MÓDULO: AFROPERUANO
TURNO: NOCHE
PRESENTACIÓN
El tema de la esclavitud esta íntimamente ligado al negro,
realidad que afecta no solo al Perú sino a varios continentes desde el
viejo al nuevo mundo. De Africa fueron exportados, a lo largo de cuatro
siglos, aproximadamente 23 millones de esclavos la mitad con dirección a
América y la otra a Asia.
En el presente trabajo hacemos un recorrido a grandes rasgos sobre su presencia
en el Perú y sus aportes, asimismo sobre los personajes y las
vestimentas que fueron usados por ellos, como también por los pobladores
de la época colonial.
Estos aportes hoy en día influyen en lo que es el vestuario que es
utilizado en las diferentes danzas y expresiones artísticas.
ÉPOCA COLONIAL
Con la llegada de los conquistadores españoles a tierras peruanas la
textilería, como
todas las artesanías indígenas, sufrió un notable
decaimiento en cuanto a la manufactura de piezas finas, mas no en volumen, que
se incrementó por las necesidades de los propios conquistadores y la
imposición de nuevos tributos. Debido a la decadencia de la industria
textil, a comienzos del
siglo XVI fue muy grande la escasez de telas en España, a punto que
sólo los muy acaudalados podíanadquirirlas.
Esto limitó el suficiente abastecimiento de paños a las colonias.
La continua demanda de América hizo mas precaria esta
situación, obligando a los consumidores españoles a solicitar que
en ella se hicieran sus propias telas, pedido de la ayuda de la industria
hispana que recibió el apoyo de la corona. En 1548 se cerraron los
mercados americanos a las telas españolas a fin de bajar los precios en
la metrópoli. Esta es una de las principales razones que originaron el
establecimiento de los obrajes en América.
Los obrajes y la minería fueron el fundamento de la economía
colonial, sobre todo durante los siglos XVI y XVII. El trabajo forzoso de la
mita en condiciones infrahumanas, el incremento del ganado lanar, las guerras
en España y la inexistencia de artesanos libres fueron poderosos
factores para el desarrollo de los obrajes, mas no para el perfeccionamiento de
los productos manufacturados. Su producción consistió en toda
clase de tejidos de algodón y lana, ademas de cabuya, sogas de cañamo,
alpargatas, sombreros, objetos de loza y vidrio, e incluso la pólvora.
Los principales tejido de lana, algodón y lino eran paños
pañetes, frazadas, bayetas, tocuyos, jergas, ponchos, cordellates,
pellones, manteles, alforjas, colchas, alfombras, medias, albas, paños
de mano, pañuelos de vicuña, sombreros y otros mas. La
confección de sombreros fue muy importante en estos talleres, destacando
los de lana de vicuña que, al principio fueron vastos y perdían
pronto su forma, se perfeccionaron con la llegada a Lima de uninglés en 1737. Este artesano
enseño su técnica a Felipe Vera, cuya producción
adquirió fama por su fina apariencia castoreña y quien a su vez
aleccionó a otros. La gran exportación de lana de vicuña a
Europa terminó con esta manufactura.
En el Perú era abundante el ganado lanar.
Las primeras ovejas llegaron cuatro o cinco años después de la
Conquista, pero su lana sólo se usó al establecerse los obrajes.
Al principio se trabajó en éstos a la manera indígena, en
telares primitivos, fabricando telas bastas como sayales, jergas y bayetas,
luego en 1559, llegaron especialmente contratados algunos maestros tejedores
españoles, quienes introdujeron tornos y telares europeos, y peines y
lizos que adaptaron a los telares nativos, mejorando la calidad y aumentando la
variedad de tejidos. El utillaje empleado consistía fundamentalmente de
tornos con sus respectivos husos, cardas, urdideras, devanadoras, telares con
sus correspondientes peines y lizos, planchas de metal para las prensas,
hierros, cuchillos, ejes, romanas, etc. para la tintorería utilizaban
pailas y peroles, puestos sobre bases de piedras, debajo de las que se colocaba
la leña que alimentaría el fuego. Los chorrillos
eran pequeños obrajes, generalmente de indios y en realidad centros de
industria doméstica, puesto que sus integrantes eran habitualmente los del núcleo
familiar. Las telas allí fabricadas eran inferiores a las de los
obrajes.
La variedad en el tipo de tejidos estaba relacionada con la selección de
lana, según las diferentes partes del
cuerpo delanimal utilizado. El cordellate era un tejido basto usado para
pantalones y mantas. El sayal era tela muy basta de lana burda, empleada
generalmente para hacer alforjas. La bayeta, tela de tejido flojo era de mejor
calidad. El paño berbí se hacía con trama y urdimbre sin peinar.
