Detras de la industria de la moda. Un
estudio sobre talleres clandestinos
Eje tematico: América Latina. Situación actual y tareas
pendientes
Resumen
Los talleres clandestinos de costura capturaron un creciente interés
público en los últimos 5 años, dada su vinculación
con la trata de personas y la superexplotación de trabajadores
migrantes. Estos talleres no configuran una realidad marginal dentro del sistema de producción en la rama del vestido. Se calcula
que el 80% de la producción se realiza siguiendo estos patrones de
reclutamiento y explotación rindiendo enormes beneficios para las marcas
involucradas. Mediante la presentación de casos de marcas de
indumentaria denunciadas se buscara describir y sistematizar las formas
por las cuales esta industria se sostiene sobre las modalidades de
producción vividas en los talleres clandestinos. Esto nos
permitira disipar el presupuesto que asocia a los talleres clandestinos
únicamente con el mercado informal o a una inclinación cultural
de los migrantes bolivianos. Palabras clave: Talleres clandestinos.
Indumentaria. Trata. Trabajadores migrantes. Terciarización
Introducción
El presente trabajo indagara acerca de las vinculaciones existentes
entre la acumulación de las grandes marcas de indumentaria y las formas
de producción que se viven dentro de los talleres clandestinos de
costura. La predominancia de estas formas de producción a partir de la
terciarización se agudiza a partir de la década del setenta en la
que vemos el funcionamiento articulado de la explotaciónbasada en formas
“patriarcales” (Harvey, 1998) con aquellas caracterizadas como
“clasicamente” capitalistas. Nuestro objetivo sera
demostrar que lejos de ser formas excepcionales o arcaicas (limitadas a la
producción de “ropa
trucha”) las formas de explotación vivenciadas en los talleres
forman parte de un modelo sistematico definido como
acumulación flexible (Harvey,
1998). Para el autor, este concepto implica
(…) una confrontación directa con las rigideces del fordismo. Apela a la flexibilidad en
relación a los procesos laborales, los mercados de mano de obra, los
productos y las pautas de consumo. Se caracteriza por la emergencia de sectores
totalmente nuevos de producción, nuevas formas de proporcionar servicios
financieros, nuevos mercados, y sobre todo, niveles sumamente intensos de
innovación comercial, tecnológica y organizativa. Ha
traído cambios acelerados en la estructuración del desarrollo
desigual, tanto entre sectores como entre regiones geograficas, dando
lugar, por ejemplo, a un gran aumento del empleo en el “sector de
servicios”, así como a nuevos conglomerados industriales en
regiones hasta ahora sudesarrolladas. (Harvey, 1998, pp. 170)
Es a partir de este periodo en el que las grandes marcas de indumentaria
orientan su estrategia comercial al marketing en un intento de desligarse de
las responsabilidades, riesgos y costos de la reproducción de mano de
obra. Las marcas han buscado definir una identidad a través de su imagen
dirigida a distintos grupos de consumidores (Klein, 2001). Con ello han
intentado aparecer como
sociedadescomercializadoras sin responsabilidades directas sobre la
organización de la producción en los emplazamientos en los que
terciarizan. Su estrategia económica consistió en trasladar la
producción hacia zonas donde los costos de reproducción de mano
de obra fueran inferiores y la legislación fuera mas permisiva a la
penetración del
capital multinacional. Actualmente la modalidad de trabajo a domicilio (como vemos en los talleres de Capital Federal y Gran
Buenos Aires), no se encuentran restringidas a los países del tercer mundo sino
que pueden hallarse en los grandes centros urbanos de la Unión Europea y
Estados Unidos. En estas ciudades la explotación en la industria de la
indumentaria se asocia también al trabajo de migrantes en situaciones
irregulares, el trabajo forzoso y la trata de personas como sistema central de reclutamiento. El
caracter procíclico de la industria, conjuntamente con la alta
variación estacional de la moda, hace de la trata laboral un mecanismo
idóneo para estas formas de acumulación, dado que para muchas
marcas resulta mas rentable tener a los productores cerca de los centros
de comercialización para manejar dichas fluctuaciones (Montero, 2011).
Con todo, este sistema no reemplaza al alto nivel de importación de
mercadería del
sudeste asiatico (Diario La Nación, 15/02/2008).
Consideraciones metodológicas
A la hora de analizar los sectores informales de la economía se presenta
la dificultad de obtener datos cuantitativos, ya sea por su escasez o poca
confiabilidad. En
el caso del
trabajo a domicilio los obstaculos principales radican en
laimposibilidad de ingresar a los talleres sin la orden de inspección
dictada por un juez, la insuficiencia en el control fiscal dentro de la
industria y la inexistencia de auditorías pertinentes a las grandes
marcas de indumentaria. Esto impide, entre otras cosas, generar una visión
acabada de la distribución de la ganancia en cada eslabón de la
cadena de producción. A pesar de ello, existen datos estimativos que
seran citados en el presente analisis. Asimismo es complejo
contar con un dato preciso sobre el porcentaje de trabajadores migrantes dentro
de la rama, por el alto grado de irregularidad migratoria. Existen estimaciones
efectuadas por diversos organismos estatales y organizaciones civiles
representantes tanto de los sectores empresariales como de los trabajadores. Para la
realización de este trabajo hemos tenido en cuenta los datos recabados
en el periodo 2005-2011 por: la Camara Industrial Argentina de
Indumentaria (CIAI), Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires,
la Subsecretaría de Trabajo, Empleo y Formación Profesional de la
Ciudad de Buenos Aires, la Dirección Nacional de Migraciones y la
Fundación Alameda. El analisis del fenómeno se sostiene
fundamentalmente en información de tipo cualitativa recolectada a lo
largo de cuatro años de trabajo de campo en la Fundación Alameda,
organización caracterizada por denunciar las condiciones de
superexplotación, reducción a la servidumbre y trata y
trafico de personas en diversas ramas de la economía,
principalmente en la costura. Ademas, se realizaron entrevistas a
trabajadores formales e informales, seefectuó un seguimiento detallado
de las denuncias y fallos judiciales referentes a la problematica de la
reducción a la servidumbre en la industria textil, así como de
notas periodísticas, actas de inspección y participación
en asambleas y reuniones de delegados sindicales, trabajadores y representantes
del sector.
