EL ALMA DE LA TOGA
El Alma de la Toga, es un libro muy valioso, que entre
otras razones, tres lo recomiendan ampliamente.
Primera, es un libro que ha tenido múltiples
ediciones, ello representa una garantía de su calidad y originalidad
tematica. La primera edición vio la luz en 1919, y a pesar de sus
85 años el libro conserva una lozanía excepcional, de la que muy
pocas obras, dentro de la extensión literatura jurídica que
inundo al siglo XX, pueden presumir.
Segunda, este libro es un monumento del
sentido común y del
arte del Derecho. Ello explica su permanente actualidad a lo
largo de tantos años. La tematica como bien
señala el autor, “no se encontrara en los programas de las
escuelas y facultades de Derecho”, son un precipitado de vivencias
habidas en la practica profesional de un abogado de enorme cultura
jurídica, estupendo litigante, buen observador de fenómenos
sociales y con un elevado de la justicia.
La tercera razón es que logro desembarazarse de la dominante idea
legalista del
tiempo en que fue escrito. En efecto, Osorio nos sorprende cuando afirma que el
derecho no es una ciencia, afirmación que a principios del siglo XX, en
que dominaba ampliamente el método dogmatico de
interpretación del Derecho, resultaba insostenible.
Y es que, a la sazón, el derecho se consideraba como una ciencia tanto
en su elaboración legislativa, como en su aplicación en los
negocios jurídicos, y en las resoluciones judiciales, ciencias, que se
traducía en un esquema muysencillo para su aplicación, que
garantizaba, por su misma sencillez, un gran rigor demostrativo: el empleo de
silogismo apodícticos.
Osorio amo el derecho con maxima pasión pero del derecho, lo que
le seducía por encima de todo era la profesión de abogado. No fue
tanto un cultivador de la ciencia jurídica
aunque era gran perito en ella como
un servidor de sus aplicaciones practicas. En la profesión de
abogado, decía, “la ciencia no es mas que un
ingrediente. Junto a el operan la conciencia, el habito, el engranaje de la
vida, el ojo clínico, mil y mil elementos que, englobados, integran un
hombre el cual, precisamente por su oficio, se distingue de los demas.
Una persona puede reunir los títulos de licenciado en derecho y
capitan de caballería, pero es imposible, absolutamente
imposible, que se den en ella las dos contradictorias
idiosincrasias del militar y del togado. En aquel ha de predominar la
sumisión; en este el sentido de libertad”
Del valor del libro y de su utilidad practica es difícil encontrar
testimonios mas valiosos que los de los ilustres juristas calamandrei (quien
tradujo el libro al italiano, labor notable que se toma en cuenta la importante
y señera personalidad del traductor) y de Luis Recasens Si ches quien
dijo :Angel Osorio y Gallardo no solo fue un abogado apasionado por la
practica en el foro, sino también dedicó gran parte de sus
energías a la política y a la historia. Nació
en Madrid el
20 de junio de 1873. Curso los estudios de derechode la
universidad central (hoy Universidad Complutense), donde se licencio en 1894.
Afiliado al partido que acaudillaba el señor maura,
milito casi toda su vida en una forma tan leal que provoco el respeto de sus
adversarios políticos.
Fue concejal y teniente de alcalde del
ayuntamiento de Madrid
se hozo celebre por el impulso que dio a la realización de
múltiples obras provechosas para ese ciudad.
También fue diputado a cortes en varias
legislaturas, en donde brego durante mas de diez años sin
interrupción.
Fue gobernador civil de Barcelona en 1909 y antes de la llamada semana
tragica, en la que no le cupo responsabilidad alguna, pues en la junta
de autoridades habida antes de que ocurriesen los funestos atentados que
lamenta la historia, Osorio voto en contra de la declaración del estado
de guerra, pues se consideraba capaz de mantener el orden con las escasa
fuerzas de que podía entonces disponer.
En un enérgico y contundente folleto titulado
julio de 1909. Declaración de un testigo,
publicado en Madrid
en 1910, se sinceró de todo los cargos que en la prensase la
había formulado en aquella ocasión. Durante la
dictadura de primo de Rivera mantuvo una abierta oposición. En
1930 fue decano del
colegio de abogados de Madrid
y asumió la defensa de Alcala Zamora y Miguel Maura en el consejo
de guerra que se abrió en su contra.
El mensaje de Osorio ha sido el de una constante lucha por la
justicia. Hay que hacer sobre este punto una
delicada distinción. La lucha porel derecho a pesar del libro
fascinante de Ihering, es apenas, la lucha por un medio. La lucha debe ser por
la justicia. El derecho no es un valor, sino solamente
el medio de acceso al valor. El valor es la justicia.
Osorio creyó en el derecho. Pero
cuando el derecho estorbaba a la justicia él se coloca a lado de la
justicia. A esta la siguió
apasionadamente desde todos los puntos de vista.
Propugnar lo que creemos justo y vulnerar el derecho positivo es una noble
obligación en el letrado, porque así no solo sirve al bien en un
caso preciso, sino que contribuye a la evaluación y mejoramiento de una
deficiente situación legal para el juez, como para cualquier autoridad
pública, es para quien puede ser arduo y comprometedor desdeñar
la regla escrita; y así y todo, ya vemos que cada día los
tribunales son mas de equidad y menos de derecho.
QUIEN ES ABOGADO
Urge reivindicar el concepto de abogado. Tal cual hoy se entiende, los
que en verdad lo somos, participamos de honores que no nos corresponden y de
vergüenzas que no nos afectan
“En España todo el mundo es abogado, mientras no prueben lo
contrario “Así queda expresado el teorema que Pio Baroja, por boca
de uno de sus personajes condensa en estos otros términos: “ya que
no sirves para nada útil, estudia para abogado “Los corolarios son
inevitables.
Hay que acabar con ese equivoco , merced al cual la cantidad de abogado ha
venido a ser algo tan difuso, tan ambiguo, tan incoercible, como la de
“nuestro compañeroen la prensa “o “el distinguido
sportman”
La abogacía no es una consagración académica, sino una
concreción profesional. Nuestro título universitario no es de
“abogado”, sino de “licenciado en derecho, que autoriza para
ejercer la profesión de abogado “basta, pues, leerle para saber
que quien no dedique su vida a dar consejos jurídico y pedir justicia en
los tribunales, sera todo lo licenciado que quiera, pero abogado. No
En el abogado la rectitud de la conciencia es mil veces mas importante
que el tesoro de los conocimientos. Primero es ser bueno;
luego, ser firme; después, ser prudente; la ilustración viene en
cuarto lugar; la pericia en el ultimo.
Los abogados. No se hacen con el título de
licenciado, sino con la disposición psicológica, adquirida a
costa de trozos sangrantes de la vida.
Abogado es, en conclusión, el que ejerce
permanentemente (tampoco de modo esporadico) la abogacía. Los demas seran licenciados en derecho, muy
estimables, muy considerables, pero licenciado en derecho, nada mas.
LA FUERZA INTERIOR
El hombre, cualquiera que sea su oficio, debe fiar principalmente en si.
La fuerza que en sí mismo no halla no la encontrara en parte alguna.
Mi afirmación no ha de tomarse en acepción, heroica, como negatoria del poder de dios, muy al contrario, al
ponderar la confianza en la energía propia establezco la fe exclusiva en
el poder divino, porque los hombres no llevamos mas fuerza en la de Dios
nos da. Lo que quiero decirle es que, aparte deeso, nadie debe esperar en otra
cosa, y eso, que es norma genérica para todos
los hombres, mas determinadamente es aplicable para los abogados.
Desde que la cuestión jurídica comienza hasta mucho
después de haber terminado, no es ya una voz
sino un griterío lo a su vez, envidioso, egoísta y envanecido.
Quien sepa desdeñarlo sinceramente vera
sublimarse y elevarse sus potencias en servicio del bien, libres de impurezas, iluminadas
por altos ideales, decantadas por los grandes amores de la vida.
Ninguna de las cuatro virtudes cardinales podría darse sin el aderezo del
desde para con todo aquello que las contradice.