El buriel, poco usual, era un tejido llano de lana sin teñir, de color
pardo.
Pardillo era el paño pardo mas tosco que se fabricaba. La tela
mas rústica y de menor precio era la jerga, tejida con lana
ordinaria negra y grisacea, usada en la manufactura de costales y aperos
para las cabalgaduras. Los paños fueron los mas finos y mejor
acabado de esta producción, y su calidad y denominación se
relacionaba con la urdimbre: catorcenos, dieciochenos, veinticuatrinos, etc.
los pañetes eran de textura regular y los mas usados en la
confección de los vestidos de los indios y españoles, por lo que
su manufactura tuvo mayor volumen. Su trama no era tan ajustada ni tenía
el cuerpo de los paños. El tocuyo era un tejido de algodón suave
y flexible. Es con estas bayetas y telas burdas hechas en los obrajes que el
indígena pobre de las areas rurales confeccionó sus
vestidos, al obligarsele a abandonar su indumentaria autóctona.
Para la preparación de los tejidos en los obrajes primeramente separaban
la lana y la lavaban, y una vez seca la cardaban y alistaban para el hilado,
que se hacía en tornos al principio de madera, pero desde mediados del
siglo XVII con cigüeñales y husos de hierro, algunos de pie y otros
de manubrio. Se usaron también aunque no mucho,pequeños tornos
hidraulicos. A veces, cuando no había suficientes tornos para el
número de obreros, se encargaba esta labor a mujeres ajenas al obraje.
El teñido se hacía hirviendo las madejas o las piezas con la
materia colorante en grandes peroles. Se empleaba diferentes sustancias
tintóreas, los principios por lo general vegetales y mas tarde, a
fines del
siglo XVIII, tintes a base de tanino y colorantes minerales. Uno muy usual de
origen animal, fue la cochinilla, insecto que vive en los cactus, cuyo
conocimiento en la época prehispanica es discutido y que una vez
muerto y secado al sol reducían a polvo. En los tejidos de lana da un
rojo carnesí muy vivo.
Los colorantes vegetales mas usuales fueron: el acharan, la jagua
y la tara para el negro; el aliso, el palo de Brasil, que importaban, el
chapichapi y el magno para el color rojo; el añil, mullaca y papas
negras para el azul; chillca, molle y tiri para el amarillo; maíz negro,
paguau y quisca-quisca para el morado; la chillca y el molle para el verde; los
frutos del algarrobo, las hojas y nueces verdes del nogal y el palo de tara
para el pardo y el marrón. Otros tintes vegetales los obtenían del achiote el airampo y el campeche. Llamaban “enjebar” a
la fijación de los colores con mordiente, utilizando para ello juarda de
lanas, colpa, cachina, alumbre y otras sustancias, incluso orines.
A fines del
siglo XVIII la industria textil sufrió un gran decaimiento en todo el
Virreinato. La creciente importación de tejidos europeos, lícita
o no, así como
losintereses comerciales de España a quien no convenía el auge
industrial de las colonias, que competiría con su decadente
producción terminaron paulatinamente con el funcionamiento de los
obrajes. Factor poderoso fue también el excesivo amor al lujo de los
americanos, pues la gente de la nobleza usaba costosísimos vestidos que
los plebeyos trataban de imitar, encargando las telas a España.
Aceleró el proceso la autorización de la corona a ingleses y
franceses para comerciar con las colonias, al no poder competir ni en calidad
ni en precios.
Al desaparecer los obrajes el tejedor indígena continuó su labor
textil en el taller doméstico, utilizando sus tradicionales implementos
y técnicas, a mas de las innovaciones introducidas a partir de la
segunda mitad del
siglo XVI. Desde entonces es que nuevamente se desarrolló un estilo
propio, vigente hasta hoy en los tejidos de uso tradicional, como ponchos, mantas, fajas, etc.
Los españoles afincados en el Perú continuaron vistiendo a la
manera acostumbrada, siguiendo la moda vigente en su tierra natal. Pasada la
conquista y guerras civiles, y establecido el Virreinato, el vestido de la
clase dominante fue haciéndose cada vez mas suntuoso, como
reflejo del lujo reinante en la corte peninsular, incluso las clases populares
urbanas desplegaban cierto lujo en el vestir. Los curacas y miembros de la
nobleza nativa adoptaron el traje español como símbolo de prestigio,
confeccionado con finas sedas y telas bordadas. En Lima
la sobriedad del
vestido de los primeros conquistadores dio pasoal derroche de gracia y color
que distinguirían definitivamente la indumentaria de la ciudad
virreinal.
