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Aborto - Argumentos de quienes están en favor del aborto, Argumentos en contra del aborto
El aborto, término procedente del latín abortus,
participio pasado de aborA«rA« (con el mismo significado que en español) y
éste, a su vez, compuesto de ab- («de», «desde») + oriri («levantarse»,
«salir», «aparecer») es la interrupción y finalización prematura del embarazo.
En un sentido más amplio, el término puede referirse
al fracaso por interrupción o malogramiento de cualquier proceso o actividad.
Aborto inducido
El aborto inducido es la interrupción activa del desarrollo vital del embrión o feto. Puede tratarse de un aborto terapéutico (o aborto indirecto) cuando se realiza
desde razones médicas, o de un aborto electivo (interrupción voluntaria del embarazo), cuando se
realiza por decisión de la mujer embarazada.
A su vez, según la técnica empleada para inducir el aborto,
se puede hablar de aborto con medicamentos o de aborto quirúrgico.
Aborto espontáneo
El aborto espontáneo o aborto natural es aquel que no es provocado
intencionalmente. La causa más frecuente es la muerte fetal por
anomalías congénitas del feto, frecuentemente
genéticas. En otros casos se debe a anormalidades del tracto
reproductivo, o a enfermedades sistémicas de la madre o enfermedades
infecciosas. Cuando la edad gestacional es superior a 22 semanas o el peso del
feto supera los 500 gramos, se habla de muerte fetal.
El aborto, desde un punto de vista ético
El aborto constituye un importante problemamoral de nuestros días. La
relajación de las leyes contra el mismo, en muchos países, y la propaganda en
favor de más relajación, lo han puesto a la orden del día. Necesitamos
distinguir cuidadosamente entre la moralidad del aborto mismo y
la supuesta moralidad de su legalización.
El aborto se define como
la expulsión de un feto de su matriz antes de que sea viable, esto es, antes de
que pueda vivir fuera de la madre. No es el alumbramiento prematuro de un feto viable. El acelerar el nacimiento no es un acto malo
si el niño puede mantenerse vivo, pero presenta un riesgo tan grave, con todo, que
se requieren razones de mucho peso para autorizarlo. Podrá justificarse acaso
por el principio del doble efecto, siendo las razones proporcionadas el peligro
para la salud de la madre, del niño o de ambos, si se permite que la gestación
llegue a su término natural.
El aborto espontáneo no es culpa de nadie. De lo que
aquí tratamos es del
aborto inducido, que es provocado voluntariamente. Si se persigue la muerte del
niño como fin o como medio, se trata de un matar directo y no de una simple
exposición del niño a peligro, porque mediante dicho acto se lo saca del único
lugar en donde puede vivir, y se le pone en un lugar en donde no puede vivir;
no hay manera más eficaz de matar a una persona que esta. Nadie puede pretender
seriamente que el niño muere de causas naturales
después queha nacido, porque no se le ha permitido nacer apropiadamente. Todo
matar consiste en contrariar la naturaleza, de tal
modo que una persona muera de ello.
El principio del
doble efecto no tiene aplicación en los casos de aborto directo. El acto mismo
es directamente destructor del feto, y el efecto malo, esto es, la muerte del
feto, no es solamente un efecto lateral permitido, sino que es el medio
utilizado para la realización de cualquier efecto bueno que pueda resultar para
la madre. Puesto que las dos primeras condiciones del principio del doble efecto no se verifican, no importa
que haya o no una buena intención y una proporción suficiente. Resulta inútil,
por consiguiente, intentar una justificación moral cualquiera del aborto directo sobre la base del principio del
doble efecto. Cualquier justificación, de ser posible,
necesitaría basarse en otros principios.
La situación es distinta si la muerte del
niño nonato es solamente indirecta, de modo que sólo sea permitida y no querida
como un medio o como un fin. La situación del aborto indirecto se produce cuando la madre
ha contraído alguna enfermedad grave (el embarazo mismo no constituye una
enfermedad, sino un estado natural) y el único tratamiento viable, ya sea
médico o quirúrgico, habrá de tener dos efectos, esto es: la cura de la
enfermedad de la madre y la muerte del
niño. Este es el tipo de caso al que sí puedeaplicarse el principio del
doble efecto.
En efecto, el niño no es atacado directamente y su
muerte, aunque deba seguir sin lugar a dudas, constituye un efecto secundario
incidental inevitable de la ejecución de un acto legítimo. La madre misma
necesita el tratamiento, sea cual sea el efecto que pueda tener sobre el niño,
y la muerte del
niño no es un medio empleado para curarla. Aquella tiene el
derecho de someterse al tratamiento y está autorizada moralmente para hacerlo.
El médico tiene la responsabilidad de decidir si el estado de
la madre es realmente patológico y si el tratamiento considerado constituye o no
el único remedio eficaz.
