Montevideo estaba sitiado por el ejército
de José Rondeau, de modo que los españoles tenían que
hacer uso del
mar para abastecerse. Frecuentemente una escuadrilla realista salía de Montevideo en
dirección al Parana, y sus hombres
merodeaban las costas robando los ganados. Una expedición compuesta de
once embarcaciones, que había salido de Montevideo con el propósito indicado,
fue seguida paralelamente por tierra por el coronel de Granaderos a caballo
José de San Martín, al frente de 125 hombres de su regimiento.
Las fuerzas de San Martín se adelantaron, deteniéndose cerca de
la posta de San Lorenzo, situada 26
kilómetros al norte del Rosario. En tal lugar existe el convento de San Carlos, en donde encerró San
Martín a sus granaderos, de modo que la escuadrilla española no
pudo observarlos, cuando los españoles desembarcaron, los granaderos
sable en mano, los persiguieron obligandolos a huir despavoridos. Algunos se arrojaron al río desde la barranca y perecieron
ahogados. En la persecución rodó el
caballo de San Martín, que quedó apretandole una pierna.
Un enemigo iba a clavarle la bayoneta, pero en el
preciso instante se interpuso el sargento Juan Bautista Cabral, que
salvó a San Martín y con él, como bien se ha dicho, la libertad de medio
continente.
Fuentes: Historia Argentina
y Americana de Ricardo Leveney Ricardo Levene (hijo), Diario Clarin en
Internet.
Marcha de San Lorenzo
Febo asoma; ya sus rayos
iluminan el histórico convento;
tras los muros, sordos ruidos
oír se dejan de corceles y de acero.
Son las huestes que prepara
San Martín para luchar en San Lorenzo;
el clarín estridente sonó
y a la voz del
gran jefe
a la carga ordenó.
Avanza el enemigo
a paso redoblado,
al viento desplegado
su rojo pabellón (bis).
Y nuestros granaderos,
aliados de la gloria,
inscriben en la historia
su pagina mejor (bis).
Cabral, soldado heroico,
cubriéndose de gloria,
cual precio a la victoria,
su vida rinde, haciéndose inmortal.
Y allí salvó su arrojo,
la libertad naciente
de medio continente.
¡Honor, honor al gran Cabral! (bis)
Parte escrito por el Coronel de Granaderos a caballo
D. José de San Martin al Superior Gobierno.
EXMO. SEÑOR.
TENGO el honor de decir à V. E. que en el dia 3 de febrero los
granaderos de mi mando en su primer ensayo han
agregado un nuevo triunfo à las armas de la patria. Los enemigos en número
de 250 hombres desembarcaron a las 5 y media de la mañana en el
puerto de San Lorenzo, y se dirigieron sin oposicion al colegio de San Carlos
conforme al plan que tenia meditado en dos divisiones de à 60 hombres
cada una: los ataquè por derecha è izquierda, hicieron no
obstante unaesforzada resistencia sostenida por los fuegos de los buques, pero
no capaz de contener el intrèpido arrojo con que los granaderos cargaron
sobre ellos sable en mano: al punto se replegaron en fuga à las baxadas
dexando en el campo de batalla 40 muertos, 14 prisioneros de ellos, 12 heridos
sin incluir los que se desplomaron, y llevaron consigo, que por los regueros de
sangre, que se ven en las barrancas considero mayor número. Dos
cañones, 40 fusiles, 4 bayonetas, y una bandera que pongo en manos de V.
E. y la arrancó con la vida al abanderado el valiente oficial D.
Hipolito Bouchard. De nuestra parte se han perdido 26 hombres, 6 muertos, y los
demas heridos, de este número son: el capitan D. Justo Berinudez, y el
teniente D. Manuel Diaz Velez, que abanzandose con energía hasta el
bordo de la barranca cayó este recomendable oficial en manos del
enemigo.
El valor è intrepidèz que han manifestado la oficialidad y tropa
de mi mando los hace acreedores à los respetos de la patria, y
atenciones de V. E.; cuento entre estos al esforzado y benemerito parroco Dr.
D. Julian Navarro, que se presentó con valor animando con su voz, y
suministrando los auxilios espirituales en el campo de batalla: igualemente lo
han contraido los oficiales voluntarios D. Vicente Marmol, y D. Julian Corvera,
que à la par de los mios permanecieron con denuedo en todos los
peligros.
