Guía para el diseño de programas socioeducativos de
atención a la infancia
I. Introducción A lo largo de este artículo me voy a
permitir repasar los elementos principales de una planiï¬cación para la
intervención socioeducativa, reseñando los elementos más importantes cuando
ésta se realiza sobre un colectivo tan especial como el de la infancia. El objetivo no es
otro que llamar la atención sobre elementos que son de sobra conocidos por
todos los profesionales de la intervención socioeducativa en la infancia, pero
que, sin embargo, en la cotidianeidad de nuestro trabajo pueden no ser tenidos
en cuenta como se merecen y, lo que es peor, por las consecuencias que su
tratamiento inadecuado tienen en el éxito de nuestras acciones socioeducativas.
El diseño de una intervención socioeducativa se compone de
unas fases de trabajo que atañen no sólo al preciso momento de su planiï¬cación.
El trabajo de diseño debe comenzar con una fase previa de trabajo prospectivo
en el que se ï¬jan los «porqués» del abordaje de un trabajo de
intervención. De este modo las fases «tradicionales» del diseño de una
intervención socioeducativa son: Estudio del colectivo y contexto en el que se
pretende intervenir. En esta fase es de importancia clave analizar el contexto
y características del
colectivo y sus necesidades, déï¬cits o carencias ante una situación dada.
Fruto de este trabajo se establecerán una serie de
necesidades a resolver en un colectivo con un contexto y características
propias, que enmarcan y condicionan el desarrollo de la intervención. Deï¬nición de objetivos de la intervención. Una vezseleccionado
el rango de necesidades que deseamos paliar con nuestra intervención
socioeducativa es necesario ï¬jar claramente los objetivos de la misma.
Selección de contenidos. Con los objetivos
establecidos de forma clara y unívoca y teniendo en
cuenta las características y contexto del
colectivo con el que intervenimos seleccionamos los contenidos que nos permitirán
alcanzar los objetivos previstos. Desarrollo metodológico.
las características del
colectivo y de los profesionales, así como
de la institución que lidera la intervención constituyen el caldo de cultivo
metodológico en el que se realiza la intervención. las
características de una intervención socioeducativa hacen que la metodología sea
una herramienta clave para la consecución de algunos objetivos como
elemento coadyuvante a los contenidos de la misma o, incluso, como elemento independientemente considerado.
Recursos. la disponibilidad
de recursos humanos y materiales suï¬cientes y adecuados a la intervención
socioeducativa que pretendemos es otro elemento deï¬nitorio del éxito de nuestra intervención. Mención
especíï¬ca merece la gestión que de esos recursos se lleve a cabo como
condición de que una inadecuada gestión de buenos recursos puede dar al traste
con la intervención mejor diseñada. Evaluación de la
intervención. la evaluación es la «piedra de
toque» que permite establecer la calidad, eï¬cacia y eï¬ciencia de nuestra
intervención. Es el instrumento de mejora e innovación por
excelencia. Pero tambiénel más temido por la
desnaturalización de sus virtualidades originales. la
evaluación es la respuesta a si nuestro trabajo como profesionales merece la pena y a la
nueva situación en la que se encuentra el colectivo con el que hemos
intervenido tras esa, muchas veces, ardua tarea. Abandonar la evaluación a una
mera memoria de actividad o a un cumplimiento de
determinados estándares, válidos burocráticamente, pero huecos de sentido es
perder oportunidades de innovar y mejorar nuestro trabajo profesional. A
continuación vamos a profundizar un poco más en
algunas de estas fases que hemos mencionado y que pueden tener una mayor
relevancia en intervenciones socioeducativas con un colectivo especíï¬co: la
infancia. II. Análisis de las necesidades El análisis de las necesidades del
colectivo con el que queremos intervenir es crucial para que nuestro trabajo
sirva para algo. Un análisis de las necesidades tanto
presentes como
futuras. A esta primera fase también se la denomina
evaluación previa. Con ella se pretende indagar sobre
las características de cada uno de los elementos que intervienen en el proceso
de intervención socioeducativa: contexto (educativo, familiar, social,
económico, geográï¬co, recursos humanos y materiales disponibles), los ejes
temáticos y metodológicos de la intervención y las características de los niños
y niñas con los que se va a intervenir.
