PLAN DE
SAN LUIS POTOSÍ
Los pueblos, en su esfuerzo constante porque triunfen los
ideales de libertad y justicia, se ven precisados en determinados momentos
históricos a realizar los mayores sacrificios.
Nuestra querida Patria ha llegado a uno de esos momentos: una tiranía
que los mexicanos no estabamos acostumbrados a sufrir, desde que
conquistamos nuestra Independencia, nos oprime de tal
manera, que ha llegado a hacerse intolerable. En cambio de esta tiranía
se nos ofrece la paz, pero es una paz vergonzosa para el pueblo mexicano,
porque no tiene por base el derecho, sino la fuerza; porque no tiene por objeto
el engrandecimiento y prosperidad de la Patria, sino enriquecer un
pequeño grupo que, abusando de su influencia, ha convertido los puestos
públicos en fuente de beneficios exclusivamente personales, explotando
sin escrúpulos las concesiones y contractos lucrativos.
Tanto el poder Legislativo como el Judicial estan completamente
supeditados al Ejecutivo; la división de los poderes, la
soberanía de los Estados, la libertad de los Ayuntamientos y los
derechos del ciudadano solo existen escritos en nuestra Carta Magna; pero, de
hecho, en México casi puede decirse que reina constantemente la Ley
Marcial; la justicia, en vez de impartir su protección al débil,
solo sirve para legalizar los despojos que comete el fuerte; los jueces, en vez
de ser los representantes de la Justicia, son agentes del Ejecutivo, a cuyos
intereses sirven fielmente; las camaras de la Unión no tienen
otra voluntad quela del Dictador; los gobernadores de los Estados son
designados por él, y ellos a su vez designan e imponen de igual manera a
las autoridades municipales.
De esto resulta que todo el engranaje administrativo, judicial y legislativo
obedece a una sola voluntad, al capricho del general Porfirio Díaz,
quien en su larga administración ha demostrado que el principal
móvil que lo guía es mantenerse en el poder y a toda costa.
Hace muchos años se siente en toda la República profundo
malestar, debido a tal régimen de Gobierno;
pero el general Díaz, con gran astucia y perseverancia, había
logrado aniquilar todos los elementos independientes, de manera que no era
posible organizar ninguna clase de movimiento para quitarle el poder de que tan
mal uso hacía. El mal se agravaba constantemente, y el decidido
empeño del general Díaz de imponer a la Nación un sucesor,
y siendo este el señor Ramón Corral, llevó ese mal a su
colmo y determinó que muchos mexicanos, aunque carentes de reconocida
personalidad política, puesto que había sido imposible
labrarsela durante 36 años de Dictadura, nos lanzaramos a
la lucha, intentado reconquistar la soberanía del pueblo y sus derechos
en el terreno netamente democratico.
Entre otros partidos que tendían al mismo fin, se organizó el
Partido Nacional Antirreeleccionista, proclamando los principios de SUFRAGIO
EFECTIVO Y NO REELECCIÓN, como únicos capaces de salvar a la
República del inminente peligro con que la amenazaba la
prolongación de una dictadura cada día mas onerosa,mas
despótica, y mas inmoral.
El pueblo mexicano secundó eficazmente a ese partido y, respondiendo el
llamado que se hizo, mandó a sus representantes a una Convención,
en la que también estuvo representado el Partido Nacional
Democratico, que así mismo interpretaba los anhelos populares.
Dicha Convención designó sus candidatos para la Presidencia y
Vicepresidencia de la República, recayendo esos nombramientos en el
señor Dr. Francisco Vazquez Gómez y en mí para los
cargos respectivos de Vicepresidente y Presidente de la República.
