Universidad Autónoma de Tamaulipas
Centro Universitario Tampico Madero
Unidad Académica de Ciencias Jurídicas y Sociales
LICENCIATURA EN DERECHO
CRIMINOLOGIA
LA MUJER DELINCUENTE
El bajo nivel de delincuencia femenina en relación con el de los hombres
es universalmente reconocido por todos los criminólogos. Éstos concluyen que las mujeres son siempre y en todo lugar
menos propensas que los hombres a cometer actos delictivos.
Quizas esto sea lo que justifique que en América Latina hasta épocas muy recientes, e
incluso hoy, los estudios sobre delincuencia femenina no pasan de ser un mero apéndice —cuando existe— de los
estudios sobre criminología general (masculina). Son
escasos los estudios sistematizados que den razones acerca de la
evolución de la delincuencia femenina. Mas
aún, la bibliografía criminológica usual en esta parte de
América no hace referencia a posiciones o teorías que expliquen
la situación de la mujer en relación con las desviaciones
sociales. Esta falta de sistematización que
permita conocer mas profundamente sobre esta tematica es
consecuencia de la marginalización que se ha hecho de los estudios e
investigaciones sobre la mujer, por considerarlos muy particularizados o
inaplicables a la población desviante general.
Tal como lo acuerdan diferentes autoras
latinoamericanas los trabajos sobre criminalidad
presentan el problema como
“cosa de varones”. Los analisis se hacen desde la
perspectiva del
hombre ysus resultados, considerados como
verdades universales validas para ambos sexos, invisibilidad —de
este modo— a la mujer. La cuestión esta en que se toma al
sexo masculino como
paradigma de lo humano: “la figura masculina y/o su problematica
es central, mientras que la figura femenina y/o su problematica
esta ausente o es periférica”. Estos estudios, que
sólo se han
hecho desde la perspectiva masculina y que se aplican a las mujeres,
constituyen una “sobre generalización” que desvirtúa
la objetividad, señalando como específico de un sexo conductas,
necesidades e intereses de los que participan ambos.2 No ha sucedido lo mismo
en otras partes del mundo, especialmente en los países anglosajones, en
donde la producción de trabajos y estudios sobre la criminalidad
femenina sí ha proliferado, conformando una vasta literatura sobre
género y delito que se remonta especialmente hacia los años
1940-1950. No obstante, la transposición automatica de estos
trabajos a países como el nuestro, da lugar a una
representación falsa de lo que son los perfiles de la delincuencia
femenina. Efectivamente, el fenómeno de la criminalidad, como cualquier
otro fenómeno social, viene indudablemente
matizado por las especiales condiciones que concurren en una determinada
sociedad, entre las cuales cobra gran importancia la regulación
jurídico-penal aplicable a dicha sociedad. Esto porque, en definitiva,
son las leyes penales las que en una sociedad definen qué conductas son
delictivas y cuales no; y estas normas penales
no son idénticas en todos los ordenamientos jurídicos.
Así, las teorías explicativas dela desviación han
retrasado su atención con respecto a la criminalidad femenina,
permitiendo que en la actualidad permanezcan como consagradas
científicamente teorías que, en el ambito de la
criminalidad masculina, han sido hace tiempo desechadas.
En este sentido, se ha intentado enfocar el problema
de la delincuencia femenina a partir de las características
biológicas y naturales atribuidas como
propias al sexo femenino. Desde Lombroso, parte importante de
la doctrina ha procurado descubrir especificidades en la mujer delincuente a
partir de estudios sobre anormalidades cromosómicas, desórdenes
hormonales, síndrome premenstrual, etc. Restando
importancia a las circunstancias sociales, fijaban la atención en
determinadas características biológicas y psicológicas de
la delincuente. Según esta interpretación, las diferencias
organicas entre hombres y mujeres se expresan también en una
“natural” menor propensión al comportamiento agresivo y a la
toma de riesgos, subyaciendo con ello la idea de que el hombre delincuente
“se hace” mientras que la mujer delincuente “nace”
Desde otra perspectiva y gracias a los movimientos feministas que surgieron en
las décadas de 1960 y 1970, se logró —mas
recientemente— sensibilizar el tema de la desviación femenina que
había sido ignorado por mucho tiempo, o que seguía
sosteniéndose en las explicaciones patológicas de estas conductas
según las teorías lombrosianas.
La mujer delincuente no es otro tipo diferente de delincuente, pero se pone
especial atención a la prostitución que viene siendo como
equivalencia al crimen. Establecera un
paralelismoentre la prostituta y el ser atavico, Lombroso
concluyó que entre las prostitutas, el tipo de delincuente nato es el
mas difundido y frecuente. La prostituta es la representación
genuina de la criminalidad, ya que a la prostituta le falta sentido maternal,
en cuanto a que la mujer es la base de la familia, de las reglas y encargada de
llevar por buen camino a los hijos.
Para Lombroso las causas que llevan a la mujer a prostituirse son
principalmente: la frigidez y el atavismo, aunque no son las únicas,
pues a éstas se suman la ociosidad, la poca inclinación al
trabajo, la despreocupación, la codicia, la locura moral, etc.
Es la conducta antisocial típica de la delincuente femenina, el
comportamiento sexual antisocial, es una conducta autodestructiva debido a
complejos procesos psíquicos. Presenta un
progresivo deterioro en todas las areas de la personalidad,
especialmente por la auto marginación que ella misma se impone y por el
medio social donde vive con patrones culturales sociales. Desde muy joven va adaptandose paulatinamente a un medio limitante
que causa el gradual deterioro físico, psíquico y social. En el nivel inconsciente busca una vinculación afectiva,
idealiza el amor infantil, tiende a su destrucción física,
psíquica y social, lo cual requiere niveles terapéuticos complejos.
Son acentuados sus sentimientos de inferioridad, pero
también por la marginación social se acentúa su progresiva
autodestrucción.
La mayoría de las mujeres que caen
en la prostitución pertenece al tipo de personalidad inestable,
holgazana a menudo imbécil y tienen como semejante, dentro dela criminalidad
masculina mas bien a los mendigos y vagabundos. Al querer destacar como
delito fundamental la deslealtad, no hemos de perder de vista que el sexo
masculino, a lo menos por lo que dicen las estadísticas criminales, es
mucho mas desleal que el femenino. La poca participación de la mujer en
los delitos de lesiones corporales es debida especialmente a que las mujeres
abusan incomparablemente menos de las bebidas alcohólicas que el hombre,
con lo que el número de agresiones por embriaguez es mucho menos. La
mujer tiene sus intereses en sus hijos y en su familia, caracterizandose
por las exquisitas funciones de la maternidad, toda afecto, dedicación y
sacrificio, propias de la mujer e intrínsecamente ligados con su
naturaleza de afecto, de sensibilidad, de piedad. Esta
estrecha comunidad tiene su sentido y su aspiración, que hace que se
sienta menos profundamente unida que el hombre a la gran comunidad.
La traslación del tema de la desviación
femenina hacia el rol de víctimas es esencialmente obra de estos
movimientos. El feminismo logra contrarrestar la idea de que
las mujeres corren menor riesgo de ser víctimas de la violencia que los
hombres; y desmitifican los estereotipos de seres pasivos, inferiores,
condicionados por su biología, mitos que no hacían otra cosa que
legitimar su supuesta inferioridad femenina y su determinación
biológica (Carmen Anthony García, 1995). En este marco
conceptual, estudios e investigaciones sobre el problema de la prostitución,
por ejemplo, llevan a la conclusión de que la prostituta no es, como se
piensa habitualmente, el símbolo de ladesviación femenina como
decía Lombroso, sino un símbolo de la victimización que
consagra la estructura patriarcal.
