Argentina
La literatura argentina, es decir el conjunto de obras literarias producidas
por escritores de la República Argentina, es una de las más prolíficas, relevantes
e influyentes de América Latina, con escritores de renombre como Jorge Luis
Borges, Julio Cortázar, Leopoldo Lugones o Ernesto Sabato.
Inicios
La literatura de habla hispana en el territorio argentino, se inicia con la
conquista y colonización española.
Los conquistadores traían consigo cronistas que redactaban y describían todos
los acontecimientos importantes, aunque con ojos españoles y para un público lector español.
Siendo Santiago del Estero la primera ciudad de la Argentina, varios cronistas
de esta población pueden ser considerados como los iniciadores de la crónica
literaria y poesía argentina. Entre ellos destacan Luis Pardo, quien fuese
alabado como
poeta por Garcilaso de la Vega. También Matheo Rojas de
Oquendo y Bernal Díaz del Castillo.
El primer cronista del Río de La Plata fue Ulrico Schmidl, con su obra
'Derrotero y viaje a España y a las Indias', una obra muy discutida
por las diferencias entre traducciones[1]La Universidad de Córdoba, fundada en
1613, se convirtió rápidamente en un centro de cultura.
A medida que la población criolla crecía y la educación de
ésta se fortalecía, surgían los primeros destellos -aunque en forma
embrionaria- de una literatura local en forma de cartas, epístolas y otros
tipos de composiciones.
Durante la segunda mitad del siglo XVIII, aunque las autoridades españolas
se empeñaban en restringir las noticias que llegaban de Europa a América, al
puerto de Buenos Aires arribaban, subrepticiamente ocultos en los barcos, todo
tipo de libros. La Revolución acabó con las restricciones, y cuando en 1812 se
inauguró la primera biblioteca pública de Buenos Aires, promovida por Mariano
Moreno, en apenas un mes los habitantes de Buenos Aires donaron más de 2000
libros, lo que demuestra la avidez con que se leía en aquella época.
Las tensiones con la literatura francesa produjeron los fenómenos del
criollismo, o literatura gauchesca y la reivindicación de la literatura
española. Hispanistas y gauchescos no formaron escuelas definidas ni coincidieron siempre en el tiempo; fueron más bien
manifestaciones que tácitamente rechazaban la influencia francesa. Mientras los
primeros apenas dejaron huellas en cuanto a cantidad y calidad de obras, a los
segundos se los considera fundadores de la literatura argentina
moderna.
Sin embargo, el primer relato que merece para muchos críticos el nombre de
«fundacional», fue escrito antes de mediados del siglo XIX por Esteban
Echeverría (1805-1851), escritor y político liberal, de tendencia romántica
perteneciente a ladenominada Generación del 37.
Su cuento El matadero, que describe una escena brutal de tortura y asesinato en
los mataderos de ganado de Buenos
Aires, es de un estilo
realista infrecuente en la época.
Echeverría escribió también el poema La cautiva, de ambiente
rural, pero de estilo culto y complejas resoluciones metafóricas y sintácticas.
La literatura gauchesca comienza con la obra del oriental Bartolomé Hidalgo. Sus Cielitos, que hablan de la
peripecia patriótica, van deviniendo después en poemas en los cuales se
incorporan las primeras denuncias que luego continuarán la voz de Los Tres
Gauchos Orientales y más tarde la voz de Martín Fierro de José Hernández.
Posteriormente ocurre la publicación de Fausto, de Estanislao del Campo (1866), sátira en verso en la que un
gaucho relata con su propio lenguaje una representación del Fausto de Charles
Gounod en la ópera de Buenos Aires,
el Teatro Colón.
El salón literario
Marcos Sastre, un librero de la ciudad de Buenos Aires, ofreció en 1837 un
salón de su 'Librería Argentina' para oficiar de salón literario y
que se efectuaran allí las reuniones de los grupos de lecturas y discusión de
los intelectuales. La primera sesión inaugural fue en junio de 1837 2] Los conceptos básicos que cohesionaron al grupo,
sentados en los discursos inaugurales de Juan Bautista Alberdi, Marcos Sastre,
Juan María Gutiérrez, fueron:
Necesidad de reflexionar sobre los acontecimientos políticos del pasado para poder actuar sobre el
presente. Como manifestara Echeverría en un discurso frente al Código: 'Señores, si hemos de
hacer algo por nuestrapatria, es preciso que nuestras ideas nazcan del conocimiento de la
vida anterior y presente de nuestra sociedad.'