Aunque nuestra situación era sumamente desventajosa porque nuestros
adversarios contaban con todo el elemento oficial, en el que se apoyaban sin
escrúpulos, creímos de nuestro deber, para servir la causa del
pueblo, aceptar tan honrosa designación. Imitando las sabias costumbres
de los países republicanos, recorrí parte de la República
haciendo un llamamiento a mis compatriotas. Mis giras
fueron verdaderas marchas triunfales, pues por donde quiera el pueblo,
electrizado por las palabras magicas de SUFRAGIO EFECTIVO Y NO
REELECCIÓN, daba pruebas evidentes de su inquebrantable
resolución de obtener el triunfo de tan salvadores principios. Al fin, llegó
un momento en que el general Díaz se dió cuenta de la verdadera
situación de la República y comprendió que no podía
luchar ventajosamente conmigo en el campo de la Democracia, y me mandó
reducir a prisión antes de las elecciones, las que se llevaron a cabo
excluyendo al pueblo de los comicios por medio de la violencia,llenando las prisiones de ciudadanos independientes y
cometiendo los fraudes mas desvergonzados.
En México, como
República Democratica, el poder público no puede tener
otro origen ni otra base que la voluntad nacional, y esta no puede ser
supeditada a fórmulas llevadas a cabo de un modo fraudulento.
Por este motivo el pueblo mexicano ha protestado contra la ilegalidad de las
últimas elecciones; y queriendo emplear sucesivamente todos los recursos
que ofrecen las leyes de la República en la debida forma, pidió
la nulidad de las elecciones ante la Camara de Diputados, a pesar de que
no reconocía a dicho cuerpo un origen legítimo y de que
sabía de antemano que, no siendo sus miembros representantes del pueblo,
solo acatarían la voluntad del general Díaz, a quien
exclusivamente deben su investidura.
En tal estado las cosas, el pueblo, que es el único soberano,
también protestó de un modo enérgico contra las elecciones
en imponentes manifestaciones llevadas a cabo en diversos puntos de la
República, y si éstas no se generalizaron en todo el territorio
nacional fue debido a terrible presión ejercida por el gobierno, que
siempre ahoga en sangre cualquier manifestación democratica, como
pasó en Puebla, Veracruz, Tlaxcala, México, y otras partes.
Pero esta situación violenta e ilegal no puede
subsistir mas.
Yo he comprendido muy bien que si el pueblo me ha designado como su candidato
para la Presidencia, no es porque haya tenido la oportunidad de descubrir en mi
las dotes del estadista o del gobernante,sino la
virilidad del patriota resuelto a sacrificarse, si es preciso, con tal de
conquistar la libertad y ayudar al pueblo a librarse de la odiosa
tiranía que lo oprime.
Desde que me lancé a la lucha democratica sabía muy bien
que el general Díaz no acataría la voluntad de la Nación,
y el noble pueblo mexicano, al seguirme a los comicios, sabía
también perfectamente el ultraje que le esperaba; pero a pesar de ello,
el pueblo dio para la causa de la libertad un numeroso contingente de
martires cuando estos eran necesarios, y con admirable estoicismo
concurrió a las casillas a recibir toda clase de vejaciones.
Pero tal conducta era indispensable para demostrar al
mundo entero que el pueblo mexicano esta apto para la democracia, que
esta sediento de libertad, y que sus actuales gobernantes no responden a
sus aspiraciones.
Ademas, la actitud del pueblo antes y durante las elecciones, así
como después de ellas, demuestra claramente que rechaza con
energía al Gobierno de general Díaz y que, si se hubieran
respetado esos derechos electorales, hubiese sido yo electo para la Presidencia
de la República.
En tal virtud, y haciéndome eco de la voluntad nacional, declaro
ilegales las pasadas elecciones, y quedando por tal motivo la República sin
gobernantes legítimos, asumo provisionalmente la Presidencia de la
República, mientras el pueblo designa conforme a la ley sus gobernantes.
Para lograr este objeto es preciso arrojar del poder a los audaces
usurpadores que por todo título de legalidad ostentan unfraude
escandaloso e inmoral.
Con toda honradez declaro que consideraría una debilidad de mi parte y
una traición al pueblo que en mi ha depositado su confianza no ponerme
al frente de mis conciudadanos, quienes ansiosamente me llaman, de todas partes
del
país, para obligar al general Díaz, por medio de las armas, a que
respete la voluntad nacional.
