Duelo y melancolía:
DUELO: es el afecto normal paralelo a la melancolía. Es la
reacción a la pérdida de un ser amado o de una abstracción
equivalente (libertad, ideales)
Puede traer desviaciones de la conducta normal, pero aun así no es
considerado un estado patológico. Pues, se supera pasado cierto tiempo.
El trabajo del
duelo, es un proceso intra-psíquico.
Los rasgos que muestra el duelo son:
Desazón profundamente dolida.
Cancelación del interés por el mundo exterior.
Pérdida de la capacidad de amor.
Inhibición de toda productividad.
En el duelo el examen de la realidad muestra que el obj amado no existe y
demanda que la libido abandone todas sus ligaduras con el mismo.
Se siente un displacer doliente, y al final de la labor del duelo, vuelve el yo a quedar libre y
exento de toda inhibición.
El duelo mueve al yo a renunciar al objeto declarandoselo muerto y
ofreciéndole como
premio el permanecer con vida.
En el duelo, nada de la pérdida es Icc.
Sólo es desencadenado x la pérdida real, la muerte del obj.
La MELANCOLÍA: es el estado de animo profundamente doloroso.
Es reacción frente a la pérdida real del obj d amor (= duelo) pero ademas
depende d LA PÉRDIDA DEL OBJ DE AMOR ES UNA OCASIÓN PRIVILEGIADA
P/ Q SALGA A LA LUZ LA AMBIVALENCIA D LOS VÍNCULOS D AMOR (≠
duelo).
Una cesación del
interés por el mundo exterior.
Pérdida de la capacidad de amar.
Inhibición de las funciones.
Disminución del amor propio.
Esta últimase traduce en reproches y acusaciones que el sujeto se hace
así mismo, y puede llegar incluso a una delirante expectativa de castigo
(el duelo integra estos mismos caracteres, a excepción, falta en
él la perturbación del
sentimiento de sí.)
La melancolía en algunos casos constituye la reacción a la
pérdida de un obj amado. En otros casos la pérdida es de
naturaleza mas ideal. El obj tal vez no ha muerto, pero queda perdido como objeto d amor (x ej,
novia abandonada). En otras ocasiones no se distingue claramente que es lo que
el sujeto ha perdido. El melancólico sabe a quien perdió, pero no
lo q perdió en él. En la melancolía existe una
pérdida de objeto sustraída de la Cc. (≠ duelo).
La labor del Yo en el melancólico es analoga a la del duelo, pero
ademas, se produce una rebaja d su sentimiento yoico, un enorme
empobrecimiento del Yo. (Se hace reproches, se denigra, espera repulsión
y castigo) extiende su autocrítica al pasado En la melancolía
puede verse insomnio, repulsa del
alimento, desfallecimiento, entre otros síntomas. Ha sufrido 1
pérdida en el obj, pero d sus declaraciones surge una pérdida en
su Yo.
En el melancólico observamos el deseo de comunicar a todo el mundo
sus propios defectos, como
si en este rebajamiento hallara su satisfacción. La pérdida de un
objeto ha tenido efecto en el propio yo del
sujeto. La instancia crítica (conciencia moral), que se disocia
aquí del yo, lo toma como objeto. Los reproches corresponden a un
sujetoerótico y han sido vueltos contra el yo.
La carga de objeto demostró tener poca energía de resistencia y
quedó libre. Esta libido no fue desplazada hacia otro objeto, sino
retraída al yo, permitiendo una identificación del yo con el obj abandonado. Así, se
transformó la pérdida del obj en una pérdida del yo, y el
conflicto entre el yo y la persona amada, en una disociación entre la
actividad crítica del yo y el yo modificado por la
identificación.
Esto quiere decir que la elección de objeto tiene una base
narcisista, de manera que ante una contrariedad, puede la carga de objeto
volver al narcisismo.