El vestido femenino de las clases altas se caracterizó por la
profusión de sedas, terciopelos y encajes. Siguiendo la moda europea,
usaban superpuestas varias polleras confeccionadas con ricas telas, mantos de
seda y tafetan para salir a la calle, finas medias de seda y zapatos
primorosos en los que cifraban su orgullo. La ropa interior, calzones, camisas,
camisolas, y enaguas, eran de la mas fina batista y Holanda, adornada
con blondas, encajes y cintas. Según refiere Ricardo Palma en
“Motín de limeñas”, hacia 16000 éstas usaron
guardainfantes, es decir faldellines don aro.
Al parecer, en Lima no fueron afectas a llevar
sombrero, aunque mas tarde, en el siglo XVIII, para ir al teatro usaban
unos pequeños, prendidos a la cabeza con alfileres, y para montar a
caballo o para los paseos campestres, unos alones de paja, de origen
español y factura mestiza, que por entonces estuvieron muy en boga. Por
su parte, las mujeres de las clases populares adoptaron ampliamente el uso del sombrero desde mediados del siglo XVI, de paja o de paño y de
formas y tamaños diversos. Durante el siglo XVIII se difundió en
el Perú el uso de la mantilla, originalmente prenda popular
española que en la península había ganado categoría
en los estratos sociales superiores. A partir de la segunda mitad del siglo XVIII esta prenda de encaje fue complemento
frecuente del
atuendo femenino, llevandose a menudo sobre grandes peinetas y
hastamediados de este siglo se usó para asistir a las ceremonias
religiosas. Como abrigo casero y para salir a la calle en los días
fríos se cubrían con gruesos pañolones, siendo las damas
de categoría muy afectas a llevar en tiempo tibio los de seda bordada,
llamados de Manila. Era muy mal visto que las señoras saliesen a la
calle descubiertas. Tanto las mujeres aristócratas como las del pueblo
eran muy aficionadas a adornarse el cabello con flores y a perfumar su ropa con
ellas, de ahí la popularidad de la misturera, típico personaje de
la Lima colonial, vendedora callejera de pequeños ramilletes de flores.
El traje masculino de la gente de rango fue igualmente suntuoso, siendo notorio
su alto costo. La vestimenta era muy fina; capas de color grana o azul bordadas
en la esclavina, casacas de paños, camisas adornadas con blondas y
encajes, medias de seda y zapatos con hebillas y otros adornos. En las ciudades
los varones peinaban por lo común al estilo europeo, con el cabello
recogido con un lazo en la parte posterior de la cabeza. Los jóvenes
acostumbraban sostenerlo con una fina redecilla, y, por lo general, todos se
cubrían con sombreros de castor.
Llevaban pantalón corto, a la altura de la pantorrilla, hasta principios
del siglo XIX, en que lo vistieron largo y
modificaron todo el traje guiandose por la moda europea del momento, aunque manteniendo ciertas
características propias como el uso
ocasional del
poncho y el sombrero de paja. Sartiges (1834) lo menciona cuando describe el
vestido masculino urbano que se llevabapara ir a caballo de Lima
a Chorrillos,
centro de reunión de los limeños durante el verano: chaqueta,
pantalón y chaleco blanco y sombrero de paja. Según Ricardo
Palma, el lujo en el vestir y en las costumbres coloniales continuó
hasta las primeras décadas republicanas. El uso el poncho, que se
generalizó entre los señores y las clases populares,
especialmente para montar a caballo, se encuentra documentado desde fines del
siglo XVIII por el Obispo de Trujillo, Baltasar Jaime Martínez
Compañón. Rugendas, quién vivió y trabajó en
Lima en 1842 a 1845, pintó y diseñó personajes masculinos
cubiertos con poncho y sombrero de paja, ya sea jinetes sobre sus cabalgaduras
o descansando junto a ellas en la Plaza Mayor, en la alameda cerca al
río, en Amancaes o en el mercado. Otros pintores viajeros de la misma
época, como
Bonnaffé y Angrand, también lo documentan.
Un traje que sin lugar a dudas puede clasificarse como manifestación típicamente
limeña de la etapa colonial es el de la tapada, pese a lo foraneo
de su origen. Apareció a raíz de la fundación de Lima, sin saberse quien lo vistió por primera vez,
y lo llevaron ininterrumpidamente las mujeres de toda condición social,
aun la virreina, hasta comienzos de la segunda mitad del siglo XIX. De indudable origen moruno,
se desconoce su procedencia exacta pues, como
dice Flora Tristan, no existen referencias ni en las crónicas
mas remotas. El vestido actual de las “cobijadas” de Vejer
de Frontera, en España, tiene cierta semejanza, si bien las prendas
basicas que caracterizaronal de la tapada, es decir la saya y el manto,
son muy diferentes y no usan el mantón bordado complementario. Se
vistió exclusivamente en Lima, no
viéndose tapadas ni siquiera en el cercano puerto del
Callao. Tanto
la Iglesia como
la Inquisición y el Gobierno intentaron vanamente prohibirlo con edictos
y decretos, las mujeres, sin inmutarse, continuaron usandolo para salir
a la calle, ir a la iglesia y procesiones, corridas de toros y paseos.
