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La fisiología del arbol en relación con la genética y sus aplicaciones
La fisiología del
arbol en relación con la genética y sus aplicaciones
Resumen
Se analizan en este capitulo algunos de los factores que determinan la
productividad del
arbol. La capacidad fotosintética de éste depende de la
intensidad fotosintética y de la superficie foliar total comprometida en
la fotosíntesis. Aunque han sido halladas diferencias en la intensidad
de la fotosíntesis entre las especies forestales, parece que ofrece
mayores posibilidades de éxito el aumento de la productividad del
arbol mejorando genéticamente la rapidez de producción de
hojas que mejorando la eficiencia fotosintética. Se examinan algunos de
los factores determinantes del ritmo de
crecimiento del area foliar, sacandose
en conclusión que en los primeros estados de crecimiento las especies
con hojas grandes tienen ventaja, pero según aumenta la complejidad del sistema formado por
los brotes aéreos, el alto grado de ramificación de las
coníferas compensa probablemente el area pequeña de cada
acicala. La «duración de la superficie foliar», esto es, la
integral de la superficie foliar a lo largo del período de crecimiento, es un
factor importante en la determinación de la producción anual de
materia seca por el arbol. La hoja persistente de la mayoría de
las coníferas les da una ventaja sobre las especies frondosas deciduas.
El tipo estacional del crecimiento longitudinal y radial afecta también
profundamente a la producción anual del arbol; las especies de
crecimiento rapido, como los chopos y Eucalyptus, tienen
generalmente un largo período anual de crecimientolongitudinal; otras
dan varios crecimientos en el año, p. ej. Pinus radiaba. Se
sugiere la posibilidad de aplicar la mejora genética para obtener
también en otras especies de Pinus varios crecimientos.
Se examinan algunos de los problemas especiales asociados al crecimiento de los
arboles en masa cerrada. Aunque el ritmo de crecimiento de los
arboles individualmente parece ser mayor en ciertas especies frondosas
que en las coníferas durante los primeros años, cuando el vuelo
cierra, la productividad del monte de estas últimas es
frecuentemente mayor a la de aquéllas, debido a su hoja persistente y al
hecho de que interceptan en mayor proporción la luz incidente.
Algunos de los factores que determinan la capacidad para crecer bajo
condiciones limitantes de nutrientes del
suelo son examinados. Parece ser que las especies capaces de vivir bien sobre
suelos pobres no son necesariamente menos exigentes que otras especies, sino
mas eficientes para extraer del
suelo los nutrientes disponibles.
Se revisa el estado presente de conocimientos relacionados con la
regulación hormonal de la actividad cambial y se hace hincapié en
la importancia de las auxinas y de las giberelinas.
Experimentos sobre la transición desde la condición juvenil a la
de adulto con respecto a la floración en los arboles indican que
la condición de adulto sobreviene cuando la planta alcanza un cierto
tamaño y que el número de ciclos de actividad y reposo por los
que pasa el arbol no es importante. Se indican las consecuencias
practicas de esta conclusión para la mejora genética de
los arboles. Se subraya la necesidadde dedicar mas estudio a la fisiología del crecimiento de la
raíz, especialmente en relación con el arraigue de las plantitas
trasplantadas. Los trabajos de trasplante en el vivero deberían ser
ejecutados en relación con la periodicidad endógena del crecimiento de la raíz, periodicidad que a su
vez parece depender del
estado de reposo de la parte aérea.
Se describen experimentos sobre el enraizamiento de estacas durmientes de
«invierno» y de estacas foliadas de «verano». El
enraizamiento de las estacas de invierno se estimula mucho por la presencia de
yemas no durmientes; sin embargo, la presencia de hojas expansionadas en
estacas de verano inducen en ellas la iniciación de raíces.
Capítulo 6
Ha aumentado mucho en los últimos años el interés por la
fisiología de los arboles y se han escrito varios
artículos generales mostrando su trascendencia para la dasonomía
(Kramer, 1956; Richardson, 1960; Kozlowski, 1961). La finalidad de este escrito
no es tanto presentar una compilación del estado actual de conocimientos
sobre fisiología arbórea en relación con la mejora genética,
como analizar, desde un punto de vista fisiológico, algunos de los
problemas fundamentales que se plantean al mejorador de arboles,
especialmente en sus esfuerzos para aumentar la productividad y señalar
la dirección que debera tomar la investigación futura. En
el pasado, la mejora genética de plantas, ya se tratase de especies
agrícolas o de especies forestales, ha sido en gran parte
empírica; el mejorador de plantas agrícolas, por ejemplo, a
menudo no conocía la naturaleza de los factores fisiológicos
quedeterminaban la producción, teniendo que trabajar muchas veces a
tientas, ya que el fisiólogo de plantas había prestado hasta
entonces relativamente poca atención a este problema. Sin embargo,
actualmente se ha generalizado bastante la opinión de que la mejora debe
basarse sobre una comprensión clara de los procesos fisiológicos
y bioquímicos que infraestructuran y regulan los caracteres deseados.
Por tanto, es evidente que si se quiere progresar, sera preciso una
cooperación mucho mas estrecha en el futuro entre los mejoradores
forestales y los fisiólogos.
P. F. WAREING es Profesor de Botanica, Colegio Universitario de Gales,
Aberystwyth (Remo Unido). Otros miembros del
equipo de trabajo fueron H. A. Fowells (E.U.A.) T. Ingestad (Suecia) y G.
Sirén (FAO).
Base fisiológica de la productividad
Analisis del crecimiento del
arbol
En último analisis la producción de madera
es consecuencia principalmente de la síntesis del
material de la pared celular que se deriva del
bióxido de carbono del
aire, fijado por fotosíntesis. Ahora bien, la capacidad total
fotosintética de un arbol depende de:
1. la intensidad fotosintética, esto es, la intensidad a la cual el
bióxido de carbono es asimilado en materia organica;
2. superficie foliar total comprometida en la fotosíntesis.
Para examinar los factores que afectan a la
capacidad productiva de un arbol es necesario, por tanto, medir estos
dos parametros separadamente. La cuestión ha merecido gran
atención por parte de los fisiólogos de plantas agrícolas
que han desarrollado las técnicas del
«analisis de crecimiento»(growth-analysis). El método
ha sido muy poco empleado en relación con las especies forestales,
aunque se ha aplicado al Pinus sylvestris (Rutter, 1957), a la
palmera oleaginosa (Rees, 1962, 1963), y a las especies leñosas
tropicales Trema guineensis (Coomb, 1960) y Musanga
crecopioides (Coomb y Hadfield, 1962). Los parametros fundamentales
que entran en el analisis de crecimiento son la intensidad de
asimilación neta y el índice de superficie foliar. La intensidad
de asimilación neta puede ser definida como la velocidad media de producción
de materia seca por unidad superficial de hoja. Debera observarse que la
productividad del arbol depende del incremento neto de
poso en seco resultante de la compensación entre fotosíntesis y
respiración. La intensidad de asimilación neta E puede ser medida
por medio de determinaciones sucesivas de peso en seco y superficie de hoja a
intervalos cortos, corrientemente cada una o dos semanas, durante la
estación de crecimiento. El índice de superficie foliar L se
define como la
superficie total de las hojas existentes por unidad de superficie de terreno.