Reclutamiento de mano de obra
La oferta fraudulenta de trabajo es la principal estrategia de captación
de las redes de trata a nivel internacional, muy superior al secuestro directo.
En la mayor parte de los casos revisados, los trabajadores pobres de diferentes
ciudades bolivianas han tomado conocimiento de las ofertas de trabajo a
través de avisos que se difunden en las radios locales o en la
vía pública. Allí se “informan” sobre empleos
de costura en Argentina, en los que se les promete vivienda, comida y
documentación, al tiempo que se les garantizan salarios elevados o en
dólares. Según los datos recabados en
entrevistas, las ofertas oscilan entre los 300 y 500 dólares. De este
modo, muchos bolivianos emigran con la expectativa de poder ahorrar la
totalidad de sus salarios (dado que la comida y vivienda es cubierta por el
patrón) y remitirlos a sus hogares en Bolivia. Existen, ademas,
otras formas a través de las cuales los trabajadores llegan a
conocimiento de las posibilidades de trabajo en Argentina. Muchos hombres y mujeres
acceden a estos empleos engañados por contactos personales de diversa
índole (vecinos, parientes, compadres, etc.). En general, se trata de
paisanos que habitan en la Argentina
que han logrado desarrollar una red dereclutamiento de mano de obra para sus
talleres. Los empleadores se encargan de asegurar el traslado de los
trabajadores, yéndolos a buscar o enviando un giro para la compra del pasaje. Los trabajadores
que terminan reclutados en estos talleres clandestinos desde sus países
de origen son víctimas de trata, de acuerdo a la tipificación
presente en el Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de
personas:
Por 'trata de personas' se entendera la captación, el
transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas,
recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de
coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de
una situación de vulnerabilidad o a la concesión o
recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una
persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa
explotación incluira, como mínimo, la explotación
de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual,
los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las practicas
analogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de
órganos; (Protocolo de Palermo, 2003)
La trata de personas a nivel internacional es un negocio en crecimiento. Se ha
denunciado el funcionamiento de mafias organizadas en torno a estas redes
involucrando a un amplio espectro de actores sociales y políticos:
medios de comunicación, empresas de transporte, funcionarios
públicos, fuerzas de seguridad y empresarios. Se han esbozado muchos
argumentos en torno al porqué de la existencia de estas mafias. Una de
las respuestas centrales se encuentra enlas facilidades que presenta este
delito y su alto rédito económico. En este sentido, se ha
señalado que el trafico de personas no genera problemas en los
controles fronterizos dado que no involucra el peligro de contrabandear
productos ilícitos. En segundo lugar, no requiere inversión
inicial y que sus gastos operativos son mínimos. Por último, la
explotación de personas en condiciones de esclavitud representa
ganancias astronómicas, ya que el costo de reproducción de la
mano de obra para los grandes empresarios es mínimo. El otro elemento
que permite comprender el crecimiento de la trata con fines de explotación
laboral es el rol que han ejercido las políticas estatales. Las
insuficientes herramientas en materia legislativa, así como
la deficiente aplicación de las leyes
existentes, encuentran su razón en la importancia que guarda la trata como mecanismo de
reclutamiento de mano de obra. Usualmente la trata de personas se encuentra
asociada exclusivamente al secuestro de mujeres y niñas con fines de
explotación sexual. De esta manera, se han descuidado las formas
fraudulentas de reclutamiento descritas mas arriba, que tienen como fin la superexplotación del
trabajador en ramas como
la costura, el trabajo agrícola y la construcción. Existen
estudios que han analizado los beneficios políticos y económicos
de la trata para los países de origen de los trabajadores migrantes, los
cuales no han presentado a la trata de personas como un problema a enfrentar. En
vinculación con la problematica de la trata de trabajadores
bolivianos con fines de explotación laboral entalleres de costura, se ha
cuestionado la pasividad del estado boliviano y se han señalado dos
beneficios para el mantenimiento de la trata: La posibilidad de “exportar
pobreza”. Los altos índices de
pobreza estructural que presenta Bolivia hacen que sea imposible
resolver en el corto plazo este fenómeno. La posibilidad de
migración de una importante masa de trabajadores pobres, con sus
familias, hace que el problema de la desocupación estructural se
traslade a otros territorios, quitando presión a los gobiernos
nacionales. El enorme porcentaje que representa para el PBI de estos
países el envío de remesas. Según datos del
BID y el Banco Mundial, las remesas representan para Bolivia entre el 5 y 7% de su PBI.