Con ello se pretenden detectar las carencias y problemáticas reales a las que
se debe dar respuesta. Desde unplanteamiento general, la realización de acciones
de intervención socioeducativa, tiene como punto de partida una necesidad
educativa que incide o es consecuencia de una situación social deï¬citaria.
Por tal necesidad debe entenderse la diferencia
existente entre los conocimientos, habilidades y/o actitudes que posee un
colectivo determinado y las que sería deseable que hubiese desarrollado para no
estar en una situación de riesgo de exclusión. A la hora de plantearnos el
diseño de un Programa, nos encontramos con que la primera cuestión se nos plantea
es: «sPor dónde comenzamos Y ahí es donde entra en
juego el concepto de «necesidad» como
punto de partida del
diseño de un proceso formativo. Tipología de necesidades Una clasiï¬cación
mejorable desde un punto de vista teórico, pero de una
indudable utilidad técnica es la que tipiï¬ca las necesidades a detectar en:
Necesidades percibidas por el colectivo con el que se va a intervenir. Estas necesidades, a su vez, pueden ser manifestadas o no
manifestadas. Las necesidades percibidas y manifestadas son las que con
mayor naturalidad y tendencia se suelen atender a la hora de programar una
intervención. En el caso de la infancia abarcan desde las propias peticiones de
los niños y niñas sobre qué actividades les gustan más y les «apetece» más
desarrollar, hasta las peticiones formuladas por sus padres, madres o tutores
legales, pasando por las formuladas por el profesorado o los profesionales y
técnicos que trabajan con ellos en otros ámbitos. Pero hay otro rango de
necesidades que se pueden estar percibiendo por cada uno de estos actores, pero
que por el motivo que sea(político, familiar,
personal, psicológico, social,) no se atreven o no quieren formular «en voz
alta». Estas necesidades percibidas y no manifestadas pueden,
a la larga, generar muchos tipos de frustraciones entre el colectivo con el que
se interviene y su propio contexto. Además se produce en los
profesionales que llevan a cabo la intervención con el colectivo la sensación
de que está pasando algo, pero que no se sabe qué es. Con la frustración que
conlleva incluso, en algunos casos, a impedir la
consecución efectiva de los objetivos de intervención que sobre necesidades
manifestadas se haya diseñado. Estas necesidades no manifestadas pueden ser como
un fantasma que ronda por la intervención pero que no llegamos a ver. En el
momento de planiï¬car un análisis de necesidades se hace necesario diseñar
instrumentos y técnicas que permitan acercarse de algún modo a estas
necesidades no explicitadas.
Necesidades no percibidas por el colectivo y/o por, en el
caso de la infancia, sus padres o madres o tutores legales, profesores u otros
profesionales. Estas necesidades suelen tener que ver con los aspectos
más prospectivos de nuestra intervención. Son necesidades que no resultan
evidentes en el presente pero que a la larga pueden constituirse como
necesidades percibidas y evidentes. En una buena intervención o planiï¬cación
en la atención socioeducativa a un colectivo deben
estar presente estas necesidades en algún modo, ya que, si no, estamos
condenados a realizar intervenciones paliativas permanentemente y actuarsobre
problemas consolidados. la prevención debe ocupar
siempre un lugar. No obstante, evidenciar estas necesidades es más complejo y
necesita de más experiencia y amplio conocimiento, así como, a menudo,
asesoramiento externo por parte de los profesionales que ponen en pie la
intervención socioeducativa. Características del análisis de necesidades Pérez
Campanero hace un listado de las características del análisis de
necesidades, diciendo que: Se trata de un estudio sistemático en el inicio,
para identiï¬car y comprender el problema. Es un análisis
de discrepancias entre dónde se está actualmente y dónde se debería estar. Utiliza datos representativos de la realidad y de las personas
implicadas. Es un proceso provisional, nunca
deï¬nitivo y completo. las discrepancias se
identiï¬can en términos de resultados, no de procesos. Proporciona
datos importantes para la generación de soluciones y toma de decisiones.
