La arquitectura nórdica evidencia la eclosión de una concepción y método
proyectual totalmente distinta al de la ortodoxia del Movimiento
Moderno: el empirismo.
Se trata de una posición que para cada encargo busca inspiración con los datos del
lugar, el clima, el programa, los futuros usuarios, los materiales autóctonos.
El detalle y lo concreto, aquello que todas las metodologías sistematizadoras
marginan como
anecdótico, se convierte en protagonista.
Estamos ante una posición que se rebela contra el ascetismo racionalista y la
ciudad de la idea de estandarización. Se está en una posición totalmente
opuesta a la de la “nueva objetividad alemana”; con sus pretensiones de
plantear tipologías tecnificadas, científicas y generalizadas para resolver
todos los problemas de la ciudad.
Según el new empirism se trata de humanizar, de atender a la psicología del
usuario, de recurrir a formas irrepetibles, particulares, espontáneas y
orgánicas.
Se plantea una arquitectura que en planta es racionalista,pero al mismo tiempo
se despliega en formas articuladas y cubiertas, para así desarrollar el
programa con mayor versatilidad, adaptarse a la topografía y el paisaje, y
aprovechar las mejores vistas. Los jardines y bosques se
acercan a la arquitectura.
Pero más allá de un estilo, el new empirism representa
una posición proyectual del
siglo XX. Para Alvar Aalto, los condicionantes y limitaciones
de cada proyecto no constituían ningún obstáculo sino el tema central en torno
al cual se constituiría todo el proyecto.
El portugués Alvaro Siza es uno de los arquitectos que de manera más clara ha dado continuidad a esta nueva escuela de énfasis en
el dato concreto, modesto,
real, a esta singular capacidad para interpretar cada caso y lugar concreto, a
este método para afrontar la arquitectura.
Se trata de un giro copernicano respecto al método. El
empirismo es contrario a un racionalismo radical y
globalizador que parte de soluciones establecidas o bien de tipologías arquitectónicas.
No se trata de establecer modelos, sino de desarrollar un
nuevo concepto, un método de proponer y pensar a través del proyecto. Lógicamente es una posición
que se adecua con posiciones humanizadoras, respetuosas con la psicología del usuario, y con las
características del
entorno y la naturaleza. Una arquitectura de la diversidad que tendrá su mayor
servidumbre en la falta de un discurso teórico y
cultural.
VII. CULTURA Y ARQUITECTURA ITALIANA: BRUNO ZEVI, ERNESTO NATHAN ROGERS Y
GIULIU CARLO ARGAN.
El panorama de la arquitectura italiana de la inmediata
posguerra es de una extrema complejidad. Hay que tener en cuentafactores
como
la tradición de la arquitectura racionalista de los años 20 y 30, y el trágico
complejo colectivo que queda tras la II Guerra Mundial.
En los años posteriores a la guerra, la arquitectura estará relacionada con la
reconstrucción política, económica y social, y definida por el liderazgo de
arquitectos procedentes de las clases altas y con una especial preocupación social.
Ideas predominantes: conciencia del valor crucial de los sectores populares
protagonistas de la resistencia al fascismo; convicción de la necesidad de
entroncar con los maestros de la arquitectura italiana de los años 20 y 30,
continuando y actualizando su mensaje de modernidad; y defensa de la ciudad
como lugar de lo colectivo, expresión de la sociedad libre y patrimonio de la
cultura.
EL CONTEXTO CULTURAL Y ARQUITECTÓNICO ITALIANO.
EN este contexto surge una enorme diversidad de corrientes arquitectónicas, a
finales de los 40 y principios de los 50, potenciada por la diversidad cultural
y urbana y por las distintos posiciones políticas. En el contexto romano surge una corriente de arquitectura neorrealista,
basada en la expresión de esta voluntad de aspiración al realismo y a la
comunicación. Arquitectos como
Ludovico Quaroni, Mario Rridolfi, Mario Fiorentino y otros, y obras como el barrio Tiburtino
en Roma. Es una corriente efímera de arquitectura neopopular.
