EJERCICIOS PARA EL FORTALECIMIENTO DE LA MUSCULATURA LUMBAR Pedro
Angel López-Miñarro. Facultad de Educación. Universidad de
Murcia
INTRODUCCIÓN Cuando se introduce el concepto de salud en el trabajo de
condición física hay que tener presente que el fortalecimiento de
la musculatura paravertebral contribuye a disminuir el dolor lumbar, así
como a aumentar la funcionalidad raquídea (Lisón y Sarti, 1998).
Se ha demostrado la relación existente entre la debilidad lumbar,
desequilibrios musculares o habitos posturales incorrectos, programas de
ejercicios físicos inadecuados y algias lumbares (Lisón y cols.,
1998; Morini y Ciccarelli, 1998; Pollock y cols., 1989; Carpenter y Nelson,
1999; Pamblanco, 2000; Shirado y cols., 1995). Se ha comprobado que sujetos con
bajos niveles de fuerza en los músculos extensores del tronco, son
mas propensos a padecer alteraciones raquídeas (Lisón y
Sarti, 1998; Mannion y cols., 1997; Graves y cols., 1994; Graves y cols., 1992;
Cholewicki y cols., 1997). El entrenamiento de la musculatura
lumbar, por tanto, esta indicado para prevenir alteraciones en el raquis
lumbar (Lisón y cols., 1998; Mannion y cols., 1997). La inestabilidad
raquídea provocada por debilidad de la musculatura es un
factor que genera inestabilidad raquídea es un factor importante que
pueden desencadenar la aparición de dolor lumbar (Sjölie y
Ljunggren, 2001). Kollmitzer y cols. (2000) recomiendan, para prevenir y tratar
el dolor lumbar, un trabajo de fortalecimiento lumbar, acompañado de
entrenamiento sensorio-motor.Mannion y cols. (1997) recomiendan trabajar la
resistencia muscular lumbar en programas de tratamiento del dolor lumbar.
Mueller y cols. (1998) indican que una fuerza y resistencia muscular isométrica en los
músculos del tronco insuficiente,
reduce la habilidad de estabilizar del
raquis. En base a estos datos, se recomienda el
fortalecimiento de la musculatura paravertebral lumbar (Pamblanco, 2000;
Lisón y cols., 1998). Sin embargo, es posible que
en busca de este fin se utilicen ejercicios que,
ejecutados con una postura inadecuada, generan un efecto contraproducente. Por
otro lado, cabe citar la controversia que existe sobre si es mas importante
desarrollar los flexores del tronco, los extensores o, por
el contrario, si es mas efectivo ejercitar ambos grupos musculares (Shirado y
cols., 1995). Parte de esta controversia viene de la mano de
las teorías que afirman que la musculatura lumbar trabaja de forma
continuada, lo que genera una situación de fatiga frecuente (Colado,
1996). Para este
autor, la tendencia de los músculos lumbares, es al acortamiento
muscular. Su funcionalidad en contracciones fasicas, junto a la
misión de mantener el cuerpo erguido y equilibrado, haría que con
frecuencia estos músculos se encuentren acortados e hipertónicos.
Asimismo, Morini y Ciccarelli (1998) afirman que los músculos extensores
del
tronco son mas fuertes que los flexores, lo que conllevaría a un
entrenamiento que atiende con mayor énfasis a los flexores.
Martín (1996), en esta línea, afirma que aquellas personas que
pasanmuchas horas en bipedestación, mas aún si deben
inclinar el tronco y/o movilizar cargas, van a presentar una
hipertonificación de la musculatura extensora, con el consiguiente
acortamiento muscular, dolor y modificación de la disposición
normal de las curvas naturales de su raquis. Sin embargo, Cholewicki y cols.
(1997) encuentran que la actividad electromiografica de los
músculos del
tronco en posición erecta son muy bajos. En contraposición,
Liemohn (2000) afirma que, a menudo, se ignora la necesidad del entrenamiento
de la musculatura lumbar, puesto que tiene una importancia crucial en el
funcionamiento del raquis. Rodríguez (1998) y Rodríguez y
Santonja (2001), afirman que un buen estado de
tonicidad de la musculatura paravertebral extensora del tronco constituye un elemento de
contención al desplazamiento vertebral en los movimientos de
flexión de tronco. Hay que destacar que la actividad
eléctrica de la musculatura lumbar en la posición de
bipedestación es baja. La activación tiene lugar
principalmente en el longísimo y en los rotadores, cuya actividad se
justifica por el mantenimiento de la postura erecta.
