A. W. Pugin
La única teoría funcionalista asociada con un revival
histórico fue fruto de la invocación al pasado medieval. Desde Palladio en
adelante el estilo 'gótico' era considerado como bárbaro y de allí su
apelativo -por lo demás históricamente equivocado-; Wren, a pesar de haber
proyectado algunas obras en estilo gótico participaba de esa creencia, agravada
por el desconocimiento histórico de su origen el que se creía ligado a las
invasiones sarracenas a España y aún se llegó a sostener que el estilo provenía
de Egipto, siendo sus más antiguos antecedentes las pirámides.
Luego de una serie de estudios que aportaron datos históricos sobre el pasado
medieval la supervivencia del estilo gótico se convirtió en
revival. Este proceso se inició con la construcción de Strawberry Hill, que
Richard Bentley realizó para Horacio Walpole en 1753 y consiguió solidez
teórica con los aportes teóricos y prácticos de Augusto Weiby Pugin. Hijo de un arquitecto francés emigrado a Inglaterra, Pugin vivió
desde su infancia la pasión por la arquitectura y ayudó a su padre en la
producción de un libro sobre la arquitectura gótica en Normandía. Cuando en
1836, fuego de haber ayudado a C. Barry en el proyecto ganador del concurso
para el Parlamento inglés (1835), publicó sus 'contrastes'; o
paralelo entre los nobles edificios de los siglos XIV y XV yedificios similares
actuales; mostrando la presente decadencia del gusto: acompañado por un texto
apropiado' se convirtió en el más formidable defensor de la arquitectura
medieval. Su defensa se basó en razones culturales: para él sólo una gran
coherencia cultural podía producir buenos resultados artísticos en esto
coincidía con el presupuesto teórico que avalaba al revival neoclásico; pero
luego de su conversión al catolicismo (1831) la única coherencia cultural que
consideró vigente y rescatable estaba ligada inseparablemente con su creencia
religiosa y con la historia nacional de su país
«Puedo asegurarles, que luego de la más cuidadosa e imparcial investigación,
estoy completamente convencido que la Iglesia Católica Romana es la única
verdadera, y la única en la cual el grande y sublime estilo de la arquitectura
eclesiástica puede ser restaurado'.
A partir de esta defensa de la religión que se confundía con la defensa de toda
una época, la teoría de Pugin se elaboró detalladamente.
'Gótico y Cristiandad eran sinónimos y por lo tanto comprendía todo lo que
era bueno y verdadero, las formas clásicas estaban irrevocablemente asociadas
con el paganismo. Pugin estableció así un standard
ético para la crítica arquitectónica, incorporando la idea de que un estilo es
algo orgánicamente conectado con la sociedad, y de aquí él dedujo que cuanto
mejor sea la sociedad, mejor será su arquitectura. Hombres
buenos, construyen buenos edificio'. (Clark, 142).
Como
consecuencia de su análisis de la arquitectura gótica en 'True principies
of pointed architecture'(1841), Pugin propuso dos principios
fundamentales: 1)no debe haber nada en un edificio que
no sea necesario para la conveniencia, la construcción o la propiedad; 2) todo
ornamento debe consistir de un enriquecimiento de la construcción esencial de
un edificio.
El alcance de su funcionalismo es sorprendente, es uno de los primeros
escritores -arquitectos que analizan la relación entre función y forma
-incluyendo la función metafórica- y este análisis lo
llevó a criticar la manera en que se cumplía la función misma, criticando
duramente a los sacerdotes por su incuria y desatención. Del mismo modo con que
argüía la necesidad de la arquitectura gótica para cumplir con las funciones de
la religión y de la sociedad cristianas, insistió en que la arquitectura
doméstica debería ser inglesa, nacional, Pugin aparece así como uno de los
pocos arquitectos historicistas que no practican el eclecticismo de elegir uno
u otro revival según las circunstancias. Su adhesión y su condena son
igualmente fuertes y se basan en las razones que en 1843 expuso en 'Una
apología para el renacimiento de la Arquitectura Cristiana en Inglaterra':
'Las creencias y las maneras de todos los pueblos están corporizadas en
los edificios que ellos levantan
Y adelantándose, en razonamiento y en vehemencia, a la teoría arquitectónica
del movimiento moderno del siglo XX, dijo:
'Revelará la arquitectura de nuestro tiempo, suponiéndola suficientemente
sólida para durar, alguna clave o guía cierta sobre el sistema dentro del cual
se levantó? Seguramente no; ella no es la expresión
deopiniones y circunstancias existentes, sino una confusa mezcla de estilos y símbolos
pedidos prestados a todas las naciones y períodos Hoy los estilos son
adoptados y no generados, y el ornamento y el diseño adaptados a, en lugar de
originados, en los edificios mismos (Aún el gótico) es adoptado no a partir
del consistente principio de la expresión de la Fe Cristiana, sino como un
estilo para ser puesto y sacado a placer, para ser usado cuando el arquitecto
lo quiera, o para gustar a aquellos que admiran los edificios antiguos, o por
que es un estilo Melancólico y por lo tanto apropiado para edificios
religiosos'.
