Literatura de Alfonso X el Sabio
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Alfonso X el Sabio con sus colaboradores del
escritorio real.
Por literatura de Alfonso X el Sabio se entiende toda la obra literaria de
carácter lírico, jurídico, histórico, científico y recreativo realizada en el
ámbito del escritorio del rey Alfonso X de Castilla.
Alfonso X patrocinó, supervisó y a menudo participó con su propia escritura y
en colaboración con un conjunto de intelectuales latinos, hebreos e islámicos
conocido como
Escuela de Traductores de Toledo, en la composición de una ingente obra
literaria que inicia en buena medida la prosa en castellano.
Los manuscritos alfonsíes son volúmenes lujosos, de gran calidad caligráfica e
iluminados profusamente con miniaturas. Estaban, por tanto, destinados a
poderosos nobles que pudieran costear la riqueza de estos códices y que
compartían el proyecto de uso de la lengua castellana como instrumento político
al servicio de la corte, ya que los libros utilizados en Universidades
medievales o Estudios Generales eran más baratos, manejables y escritos
generalmente en latín, lengua de uso habitual entre los letrados.
La variedad geográfica de la lengua es la de Toledo
de la segunda mitad del
siglo XIII, que se convirtió así en la base de la utilizada en adelante en la
prosa castellana. Sin embargo hay que notar que en el terreno de la lírica,
Alfonso X usó el galaicoportugués, lengua en la que se escribieron las Cantigas
de Santa María.Contenido
1 Obra lírica
1.1 Cantigas de Santa María
2 Obra en prosa
2.1 Obra jurídica
2.1.1 Fuero real
2.1.2 Espéculo
2.1.3 Setenario
2.1.4 Siete Partidas
2.2 Obra histórica
2.2.1 Estoria de España
2.2.2 Grande e general estoria
2.3 Obra científica
2.3.1 Lapidario
2.3.2 Libro complido en los judizios de las estrellas
2.3.3 Tablas alfonsíes
2.4 Obra recreativa
2.4.1 Libro de los juegos
2.5 Obra perdida
3 Trascendencia de su obra
4 Notas
5 Fuentes
6 Enlaces externos
Obra lírica [editar]
Debidos a la mano del monarca son un conjunto de poemas de «escarnio y
maldecir» escritos en lengua galaico-portuguesa (cantigas d'escarnho e
maldizer) dirigidos a grandes hombres tanto eclesiásticos como laicos y a otros
trovadores. Hay varias invectivas destinadas a Pero da Ponte, poeta de la corte
de su padre Fernando III el Santo, que constituirían una disputa cruzada
posiblemente en el tiempo en que Alfonso era aún príncipe. El estilo de estas
cantigas d'escarnho es burlesco e ingenioso y no se arredra en el tono satírico
e incluso procaz contra quienes habían sido oponentes al futuro rey.
Pero son las Cantigas de Santa María la obra cumbre lírica del
rey sabio, y poseen un gran interés tanto desde el punto de vista literario como desde el musical y
plástico.
Cantigas de Santa María [editar]
Miniatura de las Cantigas de Santa María.
Artículo principal: Cantigas de Santa María
La única producción literaria alfonsí no escrita en castellano es esta obra de
inspiración mariana ycarácter lírico, para la que utilizó la lengua
galaico-portuguesa. Muchas de las cantigas de este libro fueron compuestas por
Alfonso X de su propia mano. Incluso se percibe un tono personal en algunas de
las canciones que adoptan el carácter de himnos de loor a la Virgen. Asimismo,
en varias de las narraciones aparece el propio monarca o sus familiares como personajes
protagonistas.
El texto consta de 427 poemas narrativos y líricos que adoptan una métrica muy
variada basada en la estructura de canción con estribillo o rondeau. La mayor
parte de ellos relatan un acontecimiento milagroso o de santidad; a modo de
episodios legendarios, como era habitual en el
género de las vidas de santos.
Sin embargo, un diez por ciento de estas canciones son «cantigas de loor», o
himnos en alabanza de la Virgen. Estas cantigas de loor se acompañan de la
partitura musical, y constituyen uno de los monumentos de la música medieval
española.
Además, los cuatro códices que las transmiten (uno en la Biblioteca de
Florencia, dos en la Biblioteca del Escorial, otro en la Nacional) constituyen
uno de los mejores ejemplos de miniaturas góticas que se conservan.
A partir de la cantiga número cuatrocientos, el contenido deja de ser
principalmente leyendas milagrosas para constituirse en un calendario religioso
cristiano que refleja una serie de acontecimientos de tipo litúrgico,
preferentemente celebraciones marianas.
Obra en prosa [editar]
Manuscrito del Calila e Dimna
Antes de 1252, fecha en que fue coronado rey, elpríncipe Alfonso, además de
escribir las cantigas de escarnio y, muy probablemente, algunos himnos de loor
a la Virgen, auspició un libro de cuentos ejemplares (o exempla): el Calila y
Dimna. Es este uno de los primeros ejemplos (junto con el Sendebar) de
adaptación de la cuentística árabe a la literatura en castellano y, si obviamos
los relatos contenidos en las crónicas alfonsíes procedentes de cantares de
gesta o leyendas, es la única obra de ficción debida al mecenazgo de Alfonso.
Artículo principal: Calila y Dimna
La primera obra de contenido religioso debida al patrocinio de Alfonso X el
Sabio, aunque no escrita en su versión final en lengua romance, fue una
compilación hecha a petición del rey por
Bernardo de Brihuega, un canónigo de Sevilla, que reunió un conjunto de
hagiografías (vidas de santos)
en latín.
También hay que señalar que algunas obras de gran interés se perdieron, como la versión de la
leyenda árabe de la visión de Mahoma del cielo y el infierno. Conocemos esta
obra por su versión francesa titulada Livre de l'eschiele Mahomet que fue
elaborado, según reza el prólogo, en 1264 por mandato de Alfonso X a partir del
original castellano. El texto tuvo gran difusión en la España del siglo XIII.
Así, un resumen fue adaptado al latín por Rodrigo de Toledo en la Historia arabum y pasaría a
engrosar los materiales de la Estoria de España (caps. 488 y 489).
Asimismo, el original de un relato cristiano de un viaje al otro mundo titulado
el Purgatorio de san Patricio se debió, con bastantecerteza, al equipo de
escritores alfonsí.
Las obras en prosa del
rey Alfonso el Sabio conservadas pueden clasificarse en cuatro apartados según
la materia abordada: obra legislativa, histórica, científica y recreativa.
Obra jurídica [editar]
Alfonso X sintió la necesidad de unificar el variado corpus legislativo que se
empleaba en el reino de Castilla, que conjugaba desde el derecho romano de la
Antigüedad tardía, pasando por el derecho visigótico hasta el derecho
consuetudinario astur-leonés y castellano. Para ello utilizó un código
inspirado en el Derecho justinianeo, que era el que se impartía en la
Universidad de Bolonia y en las escuelas jurídicas del sur de Francia, en un intento de
sistematización codificada. A esta empresa responden los siguientes tratados
legales:
Fuero real [editar]
Artículo principal: Fuero real
El Fuero real fue redactado hacia 1252 y responde a la obligación de dotar de
una legislación unitaria para las ciudades castellanas recién reconquistadas.
Fue un corpus jurídico influido por el Liber iudiciorum, que constituyó en sus
inicios un fuero local otorgado a las ciudades de Aguilar de Campoo y Sahagún
en 1255. También es llamado Fuero del libro, Libro de los concejos de Castilla
y Fuero castellano.
El código nunca fue derecho castellano propiamente dicho, sino únicamente un
fuero concedido por el rey a algunas ciudades según su albedrío, habitualmente
para el beneficio del comercio de las mismas y para asentar el poder de la
corona frente al feudalismo de la época.Localidades como Peñafiel, Santo
Domingo de la Calzada, Béjar o la propia Madrid lo recibieron en su condición
de derecho local exclusivamente. No obstante se convirtió pronto en derecho
castellano de facto. Las normas promulgadas eran más claras, concisas y justas
que las que regían en las grandes ciudades del Reino de Castilla, sometidas al arbitrio
de los señores o de los tribunales locales. Aunque su implantación no estuvo
exenta de polémica Alfonso X impuso en algunos casos el Fuero real por encima
de las normas locales, enfrentándose en ocasiones a la nobleza, pues llegó a
eliminar privilegios que, a su entender, mermaban el buen gobierno.
