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			  TÉcnicas de embolizaciÓn arteria mesentÉrica inferior
 
					
TÉCNICAS
DE EMBOLIZACIÓN ARTERIA MESENTÉRICA INFERIOR  
 
 
Tratamiento de la Endofuga Tipo II. Técnicas 
de embolización de la Arteria 
Mesentérica Inferior 
JORGE CUENCA MANTECA*, LUIS MIGUEL SALMERÓN FEBRÉS*, FERMÍN GARRIDO PAREJA** 
Y EDUARDO ROS DÍE* 
Servicio de Angiología y Cirugía Vascular*. 
Servicio de Radiología** 
Hospital Universitario San Cecilio. Granada 
 
INTRODUCCIÓN 
El objetivo del tratamiento de los aneurismas de
aorta abdominal (AAA) mediante endoprótesis (EVAR), es excluir el saco
aneurismático del flujo sanguíneo y de la
presión arterial 
para así conseguir evitar el crecimiento y /o 
rotura del
mismo. 
Como toda
técnica quirúrgica, no está exenta de potenciales complicaciones, entre las
cuales está la endofuga o endoleak. Entendemos  
 
 
como endofuga la persistencia de flujo sanguíneo
dentro del saco entre la prótesis y la pared 
del aneurisma [1], por lo que el saco se
mantiene presurizado en mayor o menor medida con 
el riesgo de migración de la endoprótesis o de 
crecimiento y/o rotura del
aneurisma. 
La incidencia de la misma según las distintas 
series publicadas sobre distintos dispositivos 
empleados está en torno al 20%. [2, 3, 4] 
Una clasificación adecuada del
endoleak es 
básica para poder establecer la estrategia 
correcta a llevar a cabo. Así, en cuanto al 
momento de aparición se pueden clasificar en 
precoces (menos de 1 mes) o tardías (posteriormente a 1 mes); en cuanto a su
permanencia 
en el tiempo como autolimitadas(aquellas que 
aparentemente desaparecen sin haber llevado a 
cabo actuación alguna sobre la misma), recurrentes (aquella que vuelve a
aparecer independientemente de posibles actuaciones sobre ella) 
o persistentes (aquellas que se mantienen en el 
 
tiempo). Atendiendo a la etiología o al sitio de 
origen de la endofuga, se clasifican en [5]: 
– Tipo I. Endoleak originada en las zonas de 
anclaje. 
• Ia: proximales. 
• Ib: distales. 
• Ic: a través de la arteria iliaca primitiva 
contralateral en caso de sistemas 
aortomonoilíacos. 
– Tipo II: A través de colaterales originadas 
en el saco o bien en la zonas de anclaje 
(lumbar, AMI, sacra media, polar, hipogástrica). 
• Simple: implica una colateral. 
• Compleja: implica más de una colateral.  
 
 
 
– Tipo III: Modulares. 
– Tipo IV: Porosidad. 
– Tipo V: Endotensión, término acuñado 
para aquellos casos en los que se observa 
crecimiento del
saco aneurismático sin 
evidencia de endofuga. 
• Existencia de endofugas de flujo lento 
que hace difícil su detección. 
• Higroma (fenómenos de fibrinolisis 
intratrombo). 
Sobre esta última clasificación, podemos 
concluir por tanto que existen endofugas en las 
que se evidencia un flujo anterógrado dentro del 
saco (tipo I y III), las cuales conllevan como
ya se 
sabe un riesgo elevado de rotura. Estas requie- 
 
 
154 a–  
 
PROCEDIMIENTOS TERAPÉUTICOS OCLUSIVOS ENDOVASCULARES 
 
ren por tanto una actuación rápida sobre las 
mismas [6, 7]. Un caso especial es la endofuga 
tipo IV debida a porosidad de la endoprótesis, 
suceso visualizado inicialmente en la arteriografía de control intraoperatoria
habitualmente 
autolimitado pero que posteriormente se ha 
evidenciado de forma tardía en algunos dispositivosimplantados [8]. 
Por otra parte tenemos endofugas que se 
originan por flujo retrógrado dentro del
saco a 
través de colaterales a ese nivel (tipo II). Las 
colaterales envueltas en este tipo de endoleak 
son habitualmente las arterias lumbares o la 
mesentérica inferior, pudiendo tratarse asimismo de la arteria sacra media, de
polares renales 
o de la arteria hipogástrica. La embolización de 
esta última un tema complejo que requiere de 
un capítulo específico. El flujo generado por la 
persistencia de estas ramas colaterales (excluyendo como se ha dicho la hipogástrica) es difícil
de cuantificar [9], por lo que hay distintas 
recomendaciones en cuanto a su tratamiento 
según distintos grupos. 
Las endofugas más frecuentes son las de tipo 
II, estando su incidencia que ronda el 10 % de los 
pacientes intervenidos [10, 11], siendo variables 
independientes sobre una mayor prevalencia de 
este tipo de fugas la edad elevada de los pacientes, los cuellos de aneurisma
largos y la permeabilidad de la AMI. 
El objetivo de este capítulo es tratar sobre la 
técnica de embolización de la arteria mesentérica inferior, la cual está
implicada en la aparición 
de los endoleaks tipo II. 
Sobre el tratamiento de las endofugas tipo II, 
existe por una parte una actitud agresiva en su 
manejo [12], apoyada por el hecho de que AAA 
tratados de forma endovascular con endoleak 
tipo II se han roto en el seguimiento o bien han 
presentado un crecimiento del saco, apoyado 
todo ello por investigaciones que han mostrado 
un presión intrasaco similar a la sistémica en 
pacientes con este tipo de endofuga [9]. Por 
otra parte, la embolización profiláctica preoperatoria agresiva, dados sus
resultados dispares adado paso a una embolización selectiva dependiendo del caso [13]. En la
actualidad, apoyándose entre otras cosas en el hecho de que más del 
50% de estas endofugas sellan por sí solas en los 
 
primeros 6 meses [14], la actitud predominante 
o mayoritaria es a actuar sobre las endoleaks 
tipo II cuando estas se asocian al crecimiento del 
saco [11-13]. 
La técnica a emplear que ha mostrado mejores resultados es la embolización
mediante distintos materiales y con diferentes vías de acceso 
del saco (por punción translumbar directa [15] 
o por punción translumbar transcava [16]) bien 
de forma aislada o bien asociada a la embolización del vaso de aporte ( por vía transarterial 
[17, 18]). Ello es debido a la elevada tasa de recidiva observada, a pesar del elevado éxito técnico del
procedimiento inicial, en la embolización 
transarterial aislada de la arteria de aporte 
dominante (tanto AMI como
lumbar) [19]. 
Finalmente, deberemos tener en consideración que la arteria mesentérica inferior,
además 
de poder participar en una endoleak tipo II simple o compleja, puede verse
implicada como vía 
de drenaje de una endoleak de otro tipo. 
 