Esto implica un ingreso de dinero fuera del
sistema bancario, dinero líquido que fomenta el consumo interno
(Serrano, 2003; Canales, 2006). En el caso de los países receptores, se
ha señalado el beneficio que representa para el empresariado local la
oportunidad de producir utilizando mano de obra a bajo costo, en condiciones de
irregularidad migratoria, situación que coloca a los trabajadores en una
extrema vulnerabilidad social, frenando las posibilidades de
organización gremial. Existe ademas un entramado de
corrupción en el que participan las fuerzas de seguridad del Estado,
situación que compromete la tarea de denuncia y control de este delito
(Defensoría del Pueblo CABA, 2007) Es importante destacar que existen
trabajadores que no ingresan al país engañados por una red de
trata. Igualmente perseguidos por la desocupación y la pobreza, hombres
y mujeres deBolivia deciden dejar su hogar en busca de mejores condiciones para
ellos y sus familias. Una vez arribados a las zonas de destino, van
informandose sobre las posibilidades de trabajo en talleres de costura a
través de
paisanos, compañeros y familiares o por medio de las radios y las
asociaciones de la colectividad en Buenos
Aires. Ambos tipos de trabajadores, quienes han
caído engañados en redes de trata y quienes han migrado por
cuenta propia, suelen cambiar de talleres a medida que van conociendo la
situación en otros y encuentran “mejores” ofertas
salariales. Los trabajadores también pueden hallar empleo en lo que se
conoce como
“la esquina de los esclavos” (Noticias Urbanas, 08/08/2010). En la
intersección de Cobo y Curapaligüe cientos de trabajadores se
presentan diariamente a ofrecerse a talleristas, mayormente coreanos,
regateando su valor-hora o el porcentaje por prendas.
La vida en el taller
Al llegar a la Argentina,
los trabajadores se encuentran con que el trabajo es a destajo, el salario es
menor y en moneda nacional, y que de ello deberan descontar el monto del pasaje valuado en
dólares. Si bien existen casos en que los trabajadores cobran por hora o
en montos fijos por mes, la mayor parte de los costureros recibe a destajo
menos del 3% del precio final de la prenda, alrededor de un peso con veinte
centavos para la prenda mas simple (el valor puede oscilar dependiendo
lo que pague el fabricantei, la tarea a realizar y la complejidad de la
prenda). Al no disponer de dinero, siendo inexpertos en el oficio, endeudados
con sus patrones y cobrandomíseros centavos por prenda, estos costureros
pasan meses sin recibir un sueldo. Los encargados de los talleres, los
talleristas, administran el dinero de los trabajadores y retienen sus ingresos
bajo diversas excusas: para ayudarlos a ahorrar, en concepto de deudas por
pasaje, alojamiento, vivienda, suministrando créditos para comprar
artefactos y otros bienes, o aduciendo que los fabricantes no les pagan. Muchos
de estos talleristas han sido costureros que, gracias al apoyo de los fabricantes,
fueron adquiriendo las responsabilidades y “malos habitos”
de un patrón. El tallerista raramente paga en término. Implementa
un “generoso” sistema de adelantos que consiste en sumas de entre
veinte y cincuenta pesos semanales para cubrir determinadas necesidades de los
costureros: alimento durante el fin de semana, elementos de higiene,
pañales, ropa, llamadas a sus hogares, sumas para reenviar a los
países de origen, etc. El tallerista luego descuenta esos adelantos de
los ingresos de los costureros. Los talleres funcionan de diversas maneras.
Existen talleres que funcionan simultaneamente como viviendas. Estos talleres cuentan con
múltiples habitaciones
entre las que se distribuye la maquinaria utilizada en el trabajo y en donde
conviven familias enteras y/o grupos de solteros. Otras veces, el mismo
tallerista administra varias propiedades y utiliza algunas como
talleres y otras como
vivienda que puede alquilar a los propios trabajadores o a trabajadores de
otros talleres. La multiplicidad de propiedades les permite evadir las
inspecciones, ya que allí trasladan las maquinascuando “les
llega” (gracias a la complicidad que tienen con funcionarios y
policías) información sobre posibles visitas de los organismos de
control. Otros talleres –menos numerosos- se sirven del trabajo de costureros que ya cuentan con
lugares de residencia. La organización del
trabajo se vincula fuertemente con la forma en que se dispone del espacio en el taller. En aquellos
talleres donde el espacio funciona simultaneamente como lugar de trabajo
y de vivienda, suele regir el sistema de cama caliente, es decir el sistema en
el que el tiempo de vigilia se aboca casi exclusivamente a la aguja y a la
tela. La maquina, inmediatamente cerca de las camas, es el lugar donde
incesantemente se alternan los costureros para cubrir jornadas que exceden las
diez horas de trabajo continuas. En estos talleres suelen asignarse mujeres
para las tareas de cocina, quienes efectúan simultaneamente las
tareas de ayudante de costura y eventualmente “suben a la
maquina”, pudiendo elevar sus ingresos, aunque en muchas ocasiones
recibiendo un menor sueldo que los hombres por las mismas tareas. En estos
talleres no suelen respetarse las condiciones de higiene y seguridad necesarias
para desplegar una tarea productiva. Las instalaciones eléctricas son
extremadamente precarias. En muchos talleres sólo se les permite
utilizar la ducha una vez a la semana disponiendo un solo baño para
decenas de hombres y mujeres. Sumado a ello, los talleres se establecen comúnmente
en casas viejas de la ciudad, a las que se le agregan habitaciones, pisos y
entretechos, exponiendo aún mas la vida de lostrabajadores a
derrumbes e incendios. Este fue el caso del incendio del taller de la calle
Luis Viale 1269 en el año 2006 en el que fallecieron cinco menores de
edad y una mujer embarazada. Las jornadas laborales nunca son menores a las
diez horas de trabajo. En la mayor parte de los casos examinados las jornadas
se establecen y son comunicadas al costurero antes de que éste inicie
sus tareas en el taller. En otras ocasiones, el mísero precio pagado por
prenda, sumado a la falta de experiencia de la mayor parte de los costureros y
el mal estado de la maquinaria, colaboran en la extensión de las
jornadas mas alla de las doce horas para alcanzar salarios
medianamente aceptables.