El traje de la tapada se componía de tres piezas esenciales: saya, manto
y chal o mantón. Originalmente la saya, que vestían sumamente
ceñida al cuerpo de la cintura al tobillo, era muy plisada y tan
estrecha que les ocasionaba dificultad para caminar y mayor aún para
subir escaleras. Se confeccionaba con doce a catorce varas de raso u otra seda
gruesa, negra o de color oscuro, con finísimos pliegues especiales que
le daban gran elasticidad y forrada con género de algodón para
afirmarla. Las faldas de colores claros eran exclusividad de las mujeres
públicas. Pasados los años surgió la modalidad de una saya
con amplio vuelo, de gruesos pliegues encanutados, a la que llamaron
“desplegada” y, según los azares políticos,
“orbegosina”, “gamarrina”, etc., mostrando ligeras
variaciones en el plegado y vuelo.
Según Radiguet (1844), la tapada cambió a comienzos de aquel
siglo la falda estrecha por la amplia o “desplegada”, aunque
algunas se mantuvieron fieles al uso de la antigua, ajustada al cuerpo. Parece
que la falda estrecha llegó a acortarse muy atrevidamente, hasta casi la
alturade la rodilla, por lo que en 1751 el obispo de entonces, en defensa del pudor y so pena de
excomunión, ordenó llevarla larga hasta el tobillo e igualmente
la manga hasta el puño. Cuando la tapada intentaba ocultar aún
mas su identidad, vestía una saya de aspecto andrajoso y pobre a
la que llamaron “de tiritas”. Tacitamente se aceptó como regla respetar el
incógnito de la tapada, a la que nadie osaba descubrir el rostro. El
manto, pieza importantísima en este vestido, era un rebozo
pequeño negro con el que, sujeto atras a la altura de la cintura,
se cubrían la espalda y la cabeza a manera de capuchón y
cogiéndolo con gracia sobre la cara, dejaban coquetamente un solo ojo al
descubierto. Bajo el manto vestían lujosos corpiños en los que
hacían derroche de terciopelos, sedas y encajes, sobre todo en las
mangas. Para abrigarse usaban mantones o chales de crespón de China,
primorosamente bordados, llevandolos puestos bajo el manto de modo tal
que el talle quedaba al descubierto. Es importante anotar que a la caída
del sol y comenzar la noche desaparecían las tapadas, pues la
limeña cambiaba entonces la saya por un traje y el manto por un
pañolón de color claro, aunque sin esbozarse y dejando el rostro
completamente descubierto.
La tapada gustaba adornarse los brazos, que solía lucir desnudos hasta
el codo, con numerosas pulseras y anillos en los dedos. El calzado era lujoso,
confeccionado con raso y finísima badana, sin taco y atado con cintas a
la garganta del
pie, de cuya pequeñez hacían alarde. Para hacer resaltar lacurva del empeine lo usaban tan ajustado que con frecuencia se
les reventaba, por lo que iban siempre provistas de aguja e hilo para remendarlo si el caso se daba.
Usaban medias de seda blanca, rosada o de “color carne”, a menudo
caladas y bordadas, sostenidas con ligas de seda, a veces con terminales de oro
y plata. Todas las limeñas, sin distinción de clase, fueron muy
afectas a llevar finas medias de seda que, según la tradición,
una vez lavadas no querían usar ni las criadas.
La saya varió de forma, amplitud y plisado con el correr de los
años, no así el manto que permaneció inalterable hasta ser
desplazado por la manta en la segunda mitad del siglo XIX. Con la aparición de la
tapada perdió la indumentaria popular limeña su mas
característica manifestación.