OBJETIVO DE EMBOLIZACIÓN 
El objetivo de la embolización es interrumpir el flujo persistente dentro del saco y por 
fuera de la endoprótesis, para así excluir el 
mismo totalmente del
flujo y despresurizarlo.  
 
Existen asimismo distintos conceptos sobre 
cómo debe ser enfocada una endofuga tipo II de 
cara a su embolización. Si se trata de una endoleak tipo II simple, en la cual
sólo existe un vaso 
implicado, el objetivo sería la embolización de 
este único vaso para conseguir su trombosis. 
Sin embargo, si nos hallamos frente a una 
endofuga compleja en la queparticipa más de un 
vaso (que es por otra parte lo más frecuente), 
distintos grupos de trabajo defienden el concepto de que más que actuar de
forma individual 
sobre el vaso implicado, lo que debe hacerse es 
interrumpir el trayecto intrasaco que comunica 
los distintos vasos relacionados en la endofuga 
[20, 21]. Estos grupos parten del
concepto de 
considerar que estas endofugas tienen una 
arquitectura compleja, comparándola con una 
malformación vascular arteriovenosa en la que 
el saco sería el «nidus» de la lesión. En estas 
malformaciones se ha observado el fracaso de la 
 
 
TRATAMIENTO DE LA ENDOFUGA TIPO II. TÉCNICAS DE EMBOLIZACIÓN DE LA ARTERIA
MESENTÉRICA INFERIOR 
 
embolización con apertura de nuevos vasos tras 
la embolización aislada de los vasos implicados 
en las mismas. Esto explicaría la alta tasa de recidiva tras la embolización
aislada de la AMI frente a la embolización translumbar para las endofugas tipo
II observadas en algunas publicaciones 
[19] o bien tras la incapacidad de alcanzar el 
saco o embolizar el mismo [22]. 
 
TÉCNICAS DE EMBOLIZACIÓN 
De la correcta identificación de la endoleak 
asicomo de las ramas implicadas va a depender 
el éxito del
procedimiento. En muchas ocasiones 
se encontrará implicado más de un vaso. El diámetro de los vasos implicados en
las endofugas 
tipo II es pequeño (exceptuando evidentemente 
la hipogástrica) y además, los flujos observados 
en este tipo de fugas suelen ser bajos. Es por 
ello por lo que será necesario o recomendable 
la utilización de equipos radiológicos de alta 
gama al ofrecer una mayor definición y mejor 
imagen que los arcos digitales portátiles empleados habitualmente en un
quirófano. 
Embolizaciónprofiláctica de la AMI 
En caso de haberse decidido una embolización profiláctica, la técnica no tendrá
diferencias 
mayores que la de una canalización de una arteria 
visceral, con la lógica consideración del
riesgo de 
embolización por el trombo intraórtico durante 
las maniobras realizadas para la canalización. 
El abordaje de elección en este caso será la 
arteria femoral común, con punción según técnica de Seldinger y colocación de un
introductor 
del 5. Tras
heparinizar al paciente e introducir la 
guía hidrofílica y el catéter tipo Pigtail 5F, se procede a realizar la
arteriografía con bomba de 
infusión y en el régimen habitual (p. ej. 30 ml de 
contraste a un flujo de 20 mL/sg). Para una 
correcta visualización, puede ser de utilidad angular el arco digital dado el
origen de este vaso 
en la cara antero lateral del
aneurisma. 
Tras identificarlo, sustituiremos el catéter 
por un catéter curvo tipo Cobra 4F o 5F sobre 
una guía hidrofílica de 0.035”. Tras abocar el ostium de la AMI y emplazar el
catéter en su ori- 
 
a–  155 
 
gen, realizaremos la embolización mediante coils 
de forma precisa y con coils de diámetro ajustado al diámetro del vaso,
tratando de respetar en 
todo momento la anastomosis con la arcada de 
Riolano para tratar de evitar la isquemia colónica subsiguiente al implante de
la endoprótesis y 
por supuesto la migración del coil dentro de la 
luz aórtica. Por el riesgo de difusión o migración 
del material
de embolización a la circulación visceral, es recomendable el empleo de coils
en vez 
de otros materiales de embolización. 
Embolización transarterial de la AMI 
en caso de endoleak 
Dadas las características de los endoleak de 
tipo II, en los que suele estarinvolucrado más de 
un vaso y además con flujos lentos, es fundamental realizar una arteriografía
protocolizada 
para determinar la existencia y origen de los 
posibles vasos involucrados. Respecto a realizar 
la embolización en el momento del diagnóstico 
angiográfico o en otro tiempo, no existe un consenso claro, ya sea por no
sobrecargar de contraste al paciente o por preferir un abordaje a 
través de una punción translumbar directa del 
saco en vez de una cateterización transarterial 
Se realizará un primer aortograma anteroposterior y lateral con el catéter
Pigtail posicionado a nivel de las arterias renales, con inyector 
y a un flujo de 20-30 mL/sg durante 2-4 sg. 
Posteriormente se dispondrá el catéter a nivel 
del cuerpo de la endoprótesis, obteniéndose 
imágenes en oblicuo anterior izquierdo y oblicuo anterior derecho, pero con
menores tasas 
de inyección de contraste para evitar el reflujo 
proximal (5-10 mL durante 2-4 sg). Finalmente, 
se realizará un angiograma selectivo, tras intercambio por un catéter tipo
Cobra 4F, de la arteria mesentérica superior y de la hipogástrica (si 
no está cubierta evidentemente) ipsilateral al 
sitio de punción. En las distintas proyecciones se 
aconseja una tasa de adquisición de 3 imágenes 
por segundo y prolongando la adquisición hasta 
la fase venosa para permitir el llenado retrógrado de la endofuga [19]. 
Para la embolización de la AMI emplearemos 
una ruta transarterial a través de la Arteria 
Mesentérica Superior (AMS). A medida que los 
 
