Crisis del
Régimen de Dominación Oligárquica
Al iniciarse los años sesenta el cuadro político estaba en proceso de
modificación, los rasgos saltantes en dicha modificación fue la interrupción
política de los sectores medios; se sumaban las pretensiones de los elementos
profesionales.
La intensa movilización campesina amenazaba el orden institucional al atacar
directamente el implícito pacto que burguesía e imperialismo tenían concertado
con los terratenientes luchas clasistas de obreros y empleados, atacaba el
control monopólico sobre la sociedad y el Estado por intermedio del APRA.
Primeros grupos de izquierda revolucionaria, alentados por la revolución
cubana, rompió con el inmovilismo del
Partido Comunista. Esos grupos al penetrar en las universidades desalojaron al
APRA de la dirección estudiantil e instauraron una corriente que se convirtió
en hegemónica, naturaleza antioligárquica, antiimperialista y socialista.
Las contradicciones sociales que se venían acumulando en el país, como expresión de
lastransformaciones que ocurrían en la sociedad y en la política, mientras
tanto el reformismo, en la Iglesia, el ejército y los partidos políticos,
recursos sociales. En razón de tierra, el empleo, la vivienda y servicios
públicos, la nueva política burguesa propugno un programa que favoreciera el
incremento de tierras de cultivo, Reforma Agraria y la Vivienda 1960; propicio
el ahorro familiar.
El Estado en manos de técnicos improvisados, interesados meramente en recibir
su sueldo mensual, llevaría a que las florecientes empresas de hoy fueran
deficitarias el día de mañana.
El APRA y la CTP se dedicaron entonces a encapsular y corporativizar el
movimiento obrero y en general las demandas populares, favoreciendo a los
sectores urbanos capaces de presionar efectivamente a los propietarios. La CTP
al afiliarse a la ORIT y luego a la política de Alianza para el Progreso,
aseguraba este comportamiento anticlasista; mientras el APRA otorgaba su apoyo
político a la clase propietaria recibía en cambio la posibilidad de afiliar a
la nueva población que se incorporaba a los sectores trabajadores. Sin embargo,
esta relación de intercambio no fue simple, la clase obrera buscaba
independizarse del APRA y resultaba obvio el apoyo oficial a la CTP, en cuanto
desarrollaba un sindicalismo responsable, apegado a las normas de conciliar sus
intereses con la clase patronal a fin de lograr aumentos de productividad
industrial.
En el mismo momento que los enemigos, la burguesía y el APRA, estrechaban
vínculos de solidaridad, se constituían nuevas alianzas políticas. Es así como los nuevos
representantes de la pequeñaburguesía proponían una transformación radical de
las instituciones que debería reordenar, el edificio social.
La solución para el social progresismo consistía en lograr una revolución que
devolviera a la colectividad el control de los recursos nacionales. Esta
debería ser “socialista”, puesto que el capitalismo era la causa del subdesarrollo; el
Movimiento Social Progresista debía ser “humanista”. Este humanismo socialista
solo podrá lograrse promoviendo solidaridad y carácter comunitario en la
población.
Esta revolución debería iniciarse en cinco reformas básicas. La primera suponía
básicamente la democratización de la representación de los intereses sociales y
la participación popular en la producción y gestión delas decisiones.
La segunda se refería a la democratización de la estructura y función de la
empresa, a fin que la propiedad y gestión fueran dela comunidad de
trabajadores, estableciéndose una “democracia industrial”. La siguiente era la
agraria, que rompería con la extremada concentración de tierra, destruiría
formas pre-capitalista de explotación, resolvería el creciente déficit
alimenticio de la población. La reforma del
crédito significaba la nacionalización de finanzas, a fin de democratizar esos
recursos de acuerdo con requerimientos de la población mayoritaria y no de
intereses oligárquicos e imperialistas. Por último, la reforma educacional,
formulación de nuevos valores, nacionales y comunitarios, que la dependencia
capitalista había desvirtuado. Así a través de estas reformas se podía dar
inicio, realmente, a la constitución de una sociedad auténticamente nacional
ypopular.