En los talleres donde los trabajadores gozan de la oportunidad de retornar a
sus hogares, es decir, donde vivienda y lugar de trabajo no coinciden, las
jornadas pueden igualmente extenderse hasta las dieciséis horas
continuas. Generalmente se trabajan seis días a la semana, y en
ocasiones se respeta el “sabado inglés”. Sin embargo,
en la mayor parte de los casos, las jornadas de los sabados se extienden
hasta las cinco de la tarde y luego se los compele a realizar las tareas de
mantenimiento, limpieza o de venta en ferias como La Salada (para los talleres
que venden parte de su producción allí). El hacinamiento, las
carencias alimenticias y el desgaste corporal ocasionado por la explotación
de estos trabajadores los expone a enfermedades infectocontagiosas y otros
malestares corporales, directamente vinculados a las condiciones en que se
desarrolla la tarea productiva. Se han registrado enhospitales de los barrios
con mayor incidencia de trabajo “esclavo” en talleres clandestinos,
casos de fallecimiento por anemias y enfermedades pulmonares (tuberculosis,
neumonías). Muchas mujeres embarazadas trabajan jornadas de hasta 18
horas, hasta el último día de su embarazo sin recibir los controles
médicos pertinentes, por lo que son propensas a sufrir abortos
espontaneos o partos de emergencia. Son variadas y complejas las razones
por las cuales los trabajadores permanecen en estos talleres. La necesidad de
ahorrar y enviar remesas a sus familias en Bolivia, la acumulación de
ingresos para eventualmente tener su propio taller, el sueño de
emanciparse y la imposibilidad de escapar a ese ciclo de pobreza por otras
vías, son algunas de las tantas razones que se suman a la presencia de
la coerción física, psicológica o económica. Los
abusos físicos, las amenazas de deportación, los compromisos
familiares (en los casos en que los costureros son parientes de los
talleristas), las amenazas de deportación, la ostentación de
vínculos con la policía, el endeudamiento y la retención
de salarios y documentos son elementos que emergen frecuentemente en nuestros
registros de campo. Estas estrategias coercitivas, sumadas al desconocimiento
que los migrantes tienen de sus derechos y del lugar, hacen que estos
costureros opten por dedicar el escaso margen de tiempo libre semanal a la
limpieza de sus pertenencias, a descansar, cuidar a sus niños, o a mirar
la televisión que han comprado gracias al “crédito”
otorgado por el patrón. Sus primeras salidas suelen ser al mercado
duranteel fin de semana (ya que en los domingos los costureros deben procurarse
su propio alimento), a bares, clubes o asociaciones de la colectividad, que
-así como las radios que resuenan a toda hora en los talleres- son
dirigidas por talleristas bolivianos o sus compadres. A
menudo los talleristas mismos llevan a los costureros a lugares
específicos para destinar su tiempo de ocio: la canchita; el parque;
locales, fiestas y ferias donde se vende y se consume comida boliviana al son
de la música que escuchaban en sus países de origen. Estos bares,
las asociaciones, las radios y los consultorios de la colectividad funcionan como emplazamientos donde
los trabajadores recrean y comparten sus historias de migración y de sus
lugares de origen, se acompañan y se informan sobre el funcionamiento de
otros talleres.