Retorno a los ideales de la Revolución de Mayo, de la que se
consideraban hijos y sucesores.
Creación de una literatura nacional, unida al medio geográfico y social, que
atendiera 'al fondo más que a la forma del pensamiento, a la idea más que
al estilo, a la belleza útil más que a la belleza en sí' (Alberdi); que
'armonice con la virgen y grandiosa naturaleza americana'
(Echeverría). Los modelos literarios serán los ofrecidos por
el romanticismo europeo, pero con una fuerte impronta de carácter criollista.
Propuesta de un divorcio con respecto a los modelos
literarios españoles y a la tutela académica.
Defensa de la libertad en el empleo de la lengua, aceptan las variantes
regionales del
español americano.
Martín Fierro
Martín Fierro es un poema narrativo de José Hernández,
obra literaria considerada ejemplar del
género gauchesco en Argentina y Uruguay. Se publicó en 1872
con el título El Gaucho Martín Fierro, y su continuación, La vuelta de Martín
Fierro, apareció en 1879.
Narra el carácter independiente, heroico y sacrificado del gaucho. El
poema es, en parte, una protesta en contra de las tendencias europeas y
modernas del
presidente argentino Domingo Faustino Sarmiento.
Leopoldo Lugones, en su obra literaria El payador calificó a este poema como
'el libro nacional de los argentinos' y reconoció al gaucho su
calidad de genuino representante del país, emblema de la argentinidad. Para Ricardo Rojas representaba el clásico argentino
porantonomasia. El gaucho dejaba de ser un
hombre 'fuera de la ley' para convertirse en héroe nacional. Leopoldo
Marechal, en un ensayo titulado Simbolismos del
'Martín Fierro' le buscó una clave alegórica. José María Rosa vio en
el 'Martín Fierro' una interpretación de la historia argentina.
Este libro ha aparecido literalmente en cientos de ediciones
y fue traducido a más de 70 idiomas. La última fue al Quichua, tras
nueve años de trabajo, por Don Sixto Palavecino y Gabriel Conti.
La obra narra las desventuras de un gaucho, reclutado a la fuerza para la
guerra contra el indio, quien a su regreso mata a un hombre en duelo, huye y se
exilia entre los salvajes.
Vuelto a la civilización, pronuncia una serie de máximas a
sus hijos y reflexiones sobre las penurias de sus paisanos, los gauchos,
parias de la pampa.
Domingo F. Sarmiento, Facundo
En 1845, Domingo Faustino Sarmiento, escritor y político que llegaría a la
Presidencia de la Nación, había publicado Facundo, sobre el caudillo provincial
Facundo Quiroga, a quien describe agudamente, pero a la vez pinta como símbolo
y representación de la barbarie, a la que Sarmiento oponía el progreso y la
civilización. Para la crítica del
siglo XX, Facundo es también un libro inaugural de la literatura argentina.
En cuanto a la producción literaria de mujeres, destacan en el siglo XIX
autoras como Juana Manuela Gorriti, Eduarda Mansilla, Rosa Guerra y Juana
Manso, que por un lado también discuten a su manera el problema nacional, por
ejemplo con el motivo de la Cautiva o el tema gauchesco, por otro lado se
insertan en la incipiente discusiónfeminista de la época, con problemas como la
educación de la mujer.
Siglo XX
Normalizada la vida política después de las guerras interiores, y con el
gobierno en manos de liberales, el país entra con gran pujanza en el nuevo
siglo y la literatura se hace cosmopolita. El poeta, narrador y ensayista
Leopoldo Lugones es la figura que representa este
puente entre dos épocas. Influido por la poesía del nicaragüense
Rubén Darío, escribió poemarios de elaborada retórica, cuentos y combativos
ensayos. De su anarquismo inicial derivó hacia el nacionalismo autoritario,
apoyó el primer golpe de Estado en el país (1930) y se suicidó en una posada en
el delta del
río Paraná.