Espéculo [editar]
La existencia del Espéculo está documentada en una mención que data de 1255.
Esta obra sienta los fundamentos legales teóricos para sobre él construir un
corpus jurídico argumentado. Posiblemente es también el punto de partida de las
restantes obras jurídicas alfonsíes. Su redacción quedó incompleta, y gran
parte de sus materiales pasaron a conformar su obra magna en el campo del
Derecho, las Siete Partidas.
Nunca llegó a promulgarse y las circunstancias de su composición no son claras.
Es posible que fuera un borrador de una sección de las Siete Partidas, aunque
algunos críticos argumentan que es una obra compuesta durante el reinado de
Sancho IV o su hijo Fernando IV.
Setenario [editar]
El Setenario presenta una forma miscelánea. En la línea de un espejo de
príncipes (speculum principis), el Setenario, probablemente proyectado por
Fernando III elSanto, comenzó siendo esencialmente un libro de derecho
canónico, cuya estructura refleja se ajusta la cifra mágica que era el número
siete.
Contiene además información de carácter enciclopédico sobre los sacramentos
destinado al uso sacerdotal y variadas reflexiones acerca del culto a la naturaleza desde el punto de
vista pagano. Debido a este carácter mixto la crítica ha dudado a la hora de
establecer el género literario al que pertenece.
Siete Partidas [editar]
Artículo principal: Siete Partidas
Se trata de la obra más ambiciosa de Alfonso X en este ámbito. Compuesta entre
1256 y 1265, recoge los fundamentos teóricos de las anteriores obras legales y
formula un código jurídico de carácter universal y general aplicación para el
reino de Castilla que regula la vida de Castilla en todos los ámbitos, tanto
religiosos como civiles.
Esta base jurídica se prolongó durante siglos, y su influencia llega hasta
nuestros días. Las Partidas no se fueron promulgadas en vida de Alfonso X,
puesto que no llegó a componerse una edición definitiva. Se divide en siete
partes:
Alfonso X el Sabio y las Partidas.
Primera parte: Aborda la fundamentación del
derecho y pasa a ocuparse esencialmente del
derecho canónico.
Segunda: Trata acerca del
gobierno y de las relaciones jurídicas entre señores y vasallos.
Tercera: Derecho procesal y derecho civil.
Cuarta: Derecho del
matrimonio, de familias y linajes y de estados sociales.
Quinta: Derecho mercantil.
Sexta: Derecho testamentario y de herencia
Séptima: Derechopenal.
Los apartados en que se divide no suponen compartimentos estrictos. Se organiza
además en títulos (182) y leyes (2479), estas encabezadas por un epígrafe que
indica su contenido de manera más o menos aproximada.
Sus fuentes provienen del derecho anterior
leonés (el Fuero juzgo), y de las obras jurídicas antes citadas del propio monarca, el
Fuero real y muy probablemente el Espéculo. Para
la «Primera partida» se refundió el Setenario, probable borrador de esta
sección.
Del derecho
romano tardío, influyó el Corpus Iuris Civilis de Justiniano y la legislación
para la vida eclesiástica, fundamentalmente el Decreto de Graciano y las
colecciones canónicas o Decretales.
No faltan entre sus fuentes las eclesiásticas, así como
las enseñanzas de los exempla de la Disciplina clericalis del intelectual judeoconverso Pedro Alfonso
de Huesca. También recogen Las Partidas material de obras de carácter
sapiencial o de literatura gnómica, como
los Bocados de oro.
Desde el punto de vista literario, la prosa jurídica no dista demasiado de
otros géneros medievales, e incluso influyeron poderosamente en su gestación, como es el caso del
poema de debate.
Obra histórica [editar]
Estoria de España [editar]
Artículo principal: Estoria de España
Manuscrito de la Estoria de España.
La Estoria de España, conocida en la edición de Menéndez Pidal como Primera Crónica General, constituye la
primera Historia de España extensa en romance. Su contenido alberga
cronológicamente desde los orígenes bíblicos y legendariosde España hasta la
inmediata historia de Castilla bajo Fernando III.
La obra tuvo dos redacciones. La primera comienza poco después de la llegada al
trono del rey castellano (h. 1260) y concluye hacia 1274 y la segunda, llamada
Versión crítica, fue elaborada entre 1282 y 1284, fecha de la muerte del
monarca.[1]
En su primera redacción, la obra, completada en los primeros años de la década
de 1270, constaba de cuatrocientos capítulos. Sin embargo, en 1272, el rey
sabio emprende otro monumental proyecto, al que dedicará nuevas energías: la
compilación de una historia de carácter universal titulada Grande e general
estoria, lo que interrumpiría la redacción de la Estoria de España, ya que,
además de tener que derivar hacia la nueva empresa una gran cantidad de
recursos humanos,el concepto acumulativo y ab initio de la historiografía de la
época hacía que los contenidos de la Estoria de España se solapaban en gran
medida con los de la Historia Universal iniciada.
Sin embargo fue la Estoria de España la que se difundió, amplió, y sirvió de
canon de la historiografía española hasta bien entrada la Edad Moderna. La
versión definitiva aprobada por Alfonso X llegó hasta el capítulo 616. Así
pues, las contradicciones de los últimos capítulos de la refundición hecha por
Menéndez Pidal en su Primera Crónica General, no deben ser atribuidas a la
voluntad del rey, sino a la utilización para esta parte por parte del erudito
español de manuscritos tardíos e insatisfactorios.[2]
Para contar la historia de España,Alfonso X se remonta a los orígenes hallados
en las fuentes bíblicas, a Moisés, para continuar utilizando mitos y leyendas
de la historia antigua griega y latina. Según avanza el relato, aumenta la
prolijidad en los detalles, sobre todo desde las invasiones germánicas hasta
Fernando III, en que las fuentes más abundantes son crónicas y cantares de
gesta peninsulares.
Pero las obras más importantes de las que bebe el texto alfonsí son las dos
grandes crónicas latinas que proporcionaban el conocimiento más completo de la
historia de España de aquel tiempo: el Chronicon mundi (1236), de Lucas de Tuy,
obispo de Tuy, llamado «el Tudense», y De rebus Hispaniae (1243), de Rodrigo
Ximénez de Rada, obispo de Toledo, conocido como «el Toledano». Además, la
Estoria de España se sirvió de otras crónicas latinas medievales, la Biblia, la
historiografía clásica latina,
leyendas eclesiásticas, cantares de gesta en romance e historiadores árabes.
Manuscrito de la Grande e general estoria (códice del
Escorial) de Alfonso X el Sabio.
Grande e general estoria [editar]
Artículo principal: Grande e general estoria
La Grande e general estoria es una muy ambiciosa obra que aspira a ser una
historia universal. La obra quedó incompleta ya que se interrumpe en la sexta
parte. Su redacción fue emprendida, al parecer, poco después de 1272, cuando ya
estaba muy avanzada la Estoria de España. Es posible que Alfonso X quisiera
integrar esta en la General estoria, pero el resultado más inmediato es que el
inicio de este otro granempeño historiográfico retrasó y aun impidió concluir
en su forma definitiva también el de la historia de España, debido a la gran
cantidad de intelectuales que hubieron de ser derivados a este segunda magna
empresa histórica.
Aunque tiene fuentes y características comunes a la Estoria de España, en este
caso se primó el interés por los libros de historia de la Biblia y por los
historiadores clásicos disponibles en el escritorio real, que eran aquellos que
mantuvieron viva su vigencia en la tradición medieval, como Ovidio (del que se
extraen fragmentos de su Metamorfosis) o el Pseudo-Calístenes que aportaba
noticias de la vida de Alejandro Magno.