Todo lo expuesto nos orienta sobre el sentido de adoptar el
elemento género en las discusiones, investigaciones y trabajos que
afrontemos sobre criminalidad femenina. En los analisis sobre la
cuestión femenina y los aspectos relacionados con la criminalidad de la
mujer, el elemento género esta relacionado con las conductas y
condicionamientos que la sociedad y la cultura imponen como comportamientos
femeninos o masculinos. Así, cualquier analisis de criminalidad
para que pueda ser real debe tomar en cuenta las necesidades y la posición
de subordinación de la mujer; considerar la especificidad de la
condición femenina y apreciar los efectos positivos o negativos de las
circunstancias que rodean su vida: la feminización de la pobreza, las
pautas sociales que adjudican mayor responsabilidad a las madres como
organizadoras de la sobrevivencia de los hijos, la maternidad, etcétera.
La tipología del género resulta una
categoría social que involucra toda la actividad humana y ayuda a
visibilizar a la mujer en su especificidad respecto al sexo masculino y su
relación de subordinación.
No sólo existe una relación reconocida entre delito y clase
social, sino también múltiples y complejas relaciones entre el
género, el tipo del delito o el papel de la mujer en el acto delictivo,
tanto de victimaria como de víctima. Reconocer estos hechos puede
significar un elemento importante a tener en cuenta
cuando se analiza la conducta delictiva de la mujer.
Las teorías tradicionales deldelito y la delincuencia
¿Pueden los delitos femeninos ser explicados por las teorías
desarrolladas principalmente por criminólogos para dar razones de los
delitos cometidos por hombres?
Trabajos realizados recientemente en países
anglosajones (Steffensmeier, 1996) sugieren considerables e importantes
coincidencias en las causas de delitos masculinos y femeninos de menor
gravedad. Los autores citados sostienen que, frente a estas evidencias,
las tradicionales teorías sobre las conductas desviadas pueden explicar
tanto los modelos de delincuencia masculina como femenina, pero
en lo atinente a esta clase de delitos menores. Los autores aseveran que las
recientes investigaciones que reportan datos en lo individual, identifican
factores causales de delitos femeninos que son consistentes con aquellos
sugeridos por las teorías tradicionales de explicación del delito como anomia, asociación diferencial o
control social, por ejemplo. Pese a que estas teorías tradicionales del
delito no se han planteado específicamente el problema de la
explicación diferencial por género, de ellas podemos extraer
algunas conclusiones explicativas de los mas bajos registros en las
conductas delictivas femeninas.
La teoría de la anomia sugiere que las mujeres estan menos
sujetas que los hombres a los énfasis culturales en el éxito
material, ya que éstos prevalecen y se hacen mas fuertes en las esferas públicas en donde se
desenvuelven los hombres y no en los ambitos domésticos y del hogar en los que
mayormente se encuentran las mujeres. La teoría de la asociación
diferencial nos orienta a comprender porqué las mujeres estan
menos expuestas a la influencia de comportamientos desviados y son menos
propensas a involucrarse con grupos de delincuentes,
puesto que tienen mayores restricciones para conectarse o acceder al mundo
delictivo.
Los roles tradicionales reducen mas las probabilidades de las mujeres de
entrar en contacto con subculturas desviadas. El enfoque que presentan estos
recientes trabajos es considerar que las teorías tradicionales proveen
explicaciones razonables de formas menores de delincuencia tanto masculina como
femenina y, también, para diferencias de género en el delito
sólo en algunas categorías que revisten menor gravedad. La
explicación de la variabilidad de los delitos graves cometidos por
mujeres y de las diferencias de género en delitos de mayor gravedad,
según los autores, es mucho mas problematica dado que las
teorías tradicionales no aportan elementos de consistencia para esas
explicaciones. Las amplias fuerzas sociales sugeridas por estas teorías
(como el desempleo, la
pobreza y los controles sociales) brindarían explicaciones sobre ofensas
menores masculinas y femeninas, ejerciendo influencias causales tanto sobre
delitos masculinos como
femeninos.
En este sentido, revisando la evolución comparativa de las tasas
masculinas y femeninas de delitos en la provincia de Córdoba
—República Argentina, y para el periodo 1975-1996 pudimos observar que las tasas masculinas y femeninas
varían a lo largo de la serie temporal de manera muy similar,
especialmente en las conductas delictivas que identificamos como de mayor
frecuencia y menor gravedad. Esto es, enlos delitos contra la
libertad, las personas y la propiedad, las tasas masculinas y femeninas siguen
idénticos cursos de ascensos y descensos en la serie histórica.
Estos resultados, en primer lugar, nos indujeron a descartar las teorías
que sostienen explicaciones biológicas o naturales de la relación
entre mujeres y delitos, dado que las tasas femeninas no se mostraban estables,
variaban de manera afín con las masculinas a lo largo del tiempo; es
decir, respondían a las mismas causas sociales o legales
independientemente de cualquier condición asociada a la naturaleza que
distinga al hombre de la mujer.
En segundo lugar, y en relación con esas fuerzas sociales que influyen
en la comisión de los delitos femeninos, observamos tanto mediante
técnicas de analisis cuantitativas, como cualitativas que son los
porcentajes de desocupación los que influyen con mayor intensidad en los
delitos cometidos con mayor frecuencia por las mujeres
delitos contra las personas, contra la libertad y contra la propiedad.
Las distintas medidas de desempleo utilizadas en el
analisis cuantitativo confirmaron (aplicando el modelo
estadístico de correlación de Pearson) que sus efectos alcanzan a
ser intensamente influyentes en las variaciones de los tipos delictivos
cometidos mas frecuentemente por las mujeres cordobesas, los que son
asimismo considerados tipos de menor gravedad.
Igualmente, de las entrevistas en profundidad realizadas a las interna de la
carcel para mujeres Buen Pastor de la ciudad de Córdoba, pudimos
extraer que, de acuerdo con la experiencia y con la imagen de las
propiasactoras, el desempleo se presenta como una variable que favorece la
inclusión de las mujeres en delitos lucrativos, principalmente delitos
contra la propiedad, que son los tipos de mayor frecuencia y menor gravedad en
la comisión de la población desviante femenina.
Estas teorías tradicionales pueden ayudarnos a
interpretar los patrones de delincuencia femenina y masculina de delitos
frecuentes, y también nos iluminan sobre por qué los niveles de
delincuencia femenina son mas bajos que los masculinos. Sin embargo, estas interpretaciones son mucho menos ilustrativas
cuando buscamos respuestas a una gran variedad de profundas diferencias en
modelos masculinos y femeninos de delincuencia.
La literatura sobre esta problematica coincide en reflexionar sobre
algunos ejemplos de cuestiones que no son capaces de ser explicadas por las
teorías tradicionales y que han sido demostradas por numerosas
investigaciones sobre delincuencia femenina, como los siguientes
a) ¿Por qué los delitos de mayor gravedad son menos
característicos de la delincuencia femenina?
La participación criminal masculina en delitos de gravedad excede en
mayor grado la femenina, cualquiera que sea la fuente de los datos, el tipo de
delito, el nivel de participación o la medida de la
participación. Las mujeres son menos propensas para involucrarse en
delitos graves e, incluso, los valores monetarios de robos femeninos, contra la
propiedad, cuestiones de drogas, etc., son típicamente mas
pequeños que para similares delitos cometidos por hombres.