En conclusión, la predisposición a la melancolía
depende del predominio del tipo narcisista de elección de objeto
(regresión a la etapa oral). En la identificación narcisista (la
mas primitiva de todas), la carga de objeto es abandonada.
La melancolía toma prestados 1 parte d sus caracteres al duelo, y la
otra parte a la regresión desde la elección narcisista de obj
hasta el narcisismo.
IDENTIFICACIÓN: etapa previa d la elección d obj y es el 1°
modo ambivalente en su expresión, como el Yo distingue a 1 obj.
Existe un conflicto de ambivalencia (por situaciones de ofensa, postergaciones
desengaños) (pertenece en sí y x sí a lo reprimido) que
permite satisfacer las tendencias sadicas y de odio, orientadas hacia un
objeto, pero retrotraídas al yo del propio sujeto. A través del
autocastigo, el sujeto se venga de los objetos primitivos y atormenta alos que
ama por medio de la enfermedad. Así la investidura d amor del melancólico
hacia el objeto tiene 2 destinos:
Una parte regresa a la identificación.
Y otra, retrocede hasta la etapa sadica.
Este sadismo aclara la tendencia al suicidio, en el cual el Yo no puede darse
muerte sino cuando el retorno de la carga de objeto le hace posible tratarse a
sí mismo como obj.
La mel se dispone d 1multitud d batallas parciales x el obj, en estas batallas
d ambivalencia, todo se sustrae d la Cc hasta q sobreviene el desenlace caract
d la mel. q consta en q la investidura libidinal amenazada abandona finalmente el
obj. C/ batalla parcial d ambivalencia afloja la fijación d la libido al
obj desvalorizando éste, rebajandolo.
Desaparece al cabo de un tiempo sin dejar secuelas graves.
En algunos casos la melancolía tiende a transformarse en manía,
es decir en un estado sintomaticamente opuesto (no toda
melancolía tiene ese destino), que puede durar un tiempo. La alternancia
entre la melancolía y la manía es la locura cíclica.
La manía se caracteriza por un estado de exaltación,
disposición a la actividad, alegría y triunfo, pero en donde el
yo ignora qué y sobre qué ha conseguido tal triunfo. En la
manía el yo tiene que haber dominado el sufrimiento de la pérdida
de objeto quedando emancipado de él y emprende con hambre voraz nuevas
cargas de objeto.
En el duelo no hay impedimento para que las ideas fluyan hacia lo Prc, en
cambio en la melancolía hayrepresión.
La melancolía contiene algo + q el duelo, la RELACIÓN CON EL OBJ
NO ES SIMPLE, LA COMPLICA EL CONFLICTO DE AMBIVALENCIA.
Puede surgir en una gama + amplia d ocasiones q el duelo.
Las tres premisas de la melancolía son:
- La pérdida de objeto.
Ambivalencia (motor del conflicto)
Regresión de la libido al Yo (la mas importante, esencia de la
melancolía, pues las otras 2 pueden hallarse en los reproches obsesivos
tras una muerte).
Lo ominoso:
Fr describe a lo ominoso relacionandolo con lo terrorífico, con
lo que excita angustia y horror. No se rige x el Princ d Placer. Lo encuadra
dentro de las indagaciones estéticas, es decir, la doctrina de las
cualidades de nuestro sentir.
Así Freud tomara dos caminos para situar lo ominoso:
El significado que la lengua sedimentó en la palabra ominoso.
Y el agrupamiento de todo aquello que en personas, cosas, vivencias y
situaciones despierten en nosotros el sentido de lo ominoso. Ambos senderos
daran por resultado que lo ominoso es aquella variedad de lo
terrorífico que se remonta a lo consabido de antiguo, a lo familiar
desde hace largo tiempo, lo que conduce a la siguiente pregunta: cómo es
posible que lo familiar devenga ominoso, terrorífico, y en qué
condiciones ocurre?