El propósito de la obra aparece en el siguiente texto:
[historiar] todos los grandes fechos que acasçieron por el mundo a los godos e
a los gentiles e a los romanos e a los bárbaros e a los judíos e a Mafomat, a
los moros de la engañosa fee que él levantó, et todos los reyes d´España,
desd´el tienpo que Joachín casó con Anna e que Hoctaviano Çésar començó a
regnar fasta el tienpo que yo començé a regnar, yo, don Alfonso, por la gracia
de Dios, rey de Castilla.
Del mismo
modo que sucedía en la Estoria de España, el propósito perseguido es vincular
su monarquía con la historia desde el origen de los tiempos hasta llegar a su
reinado, puesto que Alfonso X el Sabio ambicionaba el título de emperador. Se trataba
de una empresa política que perseguía situar a Castilla a la cabeza de los
reinos cristianos peninsulares y para ello el monarca se dotaba de una
adecuadajustificación histórica.
Obra científica [editar]
Manuscrito del Lapidario
La producción de libros de ciencia del
escritorio regio es variada y procede de los avances de la ciencia andalusí. El
Lapidario aúna el estudio de las propiedades de las piedras con la medicina y
la astronomía, y el Picatrix constituye un tratado de magia helenística de raigambre
neoplatónica. Pero la mayoría de ellos abordan la ciencia máxima de la época,
la astronomía, que en la época era una disciplina superior a la matemática,
aunque conjugaba sus saberes con los de la astrología. A este campo del saber
pertenecen el Libro del saber de astrología —que reúne varios tratados acerca
de la fabricación de instrumentos de observación y medida, como astrolabios, la
azafea de Azarquiel y los relojes de Isaac ben Sid—, el Libro de la ochava
esfera, el Libro complido en los judizios de las estrellas, el Libro de las
cruces (que trata de astrología judiciaria), los Cánones de Albateni (una
traducción del tratado árabe de Ibn Yabir al-Battani) y, quizá, el más
influyente: las Tablas alfonsíes, unas tablas astronómicas que gozaron de
amplia difusión en toda Europa.
Lapidario [editar]
Artículo principal: Lapidario
El Lapidario es un tratado médico y mágico acerca de las propiedades de las
piedras en relación con la astronomía redactado hacia 1250 que se conserva en
la Biblioteca del Escorial. Pudo ser traducido de nuevo, enmendado, añadido y
reorganizado entre 1276 y 1279.[3]
La obra fue ampliada en 1279 con el Libro de lasformas e imágenes que están en
los cielos, más conocido como Tablas del Lapidario. El libro es una summa de
tratados griegos, helenísticos y árabes compilados probablemente por Yehuda ben
Moshe, médico real y destacado astrónomo.
El códice está iluminado por unas cincuenta miniaturas de animales del zodíaco. En este
tipo de tratados medievales de origen árabe sobre las virtudes curativas y
mágicas de las piedras, la astrología desempeñaba un gran papel, pues
modificaba las propiedades de estas.
Libro complido en los judizios de las estrellas [editar]
Se trata de una adaptación del tratado de Ibn ar-Rigal (El Abenragel de los
cristianos) traducido en 1254 por Yehuda ben Moshe. Conjuga, como es habitual en la época, la ciencia de
la astronomía con la astrología. Se ocupa de los signos del zodíaco, de los planetas y sus
cualidades, de los movimientos celestes y de su influencia en la vida humana.
Tablas alfonsíes [editar]
Artículo principal: Tablas alfonsíes
Tablas astronómicas de Alfonso X el Sabio.
Son tablas astronómicas que contienen las posiciones exactas de los cuerpos
celestes en Toledo desde el 1 de enero del año 1252, año de la coronación del
rey Alfonso, y que informan del movimiento de los respectivos cuerpos celestes.
La influencia de estas Tablas llegó a Europa a través de una revisión francesa
de comienzos del
siglo XIV, cuyo uso llegó incluso hasta el Renacimiento.
El objetivo de estas tablas era proporcionar un esquema de uso práctico para
calcular la posición del Sol, la Luna y losplanetas de acuerdo con el sistema
de Ptolomeo. La teoría de referencia preveía movimientos según epiciclos y sus
deferentes. Durante mucho tiempo fueron la base de todas las efemérides que se
publicaron en España.
Las observaciones originales provienen del astrónomo árabe cordobés del siglo
XI al-Zarkali, y la revisión de la misma se fundó en las observaciones llevadas
a cabo en Toledo por los científicos judíos alfonsíes Yehuda ben Moshe e Isaac
ben Sid entre 1262 y 1272.
Obra recreativa [editar]
Entre estas obras de deporte o recreo de nobles, se encuentran un tratado de
cetrería de Muhammad ibn allah al-Bayzar (llamado por los cristianos Moamín,
halconero árabe del siglo IX), el Libro de los animales que caçan, y un libro
sobre juegos de mesa que describe y enseña el ajedrez (aunque tenía reglas algo
distintas al moderno), los dados y las tablas. Rasgos de estos dos últimos juegos
han llegado también hasta hoy en el backgammon y el alquerque[4]
respectivamente.
Libro de los juegos [editar]
Artículo principal: Libro de los juegos
Problema de ajedrez ns 35 del Libro de los juegos.
Llamado también Libro del axedrez, dados e tablas, es el tratado de ajedrez más
antiguo que se conserva en Europa y consta de 98 páginas ilustradas con
numerosas miniaturas que muestran las posiciones de los juegos.
Es uno de los documentos más importantes para la investigación de los juegos de
mesa. El único original conocido se encuentra en la biblioteca del Monasterio de El
Escorial. Una copia de 1334 se conservaen la biblioteca de la Real Academia de
la Historia.
Documenta el estado y las reglas del ajedrez
medieval en la época en que se introduce en los reinos cristianos procedente del islam. El ajedrez
del siglo XIII es distinto al moderno, surgido de la revolución que supuso el
ajedrez a la rabiosa en el siglo XV y refleja Luis Ramírez de Lucena en su
tratado de época renacentista Repetición de amores y arte de ajedrez
(Salamanca, 1497). Básicamente se trataba de un juego más lento, con menos
posibilidades de obtener una victoria por jaque mate y cuyos tratados
didácticos (como el del rey sabio) daban mucha importancia a la
resolución de imaginativos problemas ajedrecísticos.
Véase también: Alfonso X el Sabio y el ajedrez
Obra perdida [editar]
Conocemos la existencia de otras importantes obras redactadas por el escritorio
alfonsí que no han llegado hasta nuestros días, al menos en su versión final en
castellano. Así ocurrió con la Escala de Mahoma, una obra en castellano de
1264, que se nos ha transmitido en un ejemplar en latín y una traducción al
francés. También el Livre des secrets de nature nos llegó en francés, aunque
tuvo una redacción en castellano, pues en el prefacio se informa de que el rey
sabio ordenó que fuera vertido a esta lengua a partir del original griego y una versión intermedia
en latín. Del Liber Razielis solo se conserva su versión en latín, traducida en
1259 posiblemente por Juan D'Aspa.[5]
Trascendencia de su obra [editar]
El debate sobre la medida de la participación deAlfonso X en la obra que
promovió sigue abierto. De lo que no cabe duda es de que, además de impulsor,
mecenas y director de la obra que produjo, él fue el responsable de la elección
de los libros que habrían de componerse, además de supervisar estrechamente el
resultado final.
Puede afirmarse, además, que intervino en cuestiones de estilo, con lo que su
responsabilidad en la fijación de la prosa castellana es de suma importancia,
corrigiendo pasajes de su propia mano. Así, en el Libro de la ochava esfera,
declara que:
tolló las razones que entendió eran sobejas et dobladas et que no eran
castellano drecho, et puso las otras que entendió que complían; et cuando en el
lenguage, endreçólo él por síse
Libro de la ochava esfera, apud Deyermond (2001), pág. 171.
A partir de su obra la norma utilizada en castellano se desplazará de la usada
en la región de Burgos
a la de Toledo. Las soluciones sintácticas y léxicas que tuvo que adoptar
Alfonso X supusieron un notable esfuerzo, por cuanto derivaban en gran medida
de la necesidad de traducir lenguas con un desarrollo técnico y literario muy
evolucionado, como el latín, el árabe o el hebreo, mientras que el romance
castellano carecía de una tradición literaria asentada en los campos
científicos y humanísticos que abordó el rey sabio. Esto afectaba tanto a
carencias de vocabulario como
de conectores de oraciones complejas. A pesar de todo ello, la prosa alfonsí no
dejó de utilizar recursos sintácticos precarios, sobre todo si los comparamos
con los que ofrecían laslenguas de cultura de la época citadas. No obstante el
enriquecimiento de la prosa en castellano fue notable.
