Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Bellas Artes
Historia de las Artes Visuales I – Bloque I
Eje conceptual: El arte como
materialización del mito y la acción ritual
El arte no es una cosa. Es una operatoria. Un proceso. Es una actividad en donde interviene un hombre o varios y un producto (objeto artístico).
Este puede ser un acontecimiento, una cosa material o
una idea. A este producto el hombre que lo observa
–el espectador- le encuentra alguna sospecha de significación. No
importa lo que sea ni para qué sea; si quien
observa puede encontrar esa sospecha, es arte.
Esa significación no es la simple comunicación
de una idea o concepto sino algo mas y no algo menos; (la simple
transferencia de mensajes se realiza a través de sistemas de
códigos comunicacionales que responden a reglas consensuadas y aceptadas
por las partes intervinientes). Pero aquí la
idea se retuerce, supera la unidimensionalidad comunicativa.
Esa significación o significado del
objeto artístico (siguiendo a Baudrillard) esta basado en una
relación social (productor-consumidor), independientemente del contenido de las
cosas. Como
decíamos mas arriba, no importa “lo que dice”, sino que
mas bien testimonia un compromiso que liga a
ambos contratantes en la operatoria artística. Esto
ocurre porque hacedor y observador seguiran la misma regla o juego y se
pueden comunicar en esa sobredimensión massignificativa (el
arte). En tanto se tiene, en líneas generales
la misma idea de lo que es artístico, la conversación es fluida.
Para nosotros, -espectadores con una enciclopedia mas o menos adecuada-
sería el caso del
arte occidental moderno, donde la firma es lo que fundamenta y sostiene el
signo del
objeto artístico. En este sistema referido se
advierte que primero existe un sistema social productor de objetos
artísticos, un sistema de intercambios diferenciales y un código
de significaciones que sostienen la lógica de los objetos y del uso social que de
ellos hacemos. Dentro de esta red de relaciones sociales se inscribe el objeto
artístico, su hacedor o hacedores y nuestro reconocimiento del
arte en tanto tal.
Pero a medida que la idea que se tiene de arte
(sobredimensión mas significativa) varía entre el hacedor
y el observador, la comunicación significativa comienza a desvanecerse y
surgen interferencias. Y esto es lo que nos ocurre cuando nos acercamos
al arte no occidental moderno y en particular, (por ser el tema que nos toca
tratar) al arte paleolítico, el de las culturas originarias y el del
teatro de la Grecia arcaica y clasica. Lo que podemos afirmar en este caso es que el desconocimiento sobre qué juego
practican del otro lado de la línea comunicativa va a ser grande.
La posibilidad que proponemos para poder entrar en contacto con ese otro cultural es la de establecer la relación
partiendo del
supuesto de que el producto artísticocontiene un mensaje inteligente, un
algo significativo. Para lo cual, para
establecer el dialogo, va a ser necesaria una
contextualización. Armar una escenografía de época a
través de ciencias auxiliares a la historia del arte como
la historia, antropología, etnografía, arqueología, etc.,
para después poder imaginar-argumentar.
Por lo expuesto podemos afirmar que, para las producciones del arte paleolítico y de las culturas
originarias, de ninguna manera nos sirve la aproximación de la
estética contemporanea y no puede aceptarse que en este tipo de
producciones tenga preeminencia un sistema de producción de objetos del tipo liberal
burgués. Mas bien lo que se observa es un
tipo particular de producción estética dentro de una trama de
marcado caracter sagrado. Aquí el artista logra (o no) la
corporización del
mito. La obra
es la materialización del
mito. No se
trata de un sistema de intercambio de bienes como el vigente para el
arte occidental.
La apropiación de la obra en el sentido burgués no existe; no
existe el intercambio.
La obra ya no es la reproducción de un modelo
(real o imaginario) sino que en el acto creador del
hacedor se prioriza el proceso de elaboración de la obra, se lo va
ritmando con rituales precisos tan importantes como la consubstanciación de la obra
misma. En estas producciones no aparece nunca la firma del autor de la
producción estética. No hace falta la firma para leer la obra como
en occidente actual.
La obra noes un conjunto de forma (legitimada por la
firma) sino la consubstanciación del mito y por ende tiene una única lectura
(interpretación): aquella que le impone el mito.
Podemos decir que aquí el artista cumple el rol de
mediador o intermediario entre el conocimiento de lo sagrado que posee el grupo
cultural al que pertenece y su capacidad técnica de plasmar en
imagenes el profundo contenido simbólico que configura su
imaginario.
El papel que cumple el hacedor es el de un
especialista calificado en el conocimiento técnico (pictórico,
escultórico, ceramica, lapidario, etc.) a través del cual se podía
consustanciar en materia la imagen mitológica.
Esa imagen mitológica materializada en obra participa como objeto ritual en las acciones rituales que
actualizan el mito (explicación del mundo o del aspecto
que se afirme en el ritual) de que se trate y como objetos tienden a la
estandarización y a la creación de un arte compartido. En este sentido, la obra es comprendida durante su
participación ritual como un “estar
ahí” de aquello que simboliza; convoca al mito que traduce en imagenes y es
accesible a todo integrante de esa cultura.
Por qué decimos mas arriba que el contexto de
estas producciones es marcadamente sagrado? Porque los
informes antropológicos y etnograficos así lo plantean y
porque la evidencia arqueológica permite sostener esta hipótesis.
Dentro de éstas últimas podemos señalar la
hipótesis de Stringer y Gamble para el contexto desurgimiento del
arte y la de André Leroi-Gorhan para las pinturas paleolíticas.