A partir de un artículo de Jentsch, que plantea que lo ominoso es
algo que no es consabido ni familiar, Freud va a producir una ruptura con esta
idea al vincular lo ominoso con lo familiar. Para ellorealiza un extenso
desarrollo de las distintas acepciones de la palabra heimlich y de su opuesto
unheimlich. “Uno d los infalibles recursos p/ producir efectos ominosos
es el cuento literario, consiste en dejar al lector cn la incertidumbre sobre
si 1 figura determinada q tiene ante sí es 1 persona o 1 autómata
y q esa incertidumbre no ocupe el centro d su atención”.
Allí descubrimos que heimlich pertenece a dos círculos de
representaciones:
1) perteneciente a la casa, no ajeno, familiar, íntimo.
2) clandestino, oculto, escondido.
En efecto, entre los múltiples significados de la palabra heimlich, se
indica uno que coincide con su opuesto.
Es decir que el punto de deslizamiento y de coincidencia, donde lo
heimlich deviene unheimlich, es allí donde algo del orden de lo oculto,
se revela, idea que se complementa con otra cita desde la noción de lo
entrañable, lo hogareño, se desarrolla el concepto de lo
sustraído a los ojos ajenos, lo oculto, lo secreto.
En el segundo apartado del texto, Freud trabaja dos cuentos de E.T.A.
Hoffmann: “El Hombre de arena” y “Los elixires del
diablo”, ya que considera que este autor sobresale en el arte de producir
efectos ominosos en la literatura.
En “El Hombre de Arena” el efecto ominoso es que el arenero
arranca los ojos a los niños, y Freud vincula así la angustia por
los ojos como un sustituto de angustia de castración.
Para Freud, el sentimiento de lo ominoso adhiere directamente a la figura
del Hombre dela Arena, vale decir, a la representación de ser despojado
de los ojos, y nada tiene que ver con este efecto la incertidumbre intelectual
en el sentido de Jentsch.
La experiencia psicoanalítica nos pone sobre aviso que
'dañarse los ojos o perderlos es una angustia que espeluzna a los
niños. La angustia por los ojos, la angustia de quedar ciego es con
harta frecuencia un sustito de la angustia ante la castración'.
Freud subraya que el Hombre de la Arena aparece todas las veces como
perturbador del amor: primero para que Nathaniel, como estudiante, se pelee con
la novia; luego aniquila su segundo objeto de amor: la muñeca Olimpia;
finalmente lo constriñe al suicidio cuando esta por casarse con
su novia Clara. Todos estos elementos 'cobran pleno sentido si se
reemplaza al Hombre de la Arena por el padre temido, de quien se espera la
castración'.
Motivos de efecto ominoso:
Presencia de dobles en todas sus degradaciones y plasmaciones, es decir, la
aparición d personas q x su idéntico aspecto deben considerarse
idénticas.
Acrecentamiento d esta circunstancia x el salto d proc anímicos d 1 d
estas personas a la otra (telepatía) (coposeedora del vivenciar, el
sentir, y el saber d la otra).
Identificación cn otra persona hasta el punto d equivocarse sobre el
propio Yo o situar el Yo ajeno en el lugar del propio. (duplicación, permutación
del Yo).
Permanente retorno de lo =, la repetición d los mismos rasgos faciales,
caracteres, destinos, y hasta dlos nombres a lo largo d varias generac
sucesivas.
El motivo del doble fue estudiado x O. Rank. El doble fue en su origen 1
seguridad contra el sepultamiento del Yo. Es probable q el 1° doble haya
sido el alma inmortal. En el interior del Yo se forma poco a poco una instancia
particular q puede contraponerse al resto del Yo, q sirve a la
observación d sí y a la autocrítica, desempeña el
trabajo d la censura psíq y se vuelve notoria p/ nuestra Cc como
CONCIENCIA MORAL.
El caracter ominoso solo puede fundarse en q el doble es 1
formación oriunda d las épocas primordiales del alma ya
superadas, q en aquel tiempo poseyó un sentido + benigno.