El Partido Demócrata Cristiano, se representaba como una “tercera fuerza”, ni capitalista ni
comunista. Por su naturaleza católica se proclamaba “humanista”.
El tercer partido que se constituyo fue Acción Popular. Esta organización paso
rápidamente a desafiar la hegemonía APRA. Su fundador, Fernando Belaunde Terry,
el problema básico de la población residía en que ningún gobierno anterior había
querido y sabido organizar las desperdigadas energías del pueblo a fin de lograr la “conquista del
Perú por los peruanos”. En esta tarea de “valorizar el territorio”, el ejército
debía cumplir una función clave. Es decir que la triada gobierno-Fuerzas
Armadas-pueblo constituían los ejes de la conquista del Perú por los peruanos.
Juntamente con estas proposiciones, Belaunde, pero sobre todo los profesionales
radicales de Acción popular, afirmaban la necesidad de reformar las
“estructuras caducas” que mantenían al país imposibilitado de alcanzar el
desarrollo. El Estado debía fortalecerse regulando la actividad de la sociedad
a fin de compatibilizar los intereses y aspiraciones delas partes.
Todos los partidos, incluso el APRA, suscribían la realización de estas
reformas a fin de “transformar las estructuras vigentes”. Uno de los puntos del debate era el papel del capital imperialista. En 1962, la
“opinión pública” limeña estaba a favor de la expropiación de las empresas
extranjeras.
Es así como en
los nuevos sectores medios, ejército e iglesia, en los sectores populares que
arrastraban, se estableció un consenso sobre la necesidad urgente de un cambio
en el régimen de dominación.
Lacoalición dominante se enfrentaba a una situación crítica: debía encontrar los
medios para ampliar la participación económico-social de masas campesinas y de
sectores populares urbanos, sin perder el control sobre el Estado. A las
elecciones de 1962 se presentaron seis candidaturas entre las que estaban Haya
de la Torre, Manuel Odría y Fernando Belaunde. De menor significación del Partido Demócrata
Cristiano, Movimiento Social Progresista y Frente de Liberación Nacional. El
diario La Prensa vocero del
capital imperialista apoyo indistintamente a los dos primeros candidatos,
aunque clara preferencia por Haya de la Torre con quien había tenido un pacto
en la convivencia. En cambio con Odría era difícil establecer un pacto similar
por dos razones: en primer lugar este representaba los intereses más retrogados
de los propietarios del
país y en segundo lugar su base social se fundaba en los sectores de las
barriadas marginales.
El diario El Comercio, apoyaba a Odría y a Belaunde, de preferencia a este
último. Ante la posibilidad del triunfo de Haya de la Torre, El comercio de
adelanto desatando una campaña dirigida al ejército, recalcando la fraudulencia
de las elecciones de supuestas actividades ilegales del APRA; los resultados
electorales favorecieron a Haya de la Torre, aunque sin lograr el tercio mínimo
para ser declarado presidente. El ejército, El Comercio y los partidos
reformistas manifestaban su repulsa a ser gobernados por el APRA.
El cambio la conducta de Haya de la Torre y el APRA no pasaban de ser para el
ejército y El Comercio movimientos tácticos. Ante la resistencia al “veto”
militaral APRA, Haya de la Torre ofreció transigir reconociendo a Belaunde como
Presidente, siempre y cuando este le otorgara al APRA coparticipación en el
gobierno. Belaunde seguro de contar con el apoyo del
ejército, se negó a concertar dicha alianza, buscando ejercer presión para ser
reconocido como
el vencedor.
La Prensa favorecía cualquier coalición de las fuerzas políticas en las que el
APRA fuese el pilar básico, en ese sentido apoyaba la aproximación entre Haya y
Odría. El desenlace fue la formación del
primer gobierno institucional de las Fuerzas Armadas de América Latina: el presidente de
Comando Conjunto y los tres comandantes generales de las tres armas se
constituyeron en unta Militar de Gobierno.