Como en Córdoba, durante el periodo analizado en
nuestrainvestigación (1975-1996) se observa
que el homicidio es un delito en el que las mujeres cordobesas participan con
poquísima frecuencia, con una media a lo largo de los 22 años de
poco mas de un homicidio (1.21) cada 100 mil mujeres; en
comparación con la media masculina que supera los 16 homicidios
cometidos por hombres cada 100,000 habitantes.
b) ¿Por qué son las delincuentes femeninas menos propensas a
participar o liderar grupos criminales? Las mujeres son
mas proclives que los hombres a delinquir solas o a ser parte de
pequeños o relativamente no permanentes grupos delictivos. Cuando
las mujeres delincuentes son involucradas con otros —especialmente en
robos mas lucrativos o delitos de mayor gravedad—, ellas típicamente actúan como
cómplices de hombres quienes organizan, conducen y lideran la
ejecución del
delito.
Así también ha sido observado en nuestra
provincia de Córdoba. Hemos podido corroborar en nuestro trabajo
de investigación sobre género y delito, que la mayor parte de las
mujeres consultadas en las entrevistas en profundidad realizadas en la
carcel para mujeres Buen Pastor, actuaron ilegalmente acompañadas
por una figura masculina (jefe, hijo, pareja).
Las técnicas cualitativas de analisis nos permitieron, en el
trabajo de investigación citado, observar —ademas—
que para el caso de delitos mas graves —cuya comisión no es
frecuente en las mujeres— las interpretaciones teóricas asociadas
a los intensos controles sociales y a las fuertes
posiciones de subordinación en la que se encontraban las mujeres
entrevistadas, se evidenciaban con mucha fuerza. Los potentes
controlessociales ejercidos por hombres emocionalmente significativos en la
vida de las mujeres, terminaban conduciéndolas —por el fuerte lazo
afectivo que las ligaba— a seguirlos y acompañarlos en cualquier
decisión u opción de vida que tomaran, incluida la delictiva.
c) ¿Por qué las mujeres parecen necesitar un
mayor nivel de provocación antes de volcarse hacia la actividad
delictiva, especialmente a delitos graves?
Aparentemente la población desviante femenina aparece en un umbral mas alto, que es particularmente mas
visible en los delitos de mayor gravedad.
Las mujeres necesitan un estímulo mas
fuerte y poderoso que los hombres para cometer delitos. Esto puede vincularse a
una socialización que incluye controles internos mas fuertes que producen mayor supervisión y control
sobre las mujeres, lo que reduce riesgos y oportunidades en las elecciones
desviantes femeninas.
Todas estas cuestiones revisadas y corroboradas por la
literatura no son satisfechas por la mayor parte de las teorías
tradicionales explicativas de las conductas desviadas. Tampoco
éstas nos son útiles para brindar explicaciones mas
profundas acerca de diferencias importantes —como las de los
ejemplos citados— en cuanto a las conductas delictivas de hombres y
mujeres.
Los enfoques brindados por las nuevas corrientes
Criminológicas
Menores niveles de delincuencia femenina en relación con la masculina
son universalmente observados en diferentes sociedades y reconocidos por todos
los criminólogos. También es universal la afirmación de
que esta brecha delictiva por sexos varía significativamente por edad,
raza,area geografica y época. En
este sentido, ya Sutherland, en 1924, al analizar las variaciones en las tasas
de arrestos femeninos sobre los masculinos, confirmó la superioridad de las
explicaciones sociológicas sobre las biológicas al observar
cómo las diferencias por género en el delito variaban a
través del tiempo y el espacio. Asimismo, el citado autor sostiene que
las variaciones delictivas femeninas pueden ser explicadas por las diferencias
en la igualdad de los géneros a través del tiempo y entre
grupos sociales.
Sobre la base de estas afirmaciones surge la hipótesis de igualdad de
género como
teoría explicativa de la conducta delictiva femenina. La misma sustenta
que las diferencias de género en el delito se reducen en ambientes donde
los roles y estatus femeninos difieren menos de aquellos de los hombres. Esta
hipótesis comienza a ganar atención pública en la
década de los setenta cuando varias criminólogas (enroladas en
corrientes feministas) sugieren que el incremento en la porción de
arrestos femeninos podría ser atribuido a logros en la mayor igualdad
entre los sexos como un resultado de los movimientos de mujeres,
fenómeno que se dio en llamar el lado oscuro de la liberación
femenina.
Como sostiene Meda Chesney-Lind (1986), esta
posición no es realmente tan nueva; desde finales del siglo pasado
los criminólogos han estado analizando las posibles consecuencias de la
emancipación de las mujeres y alertando que de ella podrían
resultar dramaticos cambios en el caracter y frecuencia de los
delitos cometidos por mujeres.
La autora cita una famosa criminólogafeminista—Fedra Adler—
que en 1975, cuando las tasas de arrestos femeninos en los Estados Unidos
ascendieron a valores alarmantes, en su libro Sisters in Crime directamente
atribuye los cambios en las tasas de arrestos de mujeres a la tensión
vivida por las mujeres en la lucha por la igualdad social y económica.
Adler sostiene que de la misma forma que las mujeres demandan igualdad de
oportunidades que los hombres en el campo del comportamiento ajustado al derecho, un
similar número de mujeres esta forjando su camino dentro del mundo delictivo.
Desde otra perspectiva podemos cuestionar la influencia de
los movimientos femeninos en las variaciones en las brechas delictivas por
género en las recientes décadas en Argentina. Observando los
resultados obtenidos en el citado trabajo de investigación realizado en
Córdoba sobre género y delito en el periodo 1975-1996 en cuanto a la evolución de las diferencias por
sexos en cada clase de delitos analizados,16 encontramos únicamente
diferencias o brechas mas pequeñas en el periodo 1975-1980, pero
en toda la década de los ochenta y hasta 1996 las brechas delictivas por
género se incrementan o, como en el caso del homicidio, se mantienen
mas o menos estables.
Si bien las tasas de delitos mas habituales o de mayor frecuencia en la
conducta desviada femenina (y también masculina) presentan tendencias
ascendentes especialmente desde 1980 en adelante, las diferencias por sexo en
la actividad ilícita no se reducen sino que por el contrario, se
mantienen estables o se incrementan. La hipótesis de igualdad de
género no nos brinda mayores respaldos frente aestos resultados, dado
que las diferencias de género en el delito, con el avance de la
participación femenina en la sociedad, no se han reducido hacia los
años mas recientes.
Algo semejante ocurre en otros países; Estados Unidos,
por ejemplo, en donde los profundos y significativos incrementos en las tasas
de delitos femeninos se producen en el periodo 1960-1975 (Steffensmeier, 1996),
periodo en el que los movimientos femeninos habían ganado mucho terreno.
Sin embargo, los incrementos en las tasas de arrestos femeninos en delitos de
menor gravedad, señala este trabajo, son mucho
menos pronunciados hacia 1990 y casi no se registran claras tendencias de
ascenso en delitos de mayor gravedad; a lo largo del periodo estudiado (1960-1990) se
mantienen alrededor de 15% en relación con los masculinos.
