1. El inicio y la inmigración.
Provenientes de Francia, de la provincia de los Bajos Alpes,
específicamente de la región de Barcelonnette, llegaron a
Guadalajara a mediados del siglo XIX los fundadores de uno de los almacenes de
telas y novedades con mayor tradición e importancia, no solo en la
ciudad sino en todo el occidente de México: “La Fabricas de
Francia”. Este almacén fue fundado entre 1876 y 1878, la fecha
exacta no la tenemos aún, pero podemos decir con cierta seguridad que
hacia el 22 de octubre de 1879, cuando Disiderio Bonnafoux, León
Fortoul, Adrian Berlie y José Chapuy, decidieron constituir un
compañía reuniendo dos tiendas con los nombres de “La
Fabricas de Francia” y “Las Flores”; dichas tiendas ya
tenían algún tiempo de operar con el giro de lencería en
pleno centro de Guadalajara. Las utilidades se repartieron por partes iguales y
cada socio pudo disponer de 50 pesos mensuales para sus gastos personales, a
parte de la asistencia y el alojamiento, los cuales fueron con cargo a sus
cuentas particulares que les llevaba la empresa.[1]
En febrero de 1880 Adrian Berlie se separó de
la compañía dejando a los demas socios bajo la
razón social de “Bannafoux, Fortoul y Chapuy”. Cuatro
años después, a fines de 1884, Desiderio Bonnafoux también
se separó de la empresa por problemas de salud, de tal manera que
León Fortoul y José Chapuy continuaroncon la
compañía bajo el nombre de “Fortoul y Chapuy”, esta
última con un plazo de dos años y en la cual los dos socios
pudieron disponer hasta de cien pesos mensuales para sus gastos personales con
cargo a cuenta de gastos generales.[1]
León Fortoul nació en Jausiers el 11 de abril
de 1855 y fue hijo de Barthélémy Fortoul y Marie Therese Desdier.
Por su parte, José Chapuy, que en realidad se llamaba
Paul Jean Joseph Chapuy, nació en La-Condamine-Chatelard en 1857.
De los otros dos socios aun no tengo sus datos, pero lo que podemos ver es que
León Fortoul y José Chapuy eran muy jóvenes,
tendrían 24 y 22 años respectivamente en 1879, cuando unieron las
dos tiendas mencionadas.
Ellos como muchos otros de sus compatriotas siguieron un patrón muy
claro y definido: provenientes de distintas zonas rurales de Francia, huyendo
de la pobreza de sus respectivas regiones, varios grupos de emigrantes formaron
verdaderos puentes migratorios que ocuparon inicialmente la región del
Golfo de México, en particular el estado de Veracruz, y posteriormente
se internaron a las zonas del centro, occidente y norte del país,
instalandose en mayor número en la ciudad de México. De
estos grupos de emigrantes franceses destaca el formado por los que
provenían del
valle bajoalpino de Barcelonnette, ya que jugaron un papel muy importante en el
mundo de los negocios en México, al punto que varios de sus integrantes
se colocaron al nivel mas alto de los empresarios extranjeros.[1]Según
las cifras que nos proporciona Jean Meyer provenientes del registro de la
población francesa en México del 30 de abril de 1845, de los
1,800 galos registrados en el país, solo 21 radicaban en el estado de
Jalisco, y de ellos, 18 residían en la ciudad de Guadalajara.[1]
Hacia el año de 1881 fueron registrados como residentes en Guadalajara 42
galos,[1]
en tanto que para el año de 1900 la cifra de inmigrantes franceses para
todo el estado de Jalisco se incrementó a 197, elevandose a 256
en 1910, disminuyendo luego su presencia para el censo de 1921 a 178
individuos, y posteriormente recuperandose hasta 320 franceses radicados
en el estado de Jalisco según el censo de 1930.[1]
De los franceses que llegaron a residir a la ciudad de Guadalajara el grupo que
provenía de la región de los Bajos Alpes fue el mas
destacado por su número y por su importancia económica. La
región de Barcelonnette padece largos y crudos inviernos, época
en la que no es posible realizar trabajo alguno en el campo, debido a ello, y
desde tiempo inmemorial, los habitantes de la zona salían de sus hogares
en los meses invernales y se dedicaban al comercio en otras regiones francesas
