Jose
maria arguedas En 1923 abandonó su retiro al ser recogido por su padre,
a quien acompañó en sus frecuentes viajes laborales, conociendo
mas de 200 pueblos. Pasaron por Huamanga, Cuzco y Abancay. En esta
última ciudad ingresó como interno en el Colegio Miguel Grau de
los Padres Mercedarios, cursando el quinto y sexto grado de primaria, entre
1924 y 1925, mientras su padre continuaba su vida itinerante y su hermano
Arístides seguía su educación en Lima. Esta etapa de su
vida quedó conmovedoramente plasmada en su obra maestra, Los ríos
profundos:
Mi padre no pudo encontrar nunca dónde fijar su residencia; fue un
abogado de provincias, inestable y errante. Con él conocí
mas de doscientos pueblos. () Pero mi padre decidía irse de un
pueblo a otro cuando las montañas, los caminos, los campos de juego, el
lugar donde duermen los pajaros, cuando los detalles del pueblo
empezaban a formar parte de la memoria. () Hasta un día en que mi
padre me confesó, con ademan aparentemente mas
enérgico que otras veces, que nuestro peregrinaje terminaría en
Abancay. () Cruzabamos el Apurímac, y en los ojos azules e
inocentes de mi padre vi la expresión característica que
tenían cuando el desaliento le hacía concebir la decisión
denuevos viajes. () Yo estaba matriculado en el Colegio y dormía en
el internado. Comprendí que mi padre se marcharía. Después
de varios años de haber viajado juntos, yo debía quedarme; y
él se iría solo.[4]
En el verano de 1925, cuando se hallaba de visita en la hacienda Karkequi, en
los valles del Apurímac sufrió un accidente con la rueda de un
trapiche, de resultas del cual perdió dos dedos de la mano derecha y se
le atrofiaron los dedos restantes.[5] Se dice que atribuyó el hecho a un
castigo sobrenatural por practicar la masturbación.
En 1926, junto con su hermano Arístides empezó sus estudios
secundarios en el colegio San Luis Gonzaga de Ica, en la desértica costa
peruana, hecho que marcó su alejamiento del ambiente serrano que
había moldeado hasta entonces su infancia, pues hasta entonces
había visitado la costa solo de manera esporadica. Cursó
allí hasta el segundo año de secundaria y sufrió en carne
propia el desprecio de los costeños hacia los serranos, tanto de parte
de sus profesores como de los mismos alumnos. Se enamoró intensamente de
una muchacha iqueña llamada Pompeya, a quien le dedicó unos
acrósticos, pero ella lo rechazó diciéndole que no
quería tener amores con serranos.[6] Él se vengó llegando
a ser elprimero de la clase en todos los cursos, derrumbando así la
creencia de la incapacidad intelectual del hombre andino.
En 1928 reanudó su vida trashumante otra vez en la sierra, siempre junto
a su padre. Vivió entre Pampas y Huancayo; en esta última ciudad
cursó el tercero de secundaria, en el colegio Santa Isabel. Fue
allí donde se inició formalmente como escritor al colaborar en la
revista estudiantil Antorcha; se dice también que por entonces
escribió una novela de 600 paginas, que tiempo después le
arrebataría la policía, pero de la que no ha quedado huella
alguna.[7]
Cursó sus dos últimos años de secundaria (1929-1930) en el
Colegio Nuestra Señora de La Merced, de Lima, casi sin asistir a clases
pues viajaba con frecuencia a Yauyos para estar al lado de su padre, que se
hallaba agobiado por la estrechez económica. Aprobó los
examenes finales, terminando así sus estudios escolares
practicamente estudiando sin maestro.
Nacimiento e infancia
José María Arguedas Altamirano, nació el 18 de enero de
1911 en la ciudad de Andahuaylas, provincia de Andahuaylas, departamento de
Apurímac, en la sierra sur del Perú. Era hijo de Víctor
Manuel Arguedas Arellano, un abogado cuzqueño que ejercía de Juez
en diversos pueblos, y deVictoria Altamirano Navarro, perteneciente a una
acaudalada familia de Andahuaylas. Cuando tenía dos años y medio
de edad, falleció su madre, víctima de 'cólicos
hepaticos'; pasó entonces a vivir a la casa de su abuela
paterna, Teresa Arellano, en la ciudad de Andahuaylas.
