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Cuentan los abuelos - una caña de habas, el carnet de conducir
UNA CAÑA DE HABAS
Un día estaba en casa de mi abuela y me
contó esta historia.
Érase una vez un pueblo de Andalucía
llamado Loja, donde vivía Ana con su familia, que era muy humilde. Un día ella y su hermana decidieron ir a jugar al
campo. Encontraron un huerto de habas, así que
con la hambre que había en aquellos tiempos se pusieron a
comérselas. Cuando ya nos les cabían
mas, cogieron una bolsa y se entretuvieron en llenarla de habas peladas.
El dueño del
huerto estaba viendo lo que hacían pero no les dijo nada. Este, cuando vio al padre de mi abuela, que era su amigo, se lo
contó y le pidió que no les regañara porque le
habían hecho mucha gracia. Ana creció y
a los dieciocho años le dio la meningitis bacteriana, una enfermedad que
afecta al sistema nervioso. Estuvo a punto de morir,
incluso el cura la bendijo. Gracias a dios se recuperó, aunque
tuvo que aprender a hablar, andarDespués se casó, tuvo ocho
hijos y con treinta yseis años se quedó viuda. Ella
trabajó mucho para críar a sus hijos. En la actualidad es
una abuela encantadora con viente nietos que la quieren mucho, a los que cuenta
muchas cosas de su vida, como la historia que acabamos de
escuchar.
EL CARNET DE CONDUCIR
Voy a contar una historia que muchas veces nos ha contado mi abuela.
Cuando ella se sacó el carnet de conducir mi
abuelo le regaló un seat 600. Un día
salió con sus seis hijos a dar un paseo después de comer. Todos
en el coche, es decir los siete, se dirigieron a la Venta del
Rayo. Mi abuela como
era novata, fue todo el rato sin cambiar de marcha. Lógicamente, el
coche empezó a recalentarse, a echar humo, iba
a estallar. Todos salieron huyendo. Cuando
llegó mi abuelo y vio el follón que se había montado solo
daba gracias a dios porque estaban todos vivos. A partir de ese día, cada vez que mi abuela decía de salir
con el coche, no quería que nadie la acompañara porque no se
fiaba.
Williams, ante la presión del gobierno finalmente
decidió cambiar su plan original y atacar el puerto de El
Callao para lo cual, el 16 de mayo zarpó en una
expedición al norte con todos los buques disponibles dejando en el
bloqueo de Iquique a la corbeta Esmeralda, la goleta Covadonga y el transporte
Lamar. El
comandante de la Esmeralda, por ser el más antiguo
quedó
como
jefe
del
bloqueo.
La escuadra peruana zarpó el 16 de mayo desde El
Callao
a Arica
llevando a bordo al presidente Mariano
Ignacio Prado. Ambas escuadras se cruzaron en
alta mar
sin avistarse. En Mollendo los peruanos se enteraron,
por medio del vapor Ilo de la PSNC, noticia luego confirmada en Arica, de que
el grueso de la escuadra
chilena se habÃ−a retirado y que habÃ−an dejado
sólo tres naves a cargo del bloqueo deIquique.
El
presidente Prado decidió que el Monitor Huáscar y la
Independencia navegaran hasta Iquique
a romper el
bloqueo, con la intención de capturar o destruir a los buques
chilenos que allÃ− encontraran. Mariano Prado
además informó a Grau que los barcos que bloqueaban
Iquique no presentaban obstáculo para
rendirlos o
destruirlos, información obtenida de
un
transporte inglés que habÃ−a zarpado de
Iquique
despúes de la
partida de Williams.
Movimientos previos al combate
El miércoles 21 de mayo de 1879 el bloqueo se mantenÃ−a
de acuerdo a lo planificado. La Corbeta
Esmeralda y la cañonera Covadonga se mantenÃ−an
fuera del puerto a una 2,7 km al norte del faro del
puerto de Iquique mientras que el transporte Lamar se encontraba fondeado
más cerca de la costa.[2]
A las seis y media de la mañana de la Covadonga, la cual se
encontraba de guardia, gritó: “¡Humos al
norte!”.
Se reconoció dichos buques como el Monitor Huáscar
y la fragata Independencia. El comandante de la
Covadonga ordenó izar la señal “enemigo a la
vista” y disparar un cañonazo de
advertencia como
estaba
convenido. Prat, al esuchar la señal dispuso
levar el ancla, hacer comer a a la tripulación y tocar
zafarrancho de combate. Ademas ordenó que la Covadonga se
pusiera al habla para conferenciar y que se
arrojara al mar, en un saco, la correspondencia para
la escuadra.
Los buques peruanos alavistar las naves chilenas izaron bandera de combate
mientras que el comandante
Grau arengó a su tripulación:
'Tripulantes del Huáscar: ha llegado la hora de castigar al
enemigo de la Patria y espero que lo sabréis
hacer cosechando nuevos laureles y nuevas glorias dignas de brillar al lado de
JunÃ−n, Ayacucho, Abtao y 2
de Mayo. Viva el Perú!'
Por su parte, Prat ordenó izar las señales:
“reforzar las cargas”, “venir al habla” y “seguir
mis aguas” y a
continuación arengó a su tripulación con
las siguientes palabras:
'¡Muchachos: La contienda es desigual, pero,
ánimo y valor. Nunca se ha arriado nuestra bandera ante el
enemigo y espero que no sea ésta la ocasión de
hacerlo. Por mi parte, os aseguro, que mientras yo viva,
esa bandera flameará en su lugar y si yo muero, mis oficiales
sabrán cumplir con su deber'.
Terminada la arenga, la Covadonga llegó al habla y Prat le
ordenó a Condell: 'Â&i
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