e italianas, lo que les dio una gran experiencia y habilidad en los negocios
mercantiles. Algunos de los jóvenes mas
ambiciosos desearon probar suerte e ir mas lejos en busca de mayores
ganancias, y se sintieron atraídos por las oportunidades, consideradas
practicamente ilimitadas, que entoncesofrecía América.[1]
Como sucedió en otras regiones de México, durante la primera
mitad del siglo XIX, los barcelonnettes que llegaron a Guadalajara fueron una
minoría, pues los primeros barcelonnettes eran pocos y se establecieron
principalmente en la ciudad de México y en las regiones del Golfo y del
centro del país. De acuerdo con una leyenda muy difundida, el primero de
los barcelonnettes que arribó a México J. M. Arnaud en 1821,
quien había cerrado en Jausiers su hilatura de seda, a causa de la
competencia de la moderna fabricación textil. Este
inmigrante llegó primero a Nueva Orleans y de ahí
viajó a la ciudad de México. Le siguieron dos hermanos que
llamó después para que lo auxiliaran en una tienda de ropa que
puso, quienes también se quedaron, no así dos de sus empleados,
Eugenio Caire y Alfonso Jauffred, los cuales en 1845 regresaron con 200,000
francos cada uno, luego de trabajar ocho años con los Arnaud y siete en
su propia tienda, del mismo giro comercial.[1]
Este suceso desató la emigración de barcelonnettes a
México, despertando la esperanza de hacer
fortuna entre los jóvenes de la población del valle del Ubaye, de tal manera que hubo
una emigración en masa hacia México, uno de cada cuatro
barcelonnettes vendría para México entre 1870 y 1914.[1]
Los barcelonnettes en México, como ya dijimos, siguieron un
patrón de inmigración muy bien definido y compartido por otros
grupos de inmigrantes de diversas nacionalidades: los inmigrantes eranpersonas
jóvenes, varones, generalmente entre los 18 y los 30 años de
edad. Debido a que en Barcelonnette había un
desarrollo notable de educación escolarizada, los jóvenes
inmigrantes al menos sabían leer, escribir y contar, aunque pocos
conocían el español y traían muy poco dinero o casi nada.
Pues la gran mayoría de ellos provenía de familias pobres,
dedicadas comúnmente al pastoreo de ovejas, a la manufactura de tejidos
de lana y a su venta ambulante durante el largo
invierno.[1]
Hacia mediados del siglo XIX, los barcelonnettes comenzaron a llegar a
México en forma organizada, por el sistema de migración “en
cadena”, mismo que siguieron otros grupos de extranjeros en el
país en esa época como los alemanes y los españoles. Dicho
sistema migratorio consistía en que los primeros inmigrantes,
establecidos ya en México, reclutaban de entre sus parientes y amigos y
los llamaban para emplearlos como ayudantes en sus negocios y almacenes, de tal
manera que los lazos entre ellos eran muy fuerte pues compartían una
misma identidad cultural ya que provenían de la misma región de
Barcelonnette, ademas de las relaciones económicas que
establecieron, lo cual propició que se conformara una colonia muy estable.[1]
Aunque las relaciones entre los barcelonnettes eran muy
intensas, ello no significaban que estuvieran exentas de tensiones y
dificultades. Leticia Gamboa nos detalla este
sistema de la siguiente manera:
Los barcelonnettes enriquecidos, que regresabanal valle momentanea o
definitivamente, acordaban con los candidatos y sus padres, los surtían
de nuevo vestuario –escaso pero digno-, les costeaban los viajes por
ferrocarril y por barco, los hospedaban en el trayecto en hoteles
predeterminados, los recibían como empleados de confianza en sus empresas
-aunque al inicio en la categoría mas baja-, los alojaban en las
habitaciones superiores que había en los propios establecimientos, los
relacionaban con otros empleados del mismo origen que les señalaban o
enseñaban sus tareas, les fijaban un salario del que se les iba
descontando la deuda contraída y otras cantidades que formarían
un fondo de inversión o de retiro, les imponían un prolongado
horario de trabajo y otras normas mas severas, pero juzgadas necesarias
para su propio éxito y el de la comunidad: mantener una vida limitada en
