“Al frente de México, casi como delegado divino, Porfirio
Díaz… Don Porfirio, que era, para la generación adulta de
entonces, una norma del
pensamiento sólo comparable a las nociones del
tiempo y del espacio, algo como una categoría kantiana. Atlas que
sostenía la República, hasta sus antiguos adversarios perdonaban
en él al enemigo humano, por lo útil que era, para la paz
de todos, su transfiguración mitológica.”
Alfonso Reyes, El pasado inmediato.
A la cultura de la Revolución Mexicana la anteceden los treinta y tantos
años de dominio avasallador del
general Porfirio Díaz, décadas de arraigo profundo de una
interpretación reverente (tanto activa como
pasiva) del
autoritarismo. Que el nombre del dictador bautice o sintetice
el período se explica con facilidad y no sólo por razones
políticas. Comparten rasgos una persona (Porfirio Díaz), una
elite política e intelectual (el grupo conocido como los
“científicos” y sus alrededores literarios) y lo mas
visible y reconocible de una época. Tienen en común el orden
impuesto a como dé lugar: la estricta jerarquización del sistema
política y la existencia cotidiana; la devoción ante el modelo
europeo (del que se adoptan los rasgos externos, el cuidado de la apariencia,
el fetichismo de la respetabilidad); la fe en un progreso constituido de modo
tangible conferrocarriles y fabricas y empréstitos y
reconocimiento de los demas estados; las vagas líneas divisorias
entre decoro y decoración.
Porfirio Díaz y el Plan de Tuxtepec.
Al acercarse el fin del período del gobierno del presidente don
Sebastian Lerdo de Tejada, sus partidarios iniciaron los trabajos para
reelegirlo, con gran descontento en muchas partes del país donde no se
quería a Lerdo. Esto hizo que renaciese la popularidad del general
Porfirio Díaz, que en un momento dado salió de Oaxaca con rumbo a
la frontera Norte, con el animo de levantarse en armas.
Desde 1875 surgieron algunos movimientos armados en contra de
Lerdo de Tejada, pero fueron facilmente sofocados. La que se
llamo revolución de Tuxtepec tuvo su origen en
un movimiento local promovido por el jefe político de aquel municipio y
por varios jefes militares, en contra del
gobernador de Oaxaca.
Se proclamó un plan en enero de 1876 en el que
se hacia una larga exposición de quejas contra el gobierno de Lerdo, a
quien se desconocía como presidente y se
proclamaba como
jefe de la revolución al general Díaz.
El general Díaz estaba en Brownsville,
Texas, en donde preparaba un levantamiento con la ayuda de su amigo, el general Manuel
Gonzalez. Díaz pasó la frontera y en un
pueblo llamado Palo Blanco, Tamaulipas, publicó un manifiesto reformando
el de Tuxtepec: suprimía el Senado, se proclamaba como principiola No Reelección y se
desconocía al gobierno de Lerdo. Al triunfo de la revolución se
convocaría a elecciones, depositando interinamente el poder en el
presidente de la Suprema Corte, si aceptaba el plan o en el jefe de la
revolución, en caso de la negativa de aquél.
Derrotados los porfiristas en Icamole, Nuevo León, el 20 de mayo de
1876, el general Díaz embarcó a Nueva Orleans y llegó a
Veracruz, de donde pasó a refugiarse en Oaxaca. Mientras tanto, Lerdo
recurrió a muchos fraudes y salió electo, por lo que don
José María Iglesias, presidente de la Suprema Corte, lo
desconoció. Las fuerzas del Gobierno fueron derrotadas por los
porfiristas en Tecoac, Puebla y Díaz avanzó a México
mientras que Lerdo salió a Acapulco en compañía del
general Mariano Escobedo y oros partidarios, para embarcar con rumbo a Estados
Unidos, de donde no regresó.
Sin oposición alguna, en febrero Díaz asume el Ejecutivo, por lo
que para obtener la legalidad y legitimidad en su gobierno convoca a elecciones las cuales ganó. De esta manera,
inició un largo periodo de gobierno que fue de
1877 a 1910, con una interrupción entre 1880-1884, en que gobernó
el general Manuel Gonzalez.
El largo mandato 1976 a 1910
Al iniciar su gobierno Díaz se enfrentó a los mismos problemas
que sus antecesores: impulsar al país hacia el desarrollo y la
estabilidad parecía casi imposible. Había un ejército
quearrancaba nuevamente sus deseos al calor de las armas; la industria, minería
y agricultura se encontraban en el mas absoluto abandono; la hacienda
pública, pese a los intentos anteriores, se encontraba en bancarrota; y
las constantes reelecciones, asonadas y pugnas por el poder llevaron a que la
sociedad se cansara y anhelara la paz.