En resumen: el abogado tiene que comprobar a cada minuto si se encuentra
asistido de aquella fuerza interior que ha de hacerse superior al medio
ambiente; y en cuanto le asalten dudas en este punto
debe cambiar de oficio.
LA SENSACION DE LA JUSTICIA
¿Dónde ha de buscar el abogado la orientación de su
juicio, y las fuertes de su actuación?
¿En el estudio del derecho escrito? Terminantemente lo niego.
La fuerza arrolladora de los hechos y de los hombres
cristianos humanizo el concepto de la familia romana, variandolo en
absoluto. En cambio, el egoísmo de esos mismos cristianos han negado o falsificado el sentido cristiano de la
propiedad, y esta siguen siendo perfectamente romana. La fuerza
(entiéndase bien, la fuerza de la realidad, no la fuerza brutal de las
armas ha logrado que cuaje en derecho cristiano para la familia y pago para el
dominio.
Lasfuentes de la responsabilidad no eran otras, tradicionalmente, sino la
acción y la omisión, pero llegan las leyes de accidentes del
trabajo y aparecen una fuente nueva: el hecho de ser patrono.
Las leyes, los códigos no deben ofrecer ningún interés, se
aprende a leer con imagenes y se aprende la vida con hechos. Figuraos
siempre hombres y debates entre los hombres os
códigos no existen en si mismo. Procure ver y observar. Estudie la importancia de los intereses en la vida humana.
La ciencia de la humanidad es la verdadera ciencia.
El abogado que al entrarse de lo que se le consulta no experimenta la
sensación de lo justo y lo injusto (naturalmente, con arreglo a su
sistema preconcebido) y cree hallar la razón en
el estudio de los textos, se expone a tejer oficios legalistas ajenos al
sentido de la justicia.
La organización del derecho responde a una moral.
El hombre necesita un sistema de moral, para no ser
juguete de los vientos; y cuando se halle
orientado moralmente, su propia conciencia le dira lo que debe aceptar o
rechazar, sin obligarse a compulsas legales ni a investigación
científicas.
Después de todo, esto es lo que los antiguos
sostenían mediante el aforismo súmmum jussumma injuria. Lo
bueno, lo equitativo, lo prudente, lo cordial no ha de buscarse en la gaceta
Viene de mucho mas lejos, de mucho mas alto.,.
LA MORAL DEL ABOGADO
Alguien teme que existan profesiones caracterizadas por una inmoralidad
intrínseca e inevitable, y que, en tal
supuesto, lanuestra fuese la profesión tipo. Paréceme mas justo
opinar, en contrario, que nuestro oficio es el de mas alambicado fundamento
moral,, si bien reconociendo que ese concepto esta vulgarmente prostituido y
que los abogados mismos integran buena parte del vulgo corruptor, por su
conducta depravada o simplemente descuidada.
Por fortuna, ocurre todo lo contrario, La
abogacía no se cimenta en la lucidez del ingenio, sino en la rectitud de la
conciencia. Esa es la piedra angular: lo demas, con ser muy interesante,
tiene caracteres adjetivos y secundarios.
¿Puede aceptarse la defensa de un asunto que a
nuestros ojos sea infame? Claro es que no. El
planteamiento de la cuestión parecería un
insulto si no lo justificase la observación de la vida. Sin ser
generales, ni demasiado numerosos, bien vemos los
casos en que, a sabiendas, un letrado acepta la defensa de cuestiones que su
convicción repugna. Un día es el crimen
inmundo que se patrocina para darse a conocer y para llegar a paladear lo que
llama un escritor francés “ese honor particularmente embriagador
para un abogado, que consiste en el favor de los grandes criminales”;
otro. Es la reclamación disparatada que se plantea
para conseguir una transacción; otro. Es la serie de incidentes
enredosos que se promueven con el objeto exclusivo de engrosar unos
honorarios…Por bochornos que sea reconocerlo, ¿habra quien
niegue que esos ejemplos se dan?
Apartémoslos como
excepcionales y vengamos a los mas ordinario, que, por lo mismo,son los mas delicados y vidriosos.
Primero.-Duda sobre la moralidad intrínseca del negocio. El problema es sencillo de resolver. Como la responsabilidad es nuestra, a nuestro criterio hemos de
atendernos y solo por el nos hemos de guiar. Malo sera que
erremos y defendamos como moral lo que nulo es; pero si
nos hemos equivocado de buena fe, podemos estar tranquilos. Adviértase
que he confiado la solución del conflicto al criterio y no al
estudio. Quien busca en los libros el aquietamiento de la conciencia, suele ir
hipócritamente a cohonestar la indelicadeza para beneficio del
interés. Aquella sensación de la justicia a que
me he referido en otro capitulo es preferible, para la propia
satisfacción, a los dictamenes de los mas glosadores y exegetas.
Segundo.-Pugna entre la moral y la ley. Empiezo por
creer que no es tan frecuente como suele suponerse. Cuando en
verdad y serenamente descubrimos un claro aspecto
moral en un problema; raro ha de ser que con mas o menos trabajo, no
encontramos para el formula amparadora en las leyes. Si no la hallamos, debemos
revisar nuestros juicios anteriores, porque sería muy facil que
el caso no fuese tan claro moralmente como nos lo habíamos
figurado. Pero si, a pesar de todo, la antinomia subsiste, debemos resolver en
el sentido que la moral nos marque y pelear contra la ley injusta, o inadecuada
o arcaica propugnar lo que creemos justo y vulnerar el derecho positivo es una
noble obligación en el letrado, por que así solo sirveal bien en
un caso preciso, si no que contribuye a la evolución y al mejoramiento
de una deficiencia situación legal. Para el juez, como para cualquier
autoridad pública, es para quien puede ser arduo y comprometedor
desdeñar la regla escrita y así y todo, ya vemos que cada
día los tribunales son mas de equidad y menos de derecho
Tercero.-Moralidad de la causa e inmoralidad de los medios inevitables para
sostenerla. Este es un conflicto frecuentísimo
y doloroso: pero su solución también se muestra clara.
Hay que servir el fin bueno aunque sea con los medios malos.
Por ejemplo ocultar la falta de una madre para que no afrente a sus hijos;
dilatar el curso del litigio hasta que ocurra un suceso, o se encuentre un
documento, o llegue una persona a la mayoría de edad, o fallezca otra; o
se venda una finca; amedrentar con procedimientos extremados a un malvado que
no se rendiría a los normales desistir de perseguir de perseguir un
crimen, si así se salva la paz o un interés
legítimo…Todos nos hemos hallado en casos semejantes, y es no solo
admisible sino loable y a veces heroico, comprometer la propia
reputación usando ardides censurables para servir una finalidad buena
que acaso todos ignoran menos el abogado obligado a sufrir y callar huelga
añadir que en la calificación de esa finalidad ha de usarse la
balanza de mas escrupulosa precisión, pues de ora suerte, en esa que
juzgo labor abnegada encontraría parapeto todos los trapisondistas.
Cuarto Licitud o ilicitudde los razonamientos. Diré mi apreciación en pocas palabras. Nunca ni por nada faltar a la verdad en la narración de los
hechos; letrado que hace tal, contando con la impunidad de su función
tiene gran similitud con un estafador. Respecto a las tesis jurídicas no
caben las tergiversaciones, pero si las innovaciones y las audiciones, Cuando
haya en relación con la causa que se defiende, argumentos que induzcan a
la vacilación estimo que deben aducirse lealmente; primero, porque
contribuyen a la total comprensión del problema y después porque
el letrado que noblemente exponerlo dudoso y lo adverso multiplica su autoridad
para ser creído en lo favorable.
Quinto.-Oposición entre el interés del letrado y el de su cliente, No pretendo
referirme a la grosera antítesis del
interés pecuniario, porque eso no puede ser cuestión para
ningún hombre de rudimentaria dignidad. Aludo-a otras muchas incidencias
de la vida profesional en que el letrado haría, diría, o
dejaría de hacer o de decir tales o cuales cosas en servicio de su
comodidad, de su lucimiento o de su amor propio, El conflicto se resuelve por
si solo, considerando que nosotros no existimos para nosotros mismos sino para
los demas, que nuestra personalidad se engarza en la de quienes se
fían de nosotros, y que lo que ensalza nuestras tareas la
categoría del sacerdocio, es precisamente, el sacrificio de lo que nos
es grato en holocausto de lo que es justo.
