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Psicoanálisis y educación: suna relación imposible? - consideraciones contextuales, apertura freudiana, deslindes necesarios



PSICOANÁLISIS Y EDUCACIÓN: sUNA RELACIÓN IMPOSIBLE?[1]
“Piense usted en el lamentable contraste entre la radiante inteligencia de un niño sano y la debilidad mental de un adulto medio”.[3]
SIGMUND FREUD (1927)
“Cuando los padres y educadores sepan por qué y para qué educan en realidad, cuando las autoridades dejen de creer que su actuación se guía por el bien de la humanidad, cuando la sociedad comprenda que la relación entre los niños y los adultos es la oposición entre mundos distintos, entonces, tal vez, existirá una posibilidad de pensar en medidas positivas de educación”.[4]
WILHELM REICH (1926)
I. PREÁMBULO
Cuando uno se remite a la lectura de Sigmund Freud, tratando de encontrar en sus Obras Completas algunas aplicaciones psicoanalíticas fuera del campo de la clínica, podríamos sorprendernos del gran interés y expectativas que este autor tenía por que su teoría pudiera “fertilizar” otros campos del conocimiento, particularmente del conocimiento científico. Esto se hace evidente al encontrar en su producción escrita temas y problemas diversos que, de distintas maneras, denotan esa tendencia. A guisa de ejemplo, encontramos los siguientes campos: medicina, historia, mitología, etnología, religión, lingüística, antropología, arte (en sus distintas expresiones), filosofía, epistemología, etc. El espíritu científico y crítico que caracterizó a Freud lo llevó por caminos insospechados, ya sea con la intención científica de explorar otros campos del conocimiento, con los que dialoga bajo el lente analítico, así como con laintención de develar las contradicciones a que conduce la llamada civilización, a la que antepone el concepto de cultura. En un tono más radical, Brohm (1976) lo describe en estos términos: “Freud abordó así la mayor parte de las formas superestructurales de la sociedad burguesa, desde la Familia hasta la Iglesia y el Ejército (Psicología de las masas), pasando por el Arte, la religión, la Moral, las creencias populares, los mitos, las representaciones colectivas, hasta la educación y la cultura en general”.[5]


En ese recorrido temático y disciplinario, especialmente hay uno en el que cifró grandes esperanzas: la educación, y la pedagogía como expresión disciplinaria. “De 1909 a 1937 hay por lo menos dieciséis textos freudianos que jalonan el interés que Freud no dejó de manifestar por la educación aun cuando la mayor parte de las veces fuera a través de intermediarios, desde elpedanálysis de Pfister hasta la pedagogía psicoanalítica de Anna Freud 6].
Sin embargo, pese a que existe una cantidad importante de documentos en los que hace evidente este interés, también es cierto que siempre lo hizo con gran cautela, por lo que algunos psicoanalistas asumen que en Freud no existió el menor interés por incursionar en este campo, arguyendo, además, las implicaciones epistemológicas que traería este intento en perjuicio del propio psicoanálisis. Aunque otros, como Certeau, lo interpretan de otra manera: “No cabe duda que estos textos remiten a una estrategia dirigida a quitar el psicoanálisis a los médicos gracias al apoyo o al éxito que tuvo con lospedagogos 7].
Antes de entrar a esta discusión, quizá sea necesario hacer un breve recorrido por las circunstancias que llevan a Freud a incursionar en otros campos durante el desarrollo de su teoría. Lo que sostenemos aquí es que la vasta literatura producida por este autor, difícilmente podemos separarla de las condiciones en que fue producida y los intereses que condujeron a su creador para afianzarla. En este sentido, convendría, para fines de nuestro trabajo en esta primera parte, apoyarnos en tres niveles de análisis: el histórico (contexto de surgimiento); epistemológico (contexto de justificación, interna y externa); y psicoanalítico (contexto de implicación).
II. CONSIDERACIONES CONTEXTUALES
En lo histórico, encontramos algunos factores que marcaron determinadas características del nacimiento de esta teoría. Hay algunos aspectos sociopolíticos importantes que van a orientar el pensamiento crítico, negativista y divergente de este discurso inaugural, por ejemplo: la época victoriana; el clima de hostilidad y persecución que generaron las ideologías excluyentes (fascismo, nazismo, etc.); las conflagraciones mundiales por la lucha del planeta y los mercados. Y en lo personal, la condición de judío, nacionalidad y posición de clase de S. Freud.