Dios guarde à V. E.muchos años.
San Lorenzo Febrero 3 de 1813.-
Jose de San Martin.
Fuerzas Enfrentadas
La Corona Española mantenía en Montevideo un apostadero Naval el
cual era guarnecido con tropas de Marinería, Infantería y
Artillería de Marina, las cuales participaron en la Reconquista de
Buenos Aires en 1806 y en la defensa de la plaza en 1807.
El Reglamento de 1801 decretaba la creación de batallones voluntarios de
infantería, caballería y artillería y en virtud del
mismo existían algunos de dichos cuerpos. Luego de la primera
invasión inglesa de 1806, varios nuevos cuerpos de voluntarios fueron
formados con vecinos, los cuales recibieron instrucción militar en
preparación para rechazar a los refuerzos que se sabía la corona
inglesa enviaría para reforzar la expedición de Phopam.
Después de que los ingleses evacuaron Montevideo en 1807, todos los
cuerpos voluntarios fueron fundidos en uno solo para defensa de la plaza
denominado Voluntarios del Río de la Plata. Debido al alto porcentaje de
población española, esta plaza permaneció fiel a la corona
española durante los sucesos de 1810 y este
cuerpo participó en la defensa de la plaza durante el sitio que
comenzó en 1811.
Durante los inicios de la Guerra de Independencia Americana el ejército
realista dependía en gran medida de los cuerpos voluntarios debido a que
España misma estaba luchando su propiaGuerra de Independencia contra el
Primer Imperio Francés. Esto hacía imposible el envió de
tropas y armamento a América salvo por los
pocos refuerzos enviados desde Cadiz por el Depósito de Ultramar,
los cuales fueron impulsados y en parte costeados por los comerciantes
españoles que tenían interés que el comercio con
América no se viera interrumpido.
Así llegan a Montevideo,
entre 1811 y 1812, tres expediciones con un total de
tan solo 293 hombres, luego de haberse perdido 475 en un naufragio en la
tercera expedición. Por dicho motivo las acciones realistas en el
Río de la Plata se limitaban a acciones de
hostigamiento.
Las tropas españolas que formaban la fuerza de expedición en
Enero de 1813 al mando del capitan Antonio Zabala estaba formada por
elementos de infantería de marina y por Voluntarios de Infantería
con asiento en Montevideo. No se conocen datos ciertos de la cantidad de
efectivos que la integraban pero según los relatos se estima en
aproximadamente 300 hombres.
Si bien cada cuerpo tenía su propio uniforme, todos los efectivos fueron
vestidos de igual modo con uniformes de verano de brín blanco compuesto
de chaleco de mangas largo blanco, hombreras blancas,
vueltas y vivo encarnado. Si bien los relatos de época solo indican
'divisa encarnada' suponemos que el cuello de los infantes de marina
era encarnado, en cambio el de los voluntarios de infanteríablanco por
ser este el color del cuello de su uniforme.
El pantalón era de lienzo blanco, polainas blancas,
por ser uniforme de verano, y zapato negro. El correaje era
blanco y los morriones estaban cubiertos de paño de brin blanco.
El oficial de artillería de marina que los comandaba vestía
casaca corta azul con solapa, cuello, vueltas y botas color lacre,
pantalón blanco ajustado y botas negras; morrión de pelo con
chapa al frente con efigie de Fernando VII y la leyenda 'viva el
Rey'. Es de suponer que tuviera botones dorados como usaban los
cuerpos de marina, por lo cual las charreteras distintivas de su empleo
debían ser también doradas.
Las fuerzas revolucionarias estaban formadas por 125 hombres del regimiento de Granaderos a Caballo y unos
58 hombres de Milicias de Santa Fe.
Los Granaderos se presentaron con su uniforme de parada, que era una
modificación del diseñado originalmente,
consistente en frac (casaca) azul recta con cuello, faldones y botas azules con
vivos carmesí y botón blanco. Las botas eran en
punta truncada y en los faldones llevaban granadas amarillas.