El motor era el deseo de utilizar un lenguaje
fácilmente accesible, en oposición a la abstracción y al hermetismo de las
obras de Giuseppe Terragni o Adalberto Libera.
En el contexto del
norte, Milán, Génova y Turín, surge una arquitectura máselitista y delicada,
basada en una cierta recuperación de los materiales y figuraciones de
principios de siglo. Obras de BBPR, Ignazio Gardella, Franco Albini, Vico
Magistretti, Carlo Aymonino El término neoliberty
es desafortunado y confuso, sobre todo si tenemos en cuenta que en Milán
aquello que pesa es el legado de la arquitectura del
Novecento.
Con una voluntad de propuesta global y renovadora, justo al final de la guerra
surge en Roma el posracionalismo, encabezado por Bruno Zevi, que propone como
alternativa una vía organicista que otorgue un papel preponderante a los dos
maestros del Movimiento Moderno que más habían explotado los campos no
estrictamente racionales y funcionalistas de la arquitectura. Con la creación
en Roma del APAO (Asociación para la Arquitectura
Orgánica) – al mismo tiempo que Zevi crea la revista Metron – la arquitectura
de Wright y Aalto es propuesta como modelo y es
sustentada con el argumento del
psicologismo empírico. Se está planteando una nueva vía que se distancia tanto del academicismo dominante, como de una continuidad acrítica del
racionalismo, como de lo que diez años después
serán las preocupaciones del
Team 10.
El APAO tenía la cualidad de reintroducir en Italia la
arquitectura internacional, reavivando la admiración por la democracia
norteamericana y el mundo libre que había llegado. Zevi
intenta liberar toda una serie de cargas creadoras que se encontraban
comprimidas, pretende continuar la Nueva Tradición Moderna de manera más
abierta y creativa.
Las consecuencias de la propuesta organicista de Zevi deben buscarse lejos de
Roma, en arquitectos como G. Samoná,Carlo Scarpa y Carlo Mollino, o arquitectos madrileños como Fernando Higueras,
Antonio Fernández Alba y Rafael Moneo, y, especialmente, en Juan Daniel
Fullaondo.
Zevi promoverá una intensa labor de crítica arquitectónica durante
los años 50.
Paralelamente a la creación de APAO, se crea en Milán el MSA (Movimiento Studi
per l´Architettura), que se convierte junto a la revista Casabella, en el
segundo catalizador del debate cultural en el norte de Italia.
LA INTEGRACIÓN HISTÓRICA DE GIULIO CARLO ARGAN.
El citado Bruno Zevi, junto con Giulio Carlo Argan y Ernesto Nathan Rogers, son
las figuras cruciales en el campo de la teoría de la arquitectura. El primero
adoptó la visión global del arte italiano y el segundo definió los puntos clave
del pensamiento de una parte de la cultura arquitectónica italiana, a través de
la revista Casabella Continuitá, desde 1953 hasta 1964.
La influencia de Giulio Carlo Argan no ha sido suficientemente reconocida, pero
las influencias de Argan existen claramente, por muchas razones. Argan adoptó
una visión histórica global imprescindible para que estos arquitectos
plantearan sus interpretaciones concretas de la arquitectura, para las cuales
era básico disponer de un marco histórico y cultural.
Argan fue uno de los críticos e historiadores que más aportó a la definición de
este marco.
La interpretación de la historia que ha planteado Argan ha sido muy amplia y se
ha detenido en multitud de casos singulares: Brunelleschi, Borromini, la
arquitectura barroca italiana, Gropius, Breuer y Gardella. Uno de los períodos
que ha iluminado especialmente es el de laarquitectura neoclasicista del
siglo XVIII, un período que ha interesado especialmente a Rogers, Rossi y
Grassi. Argan estaba también detrás de la experiencia de la revista Casabella
Continuitá, como
promotor.