Por esta controversia, dentro del ambito de la actividad
física, son muchos los deportistas que no trabajan la musculatura lumbar
por tratarse de una musculatura relegada a funciones tónicas y
posturales (Lisón y cols., 1998).
Descripción anatómica de la musculatura lumbar La principal masa
muscular de la musculatura intrínseca del tronco se
encuentra en la zona lumbar y constituye la denominadamusculatura lumbar
(Lisón y cols., 1998), compuesta primariamente por el erector spinae y
transverso spinae (Graves y cols., 1994). El erector spinae
(también denominado musculatura sacroespinal) esta formado por el
longísimo, iliocostal y espinal (McGill y Norman, 1987). Se
origina en la parte posterior de la pelvis y sacro, insertandose en la cara posterior de varias costillas (Shirado y cols., 1995).
Es un músculo cuyos fascículos musculares varían su
longitud desde unos 5,2 centímetros en el espinal a 12
centímetros en el iliocostal, con una longitud de sarcómero entre
2,26-2,37 µm (Delp y cols., 2001). Estos músculos trabajan en
conjunción con los glúteos (Mayor, menor y mediano) e
isquiosurales (bíceps femoral, semitendinoso y semimembranoso), los
cuales rotan la pelvis posteriormente (desrotación) durante
la extensión del
tronco (Graves y cols., 1994). La mayoría de las fibras musculares del
erector spinae carecen de fijación directa en los segmentos espinales
móviles lumbares y, por tanto, son incapaces de ejercer fuerzas directas
en los segmentos vertebrales móviles (Fritz y cols., 1998). Desde el
punto de vista dinamico este músculo se
encarga de extender el tronco desde una posición flexionada (Mannion y
cols., 1997). También proporciona gran parte de la
fuerza extensora requerida en la mayoría de levantamientos de cargas
(Fritz y cols., 1998). Al igual que ocurre con la musculatura abdominal,
el principal objetivo del
fortalecimiento de la musculatura lumbar es preparar la musculatura del tronco para
responderadecuadamente a cargas inesperadas, estabilizando las estructuras
raquídeas. De hecho, los extensores lumbares pueden llegar a absorber
una presión en el raquis lumbar de un 55%, lo
que supone una liberación de carga y estrés considerable
(Ordóñez y Mencia, 1987).
Los extensores lumbares también cumplen la función de proveer
estabilidad a la columna vertebral para que ésta se oponga a la fuerza
de la gravedad y mantener la postura erecta, controlando cualquier movimiento
de flexión adelante (Plowman, 1992; Mannion y cols., 1997).
Características kinesiológicas de la
musculatura lumbar. La musculatura lumbar un
grupo tónico-postural en el que existe un predominio de fibras rojas
(tipo l), respondiendo bien ante estímulos poco intensos y de larga
duración (Mannion y cols., 1997). Las velocidades angulares que alcanza
el tronco durante la mayor parte de los movimientos
físicos son bastantes bajas, especialmente cuando se comparan con las
alcanzadas por otros segmentos corporales. A la hora de plantear ejercicios
para su acondicionamieto, debe respetarse la predominancia de sus fibras,
exigiendo, por tanto, contracciones lentas, mantenidas estaticamente durante algunos segundos, y preferiblemente con cargas
bajas, estímulos parecidos al papel que cubren en el organismo
(Lisón y Sarti, 1998). La utilización de contracciones
isométricas en el ejercicio de elevación de tronco desde decúbito
prono tiene la ventaja de implicar significativamente a la musculatura
extensora lumbar, y especialmente, ser mas seguro para elraquis
dorso-lumbar, ya que raramente se produce daño con este tipo de
contracción (Shirado y cols., 1995). A pesar de ello, un
reclutamiento o patrón muscular alterado por la fatiga en los extensores
del tronco puede incrementar las cargas sobre
el raquis, contribuyendo, de este modo, a un aumento del riesgo de lesión (Sparto y
Parnianpour, 1998). No es necesaria una actividad que persiga una hipertrofia
de los músculos lumbares, pues ésta no es imprescindible para la
ganancia de fuerza ni tampoco en la prevención
de lesiones en la zona lumbar. Junto al fortalecimiento de la musculatura
lumbar debe realizarse un trabajo adecuado de la
musculatura abdominal (Lisón y Sarti, 1998).
