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La historia de phineas p. gage. consecuencias de los trastornos craneoencefálicos - psicología de la memoria



Psicología de la Memoria, la Motivación y la Emoción. Facultad de Psicología. Universidad de Murcia.

LA HISTORIA DE PHINEAS P. GAGE
Consecuencias emocionales de los trastornos craneoencefálicos

Realizado por: xxxxxxxxxxxx DNI: xxxxxxxxxxx Profesor: xxxxxxxxxxxx Facultad de Psicología. Universidad de Murcia Fecha de entrega: xxxxxxxxxx


Psicología de la Memoria, la Motivación y la Emoción. Facultad de Psicología. Universidad de Murcia.

Índice
1.
Historia de Phineas P. Gage (pág.2) 2. Traumatismos craneoencefálicos (pág.3)
2.1.
Descripción (pág.3) 2.2. Causas de los traumatismos craneoencefálicos (pág. 3) 2.3. Tipos de traumatismos craneoencefálicos (pág.5)

3.
Sistemas neurales implicados en la génesis de la emoción (pág. 5) 4. Sintomatología y secuelas neurológicas (pág. 6) 5. Bibliografía (pág. 7) 6. Anexo (pág. 8




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1. Historia de Phineas P. Gage
En 1848 un capataz de construcción de veinticinco años de edad, llamado Phineas P. Gage, sufrió un accidente que pondría en evidencia la existencia de sistemas en el cerebro humano dedicados a las dimensiones personales y sociales del razonamiento. Todo comenzó en Vermont, con Gage a la cabeza de una cuadrilla cuya misión era tender la nueva línea férrea para expandir el ferrocarril en dicha ciudad, donde el terreno estaba lleno de roca dura. Para evitar desviar la vía ferroviaria y, por tanto, hacer kilómetros innecesarios, los obreros hacían volar aquellas rocas que entorpecían su camino. El procedimiento consistía en perforar un agujero en la roca, rellenarloaproximadamente hasta la mitad de pólvora explosiva, colocar una mecha y cubrir el agujero con arena, compactándola con una barra de hierro. Posteriormente la mecha se encendía y la pólvora explotaba en el interior de la roca, rompiéndola en pedazos. Gage tuvo un descuido realizando esta operación; introdujo la barra de hierro en el agujero de la roca antes de que su ayudante colocase la arena en su interior, con el frote de la barra con la roca se produjeron unas chispas que provocaron la explosión de la pólvora en la cara del joven capataz. Mientras la roca permanece intacta, la barra de hierro que el Sr. Gage tenía entre las manos fue a parar a más de treinta metros de distancia, cubierta de sangre y sesos. Había penetrado por la mejilla izquierda del protagonista de la historia, perforado la base del cráneo y atravesado la parte frontal del mismo para salir a través de la parte superior derecha de la cabeza. Gage permanecía en el suelo boca arriba. Ante la sorprendente escena cabría esperar que Phineas P. Gage yaciese muerto, sin embargo, tras unos minutos el joven volvía a mantenerse en pie. Gage es trasladado a un hotel, donde le visitará el doctor John Harlow, quien no daba crédito ante la herida de varios centímetros de diámetro que recorría su cerebro. En menos de dos meses y tras superar una infección en la herida el joven estaba curado. Ese mismo año, Harlow escribió “Pasajes de una barra de hierro en la cabeza” (1848). Veinte años más tarde, en 1868, el doctor escribió “Recuperación de una barra de hierro de la cabeza”, donde narraba cómo la recuperación física de Gage fue completa. El joven podía sentir, oír y ver(aunque había perdido visión en el ojo izquierdo), mantenía el equilibrio y, aparentemente, no tenía dificultades con el habla o el lenguaje. Sin embargo, tal y como escribe el mismo Harlow, el “equilibrio o balance, por así decir, entre su facultad intelectual y sus propensiones animales parece roto. Es caprichoso, irrespetuoso y se complace en la grosería, cosa que no solía hacer; desconsiderado con sus compañeros, impaciente cuando se le contraría, obstinado, pero cambiante de opinión y proyectos a cada momento; ha cambiado radicalmente”. Phineas fue rechazado por sus jefes, lo que le llevó a exhibirse por distintas zonas de América como atracción de circo. Años después se fue a Sudamérica, donde trabajó en granjas de caballos y como conductor de diligencia. En 1860, Gage volvió a EEUU