Algunos personajes que reflejan la idiosincrasia de la época colonial y
que se han estereotipado como tipos populares, especialmente a través de
las estampas de Pancho Fierro, las tradiciones de Palma y los viajeros
europeos, son los de la misturera, la beata, el aguador, la tamalera y otras
mas. Peculiar figura a fines del siglo
XVIII y comienzos del siglo XIX en la ciudad
de Lima fue la
de las mujeres de servicio de los conventos, con sus grandes sombreros de
castor, de copa muy baja y anchas alas. Hacia fines del siglo XVIII los trajes populares
limeños eran de aspecto alegre y lleno de gracia. Mulatas, zambas y
mestizas vestían con telas livianas y sueltas de colores claros y se
protegían de los rayos solares con sombreros de paja de diversas
formas,generalmente adornados con cintas. Los varones adoptaron el
pantalón español a media pierna y también se
cubrían con sombreros. En ese siglo, correspondiente al apogeo
virreinal, desapareció por completo el vestido autóctono que
aún llevaban las pocas indias
naturales de Lima,
habitantes del Cercado y Abajo el Puente. Fue también en el setecientos
cuando el lujo de la indumentaria hispana en el Perú aumentó
hasta hacerse exorbitante, boato que perduró hasta fines del siglo XIX.
EL PUEBLO NEGRO
a) Llegada de los primeros negros al Perú
En 1527, llegó el primer hombre negro al Perú. Éste fue el
esclavo que acompaño a Alonso de Molina uno de los 13 del gallo, en una embarcación de
Francisco Pizarro, desembarcaron en Tumbes. El español y guineo llevaron
a tierra un puerco y una puerca, gallos y gallinas; pero lo que mas
causo admiración a los tumbesinos no fueron los cacareos de los gallos
ni los crujidos de los cerdos sino el color del africano por lo que le dieron
agua para que se lavase, pero al ver que no se le quitaba el color, ellos
quedaron sorprendidos, por lo que el negro se echo a reír mostrando su
blanca dentadura lo cual desconcertó mas aún a los
tumbesinos que quedaron estupefactos.
Francisco Pizarro obtuvo por la capitulación de Toledo (el 26 de junio 1529) licencia para
traer a 50 negros de guinea la mitad “hembras” pero no logro
traerlos. El mayor contingente de negros llegó con la expedición del Adelantado Pedro
Alvarado en 1534 unos 200 guineos procedentes de Guatemala y Nueva España.
Elprimer negro con nombre conocido resultó ser Alonso Prieto fue esclavo
de los españoles Francisco Pizarro, Diego de Almagro y Hernando de
Luque.
Todos los negros del Perú procedían de Africa. Los
esclavos mulatos todavía eran escasos, los esclavos zambos sencillamente
desconocidos. Los negros recién llegados se nombraban
“bozales” y los que aprendían la lengua española
“ladinos”.
Los negros llegaron en las embarcaciones como
ayudantes de carga, traídos por los 3 socios de la conquista.
b) Causas de la presencia negra en el Perú:
El negro fue trasplantado, pues como
resultado de la agobiante necesidad de mano de obra en los valles
costeños y otros lugares calidos interandinos y en los lavaderos
auríferos de la selva alta y baja. Tal fue la causa profunda para que no
pudieran detener su importación. Y si bien la intención fue
dedicarlos para aliviar la situación de los indios, lo cierto es que
éstos quedaron en peor estado que aquéllos, porque los negros
gozaban de alguna consideración de parte de sus amos por tener un valor
monetario. Mientras los indios, por el contrario, tenían privilegios y
derechos en los papeles solamente.
Las grandes multitudes de esclavos comenzaron a llegar en la segunda mitad del siglo XVI. Fue luego
que la curva demografica indígena demostró bajas
alarmantes, debido a una profunda y duradera depresión originada por
trabajos forzados, migraciones compulsivas y las incontrolables epidemias. La Corona, preocupada por la
diezmada población indígena y aterrada por el peligro quepodría
arrastrar su desaparición con la consiguiente pérdida de los
tributos y mano de obra barata, meditó que la solución era la
importación de negros africanos, y a gran escala.
Los esclavos tenían una sola condición jurídica: la de
meras herramientas de trabajo, propiedad absoluta de sus dueños. Las
leyes normaban en lo posible su trafico y el tratamiento que
debían recibir. Pero los que verdaderamente imponían sus puntos
de vista eran sus propios amos o propietarios. En consecuencia, la
condición de vida de cada esclavo difería según la
función del trabajo que
desempañaba: unos se desenvolvían como
esclavos domésticos, otros de plantaciones, otros laborantes en los
lavaderos de la selva, y finalmente como
jornaleros y artesanos.
Sobre la distribución de los negros una vez en el Perú, estaba
determinado por factores climaticos y de las economías
regionales. Las zonas que mas requerían su asistencia eran las
tierras bajas y calidas, por constituir ecologías donde el
africano se desplegaba ópticamente, dando como resultado siembras y cosechas excelentes
de caña de azúcar, tabaco, algodón y otros productos
tropicales y semitropicales. En Las Antillas sustituyó velozmente a la
población aborigen.
c) El negro de las haciendas en la Costa:
En las plantaciones en donde permanecían los grupos mas numerosos
dedicados a la siembra, cuidado y cosecha de caña de azúcar y
subsidiariamente tabaco y algodón.