El valor de L varía desde mucho menos que 1 para plantaciones
jóvenes hasta alcanzar 8 ó 9 en plantaciones densas de
coníferas (Büsgen y Münch, 1929). El producto E x L da la
intensidad de crecimiento de la plantación, que es la velocidad de
producción de materia seca por unidad de superficie de terreno.
Recientemente ha habido un gran interés por las diferencias de
eficiencia fotosintética entre especies. Tiempo hubo en que se
creyó que la eficiencia fotosintética era muy similar en gran
número de plantasagrícolas, pero ahora se cree que existen
diferencias importantes a este respecto. Diferencias de esta naturaleza han
sido reseñadas también para varias especies forestales;
así se han encontrado intensidades fotosintéticas mas
altas en el abeto Douglas (Pseudotsuga
taxifolia) que en el Pinus strobus o Picea abies (Polster, 1955)
y mayor en brinzales de Quercus que de Pinus para
intensidad de luz pequeña (Kozlowski, 1949). También han
aparecido diferencias en la intensidad fotosintética entre clones de
especies e híbridos de Populus (Haber y Polster, 1955; Barner,
1955). La existencia de estas diferencias de intensidad fotosintética
condicionadas genéticamente ofrece sin duda la oportunidad de mejorar la
productividad de las especies forestales, insistiendo varios autores en la
importancia de emplear la intensidad fotosintética como base de selección. Sin embargo,
los métodos para medir la intensidad fotosintética actualmente
disponibles son algo laboriosos y lentos y parecen mas adecuados para
tamizar material propagado por clones. Ademas, las intensidades
maximas de fotosíntesis correspondientes a períodos cortos
no se mantienen en períodos mas largos, existiendo a este
respecto grandes diferencias entre especies (véase Kozlowski, 1963).
Contrastando con lo anterior, Hellmers y Bonner (1959) han argüído
que la eficiencia fotosintética maxima es aproximadamente igual
no sólo para plantas agrícolas (incluyendo especies de la zona
templada y tropical), sino también para las especies forestales, estando
comprendida entre 2,0 y 2,5 por ciento en condiciones naturales.
Estaconclusión no es incompatible necesariamente con las diferencias
observadas en la intensidad fotosintética a que se ha hecho referencia
anteriormente, pero es evidente que tiene importancia determinar las
posibilidades que hay dentro de esta hipotética cifra limitante, de
mejorar la eficiencia fotosintética de varias especies forestales.
Considerando las perspectivas de mejorar la producción de las plantas
agrícolas, Watson (1956, 1958) ha señalado que las diferencias en
productividad eran debidas mas a diferencias en el índice de
superficie foliar que a diferencias en la intensidad de asimilación neta
y sacó en conclusión que los aumentos en productividad por mejora
genética probablemente se debían en su mayor parte a un
incremento del desarrollo foliar. Así pues, es necesario discutir este
asunto desde el punto de vista de la mejora genética de los
arboles.
Varios autores han estudiado la importancia de la superficie de hoja para el
crecimiento diamétrico en masas forestales, tema que ha sido revisado
recientemente por Matthews (1963). Algunos han encontrado correlación
entre el peso total de acículas y el diametro del tronco de varias coníferas
(Schmidt, 1953; Ovington, 1957; Schöpfer, 1961); por ejemplo, se ha
indicado que la especie altamente productiva Abies alba tiene casi
doble superficie acicular que el Picea abies para el mismo tamaño
de tronco (Büsgen y Münch, 1929). Sin embargo, aunque la importancia
de la superficie foliar ha sido reconocida por los silvicultores y mejoradores
de arboles, es conveniente examinar con mas detalle las
posibilidades de una mejoraulterior actuando sobre el índice de superficie
foliar.
El ritmo de crecimiento del
arbol dependera de la velocidad con que aumente la superficie
foliar, ya que la última determina su capacidad fotosintética
final. De ahí que una especie que desarrolla rapidamente una gran
superficie foliar tendra un ritmo de crecimiento grande. Ahora bien, la
velocidad de aumento de la superficie foliar total de una planta
dependera de:
1. el ritmo de producción de primordios foliares por los meristemos
apicales;
2. de la superficie alcanzada por cada hoja;
3. del
número de meristemos apicales determinado por el tipo de
ramificación de la especie.
En general existe, claro esta, una relación inversa entre el
número y el tamaño de las hojas de modo que las especies que
producen éstas en gran cantidad tales como las coníferas y los
sauces (Salix spp.) las tienen pequeñas, mientras que aquellas
que forman hojas grandes, como sucede en Acer, Platanus y
Populus, tienen en consonancia menos. En las primeras fases de
crecimiento, cuando el número de apices vegetativos es pequeño,
parece que la producción de hojas grandes es una ventaja para el
rapido desarrollo de la superficie foliar. Así, la
comparación entre el crecimiento de plantitas de un año de una
especie como
el Acer pseudoplatanus y el de plantitas también de un año
de Pinus pone de manifiesto cuanto mas rapidamente
aumenta la superficie foliar de la primera especie. Aunque la plantita de pino
produce nuevas hojas (acículas) a. un ritmo mucho mayor que la especie
frondosa, la superficie mayor de las últimas lo compensa de sobra si
seconsidera la superficie total foliar. Por otro lado, según va
aumentando el tamaño de los arboles y la complejidad de su
ramificación, el número de apices produciendo hojas
aumenta y, por tanto, la velocidad total de aumento de la superficie foliar en
una conífera deja probablemente de ser significativamente menor que la
de una frondosa, de forma que después de pocos años las
diferencias en el ritmo de crecimiento entre los dos tipos de arboles se
reducen (véase mas adelante). En general, parece aconsejable
seleccionar y propagar formas con hojas o acículas grandes, si bien es
evidente la necesidad urgente de conocimientos mas precisos sobre los
factores determinantes de la velocidad de aumento de la superficie foliar de los
arboles.
