CAPITALISMO POPULAR
SOQUIMICH Y CAP
PROCESO DE PRIVATIZACIÓN
Con miras a la industrialización, Chile comienza con la
privatización de las empresas públicas bajo el poder de la
dictadura militar. La idea era buena, desde el punto de vista de que el Estado
es un regulador y través de los impuestos distribuye la riqueza del
país, sin embargo, la privatización de grandes
compañías públicas, a través del capitalismo
popular, fue un oscuro y turbio procedimiento, considerado un robo al
patrimonio fiscal.
El “capitalismo popular” comenzó a dar sus primeros pasos en
SOQUIMICH, anunciados ya en febrero del año 1983, cuando el gerente de
empresas CORFO, y representante en la Subcomisión de venta de activos,
Eugenio Ponce Lerou, recordó que el gobierno había establecido la
venta de bienes del Estado y su formalización y, como un objetivo
secundario, la atomización de la propiedad.
Pocos días después, el 18 de marzo, SOQUIMICH fue inscrita como
Sociedad Anónima abierta en la Superintendencia de Valores. El 6 de junio fue admitida en la Bolsa de Comercio de Santiago. Hasta
entonces, CORFO tenía el 99 % de las acciones
y ENDESA el 0,001 % restante.
Aquel año, el último en que Ponce Lerou estuvo a la cabeza del
directorio de SOQUIMICH, fue vendido el 1,3 % de la empresa, es decir,
aproximadamente un millón y medio de acciones.La Compañía
Exportadora de Minas Cemin, Ligada a quien luego sería su gran socio,
Juan Rasmuss, adquirió un 0,82% de las acciones, mas dé un
millón. También apareció como accionista Julio Ponce Zamora, padre del presidente del
directorio de SOQUIMICH.
Julio Ponce, en su calidad de gerente de empresas de CORFO, propuso la venta de
acciones de SOQUIMICH y ENDESA a través de la Bolsa hasta un 30% de su capital. En ese
momento aún no se reconocía que se caminaba hacia la
privatización total.
Desde 1983 —cuando se transaron en la Bolsa de Comercio de Santiago sus
primeras acciones— hasta 1988, cuando se completó totalmente su
privatización, SOQUIMICH fue el centro de una serie de discutibles
operaciones financieras, protagonizadas por Ponce Lerou, su padre, sus hermanos
y sus amigos, primero como funcionarios de gobierno y mas tarde como
particulares.
Ponce Lerou ya no estaba en SOQUIMICH, aunque en verdad seguía presente.
Su hermano Eugenio, numerosos ejecutivos y empleados leales,
esperaban el momento de su retorno triunfal. Con el nuevo código
minero, establecido por el régimen militar, los nitratos y sales
analogas, el yodo y los compuestos químicos de estos productos ya
no quedaban reservados exclusivamente al Estado. Sin embargo, la Dictadura
dispuso un periodo de seis meses para que CORFO y SOQUIMICH
fuesen los únicos que pudieran constituir propiedad sobre estos recursos
mineros.
En marzo de 1984, CORFO entregó poder a un
grupo de abogados vinculados a SOQUIMICH —entreellos, Armando
Gutiérrez— para que presentaran los pedimentos correspondientes.
Ellos manifestaron propiedad minera en favor de CORFO sobre los yacimientos
mas importantes de salitre y yodo de la I y II Región,
considerados los mejores del mundo, y correspondientes al 90 % de los
existentes en todo el país.
Hubo protestas por esta decisión. Compañía de Salitre y Yodo de Chile (COSAYACH) fue la
empresa reclamante. Pertenecía al futuro
candidato presidencial Francisco Javier Errazuriz. En una demanda
contra SOQUIMICH y CORFO, denunció que en 1985 “CORFO
transfirió directamente, sin licitación previa, sin previo
conocimiento y refrendación de la Contraloría General de la
República, a espaldas del público y por un precio irrisorio (poco
mas de ocho millones de pesos, que nunca se pagaron totalmente), el
total de sus derechos sobre esas propiedades mineras a SOQUIMICH”.