Su vestido elemental difería según el sexo, la edad y el lugar
donde prestaban servicios. En losmeses calurosos los chiquillos podían
andar desnudos, pero los mayores no. Las negras y los varones adultos usaban
ropajes de lienzo ordinario de color azul con listas negras, por lo
común telas rústicas producidas en los talleres textiles de la sierra,
y algunas veces de las importadas de Mallorca.
En este aspecto los esclavos de las plantaciones y haciendas daban pena, a
diferencia de los esclavos domésticos. Todos estaban bautizados y
concurrían a misas dominicales cuando tenían capellanes, o
estaban cerca a iglesias.
Los jesuitas trajeaban a sus esclavos de acuerdo a los usos españoles.
En los hombres consistía en calzones de cordellate, capotillo del mismo y un
cotón de bayeta. Para las mujeres bastaba un faldellín cosido con
sus cintas de reata, mas un rebozo de dos varas y media, camisa y
fustan de cuatro varas de tocuyo con 10 hebras de pita; mas un
paño para que cubrieran sus cabezas. Los muchachos de ambos sexos
recibían lo mismo. Y para los recién nacidos les facilitaban dos
varas de bayeta y dos de tocuyo para pañales y mantilla (ajuar de
bebé).
Los sacerdotes de la Compañía. En los huertos y haciendas de los
civiles bastaba con entregar a los hombres anualmente un calzón un
cotón, una chamarra y un poncho; en tanto a las mujeres un
faldellín, un cotón y una mantilla.
Apenas en las casonas aristocraticas de Lima existía un trato benigno entre
los negros esclavos y sus señores, principalmente el de las esclavas
domésticas con sus amas. Allí incubaban relaciones sociales
benévolas, a diferenciasde los esclavos dedicados a la agricultura.
Las esclavas de las casonas recibían de sus amas los trajes de
éstas ya en desuso, para que se vistieran durante las festividades. Las
negras iban codo a codo con sus amas en las calesas, hechos que llamaban la
atención a los viajeros extranjeros. El grupo social mas bajo: el
negro, paradójicamente es el que estaba mas cerca al criollo y
chapetón de la aristocracia.
Es evidente que el trato directo con sus amos les aseguraba cierta
consideración y afecto. Hay pruebas documentales de cómo en sus
testamentos al mismo tiempo de otorgarles la libertad les dejaban algunos
bienes como recompensa a sus servicios y fidelidad. Los ayos (cuidador de
niños) y las amas de leche, dos tipos de esclavos domésticos, tenían
un contacto muy familiar con los hijos de sus dueños, jugaban entre
ellos surgiendo un afecto del
uno hacia el otro.
La contribución cultural del
esclavo de origen africano fue pujante, de ahí que mucho pudo salvarse
incorporandola al resto de la sociedad en forma aislada.
En especial los negros dedicados al servicio doméstico se adaptaron
facilmente a la vida de la ciudad. Locuaces, cantarines, y excelentes
imitadores, resultaron sirvientes gratos y divertidos.
Desde el siglo XVII se les veía agrupados por “naciones”
conformando cofradías. Pero éstas, a fines del siglo XVIII mas parecían
gremios que agrupaciones de artesanos africanos. En las festividades
hacían alarde de bullicio con instrumentos musicales, danzas, canciones
y mojigangas. Otraoportunidad era la fiesta del Señor de los Milagros.
La danza de los diablicos, el son de los diablos, la cachua africanizada eran
espectaculos que les gustaba escenificar en señaladas
festividades religiosas.
Los esclavos artesanos y jornaleros ejercían sus labores fuera de la
época de las faenas agrícolas. Para que no comieran sin producir
algo en los meses de “descanso de los suelos”, sus amos los
empleaban en otros trabajos, en cuya situación hasta podían ser
desplazados a lugares distantes. Sus dueños los alquilaban a cambio de
recibir el jornal ganado por sus esclavos, pero si cuidando de su
alimentación. Los esclavos jornaleros desempeñaban una enorme
variedad de trabajos: constructores de edificios, labores de campo, artesanos,
vendedores ambulantes. A las mujeres esclavas, asimismo, las alquilaban para
vender productos en forma ambulatoria por calles y campos. Los esclavos
entrenados en estos menesteres gracias a los años de experiencia,
aumentaba su valor. Muchos aprendieron a robar; y tratandose de mujeres
algunas acabaron prostituyéndose.