Sólo el factor de la repetición no deliberada el q vuelve ominoso
algo en sí mismo inofensivo y nos impone la idea d fatal, inevitable, d
ordinario hablaríamos d casualidad. (1 se encuentra en un corto periodo
d tiempo cn el mismo N°. 1 lo halla ominoso) (lo ominoso del retorno de lo
igual) esto se deduce de la vida anímica infantil.
En lo Icc anímico, se distingue el imperio de una COMPULSIÓN DE
REPETICIÓN (trae del pasado cosas q deberían quedar sepultadas y
han salido a la luz) (no produce satisfacción a ningún sistema),
confiere caracter demoníaco a ciertos aspectos d la vida
anímica, se exterioriza en las aspiraciones del niño y gobierna
en los neuróticos en 1 parte d su discurso. Se siente ominoso aquello
capaz d recordar a esa compulsión interior d repetición.
El otro texto de Hoffmann que Freudtoma es “Los elixires del
diablo” con el cual va a trabajar la cuestión del doble.
Aquí quiere destacar la relación de los motivos del efecto
ominoso y si éstos pueden ser derivados de fuentes infantiles. Define a
los dobles como la aparición de personas que por su idéntico
aspecto deben considerarse idénticas; implican una equivocación
sobre el propio yo, situando el yo ajeno en lugar del propio.
Pero no son equivalentes la imagen especular y la del doble. Si bien el
yo y el yo ideal conllevan un efecto de duplicación y de
identificación, se trata de una duplicación imaginaria, del doble
imaginario.
Las otras explicaciones a las que apela Freud con motivo del doble son:
la referencia a la castración, el doble como una forma de defensa del
aniquilamiento del yo e inclusive en algunos pasajes se hace derivar al doble
de cierta escisión en el yo.
Otra de las referencias que toma de Los elixires del diablo es el
permanente retorno de lo igual con caracteres, destinos que se repiten. El
retorno no deliberado, la repetición de lo igual son una fuente del
sentimiento ominoso, y producen una sensación de desvalimiento, que
Freud compara con el desvalimiento de muchos estados oníricos. Se concluye
explicando lo ominoso del retorno de lo igual a través de la
compulsión de repetición, que depende de la naturaleza mas
íntima de las pulsiones doblegando a ciertos aspectos de la vida
anímica.
Otro factor conocido por el psicoanalisis es la llamada
'omnipotenciadel pensamiento', y de conjunto, el universo de la
sobreestimación narcisista de los propios procesos anímicos y de
'todas las creaciones con que el narcisismo irrestricto de aquel
período evolutivo se ponía en guarda frente al equívoco
derecho de la realidad'. Es 'como si todo cuanto hoy nos parece
ominoso cumpliera la condición de tocar estos restos de actividad
animista e incitar su exteriorización'.
Como a la altura de este texto Freud aún sigue el criterio de su primera
teoría de la angustia, según la cual 'todo afecto de una
moción de sentimientos, de cualquier clase que sea, se trasmuda en
angustia por obra de la represión', por fuerza, entre los casos de
lo que provoca angustia tendremos lo ominoso. Es decir, lo ominoso como
'algo reprimido que retorna', lo que permite comprender los usos de
la lengua que hacen pasar lo 'heimliche' (familiar) a su opuesto, lo
'unheimliche', 'pues esto ominoso no es efectivamente algo nuevo
o ajeno, sino algo familiar de antiguo a la vida anímica, sólo
enajenado de ella por el proceso de la represión'. 'El prefijo
'un' de la palabra 'unheimlich' es la marca de la
represión'
Así, 'con el animismo, la magia y el ensalmo, la omnipotencia
de los pensamientos, el nexo con la muerte, la repetición no deliberada
y el complejo de castración, hemos agotado practicamente la gama
de factores que vuelven ominoso lo angustiante'.