Herramientas de análisis de necesidades la Entrevista
Indicadores Sociales. las reuniones grupales o
Focus Groups. la Encuesta la Observación Inventario de
recursos Sondeo de Problemas técnica del grupo
Nominal técnica Delphi
El Sistema I.C. (Ideas Clave) grupo de Discusión Campo de Fuerzas Matriz de
Decisiones III. Deï¬nición de los grupo destinatarios Como
ya hemos visto, la primera fase en todo proceso de planiï¬cación es realizar un análisis pormenorizado del contexto en el que se va a intervenir,
con el objetivo de conocer el grupo destinatario de la acciónsocioeducativa. El
conocimiento de la realidad permite llevar a cabo con más precisión y eï¬cacia
las fases posteriores de la intervención. Con la detección de necesidades
debemos organizar la información para saber cuáles son las necesidades de
intervención del
colectivo con el que pretendemos intervenir. Siempre se pueden establecer
grupos de incidencia, reuniendo a todos aquellos que presenten unas
características homogéneas comunes para la intervención. lo
que ocurre es que el número de beneï¬ciarios del programa condiciona que exista un
agrupamiento por grupos de incidencia. Por lo que, a veces, y sobre todo en un colectivo como
el de la infancia debemos atender en un mismo grupo de intervención a
diferentes grupos de incidencia ya que no es posible desagregarlos. Este
condicionamiento es determinante para muchas intervenciones que se desarrollan
con niños y niñas y la competencia de los profesionales que la llevan a cabo
siempre es puesta a prueba por esta circunstancia. Una programación
orientada hacia los grupos destinatarios enfoca su contribución hacia los
objetivos y necesidades de determinados grupos. Si la programación está
en contacto directo con los destinatarios y presta una contribución a los
procesos de desarrollo de éstos, la mejor forma de garantizar su eï¬cacia será
la participación lo más temprana y activa posible de los mismos en la deï¬nición
de la programación. No siempre se hace partícipes a los propios niños y niñas
en el diseño y desarrollo de las intervenciones que se desarrollan CON ellos y ellas. Se parte de la falsa creencia de
que no saben qué es lo que quieren o se desestima su opinión y deseoal
respecto. Esto puede ser cierto, pero sólo a veces.
IV. Diseño de acciones formativas Una vez determinadas las necesidades, se
diseñará el proceso a través del cual se va a hacer frente a la
situación. éste comprende diferentes ámbitos: la
intervención a largo plazo (programas con vocación de permanencia). En las que se busca desarrollo de labores preventivas o prospectivas
y de mantenimiento de determinados logros.
la intervención a corto plazo. Se
trata de intervenciones puntuales, que aunque pueden ser de cierta duración no
se piensan repetir o mantener al ser orientadas a resolver una carencia,
problema, diï¬cultad o necesidad puntual. Su
orientación es netamente paliativa. Suele ser el comienzo de una
intervención más general con un colectivo determinado
que debería, una vez resuelta la situación coyuntural, ser continuada por una o
varias intervenciones a largo plazo. Planes de desarrollo.