Sexto.-Queda por considerar una sabrosa adivinanza que
Coletteiver plantea en su originalísima novela les dames du palais
“nuestros oficio ¿es hacer triunfar a la justicia o a nuestro
cliente? ¿Iluminamos al tribunal o procuramos
cegarle?”
Los interrogantes reflejan una vacilación que a todas
horas esta presente en muchos animos. Pero, si bien se mira, el
conflicto no puede existir para quien tenga noción de la moral, ya que
esta planteado sobre la base de que sean contradictorios el servicio del
cliente; es decir, que presupone la existencia de un letrado que acepte la
defensa de un cliente cuyo triunfo sea, ante su propio criterio, incompatible
con el de la justicia, pero en cuanto destruyamos esa hipótesis innoble,
se acaba la cuestión.
Cuando un abogado acepta una defensa, es porque estima
aunque sea equivocadamente que la pretensión de su tutelado es justa; y
en tal caso al triunfar el cliente triunfa la justicia y nuestra obra no va
encaminada a cegar sino a iluminar.
Claro que hay togados que hacen lo opuesto, y, planteando a sabiendas
cuestiones injustas, necesitan cegar al tribunal; mas no se escriben para los
tales las reglas de conducta, ni ellos pueden ser los
hombres representativos del alma profesional. A nadie se le ocurre estudiar como materiales de psicología se la función
de un militar es correr delante del enemigo y
la del arquitecto halagar al bolsillo del contratista aunque se derrumbe el edificio,
…y ahora se erige ante nosotros la medula del problema.
¿Qué es la moral?
¡Ah! Pero esa no es cuestiónpara los abogados,
sino para la humanidad entera, y ha sido tratada por eximios filósofos y
teólogos. Sera de evidente inoportunidad y de vanidad
condenable dar mi parecer sobre asunto que va tan por
encima de lo profesional. Ademas las normas morales son difíciles
de juzgar por el múltiple y cambiante analisis mundano, mas no
son tan raras de encontrar por el juicio propio antes de adoptar decisiones
Derivarse la moral de un concepto religioso y se caracteriza y modula por
circunstancias de lugar y tiempo. Con esto se entiende que ateniéndose,
cada cual a sus creencias sobre aquel particular creencias que poseen
igualmente los que no tienen ninguna, valga la paradoja y subordinandose
relativamente a las segundas, es asequible una orientación que deje
tranquila la conciencia. Lo primero es norma fija,
sobre todo para los que reputan la moral como
emanación de un dogma revelado por la gracia. Las modalidades sociales
son ya mas difíciles de aquilatar, porque influyen considerablemente en
el juicio y ofrecen, sin embargo, un apoyo flaco y tornadizo lo que una
sociedad de hace cincuenta años estimaba condenable, la sociedad actual,
con el mismo concepto religioso, lo estima inocente y viceversa, justo es pues
reconocer un margen considerable al criterio individual que, en esto como en
todo, necesita expansión proporcionada a la responsabilidad que asume,
en otros términos, la moral tiene características de genero que
todos conocemos y que a todos se nos imponen, ycaracterísticas de especie
en las que entran por mucho la critica y el albedrio.
He hablado de crítica, y al hacerlo he invocado uno de
los manjares mas amargos para el abogado. Precisamente por ese margen de libertad en las estimaciones de índole
ética, todo el mundo entra en el sagrado de la conciencia de aquel y la
diseca con alegre despreocupación, cuando no la difama a sabiendas.
En cuanto el contertulio del Casino o al parroquiano
de peluquería le parece mal lo que hace un letrado, no se limita a
discutir su competencia. ¡Con menos que hacer trizas su honra no se
satisface!
Hay que ser refractario al aborto. Soportar
la amargura de una censura caprichosa e injusta, es carga aneja a los honores
profesionales. Debajo de la toga hay que llevar
coraza. Abogado que sucumba al que diran, debe
tener su hoja de servicios manchada con la nota de cobardía.
No recomiendo el desdén a priori del juicio público, siempre
digno de atención y, sobre todo, de compulsa. Lo que quiero decir es que
después de adoptada una resolución, habiéndole tomado en
cuneta como uno de tantos factores de la determinación volitiva, no es
licito vacilar ni retroceder por medio a la crítica, que es un monstruo
de cien cabezas, irresponsables las ciento y faltas de sindéresis
noventa y nueve.
Cuando se ha marcado la línea del deber hay que cumplirla a todo
trance. El viandante que se detenga a escuchar el
ladrido de los perros, difícilmente llegara al término de su
jornada.
EL SECRETOPROFESIONAL
Todos sabemos que el abogado esta obligado a guardar secreto y todos
sabemos que no guardarlo es un delito. El
código argentino no menciona específicamente al abogado, pero
castiga en su artículo 156 con multa e inhabilitación a todo el
que teniendo noticia por razón de su estado, oficio, empleo,
profesión o arte, de un secreto cuya divulgación pudiera causar
daño, lo revelare sin justa causa. El código español,
presidiendo de esa última salvedad, pena en su artículo 365 al
abogado que “con abuso malicioso de su oficio o negligencia o ignorancia
inexcusables perjudicare a su cliente o descubriera sus secretos habiendo
tenido de ellos conocimiento en el ejercicio de su ministerio”.
Para algunos la abogacía es un servicio público por que la administración
de justicia lo es y el abogado es un auxiliar de la justicia. La
equivocación es también aquí evidente. Ya
dije en mi primera lección que el abogado desempeña una
función social; pero una cosa es servir a la sociedad y otra muy
distinta es servir al estado que es su mero representante. Precisamente
la característica del abogado es no tener que ver
nada con el poder judicial y los decretos ministeriales, y las leyes
inconstitucionales y exige la responsabilidad civil y criminal de los
funcionarios de todas las jerarquías y pidan la modificación y la
inaplicación de las leyes que reputa malas. Persona que a tales
menesteres se dedica ¿Cómo va reputarse
desempeñante de un servicio público?
El abogado debeguardar el secreto a todo trance, cueste lo que cueste .Antiguos
autores franceses lo relevan de la obligación ante la amenaza de el rey.
Pero en buenas normas profesionales no es admisible
quebrantar el secreto ni ante la mayor amenaza ni ante el mayor peligro.
Comprendo que es bien grave lo que digo, pero ello es una consecuencia de mi
punto de vista.
¿Esta obligado a guardar el secreto el abogado nombrando en turno de
oficio, es decir, que defiende ala fuerza, sin poder excusar su
intervención por que la ley se lo impone? Este caso del abogado en turno de oficio, se da en
aquellos países donde todos los abogados o un numero de ellos alternan
en el patrocinio de los pobres .En países como
la argentina donde existe como cargo oficial el de
defensor o asesor de pobres y de menores, debe trasladarse a ese funcionario la
pregunta. Y la respuesta es obligada. Quien es
defensor por ministerio de la ley, tiene exactamente las mismas
obligaciones de quien acepta voluntariamente el cargo. El origen
de la función es de lo menos .Lo importante son los deberes que se
derivan de la función misma.
En la revelación de secretos sera solo punible la avaricia o lo
sera la ligereza? El tema es delicado por ser muy raro que alguien
revele un secreto con el animo de dañar pero en cambio es
frecuentísimo que se charlen las cosas por pura insustanciabilidad, por
prurito de hablar, por gusto de darse por bien enterado de todo .Esto es lo
habitual y lo deplorable.
