El congreso anfictiónico de Panama
en 1826
El 7 de diciembre de 1824, dos días antes de la Batalla de Ayacucho, que
selló la libertad de América del Sur, el Libertador
formuló la Invitación a los Gobiernos de Colombia, México,
Río de la Plata, Chile y Guatemala a formar el Congreso de Panama
con la esperanza de conformar una confederación americana, solicitando a
dichos gobiernos la designación de representantes plenipotenciarios. Los
objetivos de tan importante evento eran colaborar en la consolidación de
la unidad de las Nuevas Repúblicas y facilitar acuerdos de defensa
común. Anfictionía de acuerdo al Diccionario de la Real Academia
de la Lengua Española es: Confederación de las antiguas
ciudades griegas, para asuntos de interés general.
Esta invitación del Libertador a sus
homólogos fue producto del constante
analisis y reflexión acerca del
futuro de las nacientes repúblicas que estaban alcanzando su
liberación de la Corona
española. En la Carta de Jamaica
(1815) el Libertador Simón Bolívar expresa
“Yo diré a V. lo que puede ponernos en aptitud de expulsar a los
españoles, y de fundar en gobierno libre. Es la
unión, ciertamente; mas esta unión no nos vendra por
prodigios divinos, sino por efectos sensibles y esfuerzos bien dirigidos.
La América esta encontrada entre sí, porque se halla
abandonada de todas las naciones, aislada en medio del universo,sin relaciones
diplomaticas ni auxilios militares y combatida por la España que
posee mas elementos para la guerra, que cuantos nosotros furtivamente
podemos adquirir”.
Apenas Bolívar fue proclamado en Cúcuta Presidente de
Constitucional de la Gran Colombia,
designó al doctor Pedro Gual como Ministro de Relaciones
Exteriores. Gual es la figura determinante en la realización del
Congreso de Panama. Una vez en Bogota, el Libertador dispone el
envío de dos misiones diplomaticas: una, cerca de los gobiernos del Perú, Chile
y Argentina;
y otra, al de México y Centro América.
El Libertador siempre pensó en la integración política y
económica como
una conducta enteramente defensiva, en busca de una gran nación
Hispanoamérica, capaz de librarse de los peligros del
imperialismo europeo y del
naciente imperialismo norteamericano.
Estos antecedentes permiten comprender mejor la invitación al Congreso
de Panama cursada por el Libertador Simón Bolívar:
“Después de quince años de sacrificios consagrados a la
libertad de América, por obtener el sistema de garantías que, en
paz y guerra, sea el escudo de nuestro nuevo destino, es tiempo ya de que los
intereses y las relaciones que unen entre sí a las repúblicas
americanas, antes colonias españolas, tengan una base fundamental que
eternice, si es posible, la duración de estos gobiernos.
Entablar aquel sistemay consolidar el poder de este gran cuerpo
político, pertenece al ejercicio de una autoridad sublime, que dirija la
política de nuestros gobiernos, cuyo influjo mantenga la uniformidad de
sus principios, y cuyo nombre solo calme nuestras tempestades. Tan respetable
autoridad no puede existir sino en una asamblea de plenipotenciarios nombrados
por cada una de nuestras repúblicas, y reunidos bajo los auspicios de la
victoria, obtenida por nuestras armas contra el poder español”.
La enseñanza histórica del Congreso de Panama
El Congreso Anfictiónico de Panama que, se instaló en el
Salón Capitular del antiguo Convento de San Francisco el 22 de junio de
1826, contó con la participación de representantes
plenipotenciarios: embajadores que se le conferían plenos poderes para
discutir y firmar los acuerdos en representación de sus países.
Asistieron al Congreso México, Perú, la Gran Colombia (que
comprendía a Venezuela, Ecuador y la Nueva Granada, conformada
ésta a su vez por Panama y Colombia), y Guatemala (que entonces
reunía a las Provincias Unidas de Centroamérica; hoy Costa Rica,
El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua). Por diversas razones no
asistieron las representaciones de Chile, Bolivia, el Río de la Plata
(Argentina y Uruguay), Brasil y otros países que fueron invitados por
Santander. En la segunda conferencia se recibe y se acepta la credencial en
calidad deobservador del representante britanico
Mr. Edwards James Dawkins. Del nutrido
número de sesiones efectuadas quedaron actas.