A la poesía suntuosa de Lugones, sigue la «sencillista», de poetas como
Baldomero Fernández Moreno y Evaristo Carriego. También a principios de este siglo es cuando Gustavo Martínez Zuviría (Hugo Wast) da
comienzo a su gran producción de artículos y novelas varias de las cuales
fueron llevadas al cine. Se destacan entre ellas Flor de Durazno (1911) en la
que hace su debut en el cine Carlos Gardel y Valle Negro (1918) novela elogiada
por Miguel de Unamuno.
Ricardo Güiraldes publica su Don Segundo Sombra, novela rural que a diferencia
de Martín Fierro no reivindica socialmente al gaucho, sino que lo evoca como
personaje legendario, en un tono elegíaco.
En la provincia de Entre Ríos, a la orilla del río Paraná, el poeta Juan L.
Ortiz inicia una obra solitaria, de intensa relación con el paisaje fluvial,
pero también con sus humildes habitantes.
En la década del cuarenta aparece una nueva vanguardia de la manode Juan-Jacobo
Bajarlía junto a Gyula Kosice, Edgar Bayley, Carmelo Arden Quin y Tomás
Maldonado entre otros. Al mismo tiempo, se afirma la figura
de Borges, a la vez que es cuestionada por su presunto «cosmopolitismo».
Ernesto Sabato publica su primera novela, El túnel, elogiada
y premiada en Europa. Leopoldo Marechal publica varios
libros de poesía y su Adán Buenosayres (1948).
Publican poetas como Olga Orozco y Enrique Molina y la poeta Celia Gourinski,
influidos por el surrealismo europeo; Alberto Girri, admirador de la poesía
anglosajona y Edgar Bayley, cofundador del «concretismo», de mayor gravitación
en las artes plásticas que en la literatura.
Julio Cortázar edita sus primeros cuentos en los años 1950,
el primero de ellos por gestión de Borges, y se autoexilia en París.
En esa década y la siguiente, la vanguardia poética se
reagrupa en la revista Poesía Buenos Aires, dirigida por Raúl Gustavo Aguirre.
El poeta Juan Gelman aparece como la figura más destacada de una poesía de tono
coloquial, políticamente comprometida, que incluye a Juana Bignozzi y Horacio
Salas, mientras Fernando Demaría se destaca por su lirismo íntimamente ligado a
la tierra y al paisaje.
Destacan también, en poesía, Rafael Squirru, Fernando Guibert, Joaquín
Giannuzzi, Leónidas Lamborghini,Emeterio Cerro, Juan-Jacobo Bajarlía, Alejandra
Pizarnik, Abelardo Castillo, Liliana Heker, Vicente Battista, Beatriz Guido,
Bernardo Kordon, Juan José Manauta, Rodolfo Walsh, Adolfo Bioy Casares, de muy
distintas ideas estéticas, que recorren una gama de estilos que va desde lo
social hasta loexistencial y lo fantástico. Sobresale en el
interior argentino, Juan Bautista Zalazar, poeta y cuentista nacido en La Rioja
y afincado en Catamarca.
Después de la dictadura militar de la historia local (1976-1983), en la
narrativa se destacan nombres como los de Daniel Moyano, Ricardo Piglia, Manuel
Puig, Antonio Di Benedetto, César Aira, Juan José Saer, Julio Carreras (h),
Antonio Dal Masetto, Alan Pauls, Ana María Shua, Rodolfo Fogwill, Alicia
Steimberg, Luisa Valenzuela, Alberto Laiseca, Osvaldo Soriano, Luisa Futoransky,
Jorge Asís, Héctor Tizón, Rodrigo Fresán, Mempo Giardinelli, Alicia Kozameh,
Reina Roffé, Cristina Feijóo, Rodolfo Rabanal, Susana Szwarc, Liliana Heker,
Jorge Torres Zavaleta, Leopoldo Brizuela, Guillermo Martínez y poetas como
Celia Gourinski, Arturo Carrera, Néstor Perlongher, Ricardo Zelarrayán, Susana
Thénon, Irene Gruss, Cristina Piña, Diana Bellessi, Jorge Aulicino,Ruth Mehl,
Fabián Casas, Santiago Sylvester, Horacio Castillo, María del Carmen Colombo,
Rafael Roldán Auzqui.
