Para comenzar en un punto determinado y no remontarnos a Egipto o Roma,
comenzaremos a tratar el simbolismo de la edad media. Esta época de casi un milenio de duración fue bautizada así despectivamente por
los eruditos del Renacimiento, y ha sido frecuentemente mal entendida y rodeada
de tópicos que la han desvirtuado hasta llegar a nosotros como unos tiempos oscuros y bárbaros. Queda
por expresar las distintas opiniones que importantes autores han
realizado sobre el alcance del
mensaje simbólico en el arte románico y medieval. Para
el gran estudioso JaimeCobreros, el alcance es total. Ninguna manifestación
artística del
románico es casual. Siempre existe intención transcendental.
En palabras textuales suyas:
'Las formas y figuraciones que muestra el románico ni son caprichosas ni
gratuitas. El arte sagrado no puede permitir a sus
constructores frivolidades de tipo profano ya que desvirtuarían totalmente
aquél. Todo lo que construye o talla la civilización
románica tiene una función transcendental y tranquilizadora.'[Anotación
13].
Algunos estudiosos analizan el románico y el arte medieval en
general desde el punto de vista fundamentalmente simbólico. Es decir,
ven en su arquitectura un esfuerzo por crear
verdaderos espacios sagrados donde revelar al alma humana lo transcendental, lo
no manifiesto, mediante el símbolo. Ambas perspectivas, en
realidad, coinciden. De hecho la admiración y hechizo que este arte causa en el hombre moderno, por encima de
cualquier otro estilo artístico, se debe a que el románico es un arte unitario.
Empleando unas formas artísticas sencillas logra transmitir un
mensaje de armonía intelectual en quien lo percibe. En el viejo libro de
Champeaux y Sterckx 'Introducción a los Símbolos', hay 600 páginas de
erudición en este tema y aún se queda corto para
comprenderlo.
Hasta qué punto las formas geométricas regulares representan algo que está más
allá de sus simples relaciones de orden y las condicionantes que ellas imponen a los programas de arquitectura. El uso de las formas geométricas regulares es una constante a
lo largo de lahistoria de la arquitectura. Desde los tiempos más remotos el
cuadrado, el círculo y sus figuras derivadas han sido símbolos cosmológicos
relacionados con manifestaciones del espíritu humano, tales como las
religiones, la filosofía, la poesía, la matemática y, por supuesto, con la
arquitectura y el arte en general. El cubo o hexaedro es una
de las figuras básicas de la geometría. Como
derivado del
cuadrado, ingrediente vital de las matemáticas pitagóricas, fue tratado por
Platón en algunos de sus escritos como
el Timeo.
Durante el Renacimiento, Fray Lucas Paccioli trató de él en su “Divina
Proportione” como una de las cinco figuras regulares, cuyas ilustraciones
fueron realizadas por Leonardo Da Vinci, que lo representó como sólido y como
cuerpo transparente [] Si la esfera visible, móvil y femenina, simboliza en
las palabras de Palladio “la unidad, esencia infinita, uniformidad y justicia
de Dios, el cubo, invisible, inmóvil y masculino no sólo encarna esa misma
unidad, sino además su estabilidad, fortaleza y poder creador. (Taylor, 1992,
p. 15)
En entre las creencias generalizadas en el renacimiento, el antropomorfismo;
una visión que consideraba que la geometría del cuadrado y del
círculo reflejaban las proporciones del cuerpo
humano, “siendo como
una manifestación de la facultad procreadora de la que Dios le había dotado al
crearle a su propia imagen y semejanza” (Taylor, 1992, p. 76). Fueron así de uso corriente algunas láminas antropomórficas que muestran
estas relaciones (Ver Figura 2, olámina de portada obra de Leonardo da Vinci:
Hombre del renacimiento inscrito [Anotación 14] en un cuadrado y en un
círculo). En el Renacimiento, edad del humanismo, se consideraba al hombre como
medida de todas las cosas, este pensamiento antropocéntrico se aplicó a todas
las manifestaciones humanas y lógicamente también a las artísticas, las cuales
se realizaron a la escala del hombre, a escala humana, teniendo como base de
medición el cuerpo humano, circunscrito en las dos figuras que se consideraban
perfectas: el círculo y el cuadrado, y, así lo refleja Leonardo da Vinci en ese
dibujo conservado en los Ufficci de Florencia. Al pensarse en el hombre como
centro del universo, el ombligo del mundo, en el diseño el centro de la
circunferencia y del cuadrado debía de coincidir con el ombligo del hombre
diseñado; a su vez, las figuras perfectas, el círculo y el cuadrado, serían
representativas del cosmos.Estas concepciones fueron desapareciendo a partir de
las teorías de Copérnico, que demostraron la relatividad de los planetas en
relación a un globo terráqueo en movimiento, y, con esa frase « e anche si
muove» el científico dio fin a su defensa ante un tribunal inquisitorial que
estuvo a punto de terminar con su vida.