La mayoría de los préstamos léxicos proceden del
latín y su incorporación supuso un aumento notable del léxico castellano, gracias a la
utilización de neologismos que adaptaban levemente su fonética a los usos de la
lengua romance. Cuando una palabra aparecía por primera vez en la escritura,
era definida y a partir de ese momento se incorpora con naturalidad al resto de
la obra. Asimismo se produce, debido a la unidad del
escritorio alfonsí y a la labor de director del rey, una regularización en todos los
planos de la lengua.
No hay que olvidar que el móvil de toda su labor, incluyendo la literaria, es
la idea del predominio político de Castilla como cabeza de un proyecto que data
de la primacía real y eclesiástica visigoda de Toledo y que tiene su
continuidad en el afán de Alfonso X de reunir los reinos de España bajo el
cetro imperial. Pese a que no consiguió coronarse, como era su deseo,
emperador, la misma concepción de una Estoria de España delata una idea
unitaria de los territorios de la Península Ibérica, aunque en esta época era
una realidad más geográfica y conceptual que efectivamente política. Sin
embargo, el conocido pasaje de la citada obra histórica donde describe la
geografía española con tono encomiástico —«Del loor de España cómo es complida
en todos los bienes»—[6] tiene su precedente en uno similar de san Isidoro de
Sevilla,[7] germen de la conciencia de una entidad política ydel llamado
problema y ser de España en el pensamiento posterior.
Notas [editar]
1. ↑ Inés Fernández-Ordóñez, «El taller historiográfico alfonsí. La
Estoria de España y la General estoria en el marco de las obras promovidas por
Alfonso el Sabio.», pág. 1.
2. ↑ Cfr. Alan D. Deyermond,Historia de la literatura española, vol. 1:
La Edad Media, Barcelona,
Ariel, 2001 (1S ed. 1973), pp. 157-158. ISBN 84-344-8305-X
3. ↑ 'El Libro de la ochava esphera, el Libro de la alcora, el Libro
de la açafeha, el Lapidario fueron «transladados» una primera vez en los años
1250-1259 y traducidos de nuevo, «emendados» cuando no «capitulados» entre 1276
y 1279', Georges Martin, «Los intelectuales y la Corona: la obra histórica
y literaria», en Manuel Rodríguez Llopis (dir.), Alfonso X y su época, Murcia,
Carroggio, 2002, p. 259-285.
4. ↑ El alquerque, palabra de origen hispano-árabe («al-qírq», que a su
vez tiene su origen en el árabe clásico «qirq») es un juego cercano al tres en
raya pero más complejo, que tiene un tablero de diecisiete casillas con dos
cuadrados inscritos con lados de tres casillas cada uno y nueve piezas por
jugador.
5. ↑ Carlos Alvar y José Manuel Lucía Megías, op. cit., 2002, pág. 2.
6. ↑ El pasaje ha sido repetidamente citado, y en él se expresa su
pensamiento al respecto en los siguientes términos:
E cada una tierra de las del mundo et a cada provincia honró Dios en señas
guisas, et dio su don; mas entre todas las tierras que Él honró más, España las
de occidente fue; ca a esta abastó Él detodas aquellas cosas que omne suel
cobdiciar. Ca desde que los godos andidieron por las tierras de la una part et
de la otra probándolas por guerras et por batallas et conquiriendo muchos logares
en las provincias de Asia et de Europa, assí como dixiemos, provando muchas
moradas en cada logar et catando bien et escogiendo entre todas las tierras el
más provechoso logar, fallaron que España era el mejor de todos, et mucho'l
preciaron más que a ninguno de los otros, ca entre todas las tierras del mundo
España ha una estremança de abondamiento et de bondad más que otra tierra
ninguna. () España sobre todas es engeñosa, atrevuda et mucho esforçada en
lid, ligera en afán, leal al señor, afincada en estudio, palaciana en palabra,
complida de todo bien; non ha tierra en el mundo que la semeje en abondança, ni
se eguale ninguna a ella en fortalezas et pocas ha en el mundo tan grandes como
ella. España sobre todas es adelantada en grandez et más que todas preciada por
lealtad. tAy España, non ha lengua nin engeño que pueda contar tu bien! ()
Pues este regno tan noble, tan rico, tan poderoso, tan honrado, fue derramado
et astragado en una arremessa por desavenencia de los de la tierra que tornaron
sus espadas en sí mismos unos contra otros, assí como si les minguasen
enemigos; et perdieron ý todos, ca todas las cibdades de España fueron presas
de los moros et crebantadas et destroídas de mano de sus enemigos.
Estoria de España, cap. 558 de la edición de Menéndez Pidal llamada Primera
crónica general.
7. ↑ EnDe origine Gothorum de Isidoro de Sevilla hay un «De laude
Spaniae» («elogio de España»), precedente directo del pasaje alfonsí:
El primer panegírico dedicado a Hispania como entidad autónoma es el «De laude
Spaniae» que san Isidoro coloca al principio de su De origine Gothorum, obra
escrita hacia el año 624. El prólogo evidencia un claro y profundo orgullo
nacional que proviene del
pueblo godo, un patriotismo que muestra «un sentimiento triple, complejo y
síntesis de los siguientes elementos: sentimiento de la naturaleza, ingrediente
romano, elemento godo». El santo hispanorromano aprovecha en su laus dos
tradiciones: por una parte, las descripciones que de la Península hicieron los
escritores griegos y latinos; por otra, los preceptos de los panegíricos de
ciudades y países que habían sido fijados en las laudes Italiae y las laudes
Romae. Se inicia el panegírico con un elogio de España: «o sacra semperque
felix principum gentiumque mater Spania» ()
Literatura sapiencial medieval en España
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Libro de los doze sabios, primera mitad del
siglo XIII.
Los primeros libros del
género sapiencial de la literatura española medieval tienen su origen en las
colecciones árabes de los siglos IX a XI de proverbios atribuidos a filósofos
griegos.
La literatura sapiencial o gnómica de la España medieval se compone de un
conjunto de libros de apólogos breves y sentencias del siglo XIII atribuidas a
sabios griegos indeterminados en la mayorparte de los casos, cuya fuente
primordial son las colecciones de dichos célebres compiladas por la literatura
árabe entre los siglos IX y XI. Este género reúne varios de los primeros
ejemplos de prosa en castellano.
Durante todo el siglo XIII se impulsa desde las cancillerías reales de la corte
de Castilla una labor de traducción de obras didácticas que, según la
mentalidad medieval, reunían un saber concebido como un todo completo y
cerrado. Por tanto la labor de agotar la sabiduría consistía únicamente en
encontrar las obras donde se hallaba y hacerlas asequibles para los lectores
que, en esta época, ya acceden a la literatura en su lengua vernácula. La
filosofía disponible en este tiempo procede de tres lenguas cultas, el latín,
el hebreo y el árabe y el esfuerzo de verter el léxico del conocimiento en estas lenguas dio un
impulso decisivo a la instauración de una literatura en prosa castellana.
La costumbre literaria de compilar sentencias de filósofos, atribuyéndolas a
autores griegos de prestigio, fue habitual en la literatura árabe del siglo IX. Tanto las
colecciones de máximas como
los libros de exempla de estas culturas fueron traducidos al castellano y
difundidos extensamente en la Península bajo los reinados de Fernando III,
Alfonso X y Sancho IV de Castilla.
Del la primera mitad del siglo XIII datan el Libro de los doce sabios, la
Poridat de poridades, el Secreto de los secretos (una versión distinta de la
Poridat) y el Libro de los buenos proverbios. Otros ejemplares de este género
de lasegunda mitad del XIII o posteriores son el Bocados de oro, el Libro de
los consejos y las Flores de filosofía con el que guardan estrecha relación el
Libro de los cien capítulos, el Libro del consejo e de los consejeros y los Dichos
de los santos padres.
