ANTECEDENTES. PANORAMA DE LA
SITUACION ACTUAL
1. El Salvador: de la confrontación
bélica a la búsqueda de la paz. La posición de la
CIDH durante el conflicto armado
Al repasar las
apreciaciones, recomendaciones y observaciones formuladas por la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos desde 1979 hasta 1992 con
respecto a El Salvador, se evidencia la presencia constante de varios elementos
que, incluso independientemente del conflicto armado, han persistido en la
realidad de ese país, y hoy se encuentran en la base misma de la nueva y
difícil etapa de reconciliación y reconstrucción nacional.
Es reiterativo, asimismo, el llamado formulado por la Comisión hacia una
solución negociada y pacífica del
conflicto interno, solución que finalmente llegó a El Salvador y
frente a cuya consolidación tiene su
esperanza y confianza la comunidad internacional en general, y el pueblo
salvadoreño en particular.
Los problemas
esenciales del poder judicial y su falta de recursos, en el mas amplio
sentido de la expresión, unidos, en ocasiones, a la falta de voluntad
política para fortalecer esa rama de la administración; junto con
un notable desequilibrio en las condiciones de vida de la población,
manifestado en la carencia de los servicios basicos necesarios para
satisfacer las necesidades mínimas de un alto porcentaje de los
habitantes del país, han sido reseñados año tras año
por la Comisión, y se han formulado recomendaciones tendientes a obtener
una mejoría en estos aspectos, en la esperanza de que su
efectocontribuiría a propiciar, en general, la vigencia de los derechos
y garantías fundamentales consagrados en la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, de la cual El Salvador es un Estado parte, en virtud de
su ratificación.
A
continuación se presenta una síntesis que hace un repaso de las
principales apreciaciones emitidas por la Comisión durante el conflicto,
sin detenerse en las circunstancias propias que caracterizaron la violencia
armada y el desarrollo mismo de la guerra en El Salvador, sino centrando su
atención en aquellos aspectos que aún hoy, deben ser una
prioridad y un reto para las generaciones que se encuentran trabajando por la
reconstrucción de su país.
En efecto, en
su Informe correspondiente a 1979-1980, la Comisión,
refiriéndose a la violencia generalizada en el país,
señaló que 've con extremada preocupación la
realización de tales hechos y así se lo ha informado al Gobierno
salvadoreño en diversas comunicaciones sin que, hasta ahora, haya
recibido satisfactorias respuestas y, lo que es mas grave, sin que sepa
que las autoridades del Gobierno, incluidas la Fiscalía General de la
República y el Poder Judicial, se encuentran investigando con la
celeridad que las circunstancias requiere, la comisión de tales
asesinatos'.
Al formular
recomendaciones al Estado, manifestó la CIDH que se
debería adoptar 'una acción organizada tendiente a superar
la violencia actualmente existente, la que, entre otras medidas, podría
incluir las siguientes: () 2) Una investigación exhaustiva y
rapida respectode los varios casos de homicidios en los que se han
denunciado como instigadores o autores a personas que han pertenecido o pertenecen
a organismos de seguridad y sancionar con todo el rigor de la ley a los que
surjan como responsables'.
Por su parte, en el
Informe 1980-1981, destacaba la Comisión la 'cantidad
verdaderamente alarmante' de ejecuciones ilegales en El Salvador,
'cometidas directamente por las fuerzas de seguridad que actúan
impunemente al margen de la ley, como asimismo por grupos paramilitares que
obran con la aquiescencia o consentimiento tacito de los
gobiernos'. Y agregó que, por regla general, 'tal aquiescencia ha significado que las autoridades
gubernamentales no proceden a una adecuada y eficaz investigación de la
autoría de tales crímenes'.
Concluyó a este respecto la Comisión señalando que
'un poder judicial independiente, con suficientes recursos y atribuciones
para sancionar los abusos de las autoridades y de los ciudadanos debe ser uno
de los elementos basicos para que el derecho a la vida recupere el valor
que ha perdido'.
