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Alemania: un largo proceso de industrialización



Alemania suele considerarse el último caso de la primera oleada industrializadora europea. En realidad, esta apreciación es algo engañosa. Alemania no fue un país unificado hasta 1870; a comienzos del siglo XIX su territorio era un conglomerado de estados independientes entre los que destacaba el reino de Prusia. El proceso de unificación culminó por tanto en el último tercio del siglo con la constitución del Imperio alemán, cuando el crecimiento económico industrial era ya un hecho.
Por este motivo, aunque las transformaciones económicas venían del siglo XVIII, la inexistencia de un mercado interior, con aranceles y monedasdistintos, condicionó el desarrollo en la primera mitad del siglo XIX. Había además otras diferencias importantes entre los territorios alemanes: estructuras agrarias muy distintas entre el Oeste y el Este, y tradiciones manufactureras con territorios donde pervivían las reglamentaciones gremiales y otros en los que dominaba la industria rural o la industria siderúrgica dispersa, como en Sajonia, Silesia o Westfalia.


El inicio del proceso de modernización, por tanto, vino de la mano de la eliminación de los antiguos vestigios del Antiguo Régimen. Con la invasión napoleónica se aplicaron en Prusia los decretos de 1807 y 1811 que abolían la servidumbre, que existía principalmente en la zona del este, y permitían el acceso de los campesinos a la propiedad agraria. Estos decretos permitieron a los antiguos señores -junkers- consolidar sus propiedades y abrirse a los mercados, aplicando sistemas modernos de gestión e introduciendo nuevos cultivos, como la patata, o la remolacha azucarera. La combinación de plantas forrajeras y cereales permitió reducir los barbechos e incrementar la cabaña ganadera. En Prusia estos cambios hacen que en la década de 1880 el barbecho solo afecte a una quinta parte de las fincas, cuando a comienzos de siglo cubría la mitad. También se produjo una importante ampliación de la superficie cultivada con la privatización de terrenos comunales. En el Oeste sin embargo predominaban explotaciones mas reducidas, con un amplio sector de pequeños y medianos campesinos propietarios. Las mejoras de productividad y los nuevos métodos de explotación permitieron unimportante aumento del producto agrario, que contribuyó a proveer de alimentos a una población creciente e incluso obtuvo un margen para la exportación de productos agropecuarios (cereales, lana, etc.), ingresos exteriores que servían en parte para saldar las compras de de tecnología y maquinaria moderna.
El verdadero impulso de la industrialización alemana viene ligado a la formación de un gran mercado interior entre las décadas de 1830 y 1850. Esta se realizará a través de la unificación arancelaria con el establecimiento del Zollverein (unión aduanera) a partir de 1834, la unificación monetaria y el desarrollo de la red de transportes.
El Zollverein se llevó a cabo a iniciativa de Prusia, que desde 1818 elimina los aranceles interiores entre sus territorios y favorece la integración de los Estados vecinos, aplicando aranceles moderados. La unión aduanera termina agrupando a la mayor parte de los territorios alemanes en 1834, aunque con posiciones encontradas en lo tocante a los aranceles exteriores. Algunos estados, como Baviera o Sajonia, eran partidarios del proteccionismo para defender sus industrias locales, mientras que otros (Prusia y los estados marítimos del norte) eran partidarios de aranceles más bajos, que favorecían una mayor apertura. Las ideas de Friedrich List sobre la protección a las industrias nacientes justificaban a los primeros, pero finalmente Prusia impuso su criterio con una política de apertura exterior.
Alemania contaba con varios sistemas monetarios que quedaron reducidos progresivamente a dos principales, la zona del gulden que agrupaba a los Estados delsur, y la del tálero de los del norte. En 1838 se reconocía el cambio fijo entre el gulden y el tálero, de modo que se daba un paso decisivo hacia una moneda única, aunque esta no se materializará hasta 1871 con el establecimiento del marco.