 
156 a–  
 
PROCEDIMIENTOS TERAPÉUTICOS OCLUSIVOS ENDOVASCULARES 
 
vasos a cateterizar van siendo de menor diámetro y de mayor complejidad, los
catéteres habituales son menos eficaces al perder control del«torque» y además, debido a su perfil,
son más 
traumáticos para el endotelio. Ello es debido al 
aumentar la fricción entre la punta más o menos 
dura del catéter que estamos avanzando y la 
pared del vaso, especialmente en la salida de
colaterales o a nivel de angulaciones propias del 
mismo. Además de aumentar el rozamiento contra el endotelio vascular, se
produce una disminución del flujo que nos
puede llevar a espasmo, 
éstasis sanguíneo, isquemia del
tejido adyacente e 
incluso, dificultad para retirar el catéter. Es por 
ello, igual que en el resto de cateterizaciones 
supraselectivas, por lo que el procedimiento debe 
ser realizado con los catéteres de menor perfil y 
lo más flexibles posibles que permitan un control 
adecuado por parte del cirujano, sean suficientemente visibles con fluoroscopia
y tengan una luz 
suficiente que nos permita liberar a su través el 
material de embolización deseado [23]. 
Si se ha decidido realizar la embolización en 
un segundo tiempo tras la arteriografía diagnóstica, la punción percutánea
podrá realizarse a 
nivel de la arteria femoral común o bien, dado el 
origen de la AMS en la cara anterior de la aorta 
con dirección caudal, a nivel de la arteria braquial o humeral.Tras la punción
y colocación del 
introductor se procederá a realizar el aortograma para localizar y referenciar
la AMS, pudiendo 
ser necesario (según el caso ante el que nos 
hallemos) el canalizar la arteria hipogástrica para 
acceder a través de ella, mediante cateterización 
supraselectiva, a las arterias lumbares que pudiesen estar implicadas. 
Para canalizar el origen de la AMS será útil
un 
catéter tipo Cobra 4- 5F sobre una guía hidrofílica de 0.035” (o un
catétermultipropósito en caso de abordaje humeral). Una vez posicionado el 
catéter guía, se procede a introducir el microcatéter. En nuestro medio, en
primer lugar se intercambia la guía por una hidrofílica de punta preformable de
0.014” (Transend™, Boston Scientific; X-pedion™- 14 Hydrophilic Guidewire, ev3) 
(Fig. 1), sobre la cual progresaremos el microcatéter (Renegade™, Boston
Scientific; Echelon™14 Microcatheter, ev3) (Fig. 2). Como en todo 
procedimiento vascular o endovascular, indepen- 
 
Fig. 1. Guía Transend™. 
 
Fig. 2. Microcateter Renegade™. 
 
dientemente de que se trate de una embolización, es recomendable heparinizar al
paciente para prevenir fenómenos de trombosis arterial. Por 
otra parte, dada la reactividad propia de esta arteria, se aconseja instilar
sustancias vasodilatadores para prevenir el espasmo de esta arteria (como Solinitrina 100 mcg
en 10 ml de suero fisiológico). 
La idea de utilizar una guía con la punta preformable es para tratar de
negociar mejor las bifurcaciones o angulaciones propias de la anatomía 
vascular visceral a este nivel.Tras realizar una nueva arteriografía para
localizar la arcada de Riolano, 
se progresará con un microcatéter sobre esa guía 
de 0.014” a través de la misma hasta su desembocadura en la AMI, y de ahí al
interior del saco. 
Es recomendable la utilización de sistemas 
de lavado continuo a través del introductor y 
del catéter
guía (conectando una llave de dos 
pasos al mismo para evitar la hemorragia retrógrada) para facilitar una
correcta navegación e 
intercambio durante el procedimiento. 
 
 
TRATAMIENTO DE LA ENDOFUGA TIPO II. TÉCNICAS DE EMBOLIZACIÓN DE LA ARTERIA
MESENTÉRICA INFERIOR 
 
Fig. 3. Embolización con coils del origen de la AMI encaso de endoleak tipo II
simple. Obsérvese la permeabilidad de la arcada de Riolano. 
 
Tras asegurar nuestra posición dentro del saco con una nueva arteriografía que
muestre la cavidad de endoleak y los vasos implicados, procederemos a embolizar
el trayecto de comunicación o la cavidad, y finalmente y en retirada la AMI 
[18,21], respetando evidentemente la anastomosis con la cólica izquierda para
prevenir complicaciones isquémicas en el colon. (fig. 3). Idealmente, 
aunque sea muy complejo, podemos tratar de 
embolizar los vasos de drenaje o eferentes [21]. 
Tal como se ha
explicado previamente, si 
estamos ante una endofuga tipo II compleja, es 
de importancia crítica el tener acceso al trayecto o canal que comunique los
distintos vasos 
implicados en la misma. Por otra parte, puede 
que el abordaje transarterial no sea posible 
debido a anomalías anatómicas con arcadas de 
Riolano incompletas que no permitan alcanzar a 
través de esta ruta la AMI. Por ello, puede ser 
necesario un abordaje translumbar con punción 
del saco para poder realizar una embolización 
selectiva de la AMI y del
saco, que por otra parte 
es la vía de abordaje para la embolización de las 
endofugas de tipo II más empleada. 
Materiales de embolización 
Existen varias opciones en cuanto al material 
que se puede emplear en la embolización transarterial de la AMI, siendo de
elección materia- 
 
Fig. 4. Microcoil de platino. 
 
a–  157 
 
Figura 5. Sistema y coil de liberación controlada. 
 
les permanentes como son los coils a nivel de 
las arterias donantes o de drenaje de la endofuga tipo II [21, 24], siendo en
esta localización 
habitualmente de 2-3 mm de diámetro y 2-3 cm 
de longitud (ajustados al diámetro delvaso) 
(Fig. 4). De emplear materiales líquidos, una 
opción sería 0.5 ml de Enbucrilato mezclados 
con 0.2 ml de Lipiodol, lavando posteriormente 
el catéter con 0,5 ml de SG 5% y retirando 
inmediatamente el micro catéter para evitar 
que se adhiera al pegamento [25]. Aunque sea 
más barata la embolización transarterial con 
agentes líquidos que con coils, las complicaciones isquémicas secundarias son
más frecuentes 
[26]. Debido a la localización y la precisión 
requerida en la colocación del
coil, los coils de 
liberación controlada (tipo Axium™, ev3) tienen su interés en esta localización
(Fig. 5). 
Si vamos a embolizar los trayectos intrasaco 
que comunican los distintos vasos implicados o 
bien el saco en si, emplearemos coils de mayor 
longitud.Para la embolización dentro del saco además de los coils, puede
emplearse 5-10 ml de solución de Gelfoam o 5-10 ml de suero fisiológico 
con 500-1000 unidades de Trombina (Fig. 6) una 
vez se hayan embolicado en la medida de lo posible los vasos eferentes y
aferentes al endoleak. 
 
