¿Y acaso la sabiduría de los
gobiernos puede tener otro origen? ¿No es la
instrucción la que los ilumina, la que les dicta las buenas leyes y la
que establece en ellas las buenas maximas?
¿No es la que aconseja a la política, la que ilustra a la
magistratura, la que alumbra y dirige a todas las clases y profesiones de un
estado? Recórranse todas las sociedades del globo, desde la
mas barbara a la mas culta, y se vera que donde no
hay instrucción todo falta, que donde la hay todo abunda, y que en toda
la instrucción es la medida común de la prosperidad.
Pero ¿acaso la prosperidad esta cifrada en la
riqueza? ¿No se estimaran en nada las
calidades morales en una sociedad ¿No tendran influjo en la
felicidad de losindividuos y en la fuerza de los estados? Pudiera
creerse que no, en medio del afan con que se busca
la riqueza y la indiferencia con que se mira la virtud. Con todo, la virtud y
el valor deben contarse entre los elementos de la prosperidad social. Sin ella toda riqueza es escasa, todo poder es débil. Sin
actividad ni laboriosidad, sin fugacidad y parsimonia,
sin lealtad y buena fe, sin probidad personal y amor al público; en una
palabra, sin virtud ni costumbres, ningún estado puede prosperar,
ninguno subsistir .Sin ellas el poder mas colosal se vendra a
tierra, la gloria mas brillante se disipara como el humo.
JOVELLANOS DE, GASPAR MELCHOR: Antología de
Escritos Pedagógicos. Editorial Sanz y Torres.
Madrid.2010, pp 186-187.