Otro factor importante que afecta a la producción anual de materia seca
por el arbol es la duración de la superficie foliar, que es la
integral del índice de superficie foliar a lo largo del período
de crecimiento, la cual toma en consideración la magnitud y la
persistencia del índice de superficie foliar L (Watson, 1958). Claro
esta que las coníferas de hoja persistente son capaces de
realizar fotosíntesis siempre que las condiciones de luz, temperatura y
agua sean favorables. Aunque existen diferencias de opinión sobre si la
fotosíntesis de las coníferas en invierno tiene alguna
importancia, parece no existir duda de que en regiones con inviernos suaves se
da un incremento significativo de la materia seca en este período
(Hagem, 1962). Probablemente es mas importante, sin embargo, la
disposición de las coníferas de hoja persistente para hacer
lafotosíntesis en la primavera temprana o en otoño tardío,
cuando las condiciones de luz y temperatura sean favorables. Uno de los factores
mas importantes que limitan la productividad de los cultivos de arado en
las regiones templadas boreales es el hecho de que presentan valores
todavía bajos de L aún en mayo, cuando la intensidad
lumínica puede ser muy favorable para una fotosíntesis activa; se
podrían obtener cosechas mucho mayores si el índice de superficie
foliar de un cultivo pudiera alcanzar rapidamente el óptimo y
permanecer en él durante una gran parte de la estación de
crecimiento (Nichiporovich, 1960; Watson, 1956, 1958). Aunque las especies
deciduas forestales en regiones templadas no desarrollan la hoja hasta,
digamos, finales de abril o mayo, e bosque deciduo alcanza un índice de
superficie foliar alto muy rapidamente, una vez comenzado el brote de
las yemas. Esto se debe a que la presencia de muchos pisos de hojas en las
ramas a diversa altura coopera a que se alcance rapidamente un
índice muy elevado. Así, el haya puede llegar en seguida a un
índice de superficie foliar de 5 ó 6 cuando echa la hoja en
primavera. En este sentido, los arboles deciduos son capaces de sacar
ventaja de las condiciones bastante favorables de luz en la primavera mucho
mas rapidamente que los cultivos arables y las ventajas de la
persistencia de la hoja quedan compensadas.
Otro factor importante que afecta a la superficie de hoja y al ritmo de
crecimiento de los arboles, pero que no ha recibido suficiente
atención en las discusiones sobre productividad, es el tipo estacional
delcrecimiento longitudinal y radial. Como
es bien sabido, algunas especies arbóreas continúan con un
crecimiento activo longitudinal y producción de hojas durante toda la
estación de crecimiento, mientras que en otras especies el crecimiento
longitudinal se limita a la expansión de primordios foliares encerrados
en la yema durmiente y, una vez terminada esta expansión, ya no
desarrollan mas hojas. Intermedias entre estos dos tipos extremos,
muchas especies presentan una forma continua de actividad apical y
expansión de nuevas hojas después de la expansión de la
yema, pero el crecimiento longitudinal cesa en pleno verano, es decir, al final
de junio o en julio. Ahora bien, es evidente que el tipo de crecimiento
longitudinal de los brotes en un arbol afectara marcadamente a su
producción de hoja y ritmo de crecimiento. En las especies en que el crecimiento
longitudinal es mantenido todo el año, la superficie de hoja, y por
tanto, la capacidad fotosintética del
arbol aumenta constantemente durante toda la estación. Por el
contrario, en los arboles en que el crecimiento longitudinal se limita a
una breve expansión en primavera, la superficie foliar permanece
constante la mayor parte de la estación y el nuevo material formado por
fotosíntesis no se invierte en el desarrollo de nuevas hojas sino en el
desarrollo de yemas, en el crecimiento radial y en la formación de
reservas. Los asimilados empleados en el crecimiento radial no son
desperdiciados, por supuesto, pero es obvio que para la maxima eficacia
de producción de madera es preciso
establecer un equilibrio entre el crecimiento radial,que no aumenta la
capacidad fotosintética del
arbol, y la inversión de asimilados en material foliar que
posteriormente aumentara su capacidad productiva.
El género Pinus ofrece un caso interesante al darse en sus
arboles el crecimiento longitudinal en expansiones muy rapidas,
de forma que una especie, como el Pinus silvestris, puede haber finalizado
su crecimiento a principios de junio; sin embargo, las hojas continúan
creciendo durante varios meses por medio de un meristemo intercalar de la base,
de modo que la planta aumenta constantemente su superficie foliar a lo largo de
la estación de crecimiento. Esta y otras especies de Pinus y ciertas
frondosas, tales como el Quercus robar y el Fagus
sylvatica pueden desarrollar, por supuesto, segundos crecimientos y terceros
(«lammasshoots») en pleno verano, cuando los días son
largos.
Aunque se nota falta de datos precisos sobre la relación entre la
producción y la duración del
crecimiento longitudinal, no puede achacarse a mera coincidencia el que los
arboles de Populus y Eucalyptus de alta producción
tengan períodos de crecimiento largos. Merece señalarse
también que la especie de crecimiento muy rapido, Pinus
radiata, da varios crecimientos en cada estación y, en la Isla
Norte de Nueva Zelandia, hasta puede que nunca cese completamente de crecer, ni
siquiera en el invierno. En la opinión del
autor, esta cuestión de la duración del crecimiento longitudinal es de
importancia capital para el mejorador de especies arbóreas y merece ser
estudiada cuidadosamente. Ademas existe una variación
considerable entre ecotipos en cuanto alperíodo de crecimiento, de forma
que este caracter es muy susceptible de modificación por mejora
genética, ofreciendo de hecho perspectivas mucho mas prometedoras
que el incremento de la eficiencia fotosintética. Por ejemplo,
el Pinus radiata no esta adaptado a los climas templados
mas fríos, pero muy bien podría ser posible seleccionar
razas de otras especies de Pinus que presenten varios crecimientos a
lo largo de la estación vegetativa y por este medio mejorar el
crecimiento anual. Parece claro, sin embargo, que si nos dedicasemos
deliberadamente a prolongar los períodos de crecimiento por medios
genéticos, lo conseguiríamos probablemente mejor en zonas de
invierno relativamente suave. Es sabido de todos, que los arboles
forestales estan muy ajustados a la duración del período libre de helada y que
pueden distinguirse razas latitudinales y altitudinales. Las respuestas al
período diurno y a la temperatura juegan un papel importante en esta
adaptación, como
se demuestra en el trabajo de Holzer (1963).