lo económico y lo social (“pas de fréquentation de la
société mexicaine ou espagnole”); no regresar a
Barcelonnette hasta haber hecho fortuna; mantenerse célibes mas de
lo habitual para dedicarse de lleno al trabajo (“par crainte de charges
de famile”); y al tomar esposaelegir a una mujer del mismo valle para
facilitar el regreso definitivo a Barcelonnette que todos anhelaban (“mon
but sacré au Mexique a toujours été de retourner au
‘pays’ [] la mexicaine ne voulait en aucune façon
s’expatrier”)[1]
Llevadas al pie de la letra estas reglas podrían ser consideradas como
un sistema explotación muy intenso entre losmismos barcelonnettes, sin
embargo, no lo era tanto, muchos de los inmigrantes se integraban a la sociedad
donde residían y se casaban con mexicanas, ademas les aseguraba
que en unos cuantos años ellos se podían independizar y formar su
propio negocio con los ahorros logrados durante todo el tiempo de trabajo arduo
y con su esfuerzo y dedicación lograr acumular una fortuna propia y
regresar exitoso a su país y a su pueblo natal, como en verdad lo
hicieron muchos de los barcelonnettes que residieron en México. A pesar
de todo, este conjunto de reglas contribuyeron a
cohesionar e integrar al grupo de barcelonnettes en México manteniendo
su cultura e identidad.
A fines del Porfiriato los barcelonnettes mas poderosos descollaban en
la banca y en la industria, sin embargo, su actividad principal seguía
siendo el comercio de ropa y novedades, a groso modo las inversiones francesas
en México ocupaban el tercer lugar en el monto de capitales invertidos,
después de las norteamericanas y las inglesas, su importancia y sus
negocios a nivel nacional han sido motivo de varios artículos y ensayos
a los cuales remitimos para no desviarnos del tema central de este ensayo que
es sobre los barcelonnettes radicados en Guadalajara.[1]
2. Cambio y consolidación.
En 1884 se estableció en México un nuevo código de
comercio en el cual se determinaron las modalidades que podían tener las
sociedades mercantiles e industriales estas fueron: a) sociedad colectiva;
b)sociedad en comandita simple; c) sociedad anónima; d) sociedad de
capital variable; y e) sociedad de responsabilidad limitada. “Las
Fabricas de Francia” se constituyó como una
compañía en comandita simple desde su fundación, con tres
o cuatro socios, entre los cuales uno o dos eran los socios capitalistas y los
demas eran socios industriales.
La sociedad se renovaba cada tres o cinco años según se
estipulaba en las actas constitutivas de la compañía, de esta
manera al finalizar uno de esos periodos, el 16 de enero de 1887, entraron dos
nuevos socios, estos fueron Jean Louis Marius Fortoul y Auguste Anselme Bec.
Luis Fortoul, como aparece en las actas notariales, era hermano de León
Fortoul y también originario de Jausiers, nació el 31 de
diciembre de 1863, o sea que tenía 23 años cuando ingresó
a la compañía. Por su parte, Augusto Bec, en español,
nació en Casteletz en 1858, de tal manera que contaba con 28 años
al momento de entrar a la sociedad. En esta reestructuración de la
sociedad, las utilidades se dividieron de la siguiente manera:
León Fortoul 30%
José Chapuy 30%
Luis Fortoul 20%
Augusto Bec 20%
Entre los gastos generales de la compañía se cargó la
renta de una sola casa y asistencia en ella para los socios, quienes
vivían juntos en esta ciudad. Para sus gastos particulares de cada socio seguía disponiendo
hasta de cien pesos mensuales. José Chapuy, Luis Fortoul y
Augusto Bec estuvieron al frente de la casa comercial enGuadalajara, mientras
que León Fortoul residía en Europa ocupandose de la compra
de efectos, siendo también con cargo a gastos generales de la
compañía el costo de los viajes que fueran necesarios, así
como el costo de su estancia en Europa; sin obligación de León
Fortoul de pormenorizar sus gastos personales, pero sí de remitir cada
seis meses a sus consocios de Guadalajara, la liquidación general de las
operaciones de toda especie que hiciera con cargo a la compañía.