El secreto solo cabemientras los asuntos no salen de la intimidad del estudio
.Y aun entonces hay que distinguir, si la consulta se evacua verbalmente o si
solo requiere un apunte, nota o instrucción breves, el trabajo lo puede
hacer por si mismo el abogado responder de la fidelidad de su secreto. Pero si
se trata de un informe extenso que da reclamar el concurso de sus pasantes o
auxiliares para buscar textos o notas de jurisprudencia y que traduciran
después de un dictamen que tomara un taquígrafo o un escribiente
y que copiara un mecanógrafo claro es que la cuestión sale ya de
la jurisdicción escrita de el letrado, porque a ningún letrado se
le puede exigir que escriba.
Por esta orden podría seguir planteando docenas y
docenas de cuestiones. Dejémosla aquí.
Baste saber que la materia es gravísima; que aparecen en pugna constante
el derecho de cliente a la reserva y el derecho de la justicia a buscar la
verdad que el abogado puede ser un sacerdote o un encubridor; y que cada caso
ofrece matices, sutileza y detalles que son imposibles de prevenir, Los
códigos mismos indican la gravedad de la función. El
código Argentino impide la revelación del secreto sin
justa causa. El código Español trata de que el
abuso sea malicioso, negligente o de ignorancia ¿Quién
gradúa la justa causa? ¿Quién
determina lo que es malicia, ignorancia o negligencia?
¿Dónde acaban los deberes con el cliente y empiezan las
obligaciones con la justicia? ¿En dónde puede exigir un verdadero perjuicio y donde puede nohaberlo?
Todo esto envuelve una gama de perpendicularidades de
la conducta que no pueden entrar en las definiciones de los autores ni en los
textos de los códigos. Solo a la conciencia del abogado puede
resolverlas con acierto. A esta le incumbe recordar a
toda hora que los abogados no son solo hombres independientes si no los
mas independientes de los hombres. Y para responder dignamente a calidad
tan alta, hay que extremar las precauciones, los
miramientos y los escrúpulos.
LA SENSIBILIDAD
El abogado actúa sobre las pasiones, las ansias, los apetitos en que se
consume la Humanidad. Si su corazón es ajeno a todo
ello, ¿Cómo lo entendera su cerebro? La familia
arruinada, el hombre a las puertas del presidio, el matrimonio disociado, la
ingratitud del hijo, la lucha social en sus revelaciones mas descarnadas, el
fraude infame de un interés legitimo, las nobles acometividades para
traer a la patria nuevas riquezas… todo eso es nuestro campo de
operaciones. Quien no sepa del dolor, ni comprendera
el entusiasmo, ni ambicione la felicidad, ¿Cómo acompañara
a los combatientes? Únicamente los desalmados, en lo mas aborrecible
acepción del
vocablo, pueden ver impasibles todo eso, que es el nervio de la vida, la
razón de vivir diríase mas bien.
Y, sin embargo, ¿es conveniente, es lícito siquiera, que tomemos
los bienes y males ajenos como
si fueran propios, y obremos como comanditarios del interés que
defendemos? De ningún modo.
La forma para coordinar estados de animotan opuestos es la que,
según la fama, dio Cortina al decir, con relación al archivo de
sus pleitos, que “los había defendido como propios, y los
había sentido como ajenos”
La dificultad es ardua de veras. Hay que preparar la batalla con pasión
y recibir impertérrito la noticia del resultado, tener ardor y no tener amor
propio, amar y no preocuparse por el destino del objeto amado… Tiene
los caracteres de una dramatica paradoja.
No es sencilla, no, la urdimbre sentimental del abogado.
EL TRABAJO
Siendo personalísima la labor en todas las profesiones intelectuales,
quizas en ninguna lo sea tanto como en la abogacía.
La inteligencia es insustituible, pero mas insustituibles aun son la
conciencia y el caracter. Entre nosotros, tanto o mas se buscan y
cotizan estas dos cualidades como aquella otra. Un sabio adusto
sera peligroso como abogado, porque propondra a la
intransigencia, y en sus manos se enredaran las cuestiones,
Otro ilustrado y despierto, pero de escasa pulcritud, constituira un
verdadero peligro social y su actuación debiera clasificarse entre las
industrias peligrosas, incomodas e insalubres. Adviértase que entre
ambos ejemplos no se acertaría a clasificar cuales son las condiciones
mas nocivas, si las buenas o las malas; por que un
caracter esquinado es doblemente dañino si dispone de una gran competencia;
y la falta de sentido moral no es tan de temer en los necios como en los inteligentes.
De estas innegables realidades se desprende que
debemosesforzamos en hacer por nosotros mismos los trabajos, ya que el cliente
tomo en cuenta, al buscarnos, todas nuestras condiciones, desde la intimidad
ética hasta el estilo literario. Mas como en una gran parte de
los despachos es absolutamente imposible que el titular realice personalmente
la tarea integra, forzosamente habra de delegar alguna en sus pasantes,
y quien proceda con escrúpulo efectuara la delegación por orden
de menor a mayor importancia de los trabajos, llegando hasta no confiar a mano
ajena, mientras no sea inevitable, los escritos fundamentales, tales como el
recurso de casación el contencioso, la demanda, la contestación y
los dictamenes.
En cuanto a la manera de trabajar, seria osado querer dar consejos, pues sobre la materia es tan aventurado escribir como sobre la del
gusto. No quiero, sin embargo, dejar de exponer una observación personal.
Parece lógico que, antes de coger la pluma, se haya
agotado el estudio en los papeles y en los libros.
Seriamente, así debe hacerse, y no es recomendable
ningún otro sistema. Pues, a pesar de reconocerlo, confieso que
nunca he podido sustraerme a practicar todo lo contrario
En fin todas las reglas del trabajo pueden reducirse a
esta: hay que trabajar con gusto. Logrando acercar en la vocación y
viendo en el trabajo no solo un modo de ganarse la
vida, sino la valvula para la expansión de los anhelos espirituales,
el trabajo es liberación, exaltación, engrandecimiento. De otro
modo es insoportable esclavitud.Sin ilusión se puede llevar los libros
de un comercio, o ser delineante o tocar el
trombón en una orquesta. En las mismas profesiones jurídicas cabe
no tener ilusión para el desempeño de un registro de la
propiedad, una secretaria juridicial o una liquidación de derechos
reales, Son todas esas profesiones de las que se tira, obteniendo frutos
analogos cualquiera que sea el estado de animo con que se ejerza. Pero abogado, no. El abogado o lo es con apasionamiento
lirico. O no puede serlo, porque soporta de por vida una profesión que
no se estima es miserable aherrojamiento, solo comparable al de casarse con una
mujer ala que no se ama, y quien lleva clavadas tales espinas no tienen resistencia
masque lo mecanico, para lo que puede hacerse con el alma dormida o
ausente.
EL ESTILO FORENSE
¿Modestia? ¿Indiferentismo?
¿Egoísmo?¿Pereza? Sea lo que sea,
lo cierto es que los abogados no nos damos la menor importación a
nosotros mismos “Tiramos” de nuestra profesión como si fuera
una cosa insignificante, trivial, anodina
Eso no puede ser, Hay oficios que se pueden con el alma fría (empleado
de un ministerio, de un consejo o de un banco, delineante, mismo de los que
manejan un instrumento no cantante, viajante de comercio, etc.,)pero hay otros
que requieren el “Alma caliente” ¿Cómo concebiremos a
un pintor un novelista o un poeta si no estan enamorados de la
belleza?¿Como entender a un medico si no tiene pasión por la
salvación de sus enfermos, por los adelantos científicos,por la
salud publica?¿Como comprender a un financiero, a un ingeniero si no
sienten entusiasmo por crear riqueza con sus obras y sus iniciativas? Pues de
igual manera, ¿Qué abogado sera aquel que no ame la
justicia sobre todas las cosas y no sienta el orgullo de ser sacerdote de ella
La justicia es la expresión material de la libertad. Es por
consiguiente, para el hombre, algo tan esencial como el aire
respirable. Una norma de justicia inspira y preside
todas nuestras acciones, hasta las mas ínfimas, nuestros
pensamientos hasta los mas recónditos, nuestros deseos, hasta los
mas nimios. Ser ministro de la justicia es algo trascendental,
definitivo, No se puede ser juez, fiscal ni abogado
sin el orgullo de estar desempeñando las funciones mas nobles y
mas importantes para la Humanidad.