El tipo de historia que ha planteado Argan está claramente definida y se
presenta como síntesis de dos de las metodologías artísticas predominantes: la
interpretación formalista, dentro del estudio de la capacidad creativa del
artista y de las características formales de cada obra por ella misma; y la
corriente de raíz marxista que basa el análisis de la evolución del arte en las
relaciones con la sociedad, el poder, el trabajo y la lucha de clases. Argan trabajó sobre la relación dialéctica de estas dos visiones.
Su insistencia en la pérdida de la capacidad conceptual de la cultura
contemporánea a causa del pragmatismo, su defensa del trabajo artesanal frente
a la pérdida de la dimensión artística que comporta la industrial, o su crítica
a las leyes de la sociedad del consumo, sintonizan con la nostalgia e idealismo
historicista de parte de los arquitectos italianos, aunque sea también
expresión de una crítica serie a las leyes de la sociedad capitalista.
La influencia de los escritos de Argan sobre las ideas de Rogers y sobre los
jóvenes arquitectos que aglutinaron alrededor de la revista Casabella, se
complementó con otras diversas referencias de aquella época. Por una parte el
pensamiento filosófico de la llamada Escuela de Frankfurt, con una crítica al
funcionalismo e, implícitamente, al Movimiento Moderno por su voluntad
reductiva, alienante y coercitiva de subordinarlo todo a la utilidad. Por
otraparte, toda una compleja y contradictoria filosofía y estética italiana que
iría desde la estética de Benedetto Croce hasta la reformulación del
pensamiento marxista.
LOS ESCRITOS DE ERNESTO NATHAN ROGERS.
Los escritos de Ernesto Nathan Rogers constituyen el
más importante punto de referencia de la cultura arquitectónica de los años 50
y 60.
Las dos cuestiones que primero se deben resaltar son, por una parte, la enorme
coherencia y solidez de sus planteamientos, y por otro lado, la decidida
voluntad de continuar las ideas de Movimiento Moderno, actualizándolas y
contextualizándolas con la realidad de la arquitectura italiana. Entendían que
se trataba de introducir sólo una revisión a los principios del Movimiento Moderno, defendiendo que sus
utopías y propuestas universales debían actualizarse con la manera de pensar y
vivir del
momento presente. Según él, se trataba de “superar el
esquematismo abstracto del
lenguaje moderno que conferirle un nuevo grado de modernidad a la
arquitectura”. De los maestros del Movimiento Moderno, aquello
que se debía aprender a continuar era su enseñanza metodológica y moral.
Para Rogers era vital discernir entre los principios del
Movimiento Moderno aquellos más coyunturales y que tendrían una vigencia
limitada y aquéllos más esenciales, que tendrían una larga duración.
Los temas que se trataron en Casabella Continuitá fueron diversos, desde las
reflexiones de carácter ético, análisis de la obra de arquitectos
contemporáneos o estudios históricos, hasta el estudio de la reconstrucción y
crecimiento de las ciudades europeas y norteamericanas.
Rogers colocala idea de crisis en el centro
de sus planteamientos. La modernidad exige una continua crisis y revisión. Lucha contra el conformismo moderno y la visión feonomenológica le
sirve para comprender la variedad de modos de habitar.
Por lo tanto, dos conceptos aparentemente contrapuestos, se sitúan en el centro de las ideas de Rogers y de la situación
de la arquitectura tras la II Guerra Mundial: scontinuidad o crisis? Rogers
aboga por los dos conceptos a la vez. Acaba inclinándose siempre por la
necesaria continuidad de los horizontes del Movimiento
Moderno aún inexplorados. Ética, nueva sociedad, tradición,
continuidad, etc., son algunos de los temas recurrentes de Rogers. Y los
dos temas de mayor peso que el Movimiento Moderno había pretendido entender y
resolver demasiado rápida y directamente – la relación con la historia de la
arquitectura y la ciudad existente – se convierten en la interpretación y
revisión de Rogers en los dos temas centrales que son entendidos de manera muy
diversa a como lo entendieron los arquitectos de los años 20.