En gral se tiene un efecto ominoso cuando se borran los limites entre
fantasía y realidad,cuando aparece frente a nosotros como real algo q
habíamos tenido x fantastico.
No todo lo q recuerda a mociones d deseo reprimidas y a modos d pensamiento
superados d la prehistoria individual y d la época primordial d la
humanidad es ominoso x eso solo.
Para finalizar Freud incluye una diferencia entre lo ominoso del vivenciar
y lo ominoso de la creación literaria/de la ficción:
Ominoso del vivenciar lo reconduce a lo reprimido, familiar de antiguo.
Responde a 2 casos: - Al retorno d lo reprimido – El complejo de
castración.
La idea es que nosotros o quienes nos precedieron consideramos alguna vez estas
posibilidades como realidades de hecho, pero hemos superado esos modos de
pensar. Se trata entonces de un asunto de la realidad material, del examen de
realidad. Se ha cancelado la creencia en la realidad material de una determinada
representación. Por otro lado ubica lo ominoso de complejos infantiles
reprimidos (complejo de castración, fantasía de seno materno)
donde no se encuentra con el problema de la realidad materia, reemplazada x la
realidad psíq. Se trata de la represión de un contenido, y el
retorno d lo reprimido; no se trata de la cancelación de la creencia en
la realidad d ese contenido.
Lo ominoso del vivenciar se produce cuando unos complejos infantiles reprimidos
son reanimados x 1 impresión, o cuando parecen ser reafirmadas unas
convicciones primitivas superadas.
Lo ominoso de la creación literaria/de la ficción: es de
mayorriqueza que el del vivenciar porque la experiencia de lo ominoso es
sumamente fugitiva y la creación literaria permite cercarlo mejor,
ademas de poder alcanzar efectos ominosos que estan ausentes de
la vida real. Puede ser causado x diversas maneras.
Como conclusión, el fenómeno de lo ominoso es un
fenómeno de estructura porque conduce al rompimiento del objeto, y en
tanto objeto a, objeto causa del deseo, apunta al deseo del Otro, es decir a la
castración en relación a la estructura.
Mas alla del principio del placer:
Dentro de la serie de escritos metapsicológicos de Freud, la
presente obra inaugura la fase final de sus concepciones:
Aunque ya había llamado la atención sobre
la compulsión de repetición como fenómeno
clínico, aquí le atribuye las características de
una pulsión. Plantea por primera vez la nueva dicotomía
entre Eros y las pulsiones de muerte. Encontramos también
indicios del nuevo cuadro estructural de la mente que dominara todos sus
escritos posteriores. Finalmente, hace su primera aparición
explícita el problema de la destructividad, cada vez mas
prominente en sus obras teóricas.
El curso de los procesos anímicos es regulado automaticamente por
el principio del placer. El placer y el displacer pueden relacionarse con
la cantidad de excitación existente en la vida anímica,
correspondiendo el displacer a una elevación y el placer a una disminución
de la cantidad de dicha excitación.
Por ello se puede decir que lavida psíquica es regida por el
principio del placer, ya que una de las tendencias del aparato anímico
es la de conservar lo mas bajo posible o, al menos constante, la
cantidad de excitación en él existente. Por eso, elevar la
cantidad de excitación conllevaría un sentido antifuncional, es
decir, el displacer.
La mayor parte de displacer es displacer de percepción,
percepción del esfuerzo de instintos insatisfechos o percepción
exterior. Un ejemplo de la transformación de la represión de una
posibilidad de placer en una fuente de displacer es todo displacer
neurótico, placer que no puede ser sentido como tal. La neurosis
traumatica es una perturbación que suele aparecer tras
graves conmociones, teniendo síntomas motores analogos a la
histeria y acusados signos de padecimiento subjetivo.