El Gobierno actual, aunque tiene por origen la violencia y el fraude, desde el
momento que ha sido tolerado por el pueblo, puede tener para las naciones
extranjeras ciertos títulos de legalidad hasta el 30 del mes entrante en
que expiran sus poderes; pero como es necesario que el nuevo gobierno dimanado
del último fraude no pueda recibirse y del poder, o por los menos se
encuentre con la mayor parte de la Nación protestando con las armas en
la mano, contra esa usurpación, he designando el DOMINGO 20 del entrante
Noviembre para que de las seis de la tarde en adelante, en todas las
poblaciones de la República se levanten en armas bajo el siguiente
PLAN
1o. Se declaran nulas las elecciones para Presidente y Vicepresidente de la
República, Magistrados a la Suprema Corte de la Nación y
Diputados y Senadores, celebradas en Junio y Julio del corriente año.
2o. Se desconoce al actual Gobierno del general Díaz, así como a
todas las autoridades cuyo poder debe dimanar del voto popular, porque
ademas de no haber sido electas por el pueblo, han perdido los pocos
títulos que podían tener de legalidad, cometiendo y apoyando, con
los elementos que el pueblo puso a sudisposición para la defensa de sus
intereses, el fraude electoral mas escandaloso que registra la historia
de México.
3o. Para evitar hasta donde sea posible los transtornos inherentes a todo
movimiento revolucionario, se declaran vigentes, a reserva de reformar
oportunamente por los medios constitucionales aquellas que requieran reformas,
todas las leyes promulgadas por actual administración y sus reglamentos
respectivos, a excepción de aquellas que manifiestamente se hallen en
pugna con los principios proclamados en este Plan. Igualmente se
exceptúan las leyes, fallos de tribunales y decretos que hayan
sancionado las cuentas y manejos de fondos de todos los funcionarios de la
administración porfirista en todos los ramos; pues tan pronto como la
revolución triunfe, se iniciara la formación de comisiones
de investigación para dictaminar acerca de las responsabilidades en que
hayan podido incurrir los funcionarios de la Federación, de los Estados
y de los Municipios.
En todo caso seran respetados los compromisos contraídos por la
administración porfirista con gobiernos y corporaciones extranjeras
antes del 20 del entrante.
Abusando de la ley de terrenos baldíos, numerosos pequeños
propietarios, en su mayoría indígenas, han sido despojados de sus
terrenos, por acuerdo de la Secretaría de Fomento, o por fallos de los
tribunales de la República. Siendo de toda justicia restituir a sus
antiguos poseedores los terrenos de que se les despojó de un modo tan
arbitrario, se declaran sujetas a revisión talesdisposiciones y fallos y
se les exigira a los que los adquirieron de un modo tan inmoral, o a sus
herederos, que los restituyan a sus primitivos propietarios, a quienes
pagaran también una indemnización por los perjuicios
sufridos. Solo en caso de que esos terrenos hayan pasado a tercera persona
antes de la promulgación de este Plan, los
antiguos propietarios recibiran indemnización de aquellos en cuyo
beneficio se verificó el despojo.
4o. Ademas de la Constitución y leyes vigentes, se declaran Ley
Suprema de la República el principio de NO REELECCIÓN de
Presidente y Vicepresidente de la República, de los Gobernadores de los
Estados y de los Presidentes Municipales, mientras se hagan las reformas
constitucionales respectivas.
5o. Asumo el caracter de Presidente Provisional de los Estados Unidos
Mexicanos con las facultades necesarias para hacer la guerra al Gobierno
usurpador del
general Díaz.
Tan pronto como la capital de la República y mas de la mitad de
los Estados de la Federación estén en poder de las fuerzas del
Pueblo, el Presidente Provisional convocara a elecciones generales
extraordinarias para un mes después y entregara del poder al
Presidente que resulte electo, tan luego como sea conocido el resultado de la
elección.