Contenido
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1 Caracterización
2 Libro de los doce sabios
3 Libro de los buenos proverbios
4 Poridat de Poridades y Secreto de los secretos
5 Bocados de oro
6 Flores de filosofía y El libro del consejo y los consejeros
7 Obras mixtas de exempla y sententiae
8 Referencias
9 Enlaces externos
Caracterización [editar]
Poquísimas de estas máximas provienen de la tradición occidental bíblica, pese
a que podían haber sido usadas con mayor propiedad para fines catequéticos
católicos, que fueron estimulados tras el IV Concilio de Letrán (1215). Algunas
de estas obras incluyen, además, algunos cuentos doctrinales o exempla.
Las primeras recopilaciones de sentencias fueron traducciones del
árabe y se realizaron en la primera mitad del siglo XIII. De este periodo pueden ser
el Libro de los doce sabios, la Poridat de poridades, el Secreto de los
secretos (una versión distinta de la Poridat) y el Libro de los buenos
proverbios. En un principio debían proporcionar un saber adecuado a la moral
cristiana, en connivencia con lo dispuesto en el IV Concilio de Letrán, pero
las traducciones de fuentes árabes, que a su vez remitían a otras persas,
sirias y en el fondo bizantinas o griegas, no siempre se ajustaban a las
prescripciones eclesiásticas,puesto que la moral preconizaba valía más para el
dirigente pagano que para el buen cristiano. Pero pronto se tendió a adaptar
esta literatura a las necesidades doctrinales de la predicación. Así, las
Flores de filosofía, el Libro de los cien capítulos (refundición o fuente del anterior) y los Bocados de oro incorporan una
moraleja cristiana y suprimen en lo posible la sabiduría herética, pasando
después a obras de distinto carácter y evolucionando en sucesivas transmisiones
a partir del
siglo XIV. Cuando estos libros adoptan un espíritu decididamente catequético,
la transformación experimentada es aún mayor, como
ocurre en los Dichos de los santos
padres de Pedro López de Baeza.
El género cumplió habitualmente la función de speculum principis (espejo de príncipes),
o libros doctrinales para nobles que aconsejaban en las tareas de gobierno. Así
se compusieron libros de sentencias no basados en fuentes árabes sino en
compilaciones a partir de la tradición cristiana de dichos y hechos de
personajes célebres de la antigüedad y de la historia o del exemplum homilético. Son los casos del
Libro de los doce sabios, o las Flores de filosofía, este último utilizado y
amplificado a comienzos del siglo XIV en los «Castigos del rey de Mentón» del
Libro del caballero Zifar y adaptado como amonestaciones cristianas por las
mismas fechas en los Dichos de los santos padres; también lo es el Libro de los
cien capítulos (que parece ser una ampliación posterior a 1285 de las Flores
y consta de solo cincuenta capítulos,quedando, al parecer de su editor moderno,
inacabado), y el Libro de los consejos.
Este tipo de obras son utilizadas abundantemente en la literatura posterior, como sucede en los libros II a V del Conde Lucanor de Don
Juan Manuel, que toma sus proverbios, entre otras fuentes, de de las Flores de filosofía. Muchas de las sentencias se
encontrarán incluso en el siglo XV integradas en obras como La Celestina.
Libro de los doce sabios [editar]
Artículo principal: Libro de los doce sabios
El primero de los libros del
género gnómico es el Libro de los doce sabios iniciado quizá en 1237 y
terminado en la década de 1250. Se compone en una gran parte de sentencias de
raíz oriental y también de máximas y fábulas de la literatura sapiencial latina.
Reúne dos tipos de materiales: un marco de tipo oriental, en el que un conjunto
de sabios reunidos elaboran unos conocimientos de tipo doctrinal, con destino a
los infantes del rey Fernando, extrayendo un speculum principis (espejo de
príncipes) de carácter moral.
Libro de los buenos proverbios [editar]
Artículo principal: Libro de los buenos proverbios
El libro de máximas Kitab adab al-falasifa de Ishaq ibn Hunain (Joaniçio en las
fuentes cristianas), muerto hacia 911, procede el Libro de los buenos
proverbios. Por otro lado, material del Libro de los buenos proverbios aparece
en la Floresta de philósophos y en el Pseudo-Séneca.
Las sentencias que recoge el libro, y que se atribuyen vagamente a nombres de
prestigio, como Aristóteles, Platón o Sócrates, se presentanmediante un marco
introductorio (técnica habitual en la literatura árabe) en el que con motivo de
la celebración de uno de los grandes días festivos un sabio pronuncia un
discurso ante un auditorio, que disfruta del aprendizaje de estos bocados de
sabiduría a la vez que se deleita. La parte final del libro la ocupa un apócrifo intercambio
epistolar entre Alejandro Magno y su madre.
Poridat de Poridades y Secreto de los secretos [editar]
Véase también: Poridat de poridades
A la misma corriente literaria pertenece un libro de sentencias atribuidas a
Aristóteles, en las que este sabio griego aconseja a Alejandro Magno: el Sirr
al-asrar de Yuhanna ibn al-Bitriq. Este libro dio origen a dos tradiciones, la
de la traducción hispánica Poridat de poridades, que circuló ampliamente en el
ámbito peninsular, y la de una versión en latín de Felipe de Trípoli, también
del siglo XIII, el Secretum secretorum, a partir de una fuente más extensa
tardía, que, tras influir en la literatura europea, regresó a España para ser a
partir de ahí nuevamente traducido al castellano como Secreto de los secretos y
a otras lenguas romances peninsulares. En todo caso, al tomar muchas citas de
Aristóteles a través de una compleja transmisión textual en la que intervienen
traducciones persas, siríacas, árabes, latinas y romances, el conocimiento
auténtico del pensamiento de Aristóteles se había distorsionado en gran medida.
Bocados de oro [editar]
Artículo principal: Bocados de oro
Los Bocados de oro o Bonium (que adaptan el Mukhtaral-hikam de mediados del
siglo XI, obra heredera del Kitab adab al-falasifa), por su parte, también
tuvieron una difusión paralela en la literatura latina medieval a través de una
versión titulada Liber philosophorum moralium antiquorum, que bien podía
proceder de una de las traducciones al latín de fuentes árabes de la Escuela de
Traductores de Toledo bajo el designio de Alfonso X. En todo caso la traducción
hispánica gozó de gran popularidad en España, hasta el punto de que conoció
ediciones impresas en Sevilla (1495), Toledo (1510) o Valladolid (1527). Además
fue integrado en el Libro del consejo del
infante Don Juan Manuel y en la introducción de la Gran conquista de Ultramar.
El Bocados de oro tiene la particularidad de que cada capítulo está introducido
por la descripción del
sabio que lo protagoniza.
Flores de filosofía y El libro del consejo y
los consejeros [editar]
Véase también: Flores de filosofía
La compilación titulada Flores de filosofía, posiblemente de la segunda mitad del siglo XIII, adopta la habitual forma del género del
«espejo de príncipes». Es fundamental, asimismo, la dimensión cristiana y el
propósito doctrinal, lo que se consiguió adaptando la moral de las fuentes
árabes originales. Se puede considerar como una
guía espiritual que asegure al hombre la salvación de su alma.
Estrecho parentesco con este libro guarda el Libro del consejo e de los
consejeros, del que aún no se ha dilucidado si
es fuente de las Flores de filosofía o
secuela. Compuesto probablemente en el reinadode Sancho IV de Castilla (época
en la que también se podrían datar las Flores) y atribuido a Pedro Gómez
Barroso, clérigo al servicio del
rey. El tema que unifica el Libro se podría definir como las excelencias de los consejos. La obra
tiene la particularidad inusual de indicar los nombres de los sabios a quienes
se atribuyen las máximas, provenientes de la Antigüedad clásica o de la Biblia,
y no de fuentes árabes, sino del Liber consolationis et consilii, obra de 1246
de Albertano de Brescia. Sin embargo no deja de haber en él influencias de los Bocados
de oro.
Obras mixtas de exempla y sententiae [editar]
Véanse también: Historia de la doncella Teodor y Lucidario
Características mixtas de libro de cuentos ejemplares y de sentencias tienen
dos obras más: la Historia de la donzella Teodor y el Lucidario.