El morrión era de cuero forrado de paño azul con bandas y
cordones amarillos, penacho alto de lana verde y una Granada de metal Amarillo
al frente. El pantalón era azul con refuerzo de cuero negro,
botas altas y espuela de fierro en 's'. En las
lanzas portaban banderines amarillos y blancos pormitades. Los oficiales
usaban sombrero elastico y las siguientes insignias: Coronel dos
charreteras con pala negra con bordados de gorro frigio, sol y estrella de ocho
puntas bordeada por un gallón entrelazado, siendo los bordados y los
canelones del color del botón, en tanto los capitanes portaban tres
galones estrechos en la bota del color del botón, los Tenientes dos
galones y los Alféres uno.
En cuanto a las tropas de milicia no tenemos datos ciertos sobre la vestimenta
con que se presentaron, pudiendo algunos ser con ropas de paisano, pero las
milicias regladas de Santa Fe se uniformaban con chaquetas azules con divisa
grana, centro blanco, botines negros y zapatos. Como cubrecabezas usaban gorras de suela
negra con escarapela y penachos de lana blancos.
Desarrollo del
Combate
El 3 de Febrero se presentó calmo y con cielo despejado. San
Martín volvió a observar a la
escuadrilla enemiga en donde se notaba intensa actividad por el movimiento de
luces a bordo. San Martín recorrió el terreno donde
presentaría combate con las primeras luces del día.
El terreno que separaba al monasterio del río era una planicie de
300 metros de largo sin obstaculos, perfecta para una carga de
caballería.
En la costa una alta barrancas se elevaba desde el río desde el cual se
accedía por medio de dos sendas, una frente al convento, llamada Bajada
de los Padres, la cual era muyangosta, y ubicada al norte se hallaba la Bajada
del Puerto donde la barranca era mas baja y la pendiente menor, lo que
hacía factible el avance de infantería.
San Martín ordena a su tropa a formar pie en tierra detras del convento para ocultarse de
la vista del enemigo y posiciona a los hombres
de Escalada dentro del
convento para cubrir la acción.
A las 5:30 de la mañana las fuerzas enemigas asomaron por la Bajada del Puerto formadas en columnas paralelas de
compañías por mitades con dos piezas de artillería de a 4
al centro de la formación volcadas sobre vanguardia, sin patrullas de
avanzada ni vanguardia que protegiera el avance de las columnas.
Viendo la formación con que avanzaba el enemigo, San Martín
definió los movimientos de su ataque. La velocidad de la carga
sería crucial para el desarrollo del combate porque
imposibilitaría al enemigo a desarrollar una maniobras defensiva. San Martín observa el avance de las columnas esperando que
avancen hasta una distancia en que su carga sea devastadora.
Bajó del campanario y ordenó montar a la tropa, tomando el mando del segundo escuadrón
mientras que el primero estaría al mando del
capitan Bermúdez a quien ordenó salir por el lado sur del convento y cargar sobre el flanco izquierdo del enemigo a la vez que
el saldría por el extremo norte cargando al enemigo de frente.
Encontrandose con Bermúdez en el centro delas
columnas enemigas impartiría las órdenes. Los escuadrones salieron
al trote por ambos lados del edificio formando en
línea de dos filas, la primera cargando con lanza y la segunda con
sable.
Zabala se encontraba con sus 250 infantes a 300 metros del convento cuando lo sorprendió la
visión de los granaderos emergiendo por el lado norte del convento. Apenas tuvo tiempo de ordenar
que las cabezas de columnas de replegaran sobre las mitades de retaguardia
cuando el toque de carga de los trompas del regimiento de granaderos
atravesó el aire y el trepitar de los cascos de los caballos
inundó el terreno. A la orden de 'fuego' la
primera descarga de fusilería y el disparo de los dos cañones
abrió claros en la primera línea que atacaba cuando Zabala
advirtió al escuadrón de Bustamante que lo cargab por el flanco
izquierdo.
El Coronel San Martín encabezaba la carga cuando a pocos metros antes del choque, una segunda descarga
realista impactó en la primera línea del
escuadrón de San Martín la cual alcanzó a su Caballo y lo
derribó quedando atrapada su pierna bajo el peso del
cuerpo del
animal muerto. Zabala al ver al oficial caído trató de avanzar a
sus hombres para acabar con él con la
intención de desbandar a su fuerza, pero la fuerza del choque se lo impide.