La hipótesis de desigualdad de género (Meda Chesney Lind, 1986)
sugiere que las relaciones de poder patriarcales dan forma o conducen a mayores
desigualdades de género en el delito, empujando a las mujeres a las
conductas desviantes a través de la victimización, la
marginalidad económica y las necesidades de supervivencia. La
lógica del enfoque de la hipótesis de desigualdad de
género sugiere que a mayor igualdad entre los sexos, menor porcentaje de
delitos femeninos, puesto que la discriminación y las condiciones de
pobreza juegan roles de importancia en la creación del delito femenino.
El argumento de la desigualdad de género señala, ademas,
que los incrementos en los delitos femeninos de mayor frecuencia (como delitos
contra la propiedad o contra las personas) son menos probables deprovenir de la
mayor inclusión de la mujer en el mercado de trabajo, que de presiones
económicas o condiciones de pobreza soportadas por el sexo femenino.
Dado que las mujeres no han realmente experimentado
mayores y mejores posiciones en el mundo económico, parece poco
plausible que cualquier ola de delito femenino pueda ser explicada por esa
vía. Los autores enrolados en esta corriente concluyen
que mas bien es la discriminación económica y los
contextos de profunda pobreza (antes que la liberación femenina) lo que
mejor explica el caracter de los delitos femeninos. Es decir,
pese a haber ganado mayor terreno de igualdad con el
género opuesto, las mujeres aún experimentan la exclusión
de los ambitos de poder económicos en la sociedad, lo que se
traduce en una mayor influencia de la desigualdad social sobre el sexo femenino
que puede conducir a las mujeres a optar por caminos ilegales.
Y Argentina, indudablemente, no esta exenta de este
proceso. A partir de la década de 1970 la inclusión de la mujer
en la sociedad se hizo creciente, y las transformaciones experimentadas por
este grupo poblacional fueron muchas. La expectativa femenina de vida se
prolongó; gracias a los controles de natalidad las mujeres pudieron decidir
tener un número menor de hijos; se incrementó la educación
formal femenina y el acceso a ella; la presencia de la mujer en la actividad
económica, social y política aumentó.
No obstante, a pesar de los avances registrados en distintos ambitos, el
indicador mas importante de la desigualdad de géneros sigue
siendo el económico. Es, precisamente, en el campo
laboraldonde se perciben las mayores desigualdades entre hombres y mujeres; es
ahí donde aún persisten muchas y profundas diferencias. Estan aquí presentes los fenómenos de
discriminación laboral y discriminación salarial.
La concentración laboral femenina se localiza en trabajos de baja
remuneración y escaso prestigio, registrandose
—ademas— fuertes y significativas
disparidades salariales.
En las empresas se observa un dualismo laboral
(Montuschi- Barroetaveña, 1989). No sólo las mujeres tienen
vedado el acceso a areas consideradas “masculinas” sino que,
ademas, el mercado laboral interno femenino, distinto
del masculino, no funciona en forma adecuada para asegurar que las mujeres
puedan ascender a posiciones superiores.
Es clara la evidencia respecto a la existencia de una
brecha salarial, que no sería tan significativa en los puntos de entrada
a las ocupaciones como
en las posiciones posteriores de la escala jerarquica.
Esta circunstancia refleja la ambivalencia o contradicción en la que se
encuentra la situación de la mujer en la sociedad argentina,
desproporcionada en relación con los logros femeninos en otros
ambitos, especialmente el educativo.
Por otra parte, el fenómeno de empobrecimiento también constituye
un rasgo central de la sociedad argentina desde
la década de 1970. El aumento de los porcentajes de desempleo y las
importantes variaciones experimentadas por los índices de
inflación, se constituyeron en factores determinantes que pusieron en
movimiento este círculo vicioso de pobreza en
nuestro país. Dado que la ocupación y el empleo constituyeron la
fuenteprincipal del
ingreso de la mayoría de la población, ambos determinaron un
papel central a la hora de definir y detectar una situación de crisis y
empobrecimiento.
Las difíciles situaciones económicas surgidas de esta
situación modificaron aún mas la vida de las mujeres argentinas.
Para hacer frente a los efectos de la crisis, y tal como ocurriera en varios
países industrializados durante las guerras mundiales, las mujeres
aumentan su inclusión en la población económicamente
activa. Así, mientras en 1980 la población económicamente
activa femenina era de 32.4%, diez años mas tarde, en 1990,
alcanzaba 38.2%. Sin embargo, la falta de trabajo se hizo sentir también
en este sector de la población,
registrandose altas tasas de desempleo en el sector femenino en
comparación con el masculino. Así, mientras en 1985 la tasa de
desocupación específica por sexo en Argentina era de 4.6% para
las mujeres y 5% para los hombres, en 1996 alcanzaban 21.9% para el sector
femenino y 16.7% para el masculino, según lo informa el INDEC (Instituto
Nacional de Estadísticas y Censos).
Es así como
la crisis tuvo un doble efecto sobre la vida de las mujeres: por un lado,
contribuyó a impulsarlas al mercado de trabajo, acentuando su
incorporación a la esfera pública y reduciendo la brecha que las
separa de los hombres. Sin embargo, esta voluntad de incorporación de
las mujeres se encontró estructuralmente limitada por la falta de
oportunidades de trabajo, ya que a pesar de observarse un mayor crecimiento de
los porcentajes de mujeres en la población económicamente activa,
la crisis también alcanzó a este sectorcon tasas de desempleo que
se hicieron sentir con mas fuerza que en el sector masculino.
Las significativas e intensas correlaciones observadas —mediante
técnicas cuantitativas— entre los porcentajes de desempleo y las
tasas de delitos mas frecuentes (especialmente delitos contra la
propiedad) en anteriores trabajos (Sanchez, 1997, 1998, 1999, 2003)
sobre conductas desviadas de diferentes poblaciones desviantes de
Córdoba y Argentina, se enmarcan en lo sostenido por esta última
teoría revisada, la hipótesis de desigualdad de género.
Tanto en nuestra provincia de Córdoba como en todo el país, el desempleo se ha
arraigado en la sociedad como
un profundo problema estructural, indicador por excelencia de la profunda
pobreza en la que todo el país se encuentra inmerso. Igualmente,
mediante el empleo de técnicas cualitativas, también pudimos
apreciar cómo, muy significativamente, el relato de algunas de las
delincuentes entrevistadas en estos trabajos no deja lugar a dudas del
fuerte impacto que provocaron en sus vidas los contextos de pobreza y falta de
trabajo en los que se encontraban.
Las mas recientes teorías explicativas de la relación
género-delito
En este último punto reseñaremos una de
las mas recientes teorías elaboradas sobre esta tematica.
Se trata de la precisada en 1996 por los autores Steffensmeier y Allan en su
trabajo Gender and Crime: Toward a Gendered Theory of Female Offending. En este trabajo, los autores proponen esbozar dimensiones a
tener en cuenta para el analisis y la interpretación
teórica del
fenómeno de la criminalidad.
El enfoque, sostienen losautores, puede ayudar a
explicar no sólo la criminalidad femenina sino también la
masculina, revelando cómo la organización de género de
cada sociedad impide o da forma a la delincuencia femenina pero fomentando la
delincuencia masculina.
Con una fuerte influencia de los principios sustentados por la hipótesis
de la desigualdad de género como explicativa de la conducta
desviada femenina, los autores trabajan sobre cinco areas de vida en la
sociedad que inhiben el delito femenino pero alientan el masculino.