Muchos de estos autores habían comenzado su actividad en los
años anteriores a la dictadura; otros aparecen en los ochenta y noventa para
reanudar la discusión literaria. El tono paródico en algunos de ellos,
la ironía, la fantasía, el realismo y la épica, la gravedad o la liviandad, el
minimalismo y la lírica intimista y feminista indican las tendencias y
tensiones del
momento histórico.
La
polémica Florida-Boedo
En los años veinte, surge la polémica Florida-Boedo, entre lo que se conocería como
el Grupo Florida y Grupo Boedo. Ambos grupos aglutinan a la
vanguardia. ElGrupo Florida tiene entre sus miembros sobre todo a
personajes de la élite económica, mientras que el Grupo Boedo se proclama como
antivanguardista, más ligados a los problemas sociales y económicos de las
clases trabajadoras, influidos por el modelo realista de la literatura rusa,
entre los que se destaca Roberto Arlt, aunque nunca se proclamó como
perteneciente al Grupo Boedo. La polémica Florida-Boedo no es solamente de
carácter económico, sino que refleja modos diferentes de concebir la literatura
y la escritura; esto incluye las temáticas tratadas, el lenguaje utilizado, la
función social que cada grupo le asigna a la literatura y los modelos
literarios a seguir.
La hoja de divulgación del
Grupo Florida se llamaría, significativamente,
Martín Fierro, para algunos, un gesto snob, para otros, la expresión del matiz criollista que
quería subrayar el movimiento innovador. En ese
periódico escribe Jorge Luis Borges, quien con el tiempo sería el más conocido
fuera de las fronteras del país, y otros
poetas clave, como
Raúl González Tuñón y Oliverio Girondo (estos últimos, pertenecientes al Grupo
Boedo).
Revistas literarias
En Argentina, las revistas literarias fueron cruciales en la difusión de nuevos
escritores, intelectuales y académicos, además de ser un punto de encuentro
para el intercambio de las diferentes perspectivas sobre la literatura y los
posicionamientos políticos en relación a los modelos literarios.
Algunas de las principales revistas fueron
Revista Sur - 1931-1992 - 371 ejemplares
Contra. La revista de los francotiradores - 1933-1933 - 6 ejemplaresContorno
(revista) - 1953 - 1959 - 10 ejemplares
Revista Punto de Vista - 1978
Crisis - 1973-1976
Puro Cuento - 1985-1992
Poesía de los años noventa
Durante el gobierno de Carlos Saúl Menem (1989-1999), en un clima de albor
económico para la clase media y alta, y eclipse cultural, surgen nuevos grupos
de autores, alrededor de núcleos de autogestión. Se organizan lejos del
circuito tradicional en galerías, fábricas recuperadas, centros culturales
barriales y discotecas.
Publican en editoriales pequeñas (VOX, Siesta, Ediciones del
Diego, Ediciones ByF, Selecciones de Amadeo Mandarino), revistas independientes
(como 18
wyskies).
Destacan autores como Juan Desiderio (La Zanjita), Washington Cucurto
(Zelarayan y La máquina de hacer paraguayitos), Daniel Durand (Segovia y El
cielo de Boedo), José Villa, Alejandro Rubio (Música mala), Damián Ríos (La
pasión del novelista y El perro del poema), Martín Gambarotta (Púnctum y
Seudo), Sergio Raimondi (Poesía Civil y Diccionario crítico de la lengua),
Fabián Casas (Tuca, El Salmón, Oda, El spleen de Boedo y El hombre de overall),
Martín Prieto, Daniel García Helder (El Guadal), Darío Rojo, Ezequiel Alemian y
Manuel Alemian, Rodolfo Edwards, Martín Rodríguez, Eduardo Ainbinder, Verónica
Viola Fisher, Fernanda Laguna. Después del colapso económico
y financiero de 2001 y 2002 se intensifican aun más esas activades
autogestionadas.
Nuevos escritores: la literatura post-crisis
En la segunda mitad de la década de 2000, comenzó a consolidarse una nueva
generación de escritores (narradores y poetas), al mismo tiempo que surgen
nuevasvoces con escrituras más breves, experimentales y publicadas algunas a
través de Internet.