Crecimiento de los arboles en plantaciones
Ha suscitado mucho interés en años recientes la productividad de
los montes (Ovington, 1958, 1961; Hellmers y Bonner, 1959). El trabajo se ha
referido, sobre todo, a la productividad del
monte como un
ecosistema. La discusión que sigue concierne principalmente al
analisis de algunos de los factores fisiológicos implicados en la
productividad de arboles desarrollados en masas cerradas. En las
primeras etapas de crecimiento en plantaciones habra poca o ninguna
competencia entre las plantas por la luz, nutrientes del suelo o agua.Bajo
estas condiciones, las curvas de crecimiento tienen, generalmente, una forma
exponencial, indicando que la ganancia anual de peso en seco aumenta
continuamente con el aumento de la superficie foliar, y por tanto, de la
capacidad de fotosíntesis. Así pues, la plantación crece a
un ritmo siempre en aumento durante esta fase «exponencial».
Siguiendo el curso normal, sin embargo, el vuelo se cierra y la
competición por la luz se hace severa y, según va
formandose nuevo follaje en las partes superiores del arbol, las ramas inferiores muy
asombradas se mueren. En las primeras etapas de la plantación el
índice de superficie foliar (L) sera menor que 1, pero al
proseguir el crecimiento, aumentara constantemente hasta que, al cerrar
el vuelo, alcanza un valor constante, cuando la producción de nuevas
hojas se compensa con la muerte del follaje de la región inferior del
arbol.
Durante las primeras etapas, antes de que cierre e] vuelo, las especies que
producen hojas a un ritmo grande conseguiran el crecimiento mas
rapido y, durante esta fase, el crecimiento de ciertas frondosas, teles
como Betula verrucosa, Alnus glutinosa, Acer pseudoplatanus y chopos
es mas rapido que el de coníferas teles como Pinus,
Picea y Abies (Büsgen y Münch, 1929). Sin embargo, cuando el
vuelo ha cerrado, las condiciones para el rapido crecimiento de la
repoblación como un todo cambian, y la capacidad para producir rapidamente
hojas parece ser menos ventajosa si el aumento de superficie foliar va
emparejado a una correspondiente pérdida de follaje en la región
basal; ademas, bajo ciertas circunstancias, elaumento de superficie
foliar de las copas puede ocasionar un aumento en las pérdidas por
transpiración que podría mas que anular la ganancia
derivada del aumento de superficie fotosintética. Por otro lado, las
diferencias en eficiencia fotosintética adquieren ahora probablemente
toda su importancia. La plantación mas eficiente sera
aquélla que intercepte completamente la luz incidente, y la emplee
eficazmente en la fotosíntesis. Las hojas de la parte mas
inferior viven con una intensidad de luz muy reducida y sólo pueden
sobrevivir cuando la producción de asimilados por fotosíntesis
compensa su pérdida por respiración (la intensidad de luz a que
esto ocurre es, por supuesto, el «punto de compensación») De
ahí que la tolerancia a la sombra, lo que implica punto de
compensación bajo, y la capacidad para conservar las hojas bajo
intensidades de luz pequeñas constituyen una ventaja bajo una cubierta
densa. Según ha señalado Matthews (1963) puede ser significativo
que las especies mas productivas de Abies y Picea
y la Pseudotsuga taxifolia toleren la sombra y conserven sus acículas,
por lo menos de tres y medio a cuatro y, muchas voces, seis o siete
años, mientras que las especies menos productivas de Pinus y
Larix no toleran la sombra y las conservan sólo de uno a tres
años. Para cualquier espaciamiento
considerado, las especies primeras desarrollaran copas mas densas
que las últimas y es de presumir que, por tanto, intercepten y utilicen
la luz incidente con mayor eficacia. Se admite generalmente que la senectud y
caída de las hojas no ocurre hasta que la intensidad luminosabaja al
punto de compensación, pero se sabe que también los factores
hormonales desempeñan un papel importante en la caída de las
hojas, que en algunas especies puede tener lugar a intensidades luminosas
superiores al punto de compensación a causa de perturbaciones en los
niveles hormonales de las hojas. Si esto es así, entonces sera
posible seleccionar por una mayor retención de las hojas a bajas
intensidades de luz incrementando así el area de copa de una
especie dada. Claramente se necesitan mas conocimientos sobre los
factores determinantes de la caída de las hojas, especialmente de las
coníferas de hoja persistente. Donald (1961) aplicó las
técnicas de analisis de crecimiento a problemas de
competición por la luz en cultivos de labrantío y en praderas,
siendo posible que este método diese buenos resultados también
aplicado a las especies forestales.
Como ya se ha visto, ciertas frondosas muestran
en las primeras etapas de crecimiento incrementos mayores que las
coníferas, pero esta situación se invierte después cuando
cierra el vuelo, pues se admite que la productividad del bosque de coníferas es
considerablemente mayor que el de frondosas (Ovington, 1958, 1960). Esta
productividad mayor de las coníferas en masas de espesura normal, a
pasar del mayor potencial en ritmo de
crecimiento de ciertas frondosas como
individuos, es probablemente debido en parte a que la cubierta de
coníferas intercepta en mayor proporción la luz incidente que la
cubierta de muchas frondosas (Ovington, 1960). Ovington (op. cit.) ha
señalado también que la forma cónica de la copa de cada
arbol enlas coníferas asegura una mayor superficie de hoja bien
iluminada. Así pues, se ha atribuido la mayor productividad de los
bosques de coníferas a poseer hojas persistentes, a la densidad de la
cubierta y a la forma cónica de la copa; sin embargo, se dispone de
pocos datos experimentales relacionados directamente con este tema,
sintiéndose una gran necesidad de estudiar cuantitativamente estos
diversos factores relacionados con la productividad. Es posible que la
productividad de las frondosas en masas espesas pudiese ser incrementada por la
mejora genética si se conociesen mejor los factores que actualmente
limitan la producción.
Un factor muy importante para estimar la producción final de una
plantación es por supuesto la maxima altura alcanzada por los
arboles. Como existe una
correlación entre el crecimiento en altura y la producción,
especies teles como el Betula verrucosa o
Alnus glutinosa que alcanzan una altura maxima relativamente
pequeña daran producciones finales inferiores a especies que como Fagus
sylvatica alcanza altura muy superior. No existe necesariamente una
relación directa entre el ritmo de crecimiento en la juventud y la
altura final alcanzada, y tanto las especies de crecimiento rapido
de Larix, Populus y Eucalyptus, como
las de crecimiento lento de Abies, pueden alcanzar un gran
tamaño. En las especies de crecimiento rapido se alcanza el
maximo ritmo de crecimiento en altura antes que en las especies de
crecimiento lento. Büsgen y Münch (1929) afirmaron: «Así
en el chopo, aliso, fresno y abedul, el ritmo de
crecimiento es maximo ya del
segundo al quintoaño, mientras que, por otro lado, en el haya, abeto y
pinabete no sucede esto hasta la tercera o cuarta década».