En la operación los hombres de Ponce Lerou acapararon
para SOQUIMICH mas de 93 mil hectareas de terreno (siete veces la
superficie de Isla de Pascua), con los mejores yacimientos de yodo y salitre,
incluidos Pedro de Valdivia y María Elena. El
proceso de privatización estaba en pleno desarrollo. Sólo
faltaba saber quiénes tomarían el control. La empresa
empezó a tener utilidades. En 1986 se decidió aumentar la
participación del
sector privado hasta el 49 % del
capital social.
Ese año, un ejecutivo de SOQUIMICH, el gerente general Eduardo
Bobenrieth, enfrentado a un período de negociación colectiva con
lostrabajadores, tomó una medida que abriría paso a la captura de
la empresa por parte de Ponce Lerou. CORFO le había prohibido a
Bobenrieth negociar con los trabajadores las utilidades futuras de la empresa.
Los sindicatos pedían una gratificación fija y,
si las utilidades sobrepasaban lo calculado para el primer caso, ellos
pedirían que se les pagara la diferencia. Bobenrieth
consultó al ministro de Hacienda, Hernan Büchi, y
éste le respondió que estaba de acuerdo, siempre y cuando la
pagara en acciones. Se negoció la diferencia en acciones y, en
dos años, hasta 1987, los trabajadores pasaron a ser dueños del 4
% de SOQUIMICH.
Bobenrieth dio vida así a la Sociedad Pampa Calichera
el 25 de noviembre de 1986. La base de la sociedad eran las acciones que
él, otros ejecutivos y los trabajadores tenían en SOQUIMICH. Las
acciones recibidas por los trabajadores como
parte del
convenio colectivo se multiplicarían por tres, por la vía de
unirse en sociedad, pedir créditos a los bancos y luego pagarlos con los
dividendos. Se les prometió que finalizado ese
objetivo, en unos pocos años, la sociedad se dividiría y le
entregarían a cada persona el triple de las acciones de SOQUIMICH
aportadas originalmente.
En mayo de 1987 reapareció Ponce Lerou en el directorio de la empresa y
en septiembre ya era el presidente del directorio. En diciembre de
ese año CORFO tenía el 17 % de la
compañía y Pampa Calichera era el segundo accionista con el 12,34
%. Ponce contaba entonces con el apoyo decapitales nacionales y norteamericanos
—ICC, una filial del American Express Bank— y con los directores de
SOQUIMICH, Enrique Valenzuela Blanquier —ex ministro de
Minería—, el brigadier René Mendoza y el brigadier de
Ejército Guillermo Letelier, ex vicepresidente de CORFO, posterior
director de FAMAE en tiempos del gobierno de Aylwin, e íntimo
colaborador del general Pinochet.
La estrategia para la toma de SOQUIMICH era compleja. Pampa Calichera
aparecía como
un obstaculo real y el único camino era su cooptación. La
Sociedad de Inversiones Oro Blanco, ligada a Ponce Lerou, a sus hermanos y los
ejecutivos y empleados “leales”, poseía el 17,5 % de Pampa
Calichera. ¿Qué ocurrió entonces?
Dado que el directorio de Pampa Calichera debía incluir a dos ejecutivos
de SOQUIMICH, a Julio Ponce le bastaba acumular el 25 por ciento de los votos
para tener mayoría en Pampa Calichera, con tres directores. Se produjo
un círculo vicioso: AFP Unión tenía un 4
% de SOQUIMICH y Pampa Calichera un 10% de AFP Unión. Kowa, una empresa
japonesa que comercializaba el salitre en Japón, tenía un 2 % de la empresa. Para la administración no era
difícil, por lo tanto, conseguir apoyo en las elecciones del
directorio.
Durante la primera semana de abril, sujetos no identificados
recorrieron en auto los campamentos de la Pampa.
Compraban acciones de Pampa Calichera.
