El joven químico, alemán Friedrich Wöhler sabía en 1828 qué era exactamente lo que le interesaba: estudiar los metales y minerales.
Estas sustancias pertenecían a un campo, la química inorgánica, que se ocupaba de compuestos que supuestamente nada tenían que ver con la vida. Frente aella
estaba Ver mas
El joven químico, alemán Friedrich Wöhler sabía en 1828 qué era exactamente lo que le interesaba: estudiar los metales y minerales.
Estas sustancias pertenecían a un campo, la química inorgánica, que se ocupaba de compuestos que supuestamente nada tenían que ver con la vida. Frente a ella estaba
la química orgánica, que estudiaba aquellas
sustancias químicas que se formaban en los tejidos de las plantas y animales
vivos.
El maestro de Wöhler, el químico sueco Jöns
J. Berzelius, había dividido la química en estos dos compartimentos y afirmado que las
sustancias orgánicas no podían formarse a partir de sustancias inorgánicas en el laboratorio.
Sólo podían formarse en los tejidos vivos,
porque requerían la presencia de una «fuerza vital».