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para vivir con su madre y su hermana. Trece años después del accidente, en 1861, Phineas P. Gage murió en San Francisco. El aspecto que nos interesa de esta historia es la gran diferencia entre la personalidad de Gage antes y después del accidente. El joven responsable, trabajador, carismático, admirado y bien adaptado socialmente daba paso a un Gage totalmente diferente, que no mostraba respeto por las normas sociales, era irresponsable, irrespetuoso y tenía el sentido de la ética alterado. Por otro lado, cabe destacar la discrepancia entre el cambio en su personalidad y el estado intacto de otras funciones mentales como la atención, percepción, memoria, lenguaje e inteligencia. Este tipo de discrepancia se conoce en neuropsicología comodisociación, en este caso, entre la cognición y el comportamiento. Cuando Gage murió no se le realizó ninguna autopsia, sin embargo, unos años más tarde el doctor que le había atendido pidió a la hermana de este que se exhumara el cuerpo para recuperar el cráneo y el hierro que había ocasionado la herida. Desde entonces ambos se exhiben en el Museo Médico Warren de la Facultad de Medicina de Harvard en Boston (Anexo 1). Tras más de cien años, Hanna Damasio y sus colegas concluyeron que fue la lesión selectiva en las cortezas prefrontales del cerebro de Phineas Gage lo que comprometió su capacidad de planificar para el futuro, de conducirse según las reglas sociales previamente aprendidas y de decidir sobre el plan de acción que eventualmente sería más ventajoso para su supervivencia.

2. Traumatismos craneoencefálicos
2.1. Descripción Los traumatismos craneoencefálicos se definen como cualquier lesión física o deterioro funcional del contenido craneal causado por un intercambio brusco de energía mecánica. La Organización Mundial de la Salud estableció una escala para evaluar la gravedad del traumatismo, conocida como la escala de Glasgow (Anexo 2). – Una puntuación entre 14-15 constituye trastornos leves: el paciente está asintomático en el momento de la evaluación o sólo aqueja cefalea, mareo u otros síntomas menores. Entre 8 y 13 los TCE se consideran moderados: alteración del nivel de consciencia, confusión, presencia de algunos signos focales. Cuando la puntuación es menor que 8, el TCE se considera grave.


Los traumatismos craneoencefálicos provocan más muertes e incapacidades que otros problemas neurológicosentre los individuos menores de 50 años y representan la principal causa de muerte entre adultos y jóvenes. 2.2. Causas de los traumatismos craneoencefálicos


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El 75% de los traumatismos craneoencefálicos son provocados por accidentes de tráfico, un 20% por caídas y el 5% restante correspondería a lesiones deportivas. El impacto mecánico producido sobre las estructuras del encéfalo provoca una lesión en el tejido nervioso mediante dos mecanismos relacionados: lesión primaria y lesión secundaria. 2.2.1. Lesión primaria. Corresponde al tipo de lesión que provoca daños nerviosos y vasculares en el momento en que ocurre el impacto, el cual puede ser de dos tipos: – Estático: este tipo de impacto es el responsable de las fracturas en el cráneo y hematomas extra y subdurales. Están causados por el impacto de un objeto y será más o menos grave según la masa y la velocidad del mismo. Dinámico: es el modelo de impacto más frecuente y grave. Suele provocar degeneración de los axones, coma postraumático, contusiones, laceraciones y hematomas intracraneales. Un ejemplo de este modelo lo constituye un traumatismo craneoencefálico provocado por un accidente de tráfico. La energía absorbida por el cuero cabelludo y el cráneo provoca deformación y/o fracturas. El impacto origina dos efectos mecánicos sobre el cerebro: až¢ Movimiento de traslación: se desplaza la masa encefálica y otras estructuras del cráneo y se producen cambios en la presión intracraneal. ¢ Movimiento de rotación: el cerebro se retarda con relación al cráneo.