La Junta Militar pretendía detener el avance aprista y odriista, buscaba poner
en practica algunas de las proposiciones planteadas en la institución a partir
del CAEM y del Servicio de Inteligencia, establecer las bases de un proceso de
reformas sociales, como medio de reafirmar la “unidad nacional” antes de
devolver el poder a los “civiles”, había que atacar a fondo el desarrollo
creciente del “comunismo”; es así como afectaron la propiedad en la Convención,
al mismo tiempo que persiguieron y encarcelaron a Hugo Blanco.
La reacción norteamericana frente a la Junta Militar de Gobierno fue inmediata.
El presidente Kennedy decidió apoyar a los partidos reformistas y
“democráticos”. En el caso peruano, la embajada norteamericana fue abiertamente
pro aprista durante la campaña electoral de 1962; de allí que al constituirse
la Junta Militar el gobierno norteamericano demorara su reconocimiento,
seencontraba de por medio la suspensión total dela ayuda norteamericana: los
créditos del Banco Interamericano recientemente creado, del Banco Mundial, todo
eso más la movilización popular obligo a la Junta Militar de convocar a
lecciones de1963. Para las Fuerzas Armadas estas nuevas elecciones deberían
asegurar el traspaso de del
poder a un civil.
En virtud de los resultados de 1962, el Partido Demócrata Cristiano se alió a
Acción Popular. El triunfo de Belaunde fue recibido con una euforia insólita.
Una de las primeras medidas políticas del
nuevo gobierno, en su proyecto de crear las instituciones de “autoayuda” y
“autogobierno”. A los seis meses de elegido Belaunde, la Alianza Acción Popular
– Democracia Cristiana, triunfó en estas elecciones obteniendo cerca del 47% de
los votos, lo que le confería un gran apoyo popular.
La simpatía norteamericana al gobierno de Belaunde era total, en la medida que
su programa encarnaba los propósitos de la Alianza para el Progreso. A su vez,
la realización de las reformas que exigían los sectores populares dependía de
la constelación de intereses representados en las cámaras legislativas.
En términos ideológicos las afinidades de ambos partidos eran grandes, eran
mayores las resistencias internas y externas para la coalición de dichas
agrupaciones. Si AP aunaba sus fuerzas con la del Apra, era de esperarse que el
ejército y El Comercio, los principales apoyos de Belaunde, se volcaran en
contra del
flamante Presidente y su gobierno. Es así como
se disolvió la posibilidad de constituir una alianza política entre los
partidos reformistas y entre ejecutivoy legislativo. La coalición significo el
control del parlamento sobre el ejecutivo, debido al orden constitucional
estatuido en 1933 y que las cámaras legislativas cuidaran los intereses de la
burguesía y los terratenientes. La coalición (APRA-UNO) y el diario La Prensa,
acusaron sostenidamente al gobierno de promover esas acciones por medio de
Cooperación Popular y exigieron la inmediata represión a las masas campesinas.
La Ley de Reforma Agraria presentada al parlamento por Acción Popular fue
retaceada por la coalición, hasta convertirla en un documento inoperante. Sin
la posibilidad de resolver el problema rural, el gobierno comenzó su existencia
adquiriendo una imagen de impotente y represivo. La coalición exigió destruir
los focos autónomos que se desarrollaban en el movimiento de los trabajadores.
Todo el conjunto de derrotas y sistemáticas retiradas políticas conllevo a que
en Acción Popular se polarizaran diferentes tendencias. Otra propuesta fue la
de realizar un “autogolpe”. Belaunde, temeroso de quebrar la institucionalidad
por cualquiera de esos mecanismos, rechazo estas propuestas y prefirió seguir
buscando una alternativa política lejos de las masas populares
Se comenzó a difundir entre los nuevos sectores reformistas el argumento de que
en el Perú eran inoperantes las formulas democráticas como un medio de
canalizar la transformación estatal y que lo necesario era un gobierno fuerte.