Las desigualdades de género existentes en estas areas o
dimensiones condicionan las diferencias de género en los patrones de
motivación y acceso a las oportunidades delictivas, como así también las desigualdades
de género en tipo, frecuencia y contexto del delito. Las areas, que
describiremos brevemente a continuación, no son discretas —como
advierten los autores— sino mas bien se solapan y mutuamente se
refuerzan unas a otras
a) Las normas de género: Los mayores tabúes contra el delito
inherentes a la condición femenina provienen —desde larga
data— de dos focos poderosos adscritos a las mujeres: su rol como
educadora de los hijos y su feminidad y virtud sexual. En
algunas condiciones estas cuestiones forman las oportunidades y dan lugar a las
actividades ilícitas de mujeres adolescentes y adultas. Las mujeres son premiadas en toda sociedad por su habilidad para
mantener y establecer relaciones sociales y obligaciones de familia; y su
identidad tiende a ser derivada de hombres claves en sus vidas
(padres-esposos). Esta identidad, así formada, constriñe
las eleccionesdesviantes de ese grupo de mujeres que
se relacionan con hombres convencionales; pero, a la vez, alimenta los
contextos criminales de aquellas que comienzan siendo cómplices de sus
maridos o novios. Las expectativas sexuales y la apariencia física
refuerzan mayormente esta dependencia femenina, así como también
la mayor vigilancia de sus padres o maridos.
Por otra parte, estos estereotipos sociales femeninos son basicamente
incompatibles con las cualidades valoradas en el mundo criminal. La clave que
distingue entre qué es considerado femenino y qué es delictivo es
fuerte y nítida; mientras que la línea divisoria que
distingue qué es considerado masculino y qué es criminal, no lo
es tanto. El delito es frecuentemente estigmatización para las mujeres y
su potencial costo en relación con sus beneficios, es mucho mayor que
para los hombres.
b) Desarrollo moral: Las condiciones femeninas inherentes a la maternidad y a
su función educadora, predisponen a las mujeres hacia una ética
de cuidado que las restringe de la violencia y de otras conductas criminales
que resultan injuriosas a los demas. Las mujeres,
ademas, son socializadas no sólo para estar mas atentas a
las necesidades de los otros, sino también para temer la amenaza de
separación de quienes las aman. Estas complejas cuestiones pueden
inhibir a las mujeres de actividades delictivas susceptibles de causar dolor a
otros, pero también y por este mismo temor,
acompañar y complacer al ser amado en cualquier empresa, incluida la
delictiva. Esto es lo que se observa claramente en el analisis de las
entrevistadas, internas de Buen Pastor,sentenciadas
por delitos de mayor gravedad, en nuestra investigación citada sobre
género y delito.
c) Control social: El control social tan fuerte e intenso que viven
frecuentemente las mujeres debido a su posición social dependiente
modela su habilidad para cometer delitos. El comportamiento
femenino es mas fuertemente monitoreado a través de estereotipos
negativos y sanciones. La supervisión y el control reducen los
riesgos femeninos e incrementan el apego a los padres, maestros y amigos; los
cuales, a su vez, reducen la influencia de grupos asociados a conductas
contrarias a la ley.
Las manifestaciones vertidas por las internas de Buen Pastor entrevistadas
en nuestro trabajo pueden interpretarse con mayor claridad a partir de estas
consideraciones teóricas. La relación de control tan fuertemente
ejercida sobre ellas, enmarcada en un contexto normativo de género
particular, si bien permite mantenerlas inhibidas de elecciones desviantes, a
la vez favorece la inclusión de ellas en conductas delictivas de mayor
gravedad cuando quien las induce es —precisamente— quien ejerce e
impone esta fuerte relación de control sobre ellas.
d) Fuerza física y agresión: Las demandas del medio ambiente
delictivo en cuanto a fuerza física y violencia ayudan a explicar la
menor frecuencia y la menor severidad en los tipos delictivos cometidos por
mujeres en comparación con los cometidos por hombres. La vulnerabilidad
real o percibida puede, también, ayudar a comprender la habitualidad
femenina a los roles subordinados en las actividades delictivas. La apariencia
física condiciona mayormente lasformas y tipos de conductas delictivas.
La asociación masculinidad-fuerza-violencia, estudiada vastamente por la
literatura, juega un papel central no sólo en
la comisión de delitos sino en cualquier rol ejercido en la sociedad.
e) La sexualidad: Las diferencias sexuales-reproductivas contribuyen a ampliar las desigualdades de género en el delito.
Los hombres orientan sus actividades delictivas a
comprometidos y serios hechos ilícitos, en tanto que las mujeres se ven
involucradas mayormente en delitos de menor gravedad. Las posibilidades
femeninas en esta area reducen la necesidad de cometer delitos graves,
que son característicos de las conductas masculinas.
A modo de cierre y conclusión, los resultados de nuestra
investigación sobre género y delito, derivados de una doble
estrategia de analisis de las conductas delictivas femeninas, pueden ser
entendidos conjuntamente con esta perspectiva teórica en el sentido que
la participación femenina en el delito es mas alta para aquellos delitos
mas consistentes con las normas tradicionales y para los cuales las
mujeres tienen mayores posibilidades; y mas baja para aquellos delitos
que disienten con la forma tradicional de las normas de género y para
los cuales las mujeres tienen menores oportunidades. Es así como se explican
los resultados alcanzados en cuanto a la mayor intervención de las
mujeres en pequeños delitos contra la propiedad como hurtos, robos en
almacenes y cheques en blanco, delitos compatibles con los roles femeninos
tradicionales; y, asimismo, para los pocos casos de delitos graves que fueron
analizadoscualitativamente.
Tal como
lo entiende esta perspectiva teórica, las mujeres raramente asesinan o
asaltan con violencia; cuando lo hacen generalmente estan condicionadas
por un contexto de control social muy fuerte ejercido generalmente por una
figura masculina.
Finalmente, la variabilidad de los delitos femeninos observada se presenta a
través del tiempo, pero sus cambios se limitan principalmente a delitos
de menor gravedad o a pequeñas formas de delincuencia y son ocasionados
por cambios estructurales que influyen en los roles sociales de género;
tales como cambios en la marginalidad económica de las mujeres y la
expansión de las oportunidades de tipos delictivos. La considerable
estabilidad entre las brechas delictivas por género (especialmente
observada en delitos mas graves como el homicidio o los delitos contra
el Estado) puede ser explicada en parte por la durabilidad histórica de
la organización de género, dado que los roles diferenciados por
género, las relaciones sociales y la mayor formalización sobre
las mujeres del control social, no han cambiado tan radicalmente en los
últimos tiempos.
Personalidad de la mujer delincuente
La problematica de la mujer delincuente es una de las mas
difíciles de analizar desde el punto de vista criminológico, por
la carencia de estudios y de investigaciones sobre su conducta delictiva por lo
general se a considerado que el delito de la mujer es una conducta aislada,
casi tipo pasional y que en la relación al hombre la conducta
antisociales son mínimas. Sin embargo en las ultimas 3 décadas el
delito de las mujeres a aumentado firme
yprogresivamente en una proporción de 1/50, 1/20 hasta 1 a 5 en
relación al hombre especialmente en países latinoamericanos.
En este trabajo intentaremos presentar los siguientes
aspectos de la mujer delincuente:
* Las conductas delictivas mas frecuentemente observadas.
* Las características psicológicas mas
generales de la mujer delincuente.
* Personalidad
* Peligrosidad
Es evidente que cada persona es única en sus aspectos
psicológicos en su historia familiar y social, que reacciona de un modo particular lo que también lo hace diferente
de los demas y con un enfoque existencial también único;
por lo tanto, la agresión de el delito implica aspectos basicos
biopsicosociales también únicos. En consecuencia la conducta
delictiva es, desde el punto de vista clínico, la realiza un individuo, en este caso una mujer, en un momento
determinado de su vida y en circunstancias especiales para ella.
