Decir que vivimos en la edad de la ciencia, es un lugar común. Pero, como la
mayoría de los lugares comunes, sólo es verdad en parte. A
nuestros predecesores, si pudiesen ver nuestra sociedad, les apareceríamos,
sin duda, como
seres muy científicos, pero a nuestros sucesores es probable que suceda
justamente lo contrario. La ciencia, como factor en la vida humana, es
sumamente reciente. El arte estaba ya bien desarrollado antes de la
última época glacial, como sabemos por las admirables
pinturas rupestres. No podemos hablar con igual seguridad de la antigüedad
de la religión; pero es muy probable que sea contemporanea del
arte. Aproximadamente se puede suponer que ambos existen
desde hace ochenta mil años. La ciencia, corno fuerza importante,
comienza con Galileo y, por consiguiente, existe desde unos trescientos
años. En la primera mitad de este corto
periodo, fue como un anhelo de los eruditos, sin
afectar a los pensamientos o costumbres de los hombres corrientes. Sólo en los últimos
ciento cincuenta años es cuando la ciencia se ha convertido en un factor importante, que determina la vida cotidiana de
todo el mundo. En ese breve tiempo ha causado mayores
cambios que los ocurridos desde los días de los antiguos egipcios.
Ciento cincuenta años de ciencia han resultado
mas explosivos que cinco mil años de cultura precien
tífica. Sería absurdo suponer que elpoder
explosivo de la ciencia esta agotado o que ha alcanzado ya su
maximo. Es mucho mas probable que la ciencia
continúe durante los siglos venideros
produciendo cambios aún mas rapidos. Cabe suponer que al
final se lograra un nuevo equilibrio, bien cuando ya se sepa tanto, que
el término de una vida no sea suficiente para alcanzarlas fronteras del
conocimiento y, por consiguiente, los descubrimientos ulteriores deban aguardar
algún incremento considerable de longevidad; o bien cuando los hombres
se aburran del nuevo juguete y se cansen de emplear la energía necesaria
para el logro de los progresos científicos y se contenten con gozar de
los frutos de los investigadores anteriores, como los remotos romanos
disfrutaban de los acueductos construidos por sus antecesores. O también
pudiera suceder que toda sociedad científica fuese incapaz de estabilidad
y que un retorno a la barbarie sea condición
necesaria para la persistencia de la vida humana. Tales especulaciones, sin
embargo, son demasiado nebulosas para tener importancia practica. Lo que
es importante en el momento presente es que la influencia de la ciencia sobre
nuestros pensamientos, nuestras esperanzas y nuestras
costumbres, aumenta continuamente y es probable que aumente por lo menos
durante varios siglos. La ciencia, como su nombre indica, es, en
primer lugar, conocimiento. Por convenio, es conocimiento deun determinado
género, un conocimiento que busca leyes
generales relacionando ciertos hechos particulares. Gradualmente, sin embargo,
el aspecto de la ciencia como
conocimiento es desplazado a segundo término por el aspecto de la
ciencia como
poder manipulador. Por conferirnos la ciencia este
poder de manipulación es por lo que tiene mas importancia social
que el arte. La ciencia, como persecución de la
verdad, es igual, pero no superior, al arte. La ciencia como técnica,
aunque puede tener poco valor intrínseco, posee una importancia
practica a la que no puede aspirar el arte. La ciencia, como técnica, tiene una consecuencia,
cuyas derivaciones aún no estan del todo a la vista, a saber: que hace
posibles y aun necesarias nuevas formas de la sociedad humana. Ya ha modificado
profundamente las formas de las organizaciones económicas y las
funciones de los Estados; comienza a modificar la vida de la familia, y es casi
seguro que haga lo mismo en un grado mucho mayor en un
futuro no muy distante. Al considerar la influencia de la
ciencia sobre la vida humana, tenemos, por consiguiente, que considerar tres
aspectos mas o menos enlazados entre sí. El primero es la
naturaleza y objeto del conocimiento
científico; el segundo es el mayor poder de manipulación que se deriva
de la técnica científica; el tercero son los cambios en la vida
social y en las institucionestradicionales que resultan de las nuevas formas de
organización exigidas por la técnica científica. La
ciencia, como
conocimiento, es la razón fundamental de los otros dos aspectos, puesto
que todos los efectos que la ciencia produce son el resultado del conocimiento por ella conseguido. El
hombre hasta ahora se ha visto impedido de realizar sus esperanzas,
por ignorancia de los medios. A medida' que esta ignorancia
desaparece se capacita cada vez mejor para moldear su medio ambiente, su medio
social y su propio ser a las formas que juzga mejores. Mientras sea
sensato, este nuevo poder le sera beneficioso. Pero si el hombre es necio, le sera contraproducente.
Por consiguiente, para que una civilización científica sea una
buena civilización, es necesario que el aumento de conocimiento vaya
acompañado de un aumento de sabiduría.
Entiendo por sabiduría una concepción justa de los fines de la
vida. Esto es algo que la ciencia por sí misma no
proporciona. El aumento de la ciencia en sí
mismo no es, por consiguiente, bastante a garantizar ningún progreso
genuino, aunque suministre uno dé los ingredientes que el progreso
exige. En las paginas siguientes nos ocuparemos
de la ciencia mas que de la sabiduría. Es oportuno
recordar, sin embargo, que esta preocupación es parcial y necesita ser
corregida si ha de llevarse a cabo una contemplación equilibrada de la
vida humana.