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El odio - película a blanco y negro dirigida por Mathieu Kassovitz



El Odio es una película a blanco y negro dirigida por Mathieu Kassovitz (Los Rios de Color Purpura) que busca representar a la sociedad francesa de los suburbios durante los 90s y los múltiples problemas con los que tenían que lidiar por tener la suerte de vivir en un estrato bajo de la sociedad francesa.

Es una historia sobre marginación social abordada desde 3 puntos de vista diferentes, que son representados por los personajes principales cuya forma de pensar distancia uno del otro y por llega a choca en varias ocasiones durante los sucesos de la película. Tenemos a Said el arabe, a quien le gusta transmitir la imagen de un maloso por su falta de educacion; Vinz el judío, quien tiene un desprecio por la autoridad y las clases altas; y Hurbert el afroamericano, un boxeador que trafica con narcóticos y aprecia mucho a su familia. Todos ellos representan las minorías del suburbio Mugets que estan hartos de vivir en lo mismo pero que nada pueden hacer para remediar su situación.


Lo interesante de la película es ver la manera en que se complementa el perfil de cada personaje con otro y observar como la falta de valores afecta directamente la vida de cada uno conforme se va desarrollando latrama. Vinz es un personaje que busca la agresión para solucionar cualquier problema, Hubert es mas de la idea que hay que actuar con prudencia porque la situación siempre estara en su contra y Said se posiciona en un punto medio donde apoya la violencia pero piensa que es una locura utilizarla.

En este ambiente es donde el director Kassovitz aprovecha para narrar una desventura de los jóvenes que acontece en un solo día y que toma lugar después de unos disturbios civiles donde uno de los conocidos del suburbio es hospitalizado a causa de una golpiza propinada por las fuerzas de seguridad. Al enterarse de ello los personajes principales de alguna manera comienzan a meter la desgracia de Abdel (nombre del golpeado) en todos los aspectos de su vida, como una forma constante de llenar un vació que directamente encamina la historia de los jóvenes marginados, a un punto en el que Vinz termina con una retorcida lógica en el que ve justo matar a un policía si Abdel muere, y aun cuando Hubert busca encaminarlo en lo que el considera correcto, Vinz se jacta acusandolo que “piensa demasiado”, pues esta harto de vivir en una ratonera y cree indudablemente que es la única forma de “equilibrar la balanza”.


La referencia central a la tecnociencia conlleva un interés analítico particular con respecto al cine que aborda el género conocido como ciencia-ficción, dado que en el mismo las figuraciones de las experiencias tecnocientíficas vividas por la sociedad se precipitan a la mostración argumental que despierta el extrañamiento en un relato, en el que a través de la proyección de unparadigma ficcional, el hilo narrativo y las relaciones intersubjetivas se alían en la construcción de un universo que exacerba los alcances de estos cambios en la naturaleza humana, insinuados por Habermas y explicitados por Hottois [3]. De este modo, las películas de ciencia-ficción permiten analizar registros y transformaciones que se presentan en nuestra cultura frente a los nuevos escenarios. Se trata de sistemas de signos que aluden a la reorganización de las configuraciones sociales, y que son pasibles de estudio desde la la teoría de las representaciones sociales. En particular, desde sus dos mecanismos basicos de objetivización y anclaje. En tal sentido, la formación de núcleos figurativos –por objetivización- remite a lo ya conocido por experiencia histórica, y la incorporación de la novedad del mundo que propone el fim, como intento de dominar (ficcionalmente) ese mundo –por anclaje- se articula con posiciones específicas sobre el sujeto frente a la tecnologización extrema, con el adoctrinamiento (en este caso, biotecnológico) y la aceptación de un orden social desigual. En el límite de la narración fílmica, “El precio del mañana” evoca revidindicaciones donde el deseo, el malestar cultural y lo siniestro se cristalizan, se hacen cuerpo dentro de la narrativa, espejo de una realidad, mostración e identidad de un mundo que se evalúa a sí mismo.

La trampa de la biotecnología: juventud eterna a cambio de trabajo infinito

El precio de mañana trascurreen el año 2161. El protagonista principal, Will Salas, relata en off, al comienzo, el mundo ficcional en el que se desarrollara la narración fílmica: “La ingeniería genética detiene el envejecimiento a los 25 años, el problema es que solo vivimos un año mas, a no ser que consigamos mas tiempo. Ahora el tiempo se ha convertido en divisa, ganamos tiempo y lo gastamos, los ricos pueden vivir para siempre, ¿y el resto de nosotros? Solo quisiera despertar con mas tiempo en mi mano que horas en el día”.

Se observa que la propuesta argumental de la película, en la interrupción del deterioro biológico a partir de un momento arbitrario de la juventud (los 25 años), se conecta con la circulación de un discurso científico, en el interior de una formación social que interpela al sujeto. Es la representación de un discurso socialmente determinado sobre la relación del sujeto con su edad, cuyo efecto de sentido, desde el punto de vista ideológico, establece la anulación de toda posibilidad de desdoblamiento: “el discurso aparece como teniendo una relación directa simple y lineal, con lo real, aparece como siendo el único discurso posible sobre su objeto, como si fuera absoluto” (Veron ). Salazar (2005) sostiene que, mediante el proceso de anclaje, la representación social entra en el dominio de lo familiar, mediado por la posición social que ocupan los individuos. En la película se apela fuertemente a el hecho de mantenerse joven como haz de tematicas vinculados a larepresentación social.

Por supuesto, el ideal de juventud permanente es antiguo. Existió en tiempos de los griegos, y se conecta con la cultura de la modernidad, cada vez mas fuertemente, conforme avanza el siglo XX. Si bien las dictaduras totalitarias (fascismo, nazismo, estalinismo) establecieron un culto de la juventud, es durante la década de 1960, en plena “edad de oro” del capitalismo, cuando la juventud parece adquirir un valor en sí mismo. Las transformaciones sociales, económicas, culturales y políticas de ese período, sitú
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