2.2.2.Lesión secundaria. Son las lesiones provocadas por las agresiones que aparecen minutos, horas o días después del impacto y su origen puede ser sistémico o intracraneal: – De origen sistémico, los más frecuentes son: až¢ Hipotensión (bajada de la presión arterial): constituye la causa más frecuente y de mayor repercusión en el pronóstico del trastorno craneoencefálico. Puede durar un periodo breve de tiempo y, sin embargo, aumentar la mortalidad de un 27% a un 50%. ¢ Hipoxemia (oxigenación deficiente de la sangre): complicación frecuente asociada a la hipotensión. ¢ Hipercapnia (cantidad excesiva de anhídrido carbónico en la sangre). ¢ Anemia až¢ Hipertemnia (aumento de la temperatura corporal). ¢ Disminución del sodio en la sangre. ¢ Cambios en la concentración de glucosa en la sangre.


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De origen intracraneal: až¢ Hipertensión intracraneal: aumenta la tensión dentro del cráneo, es bastante frecuente y aumenta la mortalidad del sujeto. ¢ Isquemia cerebral: es la complicación secundaria de origen intracraneal más grave. Puede originarse por un aumento de la presión intracraneal o un descenso de la presión arterial; las arterias cerebrales quedan comprimidas y el aporte sanguíneo se ve reducido. ¢ Convulsiones až¢ Edema cerebral (inflamación o acumulación excesiva de líquido). ¢ Hiperemia (acumulación de sangre). ¢ Hematoma cerebral tardío. ¢ Disección de la arteria carótida.

2.3. Tipos de traumatismos craneoencefálicos Los traumatismos craneoencefálicos están clasificados en cuanto a que haya o no solución en la continuidadde la duramadre. Se considera un TCE cerrado cuando no hay solución en la continuidad de la duramadre y abierto cuando sí la hay. Ejemplos de trastornos craneoencefálicos abiertos son: fracturas de la base del cráneo que se abren a las cavidades aéreas craneales, heridas penetrantes y las fracturas abiertas de la bóveda craneal.

3. Sistemas neurales implicados en la génesis de la emoción
– Amígdala: su función es la detección y aprendizaje de potenciales peligros. Recibe información de los principales sistemas sensoriales y áreas asociativas corticales y, de una forma automática, detecta la activación de estímulos potencialmente peligrosos y los asocia con las correspondientes respuestas fisiológicas y conductas. Ganglios basales: su función en la emoción es la codificación de secuencias de conducta que se han repetido en el tiempo y han provocado consecuencias afectivas, ya sean castigos o reforzamientos. El procesamiento se da de forma automática pero precisa atención. Córtex lateral prefrontal y de asociación: influye sobre el procesamiento emocional por su papel en la creación de conocimiento emocional semántico implicado en las distintas experiencias emocionales. Interactúa con la amígdala facilitando la consolidación de memorias episódicas de acontecimientos relevantes. La recuperación de la información puede ser automática o controlada. Córtex cingulado anterior: está implicado principalmente en el procesamiento emocional controlado, es decir, en la regulación consciente de la respuesta emocional en aquellos casos en que se precisa control y planificación de la conducta en situaciones que requieren monitorizacióndeliberada. La detección del conflicto emocional se da de forma automática mientras que la realización de cambios está controlada.




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Córtex ventromedial y orbitofrontal: están implicados en la selección e implementación de acciones regulativas en la emoción. Inhibe las respuestas emocionales basadas en análisis contextuales generando reacciones afectivas basadas en análisis y juicios regulativos. Su procesamiento es controlado.