Al año de instalado el gobierno de Belaunde, se vinieron por tierra las
esperanzas de ajustar el país a las nuevas tendencias estructurales en curso.
La reacción de Belaunde fue desatinar elproblema guerrillero dando pie para que
la coalición y la Prensa desataron una campaña contra el gobierno buscando
sensibilizar a los oficiales del ejército que de esta suerte suponían romperían
la alianza tacita que mantenían con Belaunde. La Prensa tuvo éxito puesto que
el ejército exigió a Belaunde poner en marcha una acción represiva que tendría
por objetivo no solo destruir los focos guerrilleros sino que, siguiendo las
técnicas de contrainsurgencia.
Sin embargo, el desencadenamiento guerrillero tuvo un impacto decisivo en el
ejército. Se hicieron realidad las advertencias relativas al peligro de una
guerra revolucionaria, planteadas por el Servicio de Inteligencia del Ejército.
A partir de entonces se comenzó a establecer, la necesidad de formular un
proyecto político a partir de las perspectivas militares y militarizar el
Estado.
La incorporación segmentaria de los sectores populares y medios urbanos en las
consideraciones del gobierno, patrocinada por
la coalición APRA-UNO y la Alianza AP-DC, significó un sustantivo incremento del gasto público.
Durante el gobierno de Belaunde Terry se dio una dramática expansión del gasto público y muy
en especial el destinado a educación. Entre 1960 y 1965 los gastos en educación
subieron en 85%, llegando a construir el 33% del presupuesto. De allí que en
ese periodo el número de estudiantes creció en un 50% y el de maestros en 67%,
resultando que el Perú experimentara en ese lapso la tasa de crecimiento más
rápido del reclutamiento estudiantil entre los principales países de América
Latina.
Mientras entre 1963-1966, el gasto público seduplico en forma paralela al
crecimiento del
déficit fiscal, esto significo que el sistema tributario descansara sobre bases
totalmente regresivas: en 1963 la participación de los impuestos directos en
los ingresos gubernamentales. Las inversiones extrajeras comenzaron a
incrementar las repatriaciones de sus beneficios si en 1964 los dividendos
exportados fueron de 91 millones de dólares, tres años más tarde alcanzaron a
140 millones de dólares, es decir el 20% del valor de las exportaciones de ese
año. Ante este juego de factores, el gobierno recurrió al crédito internacional
para mantener el crecimiento económico destinado a satisfacer la política de
asistencia social a las masas urbanas.
Gracias al alza del
volumen y de los precios de las exportaciones que el Perú había tenido en los
últimos años, aunado a una política liberal con las empresas extranjeras, los
prestamos exteriores. Frente a la crisis económica, las alternativas políticas
que se presentaron al gobierno fue la de los exportadores, que exigían una
solución de corte liberal y la de los sectores radicalizados de la alianza
AP-DC. El gobierno solicito al congreso la dación de los dispositivos legales
necesarios a fin de incrementar las tasas impositivas que permitieran
equilibrar el presupuesto.
Por otra parte, existían otras restricciones a la solución de la crisis
económica. La imperiosa necesidad de refinanciar la deuda externa y obtener una
dotación de capitales extranjeros que redinamizará el estancado sector
exportador que seguía siendo la base de la economía del país.
En 1967, la fuerza aérea solicito al gobiernonorteamericano rechazo la
solicitud peruana, lo que motivo que el Perú reaccionara comprando en Francia
aviones Mirage; esta actitud del
congreso norteamericano desato una furiosa campaña antinorteamericana en los
medios políticos y se hizo patente una vez más la dependencia externa que
sufría el país.
Estos problemas internacionales agregaban una nueva situación al complicado
panorama político del Perú y dejaban al ejecutivo sin salida. El gobierno
incapaz de encontrar ayuda en el exterior, siguió recurriendo a las cámaras
legislativas a fin de que estas aprobaron las reformas tributarias que deberían
permitirle resolver la situación.