León Fortoul pudo disponer en Europa, con cargo a su cuenta particular,
de lo necesario para su conveniente instalación, siempre que no
excediera de la suma de 50,000 francos.[1]
Fue a partir de estas largas estancias en Europa que León Fortoul
estableció una casa matriz para las “Fabricas de
Francia” en París, en la rue de Chabrol, núms. 29-31, desde donde les enviaba toda la gran variedad de productos
que expenderían sus socios en la tienda situada en Guadalajara.
Con el objeto de asegurar el suministro de productos manufacturados para su
tienda de novedades los señores “Fortoul y Chapuy” se
asociaron con Juan Rufino el 16 de septiembre de 1888, para fabricar sombreros
bajo la razón social “Ruffino y Compañía. En esta
ocasión la compañía “Fortoul y Chapuy”
fungieron como socios capitalistas, introduciendo un capital de 15,000 pesos,
mientras que Ruffino siendo el socio industrial sólo introdujo 1,600
pesos. En total el capital social de esta empresa fue de 16,600 pesos y
operó durante lossiguientes ocho años.[1]
Juan Rufino también fue originario de Jausiers y nació en 1836 y
era sobrino político de Teófilo y Fernando Fortoul, otros
comerciantes barcelonnettes de Jausiers que tenían establecidos otros
negocios en Guadalajara, pero que no eran parientes cercanos de León y
de Luis Fortoul, pero si provenían del mismo pueblo.
Durante los años siguientes “Las Fabricas de Francia”
siguieron progresando y expandiendo sus mercados hasta las costas del Pacífico llegando hasta el puerto de
Mazatlan. Los puertos del Pacífico eran estratégicos para
todas las casas comerciales del occidente y norte de México, por ellos
se introducía una gran variedad de productos importados, pero el de
mas importancia para el occidente y en especial para la ciudad de
Guadalajara era el puerto de Mazatlan en donde descargaban la mayor
cantidad de bultos de los barcos que provenían de Europa y de las costas
del Pacífico. Los productos que se desembarcaban eran tan variados como
telas, vestidos, muebles, porcelanas, sombreros, perfumes entre otras
mercancías de lujo. Sólo a través de estos circuitos
mercantiles que unían a Guadalajara con
los mercados internacionales “Las Fabricas de Francia”
podían ofrecer a su clientela tanto al mayoreo como al menudeo
“un inmenso y elegante surtido de géneros de última
novedad”, según anunciaban en los periódicos de la
localidad.
El éxito y la buena fortuna acompañaron a “Las
Fabricas de Francia” durante la década de 1890,eso se debió seguramente a la buena
administración de la empresa por parte de sus socios directivos y a la
prosperidad que en términos generales se presentaba en todos los rubros
sociales y económicos gracias al gobierno de Díaz y a los
gobiernos locales en el estado de Jalisco. En marzo de 1894, los socios de la
compañía “Fortoul y Chapuy” decidieron prorrogar por
cinco años mas la sociedad, agregandole a la
negociación el ramo de fabricación de bonetería
invirtiendo en ello un capital de 20,000 pesos, para lo cual compraron a Carlos
Alatorre, quien se dedicaba a fabricar bonetería, todas las
maquinas, inmuebles, útiles y mercancías al precio de
4,000 pesos. Alatorre se convirtió entonces en un empleado de la
compañía, recibiendo 150 pesos mensuales para sus gastos
personales, pero con la obligación de vivir en la fabrica.
La buena fortuna de “Las Fabricas de Francia” se vio
interrumpida por la muerte de su principal socio capitalista León
Fortoul, ocurrida en París el 30 de octubre de 1896, seguramente ese
acontecimiento obligó a la sociedad a reestructurarse nuevamente
quedando como socios José Chapuy, Augusto Bec y Luis Fortoul. Por tal motivo, José Chapuy tuvo que ir a radicar a
Europa y encargarse de los negocios de la compañía que realizaba
León Fortoul. En abril de 1897, José Chapuy partió rumbo a
Europa dejando la administración de los negocios de la
compañía en Guadalajara en manos
de Augusto Bec y de Luis Fortoul, quienes continuaroncon la negociación
y vivían en los
altos de la tienda. Por tal
motivo la sociedad adoptó una nueva razón social: “Fortoul
Chapuy y Compañía”. En esta reestructuración cada
socio introdujo un capital de 30,000 pesos, lo que significó un total de
90,000 pesos como capital social, por el capital invertido cada socio
recibía el 6% de interés y las utilidades se repartieron de la
siguiente manera: José Chapuy 10%; Augusto Bec 45% y Luis Fortoul 45%.