Son planes de intervención macro, emanados de la administración en su ámbito de
actuación concreto e incluyen varios tipos de intervención (socioeducativa, económica, ) En ellos se concitan intervenciones
socioeducativas a largo y corto plazo. Su objetivo general es
generar procesos de cambio y transformación social de largo alcance para uno o
varios colectivos en uno o varios ámbitos geográï¬cos. la programación es la
operativización de la planiï¬cación. la elaboración de la programación
de una intervención es un conjunto de tareas que están íntimamente relacionadas
entre sí; se describe como la acción de formarprogramas, previa declaración
sobre lo que se piensa hacer y anuncio de las partes de que se ha de componer
un acto o una serie de ellos, es decir, nos permite idear y ordenar las
acciones necesarias para la realización de un programa. Esta fase especiï¬ca y
concreta toda la planiï¬cación en cuanto a plasmar en algo tangible los
contenidos, metodologías, recursos pedagógicos, evaluación, etc. generalmente
conformado por la programación, un cronograma, la documentación, los recursos
didácticos y el conjunto de instrumentos y técnicas que deberán utilizarse para
llevar a cabo una adecuada evaluación. la programación
se concreta en un documento en el que se recogen los distintos elementos que
conï¬guran la intervención socioeducativa. Su estructura interna responde a
los siguientes apartados fundamentales: FINAlIDAD: Delimitación de la necesidad
a la que esta acción da respuesta. DEStINAtArIOS: Colectivo al que va dirigida la acción, indicando brevemente perï¬l
caracteriológico y situación de partida. OBJEtIvOS gENErAlES: Conocimientos,
habilidades y/o actitudes que deberán alcanzar los beneï¬ciarios al ï¬nal de
la intervención. Su formulación no está sujeta a las
exigencias de especiï¬cidad de los objetivos educativos. EStrUCtUrA:
Descripción general de la acción, especiï¬cando: número total de horas de
intervención, períodos que la integran, distribución de horas asignadas y en su
caso, peso especíï¬co de cada una. Asimismo se harán constar
todos aquellos aspec-
tosorganizativos que se consideren necesarios para la gestión de la acción.
OrIENtACIONES MEtODOlógICAS: Atendiendo a las características especíï¬cas de
la acción se reflejará la metodología a desarrollar, así como cualquier
observación sobre el colectivo o la disposición de recursos que facilite la
intervención. EvAlUACIóN. la
evidente y obligatoria, de contraste entre la consecución de los objetivos
previstos y los ï¬nalmente alcanzados. Y otra, facultativa,
que versará sobre los aspectos de mejora de la calidad e innovación en la
intervención con el colectivo. Esta puede orientarse
desde la satisfacción o valoración de los niños y niñas sobre el programa hasta
aspectos más centrados en la gestión y coordinación de la puesta en marcha de
la intervención. Un buen diseño de intervención
socioeducativa para la infancia: Delimita con claridad y precisión los
objetivos que se pretenden alcanzar. Abarca todos los elementos educativos,
tanto referidos a conocimientos como a habilidades y actitudes. Prevé todos los pasos formativos necesarios para alcanzar los
objetivos marcados. Considera la actividad del niño y niña como fundamental. Utiliza
metodología y técnicas variadas y adecuadas a los objetivos y al colectivo.
temporaliza adecuadamente todas las actividades. Incluye criterios e instrumentos para evaluar los resultadas
obtenidos. Es suï¬cientemente flexible para adecuarlo a la situación
concreta del
hecho educativo. Comentaremos algunos aspectos importantes
para la intervención socioeducativa en la infancia. Formulación
de los objetivos El primer paso para el éxito de la formación es formular los
objetivos educativos correctamente.En muchas organizaciones se constata que la
intervención socioeducativa no ha sido eï¬caz a pesar de que las necesidades
fueron correctamente identiï¬cadas. Entre las diversas causas del
fracaso destaca poderosamente la inexistencia de objetivos didácticos o su
inadecuada formulación. todo el diseño
construido en estas condiciones se resiente notablemente y, en consecuencia, no
se alcanzan los resultados esperados. El propósito de marcarse los objetivos es
establecer desde el principio los contenidos, las habilidades y las actitudes
que debe adquirir, desarrollar y/o dominar el niño y
niña participante al ï¬nalizar la intervención. Así pues, es de gran
importancia de formular correctamente estos objetivos en dos vertientes: por un lado, porque permiten la selección de los contenidos
apropiados y, por otro, porque facilitan la creación de precisas herramientas
de evaluación. Es importante signiï¬car que, dado que los objetivos son el
elemento de la planiï¬cación a partir del cual se articulan todos los
demás, es necesario que se expliciten con la mayor claridad y precisión
posibles. Tipologías de objetivos según el tipo de conducta deseada Para que el
programa abarque una educación integral o completa de los beneï¬ciarios,
debemos plantear en la programación tres tipos de objetivos, cuya clasiï¬cación
se corresponde con el tipo de conducta perseguida: Cognitivos: comprensión,
entendimiento, introspección. Esto incluye conocer o recordar
información, comprender o entender conceptos, habilidad de aplicarconocimiento,
capacidad de analizar una situación, capacidad de sintetizar información de una
situación dada, y la habilidad de evaluar una situación dada.