Aquí presentamos algunos oficios y trajes usados por lo negros durante
los años 1700 a 1850:
Negro velero
El panadero
La mazamorrería 1830
Champuzeria 182
En la identidad peruana mucha de laalegría desbordante, de la
cundería, de la fortaleza estoica para soportar el sufrimiento, el
sentido religioso, el ritmo, el baile y la gracia se deben al carisma de la
etnia negra. En las diversiones deliraban de energía contagiante, por
ser eximios cajoneadores en las jaranas, excelentes zapateadores; bullangueros
coloristas en las peleas de gallos; buenos acompañantes para las juergas
y el desorden. Sabían contar chistes eróticos y siempre estaban
bromeando, aunque casi nadie les tomaba en serio.
En fin, tipos populares en los vecindarios de la costa, donde era notorio
oírles como
se saludaban en décimas e interjecciones. Así es como
el negro enriqueció siglo tras siglo casi todo el cuadro
folklórico del
litoral.
No olvidemos que las negras eran dinamicas preparadoras de comidas y
bebidas, tal como
las tamales, picarones, frijoles colados, etc. que hasta hoy dan personalidad
al alma peruana.
Los zambos, en número eran aún menos que los mulatos, pero
tenían el mismo origen extra legal. Pese a lo cual evolucionaron hasta
convertirse en los valles y centros urbanos del litoral en otra casta.
Con toda la presencia española como
indígena hubo trajes de diferentes tradiciones y estilos. Aquí
presentamos algunos ejemplos:
¿QUÉ INSPIRO A LAS DANZAS AFROPERUANAS?
Aquí consideramos a los diferentes bailes que se originaron el trayecto
de la vida del
negro en el Perú.
Lo cual algunos semantiene y otros han desaparecido con el pasar del tiempo ya que han perdido del todo continuidad.de los cuales hay
mas de un exponente. O continúan representandose sin
modificaciones intencionales sustanciales.
Panalivio - Dícese que los panalivios eran cantos subversivos con que
los esclavos denunciaban abusos y penas. El canto ha permanecido; del baile que le
acompañaba no hay sin embargo ni noticias. No hay panalivios nuevos, al
menos no panalivios “legitimos” o a la manera tradicional. El mas
conocido es aquel que dice –“A La Molina no voy mas porque
echan azote sin cesar”– y este mismo es ya una revisión.
Son de los diablos : José Durand, Fernando Romero y Nicomedes Santa
Cruz, grandes investigadores de la herencia Africana en el Perú, encuentran
los orígenes del Son de los Diablos tanto en el teatro litúrgico
medieval y celebraciones del Corpus Christi en Europa como en
antiquísimos ritos africanos donde existe un personaje llamado el
“gnanga” o “brujo”.
De acuerdo a N. Santa Cruz fue en este
personaje en quienes los colonizadores españoles encontraron
inspiración para catequizar a las poblaciones negras de América.
La presencia de esta cuadrilla de diablos no es exclusividad ni de Lima ni del Perú.
El limeño Son de los Diablos “tiene su equivalente en los
lambayecanos diablicos de Túcume, los liberteños diablos de
Huamachuco, los cusqueños diablos (“saqra”) de Paucartambo,
en la diablada de Puno y en otras danzas tanto en Perú como
en casi toda Latinoamérica” (N. Santa Cruz
34). Y aunque esta danza dejóde ser practicada hace varias
décadas en las calles de Lima, es gracias al pintor mulato del siglo XIX
Pancho Fierro y sus acuarelas costumbristas, a testimonios de personas que
llegaron a presenciar u oyeron hablar de la danza del Son de los Diablos y a
adaptaciones teatrales por grupos de folclor que aún podemos imaginar y
recrear esta danza en el presente.
Danza o habanera - Curiosa incongruencia, llamamos danza a un tipo de
canción que no se baila; proviene de La Habana y es tan mestiza como nuestro panalivio,
la diferencia rítmica entre ambos es sutil. La danza se asimiló a
nuestra música costeña, la mas conocida es “El
Payandé” que evoca la esclavitud, como un lamento. Diríase mejor, que el
panalivio pervive y se refugia en la danza o habanera.
Marinera - Su divulgación alcanza todo el territorio nacional, hay
muchas variables locales y las preferencias regionalistas llegan a casos
extremos. La mas antigua es la marinera de Lima
–según los limeños por supuesto–, en todo caso
sí es la mas elaborada; tanto el baile como el canto poseen una estructura compleja
que no todos los cultores conocen a cabalidad. No hay marineras nuevas, pero
las antiguas, letra y música se cantan aún, es mas,
esta sobreentendido que tratandose de marinera, cuanto mas
antigua, mejor.
La marinera limeña tiene tres partes –primera, segunda y tercera
de jarana– y termina en Resbalosa y Fuga. Hoy no se concibe la Resbalosa como un baile
independiente, pero no siempre fue así.