No se conoce la naturaleza de los factores que determinan la altura
maxima de ninguna especie arbórea. Según aumenta en
tamaño y complejidad el sistema de brotes de un arbol, el
crecimiento anual, tanto de las ramas como del eje, experimenta una
reducción gradual. Este proceso ha sido denominado en lengua inglesa
«aging» (Moorby y Wareing, 1963). Cuando el eje principal muestra
los fenómenos de la edad (aging), de forma que ya no se desarrolla
claramente la guía, el arbol desarrolla una copa redonda y el
crecimiento en altura cesa practicamente. Weber (1891) sugirió
que la altura del
arbol estaba limitada en último término por la altura a
que podía ser elevada el agua y la savia. También es posible que
el tamaño maximo del
arbol venga fijado por la distancia a la cual es efectivo el transporte
por el líber entre hojas y raíces. Siendo la altura maxima
un caracter tan importante para el forestal, convendría prestar
mayor atención al estudio fisiológico de los fenómenos de
la edad, como
base de cualquier mejora de naturaleza genética.
Nutrición mineral y crecimiento
En lo que precede se hizo especial hincapié sobre la influencia de la
luz en la productividad del
arbol. Sin embargo, es evidente que el crecimiento se vera
también muy afectado por otros factores ambientales, incluyendo la
temperatura, precipitación y condiciones del suelo. Se considerara aquí
brevemente el último factor relativo a condiciones del suelo.
No es preciso afirmar que el crecimiento esmuy sensible a las condiciones
nutritivas minerales; Watson (1958) ha puesto de manifiesto que, para los cultivos
agrícolas, el efecto de la nutrición mineral no es tanto sobre la
intensidad de fotosíntesis como
sobre el ritmo de producción de hojas. Admitiremos aquí que esto
se aplica también a los arboles forestales. Ahora bien, en los
cultivos de labrantío normalmente es posible rectificar las faltas de
nutrientes minerales por el abonado; en los forestales, sin embargo, son
bastante limitados por ahora los casos en que es económica la
aplicación de fertilizantes, aunque muchas veces las masas crecen sobre
suelos con niveles bajos de nutrientes minerales. Así debera
ponerse gran interés en las especies capaces de crecimiento activo bajo
estas condiciones limitativas. El forestal sabe bien que algunas especies son
mucho mas capaces de crecer bajo condiciones en que escasean los
nutrientes que otras, pero hasta ahora no se ha estudiado la base
fisiológica de tales diferencias. Necesitamos conocer por qué
ciertas especies como Fagus
sylvatica, Castanea sativa, Pinus sylvestris y Picea sitchensis pueden
crecer activamente sobre suelos pobres. Parece muy verosímil que el
comportamiento con respecto a micorrizas es importante bajo ciertas
condiciones, pero necesitamos conocer también si existen diferencias en
las especies forestales mismas que hagan posible para algunas de ellas crecer
bajo condiciones de escasez de nutrientes. A este respecto, podemos formular
las siguientes preguntas:
1. ¿Tienen teles especies pocas necesidades de nutrientes minerales?
¿Pueden producir grandescantidades de material de pared celular en relación
a pequeñas cantidades de protoplasma?
2. ¿Son mas eficientes para extraer los nutrientes disponibles del suelo, ya sea por un
mecanismo eficaz de extracción, ya sea por un sistema radical extenso?
3. ¿Son eficientes en la recuperación de las substancias
minerales ya extraídas, es decir, las transportan desde las hojas
senescentes hasta las jóvenes?
Son cuestiones todas éstas poco conocidas por ahora. Es creencia general
que las coníferas son menos exigentes que las frondosas, pero, si
tomamos como medida de eficiencia en la utilización de los nutrientes
para diferentes especies el cociente entre los nutrientes absorbidos y la
producción de peso en seco, entonces la diferencia entre
coníferas y frondosas es menos acusada y encontramos numerosas excepciones
a la regla de que las frondosas son mas exigentes (Leyton, 1958 a, b;
Ingestad, 1962). Como
es de esperar, las especies de crecimiento rapido tienen generalmente
grandes exigencias, pero, si tenemos en cuenta su mayor producción de
materia seca, sus necesidades no son siempre mayores que las de especies de
crecimiento lento. Así pues, los datos disponibles sugieren que las
especies capaces de vivir bien en suelos pobres no son necesariamente menos
exigentes que otras, sino que debe entenderse que son mas eficientes
extrayendo los nutrientes disponibles en el suelo. Ingestad
(op. cit.) considera la cuestión en forma algo distinta.
Sostiene que la base de comparación mas satisfactoria entre especies que
difieren ampliamente en sus caracteres anatómicos y morfológicos,
porejemplo, entre especies frondosas y coníferas, es la amplitud
alrededor del
óptimo de la curva de crecimiento en respuesta a niveles variables de
nutrientes minerales. Las especies tolerantes presentaran una curva
ancha, con la cima aplanada, indicativa de amplia tolerancia a niveles
variables de nutrientes, mientras que las especies de tolerancia baja
presentaran una curva de respuesta estrecha. Por este método
sacó la conclusión de que el Pinus sylvestrises
comparativamente tolerante mientras que el Betula verrucosa lo es
poco. Por otra parte, la respuesta en crecimiento a un suministro mayor de
nutrientes fue con frecuencia pequeña en Pinus sylvestris y en
cambio grande en Picea abies y Betula verrucosa. La exigencia de
nutrientes minerales por unidad de materia seca producida en condiciones de
maximo crecimiento fue comparativamente alta en Betula verrucosa
y baja en Picea abies. Se dan mas detalles sobre el
trabajo de Ingestad en el artículo de este autor publicado en
las Actas de la Consulta Mundial sobre Genética Forestal y Mejora
del Arbol (Ingestad, 1963).