Noventa mil pesos era un capital bastante considerable para un almacén
comercial de novedades, telas y vestidos, si lo comparamos con el capital
social de otros almacén del mismo tipo como el de “La Ciudad de
México” de “L. Gas y Compañía”, que
tenía para ese mismo año un capital social de 30,000 pesos, y era
su mas próximo competidor. “El Nuevo Mundo” de
“Caire y Tiran” contaba con un
capital social de 15,000 pesos en el año de 1905, mientras que “La
Ciudad de París” de “Bellon Agarreca y
Compañía” declaraba un capital social de 25,000 pesos en
1896. Visto de esta manera, podemos afirmar que “La Fabricas de
Francia” era el mayor almacén de su tipo, pero comparado con otras
empresas resultaba ser una empresa mediana, pues tan solo el Banco de Jalisco
se fundó en 1898 con 500,000 pesos, incrementando su capital hasta la
suma de 6 millones de pesos en 1906. La Compañía Industrial de
Jalisco, que trató de administrar y unificar en una sola empresa a las
principales fabricas textiles de a orillas de Guadalajaraen 1889,
reunió como capital social un millón de pesos; en tanto que la
Compañía Industrial de Guadalajara formada con el objetivo de
explotar y administrar las fabricas textiles de Atemajac y La
Experiencia, entre otras propiedades, concentró un capital de dos
millones de pesos. Dados estos parametros locales y regionales, podemos
afirmar que “Las Fabricas de Francia” era una mediana
empresa debido a su capital y dimensiones según la estructura
económica, de mercado y empresarial que prevalecía en la
región a finales del siglo XIX.
El éxito económico no solo se mostraba en su buen surtido de
productos sino en la arquitectura del edificio de la tienda que pasó de
ser una finca típica de la época colonial a una finca con un
estructura e estilo parisiense con cuatro niveles o pisos. Su
remodelación se llevó a cabo a partir de 1898 según los
planos presentados al gobierno municipal y estatal, lo cual también
implicó una reorganización interna mediante una estructura
departamental:
Departamento de telas de algodón.
Departamento de telas de seda.
Departamento de tapicería.
Departamento de paraguas.
Departamento de corsetería
Departamento de perfumería.
Departamento de telas blancas.
Departamento de encajes y adornos.
Departamento de casimires
Departamento de calzado
Departamento de bonetería.
Departamento de telas de lana.
Departamento de modas y confecciones.[1]
3. La expansión y diversificación.
El fin del
siglo XIX fue para lossocios de “Las Fabricas de Francia” un
periodo de bonanza, ello no sólo se mostró en la lujosa fachada que
ostentaba dicho almacén, sino en la expansión de sus negocios
hacia otras actividades económica. En diciembre de 1889 la
compañía “Fortoul y Chapuy” trataron de incursionar
en la producción textil comprando la mitad de las fabricas de
Atemajac y El Batan, junto con otras casas comerciales de Guadalajara
como “Gas y Cogordan”, también de barcelonnettes,
“Viuda e Hijos de Corcuera” y “Modesto y Gonzalo
Ancira”. Dicha compra la hicieron al empresario tapatío Ignacio
Moreno y el precio total fue de 150,000 pesos. La participación de las
distintas casas comerciales en dicha compra fue de la siguiente manera:
Socio Capital (pesos)
Viuda e Hijos de Corcuera 75,000
Somellera Hermanos 18,750
Modesto y Gonzalo Ancira 18,750
Fortoul y Chapuy 18,750
Gas y Cogordan 18,750
Capital total 150,000[1]
Con esta compra los socios de la “Fortoul y Chapuy” pudieron
participar en la formación de la Compañía Industria de
Jalisco el 10 de diciembre de 1889, junto con otras compañías. El
objetivo de esta nueva sociedad fue la fabricación de papel, hilados y
tejidos de algodón, y el blanqueo y estampado de telas; ademas de
comprar efectos similares a los que producía para negociar con ellos
cuando fuera conveniente para el mejor expendio de los suyos propios. El
capital y las acciones estuvieron representados de la siguiente manera: