Consultar ensayos de calidad


La etnografía como estrategia - la familia sanchez: en los suburbios de la ciudad de méxico



PONTIFICIO SEMINARIO MAYOR SAN RAFAEL Seminario de Antropología Cultural

LA FAMILIA SANCHEZ: EN LOS SUBURBIOS DE LA CIUDAD DE MÉXICO

La familia Sanchez combina los rasgos de la clase trabajadora y de la clase media inferior. El padre, con su pueblo natal, en Veracruz, trabaja en un restaurante y aumenta sus bajos ingresos criando gallinas y cerdos. Durante los pasados treinta años ha vivido en casas de un solo cuarto, incluyendo la Casa Grande en el corazón de la ciudad de México. Recientemente, sin embargo, gracias a sus ganancias en la lotería, construyó una casa en una colonia pobre en las afueras de la ciudad. Aquí, Lupita, una de sus dos esposas, vive con sus niños. Su esposa mas joven, Dalila, continúa viviendo con los hijos en una vecindad de la ciudad. La familia Sanchez es una compleja estructura, ya que Jesús Sanchez ha tenido niños con cuatro mujeres, cada una de las cuales tenía niños de matrimonios anteriores. Este estudio revela algunas de las relaciones y conflictos que surgen entre los medios hermanos, los cuñados, los padrastros y los hijastros.


Entre la clase baja, Jesús es un hombre fuera de lo corriente por su fuerte sentido de responsabilidad para sus diversas mujeres e hijos, ninguno de los cuales ha sido abandonado. Como en muchasfamilias de la clase baja, sus matrimonios han sido uniones libres o del tipo de acuerdo mutuo. La experiencia de esta familia no es ajena a lo que viven cientos de familias de nuestro país. Esta historia se repite en muchas personas de nuestro Chile que cada día, en medio de la pobreza, luchan por mejores oportunidades. La pobreza “se pasea con libertad por nuestro país y mete su nariz por todos sus rincones sin que nadie la haya invitado. Se viste con distintos disfraces tomando formas muy diversas, pero basta mirar con humanidad la realidad y se la reconoce. Se ensaña con los niños y ancianos, siempre con los mas indefensos. A los jóvenes y adultos que ha atrapado entre sus largos brazos, suele envolverlos en la desesperanza, la cesantía, el abandono y muchas veces los ahoga en el alcohol y la droga. Como lleva tanto tiempo en nuestro país, casi creemos que es parte de nuestro paisaje. Se la reconoce por las hilachas en los bordes de la chaqueta, por los dientes que faltan en una sonrisa, por los zapatos gastados de quien busca trabajo, por las monedas que faltan para la micro, por quien no deja sobras al comer, por la gotera que lo humedece todo, por la vela que tenuemente alumbra la habitación, por los niños que duermen apiñados, por la letrina compartida, por la escasezde justicia, de educación, de salud y oportunidades.”1 “Puedo decir que es un palacio, pues…nunca he tenido nada… fueron las palabras que Jesús Sanchez dijo cuando terminó su nueva casa. En lo personal, estas palabras me son familiares. Han resonado en mis oídos cada vez que me he enfrentado cara a cara con la pobreza. La última vez fue en “Parcela 11”, Forestal Alto, Viña del Mar. Es el campamento mas grande de la quinta región. Allí viven cerca de 500 familias, que habitan en la extrema miseria. No tienen agua potable ni alcantarillado. Viven en chozas hechas de lata, cartón y pedazos de madera. En este lugar, junto a unos sesenta universitarios, construimos cerca de 10 mediaguas. La experiencia realmente fue enriquecedora, sobretodo por el contacto con la gente, que ven en las mediaguas el paso de la muerte a la vida. Y porque al mirar alrededor me di cuenta de colores que nunca pude ver. En ese contexto, las mediaguas que habíamos construido se veían como palacios. Las casas sobre pilotes los aislaban de la basura, de la humedad y de las ratas. Un buen techo que protege de la lluvia, y adentro, un espacio de apenas dieciocho metros cuadrados, pero limpio y digno. El 2006, recuerdo que visitamos Infocap en Santiago. Infocap es la Universidad del Trabajador, a la cual asisten personas de las poblaciones, campamentos y periferias de Santiago.Allí, desde las 7 de la tarde hasta las 10 de la noche, completan su educación basica o media, o estudian algún oficio que les permita tener una mejor calidad de vida. Conversando con una señora que estaba en un taller de repostería me dijo: “la vida me dio esta oportunidad y no la voy a perder”. Seguramente no había podido salir adelante por la situación de su grupo familiar, y después de golpear y golpear puertas, había encontrado una puerta donde nace nueva esperanza y donde la habían acogido y valorado como persona. Son muchos los que cada día luchan por tener una mejor calidad de vida, por salir adelante como grupo familiar, por dar una buena educación a los hijos, por estudiar algo que los mantenga económicamente en el futuro. Muchos logran salir adelante con esfuerzo, sin embargo, otros se quedan en el camino discriminados por la sociedad. Creo que como sociedad chilena no podemos cerrar nuestra mirada a estas realidades. Son muchas las historias que entre las sombras estan esperando ser escuchadas…


Política de privacidad