Ejercicios para el fortalecimiento lumbar Con objeto de fortalecer la
musculatura lumbar suele observarse, con frecuencia, la realización de
los ejercicios conocidos coloquialmente como 'lumbares', ejecutados
en decúbito prono (Shirado y cols., 1995), con fijación de los
pies y de un rango de extensión total. Ademas, es muy
común observar como
muchas personas lo realizan de forma balística en su fase
concéntrica (elevación del
tronco) (López Miñarro y Rodríguez, 2000; López
Miñarro, 2000).
Figura 1. Elevación del
tronco desde decúbito prono sobre superficie horizontal y
fijación distal en los pies. En la sala de musculación
puede realizarse el ejercicio en la maquina de hiperextensiones, en
decúbito prono con los talones en los rodillos y apoyando el pubis en el
soporte, de manera que sobresalga todo el tronco. Desde
ahí, se flexiona lapelvis por las articulaciones coxofemorales,
manteniendo la espalda totalmente recta, para subir seguidamente hasta pasar
unos veinte grados de la horizontal (Pérez y cols., 1997).
Figura 2. Extensión lumbar en banco romano.
En este ejercicio los músculos implicados son:
glúteo mayor, isquiosurales, cuadrado lumbar y erectores espinales
(multífido, dorsal espinal, iliocostal toracico y largo
toracico) (Pérez y cols., 1997). Una variable a tener en cuenta
en la hiperextensión lumbar desde decúbito prono es la
fijación de los pies, pues el rango de lordosis lumbar que se puede
alcanzar es mayor. Por tanto, la fijación de pies establecida para
lograr mayor velocidad en el movimiento, así como mayor rango
articular, esta desaconsejado desde el punto de vista de la salud. El
rango articular de extensión, bajo un objetivo
de fortalecimiento lumbar, debe basarse en movimientos donde no se sobrepase la
horizontal, ya que en esta postura, los períodos de actividad muscular
son importantes, y no se genera inestabilidad raquídea. En el banco de
hiperextensiones, hay que destacar que una mala ejecución del ejercicio, desencadenado por
apoyar toda pelvis e incluso la porción caudal del
tronco sobre el banco, conlleva un movimiento basado en la flexión del raquis lumbar,
disponiéndolo en cifosis con el consecuente riesgo de lumbalgia y
hernias discales (Pérez y cols., 1997). En los últimos
años, diversos estudios han puesto de
manifiesto que los ejercicios, que engloban en su secuencia una postura
hiperlordótica sonpeligrosos, puesto que pueden desencadenar algias
vertebrales así como
alteraciones en las estructuras raquídeas.
Definición de extensión lumbar. Repercusiones de la hiperextensión raquídea.
De cara al analisis de la postura mas
adecuada en el trabajo de fortalecimiento lumbar, es necesario definir el
movimiento de extensión lumbar. Éste ocurre
cuando el raquis lumbar se desplaza desde una posición de flexión
lumbar hasta aquella donde se recupera la lordosis fisiológica de la
bipedestación. Para Liemohn (2000) una pauta a seguir en el
entrenamiento lumbar consiste en limitar la extensión del tronco a la lordosis lumbar del individuo cuando se
encuentra en bipedestación.
Por el contrario, una hiperextensión lumbar es aquel
movimiento donde la lordosis lumbar aumenta por encima de unos valores de
referencia. La amplitud que el raquis lumbar puede alcanzar en la extensión,
dentro de unos parametros normales, es de 30º aproximadamente, si
bien Cotton (1993) indica que el rango de movimiento de la extensión es
de 20º, tanto en bipedestación como en decúbito prono, Alter
(1990) plantea una amplitud diferente según la posición inicial
del sujeto. Así plantea 20º para posiciones
iniciales en decúbito prono y 30º si se trata de
bipedestación. El principal problema en los
ejercicios de extensión lumbar es realizar movimientos balísticos
(Liemohn, 2000) hasta el maximo rango articular. Según
Yessis (1992), movimientos de estas características incrementan la
fuerza de presión que actúa sobre los discos intervertebrales. Por otrolado, la hiperextensión lumbar balística
facilita la adopción de posturas hiperlordóticas, ademas
de que el movimiento es frenado esencialmente por las estructuras
osteo-ligamentosas (Cotton, 1993). En opinión de Colado (1996)
esta amplitud pone en peligro los topes óseos en el arco vertebral
posterior por el contacto entre las apófisis espinosas y entre las
apófisis articulares inferiores, ademas de generar fatiga en el
ligamento común anterior. La velocidad de ejecución del
movimiento es un factor de riesgo importante (Lisón y cols., 1996;
Lisón y Sarti, 1998). De hecho, datos de Lisón y cols. (1997)
indican que la peligrosidad de los ejercicios de extensión del
tronco es superior cuando se ejecutan a velocidad rapida respecto a
velocidad lenta (60% frente a 42%). Algunas consecuencias biomecanicas
de las posturas de hiperlordosis lumbar en los ejercicios de fortalecimiento
lumbar son: Compresión discal (Nachemson, 1975) que puede facilitar a
medio/largo plazo la aparición de procesos degenerativos en las
estructuras discales lumbares (Wirhed, 1996). Lapierre (1996)
considera que la hiperextensión lumbar predispone a discopatías
en L5-S1 y L4-L5. Los valores de presión intradiscal estan
directamente relacionados con el riesgo de lesión lumbar. Estiramiento
excesivo del
ligamento vertebral común anterior.