Psicomotores: destrezas especiales. lo que es
propiamente el desempeño requiere la utilización adecuada de objetos,
herramientas, ayudas o maquinaria. Por tanto, esos objetivos
son útiles para centrarse en el desempeño efectivo de habilidades y especiï¬car
la precisión, el nivel de excelencia o la velocidad. Afectivos: suponen
la manifestación de actitudes, percepciones, relaciones. Son
útiles para mostrar acciones de escucha, percepción, tolerancia y sensibilidad
hacia alguien o algo; elegir, decidir, descubrir y organizar valores, y
convertir los sentimientos y actitudes en conductas observables. la formulación de objetivos afectivos tiene características
especiales ya que no pueden expresarse en términos directamente mensurables. Es
recomendable plantearse qué conductas son deseables por parte de los
participantes tipo para poder tener un punto de
referencia en la medición. Se puede sustituir la medición de sentimientos por
la elaboración de listas de acciones pertinentes para deï¬nir el cumplimiento
de un objetivo.
Clasiï¬cación de los objetivos según su tamaño Pudiéndose distinguir entre
objetivos generales y especíï¬cos, se comienza deï¬niendo los objetivos
generales y, a partir de estos, ir descendiendo de forma coherente hacia los mas concretos. Cada uno de estos objetivos se puede enunciar
en dos niveles: uno general yotro operativo, se reï¬eren al nivel de precisión
de las conductas: 1. Objetivos Generales: también denominados ï¬nales o
globales. Se reï¬eren a las acciones que se espera que puedan realizar los
participantes al ï¬nal del proceso de formación. Estos no son evaluables. 2. Objetivos Especíï¬cos: también
denominados concretos o inmediatos. Son los más precisos y
concretos, se basan en la temporalización corta, acciones concretas y conducta
observable. Por tanto, reflejan la adquisición de
habilidades, destrezas, conocimientos y comportamientos observables y evaluables.
requieren especial cuidado en su redacción, puesto que
proporcionarán los criterios para diseñar el resto de la programación. Al
enunciar este tipo de objetivos, debemos utilizar los
verbos de acción y evitar los verbos abstractos. Criterios para deï¬nir
objetivos Al formular los objetivos operativos o evaluables conviene tener en
cuenta como
aspectos más signiï¬cativos los siguientes: Deben hacer referencia a aquello
que se espera que los niños y niñas, no el educador, consigan. Deben ser veriï¬cables,
es decir susceptibles de comprobar si se han alcanzado
o no. Para ello, es necesario que las conductas terminales esperadas se
describan mediante verbos observables tales como: identiï¬car,
resolver, clasiï¬car, evaluar, deï¬nir, etc. Deben evitarse ciertos verbos
tales como
conocer, saber o entender, cuya interpretación, por referirse a procesos
cognitivos o habilidades internas y no a comportamientos, resulta más subjetiva
y difícil de evaluar. Deben especiï¬car las condiciones y medios, circunstancias
y situaciones, en que la conducta descrita debe manifestarse.Deben recoger explícitamente
qué conocimientos, habilidades y/o actitudes se espera que los alumnos
adquieran, es decir, cuál es en deï¬nitiva el contenido del aprendizaje.
Cuando sea conveniente para concretar y clariï¬car más el comportamiento
esperado, debe señalarse el nivel de ejecución que se
considera aceptable en relación con la consecución del objetivo. tal nivel de ejecución se expresará en términos de márgenes
de error con que puede realizarse una tarea: tiempo, intensidad, etc. de la
misma. Contextualizar la redacción de objetivos: Es necesario establecer
conexiones claras entre objetivos y experiencias
concretas. Evitar palabras que puedan inducir a confusión o
que puedan ser demasiado vagas. Cuando se redacten
objetivos generales y operativos debemos cerciorarnos de que están relacionados
entre sí. Para que un
objetivo sea operativo y logre comunicar un propósito, habrá de reunir tres
características: rEAlIzACIóN. Debe responder siempre a la pregunta: squé es lo
que el alumno debe aprender a hacer? CONDICIONES.