En lo epistemológico, observamos las dificultades que tuvo el psicoanálisis para ser reconocido en cuanto a su legitimidad, no sólo por la comunidad científica internacional de su época, sino, además, por instituciones como la universidad, la comunidad médica, psiquiátrica, religiosa, familiar y demás instituciones“asistenciales”[8]. Por otro lado, los avatares internos de la constitución y consolidación de la teoría psicoanalítica; tanto en su construcción discursiva como conocimiento científico, como en las tensiones internas entre Freud y algunos de sus colaboradores en las que no hubo acuerdos, ya no digamos solo en lo teórico, sino también en lo político[9]. En este sentido, es preciso identificar un doble reto epistemológico para el psicoanálisis de Freud: el de su constitución interna como disciplina teórica, y el de su legitimidad externa.
En lo que toca al nivel psicoanalítico, y más propiamente el contexto de implicación, conviene recordar que uno de los factores epistemológicos que dan origen al nacimiento de esta teoría es el autoanálisis de Freud. Lo ubicamos como un nivel relevante, en la medida en que se convierte en una epistemología de la implicación, dado que nos permite identificar la relación tan estrecha que existe entre los procesos inconscientes del investigador y la naturaleza del objeto de investigación (lo inconsciente). En este sentido, según Perrés[10], es la contratransferencia, y no la transferencia, la que se convierte en un recurso epistemológico importante para enfrentar los “obstáculos epistemológicos internos”, y para generar el descentramiento que permita, a la par de la creación de una teoría que de cuenta del inconsciente como objeto de investigación, descubrir esa estructura como elemento constitutivo del sujeto.
Una epistemología del psicoanálisis, en este caso particular de quien busca tendencias extensionistas en un pensamiento comoel de Freud, que no contemple estos tres niveles de reflexión, seguramente se quedará con el exclusivismo clínico, negando la potencialidad del pensamiento en otros terrenos, probablemente por temor de ver diluida o utilizada (en subordinación) esta teoría en la dinámica y los fines de otro pensamiento disciplinario. Tal como ocurrió en la psiquiatría y el pensamiento médico—administrativo 11]
III. APERTURA FREUDIANA
1. Proposiciones
Partiendo de las consideraciones hechas por S. Freud a lo largo de su obra, tanto en el campo del desarrollo psicosexual, como de sus reflexiones sobre el papel profiláctico que puede desempeñar la educación en la prevención de las neurosis, así como las líneas de investigación desarrolladas por algunos de sus discípulos directos, y de simpatizantes de la teoría psicoanalítica con formación disciplinaria distinta, nos proponemos identificar algunos de los aportes psicoanalíticos a la educación y a la escuela (psicoanálisis en extensión), mostrando los diferentes encuentros y des-encuentros entre psicoanálisis y educación.
Entre algunos de los textos, que aluden de manera directa la posibilidad de relación entre psicoanálisis y educación, donde mayormente se ven cifradas las esperanzas de Freud por buscar la aplicación de su teoría fuera del campo disciplinario, encontramos tres como los más relevantes: la Introducción que hace en 1913 al libro de Oskar Pfister[12]; el Prólogo al libro de August Aichhorn en 1925[13]; y en 1932-33 la 34° Conferencia[14].
En los tres textos, usando en ocasiones el sentido figurado(metáfora), y en otras de manera más directa, en Freud se advierten grandes esperanzas en esta aplicación. Por ejemplo, cuando escribe la introducción al libro de Pfister, establece analogías y continuidades entre terapia y educación al plantear: “La educación quiere cuidar que de ciertas disposiciones (constitucionales) e inclinaciones del niño no salga nada dañino para el individuo y la sociedad. La terapia entra en acción cuando esas mismas disposiciones han producido ya ese indeseado fruto de los síntomas patológicos[15]. En este sentido es como Freud ve a la educación, inspirada en el psicoanálisis, como un recurso profiláctico importante para la prevención de un desenlace indeseado.