Impossible is nothing El rol de las grandes marcas
Existen tres estrategias fundamentales de terciarización en la
indumentaria. Las grandes marcas pueden realizar una combinación entre
ellas. La primera estrategia consiste en mantener una fabrica como
domicilio legal de la empresa y realizar allí algunas tareas que hacen a
la producción, como corte, diseño, control de calidad,
distribución y comercialización. La totalidad de la prenda es
confeccionada en talleres clandestinos. El vínculo entre el taller y la
marca es directo y sin intermediarios. Son los administrativos designados por
la empresa los que mantienen el contacto con los talleristas que ofician de
proveedores. Un caso ejemplar de este sistema es el de Gilmer SA, que
comercializa la marca SOHO.Esta firma posee una fabrica en la Ciudad de
Buenos Aires con aproximadamente 80 trabajadores. Se calcula que Gilmer deriva
la totalidad del
armado de la prenda a unos 70 talleres en Capital y el conurbano. Es decir, en SOHO no se encontrara una sola maquina de
coser. La segunda estrategia consiste en una red de intermediarios situados
entre la marca y el taller clandestino. Estos intermediarios funcionan como pantalla legal para
terciarizar la producción a talleres. En algunos casos pueden realizar
alguna de las tareas involucradas (moldería, corte, almacenamiento,
etc.), en otros encargarse solo de la distribución de los cortes. Estos
intermediarios no son propiedad exclusiva de una marca en particular, sino que
suelen elaborar la misma estrategia con varias marcas. Un ejemplo lo configura
la firma textil Delos S.A.,
que poseía instalaciones habilitadas, con mas de cincuenta
trabajadores registrados percibiendo salarios ajustados a los Convenios
Colectivos de Trabajo (en adelante CCT). Delos
cortaba las piezas de tela que luego serían cosidas en al menos cuatro
talleres clandestinos de las características que mencionamos al
principio. Tras una larga investigación dirigida por la
Subsecretaría de Trabajo, Empleo y Formación Profesional de la
Ciudad de Buenos Aires se dedujo
que al menos cinco marcas trabajaban por intermedio de esta firma: Puma,
Topper, Bensimon, Arena, y Le Coq Sportif. La tercera estrategia involucra
también un intermediario. La diferencia se encuentra en la escala del mismo, a nivel
productivo. Grandes marcas pueden terciarizar en fabricas degrandes
dimensiones, registradas y con amplia capacidad productiva. Sin embargo, son
estas grandes fabricas la que derivan parte de esta producción a
pequeños talleres. De esta forma ofician tanto como
nodos de producción, como
nodos de intermediación. En este caso, las fabricas trabajan para
varias marcas. Ademas, muchos trabajadores de estas fabricas son
talleristas o poseen estrechos vínculos con paisanos que tienen
talleres. Un ejemplo de esta estrategia la configura la fabrica
SporTech, que confecciona para Nike, Adidas, Puma, Penalty, Speedo y Salomon.
La misma posee 160 trabajadores registrados y terciariza una porción de
la producción a talleres con el fin de abaratar costos y alcanzar los
niveles productivos impuestos por estas poderosas firmas. Existen una serie de
modalidades de terciarización que resultan de la articulación de
las estrategias mencionadas, a tal punto que algunas marcas pueden combinar las
tres. En otros casos las marcas contratan individuos que se encargan de colocar
la producción en distintos talleres. Son estos individuos los que se
encargan de enviar parte de la producción a pequeñas
fabricas o talleres en blanco que facturan a la marca con el fin de
cumplir con los parametros fiscales. Estos individuos, que ofician de
intermediarios, pueden poseer ademas su propio taller. Esta figura es
conocida por los costureros como
“fasonero”. Algunas de las marcas que utilizan este sistema de producción
son Vitamina y Uma. Es necesario mencionar también que algunas marcas de
pequeña escala pueden responsabilizarse de toda la cadena de
producción.Es el caso de muchos comerciantes de La Salada y la calle Avellaneda en Capital
Federalii. Estas marcas no poseen una estrategia de marketing como en los casos antes mencionados. Su
estrategia de venta consiste en especializarse en prendas basicas de
consumo masivo a bajos costos. Poseen su propio taller y local de venta o
puesto en ferias. Es decir, cumplen las tareas tanto de confección como de
comercialización. Las condiciones en estos talleres responden a los
mismos parametros de superexplotación que los utilizados por las
grandes marcas. Un ejemplo de esta modalidad es el caso del
fabricante coreano Ki Sum Kim, del
que nos ocuparemos mas adelante. Estas estrategias y sus matices no nos
hablan de una relación comercial entre los eslabones, como en el caso de la reventa de productos.
La relación es de tipo
productiva: los talleres clandestinos dependen de las grandes marcas para su
subsistencia y las condiciones son impuestas unilateralmente por las marcas.
Son estas las que los proveen de la materia prima y los medios de
producción e imponen el precio de la fuerza de trabajo y su organización
en el taller, la modalidad de pago y los niveles de producción. Es un
argumento frecuente aquel que esgrime que los empresarios pueden desconocer las
condiciones de trabajo en los talleres. Esto los eximiría de cualquier
responsabilidad. Sin embargo, resulta difícil justificar la
relación entre la infraestructura que estas empresas sostienen bajo su
nombre y encuadre fiscal y los enormes margenes de ganancia y niveles
productivos que obtienen. Esta situación resulta masobvia cuando
la firma solo contiene puntos de comercialización, sin ningún
establecimiento productivo bajo su exclusiva dependencia. Ademas, la
modalidad de pago a destajo, sumado a los bajísimos valores con los que
se manejan, hacen imposible el mantenimiento de los talleres a base de
instalaciones habilitadas y salarios ajustados al CCT para una actividad, en
algunos casos, altamente calificada. Según la Fundación Alameda,
la distribución de la cadena de valor sigue un patrón altamente
asimétrico: el fabricante paga al tallerista aproximadamente un 3.12% del valor final de la
prenda, de los cuales el 1.8% lo percibe el trabajador. Según estas
mismas estimaciones, la materia prima equivale a un 11%. El intermediario, en
caso de haberlo, percibe el 19.5%. En concepto de impuestos, la marca abona un
21.9%, mientras que el alquiler del
comercio representa un 10.4%. Como consecuencia de esta cadena, la ganancia de
la marca oscila entre un 54% y un 34% en caso de existir intermediarios. Estas
estimaciones son las que permiten deducir que el fabricante no puede desconocer
el origen de esta exorbitante tasa de ganancia, basada en el alto nivel de
explotación y extracción de plusvalor absoluto.