La conducta delictiva de una mujer es la expresión de una
psicopatología individual de su alteración psicológica y
social, pero en este caso la mujer delincuente no
solamente es una persona enferma si no el elemento emergente de un
núcleo familiar enfermo, y traduce, a través de la
agresión, las ansiedades y conflictos del intragrupo familiar.
En las conductas delictivas y antisociales mas frecuentemente observadas
podemos mencionar:
- Prostitución.
- Homicidio, especialmente homicidio pasional.
- Robo.
- Trafico de drogas.
-Secuestro.
- Estafa.
- Denuncias falsas ( realizadas por mujeres).
- Aborto.
- Incesto.
- Conducta de abandono.
PROSTITUCION
Es la conducta antisocial típicade la delincuencia femenina.
Muchos criminólogos opinan que si se compara estadísticamente el
número de mujeres prostitutas con la delincuencia masculina
habría un total equilibrio, es decir, es tan
alto el índice de prostitución que presenta el mismo porcentaje
que la delincuencia masculina.
La forma mas común, entonces, de la delincuencia femenina es del
comportamiento sexual antisocial. Lo sorprendente de la prostitución no
es solo la entrega onerosa si no toda la breve vinculación y el continuo
cambio de parejas. Es evidente que el hecho de que una mujer se entregue
corporalmente para ganar un sustento tiene un valor
sintomatico. ¿Qué lleva a la joven a realizar esta
conducta Mas alla de las
múltiples circunstancias descubrimos una tendencia a la
autodestrucción, que esta presente a las pautas
psicológicas de todas las prostitutas.
La joven puede llevarse en oposición frente a sus padres o frente a su
ambiente, se siente tratada injustamente, a tenido experiencias traumatizante y
ahora se “venga” a a través de la
prostitución. Aquí se hace visible un
paralelo con los suicidios de jóvenes que actúan por venganza, la
venganza va dirigida contra las personas injustas que gozan de autoridad,
contra la familia, contra la figura materna o paterna. Comúnmente esto
se traduce en “quise degradar a la hija de mi padre, destruyéndome
lo destruyo a él, en cada hombre a quien
desprecio en cada cliente, expreso mi odio a mi padre”.
La mayoría de las prostitutas son hijas ilegitimas o han
tenido una mala relación con sus padres. La autodegradación es la
relación de la joven al ser privadadel amor de su padre, las
experiencias traumatizantes pueden impulsar a la joven hacia conductas
masoquistas de autodestrucción. La caída en la
prostitución puede ser considerada en estos casos como equivalente al
suicidio.
La prostitución puede también tener un
origen en forma de expresión infantil, neurótica en la que la
prostituta traslada a lo corporal sus necesidades afectivas.
Si bien es cierto que debe tenerse en cuenta la situación
socioeconómica, los determinantes esenciales son psicológico, ya
que la prostitución es una forma de autodestrucción y su forma de
vida sexual es un mecanismo de defensa contra la
desintegración del
YO.
La joven prostituta, sobre todo cuando su inteligencia es inferior y tiene una
tendencia a identificarse con mujeres mayores que
viven romanticamente, quieren ser admiradas y deseadas, sus
sueños son las riquezas y el lujo. La mayoría de las
jóvenes que llegan a la prostitución tienen una edad entre los 14
y 21 años.
Glover opina que la prostitución ha roto aparentemente con la familia
siendo por lo general muy joven pero continua existiendo en ella
una fuerte fijación a la fase edipica. Se comprueba que la joven a
tenido un gran disgusto con el padre, mientras que las
relaciones con la madre estan impregnadas de hospitalidad, estos hechos
adquieren mucha importancia en relación con el factor homosexual
inconsciente de la prostitución.
En la psicología de la prostituta, señala glover,
se produce la separación entre los aspectos físicos o sexuales y
los idealistas afectivos de el amor infantil. Se ocupa de una
ruptura, que tiende a persistir enla vida adulta, cuando el conflicto
originario vinculado con los aspectos de el amor infantil a llegado a ser
excesivo y afirma que en esos casos es incapaz de mantener relaciones sexuales
con ellos.
Según glover, la importancia real de las
rupturas persistentes y patológicas estriba en que estan
destinados a cumplir una función especialmente protectora, los deseos
sexuales de los objetivos parentales a los que estan vinculados.
La imagen de una madre frustrante se equiparan a la de una prostituta, por eso
el hombre que experimenta un interés compulsivo
por las prostitutas buscan sin saberlo satisfacer en la vida adulta de los
deseos de la infancia. De manera similar, la prostituta busca
en su clientela la imagen deteriorada de su padre y experimentan al mismo
tiempo una desaprobación violenta por el matrimonio de la madre.
La promiscuidad sexual es un recurso protector
inconsciente. En la promiscuidad sexual compulsiva el mecanismo de desplazamiento
puede ser útil no solo a los propósitos de defensa
psíquica si no también a los impulsos reprimidos. La promiscuidad
ayuda a negar que en ciertos momentos hubo un objeto
parental único, que fue destinatario de el amor infantil. Presenta
también un nivel inconsciente, la
búsqueda de del
amor único y prohibido.
Las prostitutas tiene una problematica psíquica
grave. La prostitución debe estar orientada previamente en lo
general y terapéuticamente en lo individual, como es dable a observar
ante cualquier enfermedad, desde un punto de vista político criminal, el
tratamiento de la prostitución no es un problema jurídico penal
si nopsicológico y social.
Homicidio.
Especialmente el homicidio pasional. La conducta de
homicidio implica siempre en nuestra consideración una
desintegración de la personalidad ya que socialmente en un gran estrés psicológico puede llegar una
persona a matar a otra.
Consideramos que esta conducta de agredir de un modo
destructivo, como
es la conducta de homicidio solamente la puede proyectar un individuo con un
gran problema psíquico; es decir, el descontrol psicológico que
permiten la descarga de impulsos primitivos y destructivos se estructuran a
través de complejas circunstancias, por donde predominan elementos
psicológicos con funcionales y psicóticos. Es
evidente que en la conducta homicida nos sorprenden dos aspectos de control,
marcada insensibilidad y sadismo que se proyecta con enormes significados
simbólicos. Dentro de los diferentes tipos de
homicidios en las mujeres predomina el delito de Homicidio por
identificación social (celos). Es difícil, raro, observar
que una mujer llegue a una conducta de homicidio por una problematica de
alcoholismo, como
se ve muy frecuentemente en el hombre. También no es frecuente observar
que llegue a un homicidio por búsqueda de
dinero o por una discusión o pelea, si no que siempre predomina el
elemento afectivo y la agresión no es manejada como en el hombre, impulsivamente, si no la
agresión es preparada minuciosa y sadicamente.
El homicidio se produce para solucionar un conflicto
personal, este conflicto estalla, se desencadena después de un lento
proceso en el que la mujer se siente despreciada, marginada y humillada. Por lo general elmarido alcohólico que la golpea, que la
agrede física y mentalmente, es el inicio de sus sentimientos de
venganza manifestados de una manera muy lenta. Son los
crímenes en que la mujer espera una circunstancia en el que la
víctima se encuentre de espalda, dormido para agredirlo hasta matarlo,
en estos casos el envenenamiento en pequeñas dosis.