En su hipótesis Stringer y Gamble plantean que el nacimiento de la
conducta simbólica se produjo en un momento
dado y en forma comparable a la del
click de un interruptor o de una explosión creativa. Ese
momento se dio hacia los 40000 años BP1 y, permitió a las formas
sapiens modernas establecer un mundo social totalmente diferente del que habían
desplegado sus ancestros (neanderthales y sapiens arcaicos). El
simbolismo implica la capacidad de hacer sustituciones mentales y de aprehender
asociaciones entre gente, objetos y contextos; una vez establecido, el
simbolismo no puede simplemente desecharse u olvidarse. Es mas,
dicen, un proceso simbólico exige memoria y
renovación periódica a través de un ritual repetitivo. Los
objetos utilizados en esos rituales tienden a la estandarización, lo
cual conduce a la creación de una forma de arte compartida. Es decir,
que el arte surge como
expresión de un comportamiento simbólico, en un contexto sagrado
y afirmandose en una exigencia de renovación del mundo y de sus aspectos desplegada en el
ritual. A su vez como manifestación de la complejización
simbólica de la cultura humana acaecida en el Auriñaciense, el
arte a través de sus formas estilísticas conduce al
establecimiento de redes sociales y comerciales, en base a alianzas entre los
diferentes grupos. Como dice Leroi-Gourhan:
“La transmisión de las formas es tan cierta como
lade los sílex” (Las raíces del mundo, pag.
78).
Este último autor plantea que las pinturas rupestres
son símbolos. Para poder referirse a este arte el autor
fraguó la palabra ‘mitograma’, concepto que le permite
aludir al arte de aquellos hombres que no tuvieron escritura, pero cuyo sistema
de representación alberga un pensamiento sumamente elaborado. Nos dice
que el arte paleolítico no consiste en representaciones
anecdóticas. Sino que los personajes que aparecen en
las pinturas y, que no estan linealmente estructurados (alusión
al sistema alfabético de escritura) son los protagonistas de una
operación mitológica. Es decir que esta expresión
se sustenta en una tradición oral y, existen oportunidades para
vivenciar determinada leyenda o determinado mito. El mitograma
trata de caracterizar, entonces el arte producto de cierto modo de pensamiento
mítico, esto es, fuera del tiempo y el espacio
convencionales.
En base a las hipótesis de Leroi-Gourhan podemos concluir, entonces, que
también para este autor el arte es
comportamiento simbólico y que surge en un contexto marcadamente
sagrado, el de una operación mitológica.
A diferencia de los casos anteriores en el del teatro griego no podemos hablar exactamente
de 'mito
materializado' ya que su contexto no es exclusivamente sagrado.
Para la historia del arte occidental a partir del siglo VI A.C. se produce una
situación 'bisagra', intermedia entre pensamiento sagrado y
pensamiento filosófico: lairrupción de la filosofía y la
democracia ciudadana marcaran las obras artísticas que en este
contexto se produzcan. Dodds2 , para referirse a la
convivencia entre los sistemas de creencias, cita el concepto elaborado por
Gilbert Murray quien habla de “Conglomerado Heredado”
(metafora geológica) en el cual nunca un nuevo tipo de creencias
borra por completo al anterior. Podemos hablar de “convivencia” de un antiguo sistema de creencias (relacionado con el
pensamiento mítico) y uno nuevo (relacionado con el pensamiento
racional) que “emergen” en la experiencia teatral. La tragedia no
es una obra literaria. No es para ser leída, sino que su
“ser” esta en su representación, en su existir, en su
acontecer.
Estos dos tipos de pensamiento, el sagrado y el
filosófico, estas dos formas de conectarse con el mundo, se relacionan y
conviven, entran en dialogo.
El objeto artístico tradicionalmente considerado en Grecia (una obra
teatral, un teatro, una pieza de ceramica) tiene una vida propia, la de
obra de arte, casi en el sentido actual del término.No se trata de
objetos sagrados, no se consubstancian con el mito.
Pero algunos de estos objetos, específicamente, la obra teatral escrita
y el teatro como
espacio arquitectónico, sirven para rememorar,
conmemorar, de manera activa y colectiva, una acción ritual.
Funcionan como instrumentos para llevar a cabo
una experiencia comunitaria (la experiencia teatral-ritual), que tiene fuertes
elementos religiosos:el tiempo, el espacio y algunas
tematicas como
el origen de un dios, de una planta o de una habilidad humana.
Pero también estructuran al teatro griego elementos que pertenecen al
mundo social: la organización misma del evento y las
reflexiones filosóficas que en él aparecen (el dominio/no-dominio
de las pasiones, la sujeción/no-sujeción a las leyes ancestrales,
etc.).
El contexto en el que adquiere sentido entonces, la
relación productor-consumidor, es una trama doblemente compuesta.
No podemos hablar entonces exclusivamente de 'materialización del
mito' (en donde el objeto conduce a un origen siempre divino), sino de una
'puesta en escena' –fuertemente ritualizada-, una
'materialización' de la nueva concepción de hombre y de
mundo: los dioses crearon al mundo natural y los hombres al mundo social.
Bibliografía consultada
Stringer y Gamble. 1995. En busca de los neandertales. La solución al
rompecabezas de los orígenes humanos. Crítica-Grijalbo-Barcelona.
Leroi-Gourhan, A. 1984. Las raíces del
mundo. Granica-Barcelona.
Sanchez, D. 2000. Bloque I. Cuadernillo de Fundamentos
Teóricos. Historia de las Artes Visuales I.
Apunte de catedra. Facultad de Bellas Artes, UNLP.
Dragoski, G. Méndez Cherey, D. Una perspectiva de abordaje del
arte precolombino. Apunte de catedra. Facultad de Filosofía y Letras, UBA.
Baudrillard, J.
DODDS, E. R., 1994. Los griegos y lo irracional. Madrid, Alianza
Universidad. (1ª edición en inglés, 1951).