El primer país situado fuera de Europa en dar el salto
industrializador fue Estados Unidos, apoyado en una enorme dotación de recursos
naturales y la gran extensión de su territorio, escasamente poblado al inicio. El país conoció a la largo
del siglo XIX una gran expansión demográfica resultado fundamentalmente de un
impresionante crecimiento vegetativo (natalidad superior a la mortalidad),
incluyendo a la población negra, aún después de que en 1808 se prohibiera la
trata internacional de esclavos (la ley determinaba que también los hijos de
esclavos también lo eran). Al crecimiento se sumaba la
inmigración europea, que empezó a cobrar importancia sobre todo a partir de
mediados de siglo, con el paréntesis de la guerra de Secesión. En la década anterior a la Primera Guerra Mundial, la inmigración
superó anualmente el millón de personas.
En 1850 la población apenas superaba los 23 millones de habitantes, pero durante la segunda mitad del siglo se triplicó, por encima de 75
millones, y una década después casi llegaba a 92 millones. Los negros suponían
en la primera mitad del siglo más de un 15% de la población, un 90% de ellos
esclavos. La población indígena autóctona ya era prácticamente insignificante.
El espectacular crecimiento de la población no servía sin embargo para colmar
las necesidades de mano de obra en las distintas actividades económicas. La
escasez del
factor trabajo incentivó la búsqueda de sistemas de ahorro de mano de obra a
través de innovaciones técnicas y maquinaria, lo que significaba aumentar las
inversiones de capital (es decir, se produjo un procesode sustitución de
trabajo por capital). Por otra parte, la escasez de
trabajadores incrementó los salarios, contribuyendo al elevado poder
adquisitivo de la población. Por ello, buena parte del crecimiento se
orienta a la satisfacción de un mercado interno en plena expansión, que
adquiría los bienes agrícolas e industriales domésticos.
El crecimiento económico hasta 1860
Las bases del crecimiento económico de Estados Unidos desde la independencia
hasta la Guerra de Secesión se encuentran en la expansión agraria que resulta
de la ocupación del territorio situado al Este de los ríos Mississipi-Missouri,
junto a la especialización productiva, que fue posible gracias al desarrollo de
los sistemas de transporte. En este periodo la
agricultura es el sector predominante: proporciona materias primas y alimentos,
así como es el
primer sector en ocupación y en ingresos por exportaciones.
El Noreste, con granjas pequeñas y medianas, se combina la explotación agraria
con la actividad forestal. Hacia el Medio Oeste las fincas aumentan de tamaño,
unas dedicadas a la agricultura cerealista extensiva -trigo, maíz- y otras a la
ganadería. En el Sur se desarrolla la agricultura de plantación (arroz, tabaco,
algodón), basada en trabajo esclavo, que sobre todo se orientará hacia el
cultivo del
algodón. El estímulo de la industria textil moderna (nacional y británica,
sobre todo), y las innovaciones técnicas como la desmotadora de E. Whitney que
permitieron mecanizar tareas intermedias abaratando sustancialmente el
producto, convirtieron al algodón en rama en el principal producto de
exportaciónnorteamericano (50% del valor total) y a Estados Unidos en primer
productor en 1860, con dos tercios del total mundial.
La expansión hacia el Oeste, hasta el río Mississipi, y la integración de las
diferentes regiones del país fue posible gracias a la
mejora de los sistemas de transporte. Partiendo de la base de una buena red
fluvial, la construcción de carreteras de peaje y de los canales que enlazan la
zona de los Grandes Lagos con la costa Este permitieron la salida de los
productos agrarios del
interior por vía navegable (la más barata). El ferrocarril comienza a
extenderse a fines de la década de 1830, de la mano de la iniciativa privada a
través de inversiones británicas.
Las regiones del
norte se estaban especializando en bienes de consumo, como
la industria textil, el calzado o la madera, así
como en la
construcción naval, adaptando rápidamente las técnicas más adelantadas y el
sistema fabril. En esta fase la energía es principalmente de origen
hidráulico, que sirve para mover los nuevos telares mecánicos.
