El
romanticismo aportó una visión condenatoria de la sociedad, a la que consideró como
una enemiga. El Emilio de Rousseau debía ser educado aislado de ella si quería salvarse de su contaminación, para el
ginebrino el hombre civilizado era un ser degenerado de su origen natural. Los
ideales románticos fueron hombres fuera de la
sociedad: Robinson Crusoe, Pablo y Virginia, Atala y René.
Así como Rousseau
condena a la civilización, el mismo Goethe ha de definir el arte como 'el intento del
individuo de preservarse contra el poder destructor del conjunto'. Así se inician para el
arte los tiempos durante los cuales el artista ya no
es un integrante más de la sociedad, sino un segregado, que lucha o huye de
ella pero no pertenece a ella. A mediados del siglo Flaubert
aseguraba: 'el artista es una monstruosidad, algo que está fuera de la
naturaleza'. Este alejamiento del
cuerpo social (por huída o por enfrentamiento) significó para el arte, casi
inevitablemente un ensimismamiento cada vez mayor, un desprenderse de la
realidad que Blake precisó al decir: 'Para
pintar bien, es preciso estar loco'.
La soledad del artista
Con el romanticismo se configura la imagen del artista que aún predomina en
nuestros días: ese 'monstruo de la naturaleza' es un seraislado,
incomprendido, cuyo carácter y conducta deben ser distintos a los del resto de
los seres humanos, exento de toda regla de vida en común y quien vive, de un
modo u otro, fuera de la sociedad.
'Pese a las diferencias que asumió en los diversos países, el romanticismo
tenía en todas partes algunos rasgos comunes: una sensación de incomodidad
espiritual en un mundo con el que el artista no podía
identificarse; una sensación de inestabilidad y aislamiento' (Fischer, 66)
'La gran masa del pueblo estaba absorbida
por los problemas económicos y técnicos del
momento. Las palabras de artistas y pensadores
parecían no tener nada que ver con la vida cotidiana. Y los que las
pronunciaban aparecían como
excéntricos, como
necios o soñadores ociosos que sólo servían para pasar el rato durante los días
de fiesta y las horas libres, con imágenes de diversos colores; para glorificar
el erotismo o establecer ideales, de progreso y de bienestar común que daban
lustre a las frases pronunciadas en los brindis. Sólo en
cuanto satisfacían necesidades de esta índole se les estimaba, e incluso,
honraba. El público burgués desafiaba así al romanticismo y obligaba a
los artistas y pensadores a adoptar una postura hostil
hacia el mundo de los hechos. Los talentos más ligeros y más débiles
satisfacían las esperanzas del público y no
tenían inconveniente en despertar el hechizo romántico. . pero)
el verdadero artista y el pensador independiente habían terminado por alejarse
fatalmente del
común de las gentes. Estaban en la vanguardia, y la distancia
entre ellos y el términomedio se iba ensanchando. Asumieron
gradualmente el papel de profetas profanos, de una conciencia de su época
enteramente indeseada. Pero lo peor fue que se
separaron completamente de la esfera de los intereses contemporáneos y su
lenguaje dejó de ser comprendido.' (Kahler, 423)
El desencuentro osciló entre la apatía y la rebeldía. El artista, marginado y solitario hizo de su retiro y de la
incomprensión una virtud. El barroco Telemann decía: 'Quien compone
de modo que todos los hombres lo puedan comprender vale mas que quien produce
para unos pocos. Por eso procuré siempre limitarme a lo generalmente
comprensible'; un siglo después, el romántico
Schumann exclamaba: 'ni siquiera deseo que la gente me comprenda'.
Como en ninguna otra época nos encontramos con
que los artistas vivían en un estado permanente de
angustia, no es extraño que muchos de ellos hayan escogido, como
Wherter, la solución del
suicidio. Decía Senancour: 'Gimo sin causa, deseo sin objeto, y no veo
nada, salvo que no estoy en mi lugar'. Este desconsuelo era el fruto de
una lucha imposible, donde se alineaban, por un lado, una nueva organización
socio-político-económica en pleno afianzamiento, pragmática, artificialista,
llena de contradicciones y de injusticias, y por el otro el mundo del
sentimiento individual, lleno de ideales y de humanismo.
'Esta sensación de vivir un mundo escindido, roto, en un mundo de
fragmentos; esta huída de la realidad para refugiarse en asociaciones sin
sentido ni conexión, para aprender una realidad mística; todas estas ideas
proclamadas por primera vez porlos románticos se convirtieron más tarde en
principios artísticos aceptados por el mundo burgués.' (Fischer, 71)
El artista romántico frente a esa batalla perdida escapo estratégicamente (y
psicológicamente) a otros tiempos (el pasado histórico), a otros lugares
(rincones exóticos o inexplorados), al interior del alma
humana.
Todas estas salidas implicaban una huída de la realidad.