Avanzando en el
tiempo, señaló la Comisión en su siguiente Informe,
correspondiente al período 1981-1982, que el
derecho a la vida continuaba 'siendo el
mas lesionado'. Refiriéndose a sus
anteriores recomendaciones 'tendientes a investigar y sancionar a los
responsables de las pérdidas de vidas de miles de personas que han perecido de manera atroz en los últimos
años, la Comisión no ha recibido informes concretos del Gobierno
de El Salvador
sobre esteparticular'. 'Hasta el momento
--destacó-- resulta evidente que no hay sanción penal para una
buena parte de los autores de tan horrendos crímenes'.
Al comentar la
importancia de respetar las organizaciones no gubernamentales de derechos
humanos, como elemento que puede coadyuvar a superar la violencia, la Comisión expresó que 've con
preocupación que la situación de esas entidades no ha mejorado,
ya que muchos de sus miembros han tenido que buscar refugio en otros
países, y los locales donde funcionaban tales organizaciones, allanado y
saqueado por fuerzas de seguridad'.
Con preocupación
señaló la CIDH en su Informe 1982-1983, 'la
continuación del
clima de violencia que continúa viviendo El Salvador donde han proseguido
las ejecuciones ilegales y desapariciones de personas. Como
señaló en informes anteriores tales actos, la mayoría de
las veces han sido cometidos por fuerzas de seguridad que actúan
impunemente al margen de la ley, como asimismo por grupos paramilitares que
ante la ausencia de una eficaz y adecuada investigación de los
crímenes pareciera que obran con el consentimiento tacito del
Gobierno.
Al plantear la
situación de conflicto interno, reiteró la Comisión su
recomendación acerca de la necesidad de encontrar una solución
política que involucre a todos los sectores; que se fije sobre la base
de ese acuerdo una fecha para elecciones generales a las cuales tengan acceso
todos los grupos políticos con las garantías necesarias para que
sus resultados representen la voluntad popular.
En elInforme
1983-1984, al señalar con satisfacción la elección de un
Presidente civil, expresó que 'si bien resulta muy difícil
establecer prioridades en materia de derechos humanos, puede sin embargo
señalarse que en la situación actualmente imperante en El
Salvador parecería imprescindible lograr, de inmediato, un efectivo
control de las Fuerzas de Seguridad por parte de las nuevas autoridades,
así como otorgar una efectiva autonomía y autoridad al Poder
Judicial, dotando a sus integrantes de las garantías imprescindibles
para que lleven a cabo sus importantes funciones. La
evaluación de la forma en que esos cometidos vayan siendo planteados y
ejecutados, permitira emitir un juicio fundado sobre las efectivas
posibilidades de lograr una efectiva vigencia de los derechos humanos en El Salvador'.
Y agregaba la CIDH
que 'un punto al cual la Comisión desea referirse de manera
particular, es el relativo a los caracteres que debe reunir la
superación de la violencia que agita a El Salvador. Diversos
sectores independientes y asociaciones cívicas de este
país y numerosas entidades y personalidades de toda la región,
coinciden en señalar que a través del
dialogo y dentro del marco jurídico de la Nación, se debe
llegar a una fórmula política, pacífica y global del problema en su
conjunto'.
Al formular al
nuevo Gobierno sus recomendaciones manifestó la Comisión que
'Resulta indispensable se lleven adelante las investigaciones tendientes a
sancionar a los responsables de las gravísimas violaciones a los
derechos humanos cometidas durantelas administraciones precedentes;'
Y agregó que
'f) Deberían continuarse los esfuerzos tendientes a lograr,
mediante el dialogo y la voluntad de paz, una solución
política integral de la crisis salvadoreña y regional. En este cometido, deberían explorarse fórmulas
que ofrezcan perspectivas de poner fin al derramamiento de sangre en dicho
país, ya que las opciones armadas implican prolongar indefinidamente una
situación que propicia las graves y generalizadas violaciones a los
derechos fundamentales que han caracterizado la historia reciente de El Salvador'.
Al presentar su
Informe a la Asamblea General, correspondiente a 1984-1985,
señaló la Comisión que 'd) Resulta esencial que se
efectúen las investigaciones pendientes en relación con las
violaciones a los derechos humanos que se atribuyen a las fuerzas de seguridad
de El Salvador, puestas en conocimiento de dicho Gobierno por la CIDH, con la
finalidad de sancionar a los responsables'.