He dicho que el abogado es un escrito y me quedado
corto porque en el abogado hay tres escritores el historiador, el novelista y
el dialectico.
Hay, ante todo, historiador, porque la primera tarea del abogado es
narrar los hechos. De narrarlos bien a narrarlos mal, va
un mundo; Todos hemos padecido en la consulta la angustia de soportar a esos
clientes que no saben contar las cosas, que empiezan su explicación por
la mitad, cual si nosotros estuviéramos previamente enterados de todos
los antecedentes, que confunde las personas que olvidan hechos esenciales.
Todos hemos leído libros en que hemos de repasar dos y tres veces las
mismas hojas, porque el autor no supo decirnos con laclaridad lo que se
proponía, Todos hemos aguantado en la conversación al los
interlocutores difusos, enrevesados o monótonos. Y en todos estos casos
nos hemos sentido desesperados solo porque el cliente, el escritor o el conversador
no sabía contar.
Narrar no es facil. Hay que exponer lo precio,
sin complicaciones. Hay que usar las palabras
adecuadas y diafanas. Yo recuerdo siempre a un
abogado y político español, orador maximo de nuestros
tiempos, que en los estrados nos deleitaba con su facundia maravillosa cuando
desenvolvía el tema jurídico. ¡Que pompa! ¡Que
fastuosidad imaginativa! ¡Que metaforas ¡
El abogado se debe a la verdad antes que a nada. Yo no digo que en el orden del
derecho no quedan sostenerse teorías atrevidas y buscar a las leyes interpretaciones
arriesgadas. En eso no hay maldad, por la sencilla razón de que los
jueces tienen nuestro mismo titulo académico, idéntica
preparación profesional, los mismos elementos del juicio. Si desbarramos, peor para nosotros porque cedera en nuestro
desprestigio, pero al tribunal no le podemos engañar .con la ley a la
vista, discurrira según le plazca y nos discernira el
titulo de atinados o de descarriados. Lo único que no
ocurrira es que la hagamos comulgar con ruedas de molino.
Pero en cuanto a los hechos la situación es distinta, El juez no sabe
sino los que nosotros le aportamos, fía en nuestra rectitud moral y
supone que no le diremos que un casado es soltero o
que un muerto esta vivo. Mentir en el debateforense es poco
útil, porque frente a nosotros esta nuestro adversario para restablecer
la verdad y desenmascararnos. Pero si se trata de actuación en
que no haya parte contraria o no este personada, o
distraiga y caiga en la red de nuestro engaño, ¡Que tremenda
responsabilidad de conciencia! Yo no sé como un letrado
puede vivir tranquilo cuando esta confesandose así mismo
“Esto que voy diciendo es falso, me pagan por mentir. Estoy arrebatando a
otro lo que le pertenece merced a una artimaña
embustera” ¿Que concepto puede tener tal hombre sobre si mismo?
¿No se contemplara como un ser despreciable y vil?
Cuando hablo o escribo tengo cuidado de emplear los mejores vocablos que
encuentro, dejando siempre a un lado los que son
tales. El estilo que sigo me es natural y sin ningún afectación
escribo como hablo; solamente pongo atención en usar palabras que
signifiquen bien lo que quiero decir y esto digo en la manera mas llana que
decir lo que se quiere con el menor numero de palabras, de manera que no se
pueda quitar una sola sin menoscabar el sentido, la eficacia o la elegancia
Vamos despacio. Yo empiezo por negar que el derecho sea una ciencia,
fijémonos en que el derecho no responde a ninguna ley fija. En las
ciencias verdaderas hay unos principios inmutables, sobre los cuales van los
hombres estableciendo sus maravillosas creaciones; la ley de la gravedad, l de
capilaridad, la de dilatación de los cuerpos, la de la estabilidad, la
de refracción de los rayos solares, etc.El derecho no hay ni un solo
principio fijo y seguro. Lo que era magnifico ayer, es detestable hoy, o que es
necesario aquí es nocivo cien kilómetros mas alla. Lo que
viene bien a Juan le daña a Pedro, todo es circunstancial, movedizo,
¿Cómo concebir una ciencia que no tiene un
solo principio?
Veamos la realidad, desde hace poco mas de un siglo el
derecho civil estaba impregnado de libertad. La potencia individualista
imperaba por todas partes como hija de la revolución! donde antes era sagrada la libertad contractual, ajora
predomina la economía dirigida. Al axioma “el que usa de su derecho a nadie ofrece “ha
sustituido el abuso del derecho.
Fío en la que la Argentina creara su gran tribuna forense Sera gloriosa
también, porque el material humano es excelente, abundan aquí los
letrados inteligentísimos y estudiosos cuando se decidan a comparecer
ante el pueblo dara lustre y honor a su patria y a la justicia.,
Para cuando eso llegue, yo me permitiré someterles esta ponencia que
acabo de defender. Siéntanse historiadores, novelistas
y dialecticos .Usen de la velocidad, la claridad, la brevedad y la amenidad.
Amplifiquen estas cualidades porque la palabra hablada la consistencia mejor
que la escrita, Acentúen la pasión, que también al hablar
la consistencia mejor en la escrita y sientan el honor y el orgullo de ser
abogados, que es una de las cosas mas grandes que en el mundo cabe ser
EL ARTE Y LA ABOGACIA.
La abogacía mas que intereses rige pasión, y aunpodría
totalizarse la regla haciéndola absoluta porque detras de cada
interés hay también una pasión; y sus armas se hallan
mejor acomodadas en el arsenal de la psicología que en el de los
códigos El amor, el odio, los celos, la avaricia, la quimera, el
desenfreno, el ansia de autoridad, la flaqueza, la preocupación, o el
desenfado, la resignación o la profecía, la variedad infinita de
los caracteres, el alma humana, en fin, es lo que el abogado trae y lleva. No
ya en los pleitos familiares, donde casi todo es apasionado, sino hasta es una
simple ejecución, hay un problema moral con el
alcance social y matices espirituales. De suerte que la índole de la
profesión invita, mas que la del ingeniero, el comerciante o el
catedratico, a la contemplación del fenómeno
artístico y aun en relación con los literatos conviene establecer
la distinción de que estos casi siempre pintan los estados
anímicos que su imaginación les sugiere, en tanto que nosotros
manipulamos en almas vivas. `por este lado se llega a
la afirmación opuesta al teorema que comento; no es cabal abogado quien
no tiene una delicada percepción artística.
Hay que reaccionar contra esos conceptos, que son mas
hijos de la barbarie y la pereza que da la necesidad. Se discurre y se
viva así porque es lo mas cómodo
El abogado debe tener inexcusablemente;
a) Una revista judicial española y otra extranjera
b) Una mitad según las aficiones de todos cuantos libros
jurídicos se publiquen en España y lo digo así,
encantidad, casi al peso, porque, desgraciadamente, en este orden puede
asegurarse que no producimos casi nada . Sin hipérbole cabe asegurar que
todas las publicaciones jurídicas española no cuenta cien pesetas
al año. Recomendando un dispendio de cincuenta, no me pongo fuera de la
racional
c) Unos cuantos libros pongamos otras cincuenta pesetas anuales de novela,
verso, historia, crónica, critica, sociología y política
¿Novela? ¿verso? si,
novela y verso, esa es la gimnastica del
sentimiento y del
lenguaje, se puede vivir sin mover los brazos ni las piernas, pero a los pocos
años de tan singular sistema los músculos estaran
atrofiados y el hombre sera un guiñapo. Pues lo
mismo ocurre en el orden mental. La falta de lectura que excite la
imaginación amplié el horizonte ideal y mantenga viva la renovada
flexibilidad del lenguaje, acaba por dejar al abogado muerto en sus partes
mas nobles, y le reduce a una ley de enjuiciamiento con figura humana a
un carrilete con título académico.
Permítame advertir que también existen bibliotecas
públicas, pero no insisto en el concepto para no verme en la aflictiva
necesidad de demostrar que nosotros contribuimos en muy escasa
proporción al contingente de lectores
En fin, hay que estudiar, hay que leer, hay que apreciar el pensamiento e
iluminamos entre todos hay que hacerlo o resignarnos con el insulto de Ganavet.