Su vehemencia lo llevó a extremos. Se comenta que
diseñó budines con forma gótica y cuando trabajó dentro del Crystal Palace
(1851) no pudo reconocer que estaba ante un ejemplo de arquitectura civil que
cumplía todos los requisitos que su teoría implicaba, el esfuerzo final le
costó la salud mental, en 1852, demente, murió.
Pugin, como dice K. Clark (190
“colocó las dos piedras fundamentales de ese extraño sistema que dominó la
crítica artística del siglo XIX, y que se inmortalizó en 'Las siete
lámparas de la arquitectura': el valor de un edificio depende del valor
moral de su creador; y un edificio tiene un valor moral independiente de, y más
importante que su valor estético'.
John Ruskin
La prédica del
católico Pugin no tuvo una aceptación extendida en Gran Bretaña, dado que
despertaba fuertes sospechas de papismo. Sin embargo, sus ideas serían
recogidas por un entusiasta del
arte y excelente estilista quien desarrollóla teoría y despojándola del sentido apostólico que
le imprimiera Pugin la expandió por todo el mundo.
Este exitoso escritor fue John Ruskin (1819-1900), quien inmerso en el
romanticismo, abrogó por una reforma del arte y de la arquitectura basándose en
el modelo del arte medieval; modelo que él sentía -no sin razón- vivo aún en
Gran Bretaña.
Como buen romántico, su prédica se aleja de la realidad inmediata, dice De
Fusco:
'El aspecto más típico, junto al neogótico, del movimiento cultural inglés
condicionante y condicionado por la obra de Ruskin, es su abierto contraste
frente al racionalismo y al positivismo, de la clase dirigente y de las demás
categorías interesadas en el uso y desarrollo de la técnica moderna' (De
Fusco, 27).
La prédica de Ruskin se suma a todo el movimiento de rescate de la Edad Media y
aún cuando los valores religiosos propiamente dichos se confunden con una nueva
religión 'artística', los valores explícitos en la obra de Ruskin
tienen claros orígenes religiosos: la subordinación a 'lo natural',
el compromiso moral y la participación social. Esto se hace patente en las
siguientes citas:
'más nos valdría que se perdiesen todos los cuadros del mundo, antes de
que los pájaros no construyan más nidos'. .
'El arte es corrupción si no es educación y ha de ser o una cosa o la
otra'
'El gran arte no ha tenido nunca, ni jamás
podrá tener, más que tres objetivos esenciales: primero, reforzar el
sentimiento religioso entre los hombres; segundo, perfeccionar su sentido
moral; tercero, ofrecerles serviciomaterial'
Esta ideología lo enfrentó, como a todos los románticos, contra
su tiempo hasta el punto de proponer salidas utópicas. En ese
sentido, William Morris, quien en su movimiento de los Arts & Crafts siguió
muchos de los principios de Ruskin, también fue arrastrado hacia las salidas utópicas.
Dijo Ruskin
“Intentaremos hacer bello,
pacífico y fértil un pequeño trozo de territorio inglés. No tendremos máquinas
de vapor ni ferrocarril; ni criaturas abandonadas sin
cariño y sin cuidado, no otros miserables que los enfermos, ni otros ociosos
que los muertos. No tendremos libertad, sino obediencia inmediata a la ley
reconocida y a las personas elegidas; no igualdad sino reconocimiento de toda
superioridad y rechazo de toda bajeza. Cuando debamos ir a
algún sitio iremos tranquila y seguramente, no a cuarenta millas por hora con
el riesgo de la vida; cuando debamos transportar algo, lo haremos sobre la
espalda de los animales, o incluso sobre la nuestra, en carros o en barcas;
tendremos abundantes hierbas y flores en nuestros jardines y grano en los
campos; pero pocos ladrillos. Tendremos un poco de música y de poesía;
enseñaremos a danzar a los niños y, quizás, en el momento oportuno,
permitiremos esa distracción también a los mayores'
'poco a poco se desarrollará entre nosotros algún arte más elevado y
surgirá algún débil rayo de ciencia. Algo de botánica, pero lo bastante humilde
como para no poner en
discusión la existencia de las flores: un poco de historia, pero lo bastante
sencilla como para no plantearse el origen del hombre'.Ruskin se enfrentaba así con los motores
principales del progreso del siglo en que vivía: la tecnología, la
ciencia y la gran industria.