En psicoanalisis suponemos que, desde el punto de vista
económico, los procesos psíquicos se regulan
automaticamente por el principio del placer, que busca la descarga de la
tensión displacentera. Tal principio deriva a su vez del principio de
constancia, según el cual el psiquismo busca conservar lo mas
bajo posible el nivel de tensión.
No obstante, la experiencia muestra que esto no siempre se cumple: muchos
procesos psíquicos culminan como displacer y no como placer. El
principal responsable de esta inhibición del principio del placer no es
el principio de realidad, principio éste que admite
momentaneamente el dis-placer hasta que luego de ciertos rodeos obtiene
elplacer.
Podríamos pensar en otro responsable: la represión. En
efecto, reprimimos el instinto sexual y éste busca una vía
sustitutiva de descarga que es sentida por el yo como displacer (y no como
placer, como sería de esperar).
Eliminadas estas alternativas, Freud empieza a pensar aquí que hay
situaciones especiales donde directamente no actúa el principio del
placer, es decir esta ausente.
Cita Freud por ejemplo el caso del niño al cual le dan un carretel
atado a una cuerda para que juegue: el niño tira del carretel fuera de
la cuna diciendo 'afuera' (fort), y luego tira de la cuerda trayéndolo
de nuevo hacia sí y diciendo 'aquí'(da). Freud pone en
evidencia el dominio de lo simbólico, en este juego y al lenguaje como
el acceso indispensable a lo simbólico, y en el lugar de algo que se
pierde. La ausencia de la madre es fundamental y necesaria para el acceso a lo
simbólico.
Freud interpreta esto en un primer momento como una renuncia
simbólica al instinto y a su satisfacción, ya que permite sin
resistencia alguna que la madre-carretel se vaya.
Sin embargo ante esto Freud queda intrigado: ¿cómo puede
ser que el niño repita en este juego tal experiencia penosa y manifieste
júbilo?
El júbilo provendría aquí de hacer sufrir a la madre
activamente lo que él antes experimentó pasivamente.
Cuando se vivencia el trauma (trauma de guerra, accidentes, ausencia de
la madre) aparece algo: energía no ligada, sin representaciones, sin
poder serasociadas a ningún significado. Esto tiene dos efectos:
esta al servicio del principio del placer y a la vez mas
alla de él.
El sueño traumatico y el juego infantil no son solo para
elaborar una situación o sustituir la ausencia de la madre, hay una
compulsión de repetición que no lleva al placer y esto pone en
marcha el principio del placer.
El ejemplo del carretel y el tratamiento analítico de los
neuróticos lleva a Freud a pensar que existe una compulsión a la
repetición, o sea una tendencia a repetir como un suceso actual
experiencias anteriormente reprimidas. Por ejemplo el neurótico no recuerda,
sino que repite a través de la transferencia. Esta repetición no
resulta placentera (ni siquiera fue placentero el hecho que se intenta
repetir). En otras personas también encontramos algo parecido: son las
personas que alegan estar predestinadas al fracaso y entonces todo les sale
mal.
Los ejemplos del neurótico y del predestinado llevan a Freud a pensar
que hay en la obsesión de repetición algo que va MAS
ALLA DEL PRINCIPIO DEL PLACER, ya que en ambos casos se repiten
situaciones penosas, siendo imposible discernir en ellas elemento placentero
alguno. Esta obsesión de repetición parece ser mas
primitiva, mas elemental, mas arcaica y mas instintiva que
el principio del placer al cual sustituye. Es así que Freud
buscara una explicación en los niveles mas arcaicos, que
ya son territorio de la biología.
Para las excitaciones provenientes del exterior haybarreras defensivas
(por ejemplo los sentidos son selectivos respecto de estos estímulos
externos), pero para las excitaciones provenientes del interior no hay
barreras: éstas se propagan directamente sin sufrir disminución y
se captan como sensaciones de placer o displacer. Estas son mas
importantes que las excitaciones del exterior y el organismo reacciona a ellas
especialmente cuando el displacer es grande: este displacer es tratado como si
viniera desde afuera, ya que aquí se pueden instrumentar defensas contra
ese displacer (proyección). Todo esto explica la acción del
principio del placer, pero no explica los hechos antes descriptos donde este
principio parecía no regir.