Describir siempre las condiciones necesarias en las que se deberá darse la
realización: sen qué condiciones se pretende que el alumno lo haga? CrItErIOS. sEn qué grado de perfección
deberá hacerlo el alumno? Selección de contenidos de intervención la
mayoría de los programas de intervención socioeducativa para la infancia tiene
un desarrollo amplio de contenidos, casi siempre acertados y elaborados, en su
mayoría, por profesionales que atesoran amplia experiencia en la atención a
lainfancia. No suele ser en este punto en dónde se
generan los mayores problemas en los diseños de intervención. No obstante una
revisión de las prácticas habituales en la intervención educativa con niños y
niñas nos puede arrojar luz si hemos tenido en cuenta
lo visto hasta ahora. Muchas veces un diseño poco
cuidadoso de los objetivos de la intervención nos hace planiï¬car actividades
que pueden ser desde divertidas hasta eï¬caces para la intervención con los
infantes. Pero la pregunta siempre pendiente a resolver es shemos conseguido lo
que queríamos Es en esos momentos cuando podemos
constatar que de todas las buenas actividades que podríamos diseñar para
nuestra intervención pocas van a ser realmente eï¬caces y no digamos ya
eï¬cientes. A la luz de la revisión de objetivos que
proponemos pueden surgir nuevas maneras de ver el desarrollo de contenidos aún
en reputados expertos de amplio historial de intervención.
V. Seguimiento o evaluación de la intervención la evaluación es un proceso imprescindible de la intervención socioeducativa.
Este proceso de investigación nos permite conocer el alcance de los logros de
nuestra intervención realizando un contraste entre lo
que se pretendía y lo conseguido. la evaluación se
constituye, asimismo, como una herramienta de
mejora de la calidad de nuestra intervención y de innovación al veriï¬car la
bondad del
trabajo desarrollado. Permite que, de modo independiente
podamos establecer elementos de análisis para analizar nuestro trabajo yasí
establecer puntos de mejora de esos elementos de nuestro interés. Por otro lado constituye la fase de trabajo en la cual las
organizaciones que soportan la gestión de los programas de intervención
supervisan la rentabilidad de sus esfuerzos. Esta última función es la
que siempre suele dominar las evaluaciones institucionales de planes y
programas de intervención social, en general, y socieducativa, en particular, y
hace que la evaluación sufra de «mala prensa». Esta «mala prensa»
ha generado, de ordinario, que se pase de puntillas sobre los procesos de
evaluación, no dejando que se exploten todas sus ventajas. Evaluar
constituye un proceso sistemático, metódico y neutral
que hace posible el conocimiento de los efectos de un programa, relacionándolos
con las metas propuestas y los recursos movilizados. Es un
proceso que facilita la identiï¬cación, recolección y la interpretación de
informaciones útiles a los encargados de tomar las decisiones y a los
responsables de la ejecución y gestión de programas. Un proceso de recogida
sistemática y tratamiento de información (reflexionada y contrastada) por
parte de los miembros que protagonizan la intervención socioeducativa
(responsables, educadores, niños y niñas y otros agentes implicados) para
emitir un juicio de valor acerca de la calidad de esa actividad y tomar
decisiones, con el ï¬n de diseñar nuevas estrategias de mejora. la idea de
evaluación que subyace de la actual situación de la intervención socioeducativa
supone una superación del concepto de evaluación como control de la consecución
de objetivos y la adquisición del concepto de evaluación como un instrumento
demejora de la intervención. En el diseño de la intervención, se deberán
concretar: los momentos en que se realizará la evaluación (al inicio de la
acción, durante la misma, al ï¬nal, un tiempo después
de la intervención, etc.). los métodos de evaluación
que se van a utilizar (cuestionarios, entrevistas, observación, pruebas
situacionales, etc.). Elementos que se van a evaluar
(la valoración de los beneï¬ciarios, el aprendizaje, el educador, la
rentabilidad, etc.).