El libro de la Historia de la doncella Teodor se conserva en cinco códices del siglo XV, en cuatro de los cuales constituye el
último capítulo del
libro gnómico Bocados de oro, lo que muestra la relación que los copistas
vieron entre ambas obras que, al fin y al cabo, responden al propósito
sapiencial. A lo largo de su transmisión la historia, que contenía debates
sobre religión islámica, se transformó para adoctrinar para un mundo cristiano,
como sucede con
otros libros de este género.
En cuanto al Lucidario, se trata de una miscelánea enciclopédica de fines del siglo XIII que
ordenó compilar Sancho IV a partir de fuentes latinas. La obra se compone de
ciento seis capítulos que tratan asuntoscuriosos y variados sobre todo tipo de
saberes, tanto teológicos como
de historia natural. Adopta la estructura oriental de enmarcar su contenido en
forma de preguntas y respuestas de un maestro y su discípulo.
Sendebar
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Manuscrito del Sendebar.
El Sendebar, también llamado El libro de los engaños (debido a su título
completo, Libro de los engaños e los asayamientos de las mujeres), es un libro
de cuentos o exempla castellano de mediados del siglo XIII, que recoge una
colección de cuentos árabes que a su vez proceden de la tradición cuentística
persa o hindú.
La traducción fue terminada en 1253 por iniciativa de don Fadrique, hermano de
Alfonso X el Sabio, y fue titulada como
El libro de los engaños y de los ensañamientos de las mujeres. El objetivo fundamental
de esta colección de cuentos era ejemplificador, algo propio de aquella
primeriza prosa medieval de ficción.
Tiene en común con el Calila y Dimna la fecha de su redacción y el hecho de ser
una colección de cuentos orientales llegados a España en sus versiones árabes.
Las dos compilaciones de cuentística oriental encuadran los ejemplos en un
marco narrativo y sus enseñanzas prefieren la sabiduría profana a la moral
cristiana; enseñan a vivir con prudencia en el mundo.
En el Sendebar, el pretexto narrativo que enmarca los cuentos, es la leyenda del hijo único de Alcos, rey de Judea, que rehúsa los
ofrecimientos amorosos de una de las mujeres del harén de su progenitor. Esterechazo
provoca que la cortesana lo acuse falsamente de intentar violarla, en conexión
con el motivo bien conocido de la madrastra malvada, que remite en última
instancia a la leyenda bíblica del patriarca José y la reina Putifar. El joven
príncipe es sentenciado a muerte y, por consejo de su ayo Çendubete, se ve
obligado a guardar silencio por espacio de siete días. Para entretener la
espera de su destino, los sabios de la corte le narran cuentos que, en
correspondencia con estos antecedentes, tienen carácter misógino; entre estos,
su madrastra cuenta otros que tienen por objeto condenar al infante. El
desenlace, sentenciado por el rey, es la condena de su madrastra a morir en un
'caldero seco' al fuego, mientras que el príncipe se salva.
Se documentan varias versiones de esta obra en toda Europa, y sus ejemplos se
recogen en la Scala coeli (Diego de Cañizares, siglo XV), en el Libro de los
siete sabios de Roma (1530) y en la Historia del Príncipe Erasto (1575).
El Sendebar como texto esotérico [editar]
Tanto Lacarra, como
Kantor y Rivas, concuerdan con la idea de que en la estructura literal de
Sendebar, se refleja una estructura mítica que describe el ritual iniciático.
Así que la obra didáctica Sendebar, que es considerada tradicionalmente como una colección de
exempla con una evidente tendencia misógina es, además, bajo una lectura
simbólica, un tratado sobre el renacimiento en espíritu, y el ritual que se
atraviesa para poder ser iniciado en los misterios mayores.
Desde la primera lectura literal esevidente que Sendebar gira en torno a la
imagen de la mujer, su astucia, ingenio, seducción y sabiduría. Muchos exempla,
incluso algunos de los que relata la madrastra, mostrarán la capacidad femenina
para desplegar falsas apariencias, transformar la realidad y atrapar a los
ingenuos personajes dentro de una falsedad aceptada como verdadera. Por ello es fácil concluir
que la finalidad didáctica de Sendebar es advertir sobre los engaños de que son
capaces las mujeres, brindar los elementos necesarios para poder distinguir sus
artes, e invitar al lector para que busque la verdad detrás de las apariencias.
Plogo e tovo por bien que aqueste libro [fuese trasladado] de arávigo en
castellano para aperçebir a los engañados e los asayamientos de las mugeres.
(:64)
Pero además se nos advierte constantemente sobre la imposibilidad de llegar al
conocimiento completo de sus artes.
E yo, señor, non te di este enxenplo sinon por que sepas el engaño de las
mugeres, que son muy fuertes sus artes e son muchos, que non an cabo nin fin.
(:85)
La advertencia sobre lo vano de este intento, es incluso puesta en boca de una
mujer dentro del
cuento 18 Ingenia.
E dixo ella: -Tú gasteste mucha lazeria e mucho mal día, e nunca esperes ende
ál, que esto que tú demandas nunca lo acabarás tú nin omne de quantos son
nasçidos. (:134)
Lo cual nos recuerda la sentencia contenida en el prólogo de la colección:
E el omne, porque es de poca vida, e la çiençia es fuerte e luenga, non puede
aprender nin saber, mas cada uno aprende qualle es dada e enbiada por la graçia
que le es dada e enbiada de suso, de amor, profecía e fazer bien e merced a los
que l' aman. (:63-64)
Las historias ejemplares muestran, simbólicamente, la manera correcta o
incorrecta de proceder ante una situación particular. Para
lograr su objetivo exponen las consecuencias que sufre un personaje, el cual
será representante simbólico de aquel a quien se desea instruir. El ejemplo se
convierte, de esta forma, en una alegoría que ilustra un dilema particular. Por
ello, las sentencias que generalmente anteceden a los ejemplos dictarán los
siguientes preceptos: Si actúas de tal o cual forma, te sucederá tal o cual
cosa, al igual que a determinado personaje. Las historias, debido a su
naturaleza ejemplar, se transforman en oráculos que muestran lo que acontecería
si se obrara de tal o cual manera. Así es como
los exempla realmente invitan a la contemplación de las consecuencias, y su
adecuada asimilación depende de la capacidad y la naturaleza de quien los
escucha.
Entonces, si los exempla agrupados en Sendebar pretenden mostrar cómo es que se
ingenian los engaños femeninos que modifican la realidad y, desde luego,
revelar las circunstancias y los riesgos que se pueden enfrentar al tomar tal o
cual camino, la única manera de comprenderlos será mediante un esfuerzo
particular. Por ello es que los exempla se construirán como un tratado gráfico sobre algún enigma en
un manuscrito pictórico, que hace comprensible a la inteligencia normal las
implicaciones filosóficas delmisterio.
Este sentido esotérico también se encuentra implícito en la tradición didáctica
en la cual se origina Sendebar, ya sea en la tradición de donde proviene su
traducción, como
en la de su origen remoto. Tener en cuenta la finalidad didáctica que motivaba
la narración de historias para ambas culturas, árabe e hindú, permitirá el
conocimiento del
sentido profundo que encierra Sendebar.
Recordemos el sentido didáctico que se le dio a los cuentos dentro de los
círculos Sufis, donde es costumbre que los estudiantes se impregnen en los
cuentos prescritos para su estudio, de modo que su dimensión interna puede ser
abierta por el maestro, a medida que el candidato es juzgado maduro para las
experiencias que ellos ofrecen. Ahora me remontaré al sentido didáctico según
la cultura hindú (dado su probable origen primitivo), especialmente en los
relatos que tratan sobre el mismo tema que la colección Sendebar: el poder que
poseen las artes femeninas, para atrapar mediante la falsa apariencia.