El Tratado de Liga y confederación perpetua, que firmaron en
Panama los Plenipotenciarios de Colombia, México,
Centroamérica y el Perú, no significaba el logro de todas las
aspiraciones de Bolívar, sí comprendía elementos que le
daban calidad de núcleo inicial de una agrupación de naciones
que, de funcionar lealmente en el futuro, podía contribuir a dar a la
América Hispana un papel de destacada importancia en la política
mundial y disminuir las fricciones regionalistas puestas en evidencia en el
Congreso del Istmo.
En la concepción de la igualdad bolivariana fue depositado un profundo contenido, constantemente enriquecido por nuevas
ideas y tonalidades. En la conquista de la independencia
política para los pueblos de Suramérica, El Libertador
captó el medio de alcanzar la igualdad de derechos en la arena
internacional. En el sostenimiento de los principios
republicanos en lucha contra los intentos de implantar instituciones
monarquicas, Bolívar encontró la garantía de que
las fuerzas de la contrarrevolución no alcanzaran a revivir los
regímenes jerarquicos y aristocraticos de privilegios y de
pomposos títulos cortesanos, eliminando la igualdad ciudadana.
Sin embargo, él consideró como forma superior de la igualdad,
la igualdad social, sin lacual según su entrañable
convicción, no podría existir la sociedad justa. En el
planteamiento de este tema se exteriorizaron con particular evidencia la
orientación democratico-revolucionaria de las concepciones de
Bolívar, la diferenciación principal de éstas con respecto
a las opiniones de los representantes de las capas criollas privilegiadas, y la
coincidencia de sus concepciones con la de Rousseau.
Estas concepciones del Libertador y su propuesta de
unificación de las nacientes repúblicas explican la gran cantidad
de enemigos, confesos y encubiertos, tanto contemporaneos como posteriores que ha
tenido. Revisando se tiene:
• La Corona española directamente afectada con la Independencia de
sus colonias y los países que conformaron la Santa Alianza con la idea
de ayudar a España a reconquistar sus posesiones.
• El poderoso imperio de Inglaterra surgido al finalizar las guerras
napoleónicas. Monarquía en la que se comenzaba a afianzar el
naciente capitalismo y para la cual cualquier oposición al liberalismo
económico y al individualismo que permitía el desarrollo del
comercio debía ser eliminada.
• Estados Unidos, hijo y discípulo de
Inglaterra, a la que siempre ha estado unida. Un
año antes este país había proclamado la Doctrina Monroe.
• Las oligarquías tradicionales y las nuevas que se formaron
después de los procesos de Independencia, avidas porconquistar
riquezas, sometidas a los intereses extranjeros.
• Los débiles dirigentes como Santander y Paez cuya
ambición pesó mas que su entendimiento en la
comprensión de las verdaderas necesidades de las nacientes
repúblicas.
Ese conjunto de enemigos se movió para sabotear
el Congreso de Panama y los acuerdos que favorecían la
unión de los países del
continente que del
mismo se derivaron. Ellos y sus descendientes son también los que han saboteado la enseñanza de la historia.
La irrefutable prueba de la traición y del engaño
de las elites gobernantes se encuentra en las condiciones de atraso,
explotación y sometimiento que agobian a las grandes mayorías de
América.
El duro aprendizaje adquirido a través de la experiencia es el motor que
ha despertado la conciencia de nuestros pueblos. Hoy estos comprenden que la
construcción de un futuro digno es tarea
pendiente y que para alcanzarlo, la unión, como
lo enseña el pensamiento y el ejemplo del Libertador Simón Bolívar,
es requisito indispensable. El ALBA (Alianza Bolivariana para
los Pueblos de Nuestra América), CELAC (Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños) y PETROCARIBE son los primeros pasos que
afianzan esa unidad.
La Unión, el principal objetivo propuesto por el Libertador y los
acuerdos alcanzados en el Congreso de Panama en 1826 siguen vigentes. Cumplirlos, es tarea de pueblos.