Estrés compresivo en las facetas vertebrales, produciendo
alteraciones radiculares (Wirhed, 1996; Martín, 1996; Plowman, 1992).
-
Lesiones raquídeas por contacto de las apófisis espinosas entre sí(en hiperextensiones maximas) (López
y López, 1995).
-
Subluxación de la articulación interapofisaria posterior. Fracturas vertebrales (Cotton, 1993). La reiteración
de movimientos de hiperextensión raquídea puede facilitar la
aparición de una espondilólisis y espondilolistesis.
-
Shirado y cols. (1995) indican que es conveniente evitar la
hiperextensión del
raquis lumbar durante el ejercicio de extensión del tronco porque puede producir lesiones en
las estructuras osteoarticulares de las articulaciones intervertebrales
lumbares. De hecho, indica que este movimiento
podría producir dolor lumbar, o agravarlo si ya existía. Cinética saludable de los ejercicios de extensión
lumbar en decúbito prono. A la hora de configurar un programa de ejercicios lumbares hay que excluir
aquellos movimientos que puedan resultar perjudiciales para la salud
(Lisón y cols., 1998). Los movimientos de
extensión deberían limitarse a los períodos de mayor
actividad eléctrica y menor peligrosidad. Lisón y cols.
(1997) muestran cómo la fase isométrica que coincide con la
posición horizontal es la mas efectiva desde el punto de vista de
activación muscular. Sus datos revelan que, tanto en los primeros
períodos de la fase concéntrica, como en el último
período de la fase excéntrica, períodos correspondientes a
los mayores valores de flexión del tronco (71,1%, 43,7% y 95, 8%), la
actividad del erector spinae es menor (2,1%, 21,8% y 19,1%) (Tabla
1).
Actividad eléctrica Período 0-1 1-2 Fase concéntrica 2-3
3-4 4-5 Fase Isométrica5-6 6-7 7-8 8-9 Fase excéntrica 9-10 10-1
11-12
Valores relativos (%)
ROM: Flexion Dorso-lumbar Grados-- % 44,1º--71,1% 27,1º--43,7%
17,7º--28,5% 9,7º--15,5% 2,8º--4,5% -1,6º--0%
-2,7º--0% -0,5º--0% 5,7º--9,2% 18,2º--29,4%
39,1º--63,1% 59,4º--95,8%
Erector Spinae Erector Spinae 6 63,6 124 152 214,3 264,8 275,4 248,8 203,5
177,3 136,8 55,9 2,1% 21,8% 42,4% 52,1% 73,4% 90,7% 94,3% 85,2% 69,7% 60,7%
46,8% 19,1%
Tabla 1. Valores electromiograficos del erector spinae
en distintas angulaciones vertebrales (Tomado de Lisón y cols., 1996).
En un estudio previo, Lisón y cols. (1996) comparan el ejercicio de
pequeña elevación de tronco en decúbito prono con un
ejercicio donde se pasa por una extensión lumbar y donde hay que buscar
una amplitud de movimiento maxima (denominado por estos autores
circunducción de tronco), encontrando que, en el primero, la actividad
eléctrica del erector spinae es bastante mayor y el índice de
peligrosidad menor (39 % versus 74,20%). De este modo, la extensión en decúbito prono, de
menor rango de movimiento que la circunducción, es menos peligrosa y
mas eficaz (Lisón y Sarti, 1998).
Figura 3. Extensión lumbar en
decúbito prono, restringiendo el rango de movimiento. La
peligrosidad viene dada en tantos por cien y se calcula a partir de los
siguientes factores de riesgo (Lisón y cols., 1996): - Número de
movimientos por hora. - Velocidad media de rotación (en grados por
segundos). - Maximo momento de fuerza (Newton por metro). - Maxima
flexión en el plano sagital (grados).