Puesto que la deficiencia de agua es un factor decisivo que limita el
crecimiento de los arboles en muchas regiones del
mundo, tiene la maxima importancia como
tema de estudio. Se observa un interés creciente por los aspectos
fisiológicos y ecológicos de la relación agua/planta,
habiendo sido aclarados ya numerosos aspectos teles como
los factores que afectan a la intensidad de la transpiración, mecanismo
de extracción del agua por las
raíces y su movimiento a través del arbol. Kramer y Kozlowski (1960)
han dadoun resumen útil sobre este tema. Por otro lado, aunque la resistencia a la
sequía viene siendo estudiada desde hace muchos años, son muy
incompletos los conocimientos sobre su base fisiológica. Por ejemplo, si
bien es muy patente por las observaciones en el monte
que las especies forestales difieren mucho en su aptitud para sobrevivir en
condiciones de humedad del
suelo muy bajas, es muy poco lo que se conoce en relación con la base
fisiológica de teles diferencias. Ademas de información
relativa a estas diferencias notables en capacidad para aguantar condiciones de
sequía severas, es necesario conocer mejor los efectos de variaciones
menos extremadas en el suministro de agua sobre el crecimiento de especies
forestales económicamente importantes. Este problema plantea la
cuestión de cómo pueden medirse teles diferencias en las
respuestas del
crecimiento, habiendo aportado recientemente Jarvis y Jarvis (1963) una valiosa
contribución sobre el tema.
Es obvio que si el mejorador persigue aumentar el crecimiento y supervivencia
de los arboles en condiciones de deficiencia hídrica,
seran precisos estudios fisiológicos detallados como los que describe Ferrell (1963) a la vez
que se lleva adelante el trabajo de mejora.
Fisiología de la actividad cambiar
Al que mejora especies forestales le concierne grandemente la calidad de la madera producida por el arbol, así como el volumen total de
la misma. Las propiedades de la madera que afectan a su utilización,
teles como la resistencia, facilidad para ser trabajada, apariencia y otras
dependen de las características anatómicas de suscelarlas
constitutivas y de la abundancia relativa de los diferentes tipos de
éstas. Como las células de la madera se forman por
división del cambium y diferenciación subsiguiente de las
células hijas cambiales, es evidente que el conocimiento de la
fisiología de la actividad cambial es de importancia fundamental cuando
se trata de mejorar las propiedades de la madera genéticamente. Hace
mucho que se sabe que la auxina desempeña un papel esencial en la
actividad cambial de las plantas leñosas; sin embargo, trabajos
recientes parecen indicar claramente que en la actividad normal del cambium intervienen también las hormonas
descubiertas recientemente conocidas como
giberelinas. De hecho, existe un sinergismo notable entre auxinas y giberelinas
en la actividad cambial (Wareing, 1958). La auxina sola origina relativamente
poca división cambial aunque las células hijas formadas
experimentan una diferenciación y engrosamiento de pared bastante
normal. Con la giberelina sola, el cambium experimenta alguna división,
pero las células formadas no se diferencian. Con auxina y giberelina a
la vez se provoca gran aumento en el ritmo de división cambial y las
células hijas experimentan una diferenciación que da apariencia
normal a la madera.
Parece que el cambium no es capaz de abastecer sus propias necesidades de
auxinas y giberelina y que en. el caso de la auxina la síntesis tiene lugar
principalmente en las hojas jóvenes en expansión. Por esto, no es
de sorprender que haya una estrecha correlación entre la actividad
cambial y el crecimiento longitudinal del brote; la iniciación de
laactividad cambial en la primavera depende de la presencia de yemas en
expansión y hay claras señales de que las hojas en desarrollo
mandan auxina a las regiones del tronco situadas por debajo. Cuando cesa el
crecimiento longitudinal se acusa una fuerte caída en la
producción de auxina y en las frondosas de «poro difuso» la
formación de madera
cesa normalmente al mismo tiempo. En las especies con «poros formando
anillos» el cese del
crecimiento longitudinal parece señalar el momento de transición
entre la formación de leño de primavera y de otoño. La
auxina necesaria para la división cambial durante la formación de
leño de otoño parece provenir de las hojas maduras. En algunas
coníferas, como
especies de Pinus, la división cambial continúa mucho
después de haber cesado el crecimiento longitudinal y también aquí
es posible que las acículas produzcan la auxina necesaria. Larson (1962)
ha realizado un detallado estudio de la transición leño
temprano-leño tardío en las coníferas y sacó la
conclusión de que las variaciones en los caracteres de las traqueidas
pueden relacionarse con cambios en el nivel de producción de auxina en
las acículas, respondiendo al fotoperíodo u otros factores
ambientales.
Aunque estos estudios sobre la misión de los factores hormonales en la
actividad cambial y diferenciación del xilema representan una
aportación valiosa a la explicación de estos fenómenos,
quedan aún numerosos problemas por resolver, especialmente en
relación con la mejora genética de la calidad de la madera: Por
ejemplo, necesitamos conocer qué factores importantes «internos»
y «externosx> controlan el grosor de la pared celular en el
leño. Se ha comenzado a trabajar en esta dirección con varias
coníferas (Wodzicki, 1961; Richardson, 1963), pero se necesita mucho
mas. Nuestro conocimiento de la bioquímica de la formación
de la pared avanza continuamente, pero el conocimiento de la biosíntesis
de la celulosa es aún muy incompleto. Necesitamos también conocer
mejor qué es lo que determina la longitud de fibra y traqueida, y
especialmente a qué se deben los cambios de longitud de fibra y
traqueida que tienen lugar con la edad. Si fuese posible predecir por un
estudio de las características de la fibra o traqueida en los primeros
años de la planta, la calidad de la madera
del
arbol maduro, la selección y mejora genética por la calidad
sería mucho mas rapida y eficaz. Este tema es discutido
con mas detalle en el Capítulo 9. Existe, como
ha señalado Richardson (1960), necesidad
de mas investigación en el campo general de la
«anatomía fisiológica de la madera».
En esta discusión se enfocó la atención hacia los factores
hormonales de la actividad cambial, pero como señala Kozlowski, son
importantes otros factores, teles como la disponibilidad de agua; de hecho, de
cualquier factor que se vuelva límite puede decirse que «regula la
actividad cambial (Kozlowski, 1963).
Se admite, generalmente, que el crecimiento radial esta determinado por
las condiciones ambientales, en especial por la intensidad de luz, temperatura,
nutrición mineral y agua del
suelo. También puede suceder que, del
mismo modo que el crecimiento en altura puede estar limitado por la modalidad
delcrecimiento longitudinal de la especie, así el crecimiento radial
podría a veces estar limitado por factores internos teles como los niveles
hormonales. Esta posibilidad merece ser mas estudiada.
