La
epilepsia, que hoy sabemos que es un trastorno del cerebro, era atribuida también a la
acción de un espíritu. La persona que lo sufre pierde de vez en cuando el
control de su cuerpo durante algunos minutos, cayéndose al suelo, mostrando
convulsiones, etc. Después recuerda muy poco de lo Ver mas
La epilepsia, que hoy sabemos que es un trastorno del cerebro, era atribuida también a la
acción de un espíritu. La persona que lo sufre pierde de vez en cuando el
control de su cuerpo durante algunos minutos, cayéndose al suelo, mostrando convulsiones,
etc. Después recuerda muy poco de lo ocurrido. Antiguamente la gente estaba
convencida de que veía entrar un demonio en el cuerpo de la persona afectada y
que era él el que lo agitaba; los griegos llamaban por eso el «mal sagrado» a
la epilepsia.
Mientras la manera de clasificar esta enfermedad fue tan poco científica, el
método de tratamiento no podía tener otro carácter. La terapia indicada
consistía en ahuyentar o exorcizar a los demonios. Las tribus primitivas siguen
teniendo «brujos» y curanderos que lanzan conjuros y ejecutan ritos para que
los espíritus malignos salgan de la persona enferma. Y la gente cree realmente
que el enfermo sanará en el momento en que sean expulsados los malos espíritus.
El dios griego de la Medicina se llamaba Asclepio, y los sacerdotes de Asclepio
eranmédicos. Uno de los templos más importantes de este dios estaba en la isla
de Cos, en el Mar Egeo (frente a la costa occidental de la actual Turquía).
Hacia el año 400 a. C. el médico más importante en la isla de Cos era un hombre
llamado Hipócrates.
Hipócrates tenía una manera de ver las cosas que era nueva para los griegos,
pues creía que lo que había que hacer era tratar al paciente, y no preocuparse del demonio que hubiera
o dejara de haber dentro de él. Hipócrates no fue el primero en pensar así,
pues las viejas civilizaciones de Babilonia y Egipto tuvieron muchos médicos
que defendían esta actitud, y dice la leyenda que Hipócrates estudió en Egipto.
Pero es la obra de Hipócrates la que ha sobrevivido y su nombre el que se
recuerda.