-Maxima velocidad de inclinación lateral (grados por segundo). La
peligrosidad final se establece calculando la media de las 5 peligrosidades
parciales de cada factor de riesgo (Lisón y cols., 1996). En cuanto al
factor velocidad, es importante que se sigan las indicaciones de
realización del
ejercicio con gestos controlados y no de manera brusca o a través de
'latigazos' (Pamblanco, 2000). Hay que evitar movimientos bruscos y
acelerados del
tronco en movimientos muy amplios. Los ejercicios deben ejecutarse a velocidad
lenta, prolongando los períodos de fase isométrica (Monfort y
Sarti, 1998). Cuando se trata de entrenar la musculatura lumbar, el
entrenamiento isométrico tiene un interés especial frente a otras
formas de actividad, por sus numerosas ventajas y porque la mayor parte de los
aspectos negativos quedan minimizados (Lisón y cols., 1998).
A diferencia del
entrenamiento de otros grupos musculares, un trabajo exclusivamente
isométrico no atentaría contra el 'principio de
variedad' (Lisón y cols., 1998). Ademas,
Shirado y cols. (1995) opinan que los ejercicios isométricos tienen la
ventaja de ser mas faciles de ejecutar, requieren menos tiempo de
trabajo y raramente se asocian a lesión muscular. Asimismo,
concluyen que en el entrenamiento isométrico de la musculatura lumbar,
adoptar una postura de flexión cervical junto a una fijación
pélvica mediante una contracción glútea fortalece los
extensores del tronco mas efectivamente y, ademas, disminuye la
lordosis lumbar respecto al mismo ejercicio realizado sinestas dos condiciones.
En lo que respecta a los movimientos en el eje longitudinal, extender el tronco
y realizar una rotación del mismo es un factor de riesgo
para el raquis lumbar. Para Pérez y cols. (1997) no es
aconsejable girar el tronco cuando se adopta una postura hiperlordótica.
El giro sobre el eje longitudinal provocara una activación
muscular asimétrica, aumentando a su vez el estrés en los
segmentos espinales móviles, de modo que reduce la estabilidad
raquídea. En caso de fatiga muscular, esta estabilidad
queda aún mas comprometida (Jaap, 1996). Thelen y cols.
(1996) encontraron que la compresión raquídea era sustancialmente
mayor cuando se imponía una carga asimétrica al raquis comparado
con su equivalencia simétrica. Asimismo, es necesario
delimitar el rango de movimiento hasta el momento de alcanzar la horizontalidad
para impedir que aumente la lordosis lumbar (Pamblanco, 2000). Monfort y
Sarti (1998) recomiendan reducir los rangos de movimiento del tronco en el
ejercicio de extensión en banco romano a los períodos de mayor
actividad muscular (60-90 grados). Sin embargo, la realización del
ejercicio de elevación de tronco desde una posición horizontal,
coloca el raquis lumbar en lordosis y con la musculatura en una
situación acortada por la posición en decúbito prono
(Mannion y cols., 1997). Lisón y Sarti (1998) hacen la siguiente
propuesta de entrenamiento para jóvenes y deportistas: partiendo de
posición inicial en tendido prono en un banco, con tronco flexionado
60º y manos en la nuca (centro de rotaciónen la articulación
coxofemoral) realizar una fase concéntrica en la que se extiende el
tronco hasta la horizontal en 2 segundos; se mantiene la posición
durante 5 segundos y se flexiona el tronco hasta los 60º en dos segundos
(fase excéntrica).