Fisiología de la floración
El estado actual de conocimientos en relación con la fisiología
de la floración ha sido tratado extensamente por Kozlowski (1963), por
lo que este tema no sera de nuevo discutido aquí, excepto en
relación con el problema de la fase juvenil de las plantas
leñosas. La existencia de un período juvenil durante el cual no
se da la floración es uno de los obstaculos mayores con que
tropiezan los mejoradores de arboles. Este problema ha sido objeto de
investigación recientemente, pero aún no se conoce bien su base
fisiológica. Sin embargo, se han esclarecido varios hechos que pueden
servir de punto de partida para el trabajo posterior. Se plantea la
cuestión de si para alcanzar la condición de floración es
necesario alcanzar un cierto tamaño, o si el arbol necesita pasar
por un cierto número de ciclos de actividad y reposo. Esta
cuestión ha sido aclarada para varias especies (Longman y Wareing, 1959;
Robinson, 1962). Tres series de plantitas de Betula verrucosa fueron
cultivadas bajo una de las tres condiciones siguientes:
1. crecimiento continuo bajo días largos;
2. crecimiento periódico alternando días largos, días
cortos y frío (para vencer el letargo);
3. condiciones normales de longitud de día y temperatura.
Las plantas de la primera serie (en crecimiento continuo) alcanzaron
aproximadamente 3 m. de altura a los 12 meses de la siembra y
entoncescomenzaron a florecer. En las otras series no habían florecido
cuando se interrumpió el experimento después de 27 meses; para entonces
la serie segunda había recibido 7 ciclos de crecimiento y descanso.
Así pues, parece ser que no son necesarios los ciclos periódicos
de crecimiento y reposo para que las plantas de abedul alcancen la
condición adulta de floración y que la floración se
presentara cuando se alcanza un determinado tamaño, aunque el
crecimiento sea continuo. Resultados semejantes se obtuvieron con Larix
y frambueso (Ribes rubrum).
Es importante distinguir entre la entrada en la madurez para producir flores y la iniciación de los primordios florales.
Es bien sabido que puede no haber iniciación floral en ciertas especies
todos los años (como
ejemplo puede servir Papas sylvatica) aun cuando se haya alcanzado la
condición de adulto. EnBetula ocurre que los días largos
promueven la floración y por tanto las mismas condiciones de longitud de
día favorecen tanto al crecimiento vegetativo como a la floración. Pero esto no es
lo mismo para todas las especies. En las matas adultas de frambuesa los
días cortos promueven la floración. Las plantitas de frambuesa
precisan vivir primero bajo días largos hasta que alcanzan el
tamaño maximo para florecer y entonces someterlas a días
cortos, bajo los cuales tiene lugar la inducción de flores. En Larix
leptolepis, por otro lado, la iniciación floral se favorece guiando
los brotes horizontalmente o curvandolos hacia abajo (Longman y Wareing,
1958). En esta especie se provocó la floración a los 3 ó 4
años de la siembra, haciendo crecer alprincipio las plantas tan
rapidamente como fue posible en un invernadero, sometidas a días
largos, hasta que alcanzaron una altura de 3 m. aproximadamente, colocando
después la planta entera horizontalmente. Tales plantas horizontales
florecieron mientras los «testigos» verticales no dieron flores. En consecuencia, desde un punto de vista
practico, el tratamiento mas efectivo para inducir la
floración temprana de las plantas parece ser hacerlas crecer primero
hasta un cierto tamaño lo mas rapidamente posible y
someterlas después a condiciones diversas, inductoras de
floración, que variaran de una especie a otra. Algunas de las
condiciones ambientales y de otro género, favorables a la
floración, una vez alcanzada la condición de adulto, se describen
en el Capítulo 10 de este informe.
Para conocer mas íntimamente el fenómeno de «cambio
de fase x>, es importante estudiar ahora las diferencias fisiológicas
y bioquímicas entre las fases juvenil y adulta y la naturaleza de los
factores que regulan el cambio de fase, es decir, la base fisiológica del factor
tamaño. El descubrimiento interesante de que sometidas a tratamiento con
acido giberélico plantas adultas de hiedra (Hedera
helix) experimentan la reversión a la condición juvenil
(Robbins, 1957), mientras que el tratamiento de plantas juveniles
de Eucalyptus provoca la transición a la condición de
adulto (Scurfield y Moore, 1958), parece indicar que los factores hormonales
son importantes en el cambio de fase.
La importancia de los factores hormonales en la floración de especies
arbóreas es puesta también de manifiesto por losestudios
interesantísimos de los investigadores japoneses sobre los efectos del acido
giberélico en la promoción de la floración de ciertas
coníferas. Este trabajo se resume en la comunicación de Sato
(1963).
Problemas de la semilla
Limitaciones de espacio impiden tratar detalladamente los numerosos problemas
fisiológicos interesantes que plantean las semillas de especies
forestales. Aunque se tienen datos muy incompletos todavía sobre el
fenómeno del letargo de la semilla,
especialmente en lo que se refiere al enfriamiento invernal, aumenta
continuamente nuestro conocimiento del
papel desempeñado por los inhibidores y promotores endógenos de
la germinación. Villiers (1961) ha resumido recientemente el estado
actual de conocimientos sobre la fisiología del letargo en semillas forestales.
Algunos de los problemas practicos mas importantes guardan
relación con el almacenamiento y longevidad de las semillas forestales,
habiendo sido revisada en forma exhaustiva la literatura sobre este tema por
Holmes y Buszewicz (1958). Se conoce muy poco sobre los cambios
bioquímicos que tienen lugar durante el almacenamiento, aunque hayan
sido determinadas con algún detalle las condiciones mas
favorables para almacenar semilla de arboles, teles como humedad y temperatura bajas.
Fisiología del enraizamiento en brinzales y estacas
Cuando se trasplantan brinzales en el vivero y finalmente al monte, a su
emplazamiento definitivo, el éxito depende evidentemente de que las
plantitas sean capaces de regenerar raíces en su nueva posición
antes de que padezcan excesivamente por falta de agua; lamayoría de las
perdidas en esta etapa son debidas a la desecación de las plantitas
antes del establecimiento de nuevas raíces. Considerando la enorme
importancia que tiene en la practica este asunto, sorprende la poca
atención que se ha prestado a la fisiología del desarrollo de raíces en los
arboles. Se ha determinado empíricamente que ciertas
épocas del
año son mas favorables para el trasplante que otras, pero apenas
se encuentran estudios fisiológicos sobre esta cuestión.
Para que agarre un brinzal trasplantado es
claramente necesario que la actividad radical se reanude rapidamente,
incluyendo el crecimiento de las raíces existentes y la
iniciación de raíces laterales nuevas. La iniciación de
raíces secundarias parece implicar tanto el factor auxina como algún otro no
conocido (Torrey, 1956). No se sabe si la auxina presente en esta
iniciación de raíz es suministrada por los brotes del tallo o por el mismo
sistema radical. Richardson (1958) observó, sin embargo, que la
formación de raíces secundarias en Acer saccharinum en
la primavera se estimulaba por la presencia de yemas en el tallo y que, en los
brinzales desyemados, el efecto de las yemas podía ser sustituido por la
auxina aplicada. En esta especie, por tanto, los crecimientos de raíces
y tallos parecen estar íntimamente relacionados a través de
factores hormonales.