Estos procesos se complementaron con el rápido desarrollo de las infraestructuras de transporte que vinieron de la mano del ferrocarril, cuyo primer impulso entre 1835 y 1845 le permitió poner en funcionamiento más de 2.000 km que enlazan importantes centros urbanos. El Estado prusiano tomó la iniciativa para acelerar el ritmo de expansión de la red garantizando a las compañías un interés mínimo de los títulos que emiten y desde 1847 es el mismo Estado quien financió directamente líneas menos rentables. En 1850 se habían puesto en funcionamiento 5.800 km de red ferroviaria, mientras que en Francia disponían sólo de 3.000. Las primeras líneas se equipan todavía con raíles británicos, más baratos que los alemanes. Junto a ello también se impulsó la navegación fluvial, y las obras de canalización que permitieron el crecimiento de la navegación interior. En estas fechas las principales ciudades quedaron enlazadas bien por canales fluviales o bien por ferrocarril.
La formación de un gran mercado interior está ligada al descenso de los precios del transporte, que facilita los intercambios regionales y el impulso de la demanda para los productos industriales. El ferrocarril, aunque en principio se construyó con materiales importados, tuvo más tarde un efecto de arrastre sobre el sector minero-siderúrgico doméstico, como demandante de combustible yproductos de hierro, así como de máquinas de vapor. Ello estimuló la expansión de la minería de carbón en las cuencas tradicionales, como Silesia o el Sarre, y sobre todo en el Ruhr, que contaba con grandes reservas de excelente carbón en yacimientos más profundos, hasta entonces no explotados por problemas técnicos. La introducción de máquinas de vapor más eficientes y la inversión de capitales incrementaron rápidamente la producción de carbón y asimismo comenzó a instalarse en esta zona una moderna siderurgia, orientada principalmente a la demanda ferroviaria. La aplicación desde la década de 1850 del proceso Bessemer de fabricación de acero disparó la producción. También ligado a la expansión ferroviaria estuvo el crecimiento de la industria mecánica en centros urbanos, como Berlín, donde aparecen empresas especializadas en la construcción de locomotoras, o Chemnitz.

El papel del Estado
Las primeras historias de la industrialización resaltaban, apoyándose en un supuesto modelo británico, que lo más beneficioso para el éxito del proceso era que el Estado interviniera poco o nada: laissez-faire, laissez-passer, le monde va de lui méme, era la máxima que amparaba ese no-intervencionismo. Lo cierto es que casi nadie sostenía esa postura extrema: ni siquiera Adam Smith, de quien se suele decir erróneamente que limitaba el papel de las autoridades públicas a garantizar la propiedad privada, y la seguridad interior y exterior (defensa, policía y justicia).
Con el tiempo y más estudios, resultó que ni la actitud de las autoridades británicas había sido tan abstencionista (regularon elcomercio exterior e interior, el mercado financiero, promovieron infraestructuras, vigilaron las condiciones sanitarias y laborales, etc.), ni la intervención del Estado en otras industrializaciones había sido siempre negativa. Explicaciones como las de Gerschenkron justifican su eficacia para impulsar la industrialización en países atrasados, y más tarde las tesis de los autores institucionalistas, como Douglass North, nos han recordado la importancia de un marco institucional estable para la buena marcha de la economía.
La intervención estatal en los procesos de industrialización se centró en:
a–  la creación de un marco jurídico estable y favorable a los negocios y la iniciativa privada. En este sentido, las reformas agrarias liberales emprendidas en muchos países son una pieza clave de la industrialización.
a–  actividades de fomento: inversiones en infraestructuras o educación, regulación del comercio exterior mediante aranceles (que favorecen a algunos sectores), subvenciones o beneficios fiscales a ciertos sectores , regiones o empresas, pedidos públicos a determinadas empresas, etc.
a–  regulación de actividades económicas o mercados de bienes o factores; es muy habitual la legislación laboral, fijando a veces topes salariales, pero también límites de edad o de horas semanales. También la regulación de los mercados de alimentos (con precios máximos y prohibiciones de exportar, por ejemplo) eran muy habituales.
a–  Intervención directa en actividades productivas, creando empresas o nacionalizando otras, como medio de crear industrias consideradas estratégicas o que se quierenque funcionen como modelo para un sector.