Los cánones de proporciones que reivindicaron los humanistas del
Renacimiento, tenían que ver con los clásicos, y, éstos a su vez con los
egipcios. El canon de medidas egipcio, se basaba en el «codo», módulo inspirado
en la anatomía humana, que debe su nombre al codo humano y que tomaba comovalor
de medición desde ese punto hasta la última falange del dedo corazón, pero, la
aplicación de este módulo se realizaba de modo jerárquico a las diferentes
construcciones, que así reflejaban la jerarquización de la sociedad. Los órdenes clásicos greco-romanos, poseían cánones diferentes,
según fueran el dórico, jónico o corintio, aquél se consideraba el más robusto
y masculino, porque también resultaba más pesado en cuanto a sus proporciones.
En el Renacimiento las medidas de un hombre ideal y su perfección armónica, se
aplicaban de modo igualitario a las realizaciones plásticas, y las proporciones
de un hombre ideal y perfecto se adueñaban así de las globalidad de una
construcción que de este modo conseguía un esquema unitario, a diferencia de la
arbitrariedad del Gótico; frente a este estilo, desaparecía, por el mismo
motivo, el sistema jerarquizado en las construcciones y el edificio adquiría
tintes democráticos en su lenguaje formal.
Un único arquitecto ideaba la construcción a realizar, y, los cánones de proporciones
basados en el número áureo (1,618) y el antropocentrismo se adueñaban del
edificio: esto ocurre con la iglesia de la Consolación en Todi, diseñada y
erigida por el propio Leonardo da Vinci, en la cual podía circunscribirse el
citado dibujo de este genial humanista del Renacimiento italiano.
Este símbolo utilizado por da Vinci es equivalente a la
estrella de cinco puntas, pues la estrella sustituye al hombre. También
conocida como
estrella de oriente, por su significado astrológico(constelación
de Oriente) 72s. Simboliza el camino hacia la perfección.
La importancia del
hombre como
reflejo de Dios, el culto al hombre, antropocentrismo.
El redescubrimiento de las proporciones matemáticas del cuerpo humano
en el siglo XV por Leonardo y otros autores, está considerado uno de los
grandes logros del Renacimiento. El dibujo también es a menudo considerado como un símbolo de la simetría
básica del cuerpo humano y, por extensión, del universo en su
conjunto.
Examinando o analizando el dibujo puede notarse que la combinación de las
posiciones de los brazos y piernas crea realmente
cuatro posiciones distintas. La posición con los brazos
en cruz y los pies juntos se ve inscrita en el cuadrado sobreimpreso. Por otra
parte, la posición superior de los brazos y las dos de
las piernas se ve inscrita en el círculo sobreimpreso. Esto ilustra el
principio de que en el cambio entre las dos posiciones, el centro aparente de
la figura parece moverse, pero en realidad el ombligo de la figura, que es el
centro de gravedad verdadero, permanece inmóvil.
Este símbolo ha sido utilizado en numerosas ocasiones por los ocultistas, por
lo que ha sido muchas veces considerado como un símbolo diabólico o
contrario a la religión cristiana. Sin embargo también simboliza a Cristo, como
Dios hecho hombre. Dios sin embargo se suele representar con el doble triángulo
equilátero (uno invertido) o estrella de seis puntas, conocida como estrella de Israel.
En la cábala se representan estas dos columnas sobre undamero como paso necesario hacia el templo masónico,
también denominado como
el árbol de la vida, de treinta y tres escalones (representan los grados de
perfección masónicos). Estos símbolos los encontramos en lugares tan dispares
que apenas nos damos cuenta de que son tan importantes para la masonería. Puede
que no hayan sido creados con tal intención, pero los
masones los interpretan de una manera singular, simbólica y “religiosa”. Así
también encontramos en el parque Güell,obra del arquitecto catalán Gaudí
multitud de simbología masónica, como las dos torres (casetas con esta forma) o
columnas en la entrada, con su atanor, salamandra, estrellas de cinco puntas,
la cabaña en su magnífica cripta o en las caballerizas (o al cueva y el mito de
la caverna por el que el hombre alcanza la luz o el conocimiento) como origen
también de la arquitectura (cueva-cabaña-tienda), el mito de la caverna
(caballerizas), templo y cripta, el ancla con las letras en sanscrito
(principio y fin)… son otros ejemplos de arquitectura parlante, jardines
iniciáticos utilizados de lejos por la masonería. Las cuatro pruebas: Tierra
(dominio pasiones), aire (la verdad), agua (estabilizar sentimientos), fuego (luz) necesarias en la iniciación.
Entre los documentos fundamentales de la masonería, están los
códigos y reglas de las logias masónicas. Entre las
constituciones más destacables encontramos las Constituciones de Anderson
escritas en el siglo XVIII [Anotación 15] pero perfectamente vigentes y
aceptadas en la actualidad. Estosestatutos o normas
de conducta son fácilmente asociados con cualquier símbolo que haga referencia
a estos temas (que se preocupan fundamentalmente de mejorar la convivencia)
entre camaradas.