COMPLICACIONES 
A parte de las complicaciones inherentes a 
un procedimiento endovascular diagnóstico o 
terapéutico como son las derivadas de la punción o disección de la arteria
mesentérica superior, hay casos descritos en la literatura de 
isquémica colónica [26] asicomo de trombosis 
arterial mesentérica [25]. 
 
 
158 a–  
 
PROCEDIMIENTOS TERAPÉUTICOS OCLUSIVOS ENDOVASCULARES 
 
trayecto intrasaco o bien del propio saco
aneurismático, mostrando unos resultados exitosos 
del 90% con
esta última actitud [19, 24]. 
 
RESUMEN 
La tendencia actual predominante es la de 
actuar sobre los endoleak tipo II en caso de que 
se asocien a crecimiento del
saco durante elseguimiento. 
Para obtener los mejores resultados al tratar
las endofugas tipo II, es fundamental un diagnóstico apropiado que nos informe
si nos 
encontramos ante una endofuga simple o compleja, y de ser compleja, que muestre
cuales son 
los vasos implicados y los distintos trayectos 
intrasaco que los comunican. 
La embolización aislada del
vaso dominante 
en caso de endofugas tipo II complejas tiene un 
elevado índice de recidivas, siendo fundamental 
en estos casos conseguir embolizar el saco o 
interrumpir las conexiones intrasaco entre 
vasos aferentes y eferentes o de drenaje. 
La vía de acceso a la AMI más empleada es la 
transarterial a través de la AMS mediante técnicas de cateterización
supraselectiva, y el material más empleado en la embolización son los 
coils. La utilización de microcatéteres en conjunción con el empleo de
vasodilatadores y 
heparinización es muy importante para conseguir buenos resultados con una baja
tasa de 
complicaciones. 
Figura 6. Foam, Enbucrilato y Trombina humana. 
 
Para tratar de evitar estas complicaciones, 
además de la consabida técnica depurada de 
cirujano, idoneidad del equipo radiológico y 
material endovascular adecuado, es importante 
reseñar la necesidad de anticoagular al paciente 
e infundir sustancias vasodilatadoras en los 
casos de embolizaciones transarteriales. 
Por otra parte, una de las complicaciones 
más frecuentes ha sido la recidiva. Los resultados publicados inicialmente en
la literatura de 
recidivas de hasta el 80%, han mejorado al cambiar la actitud desde la
embolización aislada del 
vaso implicado a la embolización asociada del 
 
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EMBOLIZACIÓN 
EN EL TRAUMATISMO 
PÉLVICO 
 
 
 
Embolización en el traumatismo pélvico 
JOSÉ URBANO 
Radiología Vascular e Intervencionista 
Hospital Universitario Fundación Jiménez-Díaz. Madrid 
 
TRAUMA PÉLVICO: MANEJO 
Y ASPECTOS GENERALES 
De acuerdo con la OMS hoy globalmente se 
producen en el mundo 10 millones de lesiones 
traumáticas al año y 300 000 muertes debidas a 
accidentes de tráfico. El trauma es la primera 
causa de muerte por debajo de los 45 años en 
los países desarrollados (1). Cuando un paciente 
politraumatizado llega a la sala de reanimación 
de un Servicio de Urgencias, según las vías clínicas vigentes, la primera
prueba de imagen debe 
ser la radiología simple y la ecografía FAST para 
rápidamente identificar aquellas lesiones que 
requieran una cirugía emergente para control de 
daños. Si el paciente está muy inestable hemodinámicamente no hay tiempo que
perder y no 
deben realizarse más pruebas de imagen hasta 
que no esté estabilizado (2). Por ello el intervencionismo rara vez tiene
cabida los minutos 
iniciales del
manejo de estos pacientes. Una vez 
estabilizado el paciente lo indicado es realizar un 
TAC Multidetector (TCMD) de cuerpo entero 
para un detallado conocimiento de la localización, número y extensión de todas
las lesiones 
y poder así determinar la prioridad de tratamiento (3). El TCMD, por su rapidez
y exactitud, 
es actualmente la prueba diagnóstica de elección 
con mucha más sensibilidad y especificidad que 
la exploración física, los datos clínicos, el eco 
FAST y la radiología convencional. Se debe realizar una doble adquisición sin y
con contraste 
iodado intravenoso que nos permite reconstrucciones multiplanares inmediatas y
estudios 
angiográficos noinvasivos que van a ser determinantes no solo para el
diagnostico sino para la 
planificación del tratamiento ulterior (4, 5). 
La fractura pélvica es la tercera prioridad en 
el manejo del
paciente politraumatizado des- 
 
Figura 1. Tres ejemplos de fractura pélvica. A la 
izquierda fractura múltiple con reconstrucción 3D. 
Rotura desplazada de la pala iliaca. Derecha, 1a 
Voluminoso hematoma de 700 cc en la pelvis menor. 
1b Sangrado activo en fase arterial (flecha roja) y 
fractura (flecha amarilla). 
 
pués del
trauma torácico y la hemorragia abdominal (fig.1). La presencia de una fractura
pélvica incrementa significativamente la morbimortalidad de estos pacientes
convirtiéndose en un 
problema de primera magnitud. Aunque las fracturas pélvicas solo representan un
3% de todas 
las fracturas son las que mayor mortalidad tienen con una tasa de mortalidad
precoz publicada de hasta el 40% para las fracturas inestables 
y complejas producidas en el contexto de un 
trauma de alta energía. Estos pacientes van a 
fallecer principalmente debido a una hemorragia 
masiva no controlada. Por otro lado la hemorragia es la principal causa
tratable de muerte. Es 
por tanto nuestra misión un diagnostico y tratamiento lo más rápido y eficaz
posible (2, 6). 
La causa más frecuente de fractura pélvica 
son los accidentes de tráfico, seguido por los 
atropellos y las precipitaciones desde alturas 
 