Dependiendo de cómo se ejerciesen, estas funciones podían resultar beneficiosas o dañinas, o incluso ser positivas a corto plazo (un arancel protector para una industria naciente) y dañinas a largo plazo (si se prolongan en el tiempo). Por otro lado, otras actividades del Estado, y muy especialmente la guerra, podían tener efectos muy directos sobre la economía.
Por último, a la hora de considerar el papel del Estado debemos tener en cuenta los medios. Cuando contaban con una hacienda saneada, podían invertir directamente en actividades de fomento, creación de industrias o promoción de las exportaciones. Sin embargo, si la situación hacendística no era tan saneada, como solía ocurrir, la intervención estatal se producía más por la vía de la legislación, que no siempre surtía los efectos deseados. Los déficits prolongados de los Estados, además, podían tener efectos muy negativos, impidiendo rebajas y racionalizaciones de los impuestos, encareciendo los capitales y recortando la capacidad de inversión pública.

Este primer esfuerzo industrial, centrado en el ferrocarril y los sectores de bienes de producción habían requerido desde el comienzo importantes dotaciones de capital. Para ello fue crucial la constitución de sociedades financieras y bancos orientados a la inversión industrial que se establecieron desde la década de 1840 bajo la forma de sociedades anónimas. Es el comienzo de la “banca universal”, llamada así porque combinaba el crédito en los negocios comerciales a corto plazo y la financiación a largo plazo de proyectosindustriales. Es el caso por ejemplo del Berliner Diskonto- Geselleschaft, fundado en 1851 o el Darmstadter Bank en 1853. Esta vinculación entre banca e industria permitirá un mejor acceso al ahorro que contribuirá al aumento de la tasa de inversión industrial.
A partir de mediados del siglo se inicia una fase de rápido crecimiento, donde el proceso de sustitución de importaciones se une a la modernización creciente de los distintos sectores productivos. El sector agrario conoce un notable aumento de productividad (gráfico 7.2) que libera un importante excedente de mano de obra campesina que alimentará el despegue industrial del periodo. El aumento de las rentas y la capitalización de las explotaciones convierten al sector agrario en un importante mercado para los productos industriales. De igual modo, el excedente agrario en la balanza comercial sirve para obtener mercancías. En 1846 la población activa agraria era del 56,8% mientras que en la industria se empleaba el 23,6%. En 1871 la relación era del 49,3% en la agricultura y el 28,9 en la industria.
Es el momento en que comienza a expandirse el sector líder por antonomasia de la industria alemana: el minerosiderúrgico con la creciente extracción de carbón de la cuenca del Ruhr, donde se forma el mayor complejo siderúrgico alemán. Este crecimiento viene de la mano de la constitución de sociedades como Krupp o Siemens, y un movimiento inversor que tiene como principal destino el sector ferroviario y la industria de maquinaria. La aplicación del proceso Bessemer se realizará al mismo tiempo que en Gran Bretaña, La extensión de laslíneas férreas crece de los más de 5.800 km construidos en 1850 a más de 11.000 en 1860 y alcanza casi 19.000 diez años después. En este último periodo, casi la totalidad del material utilizado es de producción interior.
Hierro y acero son materias primas básicas en cualquier proceso de industrialización: comparado con el hierro colado, el acero, una aleación de hierro y pequeñas proporciones de carbono, es más duro, aunque menos dúctil, resiste mejor la corrosión y se presta mejor a la soldadura. Como suele ocurrir, también es más difícil y caro de obtener.