El estímulo del
sentimiento
La palabra 'romántico' nació principalmente de dos vertientes: a) la
de la jardinería inglesa en la que los jardines de crecimiento espontáneo eran llamados
'románticos”. En sus 'Lettres sur l'Angleterre' de 1765, Leblanc
escribió: 'Muchos ingleses tratan de dar a sus jardines un aspecto que
denominan romántico, es decir, pintoresco'. Lo principal en estos jardines
era su capacidad de provocar ideas asociadas y estimular sentimientos
nostálgicos. Los jardines se llenaron con ruinas artificiales cuyo cometido era
despertar la nostalgia por el pasado y por lo exótico: ruinas especialmente
construidas, pabellones orientales o templos griegos cumplían esta función.
Pero aquí la arquitectura (el ordenamiento todo del espacio) no tiene como
misión significativa trasmitir una información precisa -los jardines románticos
no son ni jardines botánicos, ni museos- son estímulos para el sentimiento, es
decir, los referentes históricos que la arquitectura evoca están allí para
provocar sensaciones, no para informar arqueológicamente. No interesa la
arquitectura gótica, sino la ruina gótica que es sí un magnífico signo que
evoca al pasado, admirado,misterioso e irrecuperable. En fin, el objetivo es conmover, no ilustrar.
Girardin, amigo de Rousseau en su 'Essai sur la composition des paisaje”
define el término con precisión: 'El paisaje romántico debe ser tranquilo
y solitario, a fin de que el alma pueda entregarse por entero a la dulzura de
un sentimiento hondo'; b) la que deriva de la palabra francesa
'roman', novela, que indicaba algo propio de la ficción y cuyo
propósito era emocionar al lector.
En 1798, el Diccionario de la Academia Francesa une las dos vertientes:
'Romantique; la palabra designa paisajes que recuerdan al espíritu las
descripciones de las novelas'.
Estos significados explican por qué la preferencia por la palabra en cuanto
hubo que desarrollar las ideas que nacían de la frase clave para el romanticismo:
'Existir, eso es sentir'. Frase que Rousseau lanzó como un ariete
contra la proposición racional de Descartes: 'pienso, luego existo'.
En el núcleo del
romanticismo está pues el sentimiento.
Lord Byron (1788-1824): “No me importa hacer lo que fuere a fin de curarme de
conjugar el maldito verbo aburrirse El gran objeto de la
vida es la sensación. Sentir que existimos aunque sea
bajo el acicate del
dolor'.
Diderot: 'conmuéveme, sobresáltame, hazme llorar y temblar, y después ya
recrearás mis ojos si puedes'.
Holderlin: 'El hombre es un dios cuando sueña, un mendigo cuando
piensa'.
Musset: 'Golpea el corazón, es allí donde el alma
está'.
Novalis: 'El camino misterioso va hacia el interior. Dentro de nosotros,
sino en ninguna parte, es dondeestá la eternidad'
Y el mismo Novalis aconseja:
'Debemos romantizar al mundo dando una elevada significación a todo lo
común, una misteriosa apariencia a todo lo ordinario, la dignidad de lo
desconocido a todo lo corriente, el aspecto de infinito a todo lo finito
Y para ello proponía crear 'un mundo de leyenda' mediante
“Narraciones sin conexión alguna con las asociaciones, como
los sueños; poemas simplemente melodiosos, llenos de palabras que suenen
bellamente, pero sin significado ni conexión: sólo unos cuantos versos
comprensibles, como
máximo; todos deben ser fragmentos de cosas absolutamente diferentes.'
En esta cita están los gérmenes de la admiración por otras arquitecturas que
tornen misterioso a lo ordinario y por fin las simientes de una tendencia a no
comunicar, a ser ininteligibles, a hermetizarse, tendencia que la historia vió
florecer en la arquitectura moderna de las primeras décadas del siglo XX.
Esta exaltación del sentimiento se transmite a todo el cuerpo social, aunque
esa adhesión fue abiertamente conflictiva con la realidad objetiva de la
situación social, los artistas románticos terminaron por ser para la burguesía
el modelo del artista ideal y la conducta romántica el modelo de la expresión
del sentimiento. La preferencia de la burguesía por el romanticismo se concretó
en una preferencia por un modo de percibir el arte: el
modo emotivo, que desde entonces se llama modo romántico.
Pero no significó una preferencia por determinadas pautas formales, en este sentido no puede hablarse de un 'estiloromántico';
pero si puede hablarse de un estilo romántico si con ello designamos un
determinado modo de expresar y de percibir el mensaje artístico. Esta
orientación romántica mediatizó la percepción de las condiciones sociales
reales y así, a pesar de la oposición de los artistas al sistema, en el corto
plazo reforzó las condiciones sociales vigentes, y a largo plazo -y hubo que
esperar hasta el siglo XX para recoger estos frutos-, alentó conductas
modificatorias de las condiciones sociales y de los valores culturales
capitalistas.