Cuando prologa a August Aichhorn, la postura freudiana es más enfática, pero no menos cuidadosa. En este documento se advierten términos optimistas tales como interés y esperanzas, refiriéndose a las aplicaciones psicoanalíticas a la “teoría y la práctica de la educación infantil 16]. Sin embargo, también se muestran dos advertencias en los usos del psicoanálisis en la educación: 1) La instrucción y el análisis por el que tendrían que pasar los pedagogos; 2) Lo irremplazable del análisis por la pedagogía, aún siendo orientada analíticamente[17]. Algo que resulta particularmente interesante, en sentido opuesto a lo anterior, es cuando sentencia el riesgo que traería la estrechez de miras –probablemente refiriéndose a algunos psicoanalistas que se resistían a esta posibilidad- que pretenden impedir la aplicación del psicoanálisis en apoyo al trabajo de los pedagogos.[18]Sin duda alguna uno de los textos más extensos y explícitos donde se advierte el tema de la aplicación del psicoanálisis a la educación, y en el que también se muestra una dirección de encargo al desarrollo teórico de esta relación, es la 34S Conferencia. Después de abrir un franco debate -como resultado de las críticas dirigidas al psicoanálisis- con la ciencia oficial, la universidad, los detractores, los desertores y la medicina; Freud plantea que, pese a todo ello, “en todos los campos aumenta el número de personas que estudian psicoanálisis para aplicarlo a sus disciplinas especializadas[19]. De todas las disciplinas a que se refiere, la pedagogía es la que promete mayores posibilidades en la aplicación del psicoanálisis. Por la importancia que reviste este documento, nos permitimos reproducir una de las partes más significativas en la que, además de tomar posición, delega esta tarea, a manera de herencia, a su propia hija
“Pero hay un tema que no puedo pasar de largo tan fácilmente, no por que yo entienda gran cosa de él ni haya aportado mucho. Todo lo contrario, apenas si lo he tratado alguna vez. Pero es importantísimo, ofrece grandísimas esperanzas para el futuro, quizá es lo más importante de todo cuanto el análisis cultiva. Me refiero a la aplicación del psicoanálisis a la pedagogía, la educación de la generación futura. Me regocija poder decir al menos que mi hija Anna Freud se ha impuesto este trabajo como la misión de su vida, reparando así mi descuido” 20]
2. Algunas respuestas
Las reacciones, apoyadas en lo que se interpreta de lostextos freudianos, sobre las aplicaciones del psicoanálisis en la educación, no se hicieron esperar. Por lo menos, en vida de Freud, se conocen dos polos: desde el pedanálysis de Pfister, hasta la pedagogía analítica de Anna Freud.
En algunos de los trabajos contemporáneos, que compendian los diferentes intentos de aplicación del psicoanálisis a la educación, sobresalen los nombres de Pfister, Aichhorn y Anna Freud, entre otros. Sin embargo, no aparecen otras figuras que también realizaron trabajos importantes en el campo de la aplicación, tales como: Vera Schmidt, Wilhelm Reich, Pichon-Rivière, José Bleger, Armando Bauleo, René Lourau, etc. Pese a que sus contribuciones, ingenuas o no, se extendieron más allá de los autores que han contado con el mayor reconocimiento.
Sin la intención de caracterizar cada uno de ellos, cabe destacar uno de los trabajos que fueron pioneros en la relación psicoanálisis y educación, por cierto, poco nombrado en la literatura especializada[21]. Nos referimos a la experiencia que Vera Schmidt realizó en la hoy extinta URSS, en el llamado Laboratorio Hogar de Infancia, a inicios de la segunda década de este siglo.
Uno de los aspectos que llaman la atención de esta experiencia, además del trabajo realizado y del seguimiento que da a uno de los niños por varios años[22], es el de los fundamentos teóricos de su trabajo, en los que se puede observar un intento por articular nociones psicoanalíticas y pedagógicas, no sólo en lo teórico, sino como principios prácticos que regularon el trabajo en este Laboratorio.[23]
3. Laspremisas de la relación
Las bases para la conformación de patologías, en la estructuración y el desarrollo de la personalidad, se encuentran en la infancia y la adolescencia, periodos en los que el ser humano está inserto en el ámbito familiar y escolar. En este sentido, se considera que en estas instituciones se encuentra la base de la salud o enfermedad de los individuos. Por lo que, familia y escuela, son los espacios más importantes para la intervención con fines preventivos, en este caso, desde una orientación psicoanalítica.
En este sentido, las posibilidades de intervención psicoanalítica en la educación, habrán de encontrarse no sólo en el ámbito remedial o terapéutico (psicoanálisis en intención); sino en el esfuerzo profiláctico trabajando con padres, educadores, institución escolar o cualquier adulto que tenga a su cargo la educación de los niños y adolescentes (psicoanálisis en extensión).