 
164 a–  
 
PROCEDIMIENTOS TERAPÉUTICOS OCLUSIVOS ENDOVASCULARES 
 
superiores a 5 metros. Los aplastamientos y los 
deportes de riesgo son otras causas a tener en 
cuenta. Hay varias clasificaciones que agrupan y 
tipifican las fracturas pélvicas siendo la de Tile y 
la de Buergeues-Young las más conocidas. Aefectos prácticos serán las fracturas
inestables 
las más predispuestas a desarrollar sangrado. La 
fractura en «libro abierto» con diástasis de más 
de 2,5 cm en la sínfisis del pubis, la «fractura en 
mariposa» en la que se rompen las 4 ramas 
púbicas y las roturas del anillo posterior con 
rotura de los ligamentos y articulación sacroiliaca son las más peligrosas de
todas en términos 
de riesgo de hemorragia masiva (7). 
Cuando nos enfrentamos a un paciente politraumatizado en shock hipovolémico la
primera 
pregunta que debemos responder es si el sangrado proviene de la pelvis o bien
proviene del 
abdomen, tórax o huesos largos (fig. 2). 
Una vez confirmado que el sangrado proviene de la pelvis debemos diferenciar
entre sangrado venoso o arterial (8). El sangrado de origen venoso es el más
frecuente y representa 
más del 80%
de los casos. Se debe a la rotura de 
los plexos venosos pélvicos presacro y periprostático, al desgarro de ramas de
las venas hipogástricas o al sangrado directo a partir del hueso esponjoso. La hemorragia venosa la
mayoría 
de las veces es autolimitada, a medida que el hematoma crece aumenta la presión
intrapelvica 
causando hemostasia. Anatómicamente un factor agravante es la ausencia de
válvulas entre la 
vena Cava Inferior y las venas Hipogástricas. La 
 
Figura 2. Manejo de la hemorragia masiva en el 
paciente politraumatizado. 
 
Figura 3. Algoritmo de manejo en la Hemorragia 
Pélvica Traumática. 
 
hemorragia venosa responde bien a la reposición de volemia y de hemoderivados.
Las fracturas pélvicas inestables con sangrado venoso masivo e inestabilidad
hemodinámica van a requerir 
fijadores externos como
medida inicial (9). 
La hemorragia pélvica de origenarterial es 
menos frecuente y proveniente del
desgarro de 
las ramas de la arteria Hipogástrica. Representa 
el 15 a 20% de las hemorragias pélvicas pero es 
una situación más grave que puede conducir a 
una rápida muerte del
paciente. Clínicamente se 
caracteriza por la inestabilidad hemodinámica 
que persiste a pesar de las maniobras de resucitación y la infusión de
cristaloides y hemoderivados. En estos pacientes la embolización pélvica 
transarterial es el tratamiento de elección y debe realizarse lo mas
rápidamente posible habiéndose demostrado un significativo aumento de la 
supervivencia si la embolización se lleva a cabo 
durante las dos primeras horas a partir de la admisión hospitalaria del paciente (fig. 3)
(7, 10, 11). 
La cirugía como tratamiento de la hemorragia 
pélvica masiva de origen arteria tiene peores resultados que la embolización
para el control del 
sangrado. La disección del espacio
retroperitoneal pélvico va a ocasionar una pérdida del
efecto 
compresivo que las distintas estructuras anatómicas ocasionan sobre el hematoma
y la consecuencia de su apertura será un aumento del sangrado. 
En el contexto de una cirugía de emergencia va a 
resultar difícil poder detectar y localizar los distintos focos de sangrado
arterial. En este contex- 
 
 
EMBOLIZACIÓN EN EL TRAUMATISMO PÉLVICO 
 
to además aumenta de forma importante el riesgo de lesiones iatrogénicas. En
caso de realizar 
cirugía está indicado el «packing» pélvico. La ligadura quirúrgica proximal de
las arterias hipogástricas, que fue el patrón de oro para el control 
quirúrgico de la hemorragia pélvica, no es efectiva 
debido a la rica red de colaterales existente en la 
pelvis estado hoy desaconsejada y enfranco desuso (12, 13). La embolización
permite una detección precisa del
punto o puntos sangrantes y una 
acción selectiva sobre los mismos. Tiene pocas 
complicaciones y es muy eficaz en términos de 
control de la hemorragia. Es importante resaltar 
que la embolización no debe demorarse una vez 
confirmado el diagnostico. Se ha demostrado una 
evolución más favorable de los pacientes tratados 
con embolización (7, 10). 
 
INDICACIONES DE EMBOLIZACIÓN 
Hay diversos algoritmos para el diagnostico 
y manejo del
paciente politraumatizado en los 
que se priorizan las técnicas diagnosticas y medidas terapéuticas a realizar en
el caso de fractura pélvica. Los programas ATLS (advanced trauma Life support) del colegio norteamericano de 
cirugía revisan periódicamente estas guías a partir de las cuales en gran parte
del mundo se
han 
establecido los protocolos de actuación y las indicaciones de tratamiento (Tabla
1) (14-16). 
 
Tabla 1 
INDICACIONES DE EMBOLIZACIÓN 
EN EL TRAUMA PÉLVICO 
1. Inestabilidad hemodinámica que no responde 
adecuadamente a las maniobras de resucitación. 
2. Hallazgos en TAC: 
a) Sangrado arterial activo. 
b) Hematoma que progresa a pesar de no 
detectar sangrado activo. 
3. Paciente que persiste inestable después de la 
cirugía. 
Tabla 1. Indicaciones de Embolización en el Trauma 
Pélvico. 
 
a–  165 
 
Los pacientes politraumatizados con múltiples lesiones severas en tórax y/o
abdomen, hemodinámicamente inestables, requieren cirugía de 
emergencia para control de daños como
paso inicial. Cuando los focos de sangrado son múltiples, 
especialmente si hay sangrado abdominal profuso, 
la embolización no está indicada (17). 
Una vez que sabemos que la pelvis es la principal fuentede hemorragia, la
inestabilidad hemodinámica persistente o recurrente a pesar de 
las adecuadas maniobras de resucitación, es el 
dato clínico a partir del
cual debemos asumir 
que existe una hemorragia arterial severa. Esta 
es la indicación original de embolización pélvica, 
la que dio origen a la técnica en los años 70 y 
que persiste vigente en la actualidad (16, 18, 19). 
Sin embargo hoy en día la imagen medica se impone y es el TCMD multicorte la
principal arma 
diagnostica que nos permite detectar con exactitud y rapidez la existencia de
una hemorragia 
arterial de manera que las embolizaciones cada 
vez más frecuentemente están dirigidas e indicadas por los hallazgos del TCMD
multicorte que 
puede detectar el sangrado antes de que el paciente se inestabilice. Hay
controversia en algunas guías sobre si realizar o no un TAC a un paciente
politraumatizado e inestable. Recientemente se ha demostrado la realización de
un 
TAC de cuerpo entero al paciente politraumatizado aumenta las posibilidades de
supervivencia 
(5, 20). En los hospitales terciarios estos equipos 
están ubicado adyacentes a la urgencia, con personal especializado durante las
24 horas pudiendo obtener el estudio en pocos minutos. Las 
ventajas del TCMD son diversas pero se resumen en el triaje de los distintos
órganos afectados por el politrauma pudiendo establecer 
claramente la prioridad terapéutica, detecta hemorragia activa tanto abdominal
como pélvica 
pudiendo diferenciar entre sangrado arterial y 
venoso, cuantifica el hematoma y por ultimo 
permite con los mismos datos crudos obtenidos 
realizar reconstrucciones para obtener angiografías no invasivas a partir de
las cuales planificaremos la embolizaciónpermitiendo que esta 
sea más rápida. Sabremos exactamente la arteria 
o arterias a tratar permitiéndonos seleccionar el 
abordaje más adecuado y conocer de antemano 
que tipo de material embolizante es más ade- 
 