Los hechos relacionados con la periodicidad estacional del crecimiento de la
raíz de los arboles dan lugar a controversia, pretendiendo
algunos autores que el crecimiento radical se da en cualquier época del
año cuando las condiciones de temperatura yhumedad del suelo son
adecuadas, mientras que otros defienden que hay indicios de una periodicidad de
naturaleza endógena (véase Ladefoged, 1946) en el crecimiento de
la raíz. Como Richardson (op. cit.)señala, este
conflicto en parte puede ser debido a no distinguir entre el letargo
«impuesto»y el «fisiológico». Richardson descubrió ne Acer
saccharinumque el crecimiento radical cesaba con la caída de la hoja en
otoño, pero se reanudaba en primavera antes de que fuese detestable
ningún crecimiento de yema. Sin embargo, era necesario el vencimiento del letargo de las yemas
por enfriamiento antes de que empezase el crecimiento de la raíz, y si
se procedía al desyemado se frustraba este crecimiento. Así pues,
parece necesaria la presencia de yemas sin letargo para la iniciación del crecimiento
primaveral de las raíces en esta especie.
Aunque en las coníferas los hechos relacionados con la periodicidad del
crecimiento radical son confusos, en ciertas especies
de Pinus aparecen maximos de crecimiento en primavera,
seguidos por un período de quietud durante el alargamiento del tallo y
después por una segunda expansión de la actividad radical durante
julio-septiembre (Wight, 1933; Nelson, 1963). La ausencia de la actividad
radical durante el alargamiento del tallo en la primavera constituye
evidentemente un riesgo para los brinzales recientemente trasplantados e indica
que el trasplante debe ser efectuado con suficiente antelación al
movimiento de las yemas para permitir algún crecimiento de las
raíces en la primavera, o bien, ser retrasado hasta mas tarde en
la estación, paracoincidir con el período usual de actividad
radical. Aunque se conoce muy poco sobre la periodicidad del crecimiento de la
raíz en las coníferas, la dificultad para establecer ciertas
especies en la primavera puede muy bien ser debido a poseer modalidades
semejantes en crecimiento de raíz a las de Pinus. Dada la
trascendencia económica que tiene este tema, es urgente la necesidad de
aumentar los conocimientos fundamentales relacionados con el mismo.
Es cuestión estrechamente vinculada con la anterior la formación
de raíces adventicias en los tallos de las estacas. A pesar de haber
sido hechas numerosas investigaciones en fruticultura sobre enraizamiento de
estacas, causa sorpresa la escasez de conocimientos sobre su base
fisiológica. Considerando primeramente el enraizamiento de estacas de
especies frondosas, es conveniente distinguir entre estacas cogidas en estado
de reposo invernal («estacas de invierno») y las cogidas cuando
tienen hoja en verano («estacas de verano»). Se sabe de antiguo,
que el enraizamiento de estacas de invierno se ve muy estimulado por la
presencia de yemas reventando en primavera y se ha admitido generalmente que
las yemas suministran hormonas endógenas que se acumulan en la base de
la estaca y promueven la formación de raíces. En especies de la
zona templada sólo las yemas sin letargo (esto es, que han experimentado
frío) estimulan el enraizamiento; si las estacas de invierno se toman en
otoño y se mantienen bajo condiciones de suficiente calor, la respuesta
de enraizamiento es muy pobre; si, por el contrario, se mantienen al principio
en frío de 0° a 5°C(32-41°F) durante varias semanas para
vencer el letargo de las yemas, entonces teles estacas enfriadas dan
facilmente raíces al ser colocadas en condiciones de calor. En
los climas templados las necesidades de enfriamiento se satisfacen por la
temperatura normal del invierno, pero en regiones de invierno muy suave el
letargo de las yemas puede no desaparecer completamente y puede ser aconsejable
el enfriamiento artificial de las estacas antes de la plantación. En el
Reino Unido, las estacas con letargo o estacas de «invierno»
de Populus X canescens no arraigan con facilidad, pero se
vio que exponiendo el material durante 16 semanas a enfriamiento en un
refrigerador se mejoraba mucho su enraizamiento subsiguiente (Wareing y Smith,
1962).
En vista del efecto estimulante de las yemas hinchadas sobre el enraizamiento
de las estacas de invierno y de que las hojas jóvenes en
expansión parecen ser fuentes ricas en producción de auxina,
podría esperarse que las estacas foliadas de verano, en crecimiento
activo, enraizasen mas facilmente que los brotes que han
terminado en crecimiento longitudinal, pero la cosa no parece ser así.
Una vez presentes las hojas maduras, parece haber poca diferencia entre que las
yemas estén en crecimiento activo o sean durmientes (Wareing y Smith,
1963). Esto parece indicar que las hojas maduras pueden suministrar la auxina
endógena necesaria para el enraizamiento. Se sabe bien que varios
factores ambientales teles como la intensidad de luz y la temperatura afectan
al enraizamiento de las estacas. Recientemente se ha descubierto que
también lascondiciones de duración diurna ejercen una influencia
marcada en el enraizamiento de las estacas foliadas (Nitsch, 1957) y cuando
éstas se mantienen en condiciones de ambiente reguladas (en «cultivo
bajo niebla» por ejemplo), puede ser ventajoso aumentar el período
diurno natural en primavera y otoño mediante iluminación
artificial.
En la practica forestal, la propagación vegetativa por estacas se
emplea con mayor frecuencia en los Populus, en alguna de cuyas
especies el enraizamiento esta muy favorecido por los primordios
radicales ya presentes en la corteza primaria de los tallos originales. Sin
embargo, con el advenimiento de nuevas técnicas, teles como el empleo de
hormonas y «cultivo bajo niebla» es posible provocar el
enraizamiento de especies de muchas clases incluyendo muchas coníferas,
siendo de esperar mas adelantos todavía en teles técnicas
a consecuencia de nuevos estudios fisiológicos. Por ejemplo,
sería provechoso dedicar investigación basica a la
explicación de los fenómenos de edad asociados con la
pérdida de la capacidad de arraigamiento de las estacas del tallo en
comparación con la facilidad con que se consigue en las estacas sacadas
de brinzales muy jóvenes. Esta capacidad del material juvenil
esta muy generalizada entre las especies leñosas y puede que
tenga también una explicación general. Aunque todavía no
es económico el empleo de material clonal para las repoblaciones
ordinarias, puede tener aplicación para criar patrones clonales
destinados a huertos para semilla y otros fines especiales.
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