Por su parte, en el Informe 1986-1987, señaló la
CIDH que 'ha concedido siempre especial importancia y alentado muy
vivamente una solución pacífica y negociada al conflicto entre el
Gobierno de El Salvador
y las fuerzas insurreccionales que se le oponen. De allí que
la Comisión considere necesario señalar como un hecho positivo
que hayan surgido nuevas esperanzas de paz, mediante la negociación y el
dialogo a través del acuerdo logrado en la República de
Guatemala en la reciente reunión de Presidentes de los países centroamericanos
llevada a cabo entre los días 13 y 16 deagosto del presente
año'.
Al resumir sus
apreciaciones sobre el período 1987-1988, señalaba la CIDH que
'A juicio de la Comisión, los aspectos en los que la inobservancia
a los derechos humanos han sido mas graves son los que se refieren
especialmente al derecho a la vida, por el resurgimiento de la violencia habida
en el país. Pese a los problemas antes señalados, la
Comisión considera meritorio el mantenimiento formal de todos los
derechos y garantías constitucionales, aunque éstos en la
practica han sido también
vulnerables'.
Y reiteraba la CIDH
su ya tradicional llamado a las partes en el conflicto, así: 'La
Comisión Interamericana de Derechos Humanos hace nuevamente una
invocación tendiente a humanizar el conflicto armado, a dar cumplimiento
a las normas del derecho internacional humanitario facilitando la
evacuación de los heridos y mutilados de guerra, a realizar toda clase
de esfuerzos para eliminar las actividades de los denominados escuadrones de la
muerte, a reemprender el camino del dialogo para buscar la paz y
asimismo, tiene la esperanza de mantener muy activa la cooperación y
asistencia del Gobierno de El Salvador con las tareas de la
Comisión'.
Posteriormente, al
reseñar ante la Asamblea lo mas destacado de su Informe
1988-1989, expresó la Comisión que 'en relación con
el dialogo entre todos los sectores salvadoreños que ha venido
reiteradamente propiciando en los últimos años, tuvo la oportunidad
de manifestar al Presidente electo que el reinicio de tal dialogo, sin
exclusiones, constituye a sujuicio el mejor camino para buscar la paz y la
reconciliación entre los salvadoreños, sin las cuales no puede
haber una verdadera observancia de los derechos humanos.
Y agregó que
'Frente a hechos () que afectan de una manera tan sensible la vida
humana, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos expresa su
esperanza de que las conversaciones entre representantes del Gobierno de El
Salvador y del FMLN, iniciadas en Ciudad de México del 13 al 15 de
septiembre de 1989, y que deberan continuar en San José, Costa
Rica el 16 y 17 de octubre próximo, puedan conducir a una
solución política y negociada del conflicto, tal como la
Comisión lo ha venido solicitando'.
Refiriéndose
a otro de los temas en los cuales se centró la atención de la
Comisión durante la década del conflicto salvadoreño,
señaló que 'La administración de justicia de El
Salvador ha sido objeto de severas críticas por su lentitud, su falta de
independencia y su falta de efectividad para proteger y defender los derechos
de los ciudadanos salvadoreños objeto de atropellos en contra de sus
garantías constitucionales. Asimismo, la CIDH registra los
lamentables precedentes judiciales relacionados con múltiples
asesinatos, casi ninguno de los cuales fue debidamente investigado ni permitió que se sancionara a los responsables de
los mismos'.
En relación
con este tema, y con otros derechos consagrados en la Convención,
expresó la CIDH, 'en cuanto a las garantías de debido
proceso, la Comisión ha observado la falta de eficacia que para todos
estos casos dedetención-incomunicación por períodos
superiores a las 72 horas permitidas por la Constitución y la ley no han
funcionado las garantías de protección judicial a que se refiere
el artículo 25 de la Convención Americana, para amparar a los
ciudadanos contra los actos gubernamentales que violen sus derechos
fundamentales'. () 'También preocupa a la Comisión
la falta de cumplimiento a las normas sobre garantías judiciales, lo
cual priva a los detenidos del derecho a ser asistidos en el momento de su
detención por un abogado defensor, a conocer sobre los motivos de su
detención, a no ser obligado a declarar contra sí mismos y a
disfrutar de todas las demas garantías judiciales'.