Partiendo de lo anterior, el psicoanálisis en extensión se ofrece como herramienta para la concepción de las políticas educativas, tanto en el diseño de planes y programas, como en la formación de profesores y la organización escolar. Esto es, no por que el psicoanálisis constituya un método de planeación y formación, sino por los lineamientos teóricos que aporta para el conocimiento del desarrollo psicosexual del infante, así como por sus contribuciones al análisis de la relación educativa (transferencia y contratransferencia) que pueden operar como señalamientos preventivos para la formación de neurosis en las primeras etapas del desarrollo; sin dejarde considerar, además, sus contribuciones al trabajo con grupos e instituciones.
En la formación educativa del niño y el adolescente, tanto familiar como escolar, el psicoanálisis ha hecho diferentes contribuciones entre las que podríamos encontrar las siguientes, ya sea en extensión como en intención:
3.1 En extensión[24]:
 Hace una crítica a las instituciones educativas y a la pedagogía, que han exacerbado el uso de la represión como mecanismo preponderante en la educación; conformando un esquema autoritario que violenta al desarrollo autónomo y la autorregulación a la que aspira todo proceso educativo auténtico. Con ello, el psicoanálisis “contribuye a la crítica de las normas pedagógicas existentes (), amplía el conocimiento que el pedagogo tiene del hombre y agudiza su entendimiento de las complejas relaciones entre el niño y los adultos que lo educan 25].
 Permite develar las estructuras neurotizantes de las instituciones de mayor influencia en la formación de la personalidad (familia, religión, escuela, etc.). Ya que una educación centrada en la represión sólo conduce a la formación de estructuras neuróticas, frenando o imposibilitando el desarrollo integral del ser humano. Por ello, es importante que la labor educativa sea concebida a partir de la búsqueda de la opción; es decir, que la acción educativa ofrezca alternativas por la vía de la sublimación, tanto para la expresión pulsional, como para la incorporación activa a la cultura.
 Proporciona, a padres y educadores, la información sobre el desarrollo pulsional, la naturalezainconsciente del desarrollo infantil y la teoría de la libido.
 Es un recurso conceptual que puede ser utilizado en el diseño curricular y la organización institucional, para favorecer tanto la necesaria articulación afectivo-conceptual y relacional entre educandos y educadores, como entre el propio personal de la institución, así como en la comprensión y esclarecimiento de algunos conflictos institucionales. Esto es, como recurso conceptual e instrumental, para generar condiciones operativas de trabajo, en este caso, en la institución escolar.
3.2 En intención[26]:
 Como método terapéutico el psicoanálisis ofrece, en sentido estricto, un campo vasto para el tratamiento de las neurosis. En él podemos encontrar métodos particulares para el trabajo con niños, adolescentes, adultos, así como con la familia, pareja y grupo. Con lo anterior se procura remediar los daños sufridos en el curso de la educación.
Recapitulando: El psicoanálisis ha aportado elementos muy importantes al campo de la educación, tales como: el conocimiento de las etapas psicosexuales del desarrollo de la infancia; la crítica al sistema educativo que, apoyado en medidas represivas para contener la emergencia de las pulsiones, no considera el daño que ocasiona al niño y a su desarrollo psíquico; la importancia de la transferencia en las relaciones de autoridad que se juegan en el acto educativo, así como los procesos inconscientes que se presentan en la relación educativa, tanto del niño como del educador; y otros tantos elementos que deben considerarse en el ámbito educativo para elreplanteamiento de los fines educativos, así como de los métodos y técnicas de la enseñanza.
Sin embargo, es preciso recordar que el psicoanálisis surgió como medida terapéutica, y aunque sus aportaciones son muy importantes, la educación no puede centrarse solamente en el psicoanálisis, es preciso que, además de este recurso, eche mano de otras disciplinas, psicológicas o no, para el mejoramiento del sistema educativo y particularmente para el beneficio del educando.
4. El Freud sugestivo y cauteloso
A lo largo de la obra freudiana es posible encontrar ciertas sugestiones para la aplicación al campo educativo, a veces en tono de orientación, recomendación o lineamientos, pero siempre con gran cautela, sin perder la osadía en sus incursiones.
Uno de los aspectos que llaman la atención es cuando Freud habla de la necesidad de equilibrio en la práctica educativa: “La educación tiene que buscar su senda entre la Escila de la permisión y la Caribdis de la denegación 27]. En la que la educación ha de buscar un equilibrio entre la permisión y la frustración, descubriendo un óptimum en que se consiga lo más posible y perjudique lo menos[28].