COMO SE HACE UN
DESPACHO
Claro que la condición inexcusable para triunfar en una profesión
es saber ejercerla. Un tontopuede prevalecer en lo que
depende de la merced,
mas no en lo que radica en el crédito publico. Las gentes, cuando se
trata de cosas que a ellas personas atañen, como la fortuna, la salud o
la honra, no se entregan sino a quien, por su valer personal, les ofrece
garantías de acierto
Consideramos en breves renglones los medios que un letrado tiene para darse a
conocer.
A. La asociación se intenta en España imitar la costumbre
extranjera de trabajar en colaboración, estableciéndose. bajo una razón social dos o mas compañeros o
creando entre varios un consultorio.
Repruebo sin vacilar ese procedimiento por
esencialmente incompatible con nuestra profesión; apenas habra
alguna en que puedan convivir dos caracteres, dos voluntades, dos iniciativas;
pero la dificultad se hace insuperable y la conciencia lo son todo,
¿Cómo sera? Posible dividir en partes alícuotas la
estimación de un problema y el modo de tratarle
y la responsabilidad del
plan adoptado? Dudo que esto puede ser con otros hombres; pero
entre españoles lo doy por imposible. Y si no se comparte el
trabajo, sino que cual realiza el suyo, con independencia de sus colegas,
¿no constituira un engaño la
agrupación de nombre? ¿A qué conduce ofrecer los
títulos y merecimientos de varios, cuando, en definitiva, ha de ser uno
solo quien preste el servicio?
B El anuncio, aunque algunos lo admiten, afortunadamente la mayoría lo
considera como
una degradación es licito decir “yo vendo buen café”
pero es groseroanunciar “yo tengo honradez y talento” solo con
atreverse a decir esto, se esta demostrando la carencia de las prendas mas
delicadas e indispensables en la psicología forense.
¿A que seguir? Esa escala, que no fue creada
por la maldad sino por la pobreza, no tiene fin, siguiéndola, se entronizara
el pacto de cuota Litis, se concertara servicios a precios convencionales, se
daran cupones al cobrar la minuta, se estableceran búferes
con regalos…
La exhibición. Aunque duela un poquito la
palabra, hay que usarla en su acepción noble, para venir a parar en que
ese es el único medio lícito de darse a conocer.
Lo malo es que esto, de la exhibición tiene consuetudinariamente una
interpretación pecaminosa: la de suponer que la política y la
abogacía y a la prosperidad de esos conceptos barbaros varias veces
execrados en este libro de que hay que seguir la
carrera política y de que la política es indispensable para hacer
bufete.
La exhibición a que aludo es aquella otra estrictamente profesional y
que por nadie puede ser tachada. Permanecer largo tiempo como pasante en un
estudio, intervenir en las discusiones de academia y ateneos, escribir en
periódicos profesionales, colaborar en obras sociales, dar a luz
folletos y monografías, ejercer la defensa de los pobres;
desempeñan cargos judiciales de los que no exigen pertenecer a la
carrera. Etc. Todas estas actividades establecen en buen numero de relaciones y
permiten al publico entendido y al profano irse dando cuenta delasdisposiciones
del
jurista novel. Pensemos en los medios correctos de que cuelen
valerse los médicos, los ingenieros y los arquitectos para procurarse
publicidad, e imitémosles.
LA ABOGACÍA Y LA POLÍTICA
Pasa como
aforismo que los abogados han acaparado y acaparan una influencia nefasta sobre
la política A mi entender, ocurre todo lo contrario; la abogacía
no ha trazado rumbo a la política; es la política la que marco el
rumbo de la abogacía Quisiera demostrar ambas cosas.
Cuando se pretende zaherir a la política español, dícese
de ella que esta falta de perspectiva, que es
minúscula y de leguleyos que se entrega a polémicas abogadiles y
no tienen visión de horizonte: en suma, que carece de elevación
porque la hacen y la miran como
un pleito.
El mal es cierto .Ni en lo internacional , ni en los problemas sociales ,ni en
la mecanica interna tiene nuestra política , profundidad
,amplitud ni grandeza .El parlamento es un pugilato de codicias ,un alarde de
bizantinismo ,una exhibición de competencia ,un comadreo repulsivo .Nada
pesan allí los problemas que encienden ala humanidad ,ni las necesidades
evidentes , ni las tempestades de la opinión ,ni los peligros de la
patria . Como si entre el mundo y el salón de sesiones hubiese una
muralla infranqueable, mientras alla el universo sufre terribles
convulsiones , aquí unos cuantos señores ventilan querellas
ínfimas ,niegan al adversario toda justicia ,intervienen sesiones
enteras en debatir tiquis miquis reglamentarios .Elsentido de la verdad esta
ausente ,y en eliminarle se distinguen por derecha e izquierda grupos de la
mas cerril intransigencia dialéctica .Todo es artificio
,convencionalismo, laxitud ,indiferencia y rebajamiento.
Legamos a nuestro tiempo, que es, evidentemente, dé decadencia y
postración en lo político, aunque de prosperidad en otros
aspectos .Gobiernan profesionales de varios órdenes: militares,
ingenieros, médicos, periodistas y abogados, mas no estos
exclusivamente, ni quiera con predominio. Si
algún espíritu prevaleció en la política fue el
inconsistente, superficial acomodadizo y vacilante de los periodistas ;y si en
la oquedad tenebrosa se advierten algunos luminares de consuelo,
hallense en la austeridad y clarividencia de Pi y Margall, en el
levantado y desinteresado doctrinarismo de salmerón , en el noble y
sereno juicio de si la vela , en la prudencia y laboriosidad de Gamazo, en la
sorprendente facundia de canalejas ,hombres todos que ejercieron constantemente
de abogados .
Me congratulo copiando unos parrafos de cierto artículo del
notable liderato Azorìn, publicado con el título de El personal
político en el número de ABC de 4 de octubre de 1917:
Porque la política esta acaparada por los abogados .La
contestación pudiera darla el personaje popular francés –
El capitan La Palisse – a quien se le cuelgan las verdades
evidentísimas Los abogados dominan, han de dominar, dominaran a la
política, porque son precisamente los hombres dedicadosdesde la
universidad al estudio de los problemas del derecho y de la política
¿Qué relación tienen con la política la
ingeniería o la medicina? Ademas, siendo los juristas oradores
–porque es indispensable serlo- y siendo la oratoria medio de entenderse
con las multitudes y en las asambleas parlamentarias, forzosamente una clase de
hombres fértiles y expeditivos en la palabra, a
de dar un contingente considerable a la política y a de dominar en la
política. Sucedera esto siempre, constantemente como por una ley
natural. Y ¿Qué daños se producen con que suceda?
¿Qué ventajas tendríamos con que no sucediera?
Se habla de técnicos y de hombres de negocios; Wells
acaba de decirlo. No hace falta recordar la enemiga de algún
ilustre político español contemporaneo hacia lo
técnico. Hay momentos de confusión, de general laxitud y
hastió, en que puede ser deseable en que un
hombre ajeno a la política, entre en ella de pronto y raje, corte y
machuque a su capricho. (Nosotros expresamos nuestras reservas sobre la
eficacia duradera de tal cirugía devastadora)
Decimos esto refiriéndonos, no a los técnicos si no a esos otros hombres realistas y profanos a los que se
refiere el autor Inglés. Puede ser que eso se juzgue conveniente en un determinado momento; pero la marcha de un país, la
marcha fecunda y normal, ¿Cómo podra ser regulada por
personas ajenas en absoluto a los estudios y los problemas y los derechos de la
política? ¿Cómo podra ser llevado un país a saltos, por cuestasy cotarros, como quien dice violenta
y arbitrariamente? En cuanto a los técnicos, buenos son, excelentes son
los puntos en hacienda, en bellas artes, en industria, en todos los
departamentos ministeriales debe haber personas entendidas en diversas materias
sobre que se gobierna pero la dirección suprema, el impulso inicial, el
camino ideal que ha de seguir una nación no es preciso que lo den o
marquen especialistas en tales o cuales materias las direcciones supremas de un
país, bastan con que las den hombres inteligentes y de recto sentido
moral. El mal, a nuestro juicio no radica ni en que
los políticos sean juristas ni en que los técnicos estén
apartados de la política. Para nosotros no es facil que ello deje de ocurrir, mientras no
se retroceda al salvajismo. Ahora mismo, los problemas mundiales tienen
una índole económica, como pertinentes que son a la
creación y a la distribución de la riqueza.