4. Sintomatología y secuelas neurológicas
Independientemente del tipo de traumatismo, se pueden presentar una serie de alteraciones asociadas a los distintos lóbulos cerebrales. – Lóbulo frontal: se observa irritabilidad, incapacidad de adecuarse a un contexto, cambios de conducta exagerados, alteración del comportamiento social, desinhibición emocional y conductual, negligencia en el aseo personal, ausencia de autocrítica, ausencia de planificación, apatía, indiferencia al medio, afasia motora transcortical o afasia de Broca y alteraciones del cálculo mental. También aparecen déficits de concentración, trastornos obsesivocompulsivos, pseudodepresión, pseudopsicopatía y anosmia (incapacidad para percibir olores). Phineas P. Gage sufrió un traumatismo craneoencefálico en la región ventromedial de los lóbulos frontales, lo que derivó a la conducta deshinibida e inadecuada socialmente que se ha expuesto al inicio del documento. Hay una clara relación entre sus cambios conductuales y las consecuencias de un TCE en el lóbulo frontal. – Lóbulo temporal: la lesión suele situarse a niveldel uncus, zona ligada al olfato, que provoca crisis epilépticas con alucinaciones olfatorias. Asimismo, se observa pérdida de la memoria reciente, incapacidad de aprendizaje, afasia de Wernicke o nominal (provocada por la lesión de la parte basal de este lóbulo), trastornos visoperceptivos, amusia, agnosia auditiva, sordera central, alexia, agrafia y acalculia. Lóbulo parietal: se observa pérdida de orientación visoespacial, desorganización topográfica, agnosia espacial, apraxia del vestirse, afasia de conducción, afasia sensorial transcortical, alexia, agrafia, acalculia y agnosia digital. Lóbulo occipital: se observa afasia óptica, agnosia cromática, alexia agnósica y ceguera cortical.



Los sujetos que han sufrido un TCE leve no se encuentran con mayores complicaciones, salvo cefaleas o mareos. Vuelven rápidamente a su vida normal, aunque en ocasiones su rendimiento escolar y/o laboral se ve afectado; dificultad de concentración, ansiedad, irritabilidad, depresión, olvidos Unos tres meses posteriores al traumatismo, los sujetos pueden presentar un síndrome posconmocional con distintos síntomas cognitivos, somáticos y emocionales


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(Anexo 3). Sin duda, tal y como ocurrió en el caso de Phineas Gage, las consecuencias psicológicas de un TCE no solo afectan al sujeto que los padece en primera persona, influyen en su entorno, familiares y amigos quienes se ven afectados por sus cambios de carácter o sus necesidades cognitivas. Debido a esto, durante años se ha puesto al alcance de todos una amplia bibliografíadedicada a aquellos que rodean a víctimas de trastornos craneoencefálicos para facilitar el trato y la convivencia entre ellos.

5. Bibliografía
Carlson, N. R. (2006). Fisiología de la conducta. Madrid: Pearson Education. Palmero, F. y Martínez Sánchez, F. (2008). Motivación y emoción. Madrid: McGraw-Hill. Centro Caren. Neurorehabilitación. (2010). Recuperado el 06 de Diciembre del 2010 de: https://www.neurorehabilitacion.com/trauma_craneoencefalico.htm Damasio, A. (2001). El error de Descartes. Barcelona: Crítica. Fundación ONCE. Discapnet (2010). Recuperado el 06 de Diciembre de 2010 de: https://salud.discapnet.es/Castellano/Salud/Discapacidades/Desarrollo %20Motor/Traumatismo%20craneoencefalico/Paginas/trauma.aspx#causas Psicología Online. (2010). Recuperado el 06 de Diciembre de 2010 de: https://online-psicologia.blogspot.com/2010/10/traumatismos-craneoencefalicos.html Junqué, C., Bruna, O., Mataró, M. (1998). Traumatismos craneoencefálicos. Un enfoque desde la Neuropsicología y la Logopedia. Barcelona: Masson. Traumatismo craneoencefálico. Recuperado el 06 de Diciembre de 2010 de: https://www.infodoctor.org/neuro/cap13.htm


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6. Anexo 1. Cráneo de Phineas Gage y barra que lo atravesó, en el Warren Medical Museum de la Universidad de Harvard.

2. Escala de Glasgow


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3. Síntomas del síndrome posconmocional


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