La limitación del rango de movimiento a estos
valores no reduce el desarrollo de la fuerza en este grupo muscular. Graves y cols. (1992) demostraron que limitando el rango de
movimiento de la zona lumbar a 36º, se obtienen beneficios en todo el
movimiento. El aislamiento de la región lumbar
es el factor mas determinante en el entrenamiento de la fuerza lumbar
(Lisón y cols., 1996; Pollock y cols., 1989). Para aislar los
músculos extensores lumbares, la pelvis debe ser estabilizada, de modo
que se anule su contribución a través de la movilización
pélvica y, por tanto, se elimine la actuación de glúteos e
isquiosurales (Graves y cols, 1994; Pollock y cols., 1989; Carpenter y Nelson,
1999; Graves y cols., 1992). Hay que destacar que durante una extensión
desde una posición flexionada, el desplazamiento coxofemoral
predominó al principio del movimiento,
y la acción del raquis lumbar predomina
durante el resto del
movimiento (Sarti y cols., 2001). Glúteos e
isquiosurales, que conjuntamente cruzan una gran distancia y tienen un brazo de
palanca muy largo respecto a los extensores del raquis, son responsables de la
mayor parte del movimiento de extensión de tronco en aquellos ejercicios
donde no se limita la rotación pélvica (Graves y cols., 1994). El
aislamiento lumbar en losejercicios de extensión del tronco en banco
romano no es posible (figura). Pamblanco (2000) comparó la actividad
electromiografica que desencadenaba el ejercicio según la
fijación de los pies (en los rodillos del banco de forma
pasiva, o bien con una fijación activa a la espaldera, por medio de una
flexión de los dedos de los pies). Sus resultados muestran que la
contracción de los músculos glúteo mayor y bíceps
crural es significativamente mas intensa que la del tríceps
espinal (rector spinae) en el ejercicio tradicional. Sin embargo, la
contracción del
bíceps crural fue significativamente mas intensa que la del tríceps
espinal y glúteo mayor, en el ejercicio de fijación activa
(Pamblanco, 2000). Los músculos bíceps crural y tríceps
espinal actúan (por la mayor activación neural) como responsables
específicos del movimiento, mientras que el glúteo mayor
actuaría como favorecedor de la acción de estos músculos,
mostrandose como estabilizador de la pelvis-
Shirado y cols. (1995) también estudiaron el efecto de la
fijación pélvica en la actividad eléctrica del erector
spinae, en una postura isométrica de extensión de tronco de 15
grados en decúbito prono. Sus resultados muestran como el mayor
incremento en la actividad electromiografica se obtiene en la
posición donde se fija la pelvis (mediante contracción de los
glúteos mayores). La posición del raquis cervical
es importante. Shirado y cols. (1995) proponen evitar una hiperextensión
cervical, posición que podría generar alteraciones radiculares y
repercusiones enlas estructuras osteoligamentosas del raquis
cervical. En los ejercicios de extensión lumbar existe una tendencia
generalizada a el aumento de lordosis cervical. En
cualquier ejercicio es recomendable mantener la lordosis cervical dentro de un rango fisiológico. Otra forma de trabajo de la
musculatura lumbar es en base a ejercicios de
elevación de miembros inferiores y pelvis en decúbito prono. Esta
acción articular realizada con apoyo del tronco en una
superficie elevada reduce las cargas impuestas al raquis dorso-lumbar
(Ybañez y cols., 1999). En estos ejercicios es
conveniente realizar una correcta estabilización pélvica, y
disponer el raquis alineado (Figura).
Figura 4. Posición inicial y
final de una extensión coxofemoral hasta la horizontal. Otro ejercicio muy adecuado para el fortalecimiento lumbar es la
elevación de pelvis (figura). Se ejecuta desde
decúbito supino, y se ha de realizar una extensión de caderas y
tronco hasta formar una línea entre tronco y muslos (Rodríguez,
1998; 2000).
Figura 5. Elevación de pelvis
hasta formar una línea entre tronco y muslos. Otro
ejercicio aconsejado por Callaghan y cols. (1998) e Ybañez y
cols. (1999) es la extensión coxofemoral y escapulo-humeral
contralateral desde cuadrupedia (cuadrupedia). Del
analisis de la efectividad muscular y sobrecarga espinal concluyen que este ejercicio es adecuado para proveer resistencia muscular lumbar al erector spinae
produciendo una baja carga en el raquis lumbar. Estos mismos autores compararon
este ejercicio con el deextensión de tronco en
decúbito prono, y observaron que este último provocaba mayor actividad
en el erector spinae, pero asimismo mayor sobrecarga lumbar, no debiendo ser
utilizado en un período de rehabilitación. Lisón y cols.
(1998) concluyen que una sesión semanal de entrenamiento
isométrico (1 serie de 8-10 repeticiones maximas en distintas
posiciones angulares, 1-2 segundos de contracción) aislando
correctamente la musculatura lumbar es suficiente para incrementar los niveles
de fuerza y para prevenir posibles alteraciones raquídeas que puedan
comprometer la continuidad del entrenamiento. Para el fortalecimiento de la
musculatura postural no es necesaria la utilización de grandes y
costosas maquinas, sino que lo importante es el conocimiento, tanto de
la acción mecanica específica de los músculos, como de los aspectos
neuromusculares del
movimiento (Sarti y cols., 1999).
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