Hipatía
(Alejandría, c. 370 - id., 415) Matematica y filósofa
griega. Era hija del matematico Teón, profesor del Museo de
Alejandría, el cual, fundado por Ptolomeo, era en la época una
auténtica universidad a la que asistían alumnos ansiosos de
instruirse en las ciencias y la filosofía.
Representación imaginaria de Hipatía en La escuela de Atenas, de
Rafael
Hipatía trabajó junto a su padre en la preparación de
textos para los alumnos (entre otros el de los Elementos de Euclides, que
reeditó críticamente) y escribió comentarios sobre la
Aritmética de Diofanto, el Almagesto de Tolomeo y las Cónicas de
Apolonio. Se interesó ademas por los mecanismos
practicos que usaba para el trabajo en astronomía, elaborando
tablas de los movimientos de los cuerpos celestes, aunque se consagró
principalmente al estudio y a la enseñanza de las matematicas.
Entre sus discípulos mas destacados estuvieron el obispo Sinesio
de Cirene y Orestes, que llegó a ser prefecto romano
de Egipto.
Aunque no existe mucha documentación sobre Hipatía, es una de las
primeras mujeres matematicas sobre la que hayamos fuentes
fiables. Su proceder tolerante, no discriminatoriocon sus
discípulos, y sus enseñanzas fomentadoras de la racionalidad
(imprescindible para la ciencia) le fueron creando en la ciudad envidias y
odios entre el obispo Cirilo y sus seguidores cristianos. Acusada por
Cirilo de que su influencia en el animo del gobernador de
aquella ciudad había motivado las persecuciones contra los cristianos,
fue asesinada en un motín popular (al parecer, un grupo de exaltados
asaltó su carruaje, la torturó y la quemó), y sus obras
perecieron juntamente con toda la Biblioteca de Alejandría.
Las causas de la muerte de Hipatía, sin embargo, distan de ser claras. Estudios recientes han
puesto en duda las motivaciones religiosas, objetando que Hipatía no era
contraria al cristianismo (tenía discípulos de todas las
religiones) e intentando enmarcar su muerte en el cúmulo de tensiones
políticas que existía en la Alejandría de la época como consecuencia de la
decadencia del Imperio Romano y de las luchas internas que la provocaron. Su
asesinato tendría según estas hipótesis motivaciones
políticas, dentro de la lucha que mantenían el patriarca Cirilo y
el prefecto romano Orestes por la hegemonía
política en Alejandría. En la casa había habitaciones muy oscuras que daban
mucho miedo y yo comencé a sentirme mal. La noche que llegamos
fue lapeor de todas pues estuve en la habitación que
había dejado mi padre para mi y tenía algo de miedo. El cuarto era muy grande pero igual muy tétrico. Los
ruidos comenzaban a sonar y mis nervios eran mucho mas fuertes. ¡De repente la imagen de una niña en
la pared fue lo que captó mi atención; la niña estaba
llorando y tenía el rostro lleno de lagrimas, con su pelo sedoso
y rizado. La niña se puso las manos en la cara
cuando vio que la estaba mirando.
Me asusté mucho así que fui corriendo a la habitación en
la que dormía mi padre el cual me dijo que estaba muy cansado del
viaje y que seguramente era una pesadilla. No obstante la niña
llegó a la habitación de mi padre y le dio con un cuchillo provocando un corte profundo.
A la mañana siguiente mi padre tenía un corte de la misma manera
que lo había visto en la noche pero en cambio él, no recordaba
nada y pensó que se había cortado haciendo la comida pero yo
sé que eso no es así, sé que esa niña que lloraba
con las manos en la cara tuvo mucho que ver
ROCIO VEGA
Cinco noches
La primera vez fue la noche de un día casi perfecto. Habíamos
celebrado una comida en el jardín con nuestros mejores amigos. Los niñossalieron a jugar a la playa y los mayores pasamos
la tarde brindando por los buenos vientos que impulsaban mis negocios. Un día de sol, un día de felicidad
completa.
Al anochecer, mientras recogía la mesa bajo el porche, ya solo, una
rafaga de aire helado cubrió de nubes el cielo y bajó
hasta la casa, zarandeandome como en un vendaval, revolviendo el mantel
y lanzando los cubiertos al suelo. Entré en el salón con el animo
turbio. Acabé discutiendo con toda la familia y me
marché a dormir con una rara angustia anclada en el estómago.
La segunda vez fue al día siguiente. Cuando me informaron del
colapso de la bolsa y la fuga de mi socio.
La tercera antes de ayer, después del accidente, cuando me
encerré en mi habitación con la primera botella de alcohol que
encontré en el mueble bar, ahogando en el olvido la certeza de que, con
ellos, mi vida se había quedado en aquel coche.
La cuarta no pude dormirme hasta caer borracho. Quedé varado de
espaldas, encarando las sombras del techo, con la boca
entreabierta y los brazos inútiles sobre el regazo de las
sabanas. Era un sueño profundo que me
atenazaba y me mantenía postrado, inevitablemente inmóvil; pero a
la vez despierto en un conscienteduermevela.
Escuché brotar a los lejos su espantoso bramido, apagado primero, luego
creciendo en su acuciante galope hasta mi lecho; como una tormenta de
arena que inunda un poblado de adobe en el desierto. Lo intuía llegar
desde la atalaya de mi pesadilla, sabiendo que yo era su presa atrapada.
Intenté inútilmente despertarme, abrir los ojos, gritar, zafarme
de mi inmovilidad, salir del sueño y buscar
refugio ¿en qué brazos? Cuando aquello se deslizó en mi
habitación se había transformado en silencio, un
silencio del que mi cerebro sólo
adivinaba el sonido del
frío. Me hubiese arrugado en cuclillas como una bola de papel y escondido
en lo mas profundo del embozo, como un niño
asustado que aguarda el abrazo que le salva cada mañana de los malos
sueños. Pero así permanecí toda la noc