Pese a las declaraciones de Belaunde de que no se devaluaría la moneda, por ser
un acto de traición a la patria, en septiembre de 1967 sufrió una devaluación
del 44% con relación al dólar. En noviembre, dos meses después de la
devaluación en el departamento de Lima se realizaron elecciones complementarias
para reemplazar a un diputado de Acción Popular que había fallecido, estas
elecciones cobraron un carácter plebiscitario, puesto que cerca de la mitad de
los electores se concentraba en este departamento.
La derrota política de Acción Popular- Democracia Cristiana se debió al
generalizado descredito en que habían caído estos partidos, gracias a la
efectiva acción de la coalición.
El desenlace electoral dio inicio a la división de los partidos de la alianza
que llevo a la depuración de su línea de acción. De la Democracia Cristiana se
apartaron los elementos que claramente representaban los intereses de la
burguesía; el desarrollo de la situaciónpolítica favorecía una depuración y
recombinación de las fuerzas reformistas con las de la izquierda.
El APRA había decidido correr el riesgo de vetar a un delegado de la fuerza
armada, después de cerca de cuatro décadas de sufrir el veto militar, debido a
tener en sus manos los documentos referentes a un cuantioso contrabando en el
que se encontraban implicados altos jefes de esa institución e íntimos del
Presidente. La alegría entre los apristas fue pública y notoria y favoreció que
se aceptara una aproximación al ejecutivo al ejecutivo que este a su vez había
iniciado.
El ministro de hacienda y Comercio otorgo al Estado un creciente control sobre
la política monetaria.
Ulloa logro refinanciar la deuda externa y concretar el ingreso de nuevos
capitales norteamericanos destinados a la explotación minera. La crisis forzó
la búsqueda de una formula mediadora, es en este sentido que el gabinete
Hercelles y las reformas propuestas por Ulloa acabaron por perfilar un cuadro
enteramente novedoso.
La Prensa, como
era de esperarse, se distancio de sus aliados apristas e inicio un violento
ataque a las medidas de Ulloa. El Comercio, aunque apoyaba a Ulloa, se opuso
tenazmente al reconocimiento político que se le otorgaba al APRA. Así el cuadro
político sufrió una notable reestructuración, a mediados de 1968 era notoria la
conformación de un bloque que incluía el sector de la burguesía.
Después de tantos zigzagueos y contramarchas, el APRA y la burguesía se
encontraban. Según el acurdo, la IPC se comprometía a hacer entrega al gobierno
de los semiagotados pozos petrolíferos cuya posesión detentaba, ypor cuyo
producto la procuraduría General de la Republica aducía impuestos impagos por
un monto de 144 millones de dólares. En su mensaje a la nación, Belaunde acervó
haber resuelto definitivamente el problema con dicha compañía. Dos semanas
después, sorpresiva y taimadamente, se llevó a cabo la ceremonia de entrega de
los yacimientos, acto en el que participaron los presidentes de las cámaras y
altos jefes militares; pero esta ceremonia se realizó sin que se hicieran
públicas las condiciones del arreglo entre el gobierno y la IPC.
El desorden político que acarreo el entendimiento momentáneo entre APRA y el
carlismo no termino al conocerse las bases del acuerdo que estableció el gobierno con
la IPC.
Cuando los militares entraron a Palacio encontraron al Presidente literalmente
solo e indefenso. El entusiasmo y apoyo masivo que Belaunde había recibido
cinco años atrás se había disuelto en la marea antipopular, en la sucesión de
escándalos y acuerdos políticos a espaldas de los requerimientos de la inmensa
mayoría de la población.
La acción preventiva de la guerra contrainsurgente recomendaba la pronta
realización de reformas estructurales de índoles nacionalista y comunitaria que
favorecieran la integración política de las masas al aparato estatal,
disolviendo su autonomía política. Solo así, esperaban estos militares, se
lograría alcanzar la esperada integración nacional. Pero el futuro desarrollo
de los acontecimientos desencadenados por las reformas al desenmascarar su
carácter clasista, agudizó, aún más la polarización de la sociedad.