Hay Marinera en la Sierra, –puneña, ayacuchana,
cuzqueña,arequipeña–, quizas en la Selva. Y en cada
lugar, ademas de un cierto aire particular difieren en la
terminación, así encontramos marinera con fuga de Huayno o con
fuga de Pampeña, según. La mas vistosa es la Marinera
norteña, tiene hasta compositores recientes; en el baile, sin embargo,
el estímulo por la creatividad en los pasos, o la originalidad en los
vestuarios, todo dentro del marco de los festivales y concursos, han conducido
a excesos lamentables. El género es tan promocionado que ha dado
material abundante para ensayos, libros y conversatorios.
Tondero. Es un baile de pareja, el género esta vigente, se le ha
considerado importante desde siempre; en los años 50 los limeños
ya mayores consideraban a la marinera limeña como
el baile nacional y al tondero como
el baile norteño por excelencia. Desde los 60 el auge de los concursos
de marinera norteña fue desplazando al tondero tradicional, como reacción
aparecieron versiones de tondero moderno con innovación de pasos
espectaculares.
Hasta aquí, las expresiones que hemos mencionado como
vigentes tienen algo en común: han permanecido dentro del
uso citadino; la música dentro del
consumo, la danza dentro de la practica popular, pero siempre han tenido un
lugar dentro de la vida de la ciudad. Por esta misma razón
también han incorporado algunas modificaciones provenientes de
presentaciones teatrales y televisivas.
Y por causas exactamente opuestas encontramos expresiones también
vigentes, que reuniremos en otro grupo, el de las manifestaciones que
hanpermanecido en uso popular en el ambito rural o por lo menos no tan
cerca de las grandes ciudades, manteniendo su vínculo con festividades
patronales, o siempre relacionadas a su fecha y ciclos agrarios y presentando
en todo caso un menor grado de influencias ajenas.
Danza de negritos - Es una danza de recorrido, compuesta de muchas partes o
mudanzas. El conjunto produce la fuerte impresión de una
integración cultural: el villancico con textos en español, el
rítmico y negro zapateo, la melodía andina en las voces y en el
violín Tradicionalmente los integrantes se reúnen a fin de
año para recordar la esclavitud, celebrar la libertad y cantar al
niño Jesús. Esta danza navideña esta vigente en el departamento
de Ica. La
cuadrilla o comparsa esta conformada por parejas de hombres,
niños y jóvenes, es danza de varones; el Hatajo de negritos
mas conocido es el que organizó José Lurita y ahora dirige
Amador Ballumbrosio. La versión costeña de las danzas de negritos
que se da en el poblado de negros de Chincha ha sido estudiada por Chalena
Vasquez. Difiere notablemente de sus similares andinas.
En toda la sierra existen negrerías y danzas de negritos que recuerdan
la presencia de grupos de negros en épocas pasadas, los bailarines
indígenas usan vistoso atuendo y mascaras de negros, la
música es orquestal.
Danza de las Payas - Es una danza de mujeres, se le encuentra en el poblado de
El Carmen, es una danza de pastoras y se da también en Navidad, las
diversas partes son interpretadas por solistas y coro.
Cumananas -Poesía en cuartetas y cantadas, generalmente en
dialogo; esta actividad se da en el norteZaña,
Ferreñafe, Morropón. El canto es una melodía muy similar
al triste (ver Triste con fuga de Tondero) y presenta marcados giros andinos.
Las actuales presentaciones suelen repetir los versos de memorables
competencias.
Socavón - Llamese así al característico toque de
guitarra que acompaña a la décima cantada y también se
llama así a la melodía específica y única en
nuestra Costa Sur, para este canto.
Si bien no desapareció totalmente, su practica se redujo en el
transcurso del
último medio siglo.
La décima cantada dejó de practicarse en la década de los
40, sus últimos cultores conocidos en la Costa Centro y Sur fueron
Hijinio Quintana y Carlos Vasquez, Nicomedes tomó la posta en la
composición y canto de décimas siendo acompañado por
Vicente Vasquez a la guitarra.
Zapateo - El típico contrapunto entre dos zapateadores, usual entre
algunas danzas de recorrido como
el son de los diablos, era también frecuente en medio de alguna
festividad. No se ha descontinuado del
todo pero se ha orientado preferentemente hacia un uso restringido dentro de
presentaciones profesionales. En esta transición ha incrementado hasta
el exceso su vistosidad, perdiendo el sentido y la normatividad de la
competencia.
BIBLIOGRAFÍA
• Lorenzo Huertas, Waldemar Espinoza, Juan José Vega. 1997.
Peruanidad e Identidad. Lima.
UNE
• www.wikipedia.com
• Museo afroperuano. 2010