El rol del
sindicato
En la lucha contra las formas de explotación de los trabajadores
migrantes, el rol de los sindicatos es central. Según la
relatoría especial sobre los derechos de los migrantes de las Naciones
Unidas (diciembre 2004), las organizaciones sindicales de los países
receptores, en numerosas partes del mundo, reconocen a los inmigrantes en su
condición detrabajadores y reivindican la igualdad de derechos en el
acceso al mercado laboral y condiciones dignas de empleo. Sus acciones van
desde asesoría en derechos laborales hasta denuncias sobre abusos en las
condiciones de trabajo.
En el caso argentino, el principal órgano gremial de los trabajadores
textiles es el Sindicato Obrero de la Industria del Vestido y Afines (en adelante SOIVA). El
mismo ha sido cuestionado por organizaciones independientes quienes declaran
que desatiende los reclamos obreros en beneficio de los sectores patronales. La
crítica principal apunta a los escasos logros en materia salarial. En
efecto, hasta el año 2010 el SOIVA aceptaba un mínimo salarial de
$1800, mientras que en el mismo período la Asociación Bancaria,
por ejemplo, alcanzaba un mínimo de $4500. Según datos de la
Unión de Trabajadores Costureros (agrupación interna del SOIVA y
fuerte opositora a la dirigencia del
gremio) no se llamaba a un paro de actividades desde el año 1978. Otro
elemento que mencionan los trabajadores nucleados en la UTC para criticar a la
conducción de los trabajadores de esta rama es la obstaculización
para la elección de delegados en las fabricas registradas.
Durante el trabajo de campo se registró un episodio en el cual la
elección de delegados en la fabrica Sprint (que produce
especialmente para la firma LEVI’S) se produjo en un bar cercano a la
fabrica y a espaldas del sindicato, que desatendía
sistematicamente el reclamo de sus trabajadores de contar con la
representación necesaria que dicta la Ley de Asociaciones Sindicales.
Con respecto a la lucha contra eltrabajo en negro en el sector, que se calcula
en un 78% de los trabajadores, el SOIVA no ha llevado a cabo ninguna
política específica tendiente a erradicar estas formas de
explotación. No posee cifras certeras de esta situación ni se
registran acciones como
las indicadas en la relatoría de la ONU para la situación en
otros países. El discurso del
sindicato no apela al registro de los trabajadores a domicilio, a la denuncia
de situaciones de reducción a la servidumbre en la rama, ni a la
difusión de derechos entre los trabajadores migrantes. Otro elemento a
tener en cuenta es la situación de las cooperativas textiles. Se han
desatendido las reiteradas solicitudes de inclusión de cooperativas que
se multiplican día a día en el sector. Ejemplo de esto lo da la
fabrica recuperada Brukman, cuyos trabajadores han declarado en
comunicación personal que el SOIVA ha sido completamente indiferente a
su reclamo de inclusión en el gremio.
Marco legal
Desde 1941 existe en nuestro país una ley que establece la
responsabilidad penal y civil de los dadores de trabajo sobre las condiciones
en que se efectúa la producción dentro de los talleres textiles.
En efecto, la Ley 12.713 de Trabajo a Domicilio sostiene en su artículo
cuarto:
“Los empresarios, los intermediarios y los talleristas que contraten un
trabajo a domicilio, son responsables solidariamente: a) Del pago de los salarios fijados por las
comisiones respectivas. […]; b) De los accidentes del trabajo, y de las condiciones en que
éste se realice […]. Los intermediarios y talleristas son
considerados como obreros adomicilio con
relación a las dadores del trabajo y como patronos sujetos a las obligaciones que les impone
esta ley y las reglamentaciones que se dicten a quienes encarguen la
ejecución del
trabajo.”
Esta ley cuenta con una historia signada por la organización y lucha de
los trabajadores textiles y el desarrollo de la gran industria en la rama de la
indumentaria. En La Justicia Social (1954), Alfredo Palacios describe las
condiciones en las que se efectuaba el trabajo textil en los domicilios de los
obreros a principios del siglo XX, al que
denomina como
“sistema de hacer sudar”. En la Buenos Aires del 1900, este sistema
sometía a mas de 40.000 obreras costureras a “salarios de
hambre [alrededor de 2.50 pesos por día], jornadas agobiadoras y
deplorables condiciones de higiene en los locales de trabajo” (1954:254).
La reforma electoral de principios de siglo XX permitió una mayor
representación socialista en el parlamento, posibilitando la
creación de un cuerpo legislativo que regulara el trabajo a domicilio.