El crecimiento económico permitía combinar el impulso del mercado
interior, (una población creciente y con altas rentas) con un mercado exterior
donde exportaba productos primarios e importaba tecnología y maquinaria. La
política comercial, influida por los escritos de Alexander Hamilton, adoptó un proteccionismo extremo para eludir la competencia de las
manufacturas británicas. Así, la industria naciente
norteamericana adoptó las innovaciones que permitieron ensanchar
progresivamente el sector secundario de su economía, volcándose hacia el
mercado interior.
El augeeconómico de los Estados Unidos (1865-1913)
Tras la guerra de Secesión (1860-65) los Estados Unidos se convierten en una
potencia económica mundial, apoyándose de nuevo en las ventajas de un
territorio extenso que fue siendo colonizado y puesto en explotación, con la
masiva llegada de inmigrantes y el paralelo desarrollo del ferrocarril,
verdadero eje de crecimiento de este periodo. La red férrea, que contaba en
1860 con 49.000 kilómetros, se multiplicó por 5 en 1890 hasta casi a los
250.000, más que todo el tendido ferroviario europeo en conjunto. El desarrollo
del ferrocarril tuvo múltiples efectos sobre el resto de la economía: aparte de
abaratar los precios del transporte de las mercancías y acortar sustancialmente
los tiempos, supuso un notable estímulo para sectores como el de la minería del
carbón y el siderúrgico, y también contribuyó a la evolución de la empresa
moderna a través de las nuevas formas de organización y gestión en las que las
empresas ferroviarias fueron pioneras. R. Fogel consideró sin embargo que su
contribución al crecimiento no fue tan intensa, ya que calcula que el ahorro
social que produjo estaba en torno al 1,2% del producto nacional
bruto.
La agricultura también se benefició del desarrollo ferroviario. La
expansión territorial hacia el Oeste se lleva a cabo con la puesta en cultivo
de grandes extensiones y ranchos para la ganadería. La Homestead Act (1862) garantizaba la
distribución de tierras públicas para quien las cultivara y estimuló el
desplazamiento de gran número de colonos. En el Sur, la guerra trajo la
abolición de la esclavitud y latransformación de las explotaciones esclavistas
en fincas que trabajan los negros con contratos de aparcería; además el cultivo
de algodón se expandió hacia el Oeste.
La industria va adoptando el sistema fabril, y aumenta
el tamaño de las fábricas, que tratan de aprovechar las economías de escala con
la instalación de maquinaria. El mayor crecimiento procede de las industrias de
bienes de producción, caso del
acero, que atiende a la demanda del
ferrocarril y construcción de maquinaria. La región del noreste y los Grandes Lagos
se convierte en el principal polo industrial favorecido por los yacimientos de
hierro y la abundancia del
carbón de los Apalaches (Pensilvania). La expansión de la minería (tabla 7.5)
cambia la estructura del consumo de energía, donde el carbón pasa de
representar el 40% en 1880 al 70% a fines de siglo. También se desarrollan
nuevos sectores como
el eléctrico y el químico, en los que de la formación de ingenieros cobra una
importancia crucial.
La industria norteamericana participa en las innovaciones de la denominada
segunda revolución industrial, a través de la adopción de sistemas de
comunicación como el telégrafo y el teléfono, o la puesta en marcha de ramas
industriales como el sector eléctrico, químico, petróleo o el automóvil. La
industria va concentrando a la población en grandes
ciudades y las fábricas adquieren grandes dimensiones. Las empresas adoptan los
nuevos sistemas de organización y forman conglomerados que abarcan las
diferentes fases del
proceso productivo, con fórmulas de integración vertical y horizontal. Es la
fase de los grandes trustsdonde aparecen magnates como Carnegie en el
acero y Rockefeller en el petróleo. También se forman grandes bancos de
inversión, como
J.P. Morgan que participan también en sociedades industriales y compañías
ferroviarias. Se introducen mejoras en la organización industrial como la introducción de piezas
estandarizadas que permitirán dar el salto a la producción en cadena y la
adopción del
modelo fordista. H. Ford consigue en su cadena de montaje de automóviles
desarrollar el modelo T, el primero diseñado con todas las piezas
intercambiables. Otro ingeniero, W. W.
Taylor, desarrollará los sistemas de ahorro de tiempos para
aumentar la productividad. Antes de terminar el siglo XIX, Estados
Unidos se convierte en la primera potencia industrial del mundo.