Desde entonces, los ecos de sus palabras parecen escucharse
en todos los movimientos arquitectónicos antimecanicistas, desde William Morris
hasta Frank Lloyd Wright, pasando por los utopistas modernos de fin de siglo.
Tanto como
en sus escritos resuenan los ecos de la prédica naturalista de J.J. Rousseau.
El enfoque de Ruskin, a pesar de su reaccionarismo inmediato, contenía todos
los elementos positivos que el historicismo neomedievalista implicaba: un enfoque integral de los problemas del arte, que reconocía que ningún problema
cultural podía ser resuelto independientemente en su propia esfera de acción.
Enfoque estructuralista que
'es hoy uno de los principales fundamentos de nuestra cultura; pero hacia
la mitad del siglo XIX esto no era en absoluto fácil de aceptar, ni siquiera de
captar, y Ruskin se halla en conflicto con sus lectores y consigo mismo, en la
medida en que participa de los prejuicios de su época'. (Benévolo,
246).
Siguiendo a Pugin y abriendo el camino tanto a reformadores sociales como William Morris y a
arquitectos practicantes como
G. Scott, Ruskin rescata el valor de la unidad cultural que el neomedievalismo
revivido postulaba.
'La integración entre problemas implica su interdependencia cualitativa.
El nivel del arte es índice del nivel de la sociedad y, recíprocamente, es
interés de la sociedad elevar el nivel artístico para el armónico equilibrio de
la vidanacional. Ruskin es el primero en reconocer que el arte no es un bien privado sino un tangible interés colectivo, en
identificar la crisis del
arte con la crisis de la civilización' (De Fusco, 37).
Junto con este concepto de naturaleza antropológica, la
moralidad de la obra de arte predicada por Ruskin también habría de convencer a
todos los movimientos arquitectónicos posteriores e inculcar un cierto sentido
apostólico y reformista a la arquitectura. Tanto Loos con su
'Ornamentación igual crimen' y Mies van der Rohe con su 'La
belleza es el esplendor de la verdad', aplicaron esta concepción ética de
la arquitectura.
Cuando Pugin en sus 'Contrastes' mostraba la Inglaterra del siglo XIV
como modelo de una sociedad bien organizada contrastándola con la Inglaterra
del siglo XIX, deducía una buena arquitectura de una buena sociedad; pero su
propia insistencia del valor moral de la arquitectura lo llevó a sostener que
una buena arquitectura habría de producir una buena sociedad. Ruskin desarrolló
esta idea con notable éxito; su crítica a la arquitectura clásica se basó en
que degradaba al trabajador de artista a esclavo y por
la misma razón condenó a la gran industria de sus días. La arquitectura fue
considerada como
una herramienta de cambio social. Morris, contemporáneo de Ruskin, partió de
esa premisa y hasta en el siglo XX esta idea aparecería detrás de la famosa
frase de Le Corbusier: 'Arquitectura o Revolución'.
Viollet le Duc
El movimiento romántico que animara particularmente al neomedievalismo.,
no tardó en confluir con las actitudesracionalistas que signaban al siglo.
Viollet le Duc (1814-1879) fue en Francia quien reunió en una serie de escritos
llamados a tener gran difusión en todo el mundo, las ideas que justificaban la
resurrección del
pasado medieval en arquitectura. Pero si detrás de su teoría
se advierte el trasfondo de admiración emotiva por la Edad Media que alentaron
Chateaubriand y Víctor Hugo, su exposición se basa en argumentos racionales.
Como lo señala De Fusco, Viollet le Duc universalizó principios que otros
autores, aisladamente, habían deducido de la historia de la arquitectura.