La primera propuesta se plasmó en la Ley 10.505 sancionada en 1918,
enfocada principalmente en las condiciones de higiene y seguridad imperantes en
los talleres. Esta ley en parte beneficiaba a los grandes empresarios,
propietarios de los primeros establecimientos fabriles de grandes dimensiones y
con mejorada tecnología, que buscaban eliminar la competencia de los
pequeños talleres. La Ley 10.505 rapidamente evidenció una
serie de defectos e ineficiencias en su aplicación. Las movilizaciones y
reclamos de los trabajadores condicionaron la reformulación de laley en
un proyecto que luego se plasmaría en el texto votado unanimemente
en 1941, dando nacimiento a la Ley 12.713. En esta nueva ley se incluía
novedosamente a los “industriales a domicilio o talleristas o
intermediarios”, figura que ganaba un creciente protagonismo en las
modalidades de organización del
trabajo en la rama de la indumentaria. Estos intermediarios, sostiene Palacios,
constituían “pequeños empresarios, que hacían
manufacturar por obreros a sus órdenes la mercadería que
recibían de los dadores de trabajo. Retribuidos con una suma inferior a
la legal, sacrificaban a sus obreros con la implantación del taylorismo
mas desenfrenado…” (1954:263). Las organizaciones sociales y
las agrupaciones internas al SOIVA que luchan contra estas formas de
explotación han apelado tanto a la ley de trabajo a domicilio, como a la
Ley de Migraciones 25.871, al artículo 140 del Código Penal que
reprime la
reducción a la servidumbre y sus formas analogas y, en los casos
pertinentes, a la ley 26.364 que sanciona la trata de personasiii. Un caso
ejemplar que refleja la lucha contra estas formas de producción es el
fallo del Juez Sergio Torres dictado el 1° de septiembre de 2008, que
estableció el procesamiento de los responsables de un taller de tejido y
costura ubicado en la calle Dean Funes1754/1760 de la Ciudad Capital. Ki
Sum Kim de nacionalidad coreana, propietario del taller y responsable de la
marca que comercializaba en la calle Avellaneda, y Eloy René Chuca
Aduviri, de nacionalidad boliviana y encargado del taller, obtenían sus
ingresos de la explotación de 50personas migrantes en condición
de irregularidad migratoria (entre los cuales se hallaban menores de edad),
quienes declararon trabajar y vivir en dicho taller a cambio de modestos
ingresos que rondaban en los 700 pesos mensuales. Los allanamientos dictados
por la justicia encontraron que en el lugar trabajan y vivíaniv hombres
y mujeres en condiciones insalubres, compelidos no sólo por necesidades
económicas sino también bajo amenaza de deportación y
maltratos físicos. La importancia de este fallo radica en que se
resolvió confiscar la maquinaria poniéndola a disposición
de organizaciones sociales que garantizaran su correcta utilización, en
pos de preservar las fuentes laborales de los damnificados. El Juez Torres
dedica una gran parte fallo a fundamentar el embargo de los bienes y/o dinero
de Ki Sum Kim y Chuca Aduviri (hasta cubrir la suma de un millón de
pesos para cada uno de los procesados). Ambos sujetos fueron declarados
responsables y autores de los delitos previstos y reprimidos en el
artículo 117 de la ley 25871, el artículo 140 del CPP y el
artículo 35 de la ley 12.713. El 8 de octubre de 2008 se confiscaron
mas de setenta maquinas de alta tecnología. Toda la
maquinaria fue resguardada en la organización social que encabezó
la denuncia, la cual intimó al Instituto Nacional de Tecnología
Industrial a administrar su correcta disposición en favor de los
trabajadores damnificados.
Las alternativas planteadas
Una de las políticas gubernamentales destacables en la lucha contra el
trabajo esclavo es el programa de Compromiso Social Compartido, coordinado
porel Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). La finalidad
de este programa es establecer parametros de producción
mínimos, necesarios para asegurar condiciones dignas de trabajo. De esta
manera, el INTI ofrece un certificado a las marcas que deseen auditarse
en toda su cadena de valor, verificando la existencia de condiciones laborales
y ambientales adecuadas. El programa esta instalado desde el año
2006, sin embargo hasta el momento solo ha decidido auditarse una marca:
Ombú. Dado que el INTI no posee poder de policía, el programa
busca generar conciencia dentro del
empresariado. También de la mano del INTI, y con un fuerte impulso de la
Fundación Alameda, en el año 2009 se inauguró el Centro
Demostrativo de Indumentaria (CDI) en el barrio de Barracas, Ciudad de Buenos
Aires. Este predio tiene capacidad para contener siete cooperativas en
funcionamiento, recibiendo constante asesoramiento técnico. El predio
pertenece al Gobierno de la Ciudad y las maquinas fueron cedidas por el
Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Ademas, dentro del
CDI funciona la Cooperativa Dean Funes, creada a partir del
fallo del Juez Sergio Torres, donde se
ordenó la confiscación de la maquinaria para que la misma sea
reutilizada por los trabajadores en forma cooperativa, bajo control del INTI. El CDI tiene como fin presentar a los fabricantes condiciones
óptimas de producción en términos de seguridad y calidad,
ademas de contar con una forma cooperativa de organización del trabajo. Las
dificultades para su desarrollo se presentan ante la diferencia de precios que
generala producción en blanco, frente a los mínimos precios que
ofrecen los talleres clandestinos. Los precios en las cooperativas y
fabricas en blanco a pequeña escala muchas veces triplican los
que ofrece el mercado informal. Una vez mas, el CDI apela a la
responsabilidad empresarial y se hace notoria la necesidad de controles
inspectivos para combatir esta injusta competencia.
