articulan. La respuesta que brinda frente a la forma en que el poder
soberano puede seguir con el ejercicio de “hacer morir”, cuando el
biopolítico consiste en “hacer vivir”, es el racismo. Este
esquema, valido tanto en el siglo XIX (auge del racismo biológico) como
hasta mediados del siglo XX (auge del racismo de Estado, con el nazismo como principal exponente), fue variando en
las últimas décadas. En “El precio del mañana”, el poder soberano
se ejerce con el aumento de precios y la baja de salarios, que llevaran
a cada vez mas trabajadores a tener el cronómetro en cero (es
decir, a morir). Se ejerce, en definitiva, desde una suerte
de darwinismo económico –explícitamente mencionado por
Weiss- que reemplaza al darwinismo social imperante en etapas anteriores.
Sin embargo, la explicación biopolítica subsiste, bajo la excusa
de la defensa del
ambiente (es decir, la muerte de muchos para evitar la superpoblación).
En este aspecto, la supervivencia del
mas fuerte se presenta como
parte de una necesidad inherente a cuestiones ambientales y vitales. El medio-ambiente, es la justificación, donde el poder
legitimar elcontrol de los acontecimientos producidos por los individuos,
poblaciones y grupos que interfieren con acontecimientos de tipo casi natural.
(Foucault ). Se trata, por
supuesto, de una falacia. En ningún momento se explicita, al
interior de la película, si ese riesgo es real, o una simple excusa, que
los propios ricos de New Greenwich se creen. En cualquier
caso, la variabilidad temporal entre el darwinismo natural y el darwinismo
económico queda representada. La selección natural tarda
millones de años en descartar las especies no aptas. En cambio, el
sistema de selección por el mercado y la tecnología puede tardar
meses en poner a miles de personas en el desempleo, algunos años en
sacar a empresas del mercado y solo una década en convertir a Estados o
Naciones en economías inviables (Rivero, 2003). Es, de algún
modo, la lógica subyacente en la trama de la película, pero
implementada por medio de un dispositivo
biotecnológico.
Esta forma de “descartar” a miles y miles de sujetos, considerados
“no viables”, no es ajena a las viejas practicas del
nazismo. Sólo cambia el tipo de sujeto a eliminar, no determinado ya por
su origen (en el caso de los nazis, lo que
acertadamente llamara Milner el nombre judío), sino por su
condición económica. “El nacionalsocialismo sobrevive, y
hasta la fecha no sabemos si solamente como
mero fantasma de lo que fue tan monstruoso, o porque no llegó a morir, o
si la disposición a lo indescriptible sigue latiendo tanto en loshombres
como en las
circunstancias que los rodean.” (Adorno )
El neonazismo, no logra apartarse completamente de la escena
política, y su fantasma retorna con renovadas formas. Hay una
latencia, siempre vigente de su resurgir: “si figuras sospechosas hacen
su come back (retorno) a posiciones de poder, es exclusivamente porque las
circunstancias les son favorables.” (Adorno ).
Aún con todas las diferencias que puedan econtrarse con el neonazismo,
en la distopía de “El precio del
mañana” la lógica criminal no tiene tanta diferencia.
La subversión de Will y Sylvia contra el sistema consiste en asaltar
sucursales de los bancos de Weiss. Allí se guardan
dispositivos que pueden conectarse al cuerpo, y transfieren tiempo de vida a
los cronómetros (tiempo que la banca Weiss prestaba con intereses).
Por supuesto, se trata de una serie de acciones subversivas que no
atacaran al centro del problema. Pues
aunque se transfiera tiempo a los pobres, el sistema puede aumentar
indefinidamente los precios. Y los ingenieros que, en
las sombras, crean esos dispositivos bancarios, bien pueden, en algún
momento, cambiar la forma en que se transfiere el tiempo, para que su robo sea
imposible para Will y Sylvia.
Si los amos de New Greenwich estan convencidos de la naturaleza
“ecológica” de su división del mundo (tal como lo
estaban los nazis de la naturaleza “anti-infecciosa” de eliminar
judíos), es poco lo que una persona o un grupo aislado puede, a largo
plazo, lograr.La película no termina de presentar el típico
“final feliz” de Hollywood, aunque tampoco muestre la ruina (mas
que probable) de Will y Sylvia. Es difícil imaginar una
subversión del
dispositivo en su conjunto que no pase por acentuar el punto de colisión
entre todo-limitado y notodo, como
generación de un núcleo disruptivo que haga caer a todo el
sistema [6].
Conclusiones
El analisis de “El precio del
mañana” permite establecer una aproximación a la
circulación de las representaciones sociales sobre el poder
político y su vinculación con el poder económico y
tecno-cientifico en el siglo XXI. La sociedad puede estar advirtiendo esa
vinculación, y prepararse, acaso inadvertidamente, para discutir sus
consecuencias, analizar sus posibilidades y dirimir sobre los alcances en el
futuro.
La observación y analisis de las representaciones sociales en una
película que describe un futuro posible, nos
aproxima al encuentro entre una sociedad y lo que el reflejo de sus
experiencias manifiestan. El futuro postulado en la obra implica una
reflexión sobre el devenir consciente del
proceso de mercantilización y cosificación (Habermas ) que se cristaliza en representaciones sociales,
atinente a las construcciones de nuevas variantes del poder. Tales representaciones
estan plagadas de matices, pertenecientes a un
cúmulo de experiencias históricas, muchas veces estremecedoras, y
de transformaciones, que corren en un particular sentido (el
tecnológico).
El padecer deuna cultura, su disgusto, se abren camino como expresión de una edificación del sentido social de lo
que es a sí misma. ¿El porvenir es acaso una
ilusión cuya construcción nos desalienta de antemano? Las
marcas del dominio del pasado, las
injusticias presentes, parecen hacen mella en las representaciones sociales
sobre un futuro difícil de prever. Queda claro que la
historia, señala, figura los errores, sugiere caminos y muestra aquello
que cuesta destituir. Ese es el poder de
representar, de recordar, de tramitar. Concebir lo que no se
quiere, lo que da horror, lo familiarmente intolerable, lo siniestro. Si
lo que se imagina es un horizonte con un esquema idéntico a sí
mismo, acaso sea por las señales, por las misivas de una costumbre
inconciliable o una legitima incapacidad. Pero, ahí
también, se encuentra el sujeto, que busca el límite de esa
renuncia de la que ya advirtió Freud. El sujeto solitario frente
a la maquinación y a la sistematización, luchando por la
supervivencia: por adaptarse, por tramitar el notodo. La subversión, es
una metafora del resto de un goce que no para
de dar batalla. Antinomia entre la lucha por la libertad y el
suplicio de lo que resta por vivir. La experiencia social conlleva la dificultad
de representar socialmente un futuro distinto,
aún cuando este futuro distinto sea, tal vez, posible. Formar una imagen
donde por el momento sólo hay un saber que
–por definición, y en especial tratandose del futuro- es, mas que nunca, un
no-saber.