Lo que viene sucediendo con esta materia es lo contrario de lo que piensa el
vulgo: que en la política han entrado las
exégesis ínfimas, mas no el sentido de la abogacía.
Abogar es ver los grandes fenómenos sociales en los casos concretos;
quien vive en la concreción, olvidandose del
fenómeno, no es un abogado, sino un ratón de la curia. El abogado ve lo social reflejado en lo individual y guía
esto con el animo inspirado por aquello. Al intervenir en las
desavenencias conyugales o en el retracto o en la concesión
hidraulica, toca el abogado, no solo el finalismodeterminante del
litigio, sino también las ideas mas altas y genéricas que
gravitan sobre la familia; el Estado, la riqueza publica, la libertad
individual… El abogado que interviene en la vida política aporta a
ella mas que el labrador, el fabricante o el obrero, que solo conocen su caso y
viven influidos por el; y mas también que el teorizante, pues este se
pasa por la doctrina y excusa las minuciosas importantísimas de la
realidad.
Convengo en la existencia de un exceso de
licenciadisimo, que es una lacra porque esta formado con poseedores de un
titulo
Es la política la que ha influido en la abogacía,
perturbandola, desquiciandola, deprimiéndola.
Establecido un paralelismo entre las dos actividades,
el foro se amedrento y, poco a poco, fue arrinconandose hasta el punto
de pensar que nada valía si no era por la luz que sobre proyectaban las
representaciones electivas y los cargos públicos.
Quedo suprimida la jerarquía basada en el valer y aun en el
éxito, y apareció sustituida por otra en que hay estos grados
Ex ministerios
Diputados y cenadores
Diputados profesionales y concejales
Periodistas
Propagandistas
El Sr. H, Profundo jurisconsulto, esta por debajo del señor x, que es un zoquete con
casaca. El sr A, que, en un pueblo gana con su bufete
10,000 duros, significa menos que el sr B, que no gana una peseta, pero es
concejal y habla una vez por semana sobre la apertura del macelo o la limpieza de la fuente. El
joven R a pronunciado el audiencia un
informemeritísimo, pero los pleitos hay que llevarselos al sr K
por que dijo cuatro palabras en un meeting o escribe gacetillas en un
periódico.
Vergüenza semejante no se concibe entre otros
intelectuales.
Un medico que no acierte a curar las enfermedades no
sera llamado por nadie, aunque haya presidido veinte veces el consejo de
ministros: un arquitecto al quien se le derrumben las casas no se vera
solicitado, aunque sea cenador vitalicio.
Las causas de esta abyección son dos .una del estado, otra del foro mismo.
El estado ha creado en España una magistratura pobre
de dinero y de independencia. Esa magistratura es
honrada e incapaz de venderse .lo menos que a de hacer es atenuar las
dificultades de su situación, procurando asensos, destinos
cómodos y colocaciones para la familia. Como eso lo dan los políticos, a los políticos ha de
cultivar. El publico lo advierte, lo multiplica y saca la
deducción de que contando con un abogado
político tiene asegurada la victoria, aunque el abogado sea el mayor de
los ignorantes. La culpa del estado estriba, pues, en no
crear una magistratura positivamente autónoma.
La responsabilidad del
foro no es menor. En vez de reaccionar contra el mal sistema y emancipar a la
magistratura de esa tiranía, perdió el sentimiento de clase, se
entrego al vicio mismo que le corría y establecido entre sus individuos
un pugilato para ver quien podía politiquear mas, y, por
consecuencia, influir mas. Ya en esa vertiente, se
perdió el decoro y hasta elinstituto de conservación. Los
jóvenes no quieren practicar en los bufetes de maestros sabios, si no en
los de campanillas: los veteranos rinden visita, no por la idéala la
adicción del orden de antigüedad, sino apresurandose a ir a
caza del personaje, aunque sea recién llegado a la profesión:
todos cuidan de poner al frente de los colegios a quien mas alto
alla rayado en la política general o local, pretiriendo a
ancianos beneméritos, de gloriosa vida profesional. No son pocos los
que, con modestia onerosa que torpe, se abstienen de contener o de
compañero político y recomienda al cliente que busque otro de
igual talla: en general se reputa como estado mayor de la
profesión a nucleó puede influir en el público, desde
ministros hasta gacetilleros.
Lo gracioso del
caso es que no hay razón para tan vergonzosa entrega por que aunque
bastantes abogados políticos dejan presumir su influencia, y otros a
lerdean de ellos y algunos la cobran, lo cierto es que no la tienen, si la
tienen, no la emplean.
Hablo en general. Claro que hay funciones capaces de
todo en holocausto a su padrino.
No niego tampoco la posibilidad de “la imposición “, cosa
bien distinta de “la influencia” , y por virtud de la cual en
ocasión señalada pude un magistrado colocarse ante el abogado
político ,” de rodillas y a sus pies” pero eso es lo
excepcional.
Ordinariamente, la influencia no se produce, por las siguientes causas:
A) Porque al político le tienen sus clientes completamente sin cuidado,
yno pone el menor pequeño en complacerlos
B) Por qué los tribunales colegiados las influencias políticas
son contradictorias y se contrarrestan .basta que el ponente o el presidente
muestre gusto en recibir a un pobre hombre, para que todos los demas se
complazcan en fastidiarsela es muy humano
C) Por qué el magistrado asequible, por su misma condición, teme
al escandalo y a jugar demasiado claro
D) Por qué el magistrado tiene mil medios subalternos para corresponder
al favor que espera (señalamientos y suspensiones de vista, noticias
anticipadas, facilidades en los tramites dudosos etc.)
E) Por qué, venturosamente, no estan secas en el cuerpo judicial
las fuentes del
bien. Todos los días se ofrece el caso de jueces que
sirven a su conciencia y desagradan sus protectores. Revuelva cada cual
su memoria ¿no le brotaran a centenares los recuerdos de pleitos en que
los santones fueron derrotados por letrados modestísimo No seamos pesimistas. Hay en la magistratura mucha
mas abnegación, mucha mas virtud si dijera ero ismo, no
sería hipérbole de lo que el vulgo supone
LIBERTAD DE DEFENSA
La ley nos declara indispensables. Sin embargo, de nuestras filas han salido la tesis de que no lo somos, de que nuestra
intervención debe ser puramente potestativa para el litigante ¿ay
otros muchos profesionales que hayan dado ejemplo analogo de
desinterés? .Apúntense en nuestro a ver, ya que tantas otras
partidas se nos carga en cuenta.
El concepto de que el litigante puedadefenderse así mismo es de tan
intrínseca equidad que acabara por prevalecer. Ningún
patrocinio debe ser legalmente impuesto por las leyes a personas de plena
capacidad. Sueño es el enfermo de aprovechar o desdeñar
los servicios médicos como lo es el propietario para
guardar o no guardar sus fincas. Sola mente cuando la propia
libertad puede influir sobre el bien en terceros o de la masa social. Se
interpone la autoridad del estado recabando
garantías técnicas. Así acurre con el arquitecto y el
ingeniero, cuyas facultades son irrenunciables por que la seguridad de la
construcción no afecta solo al que manda a hacer la obra: así
ocurrira en un provenir propósito con el
obrador, a quien no se dejara en franquía de cultivar o no cultivar su
predio, ni siquiera de cultivarlo bien o mal.
Tan convencido estoy de que debe irse ganando pasos en la emancipación del
justiciable, que doctrinalmente soy partidario de que se consienta recabar el
patrocinio de tercera persona, aunque no esté en el título de abogado.