Cuando las excitaciones del exterior son tan grandes que la barrera ya no
puede dominarlas, se produce el trauma. Frente a esto, el aparato
psíquico buscara dominarlas ligando psíquicamente las
grandes cantidades de excitación procurando su descarga: de una
excitación violenta se pasa entonces a una carga en reposo, donde para
mantener a ésta última se gastara mucha energía,
empobreciéndose entonces el resto de las actividades normales del
aparato psíquico. En las neurosis traumaticas los sueños,
así, repiten el trauma, y he aquí otro ejemplo de obsesión
de repetición donde tampoco interviene el principio del placer, ya que
el hecho traumatico reeditado en el sueño no es algo placentero.
Es un caso donde los sueños no funcionan como realizaciones de deseos.
La carencia dedefensas frente a las excitaciones internas es factor muy
importante para el surgimiento de perturbaciones económicas (similares a
las neurosis traumaticas, sólo que en este caso la
excitación vino del exterior). De las excitaciones internas las
mas importantes son las pulsiones.
Cabe preguntarse ahora qué relación hay entre las pulsiones
y la compulsión a la repetición. Esta última
quedaría explicada si entendemos las pulsiones como una tendencia propia
de lo organico vivo hacia la reconstrucción de un estado
anterior, inanimado, estado que lo animado tuvo que abandonar bajo el influjo
de fuerzas exteriores perturbadoras.
En otras palabras, la pulsión seria simplemente la tendencia de lo
organico a la reconstrucción de su estado anterior no – vivo,
mientras que todos los éxitos de la evolución organica se
deberían a las influencias exteriores. Por esa misma inercia, al
principio para la sustancia viviente era muy facil morir. Solo con el
tiempo las influencias exteriores la fueron transformando de modo que cada vez
se viera obligada a rodeos mas complicados para alcanzar su fin: la
muerte, que se nos presenta como la última meta de las pulsiones.
Hasta ahora puede concluirse que las pulsiones del yo tienden hacia la
muerte y las pulsiones sexuales hacia la vida, pero esta conclusión no
parece satisfactoria. Tal conclusión ve en las pulsiones del yo
una tendencia hacia la muerte pues el hombre como entidad individual muere, por
ejemplo, y ve en laspulsiones sexuales una tendencia hacia la vida pues
éstos preservan la especie, de generación en
generación.
Freud dice que, a partir de estas reflexiones, deberemos considerar como
mas importante la división de las pulsiones de vida y muerte, y
dejar en segundo plano la división en pulsiones del yo y sexuales. De
hecho, en las pulsiones sexuales no hay sólo un componente de vida sino
también uno de muerte (por ejemplo la conducta sadica en el acto
sexual). Desde aquí, el masoquismo pasa a ser la vuelta o el retorno del
sadismo hacia el yo, la vuelta de la pulsión en contra del yo, lo cual
implica volver a una fase anterior del mismo, una regresión. Este
caracter regresivo de las pulsiones se ve también en la
obsesión a la repetición.
Si realmente es característico de las pulsiones el querer
reconstruir un estado anterior, no debemos sorprendernos de que haya tantos
procesos que ocurren independientemente del principio del placer, que
esta mas alla de este principio. Las pulsiones de muerte
se filtran en las pulsiones parciales y éstos, al integrarse en la
genitalidad, integraran también en estos componentes del instinto
de muerte. Resulta curioso pensar que el principio del placer esté al
servicio de la pulsión de muerte, ya que el principio del placer busca
reducir la tensión, es decir, retornar a lo inanimado inorganico.
Todo esto plantea nuevos problemas, que Freud reconoció como insolubles
hasta el momento de escribir este artículo.