Resumiendo las distinciones necesarias para la comprensión de los argumentos,
diremos: el aborto puede ser espontáneo, en lo que no hay culpa de nadie, o
inducido, esto es, producido voluntariamente. El aborto inducido puede ser
indirecto, esto es, la consecuencia prevista, pero no querida de hacer alguna
otra cosa, o directo, esto es, la expulsión del feto, perseguida como
un fin o como
un medio. El aborto directo se designa como terapéutico, si el propósito es
salvar la vida o la salud de la madre, o como criminal, si el propósito es algo
distinto, no aceptado por las leyes.
Las dos primeras distinciones son importantes para el moralista, por cuanto
separan el acto involuntario del
voluntario, y el indirectamente voluntario del directamentevoluntario. Esta última distinción de la ley civil presenta poco interés para
el moralista.
Argumentos de quienes están en favor del
aborto
No todos los argumentos que siguen, en favor del aborto, lo consideran desde el mismo
punto de vista, sino que algunos favorecen el aborto en caso de demanda, en
tanto que otros sólo lo permitirían en condiciones muy estrictas.
1. Hablar del aborto como un asesinato es absurdo,
porque el feto humano no es un ser humano. En efecto, o es parte de la madre,
susceptible de ser tratado como cualquier otro apéndice, o es
un ser vivo separado, dentro de la madre, pero que no ha llegado todavía a la
condición humana. En el primer caso se lo puede eliminar del cuerpo de la madre como una excrecencia indeseable. En el
segundo caso, se lo puede sacar de un medio
exactamente por la misma razón por la que matamos animales u otras formas de
vida subhumanas.
2. El que el feto sea o no un ser humano, esto es una
cuestión que nadie puede decidir, puesto que no puede darse prueba experimental
alguna del momento en que recibe un alma humana. Muchos
modernos dicen, que es en el momento de la concepción, pero una teoría antigua y medieval honorable decía, que unas semanas más
tarde. Puesto que no puede darse certidumbre alguna al
respecto, hemos de recurrir a las probabilidades. Podemos actuar, por
consiguiente, con fundamento en la probabilidad de que elfeto no es un humano y terminar, por una buena razón, el embarazo.
3. Incluso si el feto, debido a la continuidad biológica y a la herencia
cromosomática se considera no meramente como un ser humano potencial, sino
actual, aun así no se ha convertido todavía en persona humana. Y únicamente la persona tiene derechos, incluidos el de la vida.
Puesto que el feto no posee, por consiguiente, el derecho de la vida, puede
ponerse fin a su vida, por una buena razón, sin violación alguna de la buena
moral.
4. Incluso si al feto se le reconoce el derecho a la vida, es el caso, con
todo, que en una colisión de derechos, los del feto han de
ceder ante los de la madre. Desde cualquier punto de vista, los derechos de la
madre tienen preferencia sobre los del feto. En efecto, ella es una persona adulta, que ejerce su inteligencia y
controla libremente su vida con posibilidades, y contraídas para con su familia
y los demás. Para el feto, en cambio, todo esto es futuro. Vive
exiguamente, es inconsciente y es totalmente dependiente. La madre puede
vivir sin él, pero el no puede vivir sin la madre.
5. En algunos casos, el niño puede considerarse como un agresor injusto
sobre la salud física o mental de la madre. El peligro para
la salud física de la madre, en determinados embarazos, es la razón de que la
mayoría de los estados permitan el aborto terapéutico. Pero en el caso
de la salud mentales exactamente tan importante como la salud
física. Convertir el resto de la vida de la madre en una tortura intolerable al
trastorno psíquico constituye un precio demasiado
elevado en su caso. A la madre le está moralmente permitido
defenderse contra semejante perspectiva, y podrá ocurrir que la única defensa
consiste en la eliminación de la causa.
Argumentos en contra del
aborto
Los adversarios del aborto consideran que
estos argumentos no convencen, especialmente por cuanto no se preocupan por los
intereses del
niño. Responden:
1. Todas las pruebas biológicas confirman el hecho de que el feto humano es
sencillamente humano. El huevo fecundado tiene el patrón de los cromosomas
humanos, que contiene todos los factores hereditarios, y no puede desarrollarse
como
algo que no sea un ser humano. Además, los biólogos atestiguan unánimemente que
la vida fetal es distinta de la vida de la madre, pese a que los dos estén
unidos durante el período de gestación. Así, pues,
toda analogía con la extirpación quirúrgica de tumores o con la muerte de
animales es inaplicable al caso del aborto.
2. Aristóteles creía que el embrión no se hace humano después de la concepción,
y tal vez sea por esto que no viera mal alguno en el
aborto temprano. Santo Tomás aceptó la opinión de Aristóteles como una teoría
física probable, pero no sacaba de ella conclusión
ética alguna. No sabemos nisabremos probablemente nunca el momento exacto en
que el alma humana entra en el cuerpo para convertirlo en un ser humano, y es
por esto que, para todos los fines prácticos, debemos considerarlo como humano
desde el momento de la concepción. No debemos servirnos aquí del probabilismo,
porque no hay duda alguna acerca de una ley o una obligación, sino solamente
acerca de una cuestión de hecho. De igual modo que no enterremos a un individuo si sólo está probablemente muerto, así tampoco
podemos matar un feto si sólo es probablemente no humano. En semejantes
cuestiones debe seguirse el curso moralmente más seguro, que es el tratar al
embrión como
un ser humano vivo.