Uno de los grupos de conceptos que Rogers reintrodujo en la cultura
arquitectónica italiana fueron la tradición, historia y monumento. Según Rogers
la arquitectura es una disciplina que descubre la modernidad en su misma propia
esencia, y esta recuperación de la tradición y la historia no es un acto de mero formalismo o estilismo, sino que aquello que
se quiere abstraer de la historia es su capacidad de aportar un método.
Otro de los elementos básicos es el de la caga ética del trabajo del arquitecto. Aunque en muchos casos, en
la realidad, la forma y la estética acaban dedecidir en obras y racionamientos
de Rogers, él mantuvo una lucha feroz contra todo formalismo y sostuvo siempre
una defensa de las actitudes éticas, de la voluntad de realismo y de la
responsabilidad del
intelectual. Para él la nueva arquitectura
debía fundar sus bases sobre la ética y el humanismo.
Para Rogers el papel del
intelectual se sitúan en el establecimiento de un puente, de un equilibrio,
entre la tradición – como cúmulo del esfuerzo humano – y la modernidad – como ansia y necesidad de transformación y
mejora colectiva. El intelectual y el artista tenían la
responsabilidad de rehacer el tejido cultural nacional escindido por la II
Guerra Mundial.
Uno de los conceptos que se convierte en esencial es el de las “preexistencias
ambientales”, el cual va ligado a una nueva visión más respetuosa con la ciudad
tradicional, como a esta voluntad de relación con la realidad. A pesar de
reconocer el valor fundamental que tuvo la Carta de Atenas, se detectan los
errores urbanos a los que ha llevado: segregación, falta de vitalidad,
monotonía, y se plantea la necesidad de reconstruir una nueva teoría y práctica
urbana.
El trabajo de Rogers – como el de sus sucesores Rossi, Grassi, Aymonino,
Tafuri, etc. – constituye un esfuerzo para construir una teoría de la
arquitectura contemporánea que responda a las exigencias internas de la
disciplina y que al mismo tiempo se alinee con los objetivos sociales,
culturales y políticos que la oposición de izquierda propuso, porque para
Rogers, la arquitectura, más allá de ser un hecho formal y estético, es también
un hecho humano, cultural y social. Y aquí radica elinterés y
la influencia de su aportación.
Conocer las ideas de Rogers es un paso obligado para
conocer las raíces de las ideas arquitectónicas, culturales y políticas de los
arquitectos italianos, que con sus teorías transformarán el panorama de los
años 60.
LAS OBRAS DE BBPR. LA TORRE VELASCA EN MILÁN.
Miembros del CIAM, desde 1935, se ocuparon inicialmente en la realización de
obras declaradamente racionalistas, como el Pabellón de Italia, en París, o la
Colonia Helioterápica en Cegnado. Fueron capaces de realizar
una obra estrictamente racionalista. Tras la II Guerra
Mundial realizaron en el cementerio Comunal de Milán el Monumento a los Caídos
en los campos de concentración alemanes, el Pabellón de EEUU para IX Triennale
de Milán.
La Torre de Velasca en Milán.
En 1958 concluyeron la obra más destacada y singular de su carrera: la Torre de
Velasca en Milán, un edificio aislado de gran altura y
estructura moderna que, por su situación en el centro
histórico, adoptó claras referencias a formas y elementos del lenguaje histórico. También
realizaron intervenciones en museos.
Las últimas obras son edificios de oficinas para el Chase
Manhattan Bank, para la Hispano Olivetti y para la firma Cagisa. Además
de su liderazgo ya citado en la revista Casabella Continuitá, desde 1953 hasta
1964, fue director de Domus desde 1946 a 1947.
El proyecto y la realización de la Torre Velasca, en Milán, constituye sin
duda, la obra más representativa del equipo, y a la vez es el mayor símbolo de
los cambios que se están produciendo en la arquitectura italiana de los años
50.