6o. El Presidente Provisional, antes de entregar el poder, dara cuenta
al Congreso de la Unión del uso que haya hecho
de las facultades que le confiere el presente Plan.
7o. El día 20 de noviembre, desde las seis de la tarde en adelante,
todos los ciudadanos de laRepública tomaran las armas para arrojar
del poder a las autoridades que actualmente gobiernan. Los
pueblos que estén retirados de las vías de comunicación lo
haran desde la víspera.
8o. Cuando las autoridades presenten resistencia armada, se les
obligara por la fuerza de las armas a respetar la voluntad popular, pero
en este caso las leyes de la guerra seran rigurosamente observadas,
llamandose especialmente la atención sobre las prohibiciones
relativas a no usar balas explosivas ni fusilar a los prisioneros. También se llama la atención respecto al deber de
todo mexicano de respetar a los extranjeros en sus personas e intereses.
9o. Las autoridades que opongan resistencia a la realización
de este Plan seran reducidas a prisión para que se les juzgue por
los tribunales de la República cuando la revolución haya
terminado. Tan pronto como cada ciudadano del pueblo recobre su libertad, se
reconocera como autoridad legítima provisional al principal jefe
de las armas, con facultad de delegar sus funciones en algún otro ciudadano
caracterizado, quien sera confirmado en su cargo o removido por el
Gobierno Provisional.
Una de las principales medidas del Gobierno
Provisional sera poner en libertad a todos los presos políticos.
10. El nombramiento de Gobernador Provisional de cada Estado que haya sido ocupado
por las fuerzas de la revolución sera hecho por el Presidente
Provisional. Este Gobernador tendra la estricta obligación de
convocar a elecciones para Gobernador Constitucional del
Estado, tan prontocomo sea posible, a juicio del Presidente Provisional. Se
exceptúan de esta regla los Estados que de dos años a esta parte han sostenido campañas
democraticas para cambiar de gobierno, pues en estos se
considerara como Gobernador provisional
al que fue candidato del
pueblo siempre que se adhiera activamente a este Plan.
En caso de que el Presidente Provisional no haya hecho el nombramiento de
Gobernador, que este nombramiento no haya llegado a sus destino o bien que el
agraciado no aceptara por cualquiera circunstancia, entonces el Gobernador
sera designado por votación de todos los Jefes de las armas que
operan en el territorio del Estado respectivo, a reserva de que su nombramiento
sea ratificado por el Presidente Provisional tan pronto como sea posible.
11o. Las nuevas autoridades dispondran de todos los fondos
que se encuentren en todas las oficinas públicas para los gastos
ordinarios de la administración; para los gastos de la guerra,
contrataran empréstitos voluntarios o forzosos. Estos últimos solo con ciudadanos o instituciones
nacionales. De estos empréstitos se
llevara una cuenta escrupulosa y se otorgaran recibos de debida
forma a los interesados a fin de que al triunfar la revolución se les
restituya lo prestado.
Transitorio. A. Los jefes de las fuerzas voluntarias
tomaran el grado que corresponda al número de fuerzas a su mando.
En caso de operar fuerzas voluntarias y militares unidas, tendra el
mando de ellas el mayor de graduación, pero en
caso de que ambos jefes tengan el mismogrado, el mando sera del jefe militar.
Los jefes civiles disfrutaran de dicho nombramiento mientras dure la
guerra, y una vez terminada, esos nombramientos, a solicitud de los
interesados, se revisaran por la Secretaría de Guerra, que los
ratificara en su grado o los rechazara, según sus méritos.
B. Todos los jefes, tanto civiles como militares, haran guardar a sus
tropas la mas estricta disciplina, pues ellos seran responsables
ante el Gobierno Provisional de los desmanes que cometan las fuerzas a su
mando, salvo que justifiquen no haberles sido posible contener a sus soldados y
haber impuesto a los culpables el castigo merecido.
Las penas mas severas seran aplicadas a
quienes saqueen alguna población o que maten a prisioneros indefensos.