Los seguidores de Lerdo buscaron en diferentes momentos
sublevarse y derrocar a Díaz. El mas conocido fue el del
general Mariano Escobedo, en este caso Díaz no reprimió, sino que
lo convenció de deponer las armas para siempre. De tal
manera que, al final de su primer gobierno, había acabado con la
oposición lerdista, lo que le permitió regresar al poder para
quedarse hasta 1910.
Desde su primera administración Díaz continuó con la
construcción de vías férreas, persiguió el
bandolerismo, cimentó la autoridad del Estado e
intentó impulsar una política social. Limó asperezas con
la Iglesia y restableció las relaciones con Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Austria
y España.
Las relaciones con la iglesia
Las relaciones con la iglesia eran difíciles y se radicalizaron desde la
guerra de Reforma. Díaz heredó esta situación y
buscó la manera para llegar a una reconciliación con la Iglesia
Católica mexicana, a la vez que intentó reactivar las relaciones
con el Vaticano. Para ello concedió
–al margen de la Constitución- libertades a la Iglesia con elfin
de que practicara actos de culto público.
Las relaciones internacionales
Al gobierno de Díaz le faltaba la aceptación internacional,
elemento que le restaba legitimidad.
Díaz estaba preocupado por establecer relaciones con Estados Unidos, por
lo que envió a Ignacio L. Vallarta para que
negociara el reconocimiento. Tardó año y medio
la aceptación por parte de la Casa Blanca para reconocer al gobierno.
Se logró en las negociaciones no permitir el paso libre de tropas norteamericanas por
suelo mexicano, se aceptó de parte del gobierno mexicano perseguir a los
bandoleros y fortalecer a los estados fronterizos para este fin. Para dar
muestras de buena voluntad de parte del gobierno mexicano se empezaron
a dar pagos a la deuda que se tenía con ese país.
Los proyectos económicos
Entre 1854 y 1876 el enfrentamiento político entre liberales y
conservadores se mantuvo vigente y, frente a la pugna política, se
enarbolaron los proyectos económicos de ambos bandos para convencer a
los ciudadanos y a quienes tenían la capacidad económica de optar
por una propuesta u otra.
La situación con Díaz. La economía de 1876 a 1910
Al iniciarse el régimen en 1876, la situación económica
era desastrosa, había que enfrentar una hacienda pública que
tenía mas deudas y gastos que ingresos, pero a pesar de los
intentos de los gobiernos de Juarez y Lerdo por sanear las finanzas,
estono se logró. Una de las prioridades era, por un
lado, arreglar el problema del gasto
público, así como
encontrar los mecanismos para solucionar el pago de la deuda externa, y la otra
impulsar el desarrollo nacional.
Siguiendo con el proyecto económico liberal, Díaz fomentó
el desarrollo del
país sobre la base del
impulso industrial, comercial y bancario. Para ello dio continuidad a
las obras y servicios que permitieran el avance en estas areas.
Se multiplicaron las vías férreas, se crearon nuevas industrias,
se reactivó la minería con explotación de metales
preciosos y de aplicación industrial. A fines del siglo el
petróleo comenzó a ser explotado, ademas se fundaron
instituciones bancarias.
Entrevista Dìaz-Creelman
A principios de 1908 fue solicitada al general Díaz una entrevista con
el periodista norteamericano James Creelman.
A las preguntas, el general Díaz contestó que era un error pensar
que la democracia en México se hubiera puesto en peligro por su larga
permanencia en el poder; aseguró que podía separarse de la
Presidencia sin pesadumbre o arrepentimiento, siempre dispuesto a servir al
país; ya varias veces había tratado de renunciar a la
Presidencia, pero se le había exigido continuar en el Poder y lo
había hecho por beneficiar al pueblo; había mantenido la forma de
gobierno republicano y democratico siguiendo una política
patriarcal, guiando ysosteniendo las tendencias populares; dijo que esperaba el
día en que la República Mexicana estuviera preparada para escoger
y cambiar sus gobernantes sin peligro de guerras ni daños al
crédito y al progreso nacionales, y creía que ese día
había llegado; la Nación se había levantado a gran altura
y amaba la libertad; no había partidos de oposición pero
tenía la firme resolución de separarse del poder al terminar su
periodo, cuando cumpliera ochenta años, y si en la República
llegase a surgir un partido de oposición lo miraría como una
bendición y no como un mal, y si ese partido desarrollase poder, no para
explotar, sino para dirigir, le aconsejaría y se consagraría a
él para la instauración de un gobierno democratico.
Sin embargo, el futuro no correspondió a las esperanzas
políticas concebidas en el país después de conocerse las
opiniones del
general Díaz.
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