 
166 a–  
 
PROCEDIMIENTOS TERAPÉUTICOS OCLUSIVOS ENDOVASCULARES 
 
cuado en función del
tipo de sangrado (17, 21, 
22). Es posible que debido al espasmo arterial o 
a la hipotensión el paciente no muestre sangrado activo en el TAC inicial pero
si se identifique 
progresión evidente del
hematoma pélvico durante los controles, deberemos pensar que existe sangrado
intermitente y valorar la posibilidad 
de una embolización profiláctica. 
Otra indicación frecuente son los pacientes 
que inicialmente han sido sometidos a una cirugía de control de daños y que
posteriormente 
persisten hemodinámicamente inestables y con 
requerimientos transfusionales. Estos pacientes 
se recapturan en un segundo tiempo para tratamiento con embolización. Con
frecuencia debido al tiempo transcurrido desde el ingreso, al 
shock y a la politrasfusión van a presentar en 
mayor o menor grado trastornos de la coagulación por lo que la indicación de
tratamiento 
embolizante está doblemente justificada. 
Un cuarto grupo de pacientes son los politraumatizados que se manejan
inicialmente de 
manera conservadora en la UVI pero al cabo de 
unas horas o incluso días dan muestras de perdidas hemáticas lentas pero
continuas. La transfusión de más de 4 concentrados de hematíes 
en 24 horas ó 6 en 48 horas, directamente relacionados con la fractura pélvica,
se considera 
indicación de angiografía pélvica y embolización. 
En quinto lugar hay un grupo de pacientes 
distintos del
gran politraumatizado que también 
pueden sercandidatos a embolización pélvica. 
Los traumatismos de baja energía en los ancianos causan fracturas pélvicas que
aunque estables pueden en ocasiones desencadenar hemorragias amenazantes para
la vida del
paciente 
(23, 24). Se ha demostrado que la edad es un factor predisponente para la
aparición del
sangrado pélvico que además en los ancianos con frecuencia se desencadena o
agrava debido a los 
tratamientos anticoagulantes. 
La embolización «profiláctica» es un tema 
debatido pero algunos autores la defienden 
cuando a pesar de no detectarse sangrado activo en el estudio angiográfico
existen suficientes 
datos clínicos para pensar que el sangrado es 
intermitente y puede reaparecer. Se apoyan para 
ello en la escasa tasa de complicaciones de la 
embolización frente a sus potenciales beneficios 
 
(11). El resangrado es más probable en caso de 
detectar hematoma pélvico extenso en el TAC y 
especialmente en pacientes con coagulopatía o 
en tratamiento anticoagulante previo. 
 
TÉCNICA: CATÉTERES 
Y MATERIALES DE EMBOLIZACIÓN 
El abordaje desde la arteria femoral común 
es casi siempre posible, puede ser necesaria la 
intervención del
cirujano ortopédico para reubicar el fijador externo si ha sido ya colocado. El 
abordaje contralateral de la arteria hipogástrica 
suele ser más fácil que el ipsilateral. El 
Aortograma pélvico con un catéter en cola de 
cerdo ya no se considera el paso
inicial imprescindible si tenemos un estudio TAC previo. Si 
que es de gran importancia obtener estudios 
selectivos de ambas arterias hipogástricas con 
abundante contraste y series angiográficas lo 
más largas posibles para poder detectar extravasaciones tardías o sutiles. Es
conveniente 
obtenerproyecciones oblicuas adicionales especialmente para el estudio de las
ramas anteriores de la arteria hipogástrica. Empezaremos por 
el lado en el que el TAC ha detectado el sangrado y si hay varios focos
sangrantes empezaremos por el de mayor cuantía. Nosotros aconsejamos colocar un
introductor mallado largo de 
6 F abocado al ostium de la arteria hipogástrica 
y desde ahí introduciremos coaxialmente catéteres 4F o microcatéteres que
avanzaremos 
selectivamente hasta el punto sangrante. Al igual 
que en cualquier embolización debemos ser lo 
más selectivos posibles sin embargo a diferencia 
de otras embolizaciones también debemos ser 
lo más rápidos posibles. Nuestro objetivo es el 
control de la hemorragia amenazante por lo que 
en este tipo de pacientes la embolización va a 
estar determinada por el tiempo y no por la técnica siendo mejor un tratamiento
rápido y efectivo aunque no sea angiográficamente elegante 
ni supraselectivo. Seremos por tanto tan selectivos como nos permita el tiempo. 
Signos Angiográficos de Lesión Arterial: La 
extravasación franca
de contraste es la señal 
más clara de que una arteria está rota y sangrando activamente sin embargo hay
otros 
 
 
EMBOLIZACIÓN EN EL TRAUMATISMO PÉLVICO 
 
Figura 4. Amputación traumática de la arteria 
Hipogástrica izquierda. No hay sangrado debido al 
espasmo. Signo del
«Cut-off». 
 
datos que nos indican lesión arterial y que debemos tener en cuenta. En general
vamos a encontrar una buena correlación entre los signos de 
lesión arterial detectados por el TCMD y los 
que posteriormente nos encontramos al realizar la angiografía (21). El más
importante es el 
signo del
«cut-off» (fig. 4). Significa que una arteria ha sido seccionada por eltrauma
pero debido al espasmo y a la hipotensión no muestra 
sangrado activo en el momento del
estudio. Este 
signo es visible tanto en el angio-TAC como en 
la angiografía convencional. Es una situación 
 
Tabla II 
SIGNOS ANGIOGRÁFICOS DE LESIÓN 
ARTERIAL TRAUMÁTICA 
– 
– 
– 
– 
– 
– 
 
Sangrado Activo (extravasación de contraste). 
Irregularidad parietal, laceración. 
«Cut-off». 
Disección. 
Espasmo. 
Desplazamiento y elongación del vaso. 
 