La importancia del invento de Henry Bessemer (el segundo de una saga de inventores ingleses, que lo patentó en 1855) es que fue el primer proceso que abarató la obtención de acero a partir del arrabio (pig iron: el hierro fundido que sale del alto horno). El convertidor consistía básicamente en un enorme horno en forma de pera, forrado de una capa de arcilla, que podía inclinarse para cargar la materia prima y verter el acero, y dotado de una serie de conductos que permitían inyectar aire en grandes cantidades. Esto producía la oxidación del hierro fundido, eliminando impurezas y obteniendo así el acero.
El proceso tenía alguna complejidad química y no se adaptaba igual de bien a todos los tipos de hierro, lo que hacía necesario agregar a la fundición algún otro mineral. Estos problemas hicieron que las primeras fundiciones que emplearon la patente de Bessemer no dieran buenos resultados. Así que el inventor mismo construyó una fundición, y en unos años comenzó a producir cantidades importantes, a un coste muy inferior al de lacompetencia: de unas 40 £ por tonelada a 7£. De este modo, el acero comenzó a emplearse masivamente en la construcción, las industrias metal-mecánicas y el transporte.
En la década de 1850 se han conformado las bases del despegue industrial alemán, caracterizado por el peso de los sectores de bienes de capital en la estructura industrial, apoyados en la abundante dotación de carbón mineral que ha favorecido el desarrollo de la siderurgia y las construcciones mecánicas. Los sectores de bienes de consumo, comenzando por el textil quedan más rezagados en su crecimiento: a pesar de su modernización, el sector algodonero no tiene apenas un peso significativo, y está muy expuesto a la competencia británica. Es el sector lanero, mucho más extendido, el que mantiene una posición de privilegio apoyado en la modernización del hilado y el tejido.
La consolidación del crecimiento industrial tiene lugar entre 1871 y 1914, con varios rasgos característicos. En primer lugar el peso de la innovación y el desarrollo técnico. Los territorios alemanes habían desarrollado desde el siglo XVIII un sistema educativo basado en la extensión de la educación primaria gratuita y una educación secundaria orientada a la formación técnica y profesional. Al mismo tiempo se había producido una transformación de la educación superior, con universidades que daban gran peso a la ciencia y la tecnología. Estas condiciones permitieron contar con una mano de obra alfabetizada y preparada para distintos sectores productivos, así como ingenieros y técnicos altamente cualificados.
Este capital humano sirvió para acelerarel impulso industrial alemán no sólo en los sectores que ya desarrollados, como la siderurgia, sino en los más novedosos, la electricidad y la química, resultado de los avances de la segunda revolución industrial, con sinergias y efectos de arrastre que facilitaron un rápido crecimiento (gráfico 7.3). Es por ejemplo, el caso de la aplicación del proceso Gilchrist Thomas de producción de acero barato, que permitió utilizar las menas de hierro con fósforo de la cuenca de Lorena, recientemente adquiridas por Alemania y que incrementaron rápidamente la producción. Pero enseguida despega también el sector metalúrgico, asociado a los procesos de innovación en química (abonos, tintes) e ingeniería. Al mismo tiempo la electricidad cobra auge y se crean empresas como AEG.
El aumento de las necesidades de financiación de los nuevos sectores estrecha los lazos entre banca e industria y favorece las formas de concentración empresarial, como los cárteles, que se extienden en el sector minero y siderúrgico, con fórmulas de integración horizontal que facilitan el control del mercado interior, para evitar la caída de precios. Al mismo tiempo, esta concentración permite economías de escala y aumentos de productividad que facilitan la venta de los productos en el exterior, de modo que la venta de productos manufacturados supera a la de materias primas y alimentos. Alemania se había convertido en la segunda nación industrial por detrás de los Estados Unidos y conseguía hacerse con importantes mercados exteriores para sus manufacturas.


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