Para lograr lo anterior, uno de los ángulos en que ese óptimum podría encontrar sentido, es en una educación basada en la verdad y orientada a priorizar los procesos de la razón para la formación y la construcción del conocimiento, y no en el dogmatismo sustentado en cosmovisiones ilusorias. De tal manera que la educación cumpla con una de sus finalidades más importantes: contribuir al desarrollo integral de todas lascapacidades del ser humano. Esto es, la importancia de que el niño desarrolle esquemas de pensamiento lo más cercano posible a la realidad, donde razón y verdad sean la premisa de su madurez afectiva y cognoscitiva.
De la misma manera lo plantea Anna Freud: “La misión de una pedagogía fundada en los hechos revelados por el psicoanálisis consistiría, precisamente, en hallar un término medio entre ambos extremos (falta de inhibición o la coartación excesiva y desmesurada), o sea, indicar para cada edad la combinación óptima entre el consentimiento de las satisfacciones y la prohibición de los impulsos instintivos 29]. O en términos de Wilhelm Reich, refiriéndose a las diferencias entre el psiquismo del adulto y el del niño cuando afirma que: “Ni la total inhibición de los instintos ni la frustración tardía, y por ende necesariamente brutal, demuestran por parte de los educadores la menor comprensión del adulto del conflicto Niño-Mundo”.[30]
En cuanto a las advertencias, destaca el señalamiento diferencial entre los dos tipos de práctica (psicoanalítica y pedagógica), en el que es necesario guardar la distancia necesaria para no confundir los límites de la relación. En este sentido, el psicoanálisis opera como dispositivo para el esclarecimiento de la situación pedagógica, y no como sustituto o guardián de ella. Es, en todo caso, un auxiliar de la pedagogía. El trabajo pedagógico no puede confundirse con el influjo psicoanalítico ni ser sustituido por él. En todo caso, al igual que la pedagogía echa mano del auxilio de otras ciencias, el psicoanálisis puede serrecuperado con fines preventivos (en extensión), o con fines terapéuticos (en intención) en el ámbito educativo pero en situación analítica.
Por lo que toca a la pedagogía, ésta podría alcanzar su madurez en cuanto a sus fines sociales, entre otras cosas, cuando en sus reflexiones considere las posibilidades del niño en sus distintas etapas del desarrollo (tanto en lo psicosexual, como en lo cognitivo y motriz), así como en sus necesidades psicológicas y sociales. El psicoanálisis pude actuar en la medida en que el educador sea educado. Es decir, que se conozca interiormente y tenga presente las consecuencias psicopatológicas que pueden traer una relación educativa centrada en la consecución de sus deseos, tanto en el saber, como en el uso perverso del poder que le es delegado. “Por otro lado es elemental que el maestro reconozca que parte importante del poder que le es delegado proviene de los alumnos, y esto en forma temporal y circunstancial 31].
IV. DESLINDES NECESARIOS
Freud nunca desarrolló una teoría educativa que permitiera pensar en la aplicación (o teoría de la aplicación), fuera del ámbito de la clínica psicoanalítica. Por ello, existen vacíos teóricos y metodológicos en la aplicación del psicoanálisis a la educación. Esto lo corroboramos, por ejemplo, cuando el optimismo de Freud en su Conferencia 34°, no consideró los factores culturales, institucionales, económicos, etc., del magisterio para que éste pudiera someterse a análisis.
La cuestión, antes que demandar de Freud lo que no se propuso desarrollar, y para fines de esclarecimiento, esdeterminar qué hizo y qué no en sus incursiones psicoanalíticas en el campo educativo. Corriendo el riesgo del reduccionismo, a que puede conducir toda caracterización de un terreno teórico donde aún no se ha dado la última palabra, podría decir, parafraseando a Cifali, que en Freud encontramos cuatro cosas que no hizo y cuatro en las que sí hay aproximaciones.
En el primer caso
 No realizó directamente análisis de niños.
 Tampoco construyó una pedagogía analítica inspirada en el psicoanálisis.
 No emitió ninguna opinión sobre la educación de sus propios hijos.
 En sus incursiones no hay ningún tratado de educación.
En el segundo caso
 Hizo críticas a una determinada educación.
 Realizó aportaciones psicoanalíticas en este terreno.
 Dio algunos consejos y orientaciones en esta materia.
 Esbozó a grandes rasgos los fines de una pedagogía de acuerdo con un punto de vista psicoanalítico. Más de ello sería difícil de sostener 32]
 Construyó pistas fundamentales para el desarrollo de posturas alternas que se vieron cristalizadas en movimientos teóricos importantes inspirados en el psicoanálisis freudiano y postfreudiano (grupo, familia e institución).
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