Para los indios el engaño es una forma de arte y corresponde a una de las
virtudes esenciales del
aspecto femenino de lo divino: Maya. El poder para generar este engaño se
conoce como
Shakti. Maya-Sakti, entonces, correspondería a la figura arquetípica del eterno femenino, el
cual ha dado a luz al universo, al individuo y, al mismo tiempo, cubre la
conciencia con las envolturas de su producción perecedera. Por ello es que el
objetivo del pensamiento indio ha sido siempre conocer el secreto del
atrapamiento y, de serposible, abrirse paso a una realidad exterior que subyace
en las circunvoluciones que envuelven nuestro ser consciente.La mitología hindú
trata el enigma del arte femenino que atrapa la conciencia, o sea Maya,
precisamente –como antes ya lo he señalado- mediante manuscritos pictóricos que
permiten a la inteligencia común aprender las implicaciones filosóficas del
enigma.
Calila y Dimna
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Manuscrito del Calila e Dimna
Calila e Dimna es una colección de cuentos castellanos de 1251 probablemente
mandada traducir por Alfonso X el Sabio siendo todavía infante.
Contenido
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1 Contenido
2 Autoría y datación
3 Estructura
4 Referencias
4.1 Ediciones
5 Enlaces externos
Contenido [editar]
De entre las muchas obras relacionadas con Alfonso X, el Calila e Dimna es la
más literaria. Su materia narrativa procede de la literatura oriental, pues
traduce fielmente el texto árabe del Kalila wa-Dimna (كليلة ودمنة),
que a su vez es la traducción que el iraní Ibn Al-Muqaffa hizo al árabe del
texto en el siglo VIII (de donde se difundió por toda Europa), y éste por su parte
procede del Panchatantra hindú (hacia el 300 d. de C.). En el año 570 fue
traducida al pahlavi o persa literario y pocos años más tarde al sirio.
Conecta con los manuales sapienciales de educación de príncipes mediante el
motivo oriental de las preguntas y respuestas entre el rey y un filósofo, que
da paso a cuentos ejemplarizantes o exempla contados y protagonizados
poranimales: un buey, un león y dos chacales llamados «Calila» y «Dimna», que
son quienes cuentan un mayor número de cuentos, en muchas ocasiones imbricados
unos en otros en la llamada «estructura de muñecas rusas». Abundan los
monólogos introspectivos y se usa
el diálogo con función dramática. Por lo que respecta a la localización, es muy
esquemática y la acción, más bien escasa. Una estructura muy similar se utiliza
en el libro de Don Juan Manuel, El conde Lucanor (S XIV).
Autoría y datación [editar]
El Calila e Dimna nos ha llegado a través de dos manuscritos denominados A y B.
Según el colofón del manuscrito A, del primer tercio del siglo XV (ms. h-III-9
de la Biblioteca del Escorial), el libro «fue sacado de arábigo en latín, et
romançado por mandato del infante don Alfonso [] era de mill e dozientos e
noventa y nueve años» (= 1261). Sin embargo, como la versión castellana es muy
fiel a la arábiga, se puede descartar la existencia de una traducción
intermedia latina. El hecho de que se denomine «infante» a don «Alfonso»
(coronado rey en 1252) han hecho retrasar la fecha de composición a 1251, en lo
que supondría la primera obra de ficción extensa de la literatura en prosa en
la península.
Estructura [editar]
La estructura principal de la obra es la narración marco (conversación entre el
rey Dicelem y su alguacil-filósofo Burduben), aunque no se descarta otras como
la de la caja china (cuentos dentro de otros). Tiene tres partes claramente
diferenciadas:
La introducción de Al-Muqaffa, que es unaapología del saber y de su carácter
eminentemente práctico (en ella se incluye algunos exempla).
La historia de Bercebuey (caps. I y II. El primero describe su viaje a la India
en busca de la sabiduría, el segundo es, en realidad, un de contemptu mundi).
La historia propiamente de Calila y Dimna. En ella, a su vez, podemos
distinguir dos partes:
Una compuesta por los caps. III-VI que son los más complejos en cuanto a
composición y los más cercanos al Panchatantra.
Otra, que comprende los restantes capítulos, y que sigue unos esquemas
organizativos simples y con paralelos orientales menos claros.
Pero López de Ayala
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(Redirigido desde Pedro López de Ayala)
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Pero (o Pedro) López de Ayala (Vitoria, 1332 - Calahorra, 1407) fue un poeta,
historiador, prosista y canciller.
Contenido
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1 Biografía
1.1 Paso al bando de los Trastámara
1.2 Bajo el reinado de Juan I
2 Obra literaria
2.1 Rimado de Palacio
2.2 Libro de la caza de las aves
2.3 Historia de los reyes de Castilla
2.4 Traducciones
3 Referencias
3.1 Notas
3.2 Fuentes
4 Enlaces externos
Biografía [editar]
Nació en Vitoria en una noble familia, hijo de Fernán Pérez de Ayala y de
Elvira Álvarez de Cevallos. Su padre era sobrino del Obispo Pedro Gómez Barroso
y había recibido instrucción clerical hasta que tuvo que asumir el mayorazgo de
su casa; era hombre famoso por su elocuencia y dotes de negociador y de él
debió recibir su hijo la educación moral yreligiosa que caracteriza su obra y
la frecuentación de los Salmos y la Biblia; sin embargo, al igual que su amigo,
el poeta judeoconverso Pero Ferrús,[1] pasó su juventud en lecturas más
profanas, en especial libros de caballerías:
Plogome otrosí oír muchas vegadas
libros de devaneos, de mentiras probadas;
Amadís e Lançalote, e burlas escantadas,
en que perdí mi tiempo a muy malas jornadas (Rimado de Palacio, 163)
Tras la temprana muerte de su hermano mayor, la familia decide cancelar los
planes eclesiásticos para él dispuestos y regresa de la Corte de su tío para
empezar a representar los intereses familiares como su toledano padre en la
Corte Regia. Así, cuando contaba poco más de 20 años, entró al servicio de
Pedro I de Castilla, llamado por el pueblo 'el Justiciero' y por los
nobles 'el Cruel'. En 1359 navegaba a lo largo del litoral valenciano
y catalán en calidad de Capitán de su flota.
Paso al bando de los Trastámara [editar]
Batalla de Nájera (Manuscrito de las Crónicas de Jean Froissart, siglo XV,
(Biblioteca Nacional de Francia)
En 1366 empezó en firme la rebelión de Enrique de Trastámara contra su medio
hermano el Rey Pedro I. Pero López de Ayala y su padre se pasaron al bando del
pretendiente bastardo al trono, el futuro Enrique II de Castilla:
Por el rey matar omnes, non llaman justiçiero,
ca sería nombre falso: más propio es carnicero.
Pedro I había ajusticiado a muchos nobles, a juicio de muchos, más por rencor
que por otro motivo. El propio escritor afirmó que
Viendo que losfechos de don Pedro no iban de buena guisa, determinaron partirse
dél.
Los Ayala recibieron ventajas y mercedes por esa defección. Al futuro canciller
se le otorgó el título de Alférez mayor del Pendón de la Banda (segundo
teniente) de la Orden de la Banda, que ostentó cuando luchó a favor de Enrique
en la batalla de Nájera (1367). La acción resultó un revés para las fuerzas
insurgentes y el poeta fue capturado por el Príncipe Negro, lo que en el fondo
fue una suerte, pues el Rey Pedro lo habría ejecutado sin más. El Príncipe
Negro se hizo pagar un crecido rescate por su familia y lo dejó en libertad a
los seis meses, llegando a tiempo a Burgos para ver entrar a Enrique victorioso
en la ciudad. De éste recibió en pago por su lealtad mercedes como ser nombrado
Alcalde mayor de Vitoria y de Toledo, amén de obtener los señoríos de
Arciniega, Torre de Valle de Orozco y Valle de Llodio, ricos, fértiles y
pintorescos lugares, así como la designación de miembro del Consejo Real. En
1378, viajó a Francia para negociar una alianza contra Inglaterra y Portugal.
Bajo el reinado de Juan I [editar]
Batalla de Aljubarrota en 1385.
Al morir Enrique II (1379), su hijo y sucesor Juan I de Castilla confirmó los
privilegios otorgados y además los acrecentó, encargándole difíciles misiones
diplomáticas, entre ellas su embajada a Carlos VI de Francia, a quien aconsejó
tan acertadamente en la batalla de Roosebeke contra los anglo-flamencos (1382),
que el monarca francés lo nombró su camarero y le otorgó una pensiónvitalicia
de mil monedas de oro a Ayala y a su hijo primogénito.