Señaló la estrecha relación existente entre la arquitectura y la organización
social y señaló como mejor ejemplo el de la Edad Media del mismo modo que un siglo
antes Winckelmann había encontrado en la Grecia clásica el mejor ejemplo para
la misma aseveración.
El objetivo de Viollet le Duc era
(sacar de la arquitectura del
pasado) indicaciones prácticas válidas para la acción operativa de su
tiempo'. (De Fusco, .
Este objetivo le permite considerar su adhesión al medioevo como una táctica
circunstancial, que se modificará cuando la época encuentre su
'estilo' y elabora su propia arquitectura. Esto establece límites en
su vocación medievalista y permitió que sus libros pudieran alentar corrientes innovadoras cada vez
más alejadas del
revivalismo decimonónico. Richardson es un claro ejemplo del
resultado de las enseñanzas de Le Duc, pero más claro aún resulta el ejemplo de
Wríght, quién admirando al teórico francés y adhiriéndose a su devoción por la
Edad Media, supo desarrollar unaarquitectura completamente contemporánea.
Lo que no es extraño considerando que le Duc aconsejaba:
'Pero si el hierro es prescripto, no proscripto, entendámonos bien, habrá
que encontrar las formas que convienen a sus calidades buscar las formas
convenientes hasta que las hayamos descubierto Más le vale a los arquitectos
librarse a esa búsqueda, que perder el tiempo elevando
fachadas de pastiche.' (Entretiens, T. 11, p. 125).
Viollet le Duc le asigna a la historia de la arquitectura la función básica de
proveedora de materia prima para la elaboración de una teoría de la
arquitectura, continuando una tradición que va desde Cordemoy hasta Lodolli. En
este sentido sus aportes no son totalmente originales,
pero la difusión que alcanzaron sus ideas y la exposición metódica que de ellas
hizo les dan un valor histórico que no puede pasarse por alto. La clave de su
persuasión estaba en su racionalidad:
'Es en este sentido en el que quiero escribir
sobre arquitectura; buscando la razón de todas las formas, porque cada forma
tiene su razón' ('Entretiens sur
l'architecture').
Sus ideas se asientan sobre la relación necesidades-solución
y es por lo tanto estrictamente funcionalista. Sin embargo, no pudo
escapar del
todo a la corriente romántica y a pesar de deducir principios claros de la
arquitectura griega y romana termina por ver casi exclusivamente en la Edad
Media el ejemplo de un arte subordinado al bien común. Para Viollet le Duc el gótico
fue la concreción de un esfuerzo constructivo
racional, socialmente valioso. Los artistas dela Edad Media son 'los
primeros apóstoles de las clases oprimidas' y más que valorar la
asociación medioevo-religiosidad, destaca esta otra: medioevo-libertad burguesa
(y triunfo del pensamiento, racional práctico
y laico) y presenta como
ejemplo de su tesis la perfección constructiva y estructural de la catedral
gótica
“aquí la construcción manda sobre la forma: los pilares destinados a sostener
varios arcos se subdividen en tantas columnas como arcos, y las columnas tienen
un diámetro más o menos grande, según la carga impuesta, y suben cada una por,
su cuenta hacia la bóveda que han de sostener, terminando en otros tantos
capiteles proporcionados también a la carga Cada necesidad se convierte en un motivo de decoración ('Dictionnaire
raissoné').
Viollet le Duc presentó así una visión actualizada (aunque en muchos casos
fuera, errónea) de la arquitectura gótica, a la que despojó de los misterios
con que la asociara el primer romanticismo.
Viollet le Duc afirmó de este modo la posición más
fuerte del
neomedievalismo: la que surgía de asegurar que todo arte está indisoluble mente
unido a su contexto cultural y que de él recibe sus valores y hacia él dirige sus
esfuerzos. Esto le permitió escapar tanto del anacronismo como del utopismo y
efectuar propuestas arquitectónicas (no en su labor como
restaurador-reconstructor) positivas, tal como lo hizo al recomendar el uso del
hierro y del acero entreviendo en el uso de estos materiales las posibilidades
técnicas, estéticas y artísticas que luego serían reconocidas por todo el
mundo.
Lamayoría de los arquitectos de todo el mundo tuvieron como libro de cabecera a
su Diccionario Razonado y a su 'Entretiens', cuyos textos pueden ser
considerados como una de las fuentes de renovación del gusto que culminó con
los estilos 'floreales' de fin de siglo, Art nouveau incluido.