Uno de los serios
problemas que enfrentó la sociedad salvadoreña durante la
época del conflicto, y que la Comisión espera que hoy se haya
superado, en aras de la reconciliación y la consolidación de los
principios democraticos, fue registrado, con merecida
preocupación por la CIDH en el mismo Informe, 1988-1989: 'La
agudización de las tensiones y de la violencia ha llevado a que los
funcionarios del Gobierno de El Salvador consideren a los sindicatos,
cooperativas, universidades, entidades de derechos humanos y demas
organizaciones y entidades similares, como 'órganos de
fachada', 'santuarios de la guerrilla o de la insurgencia' etc.,
acusando a estas entidades de haber sido penetradas por el FMLN para manejarlas
como instrumentos de la lucha armada. Como consecuencia de esta situación,
muchas de ellas han sido objeto de asedio y de ataques
por parte de las fuerzasde seguridad'.
Un
año mas tarde, en su Informe 1989-1990, destacaba la CIDH que
'La agudización de la violencia, así como la suspensión de las
garantías individuales bajo el estado de sitio, han determinado que se
haya incrementado significativamente el número de personas privadas de
su libertad. Según información inicialmente proporcionada
a la Comisión, muchas de estas personas se encontraban actualmente
alojadas juntamente con delincuentes comunes y en condiciones muy
negativas. La Comisión no ha sido informada, sin embargo, de
la evolución reciente de este problema y de las
formas en que el Gobierno de El
Salvador le esta dando
solución. () Organizaciones no gubernamentales informaron
también de un marcado incremento en casos de
tortura a presos políticos por parte de sus interrogadores.
Volviendo sobre el
tema de la debilidad del poder judicial, en un momento de particular violencia
en el país, expresaba la CIDH a la Asamblea General, con ocasión
de la presentación de su Informe 1990-1991, que: 'En
síntesis, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos estima
que el período a que se contrae este informe anual revela la
persistencia de problemas que afectan gravemente la vigencia de los derechos
humanos en El Salvador. Tal es el caso de las acciones de los
escuadrones de la muerte y de las Fuerzas de Seguridad cuyas actividades
generan graves violaciones a los derechos humanos sin que exista de parte de
las autoridades y del sistema judicial salvadoreño la voluntad o los
medios para erradicar tan gravesconductas. La falta de avance de
importantes investigaciones, como las referidas al caso de los jesuitas
asesinados el 16 de noviembre de 1989 y del cumplimiento de las recomendaciones
de la Comisión respecto a casos individuales, revelan la persistencia de
obstaculos para que los autores de tan graves violaciones a los derechos
humanos sean individualizados y sometidos a la justicia'.
Otro aspecto
preocupante, directamente relacionado con el conflicto, que afectaba la
vigencia de derechos consagrados en la Convención Americana, fue
expresado en dicha ocasión por la CIDH, así: 'También
subsisten los problemas vinculados a las negativas condiciones en que se
encuentran las personas detenidas por razones políticas, las cuales se
encuentran en una irregular situación procesal por la falta de
decisiones judiciales, en condiciones carcelarias indignas de la
condición humana y confundidos con presos comunes, todo lo cual
constituye una grave anormalidad en lo referido al derecho a la libertad
personal, así como al derecho a la justicia y al proceso regular
reconocidos por los artículos 7 y 8 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos'.
Con la esperanza de una solución cercana al conflicto
armado, la Comisión señaló, que 'asimismo, que
encuentra como un rasgo positivo que se hayan
mantenido las negociaciones que se realizan entre el Gobierno y dirigentes del FMLN bajo los auspicios del Secretario General de Naciones
Unidas. La Comisión espera que tales negociaciones puedan
avanzar hasta el punto en que se creen condiciones paralograr una mayor
vigencia de los derechos humanos, incluido el adecuado ejercicio de los
derechos políticos de manera tal que éstos puedan reflejar
adecuadamente la voluntad de la población salvadoreña y se
constituyan en un aporte a la paz y auténtica expresión de un
régimen democratico de gobierno que, tal como ha sido
reiteradamente señalado, es la mejor garantía para la vigencia de
los derechos humanos'.