Igualmente algunos hombres llegan hasta el coronel caído e intentan
darle muerte, el primero carga con su bayonetasobre él y el granadero
Baigorria lo alza con su lanza dejandolo sin vida, mientras el granadero
Cabral echando pie a tierra liberó a su comandante quien tenía un corte en su mejilla. Cabral es herido
de muerte, pero a costo de su propia vida salvó la de San Martín.
En este entrevero el alférez Hipólito
Bouchard capturó la bandera enemiga dando muerte al portaestandarte.
El primer escuadrón comandado por Bermúdez chocó contra el
flanco enemigo unos instantes después de que lo hiciera el otro
escuadrón ya que este tuvo que recorrer una
distancia mayor, y la columna izquierda del
enemigo no pudiendo resistirlo retrocedió con cierto desorden.
Zabala herido en el muslo por un lanzazo, buscó
proteger un flanco con las barrancas, ordenó a su fuerza retroceder en
esa dirección dejando abandonados los cañones y ordenó
formar cuadro.
Bustamente al llegar al punto de encuentro ordenado por su superior encuentra a
este herido por lo que toma el mando de la fuerza. Al
ver retroceder a los realistas reagrupó a la tropa y ordenó otra
carga la que se desarrollo al instante chocando sobre ellos antes de que
pudieran terminar la maniobras de formar cuadro. Al ver la
nueva carga, los buques españoles dispararon su artillería para
cubrir a sus hombres. Bermúdez es alcanzado por un impacto en la pierna lo que lo pone fuera de combate
mientras guiaba a sus hombres al choque.
La cargasiguió su curso aunque sus comandantes estaban fuera de combate
e impactó el mal formado cuadro español con tanta fuerza y vigor
que estos se lanzaron en fuga en total desorden.
Los granaderos continuaron su persecución hasta el
borde de la barranca por lo que algunos españoles, no pudiendo llegar a
la Bajada, saltaron al río desde lo alto de las barrancas para poner a
salvo su vida. En esta persecución cae
prisionero el teniente Manuel Díaz Vélez al desbarrancarse su
Caballo.
El combate se extendió por quince minutos, pero en los primeros tres San
Martín había decidido la suerte de la jornada al aprovechar a la
perfección las ventajas que Zabala le ofreció avanzando en
columnas sobre una planicie sin obstaculos. San Martín solo tuvo
que calcular el momento justo para lanzar su movimiento para no darle tiempo de
reacción a su enemigo.
La victoria ya estaba yaciendo en los sables y lanzas de sus granaderos que
habían sido templadas en las largas jornadas de entrenamiento.
Consecuencias
La lucha duró solamente quince minutos y la suerte de los
españoles quedó sellada en la primera carga. Sobre el
campo frente al Convento yacían sin vida 55 hombres, 15 patriotas y 40
realistas, 13 heridos en las fuerzas de desembarque y 27 en las filas de los
granaderos, algunos de los cuales engrosara la lista de bajas fatales, entre
ellos el propio capitan Bermúdez y elteniente Díaz
Vélez.
Entre el trofeo de la batalla se contó una bandera, dos cañones,
cincuenta fusiles, cuatro bayonetas y 14 prisioneros, habiendo los atacantes
capturado al teniente Díaz Vélez como prisionero, el que a la vez
se encontraba herido.
El comandante derrotado desembarca al día siguiente para parlamentar con
su par, solicitó víveres para los heridos lo que se le
concedió conforme a las leyes de humanidad de la guerra y se
acordó el intercambio de prisioneros siendo liberado el teniente
Díaz Vélez, quien falleció días después a
consecuencia de sus heridas, junto con dos prisioneros capturados por los
españoles el día anterior al combate.
Uno de ellos se alistó en el regimiento patriota, que siendo paraguayo,
tuvo que abandonar su tierra por adherirse al movimiento revolucionario, y
sirvió en el Regimiento durante el resto de la existencia de la unidad,
regresando a Buenos Aires en 1826 con los restos del mismo a con el grado de
coronel. Su nombre era José Francisco Bogado.
El resultado del combate tuvo pocas consecuencias en la situación
militar del Río de la Plata, pues las incursiones realistas atacando las
costas fluviales continuaron hasta la caída de Montevideo, pero desde el
punto de vista tactico demostró que el modelo de ejército
que proponía San Martín era el necesario para que la
revolución lograra sus objetivos: La Independencia de América.