3. Si pudiéramos demostrar que el feto, aunque humano en algún sentido, no es
todavía una persona, no tendría derecho alguno de vivir y podría ser matado como
un animal. Pero, squé criterio habremos de adoptar con
relación a la personalidad? Si adoptamos para ello el empleo real de la
inteligencia y la libertad, podríamos matar a los niños durante
algunos años después del
nacimiento. El que el niño esté dentro o fuera de la
madre no es más que una diferencia física y local que difícilmente puede
constituir la esencia de la personalidad. La única forma de tratar esta
cuestión consiste en considerar el embrión o feto humano como una persona
humana con todos los derechos, incluido el de la vida, que acompañan la
personalidad.En esta manera de ver, el niño no es una persona en potencia, sino
una persona actual, aunque el pleno uso de su personalidad deba esperar a que
alcance gradualmente su plena madurez.
4. Todos los seres humanos son iguales en cuanto a su derecho a la vida, y la
edad no confiere prioridad alguna. Si sólo se trata de permitir indirectamente
la muerte de uno u otro, debería escogerse a aquel que
tiene la mejor probabilidad de sobrevivir. Pero una colisión de derechos, no
puede decidirse, con todo, dando muerte a una persona inocente, que no ha hecho
más que perder su derecho a la vida. En tal caso, el
derecho de cada uno, cede al deber de cada uno, y ni uno ni otro han de
matarse. La madre no puede matar a ninguno de sus hijos nacidos para
descargarse de sus diversas responsabilidades; spor qué, pues, debería poder
hacerlo con el nonato?
5. Parece absurdo considerar a un niño nonato como un agresor contra
sus padres, quienes por su propio acto voluntario causaron su presencia en la
matriz materna. La agresión no consiste en estar simplemente presente, sino en
hacer algo. Debe haber para ello un verdadero ataque.
Si el embarazo no se desarrolla normalmente, esto es uno de aquellos accidentes
que no son culpa de nadie, y con seguridad no más del niño que de los
padres. El punto de vista de la salud mental es distinto.
Aquí, en efecto, la madre es la que necesita tratamiento, y elmatar al niño no
constituye una solución moral, como
no la constituiría matar a los perseguidores imaginarios como remedio para la paranoia.
6. Ningún moralista desea que los médicos sean remisos
en su deber profesional de salvar vidas humanas. Han de servirse de todos los
medios legítimos, pero no deben recurrir a medios que son moralmente malos. Los médicos no tienen más derecho que otra persona cualquiera para
dar la muerte a seres inocentes. El hecho de que el
niño nonato no pueda defenderse a sí mismo no significa que su derecho puede
ser violado a voluntad de cualquiera. La protección del derecho del niño a la vida no es legalismo, sino el
empleo correcto de la ley. El que la necesidad no reconozca la ley podrá
constituir un proverbio popular, pero no posee fuerza
alguna como
guía moral, ya que siempre cabría inventar alguna forma de necesidad para
justificar lo que fuera.
7. Todo el mundo reconoce la importancia del cariño en la vida del niño, pero sdiremos acaso que, si el
niño no es querido, lo que habrá que hacer es matarlo? Pongamos más bien la
culpa del
hecho de que el niño no sea deseado sobre aquellos a quienes corresponde, esto
es, a aquellos que lo concibieron. En efecto, al hacer lo que hicieron, se
expusieron al riesgo de la concepción y son responsables del resultado.
Tanto si pueden aprender como no a experimentar cariño
emocional hacia el niño, tiene laobligación de cuidar de él y de mostrarle todo
el cariño que puedan. Incluso un niño no querido
preferiría vivir a ser matado. sQuién tiene el derecho de adoptar aquí la
decisión por él antes de que nazca?
8. La palabra indiscreción constituye un eufemismo
para disimular una falta moral cometida, voluntaria por ambas partes, excepto
en el caso de violación. El que las mujeres sean
responsables de lo que hacen no constituye en modo alguno una invención
masculina, como
no lo constituye una estructura biológica, que hace que sea la mujer quien dé a
luz al niño. El que un hombre pueda ser lo bastante
cobarde para abandonar a la mujer de la que ha abusado, esto constituye el
crimen moral del
hombre. El aborto es la forma más difícil que tiene la mujer
para buscar igualdad en la iniquidad. Un segundo
mal no es el medio de corregir el primero.
9. Todos nosotros estamos percatados del problema de la población, y
sabemos que debe hacerse algo al respecto. Pero, cualquiera que sea la solución
a la que lleguemos, si se llega a alguna, habrá de
concordar con la moralidad. El aborto generalizado no
constituye la respuesta. El aborto obligatorio constituye una violación
tan flagrante de los derechos humanos, que cualquier pueblo tendría el derecho
de oponérsele con la violencia. Necesitamos una ética global,
pero si esta consiste en la inmoralidad global, entonces no queda ética alguna.
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