Una vez alcanzados
los históricos Acuerdos de Paz, destacó la CIDH, en su Informe
1991, lo siguiente: 'la Comisión desea reiterar su satisfacción
por los éxitos alcanzados en las negociaciones de paz, y espera que la
implementación de las medidas que conduciran efectivamente a un
fortalecimiento de las instituciones, en particular, del poder judicial,
determinen un real progreso en materia de defensa y protección de los
derechos fundamentales del pueblo salvadoreño'.
Y en su
último Informe Anual, 1992-1993, la Comisión realizó una
evaluación de los aspectos esenciales que siguieron el principio del fin del enfrentamiento armado. Entre otras
cosas, se hizo énfasis en el hecho de que: 'La paz
es, se ha dicho tantas veces, mucho mas que la ausencia de
guerra. El Salvador ha dado, con la firma de los Acuerdos de
Chapultepec y su implementación gradual, un primer gran paso hacia la
paz, ha superado el mas urgente de los obstaculos: ha
puesto fin al conflicto armado, que durante doce años desangró al
país. Hoy, toda la sociedad salvadoreña es
protagonista de su propio proceso de recuperación
institucional. Por esta razón, laComisión Interamericana
de Derechos Humanos continúa observando atentamente, en desarrollo de
sus atribuciones, la evolución de la situación, y
promovera 'la observancia y la defensa de los derechos
humanos', función que le asigna la Convención
Americana'.
Con esperanza, la misma que inspira la elaboración del presente Informe Especial, destacó la
Comisión que 'El Salvador
ha iniciado, pues, el camino hacia la consolidación de la paz, la reconciliación, el
fortalecimiento de la institucionalidad democratica, y la
reconstrucción nacional. Esfuerzos de todos los sectores,
desde el Gobierno y el FMLN, antes enemigos, ahora contendientes
políticos, hasta el último de los salvadoreños,
estan unidos en este
propósito. Ahora bien, su éxito supone, y nada nuevo se esta
afirmando al expresar esto, el cumplimiento de los Acuerdos en una
dimensión no simplemente formal: implica un cambio
sustancial, y supone una mejoría de fondo --en el corto plazo--, y la
solución --a largo plazo--, de dos aspectos que estan en el origen
mismo del conflicto'.
Y centró su
atención en dos temas fundamentales: 'En primer término, la
vigencia de los derechos económicos, sociales y culturales. Mientras
subsistan sectores de la población viviendo por debajo de los
límites de la dignidad de la persona humana, en condiciones de extrema
pobreza, se daran condiciones para que la situación degenere en
un nuevo conflicto. Un campesinado desprotegido --sector mayoritario de la
población--, sin tierras y sin alternativas para un mejor futuro, unido
a una cantidadde personas que se reincorporan a la vida civil (tanto de la
guerrilla como del ejército), merece recibir atención prioritaria
para la satisfacción de las mas elementales necesidades del ser
humano. Una vivienda digna, el derecho al trabajo, la
educación y la salud, deben constituir el objetivo fundamental de las
políticas del
gobierno, y en este esfuerzo deben comprometerse, sin excepción, todos
los sectores del
país. Ello no sera suficiente, sin embargo, sin el
decidido apoyo de la comunidad internacional, tanto bilateralmente como a
través de la financiación multilateral de proyectos para el
desarrollo.()
() Ahora bien,
--concluyó la CIDH-- paralelamente confluye un segundo aspecto, tan
importante como el anterior en la consolidación de la paz. En
El Salvador
no existe hoy en día, ni ha existido en el
pasado reciente, una administración de justicia eficiente, imparcial, e
independiente que constituya una garantía contra la impunidad y un medio
efectivo de disuasión frente a la delincuencia'.
Sobre la base de
estas apreciaciones, producto de la observación atenta y cuidadosa
realizada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en
ejercicio de sus atribuciones, durante la última década en El Salvador,
se elabora el presente Informe, que cubre el período comprendido entre
la firma de los Acuerdos y la etapa previa a las trascendentales elecciones de
marzo de 1994. La síntesis brevemente expuesta constituye, ciertamente,
el marco de referencia que ha delineado la realidad
actual de El Salvador.