La proclamación de Juan de Avís por los portugueses desvanecía los proyectos
que Juan I albergaba de coronarse Rey de Portugal. López de Ayala, que no era
partidario de una guerra de Castilla contra los portugueses, se esforzó por
disuadir de ello al monarca, mal aconsejado por la joven generación de
cortesanos, pero no rehuyó la lucha cuando se produjo, empuñando de nuevo el
estandarte de la Orden de la Banda y tratando de neutralizar las imprudencias
temerarias de los donceles cortesanos en el desastre de Aljubarrota (1385).
Peleó con bravura y cayó preso cubierto de heridas y 'quebrados dientes e
muelas'. Esta vez su cautivero fue mucho peor, pues estuvo prisionero
durante un año en el Castillo de Leiria metido dentro de una jaula de hierro, y
después en el de Obidos. Mientras esperaba su rescate escribió su Libro de la
caza de las aves y parte de su Rimado de Palacio. Fue devuelto a cambio de
30.000 doblas después de que muchos intercediesen en su favor, como su mujer,
Doña Leonor de Guzmán, el gran Maestre de la Orden de Calatrava y los Reyes de
Castilla y de Francia.
Tras su liberación en 1388 ó 1389, recibió nuevos honores, como ser nombrado
camarero y copero mayor de la corte. Además prosiguió su actividad diplomática
en Francia. Negoció acuerdos entre Inglaterra y Castilla que condujeron a la
Paz de Troncoso (1388); también intervino en la boda entre el Príncipe heredero
Enrique con Catalina de Lancáster, e instituyó el título dePríncipe de
Asturias. Se opuso con prudencia a la división del reino que proponía Juan I en
las Cortes de Guadalajara y, al fallecer este monarca en 1390, formó parte del
Consejo de Regencia durante la minoría de edad del futuro Enrique III. En 1392
logró que se firmara la paz entre castellanos y portugueses, dando fin a una
guerra prolongada y desastrosa para ambos reinos, y se retiró algún tiempo a
sus posesiones, donde se dedicó al estudio y a las letras. Volvió a Castilla
para ser nombrado canciller mayor del reino en 1398, y todavía proseguía sus
actividades como representante exterior de Castilla cuando súbitamente murió en
Calahorra a los 75 años de edad (1407).
Se conserva su estatua yacente, junto con la de su mujer, en el Monasterio de
Quejana (Álava), cuyos cuidados dependen de las cinco monjas dominicas que hay
en la actualidad. Las dos estatuas yacentes, en mármol, se encuentran al pie
del retablo del monasterio, junto a otras estatuas yacentes de los padres del Canciller,
Don Fernán y Doña Elvira. Este retablo es una réplica inaugurada el 4 de agosto
de 1959, del original, que se halla en Chicago.
El Canciller Ayala vivió una época turbulenta también para toda la Cristiandad,
a causa del llamado Cisma de Occidente, que es aludido angustiosamente en su
Rimado de Palacio, pues existía la creencia de que mientras hubiera ese cisma
ningún alma se salvaría. Su actitud es la de un noble bien intencionado que se
indigna ante la inmoralidad imperante, como Quevedo en el siglo XVII, José
Cadalso en elXVIII y Larra en el XIX.
Obra literaria [editar]
La instrucción del canciller Ayala era muy extensa para lo que se acostumbraba
en la época. Aparte de la Biblia, conocía la obra de Tito Livio, Valerio
Máximo, San Agustín, Boecio, San Gregorio, San Isidoro, Egidio Romano, Vegecio,
Boccaccio y alguna de las versiones de la Estoria de España de Alfonso X el
Sabio. Conocía además las colecciones jurídicas de su tiempo, como Juan Andrés,
Giovanni Andrea, el Decreto de Graciano
Rimado de Palacio [editar]
Resulta especialmente famosa su obra satírica y didáctica, el Libro Rimado de
Palacio, también conocido como Los Rimos, unos 8.200 versos escritos en su
mayor parte en cuaderna vía y donde, tras efectuar una confesión general de sus
pecados, pasa revista a la sociedad de su tiempo describiendo con ironía a sus
contemporáneos de la jerarquía civil (y religiosa ('si estos son
ministros, sonlo de Satanás / ca nunca buenas obras tú fazer les verás') y
sus hipócritas valores políticos, sociales y morales, mezclando cuadros
realistas y disquisiciones moralizantes. Tampoco salen muy bien parados los
judíos. Se queja amargamente de cómo se acumulan los impuestos sobre los pobres
pecheros y cómo ello provoca una gran crisis demográfica:
Do moraban mil omes, non moran ya trezientos;
más vienen que granizo sobre ellos ponimientos;
fuyen chicos e grandes con tales escarmientos,
ca ya vivos los queman, sin fuego y sin sarmientos (261)
La prisión de Obidos pone fin a estas reflexiones y el poeta se desahoga
encanciones líricas. Unas están dedicadas a la Virgen o prometen visitar
diversos santuarios; otras son oraciones de una religiosidad más íntima, puesto
que dejan ver una angustia real ante la posibilidad de que Dios haya condenado
su alma por sus pecados. La parte final del poema es en realidad un centón y
paráfrasis de diversos pasajes de los Morales, un comentario del Libro de Job
por San Gregorio Magno que López de Ayala había traducido. En realidad se trata
de una mezcla heterogénea de diversos materiales poéticos a los que su autor ha
dado cierta unidad con estrofas de transición de unos temas a otros. Las
composiciones líricas están hechas en zéjel, y los pasajes en cuaderna vía
poseen algunos hemistiquios de ocho sílabas; otros pasajes de composición más
tardía, como el Deitado del Cisma de Occidente, usan ya el verso largo. El
libro fue comenzado antes de 1385 y quedó concluido en 1403.
Libro de la caza de las aves [editar]
En su Libro de la caza de las aves, trató de recoger todo el conocimiento
práctico que había acumulado acerca del arte de la cetrería. Lo redactó
mientras estuvo preso en Óvidos (Portugal) tras la derrota de Aljubarrota. De
esta obra se conservan una treintena de copias, la mayoría en la Biblioteca
Nacional de España, pero también las hay en Gran Bretaña (1 copia), Francia (2
copias), Italia (3 copias) y Estados Unidos (4 copias).
Historia de los reyes de Castilla [editar]
Escribió asimismo las crónicas de los reinados de Pedro I de Castilla, Enrique
de Trastámara (Enrique IIde Castilla) y Juan I de Castilla, y una que quedó
incompleta del reinado de Enrique III de Castilla, recogidas todas bajo el
título de Historia de los reyes de Castilla. En ella se muestra como un
historiador de bastante mayor rigor que sus contemporáneos Matteo Villani o
Froissart, pues poseía dotes de penetración psicológica y observación más
agudas que éstos, como se deduce del hecho de que, por ejemplo, ambos busquen
las escenas pintorescas y se recreen en las pompas caballerescas, mientras que
a López de Ayala sólo le preocupan los hechos y las circunstancias que los
rodean. Vivaz en los retratos, logra con su narración un sobrio dramatismo que
hace olvidar por completo ya y por siempre la sequedad de los viejos
cronicones.
Traducciones [editar]
Tradujo las obras de algunos autores de la Antigüedad, como Tito Livio (las
primeras Décadas), en quien estaba interesado como historiador que era, pero
también de filósofos como Boecio (De consolatione philosophiae) y de autores
más modernos, como San Isidoro (De summo bono), San Gregorio Magno (Morales) o
incluso contemporáneos (Guido da Colonna, Crónica troyana) y Boccaccio (Caída
de príncipes). Puso especial empeño en los comentarios morales de San Gregorio
al Libro de Job y no sólo los editó aparte con el título de Flores de los
morales de Job, sino que versificó parte de esta obra en su Rimado de Palacio.
Su Linaje de Ayala es un estudio genealógico. El poeta castellano Pero Ferrús
(hacia 1380) dedicó una de sus cantigas a López de Ayala.