C. Si las fuerzas y autoridades que sostienen al general Díaz fusilan a
los prisioneros de guerra, no por eso y como represalia se hara los
mismo con los de ellos que caigan en poder nuestro; pero en cambio seran
fusilados, dentro de las 24 horas y después de un juicio sumario, las
autoridades civiles y militares al servicio del general Díaz que una vez
estallada la revolución hayan ordenado, dispuesto en cualquiera forma,
trasmitido la orden o fusilado a alguno de nuestros soldados.
De esa pena no se eximiran ni los mas altos funcionarios, la
única excepción sera el general Díaz y sus ministros,
a quienes en caso de ordenar dichos fusilamientos o permitirlos, se les
aplicara la misma pena, pero después de haberlos juzgado por los
tribunales de la República,cuando ya haya
terminado la Revolución.
En caso de que el general Díaz disponga que sean respetadas las leyes de
guerra, y que se trate con humanidad a los prisioneros que caigan en sus manos,
tendra la vida salva; pero de todos modos debera responder ante
los tribunales de como ha manejado los caudales de la Nación y de como
ha cumplido con la ley.
D. Como es requisito indispensable en las leyes de la guerra que las tropas
beligerantes lleven algún uniforme o distintivo y como sera
difícil uniformar a las numerosas fuerzas del pueblo que van a tomar
parte en la contienda, se adoptara como distintivo de todas las fuerzas
libertadoras, ya sean voluntarias o militares, un listón tricolor, en el
tocado o en el brazo.
CONCIUDADANOS: Si os convoco para que tomeis las armas y derroqueis al Gobierno
del general Díaz, no es solamente por el atentado que cometió
durante las ultimas elecciones, sino para salvar a la Patria del porvenir
sombrío que le espera continuando bajo su dictadura y bajo el gobierno
de la nefasta oligarquía científica, que sin escrúpulo y a
gran prisa estan absorbiendo y dilapidando los recursos nacionales, y si
permitimos que continúe en el poder, en un plazo muy breve habran
completado su obra: habra llevado al pueblo a la ignominia y lo
habra envilecido; le habran chupado todas sus riquezas y dejado
en la mas absoluta miseria; habran acusado la bancarrota de
nuestra Patria, que débil, empobrecida y maniatada se encontrara
inerme para defender sus fronteras, su honor y susinstituciones.
Por lo que a mi respecta, tengo la conciencia tranquilla y nadie podra
acusarme de promover la revolución por miras personales, pues
esta en la conciencia nacional que hice todo los posible para llegar a
un arreglo pacífico y estuve dispuesto hasta a renunciar mi candidatura
siempre que el general Díaz hubiese permitido a la Nación
designar aunque fuese al Vicepresidente de la República; pero, dominado
por incomprensible orgullo y por inaudita en una revolución antes de
ceder un apice, antes de devolver al pueblo un atomo de sus
derechos, antes de cumplir, aunque fuese en las postrimerías de su vida,
parte de las promesas que hizo en la Noria y Tuxtepec.
Él mismo justificó la presente revolución cuando dijo:
'Que ningún ciudadano se imponga y perpetúe en el ejercicio del poder y esta
sera la última revolución.'
Si en el animo del general Díaz hubiesen pesado mas los
intereses de la Patria que los sórdidos intereses de él y de sus
consejeros, hubiera evitado esta revolución, haciendo algunas
concesiones al pueblo; pero ya que no lo hizo !Tanto mejor!!, el cambio
sera mas rapido y mas radical, pues el pueblo
mexicano, en vez de lamentarse como un cobarde, aceptara como un
valiente el reto, y ya que el general Díaz pretende apoyarse en la
fuerza bruta para imponerle un yugo ignominioso, el pueblo recurrira a
esa misma fuerza para sacudirse ese yugo, para arrojar a ese hombre funesto del
poder y para reconquistar su libertad.
San Luis
Potosí, octubre 5 de
1910.