Conclusiones
“Es imposible confeccionar un vestido de alta costura en uno de esos
talleres”. La frase resonaba en los programas de televisión que
daban a conocer la denuncia realizada contra tres famosos diseñadores de
alta costura por utilizar un talleres clandestino del conurbano bonaerense para confeccionar
sus exclusivas prendas, valuadas en miles de pesos. Las personalidades
mediaticas que salían a la defensa de Benito Fernandez,
Laurencio Adot y Jorge Ibañez reconocían que este sistema de
producción era utilizado por grandes marcas de consumo masivo, no
así por sus diseñadores predilectos. La imagen de exclusividad
que han logrado construir estos diseñadores alimenta el mito que sostiene que la alta complejidad de
tareas que implica confeccionar un vestido de alta costura no puede realizarse
por trabajadores inmigrantes, hacinados en
zonas marginales, por salarios de miseria. De este modo se confirma lo
sostenido al principio de este trabajo, en términos de la importancia
creciente de la construcción de la imagen como estrategia comercial de las grandes
marcas. La terciarización de la producción en talleres a
domicilio viene de larga data. La organización obrera a lo largo de
laprimera mitad del siglo XX pugnó por
la regularización de este trabajo y la asignación de la
responsabilidad última al dador de empleo, como se plasma en el texto de la ley de
Trabajo a Domicilio. La reformulación de esta ley ha sido la
última trinchera a conquistar por el empresariado textil, con el fin de
desligar su imagen y responsabilidad de la forma en la que se produce en el 78%
de la rama, según estimaciones de la Camara de Indumentaria. En
consonancia con el crecimiento de la terciarización de la
economía a nivel global, estos sectores han tildado de anacrónica
una ley que ha sido fruto de las luchas obreras. Como vimos, las grandes marcas
son las principales beneficiadas por el sistema de superexplotación que
impera en la costura. Sus altas tasas de ganancia no podrían sostenerse
bajo un sistema de trabajo formal, asumiendo los costos de reproducción
de la mano de obra. No han sido pocos los empresarios, personajes
políticos, periodistas y teóricos que han legitimado estas formas
de producción bajo el pretexto de sostener una relación con
patrones culturales de organización socioeconómica de los
trabajadores migrantes, por ejemplo Silvia Rivera Cusicanqui (En: De
chuequistas y overlockas. Una discusión en torno a los talleres
textiles, 2011) o el Juez Norberto Oyarbide en el fallo que otorgaba el
sobreseimiento a los dueños de SOHO. Sin embargo, este sistema, lejos de
ser una excepción atribuible a particularidades de las culturas andinas,
representa la regla en torno a cómo se produce en la industria de la
indumentaria a nivel global. Situaciones idénticasviven los trabajadores
chinos de Gucci, Armani o Dolce & Gabbana en Italia, o los trabajadores
birmanos de Nike en Tailandia. El complejo entramado de organización de
la mano de obra en el sector de la indumentaria requiere de herramientas
sólidas para la erradicación de toda forma de producción
que implique trabajo en negro y explotación. No solo el aparato
inspectivo del Estado debe estar a la altura de las circunstancias;
también la justicia, que hasta el momento ha tenido una actitud
derogativa de hecho frente a la ley de Trabajo a Domicilio. Asimismo, sin un
sindicato que atienda a las demandas de sus afiliados, así como al
control de las empresas del sector para que se respeten los CCT, la
erradicación
de las formas de superexplotación que se registran en este sector
productivo esta lejos de alcanzarse.
*Arcos, María Ayelén. Estudiante Lic. En Ciencias
Antropológicas, UBA (2005 a la actualidad). Directorio 625, CABA.
ayearcos@hotmail.com **Montero, Camila. Estudiante Lic. En Ciencias
Antropológicas, UBA (2005 a la actualidad). Rivadavia 5474, CABA.
azoolejo@hotmail.com Se autoriza la publicación de la presente ponencia
Con fabricante se hace referencia a las sociedades o empresas que
“delegan” el corte en los talleres para que allí se costuren
y se confeccionen las prendas que luego seran comercializadas. ii La
Feria “La Salada” es un predio ubicado a la vera del Riachuelo, en
el partido de Lomas de Zamora, Buenos Aires. Se calcula que trabajan
allí, entre comerciantes, empleados y changarines, unas 7000 personas,
según cifras de sus organizadores. Elpredio existe desde 1991 y durante la
década del ´90 vivió un crecimiento exponencial que la
coloca hoy, según estimaciones de la Unión Europea, como el
mercado “ilegal” mas grande de América Latina. En la
feria se comercializan todo tipo de productos. Se calcula que el 40% de la
indumentaria es de marcas falsificadas y el 60% restante pertenece a marcas
propias de los pequeños fabricantes que comercializan allí.
Actualmente mueve unos US$ 36 millones al mes. (Diario La Nación,
21/01/02007). Por su parte, la calle Avellaneda en el Barrio de Flores, CABA,
cuenta con una serie de locales donde los fabricantes comercializan ropa de
marca propia al por mayor, producida frecuentemente en el taller que disponen
en el fondo o arriba del local. iii En el caso de la Ley de Migraciones, se
suele apelar al artículo 117 que prevé penas de uno a seis
años de prisión a todo aquél que promueva o facilite la
permanencia ilegal de extranjeros en el país con el fin de obtener
algún beneficio. Por otra parte el artículo 140 del Código
Penal establece la reclusión de tres a quince años para todo
aquél que “redujere a una persona a servidumbre o a otra
condición analoga y el que la recibiere en tal condición
para mantenerla en ella”. iv Tras la investigación ordenada por la
justicia pudo verificarse que en el lugar vivían trabajadores
distribuidos en dos piezas de acuerdo al sexo, llegando a establecerse dos
piezas en las que habían llegado a convivir hasta 25 personas en cada
una.
i
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