Los siete principios de una buena
negociación
5 Gener, 2008 - 08:01 — ADOLFO T. DOCHADO SOTO
En cualquier puesto o empresa, la negociación es parte inseparable del
trabajo cotidiano, sea para obtener respaldo o recursos internos o tratar con
interlocutores externos como clientes, proveedores, inversores, bancos o
administraciones públicas. La destreza negociadora es un
factor esencial del
éxito empresarial.
Cada interlocutor tiene características particulares que requieren un enfoque específico. No es lo mismo negociar con un sindicato que con un consejo de administración.
Por encima de estas diferencias, no obstante, hay ciertos principios
basicos para llevar a buen puerto cualquier negociación; Michael
Watkins, profesor de Harvard
Business School
nos habla de ellos:
Principio 1: toda negociación tiene una estructura
Por compleja que sea, toda negociación puede comprenderse y
controlarse descomponiéndola en sus elementos basicos y las
interacciones entre éstos. Las partes intervinientes y
las cuestiones en juego determinan unas dinamicas previsibles.
En la vida real, las relaciones no suelen ser bilaterales,
sino multilaterales, contradictorias e interdependientes. Sin este
enfoque estructural, lo habitual es quedar enmarañado en la complejidad
de esta red, sin una orientación clara o expuesto a grandes
'angulos ciegos' desde los que irrumpen amenazas y oportunidades
imprevistas.
El diagnóstico de la situación y su estructura
es una habilidad negociadorabasica y la piedra angular de la
negociación mas productiva.
Principio 2: la estructura determina la
estrategia
No hay planteamientos o estilos universales de negociación, porque la
estrategia debe adaptarse a cada situación y su estructura. No puede
enfocarse igual la compra de un coche que la
fusión de dos multinacionales. Resulta esencial determinar con
antelación los potenciales aliados y oponentes, el juego de intereses
recíprocos y los factores de influencia mas eficaces. La
estrategia y las tacticas deben derivarse de la estructura concreta del
caso.
Principio 3: las partes pueden configurar la
estructura a su favor
Un negociador eficaz no toma la estructura de la
negociación como
un dato fijo preestablecido. La partida puede jugarse tal
como
espontaneamente se presenta, pero resulta mucho mas conveniente
planificarla en términos favorables. Aunque la estructura determina la
estrategia, una parte esencial de la estrategia es configurar en la mayor
medida posible esa estructura: quiénes se sentaran a la mesa y
qué cuestiones se barajaran.
La mayoría de los elementos fundamentales para definir la estructura se
ventilan antes de que las partes se encuentren y lejos de la mesa de
negociación: formar coaliciones, marcar tiempos y plazos, acotar el
campo de acción, etc. El que juega en casa parte con ventaja.
Principio 4: el control del proceso confiere poder negociador
Es facil quedar atrapado en los elementos sustantivos de la
negociación (intereses,posturas, ofertas) y
descuidar las variables procedimentales. En realidad, el diseño del
proceso es una extraordinaria fuente de poder que permite dirigir la
negociación hacia los resultados deseados.
Hay que definir con suficiente antelación la agenda a tratar, los flujos
de información (quién y cuando debe saber qué o
entrar en contacto con quién), el marco
conceptual, las coaliciones de intereses, etc.
Una advertencia: un mal proceso (uno percibido como injusto, ilegal o engañoso) genera barreras
innecesarias; un buen diseño del
proceso contribuye a dar impulso al acuerdo.
Principio 5: el flujo de la negociación
puede encauzarse
Las negociaciones no suelen seguir un curso lineal y
continuo, sino con períodos de estancamiento salpicados de bruscos avances
hacia el acuerdo o la ruptura. Un largo conflicto
judicial, por ejemplo, puede resolverse en minutos en las escaleras del juzgado. El negociador debe identificar estas pautas para canalizar
favorablemente el proceso.
Identificar intereses compartidos y ofrecer una visión atractiva para el
interlocutor o un compromiso que le permita
'salvar la cara' favorecen el acuerdo. Del mismo modo, un
acuerdo inicial sobre las reglas basicas de la negociación o la
resolución de controversias constituye una barrera frente a posibles
retrocesos. Un plazo determinado por factores
urbanísticos, financieros o legales constituye igualmente un poderoso
incentivo para forzar una decisión.
Principio 6: los buenos negociadoresorganizan
su aprendizaje
El aprendizaje aporta una enorme ventaja negociadora. No se trata sólo
de averiguar quiénes son los interlocutores y cuales son sus
deseos (aunque esto es esencial), sino de 'sumergirse' en el entorno
para detectar las amenazas y oportunidades, dotandose de buenas fuentes de información y creando redes de relaciones
para conocer las tramas subyacentes.
Las empresas también deben organizarse colectivamente para aprender. El
conocimiento de la eficacia negociadora es un recurso
precioso y una fuente de rentabilidad a largo plazo que resulta esencial
gestionar activamente. No basta tener buenos negociadores. Su
experiencia debe trasladarse sistematicamente al acervo organizativo.
Principio 7: los grandes negociadores son
líderes
Los grandes líderes suelen ser buenos negociadores, y viceversa: los
actos de un negociador pueden marcar una enorme
diferencia en el resultado de negociaciones complejas como una fusión empresarial, en la que
se entrecruzan fuertes choques internos y externos de intereses. Los
partidarios de la fusión en uno y otro lado constituyen una
coalición potencial en favor del acuerdo. El negociador
tiene que tender puentes hacia el exterior, construir consensos internos y
conectar ambos procesos.
Los buenos negociadores no actúan nunca como intermediarios
pasivos. Por el contrario, deben liderar el proceso desde dentro, influyendo
para configurar las percepciones de todas las partes involucradas en
dirección favorable al acuerdo.