Un documento elaborado por la Federación Nacional de Sindicatos del
Salitre y filiales número 2 de SOQUIMICH denunció
anomalías ocurridas enPedro de Valdivia, María Elena, Tocopilla y
Antofagasta, donde “se recurrió al expediente de presionar a
través de la línea de mando interna (ejecutivos y supervisores)
con el fin de lograr que los trabajadores-accionistas otorgaran poderes a
determinados individuos”. Estos, a su vez, aportaron su consenso en
numerosas juntas que permitieron transformar los fines originales de
Inversiones Pampa Calichera. El mismo procedimiento fue utilizado para la
elección y renovación del directorio.
Hacia 1988 las antiguas lealtades ya se habían
roto. Ponce Lerou aceptó la renuncia de Bobenrieth y
se produjo el regreso triunfal desde Estados Unidos de su viejo amigo Patricio
Contesse, para instalarse en la Gerencia General de SOQUIMICH.
Con su influencia en el directorio de Pampa Calichera cambió el sentido
de ella: la convirtió en una sociedad de inversiones, aumentó su
participación en SOQUIMICH, adquirió nuevos créditos y
compró a un promedio de 800 pesos cada una, acciones que valían
menos en la Bolsa, con tal de controlarla rapidamente. Con los poderes recolectados por los jefes de turno se aprobaron
cambios de estatutos y compras de acciones para Pampa Calichera. También adquirieron el 10 % de AFP Unión.
El creador de Pampa Calichera, Bobenrieth, intentó dar
la pelea. Sus nuevos dueños compraban acciones
a los trabajadores y congelaron el precio en 650 pesos. El calculó que estaban siendo engañados y les
ofreció 1.700, para obtener nuevamente el control de la sociedad.
El directoriocontraatacó con una oferta de dos mil pesos por
acción. Los trabajadores que aceptaron fueron
obligados a firmar dos documentos en blanco en los que no se especifica el
precio, el 10 de abril de 1990.
Como no era suficiente para superar la mitad mas una de las acciones,
“ingresaron a las faenas y mediante presión de amenaza de
despidos, de jefes y supervisores, obligaron a una gran cantidad de
trabajadores a firmar estos dobles traspasos en blanco”, según
denunciaron dirigentes sindicales ante los tribunales de Antofagasta.
Se calculó en diez millones de dólares el valor de los mil
traspasos firmados en blanco y, según denunciaron los afectados en un
recurso de protección, los documentos estaban en las oficinas de
SOQUIMICH en Antofagasta, en calle Aníbal Pinto 3228, el viernes 13 de
abril de 1990, donde los llenaban funcionarios designados por la empresa.
Los trabajadores perdieron la mayoría en Pampa
Calichera. Pasó a tenerla Oro Blanco, vinculada
a la familia Ponce Lerou. En 1991 controlaba el 54
% de las acciones.
SOQUIMICH, totalmente privatizada, comenzó a pertenecer a la Sociedad de
Inversiones Pampa Calichera, en un 19,50 %; a Inversiones RAC Chile Ltda., en
un 10,03 %; a las AFP Provida (7,04 %), Santa María (5,34 %), Habitat
(5,10 %); S.Q. Holdings S.A. (4,29 %); GT Chile Growth Found Limited (3,78 %);
Cía. Exportadora de Minas Cemin (2 %);
Cía. de Seguros de Vida Consorcio Nacional de Seguros (2,34 %) e
Inversiones ICC Chile Ltda (2,05 %).
Algunos de loshombres que pasaron a controlar el directorio de SOQUIMICH fueron
su presidente, Julio Ponce Lerou; su viejo patrón y benefactor Juan
Rasmuss; los ex ministros Sergio de Castro y Enrique Valenzuela, y los
economistas del régimen militar Ernesto Fontaine Ferreira Nobriga y Juan
Carlos Méndez. En la administración estaban
Eugenio Ponce Lerou, Patricio Contesse y su hermano Jaime.
En el caso de CAP (Compañía de Acero del Pacífico), la privatización
fue muy por debajo del valor efectivo de la
empresa, en el cual hubo una perdida millonaria del patrimonio del Estado.