Hay pleitos singularmente en lo administrativo que defendería mejor que
nosotros un ingeniero, un financiero o un
compañero de escalafón del
reclamante. Reconozco, sin embargo, que el teorema seria de
arriesgadísima aplicación, por que daría entrada en el
torneo a todo género de picapleitos y curanderos de Themis.
Quizas esto pudiera concursarse difiriendo en cada caso al tribunal la
protestar de emitir o rechazar la actuación de ese
tercero noto gado. Pero, endefinitiva, el concepto no
esta bastante maduro y tampoco la educación media de los
ciudadanos para pretender darle estado. Basta en el
día de hoy colaborar para que se abra camino la idea de que el
interesado pueda defenderse personalmente, convenciéndonos todos de que
los abogados existen para la justica para los abogados.
LA DEFENSA DE LOS POBRES
Constituye la defensa de los pobres una función de asistencia
pública, como
el cuidado de los enfermos menesterosos. El estado no puede abandonar a quien,
necesitado de pedir justicia, carece de los elementos pecuniarios
indispensables para sufragar los gastos del litigio. Mas para
llenar esa atención no hace falta, como algunos escritores sostienen,
crear cuerpos especiales, ni siquiera encomendarla al Ministerio Fiscal. Los
colegios de abogados se bastan para el menester, lo han cubierto con acierto
desde tiempo inmemorial y debieran tomar como grave ofensa el intento de
arrebatarselo
LA TOGA
Nunca olvidare la extrañeza, entre asombrada y zumbona que mostraron
unos compañeros argentinos a los que enseñe nuestra toga y
nuestro. Birrete. Se maravillaban de su
arcaísmo y preguntaban si no se podía justicia sin tan raro
ropaje yo en cambio, me maravillaba aunque no se lo dije del sentido mercantil
que en sus labios tomaban las cosas judiciales
Muchos españoles, con todo y tener acostumbrada la vista, muestran
idéntica sorpresa, y algún humorista ha preguntado, que
relación puede haber entre la justicia y un gorropoligonal de ocho
lados.
En una sociedad ideal donde el pueblo sintiera el bien por el bien mismo,
pusiera espontaneamente su voluntad en estrecha disciplina, acatase los
valores y mantuviese en tención su sensibilidad sin necesidad de
excitación del exterior, sobrarían, y aun sería
ridículo, banderas y estandartes, cintas y galones, música y
estrado mas, por desgracia, no creo que exista ese pueblo soñado,
en que todo es sustancia anímica y nada piden los sentidos, desde luego,
España no lo es ¿para qué necesita, mirando las cosas
sustantivamente, estar uniformado un ejercicio? ¿No se puede respetar un juramento, prestar un servicio y hacer dejación de
la vida vistiendo cada soldado como
le plazca? Cierto que sí, y sin embargo,
suprímase el uniforme y el batallón quedara transformado en una
horda. En cambio todas las apariencias tienen su íntimo sentido! Empeñémonos en poner uniforme al somaten
catalan y desaparecera el somaten.
La toga es ilusión No puede cada hombre quizas no nos convenga
limpiarse del
deseo de ser una cosa distinta de los demas.
La toga es, ante el público, diferenciación por ella se nos
distingue de los demas circunstancias del tribunal; y siempre es bueno
que quien va a desempeñar una alta misión sea claramente
conocido,
La diferenciación no sería nada si no fuera acompañada del
respeto, y del pueblo, ingenuo, sencillo y rectilíneo, lo tributa con
admirable espontaneidad en los pasillos de una audiencia, casi todo el mundo se
descubre al paso deun togado, aunque no hay disposición que lo ordene,
ni alguacil que lo requiera. Y no es por temor ni
adulación. Temor ¿de qué? Adulación ¿para qué? Es por el
clarividente sentido popular, al contemplar a un hombre vestido de un modo tan
severo, con un traje que consagraron los siglos, y que solo aparece para
menesteres transcendentales de la vida, discurre con acertado simplismo;
“Ese hombre debe ser bueno y sabio” y sin duda tenemos la
obligación de serlo y de justificar la intuición de los humildes
¡Por qué de nosotros si no lo entendemos así y no acertamos
a comprender toda la austeridad moral, todo el elevado lirismo que la toga
significa imponer!
HACIA UNA JUSTICIA PATRIARCAL
Las condiciones apetecibles e indispensables, según mi entender, para un buen procedimiento judicial son estas cuatro:
oralidad, publicidad, sencillez y eficacia. En breve esbozo me ocupare de ellas.
ORALIDAD
La practica del
procedimiento oral nos ha ido adecuando recíprocamente a jueces y
abogados. Los abogados llevamos la delantera a los oradores de todos los
demas géneros en la evolución del arte, pues cada
día somos mas concisos, llanos, diafanos e ingeniosos. Hay
algunos informes que duran entre una y dos horas, una mayoría de media
hora o poco mas, y una porción considerabilísima que se
despachan en menos de 15 minutos. Los magistrados, por su parte, son cada
día mas atentos y respetuosos si se les diera la facultad de
preguntar y dialogar, el régimen sería perfecto.PUBLICIDAD
La oralidad y la publicidad va apegadas a lo
mas íntimo del alma española. El
parlamento, las diputaciones, los ayuntamientos, la universidad, los ateneos
los tribunales de justicia, todo es público. Así
resultamos nosotros nuestros mas severos censores y los mas
solícitos en publicar nuestras faltas. Los españoles somos
mas estimables o menos desdeñables, como se quiera
porque todo lo hacemos a gritos. De cuando en cuando somos
cínicos pero nunca hipócritas.
SENCILLEZ
No hay necesidad de fatigar al lector explicandole que sobre poco
mas o menos, los mecanismos que recomienda son aplicables las cuestiones
sociales a las contencioso-administrativas y a todas cuantas puedan imaginarse.
Me parece que esto se aproxima a lo patriarcal. Falta el arbol. Pero todavía
quedan en España organizaciones judiciales que lo recuerdan. Aludo el tribunal de las aguas de Valencia. Es un jurado de
riesgo constituido por labradores que se reúnen en el atrio de la
iglesia de nuestra señora de los desamparados, o sea en medio de la
calle para escuchar las disputas de los regantes y recibirlas incontinente.
A tonto no se puede llegar en todos los casos ni
tampoco es conveniente. Pero las normas que dejo
expuestas me parecen faciles de aplicar y provechosas no solo para los
interesados sino también para el prestigio de la administración
de justicia.
EFICACIA
La eficacia reclama asimismo para los tribunales un
ambiente decoro material. Cuando se encuentra instalada en localesincómodos,
sucios y sórdidos, con curiales mal educados o venales, sin puntualidad
en las horas de servicio y con otros defectos similares el público
rehúye su cooperación, escapa a los llamamientos y situaciones, y
mira al mundo judicial como el mayor enemigo.
Aparte de eso, las principales fuentes de la eficacia
son de orden moral. El tema empalma con toda la organización del
estado. El juez no puede ser simplemente un
profesional, porque su misión esta situada entre los hombres y
los dioses, de nada sirve a los pueblos tener fuerza, riqueza y cultura sino
tienen justicia. Para conseguirla –tal es mi
moraleja- es necesario derogarla del amor y la
reverencia del
pueblo. No se lograra esto con organizaciones complicadas ni
con tecnicismos abstrusos si no aproximandose cuanto quepa a una
estructura patriarcal.
DECALOGO DEL ABOGADO
I. No pases por encima de un estado de tu conciencia.
II. No afectes una convicción que no tengas
III. No te rindas ante la popularidad ni adules a la
tiranía.
IV. Piensa siempre que tú eres para el cliente y no el cliente para ti.
V. No procures nunca en los tribunales ser mas que los magistrados, pero
no consientas ser menos.
VI. Ten fe en la razón que es lo que en general
prevalece.
VII. Pon la moral por encima de las leyes.
VIII. Aprecia como
el mejor de los textos el sentido común.
IX. Procura la paz como el mayor de los
triunfos.
X. Busca siempre la justicia por el camino de la sinceridad y sin otras armas
que las de tu saber.