Sin lugar a duda en la mayoría de los crímenes de la mujer existe
una relación afectiva ente el autor y la victima de el crimen, es decir,
hay un proceso afectivo que desencadena a el crimen.
Se han observado homicidios de tipo psicóticos
con procesos paranoicos en que la mujer se cree perseguida con conductas
delirantes. La enferma funda una convicción en multitud de signos de
detecciones, falsas coincidencias y razonamientos, descubre poco a poco que le
siguen los pasos, que le acusan de algo, que comprometen su honor, estas
personas enfermas disimulan largo tiempo y perfectamente su delirio
persecutorio, pero con el tiempo acaban por señalar un enemigo principal
o alguien que le hace daño magicamente. Estos crímenes
ilógicos y sumamente sadicos se producen en zonas rurales por que
se atribuyen a que la determinada persona paso delante de su casa y le hizo un
“mal”, o que el hijito esta enfermo debido a que la vecina
le hizo un “mal de ojo”. La mujer piensa que eliminando, matando a
la persona que le a hecho la brujería salva a su familia. En estos casos
es interesante observar estas víctimas consideradas como brujas son
mujeres ancianas en su mayor parte. También en estos crímenes se
observa que a veces la mujer no es la autora de el crimen, laque va a matar a la bruja, si no la instigadora que convence a
el marido o a otro familiar para que cometan el homicidio.
Los estados de angustia y de depresión así como los
sentimientos de culpabilidad pueden llevar a crímenes en los que se mata
a los niños para que en el futuro no sufren, la madre mata a los
niños y después se suicidan, es decir la mujer llega a el
convencimiento de que es mejor que los niños no sigan viviendo. Aparece
este crimen de un modo inexplicable y no se comprende la conducta violenta con
los aspectos de la personalidad de la autora, cuyo rasgo de persona no agresiva
adaptada a el medio, con valores sociales y morales, sin antecedentes penales
contrasta de manera paradójica con la conducta destructiva de el
núcleo familiar. Sin embargo cabe observar que los aspectos depresivos
yd e confusión de la mujer ya se habían formado desde mucho
tiempo atras, si no como una gradual
desorganización de la personalidad.
El robo.
En una primera consideración puede ser estimada la acción de robo
como una conducta utilitaria debido a que se trata de objetivos que tienen
valor de venta o de algo que sirve para satisfacer las necesidades, pero esta
finalidad utilitaria aparece en el analisis psicológico como
cobertura de motivaciones mas difíciles de captar, es decir se
encuentran en un deseo disimulado de seguridad, que llegan a integrarse por los
bienes ajenos considerados como objetos a poseer, mas que como un medio
de satisfacer necesidades materiales. El robo hecho por la mujer
no se aparta de estas características señaladas, sin embargo
podemos observar que lamujer predomina mas el hurto en las tiendas, en los
comercios, especialmente en la ropa que el robo con violencia.
La mujer tiende a “especializarse” en el
robo de determinados objetos, por ejemplo: sustraer únicamente zapatos y
no otras prendas de vestir. La mujer también “ayuda” en la
conducta del carterista es decir que actúa sola, siempre va
acompañada de una pareja, ella es colaboradora de él carterista y
en muy raras ocasiones actúa como carterista ella sirve como
“señuelo” para distraer la atención e la victima de
el robo. Estos robos se realizan por lo general en lugares
donde se encuentran muchas personas y en los transportes colectivos.
Trafico de drogas.
Es interesante observar que en lo relativo a los delitos contra la salud,
mas que consumir drogas (cuando se da el caso es en jóvenes,
adolecentes, y constituyen una conducta marcadamente autodestructiva) la mujer
trafica con ellas especialmente psicotrópicos y
sustancias inhalables.
Sabemos que la adicción a las drogas pueden manifestarse de
múltiples maneras y cambia de una personalidad a
otra; implica, no obstante estas variantes, una conducta anti destructiva,
negar la realidad y su mundo interno y también la búsqueda de una
salida a sus intensos conflictos internos. Como
el deterioro mental y social es progresivo y muchas veces a
experimentado con otras drogas mas potentes, el individuo va perdiendo
progresivamente la capacidad de diferenciar tanto su proceso interno como la realidad,
predomina en todas sus conductas una marcada tendencia a la
autodestrucción.
La mujer actúa en el trafico de drogas como miembro deuna
organización que puede ser regional, nacional o internacional. La mujer
esta consiente e identifica con sus actividades, las cuales justifican a
través de mecanismo de racionalización (no consigue trabajo, me
despidieron, no tengo que dar de alimento a mis hijos, etc.), pero
también proyecta insensibilidad moral, social y sus dificultades a nivel
de la integración de la personalidad. La mujer traficante al igual que
el hombre presenta una personalidad psicopatica con un
sentimiento omnipotente y un delirio de grandeza tan marcado que busca el poder
y el dinero a través de las drogas. Aquí queremos referirnos a esta situación tan particular de familias en la que
todos o varias integrantes de la mis se dedican al trafico de drogas y
también son adictos. Es evidente que son familias con una gran
patología y lo curioso y angustioso es que la madre inicia a los hijos
en el trafico y consumo de drogas y siendo el marido también
drogadicto. En esta familia se observa en los padres un
deterioro físico y mental acentuado, en los hijos problemas de retardo
mental en trastornos organicos y cerebrales. La madre traficante de
drogas es el centro
de esta conducta antisocial.
También se a observado que el trafico de drogas
en las cuales secundarias, en las universidades y, en los últimos
años, en escuelas primarias es realizado principalmente por mujeres.
Secuestro
Dentro de las complicadas conductas de secuestro, en la mayoría de los
casos terminan en crimen, las mujeres tienen siempre uno de los roles
mas importantes de el grupo que realiza el secuestro. La mujer
sobre todo en secuestro deniño, es la que motiva “el
secuestro” de los datos principales de la víctima, organiza el
grupo que va a llevar a cabo el delito, pero los que lo ejecutan son los
hombres. Ella actúa en 2 etapas en la
preparación el secuestro y posteriormente en el cuidado y asesinato de
la víctima, pero no actúa en la acción el secuestro.
También es interesante observar que la mayoría
de las mujeres que participan en el secuestro son sirvientas o enfermeras.
La muerte de la victima de el secuestro siempre se produce por temor a ser
descubierto y en numerosos casos se han observado
conductas muy paradójicas en la que la mujer desea que la victima muera
especialmente si es un niño. Lo impactante de esta situación es
que el cuidado de ese niño esta a cargo
de ella es decir ella debe de desempeñar dentro de la
organización el secuestro el rol de “cuidadora del
niño secuestrado” (que como
hemos mencionado puede ser por motivos lucrativos pero también por
motivos de venganza).
¿Por qué esta mujer que secuestra a un
niño, tiene como
encargo de cuidarlo durante el tiempo que se pida el dinero de recompensa, mata
al niño o convence a el grupo de secuestradores a que lo haga? Esto
evidentemente plantea una de las difíciles y complejas tareas
criminológicas, pero simboliza a través de la patología de
la estructura mental de esta mujer secuestradora, donde se puede advertir una
marcada insensibilidad y por siguiente una grave patología a nivel
afectivo.
La estafa.
En los últimos años las mujeres han
participado con una mayor actividad no solo en la realización e la
estafa si no en su preparación.
Desdeel punto de vista criminológico es evidente que
las conductas de estafa son realizadas por personalidades histéricas.