Tabla 2. Signos Angiográficos de Lesión Arterial 
Traumática. 
 
a–  167 
 
potencialmente peligrosa y debe tratarse como 
si fuera un sangrado activo. Hay que tener en 
cuenta que la manipulación de esta lesión durante la embolización debe ser muy
cuidadosa para 
evitar que con la guía o el catéter desencadenemos una hemorragia. Existen
otros signos angiográficos que se enumeran en la Tabla 2. 
Materiales de Embolización: La elección del 
agente embolizante y la técnica de embolización 
dependerá del tipo de lesión, el escenario clínico, la disponibilidad y la
experiencia y entrenamiento del equipo médico. Tendremos en cuenta la
intensidad del sangrado, si es focal o difuso, 
proximal o distal y si existe o no coagulopatía 
asociada. La pelvis gracias a su rica red colateral 
es muy resistente a la isquemia por lo que 
podremos ser más agresivos que en otros órganos o territorios 
La esponja absorbible de gelatina, gelfoam, es 
un producto que se obtiene a partir de la gelatina purificada de la piel de
cerdo. Es el producto 
de uso más frecuente y popular en la embolización pélvica. Es barato, de amplia
disponibilidad, 
causa poca reacción inflamatoria y se reabsorbe 
pasadas unas semanas. Su mecanismo de acción 
es inespecífico desencadenando elproceso global de la coagulación al contactar
con la sangre, 
induciendo la formación de coágulos. Por este 
motivo el espongostan es poco útil en casos de 
coagulopatía o pacientes en tratamiento anticoagulante donde se ha visto una
alta tasa de 
resangrados y fracasos terapéuticos (25). La 
forma más común de aplicación es en forma de 
gel que prepararemos mezclando pequeños 
fragmentos de gelfoam con contraste iodado y 
agitándolos entre dos jeringas mediante una 
llave de tres pasos. Una vez obtenido el gel se 
inyecta directamente por el catéter convencional de 4 o 5 F previa confirmación
de la estabilidad y selectividad del extremo del mismo. Es 
especialmente apropiado para embolizaciones 
no selectivas en sangrados difusos. Si la situación 
no permite más demora se puede inyectar 
directamente en el ostium de la arteria hipogástrica para intentar conseguir
que se distribuya 
por las diferentes divisiones de esta arteria esto 
se conoce como «shower technique» (fig. 5). 
Cuando queremos utilizar el gelfoam de forma 
más selectiva lo haremos utilizando «torpedos», 
 
 
168 a–  
 
PROCEDIMIENTOS TERAPÉUTICOS OCLUSIVOS ENDOVASCULARES 
 
Figura 5. Pre: Arteria hipogástrica izquierda, proyección oblicua. Sangrado
activo masivo. Catéter cobra 4 
F en el ostiun de la arteria y embolización no selectiva utilizando gelfoam,
«shower technique». Post: 
Control final, proyección AP. Cese del sangrado, arteria permeable aunque con
flujo muy lento. Se añadieron coils para potenciar el efecto del gelfoam. 
 
es decir pequeños fragmentos redondeados que 
previamente hemos dado forma y que se introducen directamente por el catéter. 
Para sangrados focales son más apropiados 
los «coils» y los«microcoils». Las espirales metálicas con pelos de teflón son
eficaces para la 
embolización selectiva y junto con el gelfoam 
son el producto más utilizado. Pueden ser de 
acero o de platino. El acero tiene más fuerza 
radial y el platino es más flexible permitiendo un 
empaquetamiento más efectivo. Debemos liberar varios coils solapados entre si
hasta conseguir la hemostasia completa y la oclusión de 
 
Figura 6. Sangrado activo por ramas hipogástricas 
anteriores. Microcatéter 2,7 F adyacente al punto 
sangrante. Microcoils en la porción más distal de las 
arterias Obturatriz (flechas blancas) y Pudenda 
Interna (flechas amarillas). 
 
toda la sección del vaso. Un empaquetamiento 
insuficiente de los coils puede dar lugar a un fracaso en el control de la
hemorragia. Si el vaso es 
de fino calibre y el paciente está suficientemente estable podremos utilizar un
microcatéter 
para liberar microcoils y conseguir una embolización más selectiva asumiendo
que cuanto más 
selectiva es la embolización menor es el riesgo 
de complicaciones (fig. 6). Al igual que el gelfoam 
en caso de coagulopatía intensa los coils pueden 
no ser suficientemente efectivos en la inducción 
de trombo persistiendo flujo a su través y por 
tanto fracasando en el control de la hemorragia. 
Las microesferas sintéticas precalibradas no 
son en general un agente embolizante de primera elección en el caso de la
hemorragia por fractura pélvica. Estarán indicadas en aquellos casos 
de sangrado en sabana del lecho distal de una 
arteria. Se debe tener la precaución de elegir un 
calibre igual o superior a 500 µ para evitar complicaciones. 
Los agentes embolizantes líquidos N-butil 
Cianoacrilato (Hystoacryl® y Glubran®) y 
Etilen VinilAlcohol (Onix®) son de uso cada vez 
más frecuente gracias a su elevada efectividad 
tanto en términos de control de la hemorragia 
primaria como del resangrado ocasionando un 
efecto hemostático inmediato que no se verá 
interferido en caso de coagulopatía (25). Ambos 
productos están contraindicados para la embolización proximal no selectiva pero
son extremadamente útiles para el sangrado focal. El cianoacrilato es un
pegamento que polimeriza y 
solidifica al contactar con iones OH. Causa una 
oclusión irreversible acompañada de una reacción exotérmica por lo que además
tiene un 
efecto esclerosante. Puede inyectarse por un 
catéter convencional o por un microcatéter y su 
liberación no es controlada por lo que sólo 
debe utilizarse por personal experimentado. El 
Onix es un líquido que también polimeriza al 
contactar con la sangre pero a diferencia del cianoacrilato no es adhesivo,
precipita sobre el 
vaso ocluyendo su luz de forma irreversible. 
Necesita de un vehículo disolvente para su 
inyección, el dimetil-sulfoxido (DMSO) y debe 
aplicarse muy lentamente pues causa espasmo 
arterial y resulta doloroso. El Onix solo puede 
administrarse a través de un microcatéter y res- 
 