Fases del proceso evaluativo Fase inicial: la evaluación inicial o diagnóstica
es aquella que se realiza al comienzo o previo inicio del proceso
evaluativo. Es la fase en la que se debe realizar el diagnóstico de la
situación, de ahí la relación entre la fase inicial y la evaluación de tipo
diagnóstica, aunque el tipo de evaluación diagnóstica se puede utilizar en
otras fases. Fase procesual: la evaluación procesual o formativa es la
valoración permanente de la actividad a medida que ésta se va
desarrollando. En relación con su naturaleza de seguimiento constante y
personalizado será punto de partida para la adopción de medidas de motivación,
para la atención individualizada, para el establecimiento de actividades
cooperativas, la modiï¬cación de estrategias didácticas con presentación de
alternativas Durante esta fase se obtendrá información para orientar la
intervención en relación con las necesidades, las expectativas y las
motivaciones de los participantes en éstas. Sus objetivos son los siguientes:
Comprobar si se está produciendo elaprendizaje previsto. Identiï¬car
deï¬ciencias y posibles problemas que pueden surgir durante
el transcurso de la acción, con el ï¬n de introducir las oportunas
modiï¬caciones. Identiï¬car los obstáculos de los niños y niñas con respecto
a su aprendizaje y analizar como pueden ser resueltos. Determinar si el énfasis se está poniendo en la consecución de los
objetivos y/o en lograr la satisfacción de los beneï¬ciarios. Fase
ï¬nal: En el desarrollo de esta fase se efectúa la evaluación ï¬nal de la
actividad o programa, centrándose en la satisfacción manifestada por sus
destinatarios, en los resultados logrados y principalmente en el contraste de
la planiï¬cación de la acción con los resultados obtenidos. Objetivos:
Determinar las cuotas de aprendizaje alcanzadas, en cada una de los objetivos
pretendidos, para cada uno de los participantes. Detectar si
se ha producido integración de los objetivos de aprendizaje. Identiï¬car puntos débiles o nuevas necesidades en los
participantes. Planiï¬car la transferencia e integración
de los objetivos de la intervención al entorno y contexto social, educativo,
familiar, etc. Planiï¬car el seguimiento de los
participantes.
Fase de impacto, demorada odiferida: la evaluación del impacto o
demorada es una evaluación retardada que se caracteriza por realizarse
transcurridos un tiempo tras la ï¬nalización de la actividad formativa. Bajo
la denominación de la evaluación del impacto se entiende el proceso
evaluatorio orientado a medir los resultados de lasintervenciones en cantidad y
extensión según las reglas preestablecidas. la medida
de los resultados, característica principal de la evaluación del impacto, permite comparar el grado de
realización alcanzado con el grado de realización deseado. Evaluando el
aprendizaje se veriï¬ca si se han alcanzado los
objetivos operativos y funcionales de la intervención. Se comprueba si las
competencias han sido desarrolladas por los
participantes y en qué medida. Técnicas e instrumentos de la evaluación Fase
inicial: valoración de necesidades, la observación, la entrevista, el test, la
discusión grupal, cuestionarios de respuesta abierta y cerradas, Fase procesual:
la observación, la comparación, descripción, valoración y contraste de
necesidades, las técnicas de análisis de tareas, los tests, los cuestionarios
abiertos y cerrados, la revisión de trabajos, documentos e informes, la
entrevista. Fase ï¬nal: los tests, los cuestionarios abiertos y cerrados, la
revisión de trabajos, documentos e informes, las entrevistas, las pruebas
objetivas, el análisis de tareas, las escalas de observación, los trabajos de
campo, el anecdotario o incidente crítico, la lista de control, la observación
de los procesos. Fase de impacto, demorada o diferida: las entrevistas, las
escalas de observación, los cuestionarios abiertos y cerrados, etc Con esta
revisión esperamos haber llamado la atención sobre los
aspectos que el diseño de una intervención socioeducativa para la infancia debe
tener en cuenta para alcanzar con éxito sus objetivos de aprendizaje.
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