La conducta de estafa figura dentro de los delitos contra la propiedad, este delito presenta una serie de peculiaridades que los
separa de las restantes conductas punibles. Particularmente en esta conducta
delictiva falta la percepción de la peligrosidad general que alarma con
los delitos de violencia. Esto es debido a que el estafador o
la estafadora actúa mediante el engaño el artificio y el enredo.
La estafadora asume identidades de otros, deben
enmascararse para poder concentrar su fantasía. Realiza
esta conducta debido a que su propio yo esta desvalorizada y por ello usurpa el
nombre de otro (real o imaginario) quien cumple los requisitos de su propio
ideal.
Por lo común es inteligente, observadora, y entre sus rasgos mas
acentuados encontramos una imaginación exuberante, un
sentido exagerado de la propia personalidad y una grave evades. Otras de las
características que se presentan es una capacidad para utilizar el
lenguaje verbal como
técnica de acción sobre los demas.
La estafadora explota la credulidad humana a través de sus mecanismos de
seducción y engaño; es difícil que deje de estafar pese a
los tratamientos o las sentencias. Evidentemente el
engaño es una forma de vida. Se percibe frente a
este hecho una disminución de sus normas, falta de consideración
e insensibilidad ante la situación de el otro. Utiliza para su conducta
delictiva instrumentos delictivos, explota la situación afectiva, que a
sido llevada a la víctima, creando así una situación
dedependencia, es decir una ligación afectiva y racional entre ambos.
La estafadora no puede soportar la tensión ni la frustración,
demuestra una particular actitud hacia sus objetivos, se dirige a las personas
utilizandolas para sus fines, presenta una especifica combinación
de defensas basadas en la omnipotencia, que se manifiestan por actitud de
racionalizar o intelectualizar sus conductas delictivas.
Denuncias falsas.
También dentro de la personalidad histérica podemos encontrar
mujeres que presentan denuncias de que han sido
robadas, golpeadas o violadas, pero en realidad no les a sucedido nada y la
denuncia puede deberse a aspectos de su personalidad histérica con
acentuados rasgos mito
maniacos; o bien la falsa denuncia son realizadas contra médicos,
odontólogos o maestros de escuela. Se a observado que muchos
jóvenes “amenazan” a determinados individuos que si no es
levantada como una acción
de venganza, muchas de las denuncias o les entregan una cantidad de dinero los
denunciara como
agresores sexuales. Esto último es una verdadera
conducta de robo es decir también lleva implícito una conducta
utilizaría.
Los mecanismos neuróticos de estas conductas muchas
veces ocultan los verdaderos motivos de la agresión. Esto se
advierte especialmente en los comportamientos que requieren seducción
para que posteriormente engañar, pero donde la mujer necesita protegerse
a través de un “disfraz” asumiendo
una imagen externa diferente.
Aborto
También son significativas las conductas sistematicas de algunas
mujeres en la relación con el aborto que en su verdadero sentido implica
unaautentica conducta anti destructiva.
Incesto
El incesto es la relación sexual entre parientes consanguíneos.
La conducta de incesto en las mujeres es desde el punto de vista
criminológico sumamente rara, es decir si la relacionaramos a una
situación madre e hijo o madre e hijastro. Sin embargo es sumamente
importante el papel de la mujer como “protectora” de la
relación incestuosa de su esposo con la hija. Es decir
padre-hija.
Conductas de abandono
Muchas mujeres parecen no estar relacionadas directamente a conductas
delictivas, sin embargo si se realiza un analisis exhaustivo de la
historia de los niños abandonados, de los niños quemados, de los
niños explotados, de los niños infractores, de los niños
drogadictos, etc. Podemos observar que las madres de estos niños son
personalidades delincuenciales, personalidades psicopaticas, con un alto índice de sadismo en sus comportamientos y
también de una profunda insensibilidad moral y afectiva.
Sabemos que es vital para la futura salud de el individuo que los padres le
proporcionen cuidado y afecto a los niños, especialmente que la relación
madre-hijo sea calida y constante, pues el
niño carece de tal relación sufre la privación materna y
esta situación predispone a los niños a responder de manera
antisocial ante conductas conflictivas.
Tratamiento
Se debe tener en consideración:
* Las dificultades en relación a el tratamiento
de la mujer delincuente son debidas a la carencia de estudios e
investigación sobre sus aspectos criminales.
* Es evidente que se requieren de un diagnostico
integral y con un enfoque interdisciplinariopara adecuar a la psicoterapia
individual de la mujer delincuente teniendo en consideración todas sus
características pero especialmente su peligrosidad, en las conductas
agresivas que hemos señalado.
* En el caso de la mujer se debe profundizar una psicoterapia del tipo familiar.
Así como la mujer delincuente en el emergente de el grupo familiar
enfermo que se traduce en el comportamiento antisocial, del mismo modo debemos
decir que la mujer-madre-delincuente es productora de ansiedad y conflicto, de
inestabilidad emocional, ambivalencia afectiva de agresividad.
Conclusión.
En mi conclusión personal La mujer delincuente no es otro tipo diferente
de delincuente, pero se pone especial atención a la prostitución
que viene siendo como
equivalencia al crimen. Establecera un paralelismo
entre la prostituta y el ser atavico, concluyó que entre las
prostitutas, el tipo de delincuente nato es el mas difundido y
frecuente. La prostituta es la representación genuina de la
criminalidad, ya que a la prostituta le falta sentido maternal, en cuanto a que
la mujer es la base de la familia, de las reglas y encargada de llevar por buen
camino a los hijos.
las causas que llevan a la mujer a prostituirse son principalmente: la frigidez
y el atavismo, aunque no son las únicas, pues a éstas se suman la
ociosidad, la poca inclinación al trabajo, la despreocupación, la
codicia, la locura moral, etc.
Es la conducta antisocial típica de la delincuente femenina, el
comportamiento sexual antisocial, es una conducta autodestructiva debido a
complejos procesos psíquicos. Presenta un
progresivodeterioro en todas las areas de la personalidad, especialmente
por la automarginación que ella misma se impone y por el medio social
donde vive con patrones culturales sociales. Desde muy joven va
adaptandose paulatinamente a un medio limitante que causa el gradual
deterioro físico, psíquico y social. En el
nivel inconsciente busca una vinculación afectiva, idealiza el amor
infantil, tiende a su destrucción física, psíquica y
social, lo cual requiere niveles terapéuticos complejos. Son acentuados sus sentimientos de inferioridad, pero
también por la marginación social se acentúa su progresiva
autodestrucción.
La mayoría de las mujeres que caen en la prostitución pertenece
al tipo de personalidad inestable, holgazana a menudo imbécil y tienen
como semejante, dentro de la criminalidad masculina mas bien a los
mendigos y vagabundos. Al querer destacar como delito fundamental la
deslealtad, no hemos de perder de vista que el sexo masculino, a lo menos por
lo que dicen las estadísticas criminales, es mucho mas desleal que el
femenino. La poca participación de la mujer en los delitos de lesiones
corporales es debida especialmente a que las mujeres abusan incomparablemente
menos de las bebidas alcohólicas que el hombre, con lo que el
número de agresiones por embriaguez es mucho menos. La mujer tiene sus
intereses en sus hijos y en su familia, caracterizandose por las
exquisitas funciones de la maternidad, toda afecto, dedicación y
sacrificio, propias de la mujer e intrínsecamente ligados con su
naturaleza de afecto, de sensibilidad, de piedad. Esta
estrecha comunidad tiene su sentido y suaspiración, que hace que se
sienta menos profundamente unida que el hombre a la gran comunidad.
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