 
EMBOLIZACIÓN EN EL TRAUMATISMO PÉLVICO 
 
Figura 7. Pre: Sangrado activo, flechas. Correlación 
TAC y angiografía. Microcatéter adyacente al foco 
de sangrado. Post: Oclusión supraselectiva con 
Onix® con resultado inmediato. 
 
pecto al cianoacrilato tiene la ventaja de ser un 
producto de liberación controlada. Tanto con el 
Glubran® como con el Onix® realizaremos una 
oclusión del la porción distal al punto sangrante, 
una obliteración de orificio arterial sangrante y 
una oclusión del segmento proximal alfoco de 
sangrado. Es una técnica en sándwich que además de controlar el foco de
extravasación evita 
el reflujo y resangrado posterior desde arterias 
colaterales (fig. 7). 
Embolización Hipogástrica Bilateral: Sólo en 
aquel paciente con hipotensión severa y múltiples focos de sangrado bilaterales
está indicada 
una embolización proximal no selectiva y extensa utilizando fundamentalmente
gelfoam (fig. 8). 
Debemos tener en cuenta que el objetivo pri- 
 
a–  169 
 
Figura 9. Sangrado activo por la arteria Obturatiz 
que nace de la arteria Epigástrica Inferior. Derecha, 
imagen nativa y sustraida del molde de cianoacrilato. Embolización efectiva e
inmediata. 
 
mordial es el control de la hemorragia masiva y 
en este contexto la necesidad de salvar la vida 
del paciente se antepone al riesgo de complicaciones derivadas del tratamiento.
Por la misma 
razón que la ligadura quirúrgica del origen de las 
arterias hipogástricas ya no es una práctica 
aconsejada debemos evitar la oclusión proximal 
del tronco de la arteria hipogástrica con coils 
como única acción por ser de escasa efectividad 
e impedir intervenciones futuras. 
Variantes anatómicas: Conocer la relación 
entre las distintas ramas de la arteria hipogástrica y las estructuras óseas
adyacentes nos será 
de mucha utilidad para predecir que arteria está 
afectada en función del tipo de fractura. Sin 
embargo existen numerosas variantes anatómicas que debemos conocer. La más
frecuente es 
la Corona Mortis que consiste en una rama aberrante de la arteria Obturatiz que
discurre por 
el borde superior de la rama iliopubiana y que 
tiene su origen en la arteria Epigástrica Inferior 
dependiendo del territorio de la arteria Iliaca 
Externa(fig. 9). Es una variante que ocurre hasta 
en un 30% de los casos y es detectable fácilmente con el AngioTAC (26). 
 
RESULTADOS Y COMPLICACIONES 
Figura 8. Sangrado activo por diferentes ramas anteriores y posteriores de
ambas arterias hipogástricas. 
Precisa embolización bilateral no selectiva. 
 
La embolización es muy efectiva consiguiendo el control del sangrado en un
80-95% de los 
casos (2, 7, 10, 11). Sin embargo la supervivencia 
 
 
170 a–  
 
PROCEDIMIENTOS TERAPÉUTICOS OCLUSIVOS ENDOVASCULARES 
 
final es variable y está condicionada por el 
número y extensión de las lesiones asociadas, el 
estado hemodinámico del paciente, el tiempo 
transcurrido entre el trauma y la embolización, 
el número de vasos afectados y la experiencia y 
disponibilidad del tratamiento intervencionista. 
La hipotensión mantenida, la edad mayor de 60 
años y las fracturas del anillo posterior pélvico 
son factores predictivos para el sangrado arterial pélvico y será este grupo de
pacientes el que 
más se va a beneficiar del tratamiento embolizante (7). 
Aunque hay descrita una amplia variedad de 
complicaciones posibles (Tabla 3) la tasa global 
de complicaciones postembolización arterial 
pélvica es del 5-6%, son generalmente complicaciones menores y transitorias (7,
27, 28). 
Embolizaciones no deseadas por reflujo hacia la 
arteria femoral, claudicación glútea, parestesias y 
disfunción eréctil son las más comúnmente descritas. Una extensa serie
prospectiva solo 
encontró complicaciones en los pacientes 
sometidos a embolización extensa, bilateral y no 
selectiva y en todos ellos la evolución final fue 
satisfactoria (11). Debemos ser precavidos al 
preparar el gel de gelfoam y no agitar excesivamenteel producto pues si la
mezcla obtenida es 
muy fluida podrá llegar muy distalmente aumentando el riesgo de isquemia
secundaria. En 
varios trabajos se han comparado las complicaciones aparecidas en pacientes con
fractura pél- 
 
Tabla II1 
COMPLICACIONES DE LA 
EMBOLIZACIÓN DEL TRAUMA PÉLVICO 
A. Complicaciones Precoces. 
– Necrosis Glútea. 
– Isquemia intestinal y necrosis vesical. 
– Infección glútea o perineal. 
– Necrosis cutanea. 
– Úlceras por decúbito. 
B. Complicaciones Tardías. 
– Claudicación Glútea. 
– Disfunción eréctil. 
– Parálisis y parestesias. 
Tabla 3. Complicaciones de la embolización del 
Trauma pélvico. 
 
vica tratados con y sin embolización sin que 
existan diferencias estadísticamente significativas entre los dos grupos
(28-30). Independientemente del tratamiento embolizante la fractura 
pélvica per se es la responsable de la mayor 
parte de las complicaciones y secuelas. 
Conclusión y futuro 
Existe evidencia y experiencia clínica suficiente para asegurar que la
embolización en la 
hemorragia masiva secundaria a trauma pélvico 
es un tratamiento que salva la vida del paciente. 
Es un tratamiento mínimamente invasivo cuyos 
principales puntos fuertes son la elevada efectividad para el control del
sangrado y la escasa 
tasa de complicaciones. La embolización bilateral no selectiva y extensa de
ambas arterias 
hipogástricas puede estar justificada en casos de 
hemorragia incontrolable. En un futuro el perfeccionamiento de los equipos TAC
permitirá un 
triaje muy rápido de las diferentes lesiones del 
paciente politraumatizado estableciéndose así 
protocolos de actuación más precisos y eficaces. 
La mejora y desarrollo de los materiales de 
embolización permitirátambién mejorar la efectividad de la técnica. Los
estudios randomizados 
son difíciles de diseñar debido a las características y circunstancias en las
que se trata esta 
patología pero sería interesante poder disponer 
de ellos para evaluar la eficacia de las diferentes 
variantes de la técnica y los distintos materiales 
de embolización posibles. 
 
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