Al momento del
golpe de Estado de 1973, un 97 % de la propiedad de
CAP estaba en manos de CORFO, y sus usinas abastecían
practicamente todas las necesidades de la industria nacional. Al llegar
al poder los jóvenes economistas chilenos formados en Estados Unidos, la
suerte de las empresas públicas estaba echada: en la nueva
ideología dominante no había espacio para la capacidad
empresarial del Estado, ni para el concepto de la
soberanía productiva. En ese entonces Büchi un economista con
estudios en EE.UU, llegó a revolucionar como vicepresidente a la
compañía formando un holding de inversiones con sus siete
divisiones en calidad de empresas subsidiarias (Compañía Siderúrgica
Huachipato S.A., Compañía Minera del Pacífico S.A., Acero
Comercial S.A., Abastecimientos CAP S.A., Manganesos Atacama S.A., Pacifics
Ores and Trading N.V. y AFP El Libertador S.A.). Lo siguiente que hizo fue
impulsar el ingreso de privados ala compañía, emitiendo acciones
serie B, donde mas del 16% de la compañía pasó a
manos de privados. Posteriormente el 16 de noviembre 1984, ocurre algo
insólito, en una junta extraordinaria de los accionistas se suprime el
valor nominal de las acciones, quedando sin distinción acciones A
(CORFO) y B (privados), pese a que la diferencia de precios en libro es 4 a 1.
En 1986, se establece una junta extraordinaria, encabezada por el vicealmirante
Guillermo Aldoney Hansen, a quien acompaña un funcionario que
había logrado llegar a la gerencia general de la firma en 1983, Roberto
de Andraca Barbas. A su vez, en CORFO, el consejo lo componían
Büchi, Juan Carlos Délano, Sergio Melnick, el general
Hormazabal y el brigadier general Renato Fuenzalida en
representación personal de Augusto Pinochet, entre otros. Éste grupo de celebridades de la dictadura dio
hincapié a la estrategia que se desplegó a partir de entonces,
perversamente.
CAP terminó la emisión de las acciones libradas en 1984 y redujo
su capital, para luego rescatar y anular sus acciones. De esta manera, la empresa
volvió a tener las mismas acciones que antes del
esfuerzo fracasado de recapitalización, pero con distinto valor: como previamente se habían igualado las acciones A
y B, los privados pasaron de controlar el 16 %
del capital
al 49%, sin invertir un centavo. Traducido en dinero, según los
documentos reservados de la Contraloría obtenidos por LND, la CAP
contaba entonces con un patrimonio total de casi720
millones de dólares.
El informe 99/90 de la división de auditoría de la
Contraloría General de la República, fechado el 23 de abril de
1990, señala: “La Corporación de Fomento de la
Producción era dueña en la Compañía de Acero del
Pacífico, al 30 de abril de 1986, de 364.859.613 acciones, equivalentes
a un 83,2%. A través del proceso de rescate y enajenación
efectuado durante 1986 y 1987, la CORFO vendió un total de 364.859.163
acciones, que representaban el 99,99% de su participación, en un monto
de 105,5 millones de dólares, cuyo valor libro era de 811.5 millones de
dólares (2.500 millones de dólares actuales), originando una
pérdida neta de 706.436.785,34 dólares”.
En la actualidad, la Compañía de Acero del Pacífico es
conducida por el mismo ex empleado público que llegó a la
gerencia hace apróx 30 años, Roberto de Andraca, actualmente uno
de los empresarios mas relevantes de la plaza y uno de los mas
ricos del país.
Las denominadas sociedades cascada consisten en una
estructura societaria compuesta por una serie de sociedades matrices y
filiales. Este tipo de organización puede tener
múltiples objetivos. Entre ellos se cuentan la limitación
y separación de riesgos económicos, así como la división, con fines de orden, de
distintos aspectos de un negocio, como
pueden ser la explotación y la administración. El financiamiento
y la planificación tributaria y laboral son otros de los fines que puede
perseguir este tipo de estructura corporativa.