Se opta por la solución deun rascacielos de estructura metálica y
revestimientos acristalados, con dos cuerpos diferentes, uno de menor sección
en la base y una coronación con un voladizo perimetral
de tres metros. La razón de esta clara diferenciación
estribaba en la duplicidad de funciones: oficinas y viviendas. Pero por
problemas de coste, se pasa a estudiar un proyecto en
hormigón armado. Eso le otorgará al rascacielos un
mayor peso y solidez. También aumentará la ambigüedad comunicativa, ya que la
malla de contrafuertes unifica casi totalmente los dos cuerpos, desapareciendo
la dualidad funcional del fuste – oficinas, y la
coronación – viviendas. De una proyecto funcionalista se pasa a un proyecto formalista.
Con el resultado final se acentúan los elementos decorativos, tanto en la
cubierta como
en el vestíbulo de entrada. Todos los refinamientos decorativos, concurrían en
resaltar una imagen unitaria de la torre, a la vez que reforzaban la asociación
mental de su forma a un objeto de la ciudad medieval.
La cubierta tiene exagerada forma inclinada, con chimeneas y almenas. Las
fachadas, con una fenestración pretendidamente espontánea, intentan expresar
ciertos elementos básicos de la arquitectura milanesa. El
hall destaca por el gran repertorio de materiales diversos, tratados de manera
realista.
La parte más delicada se pasa de la parte inferior a la superior. Ahí se sitúan
un vacío dedicado a las instalaciones, creándose una
línea de sombra que enfatiza el voladizo de la parte superior. Los puntales
inclinados y en voladizo refuerzan el paso de un cuerpo a otro.
Este edificio es la máxima expresión de la reflexión deRogers
sobre las preexistencias ambientales. Es también una
perfecta síntesis de tradición y modernidad. Aunque el
volumen tenga evidentes resonancias históricas, se trata claramente de una
tipología moderna – el rascacielos – realizado con una estructura avanzada y
definiendo una planta moderna – libre y flexible. Cuando
fue publicado en prensa provocó una fuerte polémica.
LA RETIRADA ITALIANA DEL
MOVIMIENTO MODERNO.
Dos de los más sorprendentes edificios fueron los edificios
en las Zattere, Venecia, de Ignazio Gardella y la Bottega d´Erasmo en Turín, de
Isola y Gabetti.
Estas obras, junto a otros modelos, tienen una enorme
influencia en el resto de Europa, especialmente en Cataluña, por ejemplo las
viviendas de Antoni de Moragas.
Mario Ridolfi, arquitecto que destacaba por una arquitectura neorrealista y
neopopular, interpretada de manera muy personal, estaba defendiendo un tipo de saber cultural autóctono que no podía ser
transferido por métodos estrictamente modernos sino que requería de la
permanencia de ciertos parámetros artesanales. Las investigaciones se dirigen a
los elementos mínimos, al detalle, a la recuperación de la certeza del
oficio. En cierta manera, asistimos a otra consecuencia de la influencia del
new deal norteamericano.
Lo que los arquitectos italianos están desarrollando despertará admiración,
pero también fuertes críticas. El enfrentamiento que
se produce en Otterlo entre británicos e italianos tenía un
precedente en The Architectural Review y Casabella.
Aldo Rossi plantea una encendida defensa del neoliberty, de este retorno a
la tradición burguesa de la arquitecturadoméstica milanesa y de esta búsqueda
de lenguajes personales.
Banham entiende que todo retorno a períodos anteriores a la
ruptura propugnada por el Movimiento Moderno constituye una actitud
reaccionaria y deplorable. El neoliberty, llegará a
escribir, es una regresión infantil.
El blanco de las críticas británicas es el naciente neoliberty de jóvenes
milaneses como Gae Aulenti, Raineri, Vittorio Gregotti, La tácita palabra de orden que todos ellos
siguen es la de la superación dialéctica del
racionalismo. Ello se conseguirá mediante la exaltación de las cualidades de
los materiales, la cordialidad e indeterminación de las formas, la actitud del empirismo que va
estrechamente relacionada con la expresión del universo de lo artesanal, de lo fragmentario
y de lo ornamental.
Según Rogers sería absurdo que la mirada hacia el pasado próximo
sólo se pudiera dirigir hacia el Movimiento Moderno y no hacia lo que se podría
denominar la prehistoria de lo nuevo.