En 1915, su padre al ser nombrado Juez de primera instancia de la provincia de
Lucanas (departamento de Ayacucho), se trasladó a dicha sede, donde poco
después se casó con una rica hacendada del San Juan de Lucanas,
provincia del mismo nombre del departamento de Ayacucho, Grimanesa Arangoitia
Iturbi viuda de Pacheco (1917). El pequeño José María
viajó entonces a Lucanas, para reunirse con su madrastra; el viaje fue
todo un acontecimiento para él, como lo recordaría siempre. La
familia se instaló en Puquio capital de la provincia de Lucanas del
departamento de Ayacucho. José María y su hermano
Arístides, dos años mayor que él, fueron matriculados en
una escuela particular. Al año siguiente, 1918, los dos hermanos
continuaron sus estudios en San Juan de Lucanas, a 10 km de Puquio, viviendo en
la casa de la madrastra. En 1919, Arístides fue enviado a estudiar a
Lima y José María continuó viviendo con la madrastra.
En 1920, tras la ascensión al poder de Augusto B.Leguía, el padre
de José María, que era del partido contrario (pardista), fue
removido de su cargo de Juez y tuvo que retornar a su profesión de
abogado litigante y viajero, trajinar que solo le permitía hacer visitas
esporadicas a su familia. Esta etapa de la vida del niño
José María estuvo marcada por la difícil relación
que sostuvo con su madrastra y con su hermanastro Pablo Pacheco. Aquella
sentía por su hijastro un evidente desprecio, y constantemente lo
mandaba a convivir con los criados indígenas de la hacienda, de la cual
solo lo recogía a la llegada de su padre, tal como lo ha relatado
Arguedas en el primer encuentro de narradores realizado en Arequipa en 1965.
Por su parte el hermanastro lo maltrataba física y
psicológicamente e incluso en una ocasión le obligó a
presenciar la violación de una de sus tías, que era a la vez la
mama de uno de sus compañeritos de escuela (los escoleros
mencionados en varios de sus cuentos). Al parecer, esa fue solo una de las
tantas escenas sexuales que fue obligado a presenciar, ya que el hermanastro
tenía muchas amantes en el pueblo.1 La figura de este hermanastro
habría de perdurar en su obra literaria personificando al gamonal
abusivo, cruel y lujurioso. Sobre aquel personaje diríaArguedas
posteriormente:
Cuando llegó mi hermanastro de vacaciones, ocurrió algo
verdaderamente terrible () Desde el primer momento yo le caí muy mal
porque este sujeto era de facciones indígenas y yo de muchacho
tenía el pelo un poco castaño y era blanco en comparación
con él. () Yo fui relegado a la cocina () quedaba obligado a hacer
algunas labores domésticas; a cuidar los becerros, a traerle el caballo,
como mozo. () Era un criminal, de esos clasicos. Trataba muy mal a
los indios, y esto sí me dolía mucho y lo llegué a odiar
como lo odiaban todos los indios. Era un gamonal.2
Algunos, sin embargo, consideran que el supuesto maltrato de la madrastra fue
una ficción; entre ellos el mismo Arístides.3
A mediados de julio de 1921 José María se escapó de la
casa de la madrastra junto con su hermano Arístides, que había
retornado de Lima; ambos fueron a la hacienda Viseca, propiedad de su
tío Manuel Perea Arellano, situada a 8 km de San Juan de Lucanas.
Allí vivió durante dos años, en ausencia del padre,
conviviendo con los campesinos indios a quienes ayudaban en las faenas
agrícolas. De dos campesinos guar
daría un especial recuerdo: don
Felipe Maywa y don Víctor Pusa. Para José María fueron los
años mas felices de su vida.